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ArribaAbajo El secundo libro


109 Aún si me quisiéredes,          señores, escuchar,
el secundo libriello          todo es de rezar,
unos pocos miraglos          vos querría contar,
que denó Dios al mundo          por elli demostrar.

110 Muchos son e sin cuenta,          mas si Dios nos da la vida
contarvos hemos d'ellos          una buena partida,
de los que contecieron          depués d'esta exida,
ante que fues la alma          de la carne partida.

111 Belcebup, él que hobo          ad Adam decebido,
teniese d'est pro homne          mucho por escarnido,
ca muchas de vegadas          lo habié cometido,
mas siempre se partié          del so pleite vencido.

112 La bestia maledicta,          plena de travesura,
preso forma de carne          e humanal figura;
paróseli delant          en una angostura,
diciéndoli palabras          fuertes e de pavura.

113 «Millán -disso el demón-,          habes mala costumne,
eres muy cambiadizo,          non traes firmedumne,
semejas en los dichos          que traes mansedumne,
amargucan tos fechos          plus que la fuert calumne.

114 »Cuando primeramientre          venist en est logar,
non te paguesti d'elli,          ovistlo a dessar:
entresti a los montes          por a mí guerrear,
diciés que al poblado          nunca querriés tornar.

115 »En cabo cuando eras          cerca del pasatiempo,
de tornar a poblado          prísote grant taliento;
tornesti a Berceo,          sobist y poco tiempo,
placié con las tues nuevas          poco a es conviento.

116 »Dessest Sancta Olalia          por grant aliviamiento,
no lis dissisti gracias          en tu espidimiento;
aun agora quieres          fer otro poblamiento
¡bien me ten por babieca          si yo te lo consiento!

117 »Dicirt'é una cosa,          ca téngola asmada,
que la luchemos ambos          cual terrá la posada;
désela el caído,          cosa es aguisada,
finque en paz el otro,          la guerra destajada.»

118 Luego que esto disso          la bestia enconada,
quiso en el sant homne          meter mano irada,
abrazarse con elli,          pararli zancajada,
mas no li valió todo          una nuez foradada.

119 El confesor precioso          fizo sue oración:
«Señor, que por tos siervos          denest prender pasión,
Tú me defendi hoy          d'esti tan fuert bestión,
com él sea venzudo          e yo sin lisïón.»

120 Luego que Millán hobo          la oración finida,
hobo toda la fuerza          el dïablo perdida;
fue la sue grant soberbia          en el polvo caída,
tanto que non ganara          nada ena venida.

121 Levantó un grant polvo,          un fiero torbellino,
fuso mal crebrantada,          diciendo: «¡Ay, mesquino!
siempre oí decir          e sobre mí avino,
que mal día l'amasco          al qui ha mal vecino.»

122 Fuso e desterrose          a la tierra estraña,
el confesor precioso,          fincó en so montaña;
mientre el sieglo sea          e durare España,
siempre será contada          esta buena fazaña.

123 El bon campeador          por toda la victoria
non dio en sí entrada          a nula vanagloria;
guardaba bien so corso,          tenié bien sue memoria,
que no lo engañase          la vida transitoria.

124 Servié al Crïador          con todas veint oncejas,
con piedes e con manos,          con boca, con orejas;
tenieli al dïablo          bien presas las callejas,
ca por eso dessara          al padre las ovejas.

125 Non podió esta lucha          seer tan encerrada,
que non fue de los pueblos          aína barruntada;
estábase la yente          toda maravellada,
que facié est buen homne          cosa tan señalada.

126 Habié en esa tierra          un monje muy lazdrado,
yacié de luengo tiempo          e era muy coitado;
habié de los humores          el vientre tan hinchado,
que tenié que aína          podrié seer pasado.

127 Al enfermo por nomne          dicienli Armentero,
no li prestaban físicos          cuanto val un dinero;
díssol' d'est homne santo          nuevas un mesajero,
que lo darié tan sano          como fue de primero.

128 Prisieron al enfermo          los homnes quel' costaban,
ca con la luenga cueita          enojados estaban;
leváronlo al preste          de qui tanto fablaban,
ca tenién que sue pena          allí la terminaban.

129 El homne benedicto,          pleno de sanctidad,
cuand vío en est homne          tan fuert enfermedad,
com era pïadoso          hobo d'elli piedad,
rogó a Dios por elli          de toda voluntad.

130 Desent fízoli cruz          el perfecto cristiano
sobre la hinchadura          con la sue sancta mano;
fuso la maletía          del cuerpo manamano,
tornó a sue posada          el enfermo bien sano.

131 Cuando fue Armentero          de tal guisa guarido
fue luego por las tierras          sobra grant el roído;
bendicién a Dios todos,          Señor e Rey complido,
porque lis dio tal padre          de tan alto sentido.

132 Entre los sos miraglos          en el tercer logar,
de una paralítica          vos queremos fablar;
toda era tollida,          non se podié mandar,
yacié alechigada          ca non podié andar.

133 A esta buena fama          que retrayén las yentes,
prisieron esta dueña          enferma los parientes;
leváronla al preste          de las mañas valientes,
que echó al dïablo          e venció las serpientes.

134 Fue puesta a la puerta          la enferma lazdrada,
del mal e del lacerio          sedié muy crebrantada;
yacié la mesquiniella          en tierra abuzada,
ca non podié erecha          levantarse por nada.

135 El varón benedicto          salió de su posada,
vío esta enferma          de vida desesprada;
«Crïador -disso-, valas          a la pobre lazdrada,
quítala d'esta cueita          en que está trabada.»

136 Desque rogó a Dios          con grant devocïón,
tendió sue sancta mano,          dioli sue bendición;
fue quita la enferma          de la tribulación,
tornose a sue casa          sana sin lisïón.

137 Segunt lo que leemos          en la su sancta vida,
Bárbara habié nomne          esta mujer guarida;
en tierras de Amaya          dicen que fue nascida;
Braulio lo diz, que hobo          la verdad escribida.

138 En esa misme tierra,          d'esa peña real,
habié una contrecha,          end era natural,
non mandaba los piedes,          de niñez fuera tal,
non irié por mil marcos          del lecho al corral.

139 Udió esta enferma          estos dulces roídos,
com habié est fradre          tantos homnes guaridos;
daba la mesquiniella          muy grandes apellidos,
diciendo que querrié          tañer los sos vestidos.

140 Dicié que si podiese          los sos paños tañer,
luego serié guarida          secundo so creer;
rogaba que la fuesen          a sos piedes poner,
ca nol' serié al torno          ayuda menester.

141 Fue luego de los homnes          prisa la mancebiella,
puesta e aguisada          en una carretiella;
andidieron con ella,          travesaron Castiella,
vinieron a la puerta          de la preciosa ciella.

142 Trobaron por ventura          la puerta encerrada,
dio muy grandes voces          la enferma lazdrada,
demandando al padre,          señor de la posada,
en qui habié Dios puesta          vertud tan adorada.

143 Habielo en costumne          el sancto confesor
toda la cuadragesma,          la que dicen mayor,
non fablar con ninguno          nin exir a labor,
fasta que fues el término          de la Sancta Pascor.

144 Demás en est comedio          el buen emparedado
vivié como recluso          en sue cueva cerrado;
sirvieli un ministro          sanctament doctrinado,
quel' daba so conducho          por un chico forado.

145 Fue en tal tiempo misme          la enferma aducha,
yaciendo a la puerta          vertié lágrima mucha,
ca vedié al sant homne          devoto en sue lucha,
comiendo pan e agua,          non anguila nin trucha.

146 Hobo la mezquiniella          a plegar al forado:
«Señor -disso- e padre,          que siedes encerrado,
salva esta mezquina,          esti cuerpo lazdrado,
cuerpo que de sos piedes          es desapoderado.

147 »Si tú exir non quieres,          o no lo puedes fer,
envíame el blago          que tú sueles traer;
si yo esi podiese          saludar o tañer,
bien segurada seo          de luego guarecer.»

148 Moviolo al buen homne          dolor e pïadad,
rogó a Dios por ella          de toda voluntad;
envïoli el blago,          fust de grant sanctidad,
sobre cual se sofrié          con la grant cansedad.

149 Cuando vío el blago          la enferma mezquina,
por más rica se tovo          que si fose reína,
disso: «Agora veo          de plan la medecina,
la cual me dará sana          con la gracia divina.»

150 Trabó luego del blago,          empezol' de besar,
non una vez, ca muchas          -non era de reptar.
Maguer gelo pidién          no lo querié dessar,
non habién en comedio          los ojos nul vagar.

151 La sancta oración          que Sant Millán facié,
e la sancta creencia          que en ella fervié,
foradaron el cielo          do el Señor sedié,
en cuya mano todo          el consejo yacié.

152 Por amor del buen siervo          que Él mucho amaba,
otorgó a la dueña          Dios lo quel' demandaba;
quitola de la cueita          en que presa estaba,
¡bendicto sea vaso          ont tal vertud manaba!

153 Desent la mancebiella          alegre e pagada
despidiose del menje          que la habié sanada;
tornó pora su tierra          la bendición ganada,
bendiciendo a Dios,          la su vertud sagrada.

154 Sicorio un buen homne,          rico e valïado,
habié una serjenta          que facié sue mandado;
perdió la visïón          ont era él coitado,
ca del so buen servicio          teniese por menguado.

155 Envïola al menje          que los otros guarié,
tal era sue creencia          que guarirla podrié;
fue guïada la ciega,          que ella non vedié,
veno al sanctüario          ont la luz atendié.

156 Sant Millán cuand la vio          hobo d'ella dolor,
que li diese la lumne          rogó al Crïador;
cuando hobo orado          el sancto confesor,
hobo claro sue viso          como nuncua mejor.

157 Luego que hobo esto          Sant Millán recabado,
adussieron un clérigo          del demonio dañado,
era en Evangelio          del bispo ordenado,
entre los compañeros          andaba embargado.

158 Facieli el demonio          decir grandes locuras,
avueltas de los dichos          facié otras horruras;
habié la maletía          muchas malas naturas,
ont facié el enfermo          muchas malas figuras.

159 Vío el homne sancto          demonio muy rabioso,
tornó en Dios e disso:          «¡Ay, Reÿ glorioso,
empiada esti clérigo,          ca eres pïadoso,
que non sea posada          de huéspet tan sañoso!»

160 Non podió el demonio          sofrir la oración,
partiose del diácono          pleno de confusión;
el evangelistero,          prisa la bendición,
tornó a su eglesia          sano sin lisïón.

161 Tüencio habié nomne          un homne conocido,
homne de buenas mañas          que habié buen sentido;
tenié muy mal embargo          un so siervo querido,
que era del demonio          duramientre premido.

162 Fue al siervo de Dios          est enfermo levado,
envïolo Tüencio          de sos huevos guisado;
Millán cuando lo vío          recibiolo de grado,
hobo d'él grant cordojo,          ca era muy lazdrado.

163 Rogó a Dios por elli          como so uso era,
quessáronse los démones          de estraña manera;
la sancta oración          de voluntat sincera
máes los facié arder          que una grant foguera.

164 Tornó e preguntolos          cuántos podrién seer,
ca querié la nodicia          e los nomnes saber;
pero hóboli uno          d'ellos a responder,
disso la verdad toda          mas non de so querer.

165 Díssoli: «Cinco somos          los que aquí moramos,
habemos tales nomnes,          tal señor aguardamos,
habe tanto de tiempo          que aquí nos juntamos,
mas tú nos has movidos          secundo que dubdamos.

166 Disso el homne bueno:          «Cosa es desguisada
seer tan malos huéspedes          en tan buena posada,
casa es de Dios esta          con crisma consegrada,
mal es que tan grant tiempo          estido vïolada.»

167 Puso en el enfermo          la sue donosa mano,
signolo en la fruent          en el logar más plano;
issió mal confondido          el concejuelo vano,
el siervo de Tüencio          remaneció bien sano.

168 Mandol' como visquiese,          non amase folía,
dioli sue bendición,          fuese luego sue vía;
fincó el homne bueno          en sue ermitañía,
sirviendo al que nasco          de la Virgin María.

169 Adussiéronli luego          otro demonïado,
siervo de Eügenio,          un homne valïado;
cadioli a los piedes          al confesor hondrado,
que li diese consejo          ca era mal menado.

170 Millán rogó por elli          al Señor spirital,
fízoli en la fruent          la sagrada señal;
guareció el enfermo,          fue purgado del mal,
tornó a Dios laudando          sano a su hostal.

171 Una dueña Proseria          era demonïada,
de fuertes dos demonios          era mal embargada;
era con buen marido          a bendición casada,
mas habié el bon homne          tacha fuert enconada.

172 Habié el homne bueno          nomne Nepocïano,
habié doble demonio,          por ent non era sano;
al uno e al otro          prendienlos cutïano,
vivién en grant lacerio          ivierno e verano.

173 Todos estos demonios          habién unas maneras,
semejaban hermanos,          facién unas señeras,
prendién en una guisa,          tenién horas veceras,
todas sues captenencias          parecién compañeras.

174 Fueron al confesor          natural de Berceo,
el que a Belcebub          venció en el torneo;
entendiolos él luego          en el turbio aseo,
vío que de salud          vivién en grant deseo.

175 Entendió como eran          los demonios doblados,
como se semejaban          los sucios enconados;
rogó al Rey del Cielo          que suelta los pecados,
que valiese estos homnes          atan mal demenados.

176 Luego que la pregaria          cumplió el cogollano,
fue de Dios otorgada          la salud manamano;
fue guarida Proseria,          sanó Nepocïano,
¡Dios nos done la gracia          de tal misacantano!

177 Colomba habié nomne          otra demonïada,
fija era de Máximo,          verdad es bien probada;
levaba grant lacerio,          vivié vida lazdrada,
si la muert le viniese,          teniés' por venturada.

178 Fue levada la dueña          al sancto monasterio,
al confesor precioso          contoli so lacerio;
rogolo que rezase          por ella el psalterio,
que la desembargase          de tan mano facerio.

179 Vistió el homne bueno          los paños del altar,
con los cuales es ley          de la misa cantar;
cantó la sancta misa          por salud li ganar,
ca querié a so grado          sana la envïar.

180 Cuando Sant Millán hobo          la misa acabada,
fue el mal enemigo          fuera de la posada;
dioli sue bendición          con sue mano sagrada,
envïola sue vía          del mal bien terminada.

181 De Parpalinas era          un noble senador,
Honorio habié nomne,          homne de grant valor;
sufrié un grant enojo,          non vidiestes mayor,
sólo de ementárvoslo          me face mal sabor.

182 Moraba en la casa          de esta podestad
un demonio maligno,          pleno de malveztad;
facié en la posada          muy fiera suciedad,
teniela cual si fuese          sue propria heredad.

183 Cuando querié Honorio          tajar sue asadura,
o comer sos conduchos          de cualquiera natura,
la bestia maleíta,          plena de travesura,
echávali en ello          estiércor e horrura.

184 Cuando querié beber          la agua o el vino,
vertiégelo delante          el traïdor vecino;
facié pudir la casa          peor que mal venino,
mayor premia lis daba          que sayón nin merino.

185 Nin consejo nin maña          nuncua podién trobar,
por que de la posada          lo podiesen echar;
vivién en esta cueita          que oídes contar,
estábanse por poco          en hora de ermar.

186 Asmó un buen consejo          el varón don Honorio,
venir en romería          al sancto oratorio,
pregar al cuerpo sancto,          padrón del territorio,
en qui trobaban todos          salud e adiutorio.

187 Vino al padre sancto,          cumplió sue romería,
entró hinojos fitos          ena ermitañía;
díssoli sue facienda,          en cual cueita vivía,
por Dios quel' acorriese,          e por Sancta María.

188 Entendió el sant homne          el pleit e la manera,
fincando so blaguiello,          metiose en carrera;
non quiso prender bestia,          maguer que flaco era,
habié por en tal cosa          la voluntad ligera.

189 Entró en Parpalinas          el precioso varón,
luego que fo entrado          fézolis so sermón;
mandó tener a todos          los d'esa maïsón,
ieiunio tridüano          con grant afliccïón.

190 El sancto mandamiento          fue sobra bien tenido,
todos en pan e agua,          en áspero vestido;
entendió el demonio          que todo est roído
era por su lacerio          e por su mal venido.

191 Complidos los tres dies,          el ayuno pasado,
cantó la sancta misa          el confesor honrado;
bendisso sal e agua,          el oficio cantado,
habié con estas nuevas          grant pesar el pecado.

192 Asmaba esconderse          en cualque socarrena,
non fer ningún enojo          a yantar nin a cena;
irié Millán sue vía          tener su cuarentena,
prendrié depués derecho,          doblaris yé la pena.

193 Sant Millán revestido          de los paños sagrados,
echando esta agua          con las sues sanctas manos,
ferié todas las casas          e todos los sobrados,
rezando e diciendo          ledanía e salmos.

194 El huésped alevoso,          maguer yacié cerrado,
issió de la celada          a todo mal so grado;
parose muy refazio          el traïdor probado,
dicié por tales chufas          que non habrié cuidado.

195 El varón esforzado,          que bien lo conocié,
disso que sue porfidia          nada no li valdrié,
empezó de cuitarlo          cuanto máes se podié,
ca seguro estaba          que Dios no li faldrié.

196 El suicio alevoso,          cuand se vío cueitado,
empezó a echar piedras          al confesor preciado;
espantarlo cuidaba          el falso perjurado,
mas el siervo de Cristo          habié poco cuidado.

197 Cuitolo con los salmos          e con la ledanía,
issió el vecín malo,          hobo de ir sue vía;
fizo a la essida          una grant villanía,
decir non vos la quiero          ca vergüenza habría.

198 La casa de Honorio,          que sedié escarnida,
de la suciedad toda          remanso bien guarida;
el benedicto prestre          de la preciosa vida
tornó a sue eclesia          la batalla vencida.

199 De la sue seguranza          vos querría fablar,
e Dios como lo quiso          defender e guardar;
por ont siempre sepades          retraer e contar
cuanto puede a homne          la inicua fe prestar.

200 A la casa del padre          de la grant sanctidad
vinién muchos enfermos          con grant enfermedad;
tenielis él novenas          de buena voluntad,
facielis Dios por ello          merced e caridad.

201 Yacié el señor bueno          con los demonïados
que habién los demonios          rabiosos e irados;
dormién ambos sos ojos          tan bien asegurados
como si de mil homnes          sobiesen aguardados.

202 Querienlo muchas veces          los malos escarnir,
facién malas figuras          por a él desmedrir;
mas tanto non podieron          contender nin bollir
de valient una paja          li podiesen nucir.

203 Fueron con estas cosas          los dïablos felones,
ficieron so concilio          las malas crïazones,
por levantar capítulos          e constitucïones,
por destruir est sancto          con algunas razones.

204 Trataron de sue regla          cuando fueron juntados,
de reformar los vicios          que habién oblidados,
por decebir las almas          de los buenos cristianos,
de legos e de clérigos,          por casar e casados.

205 Maguer que ementaban          muchos otros tractados,
por esta cosa sólo          estaban fetilados,
dicién que est serrano          los habié afontados,
ont se tenién por muertos          e por descabezados.

206 Atales habié d'ellos          que metién apellidos,
que los hobiera marras          en Cogolla vencidos,
si de tan rehez homne          fincasen escarnidos,
mucho máes lis valiera          que non fuesen nacidos.

207 Dijo él que luchara          con él en Sant Pelayo:
«Oítme, compañeros,          ¡sí vos veades mayo!
Veed cuales espaldas          e cuales cuestas trayo
contra nos non fue fecho          nuncua tan mal ensayo.»

208 Los cinco que sacara          del siervo de Tüencio
hobieron con sue cuita          a romper el silencio;
dissieron: «Compañeros,          esi vuestro lacerio
non es apos el nuestro          nula luz ni nul precio.»

209 El huésped de Honorio          que fue mal segudado,
sedié man a majiella          plañiendo so mal fado:
dicié que de vergüenza          non istrié a poblado,
de Millán el soberbio          si non fuese vengado.

210 Tant habién que veer,          en esta pestilencia
que non podién tractar          nula otra sentencia;
pero non adrimaban          seso nin sapïencia
per que vencer podiesen          la mala rependencia.

211 Levantose en medio          un de los rencurosos,
fizo malas señeras          e gestos alevosos;
«Oídme -diz- concejo,          somos todos astrosos,
si non, por tal vil homne          non seriemos plorosos.

212 »Mas asmo un consejo,          por seso lo entiendo,
ayuntémosnos todos,          la tiniebra cadiendo,
prendamos señas fajas          en las manos ardiendo,
demos fuego al lecho          cuando yoguier dormiendo.

213 »Si lo acometiésemos          cuando sobiés velando,
cuando nos entendiese          crecerli yé el bando,
creedme de consejo,          faced lo que yo mando,
que siempre non vengamos          de tal guisa plorando.»

214 Semejolis a todos          que era buen consejo,
fue luego departido          el suciuelo concejo,
derramáronse luego,          quisque por so vallejo,
por buscar fajas secas          o berezo añejo.

215 Cuand hobo el buen homne          los ojos apremidos,
tovieron bien el siesto          los falsos descreídos;
con sos fajas encesas          fueron luego venidos
por quemar al sant homne,          todos bien avenidos.

216 Ante que aplegasen          al lecho los tizones,
tornáronse las flamas          atrás como punzones;
quemábanlis las barbas          avueltas los griñones,
issienlis a mal puerto          todas sues tractïones.

217 Los juegos de las flamas          a los dientes plegaban,
los unos a los otros          durament se reptaban;
cuidábanse aquellos          que estos los quemaban,
e estos ad aquellos          otrosí los dañaban.

218 En cuantos y vinieron          entró esta creencia,
hobieron a caer          en grant desavenencia;
vacíos de bondad,          plenos de descreencia,
fueron unos a otros          de mala captenencia.

219 Empezaron de darse          a muy grant misïón,
los unos a los otros          non facién nul perdón;
fue en los malaestrugos          tan grant disensïón,
non fue en Babilonia          mayor confusïón.

220 Firiense por los rostros          a grandes tizonadas,
trayén las sobrecejas          sangrientas e quemadas,
las fruentes mal batidas,          las barbas socarradas
¡nuncua vidiestes bebdas          tan mal descapelladas!

221 Desent cuando hobieron          echados los tizones,
prisiéronse a pelos          e a los cabezones,
dándose espoladas          e fuertes aguijones,
por fer toda nemiga          metién los corazones.

222 El confesor precioso,          siervo del Crïador,
levantó la cabeza,          cató en derredor:
vío esta revuelta,          entendió el fervor,
por poco se non riso          tant hobo grant sabor.

223 Rendió gracias al Fijo          de la Virgen gloriosa,
que por salvar el mundo          nació de su esposa,
ca entendié que vino          por Él esta tal cosa,
que nocir no li pudo          esta haz alevosa.

224 Fincó el homne bono          com se solié fincar,
sanando los enfermos          com los solié sanar,
fuxieron los demonios,          dessaron el logar,
nuncua más non podieron          el despecho vengar.

225 Crecieli al sant homne          cutiano la misión,
siguielo la gent pobre          por prender la ración;
querié alzar un horrio          por esa entención,
por pro de los mezquinos,          non por otra razón.

226 Buscó buena madera          cual habié menester,
demandó los maestros,          destajó el loguer;
mesuraron las vigas,          com habién de seer,
que en yerro alguno          no podiesen caer.

227 Aliñaron las vigas,          pensaron de dolar,
lo que era de sobra          en luengo acortar,
cimentar las junturas,          los piedes asentar;
prendién buena soldada,          querienla bien vengar.

228 Cuando hobieron toda          la madera dolada,
vínolis una viga          un grant cobdo menguada;
parose la compaña,          toda mal desarrada,
ca entendié que era          durament engañada.

229 Estando los maestros          todos man a majiella,
el confesor precioso          issió de sue capiella;
víolos desarrados,          la color amariella,
entendió que la cosa          non era sin manciella.

230 Dissiéronli la cueita          que lis era venida,
que una de las vigas          era corta exida;
disso él: «Esforzadvos,          non vos dedes caxida,
Dios nos dará consejo,          la sue vertud complida.

231 »Amigos, id comer,          hora es de yantar,
nos iremos a glesia          nuestras horas rezar;
el Reÿ de los Cielos,          que nos denó criar,
Él nos puede consejo          aína envïar.»

232 Fue luego a yantar          toda la crïazón,
el confesor precioso          entró en oración;
nos saber non podemos          qué disso o qué non,
mas valió a grant cueita          e a buena sazón.

233 Él ixió de la glesia          e ellos de yantar,
poco sabor lis hobo          ca habién grant pesar;
non sabién en la cosa          nul consejo tomar,
fuera ir a los montes          otra viga buscar.

234 Fue un de los maestros          la madera medir,
por veer que menguaba,          que habié de complir;
vínoli bien complida,          máes que solié venir,
sobraba bien un palmo          por a vos non mentir.

235 Hobieron de la cosa          certeros a seer,
no lis podrié allora          venir mayor placer;
dicién que el sant homne          era de grant poder,
porque Dios tan aína          lis quiso acorrer.

236 Díssolis el buen homne:          «Dejadvos de roído,
por cuanto vos amades          non sea retraído;
la razón que diciedes          echaldo en oblido,
cuand habedes cobrado          lo que era perdido.»

237 Fue el palmo somero          de la viga cortado,
alzado por reliquias          en un logar cerrado;
fue mucho buen miraglo          por est fust demostrado,
que sanó muy contrecho          e muy demonïado.

238 Acabaron el orrio          con Dios los carpinteros,
el confesor precioso          pagolis sos dineros;
fuéronse a sus casas          sue vía los obreros,
fincó él con sos pobres          e con sos compañeros.

239 Vinieron muchos pobres          un día por ventura,
famnientos e menguados          todos de vestidura;
pidienli al buen homne          ropa a grant presura,
él non tenié que darlis,          era en grant ardura.

240 Priso cuand ál non pudo          el manto que cubrié,
las mangas de la saya          que al cuerpo vistié,
diolo a los mezquinos          cuando ál non tenié,
si pegujar toviese          non gelo escondrié.

241 Habié entre los otros          uno muy porfazado,
quiso fuir con ello,          facielo desguisado,
mas plus se li valiera          que sobiese quedado,
ca y dio el derecho          e pechó el mudado.

242 Los otros compañeros          cuando lo entendieron,
todos de los burdones          golpes en él firieron;
del mal que lis buscaba          buen derecho prisieron;
cuando bien lo comido          grant tuerto non ficieron.

243 Bien parece por ojo          que Dios bien lo amaba,
cuando del ávol homne          tal derecho li daba;
demás el buen exiemplo          con Sant Martín eguaba,
que partió con el pobre          el manto que levaba.

244 End a pocos de días,          que enfermos que sanos,
cadieron grandes yentes,          pueblos muy sobejanos,
por veer al sant homne          e besarli las manos,
por qui eran nomnados          los montes cogollanos.

245 Fueron desent cuitados,          ca facié grant calura,
bebrién de grado vino          de viña bien madura;
el vasallo de Cristo          sedié en grant presura,
ca tenié poco vino,          una chica mesura.

246 Padre de los mezquinos,          el varón esforzado,
firme por en las cueitas,          del Crïador amado,
mandó que s' asentasen          las yentes por el prado,
que lis diesen del vino          que li habié sobrado.

247 Posáronse las gentes,          adussieron el vino,
cabrielo refezmientre          en un chico barquino;
mandó el homne bueno          al so architriclino
que non desamparase          nin rico nin mezquino.

248 Bendisso él los vasos          con la sue sancta mano,
ministrolis el vino          el so buen escanciano;
non hobo grant nin chico          nin enfermo nin sano
que non tenié el vino          delante sobejano.

249 Foron todas las gentes          alegres e pagadas,
faciense del abondo          todas maravelladas,
vedién que vertud era          que las habié cebadas,
si non, de treinta tantos          non serién abondadas.

250 La caridad perfecta          que en Sant Millán era,
e la sancta creencia          que es sue compañera,
esas facién el vino          crecer de tal manera;
do estas se juntaron          nuncua menguó cebera.

251 ¡Oh Madre Sancta Cáritas,          com eres tan preciosa!
Tan dulz es el tu nomme,          tue gracia tan donosa;
nuncua cierras tu puerta          nin popas nula cosa,
nuncua tuerces el rostro          por facienda costosa.

252 Esta vertud tan noble,          esta gracia tan maña,
que con tan poco vino          fartó tan grant compaña,
issió de la montisia,          sonó por la campaña,
dicién que nuncua nasco          tal homne en España.

253 Moviose la gent pobre,          quisque de so logar,
iban al homne bono          por con él se morar;
prendién sano consejo          por afán escusar,
ca credién que sin costa          los podrié gobernar.

254 Escaeció un día          no lis tenié que dar,
no li podrié en sieglo          venir peor pesar;
demandó al clavero          por bien se afirmar,
mas non trobó en elli          consejo de prestar.

255 Sant Millán sosanolo,          ca víolo errado,
díssol' que era torpe,          de creentia menguado,
ca Él que en la Virgin          fue por nos encarnado,
Él lis darié consejo          ca es Padre uviado.

256 Esta palabra dicha,          a poca de sazón,
vínoli grant conducho          al precioso varón;
so amigo Honorio          gelo daba en don,
al que hobo sacado          de grant tribulatión.

257 Recibió el conducho,          rendió a Dios las gracias,
dio yantar a las yentes          que estaban refacias;
ganaba el sant homne          muchas tales ganancias,
mas partiégelas luego          que non tornasen lacias.

258 El present de Honorio          fue tan bien adonado,
que pasó un grant tiempo          que non fue acabado;
el cellerizo misme          sedié maravellado,
conosció que errara          porque habié dubdado.

259 Ambos estos miraglos,          si paráremos mientes,
semejaron hermanos,          foron bien convenientes;
ante el poco vino          abondó grandes yentes,
agora el conducho          cresció entre los dientes.

260 Era el homne bueno          fierament enflaquido,
era cona vejez          en flaqueza caído;
unas sanctas mujeres          de perfecto sentido
servienli en sues cosas          com a padre querido.

261 Sedién a los sos piedes,          odién buenas razones,
partién a los mezquinos          de grado las raciones,
todas tenién bien firmes          en Dios los corazones,
ont habié el dïablo          puntas e torcejones.

262 Sedié el homne bono          con ellas en compaña,
fablando e diciéndolis          mucha buena hazaña;
el mortal enemigo,          pleno de mala maña,
cueidó haber derecho,          vengarse de sue saña.

263 La bestia maledicta          paróseli de cuesta,
dioli al homne bueno          una loca respuesta;
«Millán -dissol'- tue cosa          en algo la has puesta,
nuncua homne non fezo          cosa tan desapuesta.

264 »En algo es tornada          toda tue pleitesía,
solazar con las dueñas          de noch e de día;
maguer que me callaba,          yo bien te entendía,
que quebrarié en esto          la tu hipocrisía.

265 »Desaquí cuando veo          lo que veer quería,
por todos tos ieiunios          yo nada non daría;
en la fin yaz el precio          de la caballería,
la cual has tú tornada          en pura garzonía.»

266 El varón benedicto,          de la vida lazdrada,
conocié bien qui era,          non dio por ello nada;
dioli una respuesta,          tan fuert e tan irada
que li costó bien tanto          como una porrada.

267 «Mientes, traïdor falso,          e non dices verdad,
de decir falsedades          haslo por heredad;
conocerme debiedes          tú e tu hermandad,
que non me levantásedes          crimen de falsedad.

268 »Levest poca ganancia          cuando luchest comigo,
diote mal salespacio          Honorio mi amigo;
cuand quemarme quisisti,          non te sopo a trigo,
traerás mientre seas          la manciella contigo.

269 »El que me dio derecho          de vos tantas vegadas,
que fizo a vos mismes          darvos a tizonadas,
esi será custodia          d'estas carnes lazdradas,
que nocir no lis puedan          tues dichas enconadas.»

270 Fue con estas palabras          el demón confondido,
nuncua en tal porfazo          cueidó seer caído;
quitose del buen homne,          el esfuerzo perdido,
no lo querrié por nada          haber acometido.

271 El confesor precioso,          de la voluntad larga,
habié una acémila,          bestia era de carga;
Turibio e Simpronio          vidiéronla amarga,
por so mal la modraron          del pasto de La Varga.

272 Teniela el buen homne          non pora cabalgar,
mas por a los mezquinos          leña acarrear;
hobieron con cobdicia          los torpes a cegar,
fueron en hora mala          la acémila furtar.

273 Aún del monesterio          non eran alongados,
fueron mal confondidos          por sos graves pecados;
hobieron sendos ojos          de las caras quebrados,
tanto que sendas nueces          cabrién en los forados.

274 Tornaron al buen homne          maguer envergüenzados,
rendiéronli la bestia          fierament embargados;
clamábanli merced          los hinojos fincados,
que lis diese los ojos          que habién afollados.

275 Díssolis el sant homne          una respuesta dura:
«Amigos, empezastes          soberbia e locura,
hobo del vuestro fecho          el Crïador rencura,
quiso prender derecho          de vuestra desmesura.

276 »Si bien lo entendiésedes,          sodes bien escapados,
ca merecientes érades          de seer enforcados;
más val con sendos ojos          salvar vuestros pecados
que con los dos veervos          en infierno dañados.

277 »Id a vuestros lugares,          fech vuestra penitencia,
curiadvos non cayades          jamás en tal fallencia;
desque Dios en vos puso          tan derecha sentencia,
debédesla, amigos,          sofrir en pacïencia.»

278 Fueron ellos sue vía          sos logares veer,
Millán vendió la bestia,          no la quiso tener;
fue luego empleado          en pobres el haber,
en coixos e en mancos          que l' habién menester.

279 El varón acabado,          que Dios mucho amaba,
era de grandes días,          en cien años andaba,
entendió unas nuevas,          Dios gelas envïaba,
que todo so lacerio          en un año fincaba.

280 Fue con las buenas nuevas          el buen homne pagado,
nuncua en esti sieglo          odió tan buen mandado;
tornó en so estudio          maguer era cansado,
non facié más fuert vida          cuando era mediado.

281 Martiriando so cuerpo,          manteniendo fuert vida,
entendió que Cantabria          era a Dios fallida;
si non se mejorase          que serié destruida,
ca éral' Dios irado,          habiela aborrida.

282 Exió del monesterio,          fuelos a predicar,
no l' dolié so lacerio          por las almas salvar;
ellos no lo quisieron          creer nin escuchar,
hobiéronlo en cabo          carament a comprar.

283 Díssolis por concejo          una fuert profecía,
que si s' non quisiesen          quitar de la folía,
serién todos destructos,          cerca vinié el día,
ca eran embebidos          todos en heresía.

284 Un caballero torpe,          de Dios desamparado,
Abundancio por nomne,          fue muy mal razonado,
díssol': «Viejo e loco          e desmemorïado,
que en seso de mozo          eres todo tornado.»

285 Fue villán e soberbio,          de mala captenencia,
díssol' palabras locas          de fea parecencia;
pesol' al homne bueno          de la sue grant fallencia,
tornó a él e díssol'          una fiera sentencia:

286 «Bien sepades, cabero,          esto será verdad,
quiérovos descubrir          una fuert poridad,
huestes vienen estrañas          cercar esta cibdad,
que me darán derecho          de la tu malvezdat.

287 »De exir al torneo          tú serás delantero
de cuantos y exieren          tú morrás el primero;
destruïrán la villa,          nol' valdrá el otero,
non fincará en ella          peón nin caballero.»

288 La profecía dicha,          el buen predicador
tornó a sue eglesia          servir al Crïador;
remaneció Cantabria          en sue mala error,
si a Millán croviesen,          ficieran muy mejor.

289 End a pocos de días,          por sos graves pecados,
vino Leovirgillo          con muy grandes fonsados;
desafïó Cantabria          con todos sos crïados,
echóseli en cerca          con muchos lorigados.

290 Empezola a lidiar          muy denodadament,
quebrantar las adarves          por llegar a la yent,
darlis mala pitanza,          non sabroso present,
cual merecié tal pueblo          tan desobedïent.

291 Issieron los de dentro          por con ellos lidiar,
Abundancio primero          por el precio ganar;
mas tanto non se pudo          del mal paso guardar
que primero de todos          non hobo a finar.

292 Desent todos los otros          fueron desbaratados,
el pueblo destruido,          los muros trastornados;
nuncua jamás non fueron          fechos nin restaurados,
aún tres torrejones          están y rebelados.

293 Lo que Sant Millán dixo          a veerlo hobieron,
de la sue profecía          estorcer non podieron;
sí tenién mala vida,          ca mala muert prisieron,
costáronlis bien caras          las reyertas que dieron.

294 El cuerpo benedicto,          profeta verdadero,
de voluntad bien mártir,          de Dios leal obrero,
de exir de lacerio          estaba bien certero,
ca en el mes andaba          cerca del postremero.

295 Esperando la hora          cuand verrié el mandado,
empezoli un poco          a doler el costado;
desent el cuerpo todo          fue del mal embargado,
entendió bien que era          el corso acabado.

296 Clamó sos compañeros          cuand se vío coitado,
Aselmus un buen homne,          con él l' habié crïado,
otros sanctos discípulos          non de rehez mercado,
fue en poca d' hora          grant concejo juntado.

297 Vedién por ojo todos          que se querié pasar,
habién de la sue muert          duelo e grant pesar;
non podién de grant cueita          nin leer nin orar,
ca perdién tal consejo          cual non podrién trobar.

298 El confesor precioso,          siempre bien acordado,
non perdió sue acuerdo          maguer era cueitado,
castigó sos discípulos          un conviento hondrado,
como se mantoviesen          cuando él fues pasado.

299 Díssolis a la hora          de la alma essir:
«Amigos, bien veedes          que me quiero morir,
la hora es llegada,          quiérome dispidir,
con gracia de vos todos          quiero d'est sieglo ir.»

300 Desent alzó asuso          la sue mano donosa,
bendíssolos a todos          la sue boca preciosa,
comendolos a Dios,          a la Virgo gloriosa,
que Ellos los guardasen          de tacha periglosa.

301 Sanctigó a sí mismo          por fer buen complimiento,
tendió ambas sues palmas,          juntolas muy a tiento,
cerró ambos sos ojos          sin nul conturbamiento,
rendió a Dios la alma,          fizo so pasamiento.

302 Cerca sedién los ángeles,          luego la recibieron,
cantando grandes laudes          al cielo la subieron;
con grandes procesiones          a Dios la ofrecieron,
con él todos los sanctos          festa doble ficieron.

303 Todos los confesores          facién grant alegría,
porque vinié tal homne          entre sue compañía;
dicién que mejoraba          toda sue confradía,
querrién que lis viniesen          tales tres cada día.

304 Los sanctos patriarcas,          ancïanos varones,
e todos los profetas          oscuros en sermones,
habién grant alegría,          dicién sanctas canciones,
todos li facién honra          e grandes procesiones.

305 Todos doce apóstoles,          príncipes acabados,
que foron de la ley          de Cristo advocados,
con est huésped tan noble          teniense por honrados,
dicién cantos e sones          dulces e modulados.

306 El coro de los mártires          que por Cristo morieron,
que por salvar las almas          las carnes aburrieron,
con sos amitos blancos          procesión li ficieron,
non serié asmaduera          la honra que li dieron.

307 El gozo de las vírgines,          ¿qui lo podrié asmar?
Todas con sos coronas          la vinién visitar;
non podrién mayor gozo          haber nin demostrar,
metién bien so estudio          por mucho la honrar.

308 El Reÿ de los Cielos,          la sue Madre gloriosa,
diéronli rica siella          e corona preciosa,
en cielo e en tierra          honra maravellosa,
ont es en altas nuevas          sobida la sue cosa.

309 Finque con Dios la alma,          en el cuerpo tornemos,
reliquias tan preciosas          no las desamparemos,
démosli sepultura,          los miraglos contemos
que fueron y mostrados          secundo que leemos.

310 Los sos sanctos discípulos          que él habié crïados,
homnes de sancta vida,          cuerdos e muy membrados,
cerca del cuerpo sancto          sedién muy desarrados,
vertiendo vivas lágremas          de sospiros cargados.

311 Maguer habién grant duelo,          sedién en grant tristicia,
vedién otro esfuerzo          ont habién grant leticia:
sabién que era cosa          de tan grant auctoricia
que serié luminaria          de toda la provincia.

312 Aselmus so crïado,          preciosa crïazón,
con muchos buenos homnes          de grant religïón,
aguisaron el cuerpo          del precioso varón,
por darli sepultura          e ferli procesión.

313 A mesura del cuerpo          fue la peña tajada,
en ancho e en luengo          a siesto compasada;
pero, como creemos,          ante sedié labrada,
él misme en sue vida          la hobo aguisada.

314 Fue el cuerpo bañado,          de sos paños vestido,
encerrado en tablas          de clavos bien cosido,
fue con grant reverencia          en la fuesa metido,
de todo so misterio          lealmientre servido.

315 El Reÿ de los Cielos,          benedicto Señor,
por honrar el buen cuerpo          del sue buen confesor,
mostró muchos miraglos          sobre esta labor,
que non podrié contarlos          de mí mucho mejor.

316 Sanaron al sepulcro          muchos demonïados,
vidieron los que eran          de la lumne menguados,
los mancos e los cojos          sanos fueron tornados,
trobaban grant consejo          todos los entecados.

317 Señores e amigos,          cuantos aquí seemos,
al confesor precioso          adorarlo debemos;
lo que vos prometiemos          complido lo habemos,
ca el secundo libro          en cabo lo tenemos.

318 Contada vos habemos          la sue preciosa vida,
fasta que fue la alma          de la carne partida:
mas aún non es toda          la historia complida,
ca fue la sue memoria          después más encendida.

319 Depués fezo vertudes          el confesor honrado
por que ganó grant precio,          máes que habié ganado;
fue el so monesterio          ricament heredado,
ont es Dios y servido          e Sant Millán nomnado.

320 Señores aún quiero          d'esta razón tractar,
aún él me guïando          d'él vos quiero fablar;
la materia es larga          de homne de prestar,
serié grant menoscabo          por vos la destajar.
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