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ArribaActo III

 

Salen FLORIS y CÉFALO.

 
CÉFALO
    Escúchame desde aquí.
FLORIS
¿Qué tengo ya de escucharte?
CÉFALO
Los dioses, dura Anaxarte,
te vuelvan piedra por mí.
FLORIS
    Ya te espero.
CÉFALO
Escucha.
FLORIS
Di.
5
CÉFALO
Sin armas, señora, estoy;
palabra a tus ojos doy,
esposa, de no ofenderte:
no voy a buscar tu muerte,
a buscar mi vida voy. 10
FLORIS
    ¿Tengo yo tu vida?
CÉFALO
Sí;
que está sólo en escucharme.
FLORIS
Pues ¿cómo quieres matarme
estando tu vida en mí?
CÉFALO
Si celoso te ofendí, 15
te adoro desengañado;
pero aunque sé que has estado
como en la mar firme roca,
quiero oírlo de tu boca
para quedar descansado. 20
   Nunca más el alma enciende
amor porque nunca olvide,
que cuando un celoso pide
disculpas a quien le ofende.
Bien tu hermosura me entiende; 25
mira qué amor pudo hallar
en el alma más lugar,
ni en el honor más disculpa
que, siendo yo quien te culpa,
enseñarte a disculpar. 30
   Discúlpate con mi amor,
jüez, abogado y parte,
porque sólo en disculparte
consiste, Floris, mi honor.
Ama el jüez tu valor; 35
el deseo que en mí ves
abogado tuyo es;
parte, amor, tras tanta ausencia;
mira, Floris, qué sentencia
darán contra ti los tres. 40
FLORIS
   Engañada, esposo mío,
por tu muerte, aunque fingida,
llegué hasta perder la vida
con piadoso desvarío
los dioses, de quien confío 45
que te han de decir quién fui
y en qué soledad viví,
no quisieron que muriese,
para que mi honor pudiese
volver agora por mí. 50
   Pregúntale a Doristeo
mi resistencia y valor,
y las fuerzas de mi honor
contra su loco deseo;
también pregunta a Perseo 55
si sus bodas desprecié;
qué casamientos dejé
pregunta a Tebas, y luego
el elemento del fuego
verás ardiendo en mi fe. 60
   Pues entre mil despreciados,
¿porqué había de querer
un extraño mercader
y unos celos disfrazados?
Despertaste mis cuidados, 65
que casi fueron antojos,
viendo a Céfalo en tus ojos.
Si tú te ofendiste a ti,
no digas que te ofendí,
ni me des sin causa enojos. 70
   Que cuando te hubiera amado
no quedaras ofendido,
porque siendo tú el querido,
no fueras el agraviado.
Fuera de eso, disculpado 75
pudiera quedar mi error,
pues eras muerto, señor,
y con testigos tan ciertos,
pues se entierra con los muertos
el respeto del honor. 80
   Los maridos, pues lo eres
de aquella fiera homicida,
no vuelven de la otra vida
a castigar sus mujeres.
Memorias castigar quieres 85
de tu mismo amor celoso,
ni fue error, pues fue amoroso;
que si quererte quería,
era que el alma decía
que eras tú mi dulce esposo. 90
   Fue error de la fantasía
adonde te estaba viendo,
como quien dice durmiendo
las cosas que hace de día.
Por esta causa sería, 95
que como en lo que te quiero
he pensado un año entero,
de costumbre que he tenido
en abrazarte fingido,
te abrazaba verdadero. 100
CÉFALO
    Ya, ¿de qué puedo agraviarme?
que, aunque ofendido me hubieras,
disculpa, Floris, tuvieras
en la gracia de culparme.
Llega, permite abrazarme; 105
bien dices: ya estaba muerto.
Ya estoy de mi engaño cierto.
FLORIS
¿Querrás hacerme pedazos?
Pero si muero en tus brazos,
yo sé que en morir acierto. 110
 

(Abrácense.)

 
CÉFALO
   ¡Ay, mi bien! ¡Qué gran consuelo!
¡Ay, no te apartes de mí!
¡Ay, quién se quedará ansí,
como el Géminis del cielo!
FLORIS
    ¿Ya no me matas?
CÉFALO
Estoy
115
muerto en tus brazos.
FLORIS
Espera:
Diana es ésta.
CÉFALO
Quisiera
hablarla, ¡qué necio soy!
   que dicen que ningún hombre
la puede hablar.
FLORIS
Es verdad;
120
no quieras que su deidad,
o te castigue, o te asombre:
   escóndete, esposo, allí.
CÉFALO
¿Iráste con ella?
FLORIS
No,
que no te he abrazado yo 125
para apartarme de ti.
 

(DIANA y AURORA, y DIANA con un dardo dorado.)

 
AURORA
   Un hombre me parecía.
DIANA
Será pastor de esta selva.
AURORA
Huyó en viéndote.
DIANA
No vuelva
Floris a mi compañía. 130
   ¿Qué es esto, enemiga? ¿ansí
has despreciado mi amparo?
FLORIS
Si el engaño te declaro,
tú misma hablarás por mí:
   Céfalo, mi dulce esposo, 135
con tal llanto ha satisfecho
mi temor, que habemos hecho
paces; ya no está celoso,
   ya conoce mi lealtad,
ya mi firmeza agradece; 140
y así, razón me parece,
Diana, que tu deidad
   me dé licencia, que quiero
volverme a Tebas con él.
DIANA
Mira, no te fíes de él, 145
prueba su verdad primero,
   que puede ser que por mí
te respete en esta selva,
y que cuando a Tebas vuelva
se quiera vengar de ti. 150
AURORA
   Es muy justo advertimiento:
viva algún tiempo contigo
donde, temiendo el castigo,
excuse el atrevimiento;
que después que algunos días 155
vuelva en tus brazos amor
a ser el mismo, o mayor,
del que entonces conocías,
volverás a la ciudad.
FLORIS
Paréceme buen consejo. 160
AURORA
Aquí tiene un pastor viejo
una famosa heredad,
   con una casa extremada,
y yo haré que os tenga en ella.
FLORIS
Tú serás, Aurora bella, 165
mi amparo.
DIANA
Floris amada,
   quisiera tener qué darte,
ya que de mi compañía
te partes.
FLORIS
Señora mía,
no el alma, el cuerpo se parte. 170
DIANA
   Sólo este dardo te doy,
prenda que en mucho estimé
desde que a Tebas bajé,
en cuyas selvas estoy.
   No le tirará persona 175
sin matar a quien tirare;
no hay fiera que en monte pare,
por cuantos el sol corona;
   no hay un ligero animal
que no alcance.
FLORIS
Por mi esposo,
180
de tu brazo generoso
aceto el don celestial;
   que es notable cazador
y lo estimará en extremo.
DIANA
Que dilato, Floris, temo 185
las paces de vuestro amor.
   Tú, Aurora, busca esa casa,
y quedaos los dos con Dios.

 (Váyase.) 

AURORA
Bien podéis hablar los dos,
pues ya de las selvas pasa. 190
FLORIS
   Yo voy, con licencia tuya,
a hablar mi Céfalo amado.

 (Váyase.) 

AURORA
   Amor, el daño pasado
   en más bien te restituya.
   ¡Ay de mis pensamientos mal logrados! 195
¡Ay de mis esperanzas mal nacidas,
un año vanamente entretenidas
en contentos de amor siempre engañados!
   Arrojé de mis brazos despreciados
un hombre que me cuesta tantas vidas, 200
y vuelven a dar sangre las heridas
viendo mi amor los celos declarados.
   Mientras quien llora agravios no procura
ver la ocasión, en duda se defiende
y del bien que merece se asegura; 205
   pero si el alma ve que quien la ofende
goza de mayor gracia y hermosura,
hiélase el gusto y el amor se enciende.
 

(Salen FELICIO y ANTEO, villanos.)

 
FELICIO
   Un año habrá por agora
que vino el Príncipe aquí. 210
ANTEO
Junto a la fuente le vi.
AURORA
Pues ¡Felicio!
FELICIO
¡Hermosa Aurora!
AURORA
   ¿No sabes como te quiero
dar dos huéspedes famosos?
FELICIO
Cortesanos enojosos, 215
si son de Tebas, espero.
AURORA
No son sino dos casados
que han dejado la ciudad,
para hacer de su amistad
testigos montes y prados. 220
FELICIO
   Pensé que era de la gente
que paga en lisonjas vanas,
que habla tardes y mañanas,
y sabe más quien más miente.
   Pensé que era quien no da 225
y de todo se aprovecha,
gente que nada sospecha
en lo que interés le va;
   pero pues casados son
y de allá vienen huyendo, 230
sólo servidos pretendo,
no quiero más galardón.
AURORA
    Voy por ellos.
FELICIO
Mi Belisa
sabe ya lo que ha de hacer.
AURORA
De que me habéis de perder, 235
celos, el amor me avisa.

 (Váyase.) 

 

(Entra FABIO.)

 
FABIO
   ¿En qué tengo de parar
al fin de tanto camino?
¿Yo por selvas peregrino,
sin hallar villa o lugar? 240
   ¿Yo sin comer y dormir
por seguir a una mujer?
Conviértete en alcacer,
Dafne, y déjame vivir.
   Aquí en la hierba se envuelve, 245
allí se torna gazapo,
aquí de un tigre me escapo,
allí en sátiro se vuelve.
   Yo ¡triste!, de rama en rama,
como tras pájaro nuevo, 250
sus ojos llevo por cebo,
y voy donde amor me llama.
   Aquí están dos labradores.
FELICIO
Este es algún cazador.
FABIO
¿Si sabrán de mi señor? 255
¿Han visto un loco de amores
   que va por aquí perdido?
FELICIO
En esta selva no posa
sino la más casta diosa,
no la madre de Cupido. 260
   Mirad, señor cortesano,
que la piséis con respeto.
 

(Váyanse.)

 
FABIO
Oye.
ANTEO
¿Qué manda?
FABIO
En efeto,
¿no hay poblado hasta lo llano,
   ni qué comer ni beber? 265
ANTEO
Fuentes hay y fruta alguna.
FABIO
Fruta y agua en panza ayuna,
¿quién la podrá detener?
FELICIO
   Pues advertid, caballero,
que no de todas se bebe, 270
donde más limpio se mueve
claro cristal lisonjero;
   porque hay fuente que en bebiendo
quita el seso.
FABIO
¡Santo Dios!
FELICIO
Que hacen necios más de dos. 275
FABIO
¿Necios? Ya lo estoy temiendo.
FELICIO
   Muchos hay en mi lugar
que de esta fuente han bebido;
bien haya el vino, que ha sido
discreto en callar y hablar. 280
   Hay fuente que hace los hombres
miserables, gruñidores,
falsos, ingratos, traidores.
FABIO
No digas más, no las nombres.
ANTEO
   Árbol de fruta hay aquí, 285
que, en tirando de una pera,
sale del árbol afuera,
ligero como un neblí,
   un sátiro por detrás,
y sacude un pescozón. 290
FABIO
Montes de los diablos son;
no los vuelvo a ver jamás.
FELICIO
Aquí hay manzano que quita
la generación a quien
come su fruta.
FABIO
Está bien:
295
no en balde en montes habita;
   pero espántome que, luego
que se supo en este valle,
las pastoras de buen talle
no los hayan dado al fuego. 300
ANTEO
    Hay unos árboles bellos
que hacen luego encanecer.
FABIO
Ganaría de comer
hombre que tratase en ellos.
ANTEO
   Si con su fruta topáis, 305
vos saldréis viejo.
FABIO
No quiero
comer en mi vida.
FELICIO
Espero
que luego los conozcáis.
ANTEO
   Si alguna ninfa saliere
de estas ramas en que andáis, 310
guardaos que no comáis
ninguna cosa que os diere;
    y quedaos con Dios.
 

(Váyanse.)

 
FABIO
El cielo
os guarde; yo estoy sin mí:
¿adónde voy por aquí? 315
que el temor me ha vuelto en hielo.
 

(Entre AURORA con BELISA, y traigan dos fuentes de plata con flores, y debajo, en la una de ellas, harina, y en la otra humo.)

 
BELISA
   Ya quedan aposentados
por darte gusto, señora.
AURORA
No les amanezca aurora
con rayos del sol dorados. 320
   Celos me matan, Belisa;
pero, vamos, que Diana,
toda esta alegre mañana,
fatigada el monte pisa,
   y ya querrá descansar. 325
FABIO
Allí dos pastoras veo:
comer y beber deseo;
mas no me atrevo a llegar.
   Pero ¿qué dudo? Que Aurora
y Belisa son.
AURORA
¿Qué es esto?
330
¿Hombre en tan secreto puesto?
FABIO
¿No me conoces, señora?
AURORA
    ¿Es Fabio?
FABIO
El mismo.
AURORA
Pues ¿dónde
vas de esta suerte perdido?
FABIO
A mí señor, ofendido, 335
tu selva sagrada esconde.
   Que en busca de su mujer
va loco de valle en valle.
¿Tenéis, mientras no le halle,
algo que pueda comer? 340
   ¿Qué es lo que lleváis ahí?
BELISA
Llega el rostro y comerás.
FABIO
¿Dentro?
BELISA
Sí.
AURORA
Llégate más.
FABIO
No he topado nada aquí.

 (Levante el rostro del plato de la harina todo blanco.) 

BELISA
    ¡Oh, qué hermoso que has quedado! 345
FABIO
Sí, pero nada topé.
AURORA
Prueba de éste.
FABIO
Probaré.
Las flores solas me has dado.

 (Alce la cara llena de humo.) 

BELISA
   Agora que estás hermoso,
cuanto quisieres tendrás. 350
 

(Váyanse las dos.)

 
FABIO
Qué comer quisiera más.
BELISA
¡Adiós, mi Fabio amoroso!
FABIO
   Tras ellas irme quisiera,
pero temo un mal suceso.
 

(DORISTEO y PERSEO y su gente.)

 
DORISTEO
   Gran trabajo me ha costado 355
hallar a Floris, Perseo.
PERSEO
En fin, sabe Vuestra Alteza
que aquí tienen aposento.
DORISTEO
Y que están los dos en paz
para matarme de celos. 360
PERSEO
Acaba ya con su esposo,
pues que no hay otro remedio;
que esta tierra da ocasión,
con mil animales fieros,
para ponerles la culpa, 365
y será cierto el suceso.
DORISTEO
Toda esta selva sagrada
llena está de semideos,
silvanos, sátiros, faunos,
centauros y anfesibenos; 370
hanle de ver porque están
todos los árboles llenos,
y publicarlo de suerte
que pierda el honor que tengo.
FABIO
Cazadores son, y aquél 375
debe de ser Doristeo.
¿Qué temo de hacerte señas?
¡A la ho, ah caballeros!
DORISTEO
¡Júpiter santo me valga,
y qué sátiro tan feo! 380
PERSEO
Fauno es, sin duda.
FABIO
¿Yo fauno?
DORISTEO
Tírale y mátale, Ardenio
FABIO
¡Tírale y mátale! Pies,
en vos está mi remedio.

 (Húyese.) 

CAZADORES
¡Guarda el fauno! ¡Hola, pastores! 385
PERSEO
¡Guarda el fauno!
FABIO
¡Yo soy muerto!
 

(FELICIO y villanos con chuzos.)

 
FELICIO
¿Qué es de él, por dónde va?
DORISTEO
Ya sube el monte, midiendo
con las plantas los peñascos,
y con los brazos el viento. 390
JULIO
¡Que no llegáramos antes!
DORISTEO
Mal los queréis.
JULIO
Hannos hecho
grandes males.
DORISTEO
¿Cómo ansí?
ANTEO
¿Qué cabrito, fruta y queso,
no nos comen cada día? 395
JULIO
La comida es lo de menos.
¡Ay de la moza que agarran!
DORISTEO
Pues ¿llevanla?
JULIO
Sin remedio.
DORISTEO
¿Dónde?
JULIO
Allá se la zambullen
por esos bosques espesos. 400
No ha un mes que la pobre Silvia,
de nuestro zagal Riselo,
parió dos medios cabritos,
uno blanco y otro negro.
DORISTEO
Id, pastores, a seguirle; 405
y vos aguardad, buen viejo,
que el Príncipe os quiere hablar.
FELICIO
Los pies mil veces os beso:
seguid el fauno, pastores.
ANTEO
¡Voto al sol, que le derriengo 410
si con la tranca le alcanzo!
FELICIO
Si soy del servicio vuestro,
mandadme, Príncipe ilustre.
DORISTEO
Fiarte, Felicio, quiero,
conociendo tu valor, 415
un pensamiento secreto.
FELICIO
¿Es acaso amor de Floris?
DORISTEO
¡Ay, padre, por Floris muero!
Tu Rey soy, mas si me ayudas,
hacerte mi Rey prometo. 420
FELICIO
Si es para daros entrada,
no puedo decir que puedo,
porque es la mujer más casta
que ha visto en su edad el tiempo;
si para sacarla adonde 425
la podáis hablar, sospecho
que lo que el ingenio falte,
me diga el amor que os tengo.
DORISTEO
Eso te pido no más;
y a no estar, como lo vemos, 430
tan cerca mis cazadores,
hiciera un notable exceso:
besara tus pies, Felicio.
FELICIO
¡Señor, yo soy el que debo
ser la tierra de esos pies! 435
DORISTEO
¿Cómo podrás?
FELICIO
Oye atento:
lo que más a las mujeres
las saca de sí, son celos;
ella lo está de su esposo;
decirle que quiere quiero 440
una ninfa de este valle;
con esto le irá siguiendo,
y tú, escondido, podrás
hallar a tu mal remedio.
DORISTEO
¿Haráslo así?
FELICIO
Luego al punto.
445
DORISTEO
Ellos vienen, yo te dejo.
¡Hola, seguidme!
PERSEO
Mi amor
se cansó de dar al viento
esperanzas lisonjeras;
y es el del Príncipe eterno. 450
 

(Salen FLORIS y CÉFALO.)

 
CÉFALO
   ¿Estás asegurada
del amor que te tengo, Floris mía?
FLORIS
Estoy bien empleada,
pues te gozo, mi bien, como solía;
que en lo demás, la muerte 455
ya no lo puede ser después de verte.
CÉFALO
   Después que me has contado
que el Príncipe te amaba, estoy celoso,
no porque te he culpado,
pero porque un amante poderoso, 460
si quiere con violencia,
ni basta honestidad, ni resistencia.
FLORIS
   Pésame de tu pena:
amando, somos necias las mujeres;
mas de esta selva amena 465
en mi vida saldré si tú no quieres.
El viva las ciudades,
y yo contigo aquí las soledades.
   Asegura mis celos
del tiempo que has faltado de mis brazos. 470
Así te den los cielos,
después de larga vida, largos plazos
para que a vivir vuelvas.
CÉFALO
De mi amor son testigos estas selvas:
   si Júpiter formara de su idea 475
una belleza tal, una hermosura,
que la del sol, tan celestial criatura,
con sus divinos ojos fuera fea;
   si cuanto abril en flores hermosea
tuviera su color, su nieve pura, 480
y para su riqueza la ventura
le entregara la copia de Amaltea;
   si fuera amor de su valor despojos,
y de su perfección jamás oída,
la misma castidad tuviera antojos; 485
   si como el fénix única nacida,
no te olvidara, Floris de mis ojos,
porque eres alma de mi propia vida.
FLORIS
   Pues si, de su poder por muestra rara,
hermoso un hombre Júpiter hiciera, 490
de suerte que la envidia no pudiera
poner falta en su cuerpo ni en su cara;
   si de Apolo la cítara igualara,
y en la voz a las Musas excediera,
y si al planeta de la quinta esfera 495
la fama de las armas le quitara;
   si de sabio, discreto y entendido
todos los sabios le rindieran palma,
y el más antiguo rey de bien nacido;
   si su valor tuviera el mundo en calma, 500
no te olvidara, Céfalo querido,
porque eres cielo en que descansa el alma.
CÉFALO
    Siendo verdades ciertas
las que me dices, Floris de mis ojos,
¿qué importan las inciertas 505
sospechas de mis celos?
FLORIS
Darme enojos
con celos ya no es justo.
CÉFALO
Amor sólo con celos da disgusto,
   mas no sabe excusarlos;
huélgome de vivir en esta selva 510
para poder dejarlos.
FLORIS
Si tú no quieres que en mi vida vuelva
a la ciudad, mi vida,
de cuando no eres tú mi amor se olvida.
CÉFALO
   La caza es mi ejercicio; 515
aquí viviré yo con más contento:
mi regalado oficio
es seguir por el campo, o por el viento,
las aves o las fieras,
o pescar de Anfitrite en las riberas. 520
   Aquí, cuando la aurora
hurte cabello al sol para el tocado
de la frente de Flora,
saldré con tu licencia al verde prado,
a la caza que pare, 525
y a néctar te sabrá lo que matare;
   no saldré por la tarde
por que no falte noche a tu deseo,
ni cuando Febo arde
en las guedejas del León nemeo, 530
pondré a la luna redes,
porque no quiero yo que sola quedes.
 

(Dentro.)

 
JULIO
¡Guarda el fauno, guarda el fauno!
FLORIS
¿Qué es esto?
FELICIO
No os cause pena;
que no se atreven de día 535
los faunos a las aldeas;
éste es un sátiro necio
que habrá topado en las eras
la bota de algún pastor,
y busca dónde la duerma. 540
 

(Entre huyendo FABIO, tiznado.)

 
FABIO
¡Socorro, amparo, señores!
CÉFALO
Pues ¿aquí te atreves, bestia?
FABIO
Céfalo, detén la espada.
Fabio soy.
CÉFALO
¿Tú Fabio? Espera.
FABIO
Sí, señor; ¿no me conoces? 545
CÉFALO
Pues ¿cómo desta manera
andas por aqueste monte?
FABIO
¿Qué tengo?
CÉFALO
¿Qué? La más fea
figura y rostro que han visto
los pastores de esta selva. 550
FABIO
Sin duda me han trastornado.
CÉFALO
Vente conmigo.
FABIO
No creas
que mientras aquí vivieres
serás lo que de antes eras.
CÉFALO
En esta fuente te quiero 555
lavar.
FABIO
Vamos, y si llega
algún pastor a matarme,
te ruego que me defiendas.
 

(Váyanse.)

 
FLORIS
   Dime, huésped, ¿desta suerte
tratan los hombres aquí? 560
FELICIO
Los que no se guardan, sí.
FLORIS
De sus engaños me advierte.
FELICIO
   ¿Qué mayor que el de tu esposo?
FLORIS
¿A mi esposo han engañado?
FELICIO
Ninfas se han enamorado 565
de su talle y rostro hermoso,
   y aun él lo ha estado de alguna.
FLORIS
¡Ay de mí!
FELICIO
No lo sé bien,
ni a ti es razón que te den
celos de la misma Luna: 570
   disimula, que podrás
callando saber quién es.
FLORIS
Tú, si alguna cosa ves,
huésped, ¿no me avisarás?
FELICIO
    Como viere tu prudencia. 575
FLORIS
Palabra te doy de ser
para los celos mujer,
mas no para la paciencia.
FELICIO
   Pues yo me voy a informar
de pastores deste valle; 580
que como tu lengua calle,
bien lo podrás remediar;
   pero si hablas aquí,
transformarán a tu esposo.
FLORIS
Vete.
FELICIO
Júpiter piadoso
585
se duela de él y de ti.

 (Váyase.) 

FLORIS
   ¡Oh mal que el cielo dió para castigo
de quien vivir con libertad pretende!
No digo amor, que amor a nadie ofende;
celos iba a decir, agravios digo. 590
   Pero si celos son con un testigo,
¿qué amor de la sospecha se defiende?
pues una sola vida y alma enciende
a quejarme de ti, dulce enemigo.
   Dice mi amor que deje los desvelos, 595
con que a engañarme la sospecha viene
entre seguridades y recelos.
   Y como en esta duda se entretiene,
voy a quererte, y tiénenme los celos;
voy a olvidarte, y el amor me tiene. 600
 

(Entren CÉFALO y FABIO.)

 
CÉFALO
   Aun agora pareces
hombre como los otros, Fabio amigo.
FABIO
Dame tus pies mil veces,
si puedo ya, señora, hablar contigo.
FLORIS
Fabio, de aquestas selvas 605
será milagro que a la patria vuelvas.
FABIO
   Dios nos defienda a todos.
CÉFALO
Mi bien, antes que el sol su rostro encienda,
por los más tiernos modos
de amor, te pido, dulce hermosa prenda, 610
licencia para darte
despojos de una fiera en cierta parte:
   dióme un pastor aviso;
déjamela matar por vida tuya;
que al Príncipe no quiso 615
darle este lance en una selva suya,
y por eso querría
que fuese empresa solamente mía;
   no te enojes, mis ojos;
que por sus luces amorosas juro 620
de no te dar enojos,
pues con jurar por ellos te aseguro
de volver esta siesta,
y aguardarásme tú la mesa puesta.
   Ea, ¿qué dices?, ¿puedo? 625
Di que sí por tu vida.
FLORIS
Ya lo digo.
CÉFALO
Con pena quedas.
FLORIS
Quedo
triste de no saber que voy contigo.
CÉFALO
Y dentro de mi pecho,
de amores tuyos y regalos hecho. 630
FLORIS
   No me digas amores;
que quien los dice al tiempo que se parte,
gustos tiene traidores.
CÉFALO
Pues ¿hay causa mayor?
FLORIS
Quiero avisarte,
mi bien, que han de decirse 635
para quedarse, y no para partirse.
   Este dardo Diana
me dió para las fieras, tan dichoso
que no hace suerte vana
en tigre, en pardo, en sierpe, en león, en oso 640
que cobardes venados
de verle se le rindan por los prados.
   Este te doy, mis ojos,
porque te acuestes en aquesta ausencia.
CÉFALO
¿Ausencia? Dasme enojos. 645
Siempre, mi vida, estás en mi presencia:
aceto y beso el dardo
que basta a hacerme cazador gallardo.
   De hoy más tembladme, fieras,
que de vosotras soy fatal estrago 650
por montes y riberas;
adiós, mi bien.
FLORIS
Aún no me satisfago
de mi temor celoso,
que es cobarde el temor si está dudoso.
CÉFALO
   Vente, Fabio, conmigo. 655
FABIO
¿Allá tengo de ir?
CÉFALO
No tengas miedo.
FABIO
¿Qué es miedo? Voy contigo,
ya Marte en el valor.
FLORIS
Muriendo quedo:
los cielos te acompañen;
ni las fieras, mi bien, ni el sol, te dañen. 660
FABIO
   No voy con mucho gusto,
que desde que por fauno me tuvieron,
traigo mortal disgusto.
FLORIS
¡Ay, cielos! Mis deseos se cumplieron,
si este nombre merecen 665
celos que a ver si son verdad se ofrecen:
   seguir quiero a mi esposo;
sin duda alguna ninfa que le tuvo
con encanto amoroso,
y un año en este bosque le detuvo, 670
le ha dicho que le aguarda:
¡celos, volad, que amor es ave y tarda!
 

(BELISA entre.)

 
BELISA
   ¿Dónde vas, Floris hermosa?
FLORIS
No me detengas, Belisa,
pues que mi inquietud te avisa 675
que debo de estar celosa.
BELISA
Ya que has vuelto a ser esposa
de Céfalo, sin temor
vive, que el pasado amor
de quien aquí le quería, 680
se templó desde aquel día
que conoció tu valor.
FLORIS
   ¿Quiéresme decir quién es?
BELISA
No, pues que ya no te ofende.
FLORIS
Belisa, el amor se enciende 685
con las dudas, ya lo ves.
BELISA
Si te ha de pesar después,
mejor encubierto está.
FLORIS
¿Ni una letra me dirá
tu rigor de esta mujer? 690
BELISA
Una, ¿qué te puede hacer?
FLORIS
¡Di, por Dios!
BELISA
Comienza en A.
FLORIS
   Di la segunda siquiera:
que bien me lo debes tú.
BELISA
¡Extraña estás!
FLORIS
Dila.
BELISA
Es U.
695
FLORIS
¿Burlas, Belisa?
BELISA
Quisiera.
FLORIS
Dime la letra tercera.
BELISA
La tercera letra es R.
FLORIS
Haz que esa letra se cierre.
BELISA
Perdona; que estás cansada. 700
FLORIS
Soy celosa desdichada,
o habrá cosa en que no yerre.

 (Váyase FLORIS.) 

BELISA
    ¡Necia estás!
 

(Entre AURORA.)

 
AURORA
¿Qué es lo que agora
dijiste a Floris de mí?
BELISA
Tres letras le dije aquí 705
de tu nombre, hermosa Aurora;
que como su esposo adora,
el dueño saber procura
de sus celos.
AURORA
No es cordura,
porque se aumenta el amor 710
con la envidia y el temor
que da la ajena hermosura.
   Cuando yo a Floris no vía,
menos sentía el desdén,
Belisa amiga, de quien 715
por ella me aborrecía;
mas desde aquel triste día,
por Céfalo estoy muriendo;
de Floris lo mismo entiendo
si supiese que soy yo 720
por quien un año olvidó
lo que envidiosa pretendo.
BELISA
   Hablando hemos bajado
a la fuente de Diana.
AURORA
Lo fresco de la mañana 725
ilustró su verde prado.
BELISA
Las verdes ramas han dado
señal de que gente viene.
AURORA
Ya ni guardarme conviene,
ni ser más que una mujer 730
que mira en otro poder
toda la vida que tiene.
 

(Salen CÉFALO, con el dardo, y FABIO.)

 
FABIO
   Aquí puedes descansar.
CÉFALO
Y más, que las linfas puras
se adornan de dos figuras. 735
FABIO
Y es mármol que sabe andar.
CÉFALO
Cansado vengo de dar
pasos sin provecho al viento.
AURORA
¿Eres tú, monstruo sediento?
¿Vienes a dar a la fuente 740
veneno, con que la gente
muera de cristal violento?
   ¿Eres tú quien me dejó
cuando más alma le di,
y quien luego trujo aquí 745
la causa que me mató?
¡Ingrato! ¿En qué te ofendió
mi amor? Fuéraste con ella,
gozárasla; mas traella
donde la viesen mis ojos, 750
¿fue para aumentarme enojos,
o para darlos a ella?
   ¿Qué puede Floris hacer
si sabe que yo te quiero?
Y yo, ¿qué he de hacer, si muero 755
de que la has de querer?
Las dos habemos de ser
desdichadas pues te agrada,
por bizarría excusada,
que perdamos alma y vida; 760
ella, celosa querida,
y yo, celosa olvidada.

 (Váyase.) 

CÉFALO
    ¡Aurora, Aurora!
BELISA
No es bien
que vuelva a satisfacciones
mujer que a morir la pones 765
con tan ingrato desdén.
FABIO
Y tú, ¿quéjaste también
de que soy ingrato yo?
BELISA
¿Tú no eres hombre?
FABIO
Yo, no,
BELISA
¿Eres fauno? ¿Bestia eres? 770

 (Váyase BELISA.) 

FABIO
¿Tales dejáis las mujeres
a quien vida y alma os dió?
   Tú me debes de engañar;
que yo debo de tener
otra cara desde ayer. 775
CÉFALO
Allí te puedes mirar,
mas déjame descansar
al rüido de esta fuente;
que amor, cuando ya no siente,
es mármol a toda queja, 780
y si vuelve a lo que deja,
todo cuanto dice miente.

 (Siéntase CÉFALO.) 

FABIO
   En amores acabados,
siempre fui de parecer
que ni el hombre, o la mujer, 785
vuelven bien reconciliados.
Aquellos gustos pasados
todos parecen fealdades;
las finezas, necedades;
las locuras, fantasías; 790
los papeles, boberías;
y los amores frialdades;
   descansa, y goza tu esposa.
 

(Sale FLORIS.)

 
FLORIS
Por aquí pienso que van:
pero ¿qué digo? Allí están; 795
selva, esconde una celosa.
CÉFALO
¡Ven, Aurora mía amorosa!
¡Ven, Aura mía suave!
FLORIS
¡Ay cielos, todo se sabe!
¿A Aura llama? ¡Sí, Aura espera! 800
¡Viva mi honor, mi amor muera
como mi vida se acabe!
CÉFALO
    ¡Aura, venme a refrescar:
que tengo de aquesta siesta
gran deseo de tus brazos! 805
FLORIS
¡Ay Dios, sus brazos desea!
Aura llama; ya, ¿qué dudo?
Las letras dicen que es ella;
verdad me dijo Belisa.
ellas son las mismas letras: 810
la primera letra es A;
U, la segunda; tercera,
es R.
CÉFALO
¡Ven, Aura hermosa!
FABIO
Ya por estas hojas suena.
FLORIS
No querría que de mí 815
le advirtiesen estas quejas;
aquí me quiero esconder
para aguardar a que venga.
Traidores hombres, ¿de quién
puede fiarse una ausencia? 820
Loca está mujer que os ama.

 (Entrese.) 

CÉFALO
Ya el viento, Fabio, refresca.
FABIO
No tengo por buena vida
la del cazador.
CÉFALO
No seas
enemigo de la caza, 825
que es imagen de la guerra.
FABIO
Es notable su trabajo;
ya por montes, ya por sierras,
ya le derriban los troncos,
ya el caballo le despeña; 830
oféndele el sol, el aire;
come mal, duerme en la hierba,
y aún se envejece más presto:
dichoso un hombre que juega;
lindo vicio estar sentado 835
en una silla a una mesa,
hecho tejedor de naipes.
Unos salen, otros entran;
si gana, dice donaires;
toda la chusma celebra 840
las necedades que dice
por los baratos que espera.
Nunca le faltan dineros,
todos le dan y le prestan,
no le despeña el caballo 845
estáse la silla queda,
y nunca es tan desdichado,
por más que jugando pierda,
que no le falten amigos
y dineros.
CÉFALO
Bien te quejas,
850
y conforman a tu honor
tus deseos.
FABIO
Yo quisiera
ejercicios descansados.
CÉFALO
¿Qué es lo que en las ramas suena?
FABIO
No sé, por Dios.
CÉFALO
¿Si es acaso,
855
Fabio amigo, aquella fiera
que nos dijo aquel pastor?
FABIO
No creas, señor, que es ella.
CÉFALO
¿Cómo no? Tirarla quiero.
FABIO
No la tires.
CÉFALO
¡Fuera!
FABIO
Espera.
860
CÉFALO
Haz esta famosa suerte,
dardo de Diana bella.
 

(Dentro.)

 
FLORIS
¡Ay, esposo, que me has muerto!
CÉFALO
¿Es voz?
FABIO
El alma me tiembla:
que me has muerto, esposo, dijo. 865
CÉFALO
¿Esposo? Apártate.
FABIO
Llega.
 

(Salga FLORIS con otro dardo atravesado, que le habrán puesto entretanto que estaba escondida, de la misma manera, terciado de azul y oro.)

 
FLORIS
¡Ay, Céfalo de mi vida,
aunque ya la tengo apenas!
CÉFALO
¿Eres tú, señora mía?
FLORIS
¿Quién quieres, mi bien, que sea? 870
CÉFALO
¿Yo te he muerto?
FLORIS
Tú me has muerto.
CÉFALO
¡Desdichada fue mi estrella!
¿Qué haré, Fabio?
FABIO
Estoy sin alma.
CÉFALO
Mataréme antes que muera.
FLORIS
¡Esposo, esposo!
CÉFALO
¡Mi vida!
875
FLORIS
¡Ay Dios, qué mal te aconsejas
en matarte, pues me matas
dos veces de esa manera!
Llégate a mí, señor mío;
oye, ansí más dichas tengas 880
que tu desdichada esposa,
pues ha de ser la postrera,
una palabra no más;
mira que ya por la puerta
de la herida sale el alma. 885
CÉFALO
Aquí estoy, para que creas
que no sé cuál es mayor,
o la vergüenza, o la pena.
FLORIS
Sólo un bien quiero pedirte
que en la muerte me concedas, 890
y hasme de dar la palabra
de cumplir lo que prometas;
que lo que pide el que muere,
obliga con mucha fuerza.
CÉFALO
¿Qué me puedes tú pedir 895
que dificultoso sea,
no pidiéndome que viva
después que te viere muerta?
FLORIS
Que no te cases con Aura,
Aura que tanto deseas, 900
Aura que tanto llamabas,
pues que me has muerto por ella:
por ella vine celosa;
mi amor, mi bien, te merezca
que no le des este gusto. 905
CÉFALO
¿Hay desdicha como aquésta?
¿Celos de Aura te han traído
siguiéndome por la selva?
Aura, amores, no es mujer,
ni yo la llamé por verla; 910
Aura es un viento, mis ojos,
que blandamente refresca.
¿Hay tal engaño?
FABIO
¡Por Dios,
que con razón te lamentas
de tu estrella desdichada! 915
CÉFALO
Y ¡qué desdichada estrella!
¡Pastores de aquestos montes,
ninfas, aves, flores, fieras,
venid a matarme todos;
yo os maté la primavera 920
yo he muerto al sol!
 

(El PRÍNCIPE DORISTEO, PERSEO, AURORA, BELISA, FELICIO y todos.)

 
DORISTEO
¿Qué es aquesto?
Céfalo, ¿de qué te quejas?
CÉFALO
¡Ay, príncipe Doristeo!
¿Qué mal puede haber que sea
como el mío? ¡He muerto a Floris! 925
DORISTEO
¿Tú mismo?
CÉFALO
Entre estas adelfas,
celosa estaba escuchando
las palabras lisonjeras
que al Aura dije, abrasado
del sol en su ardiente siesta. 930
Pensé que era fiera, ¡ay triste!
Tiréle este dardo, que era
prenda de la infame diosa
que estas riberas afrenta.
¡Dejadme quitar la vida! 935
DORISTEO
Deja la espada: no quieras
más espada que el dolor.
AURORA
¡Floris! ¡Ah, Floris!
BELISA
¡Ah, bella
Floris!
FABIO
Ya el alma partió.
CÉFALO
¡Ah, señora! ¿Al fin me dejas? 940
¿Por qué me estorbáis matarme?
¡Vive Dios, Luna sangrienta,
que de envidia diste el dardo
a mi esposa, que a tu esfera
suban mis brazos gigantes, 945
con más olimpos y Flegras!
Echaréte de los cielos,
porque los cielos no tengan
envidiosas del valor
de la virtud de la tierra; 950
ya saben que no eres casta,
aunque de casta te precias;
pregúntale a Endimión
qué dice de tus flaquezas.
FABIO
¡Ah, señor, vuelve en tu acuerdo! 955
DORISTEO
El alma tengo suspensa.
AURORA
Y yo, en lugar de venganza,
le ofrezco lágrimas tiernas.
DORISTEO
Floris, yo fui desdichado
en amarte; si mi pena 960
es tan grande aborrecido,
¿cuál será la que le queda
a quien fue de ti adorado?
Dadle, ninfas de estas selvas,
sepultura en oro y jaspe, 965
y acabe aquí la tragedia
de la mujer que ha tenido
más desdicha y más firmeza.



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