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La Mojigata

Comedia en tres actos

Leandro Fernández de Moratín


Nota preliminar: Edición digital a partir de la edición de Obras dramáticas y líricas, t. II, París, Augusto Bobée, 1825, pp. 11-201.


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Escrita y no corregida todavía a satisfacción del autor la comedia de La Mojigata, empezaron a verse copias de ella desde el año de 1791. Durante los viajes de Moratín fuera de España corrió esta pieza igual fortuna que la de El Barón, con poca diferencia. La representaron en muchas casas particulares de la capital, y se celebró el acierto con que la desempeñaron varios aficionados en casa del abogado Pérez de Castro, y en la de la marquesa de Santiago. Los cómicos de las provincias la incluyeron en su caudal y la representaban frecuentemente; sólo mereció el autor a la estimación que le profesaban los actores de Madrid que se abstuviesen de darla al público, sabiendo que se proponía hacer en ella alteraciones muy esenciales, y que no podía serle agradable saber que la representaban sin su aprobación por manuscritos tan viciados y tan llenos de errores suyos y ajenos.

A su vuelta, hizo en ella las correcciones que le parecieron convenientes; y estudiada y ensayada por los cómicos de la compañía de la Cruz, se representó en aquel teatro el día 19 de mayo de 1804. No hubo parcialidades, ni venganzas, ni conspiración, ni alboroto: la experiencia había dado a conocer la inutilidad de estos medios y el nombre del autor aseguraba ya los aplausos. El público la recibió con aprecio particular; no así los falsos devotos ni los críticos. Los primeros abominaron de ella, y no les faltaba razón; los segundos publicaron delicadas observaciones, en que manifestaron por una parte su laudable anhelo de ver el arte en toda su perfección, y por otra su corta inteligencia para indicar a los que le practican los medios de lograrlo. Las censuras produjeron elogios y defensas; y es de notar que unos y otras se escribieron con urbanidad y moderación, prendas no muy comunes en este género de escritos y que hoy día totalmente se desconocen.

El autor, impasible en medio de estas disputas, y únicamente deseoso de que nadie le defendiese aunque muchos le criticasen, si algo encontró en aquellos opúsculos digno de atención, supo aprovecharlo; y prescindiendo de todo lo que no le pudo convencer, remitió a sus propias observaciones en los efectos del teatro, las enmiendas que hizo sucesivamente en esta y en las demás composiciones suyas.

Ponce desempeñó con perfección el papel de Don Claudio. Pinto manifestó su acreditada inteligencia en el de Don Luis, como Francisco Vaca en el de Don Martín. Josefina Virg, estimable actriz, cuya flexibilidad se ha prestado siempre a los caracteres más difíciles y más opuestos entre sí, representó con acierto el descaro, el impaciente deseo de libertad, la astucia, la falsa devoción de Doña Clara. María García sobresalió en el personaje de Doña Inés. Para inferir que el de Perico mereció la aceptación pública, baste decir que le hizo Querol. Francisco López causó el sentimiento de que su papel del demandadero no fuese más largo; porque en él pintó con excelencia un viejecillo tan pusilánime, inepto, encogido, frío, memo y ñoño como el autor le imaginó.



PERSONAJES
 

 
DON LUIS.
DON MARTÍN.
DOÑA CLARA.
DOÑA INÉS.
DON CLAUDIO.
LUCÍA.
PERICO.
EL TÍO JUAN.
 

La escena es en Toledo, en una sala de casa de DON LUIS.

   

El teatro representa una sala de paso con algunos adornos, mesas y sillas. A la derecha habrá una puerta por donde se va a la calle, otra a la izquierda para las habitaciones interiores; otra en el foro, que es la del cuarto de DON CLAUDIO, y a un lado y otro de ella dos ventanas usuales.

   

La acción empieza a las diez de la mañana y se acaba a las cinco de la tarde.

 




ArribaAbajoActo I


Escena I

 

DON LUIS, DON MARTÍN.

 
DON MARTÍN
Mira, hermano, si no quieres
que riñamos muy de veras,
no hablemos más del asunto;
dejémoslo.
DON LUIS
Tú te inquietas
por nada. Cuando las cosas5
no van según tus ideas,
regañas, gritas...
DON MARTÍN
¿Y cómo
he de llevar con paciencia
lo que está pasando? ¿Y cómo
he de aprobarlo? ¿No es ella10
mi sobrina? ¿No eres tú
mi hermano?
DON LUIS
Nadie lo niega;
pero, pues yo soy su padre
y está a mi cargo y tutela,
déjamela gobernar.15
DON MARTÍN
Es verdad... ¡Y la gobiernas
perfectamente!... ¿A qué vienen
dilaciones y reservas?
Llegó Don Claudio a Toledo;
se han visto ya; pues ¿qué esperas?20
Cásalos.
DON LUIS
Yo te diré,
me escribió veces diversas
Don Pedro sobre el asunto;
me levantó a las estrellas
los méritos de su hijo;25
yo, que me acordaba apenas
de haberle visto pequeño,
esperaba a que vinieran
ciertos informes de Ocaña
para darle una respuesta30
decisiva; pero el padre,
que gasta poca paciencia,
sin avisarme le hizo
venir aquí. Siendo fuerza
admitir, no juzgué35
conveniente que supiera
Inés nuestras intenciones.
Al principio observé en ella
un agrado indiferente,
que presumí que pudiera,40
con el trato, ser amor;
pero después, tan diversa
se le ha mostrado, que siempre
le recibe con tibieza
o seriedad. Yo, entretanto,45
me confirmo en la sospecha
de que Don Claudio es un poco
simple, de mala cabeza...
Esta noche no ha dormido
en casa... Yo sé que juega...50
En fin, ello es necesario
indagar qué vida lleva,
y, sobre todo, saber
si Inés admite contenta
esta boda o la repugna.55
DON MARTÍN
Es una cosa muy puesta
en razón... Según la niña
lo determine y resuelva,
y la autoridad del padre...
DON LUIS
Esa autoridad se templa60
en estos casos, pues todo
lo demás fuera violencia
e injusticia.
DON MARTÍN
Sí, blandura,
mimo, cariños... Deja,
deja, que ya verás pronto65
los efectos.
DON LUIS
Quien te oyera
hablar así, pensaría,
según lo que tú lo esfuerzas,
que la muchacha camina
a su perdición derecha,70
y que su padre le ofrece
medios para que se pierda.
DON MARTÍN
Si observase la conducta
de su prima, allí aprendiera
a servir a Dios, a ser75
humilde, juiciosa y quieta.
DON LUIS
Eso sí.
DON MARTÍN
Pues ya se ve
que sí.
DON LUIS
¿Pues quién te lo niega?
DON MARTÍN
Es que yo sé bien por qué
lo digo... Hay gran diferencia80
de prima a prima...
DON LUIS
¿Y quién dice
que no?
DON MARTÍN
... Por más que lo quieras
negar.
DON LUIS
¡Cierto que la tuya
es una niña muy bella!
Siempre está metida en casa.85
Ayuna cuando la observa
su padre; cuando se va,
se abalanza a la despensa
y se desquita...
DON MARTÍN
No hay tal.
DON LUIS
Sí hay tal. Hace sus novenas,90
reza la corona, tiene
oración mental, se encierra
en su cuarto, abre el balcón,
y a oscuras, porque no pueda
verla su padre, se pasa95
la niña las noches frescas
de verano patullando
con el cabo de bandera
de ahí al lado.
DON MARTÍN
No hay tal cosa.
DON LUIS
Sí hay tal cosa. Como emplea100
en el servicio de Dios
las horas de esta manera,
no cose jamás, no plancha,
no hace un punto de calceta,
no mueve un trasto, ni quiere105
ocuparse en las faenas
propias de toda mujer,
y deja el encargo de ellas
a su prima, pues la vida
contemplativa y austera110
no le permite atender
a las cosas de la Tierra.
Cuando su padre la ve,
libros devotos hojea;
cuando queda sola, entonces115
es la lectura diversa:
coplas alegres, historias
de amor, obrillas ligeras,
novelas entretenidas,
filosóficas, amenas,120
donde predicando siempre
virtud, corrupción se enseña.
Estas obras de moral
Don Benito se las presta:
ese estudiante andaluz,125
opositor a prebendas,
que vive en el buhardillón.
DON MARTÍN
Pues yo te doy por respuesta,
que no he visto tales libros,
ni pienso que ella los lea,130
ni sé de tal Don Benito,
ni he sospechado que tenga
con nadie conversación.
DON LUIS
Pues todo es verdad.
DON MARTÍN
¡Perversa
envidia!
DON LUIS
No hay tal envidia.
135
DON MARTÍN
Bien está: di lo que quieras;
no me podrás persuadir
que la muchacha no es buena.
Y sobre todo, pensar
que su disimulo llega140
a tanto, que siendo alegre
y revoltosa y traviesa,
sólo por disimular
en un convento se encierra
para siempre, en un delirio145
que sólo tú lo dijeras.
DON LUIS
No la he visto profesar.
DON MARTÍN
Profesará.
DON LUIS
Bien pudiera
ser, pero...
DON MARTÍN
Profesará.
DON LUIS
No seré yo quien lo crea.150
DON MARTÍN
Profesará, sí señor;
profesará.
DON LUIS
Si te empeñas
en que ha de ser...
DON MARTÍN
Y será.
Porque yo quiero que sea.
Y será.
DON LUIS
Bien, no te enfades;
155
pero si la trampa hiciera
que renunciase las tocas,
¡qué chasco para quien piensa
heredarla en vida!
DON MARTÍN
No;
por ese lado no temas.160
No es niña de las de ahora,
no es cabecilla, ni anhela
a más que a dejar el mundo
por la estrechez de una celda.
DON LUIS
Ello así parece pero165
haces muy mal en creerla.
DON MARTÍN
¿Por qué?
DON LUIS
Porque apenas dice
palabra que verdad sea.
Si yo la conozco, si
la observo, si sé sus tretas170
mejor que tú, si no puede
engañarme con aquella
fingida virtud que a ti
te enamora y embelesa.
DON MARTÍN
¿Fingida virtud?
DON LUIS
Fingida,
175
y la causa es manifiesta.
Cuando era niña mostraba
candor, excelentes prendas,
pero tú, queriendo ver
mayor perfección en ella,180
duro, inflexible, emprendiste
corregir las más ligeras
faltas; gritabas, no hacía
cosa en tu opinión bien hecha...
Tu rigor produjo sólo185
disimulación, cautela;
la opresión, mayor deseo
de libertad; la frecuencia
del castigo, vil temor;
y careciendo de aquellas190
virtudes que no supiste
darle, aparentó tenerlas.
La hiciste hipócrita y falsa;
y así que adquirió destreza
para engañar a su padre,195
le engañó de tal manera,
que sólo cuando más vicios
tuvo, la creyó perfecta.
DON MARTÍN
¡Bien! ¡Muy bien!... Voy admirado
de razones tan discretas.200
DON LUIS
¿Te vas?
DON MARTÍN
Se acabó el sermón,
y van a cerrar la iglesia...
Mira: tu Don Claudio sube
cantando por la escalera.
¡Si habrá dormido esta noche205
al fresco! ¡Qué tres cabezas:
el padre, la señorita
y el yerno!¡Qué tres!
 

(Se va DON MARTÍN por la parte del lado derecho, y por la misma sale DON CLAUDIO.)

 


Escena II

 

DON LUIS, DON CLAUDIO.

 
DON LUIS
Ya era
tiempo de volver a casa.
Te aguardamos con la cena210
hasta las once, y al cabo
no te vimos... Nunca vuelvas
a trasnochar de ese modo.
DON CLAUDIO
Es que me detuve ahí cerca,
en casa de un conocido,215
que tiene una tos muy recia,
y calentura, y...
DON LUIS
Pues mira
que cuando otra vez suceda
no te canses en venir,
porque haré cerrar las puertas220
y que te lleven los trastos
al mesón... Pero ¿que tengas
tan poco juicio, que ayer
(y eso que fue la primera
vez) en casa de Don Juan225
tales locuras hicieras?
Fumar donde nadie fuma,
silbar, rascarte las piernas,
y rebañar con el dedo
las jícaras y lamerlas;230
interrumpir cuando hablaban
los demás, no dar respuesta
con tino ni reflexión...
¿Qué gracias eran aquellas
tan pesadas que dijiste?235
¿Quién te pudo dar licencia
para correr por la casa,
y derretir la manteca
en la cocina, escaldar
al gato, y...?
DON CLAUDIO
De esa manera
240
cuando vaya a alguna parte
me habré de estar hecho un bestia
si no permiten un poco
de libertad...
DON LUIS
Pero es fuerza
que esa libertad moderen245
el respeto y la prudencia.
DON CLAUDIO
Yo no sé cómo entenderlo.
Si uno calla, luego empiezan
a decir que es un hurón;
si no calla...
DON LUIS
Si no encuentras
250
medio, no es mucho que en ambos
extremos necio parezcas.
Si ves que al ir a decir
una gracia se te suelta
un disparate, y el ceño255
de los demás te demuestra
que fuiste poco gracioso,
¿por qué repites la escena?
¿Por qué quieres que a ti solo
te escuchen? ¿Por qué no piensas260
antes lo que has de decir?
¡Que haya cátedras y escuelas
de saber hablar, y el arte
de callar nadie lo enseña!

 (Hace que se va, y vuelve.) 

DON CLAUDIO

  (Aparte.) 

Si me apura más, tan fijo265
que le digo cuatro frescas.
DON LUIS
Mira que voy a escribir
a mi cuarto. Si te quedas
en casa, por Dios te pido
que no vayas a esa pieza270
jalbegada del rincón
a repetir la tarea
de tu canticio infernal:
que después de ser tan bella
la voz que tienes, no sabes275
dejarlo, a todos molestas,
y das tales alaridos
que en la vecindad se quejan.

 (Vase por la puerta de la izquierda.) 



Escena III

 

DON CLAUDIO, PERICO. Sale por la derecha.

 
PERICO
¡Señor!
DON CLAUDIO
¡Periquillo! ¿Cómo...?
PERICO
Como que estoy ya de vuelta.280
Un abrazo, y otro, y mil.
Vine anoche, estabais fuera...
DON CLAUDIO
Sí, tuve que hacer.
PERICO
Al fin
no es la prisión muy estrecha
cuando hay asuetos nocturnos.285
DON CLAUDIO
Ya llevé mi reprimenda.
¿Y qué dices? ¿Qué hay de bueno
por Ocaña? ¿Cómo dejas
a mi padre?
PERICO
Tan contento
de la dicha que os espera.290
Me dio una carta... Y por cierto
que al mudarme la chaqueta
me la dejé en el mesón.
DON CLAUDIO
¿Y no te ha dado siquiera
algunos cuartos?
PERICO
¿A mí?,
295
ni el valor de una peseta.
Dice que yo no le sirvo,
que os presente a vos la cuenta,
y que me paguéis sin falta,
pronto, y en buena moneda.300
DON CLAUDIO
Bien dicho, pero no tengo
un maravedí.
PERICO
¡Pues fuera
cosa de ver!... ¿Por ventura,
en tres semanas y media
que falto de aquí...?
DON CLAUDIO
Sí, amigo.
305
Qué quieres, a uno le tienta
el diablo, y...
PERICO
¿Qué mayor diablo
que tener mala cabeza?
DON CLAUDIO
Es verdad que yo he gastado
en comprar mil frioleras310
también, pero lo de anoche...
PERICO
¿Y qué ha sido?
DON CLAUDIO
Una merienda
ahí en casa del zurdillo.
PERICO
¡Bueno!
DON CLAUDIO
¿Qué quieres que hiciera?
Estuvo la Catujilla315
y aquella moza trigueña...
PERICO
¿La Virtudes?
DON CLAUDIO
Esa mismo;
yo y el hijo de la Crespa.
PERICO
Adelante.
DON CLAUDIO
¡La Catuja,
hombre, qué chica tan bella!320
PERICO
Al caso.
DON CLAUDIO
Pues merendamos,
y para alegrar la fiesta,
un sargento de milicias
que le falta media oreja,
viene, y... ¿Sabes de quién es325
primo? De la Molinera.
PERICO
Ya.
DON CLAUDIO
Pues, amigo, sacó
la barajilla; se empeña
el juego, y... ¡Vaya!... Diez duros
que importó la francachela,330
por una parte, y por otra,
él... ¡Maldito de Dios sea!
Si en el sacanete siempre
tengo una suerte perversa...
Eso sí, yo le gané335
las cuatro manos primeras;
pero después se volvió
el naipe, y en hora y media
que duró aquello, perdí
cuanto puse y más que hubiera.340
Él echó cuatro por vidas,
se levantó de la mesa,
diciendo que era ya tarde,
fuese, y a todos nos deja
sin blanca.
PERICO
¿Y a las muchachas
345
también?
DON CLAUDIO
Puse yo por ellas,
porque no era regular...
PERICO
¿Conque, en fin, de la remesa
que vino, ya no hay un cuarto?
DON CLAUDIO
Nada, y... Yo no sé qué hiciera.350
Y ese prendero maldito
me va cogiendo las vueltas
por un poco que le debo.
PERICO
¿También ésa?
DON CLAUDIO
También ésa
y dice que ha de venir,355
a ver si Don Luis encuentra
modo de que yo le pague.
PERICO
Y bien, dejarle que venga.
DON CLAUDIO
¡Toma! Pues si el viejo sabe
eso, la hiciéramos buena.360
PERICO
¿Qué, ya empieza a regañar
el suegro en flor?
DON CLAUDIO
Me revienta.
PERICO
¿Y Doña Inés?
DON CLAUDIO
Doña Inés,
ya viste que andaba seria
conmigo cuando te fuiste,365
pues de la propia manera
ha seguido... De las dos
primas, la que más me peta
es la Clarilla. Esa sí.
Y no he dejado de hacerla370
algunos cocos. A mí
me gusta.
PERICO
¡Qué desvergüenza!
Si quiere cantar maitines,
¿a qué vendrá distraerla?
Pero...
DON CLAUDIO
¿Qué es eso?
PERICO
Dejadme.
375
DON CLAUDIO
¿Qué te suspende?

  (Hace ademanes de discurrir y vacilar en la resolución.) 

PERICO
Quisiera
ver si... No... Bien puede ser;
pero... ¡Divina ocurrencia!
Y se ha de hacer, no hay remedio.
DON CLAUDIO
¿Pero qué...?
PERICO
Veréis qué idea.
380
¿Supongo que ya sabéis
el gran fortunón que espera
Don Martín?
DON CLAUDIO
¿Lo de Sevilla?
Algo sé.
PERICO
Después de cena
me contó ayer la criada385
el caso letra por letra.
Ello es que los viejos tienen
en Sevilla (o, por más señas,
ya no lo tienen) un primo
beneficiado, que deja390
por su heredera absoluta
a doña Clara... La herencia
es un horror... ¿Qué sé yo?
Casas, molinos, jaciendas,
jolivas... En fin, el lance395
es que como da en el tema
de ser monjita, su padre
(sin que nadie se lo pueda
disputar) todo lo pilla.
Él por instantes espera400
la copia del testamento,
teniendo noticias ciertas
de que ya el beneficiado
goza de la vida eterna.
Pues aquí de mi invención.405
Esta Clara, ¿se mosquea
cuando le dicen que es linda?
¿Chilla cuando la requiebran?
Si uno se arrima, ¿le vuelve
un torniscón, o se alegra?410
DON CLAUDIO
Siempre que he llegado a hablarla,
se ha mostrado muy risueña,
pero como yo no hacía
intención...
PERICO
¿Qué, de quererla?
Pues ya es preciso. La otra415
no os gusta, ni vos a ella;
y al contrario, si podéis
alzaros con la prebenda
de la novicia, y...
DON CLAUDIO
¡Qué pillo
eres para cosas de éstas!420
PERICO
Si en la gran Cómpluto fui
el coco de las escuelas.
DON CLAUDIO
Pues mira: tú la has de hablar,
Periquillo, y cuando veas...
PERICO
¿Yo? ¿Pues me he de casar yo?425
DON CLAUDIO
Hombre, si me da vergüenza.
Vergüenza no, sino así
como...
PERICO
¡Pues cierto que es buena
ocasión de timideces
y melindres e indirectas!430
¡Vaya que no he visto tal!
DON CLAUDIO
Pero ¿y si luego nos echa
noramala?
PERICO
Probaremos.
Háganse las diligencias,
y si da en que ha de ser santa,435
por muchos años lo sea.
DON CLAUDIO
Gente viene.
PERICO
Y es, no menos,
el señor Juan de Corella,
demandadero mayor,
por gracia de la abadesa,440
del consabido convento.
Según dijo Lucigüela
anoche... Ya sé a qué viene.
Esperad en esa pieza
mientras se va.
 

(Vase DON CLAUDIO por la puerta del foro.)

 


Escena IV

 

PERICO, EL TÍO JUAN.

 
PERICO
¡Señor Juan!
445
¡Oh, señor Juan!
TÍO JUAN
Esta esquela
traigo para Don Martín.
¿Se puede entrar?
PERICO
Está fuera.
TÍO JUAN
¿Sois de la casa?
PERICO
¿Pues no?
Y es mucho que no acuerda450
el señor Juan. A recados
al convento me despean,
TÍO JUAN
Como yo no paro allí
un instante...
PERICO
¿Y la parienta?
Siempre tan robusta, ¿eh? Vaya.455
TÍO JUAN
Si se murió por Cuaresma.
PERICO
¡Hombre!
TÍO JUAN
¡Toma!... Yo no sé
si aquí os la deje o si vuelva.
Estoy tan harto de andar...
Es sobre aquello de Illescas.460
PERICO
Sí, de Illescas... Por aquel
censillo de las bodegas.

 (Quitándole al TÍO JUAN el papel de la mano.) 

Bien, pues yo se la daré
a Don Martín, cuando venga.
TÍO JUAN
Mejor es.
PERICO
Sí, y él irá
465
por allá con la respuesta.
TÍO JUAN
No se olvide.
PERICO
Quedo en ello.


Escena V

 

PERICO, DON CLAUDIO.

 
 

PERICO después de haber leído el papel, hace extremos de alegría.

 
DON CLAUDIO
¿Qué locura es ésa,
hombre, qué...?
PERICO
¡Santo papel,
que así nuestro mal remedias!470

  (Lee el papel se va y se lo guarda después.) 

«J. M. y J .-Mi señor Don Martín: A consecuencia del aviso que recibimos el otro día de que usted nos había hecho la caridad (Dios se la pague) de cobrarnos en Illescas, cuando volvió de Madrid, los tres mil cuatrocientos reales de aquel censillo, había dado orden a Don Lorenzo, el mayordomo, para que pasase a ver a usted y se hiciera cargo de ellos; pero desde ayer está el pobrecito con un cólico terrible: el Señor quiera mejore, que harto se lo rogamos todas. El dador de ésta es persona muy segura, y podrá entregarle dicha cantidad. Usted perdone estos enfados, dando memorias a todos los de su casa, y a nuestra Clara en particular, que deseamos verla, y pedimos a Dios le dé su gracia para que le sirva. -B. L. M. de usted su mayor servidora.- Juana María de la Resurrección del Señor, abadesa indigna.»

DON CLAUDIO
¿Y qué sacamos con eso?
PERICO
¡Ahí es una friolera!..
¿Este Don Martín me ha visto?
DON CLAUDIO
¿Yo qué sé?
PERICO
Vamos con flema.
Cuando llegamos de Ocaña475
un mes ha, ¿no estaba él fuera?
DON CLAUDIO
En Madrid, que luego vino.
PERICO
Muy bien; y antes de su vuelta,
¿no me fui yo?
DON CLAUDIO
Sí.
PERICO
¿Y anoche
no me estuve en esas piezas480
de ahí dentro, que ninguno
me vio sino la doncella?
DON CLAUDIO
Tú lo sabrás.
PERICO
Yo lo sé...
Y Don Martín, por más señas,
¿no es medio cegarro?
DON CLAUDIO
Y mucho.
485
PERICO
¿Sí? Pues la trampa está hecha.
Si no pagáis al prendero,
se enfada, viene, lo cuenta
y nos pierde... Sin dinero
ninguno paga sus deudas.490
Yo conozco al señor Juan,
y él no sabe quien yo sea...
Por otra parte, las madres
no han de ser tan avarientas,
que hoy mismo quieran los cuartos.495
Mañana tomo soleta
y voy a Madrid.
DON CLAUDIO
¿A qué?
PERICO
A encargos y diligencias
sobre el pleito.
DON CLAUDIO
Ya.
PERICO
Pues bien;
me voy; y aunque el hombre vuelva,500
¿a quién dirá el desdichado
que entregó la triste esquela?
Sospechan en mí, no importa.
Me escriben, respondo; vuelta
a escribir y a responder;505
los canso; se desesperan...
Y si el asunto va mal,
que me escriban a Ginebra.
Además, como se logre
que doña Clarita os quiera,510
entonces... Pero ella viene.
DON CLAUDIO
Háblala, mira no pierdas
este lance.
PERICO
¿Pero vos
tenéis trabada la lengua?
DON CLAUDIO
Ya viene. Adiós.

 (Vase por la puerta de la derecha.) 

PERICO
¿No hay remedio?
515
Pues buen ánimo, y a ella.
 

(Se sienta de espaldas a la puerta por donde sale DOÑA CLARA, y hablará como si creyese estar solo. DOÑA CLARA escucha y le observa.)

 


Escena VI

 

PERICO, DOÑA CLARA.

 
PERICO
¡Válgame el diantre, la niña,
qué presto ha dado por tierra
con mi buen señor!
DOÑA CLARA
¡Perico!
PERICO
Y ahí es decir que nos queda520
esperanza... ¡pobrecito!...,
de que se seque y se muera.
¿Qué ha de esperar? Que la encierren,
la pelen y no la vea
jamás.
DOÑA CLARA
¿Si será por mí?
525
PERICO
¡Al amor! ¿Y no valiera
más decírselo? ¿Ha de ser
tan cruda, tan indigesta,
que viendo a aquel infeliz...?
No puede ser, aunque fuera530
un serpentón.
DOÑA CLARA
¡Periquillo!
PERICO
¿Quién ha de haber que consienta
que un muchacho tan muchacho,
y de casa solariega,
se nos muera tontamente,535
sin motivo de más fuerza
que porque la tal Clarita
es graciosa y pizpireta,
y porque tiene la boca
coloradilla y pequeña,540
y porque tiene los ojos
negritos, y... Pues por esa
razón, ella ha de curarle,
ya que el mal nos vino de ella.

  (Se levanta fingiendo sorpresa.) 

¡Señora!
DOÑA CLARA
¿Qué, ya has venido
545
de Ocaña?
PERICO
Y aún mejor fuera
no haber venido.
DOÑA CLARA
¿Por qué?
PERICO
Por nada... ¡Si lo supiera!...
DOÑA CLARA
¿Estás malo?
PERICO
No, señora.

 (Se va retirando y finge hablar entre sí algunas expresiones, según lo indica el diálogo.) 

Me voy...
DOÑA CLARA
¿Adónde?
PERICO
A la iglesia
550
a rezar.
DOÑA CLARA
¿Porque yo vengo
te vas?
PERICO
Pero ¿qué se arriesga?

 (Aparte.) 

DOÑA CLARA
¿Qué dices?
PERICO
Si el desdichado

 (Aparte.) 

pierde su salud por estas
timideces, para mí555
será un cargo de conciencia.
Señora, si me queréis
escuchar...
DOÑA CLARA
Di lo que quieras
PERICO
¿Estamos solos?
DOÑA CLARA
Parece
que sí.
PERICO
Yo tiemblo...
DOÑA CLARA
No temas.
560
PERICO
Si me prometéis callar...
DOÑA CLARA
Extraño que me lo adviertas.
PERICO
Pues, señora, perdonad
mi atrevimiento, y...
DOÑA CLARA
¿Qué intentas?
¿A qué quieres atreverte?565
PERICO
No os alteréis. Quien espera
hallar compasión en vos
no vendrá a haceros ofensa.
DOÑA CLARA
En fin: ¿qué quieres?
PERICO
Contaros
un chasco, una morisqueta570
de amor. Don Claudio se quiere
volver a Ocaña; no encuentra
quietud en Toledo, y juzga
que es el remedio la ausencia.
Él no quiere a doña Inés,575
la aborrece.
DOÑA CLARA
¿Qué me cuentas?
PERICO
Y al mismo tiempo por otra
está que se desespera.
DOÑA CLARA
¿Qué dices? ¡Cosas del mundo!
¿Conque es de Ocaña...? Por fuerza580
de allí será.
PERICO
No, señora;
no es de allí.
DOÑA CLARA
¿Pues qué? ¿Pudiera
tener ya en Toledo amores?
Dímelo todo... y no temas
que se lo cuente a mi prima,585
no.
PERICO
¿Conque ha de ser? Pues, ea
señora, él os quiere, y...
DOÑA CLARA
¿Cómo?
PERICO
Y os quiere de tal manera,
que es frenesí.
DOÑA CLARA
¡Qué osadía!
Pues... vete, vete y no vuelvas590
a verme nunca.
PERICO
De vos
no esperaba otra respuesta.
Por falta de reprensión
y de consejos no queda,
que bien claro se lo he dicho,595
pero la pasión le ciega...
Quedad con Dios.

 (Hace que se va.) 

DOÑA CLARA
Oye mira.
PERICO
¿Qué he de ver? Harto se muestra
que no tenéis caridad.
¿Qué podéis decir que sea600
nuevo para mí? ¿Que vais
a ser monja? Enhorabuena.
¿Que es un loco? Los amores
pierden la mejor cabeza.
 

(Quiere irse y DOÑA CLARA le detiene.)

 
DOÑA CLARA
Mira.
PERICO
Dejadme, por Dios.
605
DOÑA CLARA
¿Conque esa pasión es cierta?
PERICO
¡Ay, señora! ¿Lo dudáis?
DOÑA CLARA
¿Pues, quién me asegura de ella?
PERICO
Vuestros ojos.
DOÑA CLARA

 (Riéndose.) 

¡Ah, bribón!...
PERICO
Pero si se considera,610
yo no sé qué inconveniente
puede haber...
DOÑA CLARA
Calla, que empiezas
a irritarme.
PERICO
Otras habría
que admitiesen la fineza
de un amante tan leal;615
pero vos... ¡Ah! si yo os viera
casada con él... ¡Casada
entre los mimos y fiestas
de hermosas criaturitas,
vivarachitas, traviesas,620
como su madre!
DOÑA CLARA
Perico,
vete... ¡Ay, Dios! Toda me inquietas.
PERICO
Aunque miréis con horror
el matrimonio, pudiera...
DOÑA CLARA
No, yo no le tengo horror.625
PERICO
Pues, ¿qué detención es ésa?
Él es de buena familia,
de buena edad, buenas prendas...
DOÑA CLARA
Eso sí; no es mal muchacho.
PERICO
La verdad: ¿no le quisierais630
para marido? ¿No os gusta?
¿No tiene linda presencia?
DOÑA CLARA
Sí; déjame.
PERICO
¡Pobrecillo!
¿Qué desesperadas nuevas
le voy a dar?... Es inútil635
hablar más de la materia.

 (En ademán de irse.) 

DOÑA CLARA
¿Te vas?
PERICO
¿Qué he de hacer?
DOÑA CLARA
Atiende.
Dile...
PERICO
Sí, que nunca os vea.
DOÑA CLARA
No es eso.
PERICO
Que si se quiere
morir de amor, que se muera.640
DOÑA CLARA
No, sino... Tú no me entiendes.
PERICO
¿Cómo queréis que os entienda?
DOÑA CLARA
Dile... Que es un atrevido...
¡Ay Periquillo! ¡Me cuesta
tanto rubor!
PERICO
¡Qué locura!
645
¡Vaya! Sobre que se juega
limpio.
DOÑA CLARA
Dile que vendré
a hablar con él esta siesta,
aquí mismo, que me espere...
Pero decirlo pudieras650
como que sale de ti.
PERICO
¡Oh! Bien. A mi cargo queda.
Pero, ¿no le digo más?
DOÑA CLARA
Harto es eso.
PERICO
Más quisiera.
DOÑA CLARA
Vete, vete.
PERICO
Pero no
655
me lo riñáis cuando venga.
¿No?
DOÑA CLARA
Bien; no le reñiré.
PERICO
Que el quereros no es ofensa.

 (Vase por la derecha.) 

DOÑA CLARA
Adiós, picarillo; adiós.


Escena VII

 

DOÑA CLARA, LUCÍA.

 
DOÑA CLARA
Muchacha, estoy muy contenta.660
Ya no hay tocas, ya no hay torno.
LUCÍA
Pues, ¿qué novedad es ésa?
Ya sé que no le ha de haber.
DOÑA CLARA
Sí; pero no es lo que piensas.
Don Claudio está enamorado665
de mí.
LUCÍA
¡Calle!
DOÑA CLARA
Sí, y no creas
que es un pasatiempo, no;
es cariño muy de veras.
A la siesta nos veremos
para tratar lo que deba670
disponerse, y...
LUCÍA
Ya que habláis
de eso, sabed que os espera
en la esquina, deseando
un ratillo de parleta,
el hijo de la escribana.675
DOÑA CLARA
Anda, ve y dile que vuelva
después, o no venga más.
LUCÍA
Es ingratitud muy fea.
DOÑA CLARA
¿Qué importa? Le quise ayer,
porque imaginé que fuera680
preciso valerme de él,
pero ya tiene licencia
de mudarse.
LUCÍA
Yo no alcanzo
por qué con tal ligereza
de ese Don Claudio os fiáis.685
DOÑA CLARA
¿Qué sabes tú, majadera?
Si desde el punto que vino
observé la indiferencia
que gastaba con mi prima;
en el estrado y la mesa690
se sentaba junto a mí,
y yo, que no soy muy lerda...
Ayer mismo me cogió,
sin que nadie lo advirtiera,
esta mano, y la apretó695
tanto, y dijo: ¡Ay, Clara bella,
monilla, guapilla!
LUCÍA
Y vos,
¿qué dijisteis?
DOÑA CLARA
¿Qué pudiera
decirle estando allí todos?
Me puse... así..., muy contenta.700
Le miré, y no más.
LUCÍA
El gusto
será, si las cosas llegan
a efecto, ver a los viejos.
DOÑA CLARA
¿Qué han de hacer cuando lo sepan?
Y, sobre todo, primero705
soy yo.
LUCÍA
¿No teméis la fiera
condición de Don Martín?
DOÑA CLARA
¿Y por qué debo temerla?
LUCÍA
Porque si os casáis, no habrá
quien su cólera detenga.710
Y como le habéis sabido
embobar con apariencias
de santica...
DOÑA CLARA
Hija, en el mundo
el que no engaña no medra,
y hoy más que nunca conviene715
usar de astucia y reserva.
Fingir, fingir... Si mi padre
trata de heredarme, y piensa
después de haberme tenido
tan abatida y sujeta,720
que he de sepultarme en vida,
valiente chasco se lleva.
Harto he sufrido. Ya es tiempo
de romper estas cadenas,
de vengarme y de vivir.725
LUCÍA

 (Mirando adentro.) 

Vuestra prima.
DOÑA CLARA
Salte afuera,
que le he dicho que tenía
que hablar a solas con ella...
Y al arrimón le dirás...
Que me duele la cabeza.730


Escena VIII

 

DOÑA CLARA, DOÑA INÉS.

 
DOÑA INÉS
Y bien, Clarita, ¿qué ocurre?
DOÑA CLARA
Que me saques de una extrema
inquietud.
DOÑA INÉS
¿Cuál es la causa?
DOÑA CLARA
Como tu bien me interesa
tanto... Dime: este Don Claudio,735
que, según todos sospechan,
ha venido a ser tu novio,
¿es de tu gusto? ¿De veras
le quieres?
DOÑA INÉS
¿Yo? No, por cierto.
¿Imaginas que pudiera740
prendarme de él?
DOÑA CLARA
¡Lindamente
disimulas!
DOÑA INÉS
¡Qué simpleza!
DOÑA CLARA
¿Conque no le quieres?
DOÑA INÉS
No.
Porque no hay cosa que vea
en él que no me disguste.745
DOÑA CLARA
¿Y si tu padre se empeña
en ello?
DOÑA INÉS
No, no es capaz
de empeñarse en que yo sea
infeliz... Me quiere mucho,
y tiene mucha prudencia.750
DOÑA CLARA
No te puedo ponderar,
Inés, cuánto me consuela
que pienses así. Yo estaba
en extremo descontenta,
temiendo que ibas a hacer755
una locura.
DOÑA INÉS
No temas.
DOÑA CLARA
Él, en efecto, parece
un hidalguito de aldea,
vanidoso, tonto y pobre,
aturdido mala lengua...760
¡Y qué figura tan rara!
DOÑA INÉS
En eso, prima, no aciertas;
que es buen mozo.
DOÑA CLARA
Si te gusta,
Inés, en buena hora sea.
DOÑA INÉS
Pero ¿qué tiene que ver765
que le quiera o no le quiera
para decir la verdad?
Él me fastidia, me apesta,
no puedo sufrirle, pero
es buen mozo.
DOÑA CLARA
No hay belleza
770
sino en Dios; las criaturas
todas somos imperfectas.
DOÑA INÉS
¿Ya empiezas con eso?
DOÑA CLARA
En fin,
si este partido desprecias,
¿quién sabe que no te inclines775
a la religión, y seas
monja también?
DOÑA INÉS
Prima, yo
soy muy profana, muy lega,
y algo apegadilla al mundo.
DOÑA CLARA
¿Pero no ves que nos cercan780
en el siglo mil peligros?
DOÑA INÉS
Sí, ya lo sé; ¿pero piensas
que en la soledad de un claustro
mil peligros no se encuentran?
DOÑA CLARA
Practicando la virtud...785
DOÑA INÉS
Practicándola, en cualquiera
estado serás feliz...
DOÑA CLARA
Pero no dudes que aquella
vida penitente, humilde,
es más pura y más perfecta.790
DOÑA INÉS
Sí, pero lleva consigo
obligaciones tan serias,
que el empeño de cumplirlas
hará temblar a cualquiera.
Mucho de Dios necesita795
la que a tanto se resuelva,
porque si las cumple bien,
prodigioso esfuerzo cuesta,
y si no, después de amarga
vida, ¡qué suerte la espera!800
DOÑA CLARA
Eso sí, tú siempre... Vamos,
se conoce que no apruebas
mi elección.
DOÑA INÉS
¿No he de aprobarla?
Sí, prima, y no te parezca
que yo la repugne en ti805
porque a mí no me convenga.
Yo, que me conozco y veo
mi débil naturaleza,
llena de temor, elijo
la menos difícil senda;810
tú vas por otra, y vas bien,
(si tienes constancia y fuerzas,
y mucha virtud), que al fin
la perfección está en ella.
DOÑA CLARA
Eso apetezco, esa es815
la felicidad que anhela
mi corazón.
DOÑA INÉS

  (Con ironía.) 

¡Qué bien haces!
DOÑA CLARA
Allí viviré contenta.
DOÑA INÉS
Y aún aquí no vives triste.
DOÑA CLARA
¿Cómo?
DOÑA INÉS
Digo que no dejas
820
de procurar distracciones...
DOÑA CLARA
¿Qué quieres decir?
DOÑA INÉS
Honestas,
se supone.
DOÑA CLARA
Pero...
DOÑA INÉS
Anoche,
con aquel tiple y aquellas
coplas... ¡Tal cual! Ello sí,825
cantaron mil desvergüenzas,
pero la sierva de Dios
allí se estuvo muy quieta...
Y hubo tosecilla, y...
DOÑA CLARA
Calla,
no me apures la paciencia;830
mira que...
DOÑA INÉS
¡La santa!
DOÑA CLARA
Calla,
que te arrancaré la lengua.


Escena IX

 

DON MARTÍN, PERICO, vestido ridículamente, con casaca, manguito y bastón, un parche en un ojo y cojeando.

 
DON MARTÍN
Entrad, caballero. Niñas...
 

(Vanse DOÑA CLARA y DOÑA INÉS.)

 
PERICO
Pues aquí tenéis la esquela.

 (Le da la esquela a DON MARTÍN.) 

DON MARTÍN
Si me permitís...
PERICO
Leed.
835
 

(Lee DON MARTÍN. PERICO se pasea y se limpia el sudor con un pañuelo.)

 
DON MARTÍN
¡Válgame Dios!
PERICO
¿Qué os inquieta?
DON MARTÍN
¿Con que el pobre Don Lorenzo...?
PERICO
Sí, amigo, ¡quién lo dijera!
Después de diez años largos
que no le he visto, se acuerda840
de morirse... ¡Es mucho trago!
Y ahí es decir que me queda
otro hermano.
DON MARTÍN
¿Luego vos
sois su hermano?
PERICO
Un mes me lleva.
Yo me llamo Don Sempronio845
de Hinestrosa; mi parienta
se llama Doña María
Godínez Rivadeneira;
de mis hijas, la más gorda
se llama Doña Teresa;850
la menor, Doña Guiomar;
y entrambas por consecuencia
son sobrinas del difunto.
DON MARTÍN
¿Murió?
PERICO
No, pero sospechan
que morirá... Si queréis855
entregarme lo que reza
el papelito.
DON MARTÍN
Al instante;
voy allá...

 (Hace que se va y vuelve.) 

Pero ello es fuerza
que hiciese algún disparate
al comer.
PERICO
Si no que sea
860
que ayer tarde merendó
un cochinillo con setas...
DON MARTÍN
Eso basta.
PERICO
Ya se ve
que basta, y sobra, y pudiera
ser suficiente a matar865
al convidado de piedra.
DON MARTÍN
Cierto que ha sido un...
PERICO
Anoche,
a eso de las once y media,
le entró tal calenturón,
que pensamos que se fuera870
por la posta... Convulsiones,
hipo, delirio... ¡Tremenda
noche! Todos aturdidos,
toda la casa revuelta...
Juntáronse tres doctores,875
de los de más reverendas,
que tienen atarugadas
de difuntos las iglesias...
Todo se volvió visajes,
y polvos, y citas griegas;880
pero viendo que el paciente
no mejoraba con ellas,
le recetaron la unción,
que para el alma es muy buena.
DON MARTÍN
¡Qué desgracia!
PERICO
La mayor
885
que sucedernos pudiera...
Si me queréis despachar...
DON MARTÍN
La pobre Doña Vicenta,
¿cómo está?
PERICO
¿Cómo ha de estar?
Traspasada... Si quisierais890
despacharme...
DON MARTÍN
Sí, al momento
iré, si me dais licencia,
a buscar ese dinero.
PERICO
Id con Dios.


Escena X

 

PERICO, DON CLAUDIO.

 
PERICO
Tenemos hechas
mil diligencias. La niña895
más blanda está que una breva.
DON CLAUDIO
¡Periquillo!
PERICO
El mismo soy.
DON CLAUDIO
He vuelto a saber que nuevas...
PERICO
Bien está.
DON CLAUDIO
Pero, ¡qué traje,
hombre!...
PERICO
Vamos, no se pierdan
900
los instantes. La monjita
por vos se deshace y quema.
A la siesta no salgáis,
que ha de venir a esta pieza
a hablar con vos del asunto905
matrimonial.
DON CLAUDIO
¿Sí? ¿De veras?
PERICO
De veras... Pero id al cuarto
que si Don Martín nos viera
hablar éramos perdidos.
Al cuarto.
DON CLAUDIO
Pero, ¿qué intentas?
910
PERICO
Al cuarto.


Escena XI

 

PERICO, DON MARTÍN.

 
DON MARTÍN
Pues aquí está

 (Le da un papel con dinero.) 

todo, y en buena moneda.
Contadlo.
PERICO
No, ¿para qué?
DON MARTÍN
Sí, contadlo, que pudiera
haber equivocación.915
PERICO
Y las niñas, ¿están buenas?

  (Se pone a contar el dinero sobre la mesa.) 

DON MARTÍN
Sin novedad.
PERICO
¡Cuántas veces
me escribió mi hermano de ellas!
DON MARTÍN
Pues apenas las conoce.
PERICO
No importa para que sepa920
sus prendas y las estime.
Uno, dos, tres... ¿Y no piensa
Doña Clarita en casarse?
DON MARTÍN
¡Ay!, no, señor; ésa lleva
otro destino mejor.925
PERICO
¿Con que al fin está resuelta
a dejar el siglo? ¡Bueno,
bueno, bueno!... Y dos son treinta;
treinta y uno, treinta y dos,
treinta y tres... Y más valiera930
que la imitase su prima.
DON MARTÍN
No es para malas cabezas
esa vocación.
PERICO
Ya sé
que es un poquillo sardesca;
pero su padre...
DON MARTÍN
¡Su padre!
935
Siempre estamos en quimera
por eso.
PERICO
Cuarenta y ocho,
cuarenta y nueve, cincuenta.

  (Envuelve el dinero en el papel, y lo guarda.) 

Cabal está... Sí, Don Luis
no tiene aquella prudencia,940
aquel tino... Conque, amigo...
DON MARTÍN
Dad a la madre abadesa
memorias, y vos mandad.
PERICO
Sólo serviros desea
Don Sempronio de Hinestrosa.945
DON MARTÍN
Me holgara de que pudiera
el pobre enfermo escapar.
PERICO
Es muy duro de cabeza,
y si da en que no ha de ser,
se habrá de morir por tema.950
DON MARTÍN
¡Pobre mozo!
PERICO
Sí, por cierto.
DON MARTÍN
Permitid...
 

(DON MARTÍN quiere irle acompañando y él lo rehúsa.)

 
PERICO
No, que es molestia.
DON MARTÍN
Hasta la puerta no más.
PERICO
Vos haréis que no me mueva
de aquí.
DON MARTÍN
Pues mandad, y adiós.
955
 

(Vase por la puerta del lado izquierdo, y después PERICO por la derecha.)

 
PERICO
Esto sí que me contenta.
La muchacha ya nos quiere,
el viejo dio las pesetas,
Don Claudio revive, y yo
tengo mi cobranza cierta.960
¡Fortunilla! no te mudes
de madre mimona en suegra.



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