Acto I
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Salen CÉFALO, de camino, y
FLORIS.
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CÉFALO |
Señora,
fálteme Dios |
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si hallo cosa en esta ausencia |
|
que pueda hacer resistencia |
|
al mal de faltarme vos. |
|
Y es para el alma
tan fuerte, |
5 |
que su consideración |
|
no tiene comparación |
|
con el rigor de la muerte. |
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Crece la tristeza
mía |
|
con tanta violencia, amor, |
10 |
que en el temor y el dolor |
|
mil veces muero en un
día. |
|
Yo llevo, en fin,
de los dos |
|
mayor soledad agora, |
|
que no estáis sola,
señora, |
15 |
acompañada de vos; |
|
que para
comparación |
|
de que en dolor me
igualáis, |
|
pues que vos con vos
estáis, |
|
mayores mis males son. |
20 |
Dad ventaja a mi
memoria |
|
de las penas que
sentís, |
|
porque donde vos vivís, |
|
¿qué puede haber
sino, gloria? |
|
Cesar la eterna
armonía |
25 |
de las esferas del cielo, |
|
alma del sol, que en el suelo |
|
cuanto vive engendra y
cría: |
|
Hacer eterna
amistad |
|
los elementos, parece |
30 |
decir que haceros merece |
|
mi presencia soledad. |
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No lo
creáis, pensamiento; |
|
máteme cuerdo el pesar, |
|
y no sin seso el pensar |
35 |
tan altos merecimientos. |
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FLORIS |
Si es cumplir la
obligación |
|
que a los discretos les dan |
|
el ser marido y galán, |
|
Céfalo, en esta
ocasión, |
40 |
como ya propia
mujer, |
|
viéndoos burlar y
partir, |
|
pondré el cuidado, en
sentir, |
|
no le pondré en
responder: |
|
y no diré
el sentimiento, |
45 |
si no es que celos me den |
|
para responder también |
|
vuestro mismo entendimiento. |
|
Que dicen que
suelen ser, |
|
con la fuerza del sentir, |
50 |
tan discretos en decir |
|
como necios en hacer. |
|
Sé que os
vais, y que no es justo |
|
que me obligue lo que os
culpa, |
|
porque no tiene disculpa |
55 |
quien se parte por su gusto. |
|
Y así, no
quiero admitir |
|
lo que vos me podéis
dar; |
|
que quien lo pudo excusar, |
|
¿cómo lo puede
sentir? |
60 |
Y aunque
galán presumáis |
|
quererme satisfacer, |
|
basta ser propia mujer |
|
para que no lo sintáis. |
|
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CÉFALO |
Vos
habéis, mi bien, caído |
65 |
en yerro en que muchas dan, |
|
que no puede amar galán |
|
el que posee marido; |
|
porque la
seguridad |
|
no quita fuerza al amor, |
70 |
que antes, en todo rigor, |
|
aumenta la voluntad; |
|
ni sé
qué pueda tener |
|
de discreto ni de grave |
|
el marido que no sabe |
75 |
ser galán de su mujer. |
|
Que adonde hay
entendimiento |
|
y discurso de razón, |
|
una justa posesión |
|
no quita el merecimiento. |
80 |
Que me parto por
mi gusto |
|
niego, pues voy tan forzado |
|
cuanto sé que causa he
dado, |
|
mi bien, a vuestro disgusto. |
|
No
presumáis tan cruel |
85 |
que mi amor en celos anda, |
|
pues el Príncipe me
manda |
|
ir a esta caza con él. |
|
¿Qué excusa pudiera dar |
|
que me pudiera valer? |
90 |
Que de la propia mujer |
|
nunca se admite el pesar. |
|
Porque, fuera de
perdelle, |
|
quedáramos mal los dos |
|
si dijera que por vos |
95 |
dejaba de obedecelle. |
|
|
|
FLORIS |
La disculpa no os
faltara |
|
si el gusto y la novedad |
|
para dejar la ciudad, |
|
a mis brazos no os forzara: |
100 |
mas no quiero
daros pena, |
|
que me voy pasando a dama, |
|
cosa que la buena fama |
|
en mujer propia condena. |
|
Y aunque al honor
fuera impropia, |
105 |
¡ay Dios, quién
supiera hacer |
|
que se pudiera perder |
|
esto de ser mujer propia! |
|
|
|
CÉFALO |
¡Oh,
qué donaire tan grande! |
|
¡Oh, qué imposible tan
nuevo! |
110 |
|
|
|
(Salen FABIO y
ELISA,
criados.)
|
FABIO |
Yo cumplo con lo que debo, |
|
si no es que quedar me mande. |
|
|
|
ELISA |
Bien te supieras
quedar |
|
si me tuvieras amor. |
|
|
|
FABIO |
No hay amor donde hay
señor, |
115 |
ni quedar donde hay mandar. |
|
|
|
|
FABIO |
No seas, Elisa, loca; |
|
que hay criados de la boca, |
|
que la sirven todo el
día, |
120 |
que en dando todo
señor |
|
en llamar siempre un criado, |
|
aquél es de su cuidado |
|
inmortal ejecutor. |
|
|
|
|
FABIO |
¿Qué es lo que
quieres?
|
125 |
|
|
|
FABIO |
Que ya
|
|
todo apercibido está. |
|
|
|
|
FABIO |
Lo primero los
rocines, |
|
aunque boca abajo
están, |
130 |
relinchos por gracias dan |
|
que al campo los encamines; |
|
el tuyo el bocado
muerde |
|
bañando el oro en
espuma, |
|
ya papagayo sin pluma |
135 |
todo vestido de verde; |
|
porque sin las
guarniciones, |
|
verdes por partes distintas, |
|
en crin y cola, mil cintas |
|
sirven de plumas y alones; |
140 |
yo llevo aquel
bayo a quien |
|
cubre el enmaderamiento, |
|
un pellejo macilento |
|
por quien las tripas se ven. |
|
Si ves el
rocín, señor, |
145 |
pensarás que han puesto
allí |
|
un viejo guadamací |
|
a un banco de un herrador. |
|
¡Por Dios,
que pienso que voy |
|
sobre la envidia a esta caza! |
150 |
|
|
|
FABIO |
Mi plaza
|
|
a quien la quisiere doy. |
|
|
|
|
FABIO |
Poco o nada;
|
|
presto tus ojos lo vean, |
|
sino es que los ciervos sean |
155 |
hechos de paja y cebada. |
|
De perros nos va
mejor, |
|
galgos, sabuesos y bracos, |
|
grandes, chicos, gordos,
flacos, |
|
que atados forman,
señor, |
160 |
una capilla
perruna |
|
en esa puerta, que es cosa |
|
insufrible. |
|
|
CÉFALO |
Dulce esposa,
|
|
yo voy corriendo fortuna |
|
en el mar de
vuestros ojos; |
165 |
no me aneguéis de esa
suerte, |
|
ni el sol que de ellos se
vierte |
|
eclipse nubes de enojos. |
|
Venid a verme
partir |
|
pues tan presto he de volver. |
170 |
|
|
FLORIS |
Temo que os he de perder, |
|
porque me suele decir |
|
el alma muchas
verdades. |
|
|
|
CÉFALO |
¿Perder por ir a cazar |
|
a un monte? ¡Qué
incierto mar |
175 |
para apartar voluntades! |
|
Venid, que el
Príncipe espera. |
|
|
|
|
|
ELISA |
Llorar ¡oh Fabio!
quisiera; |
180 |
pero tengo el
corazón |
|
encontrado con los ojos. |
|
|
|
FABIO |
Pues pescados sin remojos |
|
secos, incomibles son; |
|
no llores si hay
fe tan poca; |
185 |
que llorar y no sentir, |
|
es por los ojos mentir, |
|
que suele ser por la boca. |
|
|
|
|
(Salen el Príncipe de Tebas, DORISTEO, de caza, y PERSEO, privado suyo.)
|
DORISTEO |
Si sabes
qué es amor, sabrás, Perseo, |
|
que es siempre industrias
todo. |
190 |
|
|
PERSEO |
No sé de amor el modo, |
|
mas sé que amor es hijo del
deseo, |
|
y que para gozar lo que desea, |
|
no hay imposible que difícil
sea. |
|
|
|
DORISTEO |
Adoro la divina
prenda hermosa |
195 |
de Céfalo dichoso, |
|
imposible forzoso, |
|
por ser, como lo es ya, su casta
esposa: |
|
hoy al campo le llevo |
|
sin estimar lo que a mí
mismo debo. |
200 |
No a quitarle la
vida, porque fuera |
|
quitársela a su esposa: |
|
una industria amorosa |
|
me enseña a que le deje en
la ribera |
|
del mar, o entre las selvas
divertido, |
205 |
para que vuelva a pretender su
olvido; |
|
favor pido al
amor, Céfalo ausente, |
|
que ausencias suelen darle: |
|
no con dejar de amarle, |
|
con menos quiero yo que me
contente: |
210 |
hábleme sólo a
mí, sólo merezca |
|
mi amor, que sin amarme le
agradezca. |
|
Dos ojos tiene el
cielo: el verdadero |
|
se llama el sol dorado; |
|
con resplandor prestado |
215 |
sale la luna; pues lo mismo
quiero. |
|
Quiera a Céfalo bien,
¡qué desvarío! |
|
Y resplandor prestado será
el mío. |
|
|
|
PERSEO |
Si no supiera yo
lo que es amarte, |
|
divina Floris mía, |
220 |
fuera vana porfía |
|
sus experiencias presumir el
arte; |
|
el Príncipe te adora, y yo
en secreto, |
|
pero con esperanza a un mismo
efeto. |
|
Mas
¿quién tan atrevida y locamente |
225 |
al poder amoroso |
|
querrá oponer celoso |
|
su loco amor, si el Príncipe
le siente? |
|
Porque no sólo la lealtad
debida, |
|
que igual peligro correrá la
vida. |
230 |
|
|
DORISTEO |
¿Murmuras
de mi loco pensamiento, |
|
o por ventura piensas |
|
que igualará defensas |
|
Floris a su amoroso
atrevimiento? |
|
Pues ten por cierto (aunque parezca
loco) |
235 |
que, a ser posible, le tuviera en
poco. |
|
Armese Floris de
desdén conmigo, |
|
cubra el hermoso cielo |
|
de cristalino hielo, |
|
y los dioses me dan mayor
castigo |
240 |
que a quien hurtó su llama,
que no puedo, |
|
tener menos amor ni mayor
miedo. |
|
|
|
PERSEO |
Conmigo
estás, señor, tan disculpado, |
|
que de este pensamiento |
|
a tu merecimiento, |
245 |
si no te conociera, hubiera
dado |
|
aquel lugar que la naturaleza |
|
puso en tu sangre por mayor
grandeza. |
|
Ama a Floris
divina, al campo lleva |
|
a su engañado esposo; |
250 |
que amor es poderoso, |
|
y no es la industria en sus
intentos nueva: |
|
de los dioses que adoras en su
templo, |
|
los engaños de amor toman
ejemplo. |
|
Coronados de
flores, blanco Toro, |
255 |
pasó la mar a Europa, |
|
sin vela, o viento en popa, |
|
Júpiter, que otra vez en
lluvia de oro |
|
transformado, gozó de Danae
bella. |
|
|
|
DORISTEO |
Valed, engaños, mi amorosa
estrella. |
260 |
|
|
|
(Salen CÉFALO y FABIO.)
|
CÉFALO |
Déme,
señor, Vuestra Alteza |
|
los pies. |
|
|
DORISTEO |
¡Oh, Céfalo
amigo!
|
|
¡Ay celos, de amor
castigo! |
|
¡Ay, soberana belleza! |
|
¡Oh,
qué gran favor me has hecho |
265 |
en quererme acompañar! |
|
|
|
CÉFALO |
Esto es servirte, y mostrar |
|
que amor me debe tu pecho. |
|
|
|
DORISTEO |
El ser tan
recién casado, |
|
bien claro muestra que ha sido |
270 |
haberme favorecido |
|
y para siempre obligado. |
|
Quedará
Floris muy triste. |
|
|
|
CÉFALO |
Es discreta, y vió que es
justo |
|
servirte, porque en tu gusto |
275 |
todo el de los dos consiste; |
|
pero al fin, como
mujer, |
|
en lágrimas... |
|
|
DORISTEO |
¡Qué rigor!
|
|
¡Quién las mereciera
ver! |
|
Pero
lágrimas lloradas |
280 |
por otro amor fuego fueran, |
|
por más hermosas que
hicieran |
|
tus estrellas enojadas. |
|
Ahora bien,
Céfalo, vamos; |
|
que ya nos llaman ausentes, |
285 |
las sombras entre las fuentes, |
|
y la caza entre los ramos: |
|
que yo
también dejo a quien |
|
no siente mi ausencia menos; |
|
volveremos de amor llenos, |
290 |
y de despojos también. |
|
Tú para
dar a tu esposa, |
|
y yo a cierto desdén
mío; |
|
que mucha venganza fío |
|
para la vuelta amorosa |
295 |
de esta ausencia,
aunque ha de ser |
|
más breve de lo que
piensas. |
|
|
|
CÉFALO |
No hay para mi amor ofensas |
|
como no darte a entender |
|
que aventurara
por ti |
300 |
mayor bien, si mayor fuera, |
|
aunque mi esposa perdiera, |
|
que es el mayor que hay en
mí. |
|
A los montes que
me llevas |
|
y adonde Alcides bajó, |
305 |
iré por servirte yo; |
|
sólo quiero que me
debas |
|
este amor, este
deseo. |
|
|
|
|
CÉFALO |
Fabio;
|
|
que en dejarle hiciera agravio |
310 |
a su amor. |
|
|
|
|
DORISTEO |
¿Traes, Fabio, aquestos
días |
|
aquel humor que solías? |
|
que ha mucho que no me ves. |
315 |
|
|
FABIO |
Señor,
las cosas están |
|
de forma, o fueron mejores, |
|
que gastarán los
humores, |
|
y aun la vida gastarán. |
|
Perece el mundo,
y no espero |
320 |
que ha de haber otro segundo. |
|
|
|
|
FABIO |
Falta del mundo,
|
|
el alma, que es el dinero. |
|
No sé
cómo pueda darte |
|
de esta sentencia el sentido; |
325 |
lo que estaba repartido, |
|
está todo en una parte. |
|
No tiene la
mocedad |
|
las costumbres que
solía; |
|
la vejez niega y porfía |
330 |
las señales, y la edad: |
|
esto no entra
bien aquí; |
|
de damas, el interés |
|
se ha vuelto amor. |
|
|
DORISTEO |
Si ansí es,
|
|
bien andará para
mí |
335 |
el mundo con sus
mudanzas, |
|
pues podré, Floris, con
oro, |
|
atrevido a tu decoro, |
|
esforzar mis esperanzas. |
|
En fin es el
interés |
340 |
muy poderoso. |
|
|
FABIO |
Es de modo,
|
|
que es dueño y señor
de todo. |
|
|
|
DORISTEO |
Muy justamente lo es; |
|
y a su ejemplo,
esta cadena |
|
te has de poner. |
|
|
FABIO |
Ya tenía
|
345 |
otra mayor, que es la
mía, |
|
de tus beneficios llena. |
|
|
|
DORISTEO |
Fabio, Fabio, los
criados |
|
todos sois murmuración, |
|
si por cualquiera
ocasión |
350 |
nos veis de dar descuidados. |
|
¡Ay de los
señores, Fabio! |
|
Porque, en dejando de dar. |
|
cosa no sabéis hablar |
|
sin nuestra ofensa y agravio. |
355 |
|
|
FABIO |
Si con aquesta
pensión |
|
esta cadena me dabas, |
|
más intereses cobrabas |
|
que sus principales son: |
|
lo que yo decir
quería |
360 |
no lo interpretaste bien, |
|
porque el interés
también |
|
más altamente
porfía: |
|
bien sé
que dais, y que honráis, |
|
y sé, pero no te enojes |
365 |
que dais como los relojes, |
|
que no sabéis lo que
dais; |
|
dad a un cuerdo,
a un noble, a un sabio |
|
y daréis bien. |
|
|
DORISTEO |
(Aparte.
|
Ahora bien,
|
|
yo quiero darte también |
370 |
por esas tres cosas,
Fabio.) |
|
Venme a hablar
sin que te vea |
|
Céfalo. |
|
|
FABIO |
Tu esclavo soy.
|
|
¿Qué es esto? Confuso
estoy. |
|
Algo el Príncipe desea. |
375 |
|
|
|
(Vanse.)
|
|
(Salen la ninfa AURORA, y BELISA, con arcos, velos y
baqueros.)
|
BELISA |
Amor
menospreciado, |
|
venganzas apercibe. |
|
|
|
AURORA |
De quien segura vive, |
|
no se verá vengado; |
|
que él deseos tira, |
380 |
que no con arco y flechas, que es
mentira |
|
pues esos
reportados |
|
con cuidados que velan, |
|
cuando más se revelan, |
|
¿cómo serán
cuidados? |
385 |
si el amor es deseo, |
|
haced que el alma ignore lo que
veo. |
|
|
|
BELISA |
Pues cuando ven
los ojos |
|
lo que es digno de amarse, |
|
¿Puede el alma
ocultarse |
390 |
para no darle enojos? |
|
Mas ignoras con arte |
|
que el alma está del todo en
toda parte. |
|
Desengáñate, Aurora, |
|
que el alma es la primera, |
395 |
que lo que considera, |
|
por los ojos adora; |
|
sin consultarla, o casta, o
amorosa. |
|
|
|
AURORA |
Belisa, yo te
digo |
|
que, si ella se resiste, |
400 |
que nunca la conquiste |
|
pensamiento enemigo: |
|
donde ella no consiente, |
|
ni el gusto obliga, ni el sentido
siente. |
|
La dulce
compañía |
405 |
de la casta Diana, |
|
desde que la mañana |
|
abre, la puerta al día, |
|
hasta que se la cierra |
|
la oscura hija de la helada
tierra, |
410 |
es gloria, es
alegría |
|
de un casto y libre pecho, |
|
que no ha pagado pecho |
|
a humana
compañía; |
|
allá, por las ciudades |
415 |
hay mujeres que entienden
voluntades. |
|
Aquí,
seguir las fieras |
|
por selvas enramadas, |
|
a veces avisadas |
|
de las aves parleras, |
420 |
es el mayor contento |
|
que puede presumir el
pensamiento. |
|
Ver bañar
una siesta |
|
a la bella Diana, |
|
adonde planta humana |
425 |
ni llega, ni molesta; |
|
tan blanca y transparente, |
|
que parece figura de la
fuente; |
|
y de ninfas
cercada, |
|
como luna de estrellas, |
430 |
celebra las más bellas, |
|
después de ser de todas
envidiada. |
|
¡Qué diversa
escultura |
|
descubre sin el velo la
hermosura! |
|
Es vida
más contenta |
435 |
por estas soledades, |
|
que cuantas las ciudades |
|
que el loco vulgo aumenta |
|
dan al entendimiento; |
|
que amor, ¿cuándo no
fue pena y tormento? |
440 |
|
|
|
(Salen dos villanos: JULIO y ANTEO.)
|
JULIO |
Todo queda apercibido; |
|
no falta sino que
venga. |
|
|
|
ANTEO |
Feliz monte cuando tenga |
|
rey tan amado y querido, |
|
que le quiere de
manera, |
445 |
sin haber visto su cara, |
|
que para que me matara, |
|
quisiera volverme fiera. |
|
Dos veces esta
mañana |
|
salí a ver si viene ya. |
450 |
|
|
JULIO |
Quedo, que están por
acá |
|
dos Nínfolas de Diana. |
|
|
|
|
JULIO |
No sé, a fe;
|
|
dicen que vuelven cochinos |
|
los hombres. |
|
|
ANTEO |
¡Qué desatinos!
|
455 |
No hacen mal, Julio. |
|
|
|
ANTEO |
Si las van a ver
desnudas, |
|
vuelven los hombres venados, |
|
que por eso en nuestros prados |
|
hay tantas seguras mudas; |
460 |
mas si los
hombres no son |
|
bachilleres y atrevidos, |
|
los dejan con sus sentidos, |
|
sin hacer
transformación. |
|
|
|
|
|
AURORA |
¿De qué andáis
alborotados? |
|
|
|
ANTEO |
Nínfolas que en estos
prados |
|
habitáis en mortal
velo, |
|
sabed que viene a
cazar |
|
hoy el Príncipe de
Tebas. |
470 |
|
|
AURORA |
Pues, ¡tomad por esas
nuevas! |
|
|
|
JULIO |
¡Ay, que nos quieren
tirar! |
|
|
|
|
|
|
|
AURORA |
¡Qué poco de verme
dan |
475 |
estos tebanos deseo! |
|
|
|
BELISA |
El
Príncipe es alabado |
|
de hermoso. |
|
|
AURORA |
No hay igualdad
|
|
con la hermosa libertad |
|
de un corazón
descuidado. |
480 |
|
|
BELISA |
Luego ¿no,
le piensas ver? |
|
|
|
AURORA |
¿Yo ver hombres en mi
vida? |
|
|
|
BELISA |
Desde aquí, Aurora,
escondida, |
|
¿en qué se puede
ofender |
|
nuestra
señora. Diana? |
485 |
Mira que en este rüido |
|
se conoce que han venido. |
|
|
|
AURORA |
A lo que tengo de humana |
|
piden los ojos su
parte. |
|
|
|
|
(Dentro.)
|
|
¡To, to! Por acá,
Melampo. |
490 |
|
|
BELISA |
De gritos se vuelve el campo |
|
sabrosa imagen de Marte. |
|
|
|
|
(Salen CÉFALO y FABIO con venablos.)
|
|
|
BELISA |
Escondámonos
aquí |
495 |
para mirarlos seguras. |
|
|
|
CÉFALO |
No ha tocado el
sol más claro |
|
sus arenas plateadas. |
|
|
|
AURORA |
Estas zarzas intrincadas |
|
nos servirán de reparo. |
500 |
|
|
|
(Escóndense.)
|
CÉFALO |
¿Dónde el Príncipe
quedó? |
|
|
|
FABIO |
Siguiendo va por la selva |
|
un jabalí que al de
Adonis |
|
imitaba en la fiereza. |
|
Yo, en viéndole los
colmillos, |
505 |
hice broquel de una
peña; |
|
que todo animal que muerde, |
|
es como veneno en flecha. |
|
También hay en la
ciudad |
|
jabalíes que penetran |
510 |
honras con dientes de envidia, |
|
de los cuales no aprovecha |
|
guardarse el más
recatado; |
|
mas como de aquéstas
pueda, |
|
es necedad arrogante. |
515 |
|
|
CÉFALO |
Son las domésticas
fieras |
|
las que dan más
ocasión |
|
a que los hombres las teman. |
|
Las de esta selva son muchas: |
|
temo que el Príncipe
quiera |
520 |
salir tan presto de
aquí. |
|
|
|
FABIO |
Ten, señor, por cosa
cierta |
|
que saldrá presto si
ama. |
|
|
|
CÉFALO |
Si él amara, no viniera |
|
a los montes, en que olvidan |
525 |
los que aborrecer desean. |
|
|
|
FABIO |
¿Qué sabes tú
si hay agravio |
|
que obligarle a olvidar pueda? |
|
Pero no se aplican bien |
|
a la caza estas materias. |
530 |
Mira dónde has de pasar |
|
el sol de esta ardiente
siesta: |
|
¿qué ladra el perro
del cielo |
|
a las vecinas estrellas? |
|
|
|
CÉFALO |
Esta fuente, Fabio amigo, |
535 |
donde encajara un poeta |
|
esto de planta sonora, |
|
cristal vivo, voz de perlas, |
|
a quien hacen verde toldo |
|
los alisos que la cercan: |
540 |
como laurel de su margen |
|
y sombra de sus arenas, |
|
con dulcísima
harmonía |
|
es cítara de estas
selvas, |
|
adonde a versos las aves |
545 |
historias de amor alternan; |
|
ello nos llama; no es bien, |
|
cansados, buscar por ellas |
|
más frescura que sus
aguas, |
|
más alfombra que su
hierba: |
550 |
ríndete aquí. |
|
|
FABIO |
¡Por Apolo,
|
|
que presumo que durmiera, |
|
no digo al son desta fuente, |
|
que parece que se queja, |
|
pero en un trillo por cama, |
555 |
y por algodón sus
piedras. |
|
Aquí mi venablo arrimo. |
|
|
|
|
|
CÉFALO |
El viento manso
|
|
que por estas hojas suena. |
560 |
|
|
|
(En echándose, salgan AURORA y BELISA.)
|
|
AURORA |
No he visto,
|
|
Belisa, mayor belleza: |
|
¿es posible que son
tales |
|
todos los hombres de Tebas? |
|
|
|
BELISA |
Si del primero que has visto |
565 |
te agradas desta manera, |
|
¿para qué, de amor
burlando, |
|
mostrabas tanta aspereza? |
|
|
|
AURORA |
¿No has visto hablar de la
mar |
|
los que no han entrado en
ella? |
570 |
¿No has visto la
valentía |
|
de quien nunca vio la guerra? |
|
Pues así yo blasonaba |
|
de las hondas y armas fieras, |
|
hasta que vi sus peligros |
575 |
y conocí sus tormentas: |
|
por cierto, el hombre es
gallardo; |
|
presumo que si le viera |
|
la misma casta Diana... |
|
|
|
BELISA |
Tente, Aurora, no lo sepa. |
580 |
|
|
AURORA |
Ahora bien, voyme de
aquí |
|
antes que el hombre nos
sienta; |
|
pero no, vuelve; ¿qué
importa |
|
cuando nos hable y nos vea? |
|
Pero ¿soy yo la que
digo, |
585 |
Belisa, cosas como
éstas? |
|
|
|
BELISA |
Déjame mirar a
mí |
|
el que, con menos nobleza, |
|
acompaña al que tú
miras. |
|
|
|
AURORA |
Mírale presto, y no
seas |
590 |
causa que despierte acaso. |
|
|
|
|
AURORA |
Pues si es buena,
|
|
para él será lo
mejor. |
|
¡Huye! |
|
|
|
AURORA |
Pero espera;
|
|
que, aunque es gran diosa
Diana, |
595 |
dicen que es más fuerte que
ella |
|
Venus, y que le ha mandado |
|
que sus secretos no entienda |
|
Júpiter, porque el amor |
|
todas las cosas aumenta, |
600 |
y no quiere que los dioses |
|
puedan impedir que crezcan. |
|
Volvamos a ver el hombre. |
|
|
|
BELISA |
Como pájaro, te enreda. |
|
mientras más piensas que
huyes, |
605 |
la liga de su belleza. |
|
|
|
AURORA |
¿Cómo le podré
yo hablar? |
|
|
|
BELISA |
No podrás si no
despierta. |
|
|
|
AURORA |
Pues ¿cómo haremos
rüido? |
|
|
|
BELISA |
Finjamos algunas quejas. |
610 |
|
|
AURORA |
¡Ay, qué terrible
león! |
|
¡Valedme Venus, Minerva, |
|
Palas! |
|
|
BELISA |
¡No hay quién nos
socorra!
|
|
|
|
CÉFALO |
Fabio, ¿qué voces son
éstas? |
|
|
|
FABIO |
Toma, señor, tu
venablo. |
615 |
|
|
AURORA |
¡Por Marte que nos
defiendas, |
|
mancebo, en tus fuertes brazos |
|
de la furia de esta fiera! |
|
|
|
|
AURORA |
¿Qué virtud
|
|
tienes, señor, contra
ellas, |
620 |
que en viéndote
huyó? |
|
|
FABIO |
Las ramas
|
|
por aquella parte suenan. |
|
|
|
|
|
FABIO |
De allí se
despeña
|
|
una ninfa de cristal. |
625 |
|
|
CÉFALO |
Señora, ¿tanta
flaqueza, |
|
siendo de estas selvas ninfa, |
|
siendo cielo de esta tierra? |
|
|
|
|
FABIO |
Pues el agua
|
|
algún ninfo se la beba; |
630 |
que en las selvas es el vino |
|
elemento de más fuerza. |
|
|
|
CÉFALO |
Vos os desmayáis de ver |
|
las fieras; mayor flaqueza |
|
es el desmayarse un hombre |
635 |
mirando las rosas bellas. |
|
|
|
|
CÉFALO |
He venido
|
|
con el Príncipe de
Tebas |
|
a estos bosques a cazar; |
|
perdíme esta ardiente
siesta |
640 |
de los demás
caballeros. |
|
|
|
AURORA |
Vuestro disgusto me pesa; |
|
pero porque este favor |
|
(aunque para tanta deuda, |
|
si bien con gran voluntad, |
645 |
será la paga
pequeña) |
|
agradecer pueda en algo, |
|
venid donde daros pueda |
|
en que podáis
descansar. |
|
|
|
CÉFALO |
Transformándome en
estrella, |
650 |
fuera a gozar de ese cielo; |
|
mas, ¿cómo tanta
bajeza |
|
ocupará tal lugar? |
|
|
|
AURORA |
Esa humildad fuera buena |
|
en otros merecimientos, |
655 |
mas no en la nobleza vuestra, |
|
que bien se ve en vuestro
rostro. |
|
Detrás de aquesta
arboleda, |
|
adonde están más
casados |
|
los álamos y las
yedras, |
660 |
yace un palacio en que vive, |
|
a cuya vistosa puerta |
|
forman linteles y jambas |
|
las enramadas cabezas |
|
de ciervos de aquestos montes, |
665 |
y las forcejudas testas |
|
de jabalíes y osos; |
|
porque sirve su fiereza |
|
de rústica
arquitectura. |
|
Vamos; estaréis en ella |
670 |
hasta que decline el sol |
|
y el Occidente se vea |
|
vestido de azules nubes. |
|
|
|
CÉFALO |
Ya es fuerza que os obedezca, |
|
porque, como a las deidades |
675 |
que estas montañas
respetan, |
|
os tengo en veneración. |
|
|
|
AURORA |
Yo agradezco la obediencia. |
|
¿El nombre? |
|
|
CÉFALO |
Céfalo es;
|
|
¿y el vuestro? |
|
|
AURORA |
No tengan
|
680 |
más bella aurora mis
ojos |
|
siempre que el cielo amanezca. |
|
|
|
|
BELISA |
Pues ¿no ve que si se
queda |
|
le harán aquí mil
pedazos |
685 |
de aqueste monte las fieras, |
|
y que hay en estos sagrados |
|
bosques figuras diversas |
|
de sátiros y de faunos? |
|
|
|
FABIO |
¡Por Dios, mala gente es
esa! |
690 |
|
|
|
FABIO |
Mi nombre
|
|
por una parte comienza |
|
de la música. |
|
|
|
|
|
|
BELISA |
Apostaré que es el mi. |
695 |
|
|
FABIO |
Pase adelante dos letras. |
|
|
|
|
|
|
FABIO |
Bien quisiera:
|
|
¿cómo se llama? |
|
|
BELISA |
Belisa
|
|
porque no se desvanezca. |
700 |
|
|
|
BELISA |
Sí.
|
|
Y sígame, por que tenga |
|
menos calor, hasta tanto |
|
que el sol antípoda
sea. |
|
|
|
FABIO |
Pienso que vamos vendidos; |
705 |
que nunca los hombres llevan |
|
más peligro que
tratando |
|
con mujeres bachilleras. |
|
|
|
|
(Salen el PRÍNCIPE
DORISTEO y PERSEO,
de noche.)
|
DORISTEO |
Noche de amor,
amparo, norte y guía, |
|
secretaria de todos sus
secretos, |
710 |
muda enemiga del parlero
día, |
|
madre de pensamientos y
concetos; |
|
de celos y de honor secreta
espía, |
|
indiferente a necios y a
discretos; |
|
en fin, noche que callas cuando
mira |
715 |
el cielo con más ojos tu
mentira. |
|
Mientras que la
verdad de la mañana |
|
descubre engaños, y en el
campo flores, |
|
y en estrados de raso azul y
grana |
|
sale a juzgar el sol causas
mayores, |
720 |
permite que en otra alba
soberana |
|
sin celos amanezcan mis
amores; |
|
pues no le faltará blando
rocío, |
|
quinta esencia de amor, al fuego
mío. |
|
Dejo los montes,
y dejando en ellos |
725 |
también mis celos, vengo a
ver tus puertas, |
|
hermosa Floris, que a tus ojos
bellos |
|
traigo una vida entre esperanzas
muertas |
|
recoge, si salieres, tus
cabellos, |
|
si tanto amor los mereciere
abiertos; |
730 |
que si piensa la noche que es el
día, |
|
en Tebas se sabrá la
pasión mía. |
|
|
|
PERSEO |
Si tuviera tu
amor, y si tuviera, |
|
Príncipe, tu poder, yo me
arrojara |
|
donde la fuerza más lugar
mediera, |
735 |
y de penas injustas me
excusara; |
|
Júpiter por ejemplo me
sirviera, |
|
y en lluvia de oro por la torre
entrara; |
|
que por su gusto un Príncipe
mancebo, |
|
¿por qué no puede ser
Júpiter nuevo? |
740 |
Ven con armas
aquí, rompe, derriba, |
|
pues ya en el campo su marido
ausente, |
|
ninguna cosa de gozar te priva |
|
la hermosura de Floris. |
|
|
DORISTEO |
Necio, tente,
|
|
y nunca amor permita que se
escriba |
745 |
de un hombre como yo que fui
insolente; |
|
porque los altos poderosos
dueños, |
|
el espejo han de ser de los
pequeños: |
|
pues
¿cuál entendimiento enamorado |
|
brazos buscó sin ser
correspondido? |
750 |
¿A quién pudo mover
un rostro airado, |
|
de forzadas colores encendido? |
|
Quieren gustos de amor un mismo
agrado, |
|
un mismo sentimiento
consentido; |
|
porque en disgustos pretender
contentos, |
755 |
es tañer, sin templar, dos
instrumentos: |
|
llama, Perseo, y
déjame que intente |
|
el olvido primero de su
esposo. |
|
|
|
PERSEO |
Ya he llamado, y responden
tibiamente. |
|
|
|
DORISTEO |
Llama con voces de mi amor
celoso. |
760 |
|
|
|
(ELISA en
alto.)
|
ELISA |
¿Quién llama a tales
horas? |
|
|
DORISTEO |
Ya el Oriente
|
|
abrió la puerta a Febo
luminoso; |
|
di, Elisa, que es el
Príncipe de Tebas, |
|
bien triste de traer tan tristes
nuevas. |
|
|
|
|
(FLORIS en
alto.)
|
FLORIS |
¿Qué es esto, gran
señor? |
|
|
DORISTEO |
Mandad, señora,
|
765 |
que abran la puerta. |
|
|
FLORIS |
No será posible
|
|
Céfalo ausente. |
|
|
DORISTEO |
Bien podéis agora;
|
|
yo soy quien soy. |
|
|
|
DORISTEO |
La cortesía que valor
desdora, |
|
¿dónde vive el honor
tan invencible? |
770 |
|
|
FLORIS |
¿Qué me podéis
querer mi dueño ausente? |
|
|
|
DORISTEO |
¿Téngolo de decir
públicamente? |
|
|
|
FLORIS |
Pues cosa que no
puede ser tan clara |
|
yo no la escucharé. |
|
|
DORISTEO |
¡Brava aspereza!
|
|
¿Pensáis que os tengo
amor? |
|
|
|
DORISTEO |
Bien pudiera por vos tanta
belleza. |
|
|
|
FLORIS |
Los criados no es gente que
repara |
|
en la seguridad ni en la
nobleza; |
|
los que saben que son siempre
testigos, |
|
los llaman los primeros
enemigos; |
780 |
pero ¿que
puede ser que no se pueda |
|
decir menos que abriendo a tales
horas? |
|
|
|
DORISTEO |
Quisiera yo, pues a mi cuenta
queda, |
|
darte consuelos de dolor que
ignoras: |
|
tu gran lealtad mañana me
conceda, |
785 |
si aquesta noche tu marido
lloras, |
|
que te venga a decir de qué
manera |
|
murió en el monte a manos de
una fiera. |
|
|
|
FLORIS |
¡Ay!
mísera de mí, no me engañaba |
|
el alma en tanto mal! |
|
|
PERSEO |
Quitóse, o creo
|
790 |
que cayó de la reja donde
estaba; |
|
pero ¿qué es lo que
intenta tu deseo? |
|
|
|
|
PERSEO |
¿Y si no acaba
|
|
de olvidarle jamás? |
|
|
DORISTEO |
Mira, Perseo:
|
|
si un vivo ausente lo que ves
padece, |
795 |
el que no ha de volver,
¿qué se merece? |
|
|
|
|
DORISTEO |
No, que yo tengo
|
|
ordenado a Tancredo y a Lidoro |
|
que le detenga, sin decir que
vengo |
|
a la ciudad y a ver el sol que
adoro. |
800 |
iré y vendré, si a
Céfalo entretengo, |
|
guardando a su nobleza igual
decoro. |
|
|
|
|
DORISTEO |
Ven, no me espanto;
|
|
la nueva es falsa y verdadero el
llanto. |
|
|
|
|
(Salen FABIO y
BELISA.)
|
FABIO |
Si algún
amor me has debido, |
805 |
que más es que algún
amor, |
|
di, ¿qué laberinto ha
sido |
|
este de tanto rigor, |
|
Belisa, en que estoy metido? |
|
¿En
qué palacio encantado. |
810 |
si bien es tan regalado, |
|
mi señor y yo vivimos, |
|
si por una hora venimos |
|
y un siglo habemos estado? |
|
|
|
BELISA |
¿Un siglo
te ha parecido? |
815 |
|
|
FABIO |
Con las cosas que aquí
veo |
|
estoy tan desvanecido, |
|
que he pensado, y aun lo creo, |
|
que há mil que habemos
venido. |
|
Todo es salas y
aposentos, |
820 |
dorados los pavimentos, |
|
y los techos de cristal, |
|
con pintura celestial |
|
en paredes y cimientos; |
|
todo es camas de
labores |
825 |
extrañas, ricos
estrados, |
|
donde parecen, con flores |
|
varias, pedazos de prados |
|
las alfombras de colores: |
|
todo es jardines
y fuentes, |
830 |
cuyas sonoras corrientes |
|
caminan sendas de arena, |
|
con larga espaciosa vena, |
|
por mil cuadros diferentes. |
|
Y componen sus
labores |
835 |
flores de tales colores |
|
y con tanta actividad, |
|
que parece que es verdad |
|
que hay elemento de flores, |
|
tanta flor, tanta
violeta, |
840 |
cristales y oro verás, |
|
plata y perla tan perfeta, |
|
que no es posible haber
más |
|
en la frente de un poeta. |
|
¿Qué es esto, Belisa? |
|
|
BELISA |
Fabio,
|
845 |
el tebano, tu señor, |
|
es gallardo, es fuerte, es
sabio; |
|
los que merecen amor, |
|
también merecen
agravio. |
|
Nunca
verás hombre feo, |
850 |
necio e indigno, querido; |
|
el ser tal movió el
deseo |
|
de Aurora; la Aurora ha sido |
|
digna de su hermoso empleo. |
|
El palacio es del
Aurora, |
855 |
ninfa que el sol enamora |
|
y que, amándola,
porfía |
|
a seguirla cada día, |
|
y con sus rayos la dora |
|
Ella, aunque cada
mañana |
860 |
lo espera en camas de grana, |
|
de diamantes y zafiros, |
|
da por Céfalo suspiros, |
|
aunque es hermosura humana. |
|
¿Ves las
perlas y el cristal |
865 |
que llueve el cielo al Aurora? |
|
Pues es, con ser desigual, |
|
que por su Céfalo llora |
|
y que a su sol quiere mal. |
|
Ella le tiene
encantado |
870 |
y de la caza olvidado, |
|
dándole favor Diana. |
|
|
|
FABIO |
Si Diana fue liviana, |
|
el mundo vive engañado; |
|
casta por nombre
tenía, |
875 |
aunque cierto tropezón |
|
me dicen que tuvo un
día |
|
con aquel Endimión |
|
que en sus menguantes
dormía. |
|
¡Oh,
cuántas, con ser tan diosas, |
880 |
tienen flaquezas humanas! |
|
|
|
BELISA |
Fabio, en todas estas cosas |
|
calla; que las lenguas vanas |
|
nunca fueron provechosas. |
|
Mira que es santo
el callar |
885 |
y que, en llegando a contar |
|
a tu dueño lo que digo. |
|
te ha de venir el castigo |
|
en este mismo lugar. |
|
|
|
FABIO |
Temblando estoy;
no he topado, |
890 |
Belisa mía, en los
días |
|
que en este palacio he estado, |
|
sino sátiras y
arpías |
|
que en su lengua me han
hablado. |
|
No sé por
dónde me trujo |
895 |
a este monte mi fortuna; |
|
que si a tratar me redujo, |
|
Belisa, gente cabruna, |
|
yo he de salir mono o brujo. |
|
|
|
BELISA |
Calla; mira que
el hablar |
900 |
llaman veneno los sabios, |
|
que a muchos suele matar. |
|
|
|
FABIO |
Yo me coseré los
labios; |
|
pero déjame quejar. |
|
|
|
|
(Salen CÉFALO y AURORA.)
|
AURORA |
No me puedo
detener, |
905 |
Diana a llamar me
envía. |
|
|
|
CÉFALO |
No es posible que
me quieras, |
|
pues ausentarte
porfías. |
|
Ya que de mi propio ser, |
|
hermosa Aurora, me olvidas, |
910 |
no me dejes; que de celos, |
|
la vida, el gusto me quitas. |
|
¿Antes que el cielo
amanezca |
|
de mi lado te desvías? |
|
¿Dónde, Aurora, te
levantas? |
915 |
¿Cómo, señora,
no miras |
|
que el mayor gusto de un
hombre |
|
que adora mujer o amiga, |
|
es, en abriendo los ojos, |
|
decirle: «Amor, buenos
días»; |
920 |
mirar cómo abre los
suyos, |
|
y le mira, vuelta en risa |
|
la bella boca, y le dice: |
|
«Buenos los tengas, mi
vida» |
|
Tú, con irte de mis
brazos, |
925 |
de tan alto bien me privas; |
|
¿dónde vas tantas
mañanas |
|
destocada y mal vestida? |
|
Vuelvo a verte, y no te hallo; |
|
lloro de amor y de envidia |
930 |
del dichoso que te lleva. |
|
|
|
AURORA |
¡Que engañada
celosía! |
|
¿No ves que, si me
estuviese |
|
entre tus brazos dormida, |
|
siendo el Aurora, que el sol |
935 |
a la tierra no saldría? |
|
Yo voy por él, y a
correr |
|
de su cama las cortinas, |
|
para que el mundo amanezca, |
|
que ¡por tu vida y la
mía! |
940 |
que las perlas, que las
flores, |
|
beben cuando ya se libran |
|
de la prisión de la
noche, |
|
en que estuvieron marchitas; |
|
son lágrimas que me
debes. |
945 |
|
|
FABIO |
¡Qué mal hace quien
camina! |
|
pobre sol, que con ser sol, |
|
sólo porque cada
día |
|
anda en estas ocasiones, |
|
cervales rayos le
crían. |
950 |
|
|
AURORA |
Déjame, mi bien, pues
sabes |
|
la verdad; que con más
prisa |
|
que voy volveré a tus
brazos. |
|
|
|
CÉFALO |
Parte, y déjame sin
vida. |
|
|
|
AURORA |
Ven, Belisa, que ha media hora |
955 |
que la noche fugitiva |
|
se atreve al sol por mi causa. |
|
|
|
|
|
|
FABIO |
Ay, señor!
|
|
Desdichas tuyas y mías; |
960 |
aquí estamos
encantados. |
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FABIO |
Pues ¿no imaginas
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que te han quitado el amor |
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de tu esposa y tu familia? |
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FABIO |
Aquí
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me lo ha contado Belisa. |
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FABIO |
Señor,
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advierte que Aurora es ninfa |
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de Diana, y le ha pedido |
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favor. |
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CÉFALO |
Todo eso es mentira,
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970 |
porque la casta Diana |
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no trae en su
compañía |
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ninfas que con hombres
duerman. |
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FABIO |
Si a Diana llaman trina, |
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será casta cuando es
luna; |
975 |
la luna es húmeda y
cría, |
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mas en la tierra es Diana, |
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y en el centro Proserpina: |
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tales vemos las mujeres, |
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que por la nobleza altivas, |
980 |
en la condición son
flacas. |
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CÉFALO |
Pues déjame que la
siga, |
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pues he de ver si el sol sale |
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como ella dice. |
(Vase CÉFALO.)
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FABIO |
No pidas
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desengaños a los celos, |
985 |
que ejecutan más que
fían; |
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él va mirando las
nubes, |
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que es natural fantasía |
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de hombre que ama.
¿Qué es aquesto? |
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Abrió la tierra una
mina; |
990 |
parece que pare un hombre. |
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(Toquen una caja.)
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Con los dolores suspira: |
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¡muerto soy!
¡Qué gran gigante! |
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(Salga un GIGANTE
por un hueco del teatro.)
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GIGANTE |
Hombre que en Tebas habitas, |
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¿sabes dónde
estás? |
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FABIO |
Señor,
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995 |
no ha mucho que lo,
sabía; |
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ya he perdido la memoria. |
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GIGANTE |
Cuando a un parlero le avisan |
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de que no diga un secreto |
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y la palabra le obliga, |
1000 |
¿qué espera el tal
hablador, |
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y más cuando es la
ofendida |
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persona tan principal? |
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FABIO |
Señor, si en toda mi
vida |
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dijere cosa que vea, |
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aun de personas indignas, |
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que me entierren donde
estás; |
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súbase la
tiranía |
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adonde le diere gusto; |
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ande el poder homicida |
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quitando vidas sin causa; |
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las letras desnudas vivan; |
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pida por Dios el ingenio, |
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y la necedad se vista |
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telas de Persia, y esconda |
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el oro de las dos Indias; |
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haya estrellas en la arena, |
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y cardos en donde habitan |
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los dioses; el más
cobarde |
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se asiente en la esfera
quinta, |
1020 |
y el más valiente a sus
pies; |
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hable la lisonja y sirva; |
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den palos a la verdad |
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y premios a la mentira; |
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pueda el que tiene dineros, |
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y el que no, pueda desdichas; |
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que no hablaré más
palabra. |
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GIGANTE |
Jura en el cetro que miras |
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del gran dios
Demogorgón. |
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FABIO |
Señor Gorgón, si en
mi vida |
1030 |
dijere cosa que vea, |
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hagan los dioses salchichas |
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de este cuerpo desdichado. |
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GIGANTE |
Tú verás si te
castigan. |
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(Métase por donde
salió.)
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FABIO |
¡Lo que ha menester
saber |
1035 |
un hombre para que viva! |
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Finalmente, no hay que hablar |
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si se cae el cielo encima: |
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el que es discreto, silencio, |
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y ande lo de abajo arriba; |
1040 |
que si muere en pie el conejo, |
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es no más de porque
chilla. |
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