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Antíoco y Seleuco

Agustín Moreto



PERSONAJES
 

 
SELEUCO,   rey de Siria.
ANTÍOCO,   su hijo.
ESTRATÓNICA,   reina.
ASTREA,   dama.
ERASISTRATO.
NICANOR.
FLORETA,   criada.
LUQUETE,   criado gracioso.
UN MÚSICO.
VILLANO 1.º
VILLANO 2.º
Villanos.
Músicos.
Damas.
Criados.
Acompañamiento.
 

La escena es en Antioquía y sus inmediaciones.

 




ArribaAbajoJornada I

 

Selva.

 

Escena I

 

ANTIOCO y LUQUETE, de camino; después, NICANOR, dentro.

 
 

(Se oye ruido de tempestad.)

 
ANTÍOCO
¡Terrible tempestad! ¡Válgame el cielo!
LUQUETE
Si hará, que todo se nos viene abajo;
a alguna claraboya de él apelo,
o a un pozo, para echar por el atajo.
ANTÍOCO
¿Luquete?
LUQUETE
¿Gran señor?
ANTÍOCO
Toda mi gente
5
sin duda se ha perdido.
LUQUETE
Nosotros (si ellos ya se han acogido)
seremos los perdidos solamente;
pues aquí el cielo, aunque nos coge lejos,
tratándonos está como abadejos. 10
Vive el cielo, que en ando considero
que Antíoco eres tú, el hijo primero
de Seleuco, a quien Siria cedió el mando,
y que aquí, como yo, te estás mojando,
y aun mas, porque mi capa tosca y hasta, 15
algo mas tarde el agua la contrasta
que la tuya, delgada y guarnecida,
caigo en lo que son honras de esta vida
todo es mentir, a mi pobreza apelo;
que aquesta burda capa en que me fundo, 20
tiene menos adorno para el mundo,
pero más resistencia para el cielo.
ANTÍOCO
Dices verdad.
LUQUETE
Y ¿cómo qué la digo?
La experiencia Señor, es del testigo.
¿Hay más que ver al labrador sencillo, 25
al sol de julio en el ardiente siesta,
azotando las mulas desde el trillo,
trinchar la parva, de haces descompuesta,
y despreciando al sol, amontonarla,
y cuando el aire corre desnudarla 30
con la horca ganchosa contra el viento,
que la ligera paja lleva a un lado,
y del pesado grano, que hace asiento,
le deja un rubio pez amontonado,
sin que le ofenda el sol, sino es que vea 35
que se va antes que acabe su tarea?
Pues si al campo va un príncipe, seguido
de caballos, carrozas y criados,
de tantas atenciones asistido,
reverencias, lisonjas y cuidados, 40
atreveráse a estar, con muchos miedos,
un cuarto de hora al sol; que si dos credos
le da en la cholla, cuando el colodrillo
no le taladre agudo un tabardillo,
porque fueron sus rayos mas corteses, 45
tiene jaqueca para treinta meses.
Hártase un labrador (de regla falto)
de ajos, migas, pepinos y tomates,
y brinca treinta pies de solo un salto;
Tiembla un señor de aquestos disparates, 50
Y solo por templanza da a su muela
pollas, capones y agua de canela;
y si pasa un arroyo algo arrojado,
del salto a casa va desvencijado.
Ah Señor, que el ser pobre en esta vida 55
es más riqueza y menos conocida.
ANTÍOCO
Luquete, moral vienes.
LUQUETE
Heme hartado
de moras hoy, y me han moralizado.
ANTÍOCO
Deste monte al abrigo esperarémos
al día.
LUQUETE
Aquí la noche pasarémos,
60
aunque poco del agua defendidos.
ANTÍOCO
Aquí es fuerza quedarnos detenidos,
porque el término es este señalado,
donde a la Reina he de encontrar.
LUQUETE
¿Que ha dado
tu padre en ser marido? 65
Porque ya cincuenta años que ha vivido
de tres mujeres ha arrastrado el luto,
y aun no de le tercera el llanto enjuto,
se casa con la cuarta;
y el como a las otras esta ensarta, 70
lo ha de hacer con la quinta y la requinta,
con que puede, si así el naipe le pinta,
para cantar de todas tal placeres,
hacer una guitarra de mujeres;
y porque en la alusión nada me muerdas, 75
esto será porque ellas fueron cuerdas.
ANTÍOCO
En ninguna elección mi padre ha sido
más atento que en esta, pues ha unido
con su poder el de Demetrio el grande
para que el Asia mande; 80
pues porque toda su valor la rija,
casa con Estratónica, su hija,
con que será el señor más poderoso
del imperio oriental.
LUQUETE
Pues ¿más glorioso
casándote con ella, no quedaba, 85
pues el mismo trofeo en ti lograba,
sin la desproporción de su edad vieja,
habiendo un mozo con que hacer pareja?
ANTÍOCO
A mi me casa con mi prima Astrea;
no quiera el cielo que mi amor lo vea, 90
que mi vida será desesperada.

  (Aparte. 

¡Ay sombra de mi error idolatrada!
Pues desde que el pincel te dio a mis ojos,
solo vivo de penas y de enojos.)
A Astrea, en fin, ya la ofreció mi mano, 95
que esto debe al ser hija de su hermano.
LUQUETE
Y ¿por qué por la Reina a ti te envía?,
ANTÍOCO
por ver si acaso mi melancolía,
viendo diversas tierras, se divierte.
Cuando la fama de la Reina acierte, 100
cuya hermosura iguala con su vuelo,
no te envía a ver tierra, sino cielo.
ANTIOCO
Por ver si es como dicen su hermosura,
nunca ver he querido su retrato.
LUQUETE
Si lisonja no fue del pincel grato, 105
en manos de tu padre su pintura
he visto...
ANTÍOCO
Y sus facciones ¿son tan bellas?
LUQUETE
Con sus ojos son hongos las estrellas.
NICANOR

 (Dentro.) 

Hacia el monte guiad.
VOCES

 (Dentro.) 

Por la ladera.
ANTÍOCO
Mas ¿qué voces son estas?
LUQUETE
Malo.
ANTÍOCO
Espera;
110
¿si es acaso mi gente,
que me busca?
LUQUETE
No es, porque de enfrente
viene el tropel que escucho;
que aunque yo no lo veo, suena a mucho.
NICANOR

 (Dentro.) 

Este abrigo tomemos hasta el día. 115
LUQUETE
¿Quién serán?
ANTÍOCO
Que es la Reina he imaginado;
pues si esta noche aquí llegar debía,
y lo mismo que a mí les ha pasado,
como el caso es testigo,
fuerza es que tomen este mismo abrigo. 120
LUQUETE
Tate, la Reina es.
ANTÍOCO
¿De qué lo infieres?
LUQUETE
Del mucho ruido que hacen las mujeres.
ANTÍOCO
¿En qué hacen ruido?
LUQUETE
Con sus pompas vanas,
y por eso andan ya como campanas.
NICANOR

 (Dentro.) 

Aquí puede apearse vuestra alteza. 125
ANTÍOCO
La Reina es.
LUQUETE
¿Apearse una belleza?


Escena II

 

La REINA, NICANOR, FLORETA, damas y criados, todos de camino. Dichos.

 
NICANOR
Aquí puede su alteza retirarse,
hasta que el cielo llegue a serenarse
de tanta tempestad.
REINA
¡Qué obscura noche!
LUQUETE
Yo solo por el ruido he visto el coche. 130
ANTÍOCO
Aquí, aunque no le encuentre con la vista
tiene ya vuestra alteza quien le asista
REINA
¿Quién es?
ANTÍOCO
Quien, como hijo venturoso,
de vuestra mano el triunfo generoso
a vuestros píes espera.

 (Arrodíllase.) 

REINA
Quién sois dudo.
135
LUQUETE
¿Manos y píes? Entrada de menudo.
ANTÍOCO
Antíoco soy, Señora.
REINA
Vuestra alteza.

  (Abrázale.) 

Llegue a mis brazos pues, y la extrañeza
culpe a la obscuridad y al accidente;
que haber sobrevenido de repente, 140
A entrambos nos disculpa. ¿Cómo viene
vuestra alteza?
ANTÍOCO
De hallaros deseoso,
y de algún daño vuestro temeroso,
con la noche.
REINA
Ya en vos asegurada,
buena vengo, aunque de ella fatigada. 145
ANTÍOCO
El parabién le doy a mi deseo.
LUQUETE
Pues ha bebido el cura, venga arreo.
REINA
Y ¿quién sois vos?
LUQUETE
Quien por mayor indicio,
en la taza del Rey tiene su oficio.
REINA
Pues ¿sois vos su copero? 150
LUQUETE
Yo por la falda tomo mi sombrero;
que no soy yo valiente de la sopa,
para andarle tomando por la copa.
REINA
Pues ¿quién sois?
LUQUETE
En su taza a mí me mete,
porque es goloso, y bebe con luquete. 155
REINA
Yo os conoceré de aquí adelante.
LUQUETE
Demonio sois, cúbrome al instante.
NICANOR
Mientras a buscar vamos el camino,
por ver si hay algún pueblo aquí vecino,
en este seno, que este monte abriga, 160
puede, con mas reparo a la fatiga
del temporal estarse vuestra alteza.
 

(Vase con algunos criados.)

 


Escena III

 

La REINA, ANTÍOCO, FLORETA, LUQUETE, damas, criados.

 
ANTÍOCO
Haced la diligencia con presteza.
Y entre tanto que albergue más decente
os deja prevenir este accidente. 165
Que la cavada gruta de estas peñas,
allí os ofrecen sus confusas señas
asiento.
REINA
Si a los dos nos le permite,
mi deseo, Señor, por vos le admite.
ANTÍOCO
Ya los favores que espero 170
de vos, Señora, recibo.
 

(Siéntanse los dos en unas peñas, y las damas en el suelo. LUQUETE topa con FLORETA.)

 
LUQUETE
Vámonos todos sentando.
FLORETA
¿Quién va?
LUQUETE
Pregunte quedito.

  (Aparte. 

Sin duda es esta la gula;
que tienta por los hocicos.) 175
¿Quién es usía?
FLORETA
Más bajo.
LUQUETE
¿Mondonga?
FLORETA
Más un poquito.
LUQUETE
¿Cámara?
FLORETA
No gasto ayudas.
LUQUETE
No hay en palacio otro oficio
de damas. ¿Es sabandija 180
de hacia enanos o negrillos?
FLORETA
Soy el placer de la Reina.
LUQUETE
¿Dama placer? Tal no he visto.
FLORETA
Digo que soy el placer.
LUQUETE
Te habrás acaso salido 185
de un auto sacramental;
pero, según lo que has dicho,
mi profesión confiriendo,
conmigo frisas.
FLORETA
No friso.
LUQUETE
Pues ¿por qué?
FLORETA
Porque yo tundo.
190
LUQUETE
Conmigo ocioso es tu oficio,
porque tengo poco pelo.
FLORETA
Ya veo que eres raido.
LUQUETE
Como capa de fidalgo.
Y dejando el apellido, 195
¿cómo es tu gracia?
FLORETA
Floreta.
LUQUETE
¿Cortada?
FLORETA
Juguemos limpio;
¿y la tuya?
LUQUETE
¿Yo? Girada.
FLORETA
Buena va la danza.
LUQUETE
Envido
un poco de galanteo. 200
FLORETA
Mi resto, y demos principio.
LUQUETE
Pues tomémosle de asiento
que yo he de quererte un siglo.
REINA
Muy cuidadosa me traen
de vuestro mal los avisos, 205
porque de melancolía
pasa ya, según me han dicho.
ANTÍOCO
Mi mal, Señora, es tristeza.
REINA
Si tiene causa, es preciso,
que ya no es melancolía. 210
ANTÍOCO
Y cansa que en vuestro oído
tiene librado el remedio.
REINA
Pues seguro es vuestro alivio.
Decid: ¿en qué puedo yo
lograr la dicha en que estimo 215
el poder daros remedio?
ANTÍOCO
Solo del silencio mío
saldrán para vos mis penas,
con confianza que os pido
de que sea su sepulcro 220
vuestro pecho.
REINA
Yo lo fío.
 

(Hablan aparte.)

 
ANTÍOCO
Pues ya que vos me mandáis
lo que yo en vos solicito,
oid, Señora, la causa.
REINA
Ya mi atención apercibo. 225
ANTÍOCO
El príncipe Arsenio, hermano
del Rey mi padre, y mi tío,
compañero en sus victorias,
fue de las armas caudillo.
Murió glorioso, quedando, 230
porque no tuvo más hijos,
mi prima Astrea heredera
de sus glorias y su brío.
Viendo mi padre la deuda
de la sangre, y los servirlos 235
que en dilatar sus estados
debió a hermano tan amigo,
por cumplir la obligación
de su hermano y de sí mismo,
resolvió hacerla mi esposa 240
a costa de mi martirio;
no porque este casamiento
fuese contra mi albedrío,
porque yo la miré siempre
sin adversión ni cariño; 245
ni porque a mis ojos nunca
tuviese en talle o estilo
desproporción la hermosura
o desaires el aliño.
Ni sin amor la miraba, 250
ni con él, que siempre ha habido
en dos que se crían juntos,
un linaje de cariño
que, aunque es amar, no es querer;
que en el querer es preciso 255
que haya deseo, y amores
sin deseo hay infinitos.
Y este amor, que en el querer
se hace del otro distinto,
es hijo de admiración; 260
porque cuantos han querido,
es porque un sugeto vieron
donde hallaron, por destino,
una proporción igual
a su genio y sus sentidos, 265
que nunca vieron en otro,
y esta admiración los hizo
entregar la voluntad;
mas dos que siempre se han visto,
como incapaces están 270
de esta admiración que digo,
aunque se aman, no se quieren;
que es efecto muy distinto
el quererse con deseo
o el amarse con cariño. 275
Yo, pues, con mi prima Astrea
en un estado indeciso,
ni de amar ni aborrecer,
bailé siempre mi albedrío,
basta que un día a mi mano 280
acaso un retrato vino,
que guardó por su hermosura
curioso un criado mío.
Hallóle entre los despojos
de una batalla perdido, 285
de dueño ignorado, siendo
también ignorado él mismo.
Puso el pincel a mis ojos
un rostro tan peregrino,
que aunque cabe en mi memoria, 290
no cabe en los labios míos.
Desde que vi este retrato,
aquel agrado indeciso
que tenía con mi prima
se trocó todo en desvío; 295
porque, como la miraba
como a estorbo de mi alivio,
luego mi temor la puso
la máscara de enemigo.
De secreto mi cuidado 300
varias diligencias hizo,
remitiendo a varias partes
la copia de este prodigio,
por si acaso de su dueño
los ojos o los oídos 305
de los que andan varias tierras
me pudiesen dar indicio;
mas todas fueron en vano,
y yo más inadvertido,
que a un sol de sombras cubierto 310
nadie pudo haberle visto,
con quitarme la esperanza,
llegué a perder el sentido.
Cuanto perdí en la razón,
creció mi amor en delirio: 315
que es el amor como el árbol
a quien quitan lo florido,
y cortándole las ramas,
fortalecen su principio.
Tomaba el retrato a solas, 320
y hablando con él sin juicio,
del no responderme ingrato
le argüía en el delito.
«Ojos hermosos, decía
para matarme tan vivos, 325
¿cómo no veis lo que lloro,
si estáis mirando los míos?
Si mi fineza os merece
piedad, ¿por qué estáis esquivos?
Si no veis, ¿por qué miráis? 330
Si miráis, ¿cómo sois tibios?
Háblame, hermoso milagro,
que aunque sin alma te miro,
la queme has quitado a mí
puede servir este oficio. 335
Con la vida que me quitas,
ni tú vives ni yo vivo.
Si mi vida no aprovechas,
¿para qué has hecho el delito?
Pero si yo te la he dado, 340
culparte es ciego delirio,
que no es en ti tiranía
lo que es en mi sacrificio;
mas si te la di agradece,
y si te falta el sentido, 345
háblame con este aliento
que te estoy dando en suspiros;
y si no puedes, ¿qué espero?
¿Qué bien en ti solicito,
si eres capaz de mi daño, 350
e incapaz del beneficio?
Pero el dolor de no hablarme
me envuelves en un alivio,
que aunque favor no me has hecho,
tampoco me has ofendido.» 355
Lo ignorado de mi mal
despertó sus incentivos
en el amor de mi padre,
más temor de mi peligro
y no hallando en mi dolencia 360
más señas ni más indicios
que de una melancolía
interpuesta en parasismos,
vieron que el mejor remedio
era que el tiempo remiso 365
hiciese en mi mal la cura,
que suele hacer el olvido.
A un tiempo se suspendieron
mis bodas y mi peligro,
con que cesó la violencia, 370
pero no el incendio mío.
A este tiempo quiso el cielo,
o mi ventura lo quiso,
que lograse el Rey mi padre
el acierto de elegiros; 375
y hasta llegar a su corte,
para tan largo camino,
el veniros a servir
fió del cuidado mío.
Viendome yo en esta dicha, 380
y habiéndome ya traído
vuestra fama la noticia
del discurso peregrino
que os ilustra, les di luego
albricias a mis sentidos; 385
porque luego me ofreció
mi misma pena el arbitrio
de daros yo parte de ella,
pues vos podéis ser mi alivio.
Mi dolor, Señora, es verme 390
que estando como os he dicho,
me manden dar a otro dueño
lo que no tengo por mío;
el alivio que yo espero
de vuestro ingenio divino, 395
es dilatarme esta muerte,
que, aun temida, no resisto.
Vuestros prudentes halagos,
vuestros discretos cariños
podrán solo con mi padre 400
revocarme este peligro.
Suspéndase mi desdicha,
hasta que el cruel destino
se temple en la tiranía
de su violencia conmigo, 405
o halle yo el dueño que adoro,
o se enmiende mi delirio
o se acabe la esperanza,
o me remedie el olvido,
o mi ceguedad conozca; 410
y a no tener otro alivio,
o muera yo de infeliz,
que es el remedio más fijo.
REINA
Admirada os he escuchado,
y antes que os responda, os pido 415
que me digáis el retrato
dónde le tenéis.
ANTÍOCO
Conmigo.
REINA
Lo que admiración me mueve,
no es el haberos rendido
a amar una copia muda, 420
cuando su sombra es preciso
que os refiera a la memoria
el sugeto peregrino
que ella os está retratando;
y ya en el mundo se ha visto 425
amor tan ciego y tan loco,
que bien a una estatua quiso,
sin referirse a sugeto,
siendo bárbaro delirio,
pues contra naturaleza. 430
Quiso bien a un mármol frío.
Lo que me admira es que traiga
vuestro corazón consigo
el alimento del daño,
cuando ignoráis el camino 435
del remedio; porque acaso,
pues no te habéis conocido,
puede ser muerta esa dama,
o casada, que es lo mismo;
y en no prevenir el daño, 440
igualáis desatino
de querer bien a la estatua.
Y ahora por respuesta os digo
que en cuanto a vuestro temor,
y solicitar su alivio, 445
correrá tan por mi cuenta,
que al ver que lo solicito,
penséis que vuestros cuidados
no son vuestros, sino míos;
mas esto ha de ser haciendo 450
vos una cosa que os pido.
ANTÍOCO
¿Qué, señora?
REINA
Que me deis
a mi el retrato, no digo
para perderle, sino
que en el depósito mío 455
le tenga vuestra pasión,
por no tener el peligro
de fomentar vuestro daño
tan cerca, que está en vos mismo.
ANTÍOCO
Un gran pesar me habéis hecho, 460
y un gran favor.
REINA
¿Cómo ha sido?
ANTÍOCO
El pesar es el pedirme
toda el alma con que vivo;
y el favor es, que sea tanto
lo que vos me habéis pedido, 465
porque veáis la fineza
con que siempre he de serviros.
Esta, Señora, es mi vida.

 (Dale el retrato.)  

REINA
Yo la fineza os estimo.
LUQUETE

 (A FLORETA.) 

Muy largo va aquel coloquio, 470
y estoy por interrumpirlos,
porque hablan mil necedades.
FLORETA
Pues ¿sabes tú lo que han dicho?
LUQUETE
Dice el Príncipe que el Rey
su padre, como es tan rico, 475
tiene sacado recado
para cosa de treinta hijos;
y la Reina dice que ella
no trae tanto prevenido,
porque no puede parir 480
arriba de veinte y cinco,
y lo están regateando.


Escena IV

 

NICANOR, criados; luego, villanos, con teas encendidas. Dichos.

 
NICANOR

 (Dentro.) 

Por delante de aquel risco
caminad.
 

(Levantánse todos.)

 
REINA
¿Qué ruido es este?
LUQUETE
Como estamos retraídos 485
aquí, vienen a prendernos.
Señores, ¡qué de ministros!
NICANOR

 (Sale con los criados.) 

A la falda de este monte
un pequeño pueblo he visto,
de donde a guiaros vienen, 490
ya de luces prevenidos,
sus rústicos moradores.
LUQUETE
Y ¿usted acaso ha sabido
si habrá camas para todos?
NICANOR
Solo está ya prevenido 495
a sus altezas albergue,
porque es de pocos vecinos.
LUQUETE
Y ¿para nuestras bajezas,
señor furriel?
NICANOR
No le ha habido.
LUQUETE
Pues yo he de dormir en cama, 500
o echaré por esos trigos.
UNA VOZ

 (Dentro.) 

¡Viva nuestra reina!
VOCES

 (Dentro) 

¡Viva!
 

(Salen los villanos.)

 
NICANOR
Hacia acá llegad, amigos.
VILLANO 1.º
Viva su merced mil años.
VILLANO 2.º
Eso, Pascual, es poquito; 505
viva como mi mujer.
LUQUETE
Bravas hachas han traído;
¿son, pues, de la cofradía?
VILLANO 1.º
No, Señor, que son de pino.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

¡Valgame el cielo! ¿Qué veo? 510
Mi muerte en la Reina he visto.
REINA

 (Aparte.) 

El Príncipe es muy galán;
mas, cielos, ¡qué es lo que miro!
Mi retrato es el que veo;
ya es más terrible el peligro. 515
Toda me ha cubierto un velo;
el Príncipe ha enmudecido,
y yo de verle también.
LUQUETE
Señores, vamos camino.
¿Qué es esto? Acaso está aquí 520
enterrado algún judío?
Oiga.
FLORETA
El Príncipe y la Reina
se han quedado suspendidos.
LUQUETE
Son figuras de tapiz,
que en la acción que están tejidos 525
se quedaron para siempre.
Ah Señor.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Cielos divinos,
la Reina ha visto el retrato,
y ningún medio apercibo
para enmendar este yerro. 530
REINA

 (Aparte. 

No mi turbación dé indicio
de las dudas en que estoy.)
Vamos, Señor.
ANTÍOCO
Yo os suplico,
señora...
REINA
¿Qué me pedís?
ANTÍOCO
Yo, Señora, nada os pido, 535
sino que a mí, porque vos...
REINA
¿Qué decís?
ANTÍOCO
Ya ¿no lo he dicho?
REINA
No os entiendo.
ANTÍOCO
Yo tampoco.
REINA
Pues ¿qué os turba?
ANTÍOCO
Un yerro mío;
que ahora, Señora, me acuerdo 540
de que yo no había traído
el retrato que os decía,
porque le dejé escondido
y ese que os di es uno vuestro
que al ponerme yo en camino 545
para venir a buscaros,
me dio mi padre advertido
para que yo os conociera;
y así, Señora, os suplico
que me lo volváis a mí. 550
REINA
Pues si eso, Príncipe, ha sido,
ya que os lo ha dado mi esposo,
yo he de volvérsele a él mismo.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Ya en mi mal no hay mas remedio
que morir.
REINA
¿No entráis conmigo?
555
ANTÍOCO
Sí, Señora; pero antes
que no le volváis os pido
ese retrato a mi padre.
REINA
Pues ¿por qué?
ANTÍOCO
Porque es preciso
que en no guardarle parezca 560
poca fineza de hijo.
REINA
Antes esta es más fineza.
ANTÍOCO
Pero es yerro repetido.
REINA
Luego ¿habéis hecho otro yerro?
ANTÍOCO
Sí, mas fue de mi destino. 565
REINA
Y ¿en qué errasteis?
ANTÍOCO
No lo sé.
REINA
Vamos, Príncipe.
ANTÍOCO
Ya os sigo.
REINA

 (Aparte.) 

¡Qué mal principio que llevo!
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

¡A qué mal fin me encamino!


Escena V

 

Sala del palacio de SELEUCO.

 
 

El REY, ASTREA, ERASISTRATO, acompañamiento.

 
SELEUCO
¿Cómo el parabién, Astrea, 570
no me das del bien que espero,
pues si hay dicha que se crea,
que he de ver hoy considero,
cuanto el corazón desea?
De mi esposa enamorado 575
estoy por la celestial
imagen que me ha enviado;
mira, si esto hizo el traslade
¿qué hará hoy el original?
ASTREA
tu alteza goce, Señor, 580
mil siglos de su belleza,
que en mi continuo dolor
de mi afligida tristeza
ha ocasionado el error.
SELEUCO
Pues ¿tú tristeza? ¿de qué? 585
ASTREA
De que te haya escrito a ti
el Príncipe, como sé,
sin acordarse de mí,
y sin hablarme se fue;
de que su melancolía, 590
como mi pena es testigo,
pues en su rostro lo vía
otra causa no tenía
mas que el casarse conmigo.
Un desvío, gran Señor, 595
cuando esta envuelto en recelos,
no le disfraza el dolor;
porque aunque es ciego el amor,
también son linces los celos.
Yo, en efecto, he conocido 600
que el Príncipe me aborrece;
fuerza de mi estrella ha sido,
que esta culpa no merece
venganza, ni yo la pido;
que aunque fuera obligación 605
el quererme con lealtad
por la sangre y por la unión
lo que es solo voluntad
nunca nace de razón,
cuando no hay oposición 610
la razón hará su empleo,
mas si falta inclinación,
El que quiere por razón,
quiere contra su deseo;
y no es justo que yo entregue 615
mi pecho a tan duros lazos,
que cuando a pedirlos llegue,
me dé la deuda los brazos
y el corazón me los niegue.
Esto es, Señor, lo que siento, 620
y lo que es en la verdad,
porque yo tener no intento,
ni conmigo pensamiento,
ni contigo voluntad.
SELEUCO
Justa era tu queja ya, 625
a ser cierta tu sospecha;
mas en todo errada va,
que una voluntad está
de imaginaciones hecha.
Yo sé que el Príncipe, Astrea, 630
como yo, te quiere a ti;
yo haré que tu esposo sea
y porque tu amor lo crea,
será cuando llegue aquí.
Y cree que yo no lo hiciera, 635
a entender que ese desden
tu gusto en algo ofendiera.
ASTREA
Como eso me está tan bien,
lo creo, mas no lo espera.
SELEUCO
Esto hacen las voluntades, 640
que aun yo, esperándolos hoy,
sin recelar novedades,
sé que han de venir, y estoy
poniendo dificultades.
Tú, Erasistrato, que fuiste 645
más sabio que la experiencia,
pues sus efectos venciste
y a Aristóteles bebiste
el espíritu y la ciencia,
y para más gloria mía, 650
y aplauso de tu persona,
le pedí a Alejandro un día
que a trueco de una corona
me diese tu compañía;
pues de amor tanto alcanzaste, 655
y de su llama amorosa
tanto al ardor te entregaste,
que una ciudad despreciaste
por casarte con tu esposa,
¿de qué tienes entendido 660
que nace este temor necio,
al deseo siempre unido?
ERASISTRATO
Señor, de hacer mucho aprecio
de aquello que se ha querido.
El efecto es natural: 665
no habrá cosa que imagines,
que no tenga fin igual,
porque por inciertos fines
todo en el mundo es mortal;
y el que algún bien llega a amar, 670
aunque le juzgue por cierto,
siempre es fuerza que ha de estar
temiendo aquel fin incierto,
que se le puede quitar.


Escena VI

 

LUQUETE. Dichos.

 
LUQUETE
Ya es forzoso que me debas 675
albricias de este suceso.
SELEUCO
Yo las mando.
LUQUETE
Y ¿no más deso?
También yo mando las nuevas.
SELEUCO
Todos tu voz esperamos,
di, que seguras están. 680
LUQUETE
Bien sé yo que lo estarán;
más tengamos y tengamos.
SELEUCO
¿No fías de mi persona?
LUQUETE
No es abonada al entrego.
SELEUCO
¿Por qué?
LUQUETE
Porque no eres lego.
685
SELEUCO
¿Cómo no?
LUQUETE
Eres de corona.
SELEUCO
¿Soy escaso?
LUQUETE
No dirán
de Seleuco eso, aun por chiste,
porque eres rey, y antes fuiste
de Alejandro capitán; 690
mas cuando eso a oírte llego,
porque no dudes de mí,
tengo de fiar de ti,
aunque me lo pagues luego.
La Reina, sí, por quién soy, 695
por llegar presto a tu lado,
desde ayer ha caminado
casi una legua hasta hoy;
y del gozo apresurada,
para no perder la noche, 700
la mitad vino en un coche,
y la otra mitad sentada.
A palacio en pompa ufana
pienso que ya llegarán,
si no es que aun no la han 705
registrado en la aduana.
SELEUCO
¿Registrado?
LUQUETE
¿Es desatino?
Pues no es, Señor, demasiado;
que anda con mucho cuidado
el arrendador del, vino, 710
SELEUCO
el Príncipe ¿cómo viene?
LUQUETE
Callar quise esas noticias
basta empuñar las albricias,
porque es la ¡jada que tiene.
SELEUCO
¿Qué dices?
LUQUETE
Que viene aquí
715
de su mal tan afligido,
que ponerse no ha podido
nunca a caballo.
SELEUCO
¡Ay de mí!
LUQUETE
Mas él, Señor, no es muy lerdo,
yo en mis discursos lo hallo; 720
que no se ha puesto a caballo
por no aventurar lo cuerdo.
SELEUCO
¿Tan malo está?
LUQUETE
Es tan cruel
su mal... Más déjolo a un lado,
porque yo soy muy honrado, 725
y no quiero hablar mal dél.
SELEUCO
¿Callar no era mas seguro?
Todo el placer me has borrado.
LUQUETE
Como tú bebas aguado,
te matará el placer puro. 730
ERASISTRATO
Solo es mío este pesar,
pues soy quien pierde el placer.
SELEUCO
Tú, Erasistrato, has de ser
quien esto ha de remediar,
porque no viviré yo, 735
si el Príncipe a morir llega.
LUQUETE
¿Al médico se te entrega?
Pues el Príncipe voló.
VOCES

 (Dentro.) 

¡Viva nuestra reina, viva!
LUQUETE
La Reina llega, Señor. 740
SELEUCO
Al lado de este dolor
ya no hay gusto que reciba.


Escena VII

 

La REINA, ANTÍOCO, NICANOR, FLORETA, damas. Dichos.

 
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

¡Ay de mí! que a morir vengo,
y ya es mi muerte precisa.
SELEUCO
Sea, Señora, vuestra alteza 745
a mi pecho bien venida,
para reinar vitoriosa
en mi afecto más que en Siria.
Déme su mano.
REINA
En mis brazos,
señor, el alma reciba 750
el parabién, que a mi suerte
le debo dar de esta dicha.
ANTÍOCO

 (Aparte. 

¡Cielos, yo estoy sin sentido!
No es posible que reprima
este dolor.) A tus pies, 755
señor, la obediencia mía
pide...
SELEUCO
Hijo, llega a mis brazos.
¿Cómo vienes?
ANTÍOCO
A tu vista
se ha rendido, gran Señor,
todo el dolor que traía. 760
SELEUCO
¡Qué buena nueva me has dado!
Ya es entera la alegría
que tengo en ver a mi esposa;
que solamente tu vida
me pudiera dar cuidado 765
que me turbase esta dicha.
Llegad, Señora, a sentaros
donde, como esposa mía,
a besar la mano os lleguen
los que es fuerza que os asistan. 770
REINA
Esto es ley de mi destino;
aunque el alma lo resista,
mi obligación lo obedece.

  (Aparte. 

Fuera, locas fantasías;
si os habéis de quedar 775
en pensamientos y enigmas,
desde aquí se lleve el viento
lo que el solo viento anima.)
 

(Siéntanse.)

 
SELEUCO
Besad la mano a la Reina.
LUQUETE
Ahora aquí se registran 780
las necedades caseras;
si tenéis gana de risa,
oid las que van diciendo
los que las traen prevenidas.
ASTREA
Yo la primera he de ser 785
que obligación tan precisa
cumpla a vuestras reales plantas.
SELEUCO
Es Astrea, mi sobrina,
y esposa ya de mi hijo.
REINA
A ser yo capaz de envidia, 790
os la pudiera tener.

  (Aparte. 

Mas, alma, ¿dónde caminas?)
ANTÍOCO

 (Aparte. 

Para esta acción solamente
Le pido al cielo la vida.
Tiempo os sobrará, pesares; 795
templad aquí la codicia.)
Tres veces la mano os beso
primero por reina mía,
a quien juro el vasallaje
que mi lealtad acredita; 800
otra por esposa y dueño
de mi padre, en quien se cifra
y la tercera es por ser...
Mas ¡ay de mí! en vano anima
mi esfuerzo la voz, yo muero. 805
Señor, señor, mi desdicha
me mata.
SELEUCO
¿Qué tienes, hijo?
 

(Cae el PRÍNCIPE.)

 
ANTÍOCO
Morir; ya acabó mi vida.
SELEUCO
Levantadle, acudid todos.
 

(Levántanle.)

 
ANTÍOCO
Esta alma que sacrifica 810
mi dolor a mi silencio,
pido solo que reciba
la causa de mi dolor.
REINA
¿Quién habrá que la resista?
SELEUCO
Hijo, Antíoco, ¿qué sientes? 815
ANTÍOCO
Señor, el alma partida
de un puñal, que agudo pasa
el corazón.
SELEUCO
Más no digas.
¡Ay de mí! ¡qué infeliz soy,
pues la mayor alegría 820
me turba el mayor pesar!
ERASISTRATO
La mayor fuera la mía.
SELEUCO
Erasistrato, ¿qué es esto?
LUQUETE
Mira si es dolor de tripas;
que yo diré unas palabras 825
que aprendí...
FLORETA
¿Dónde?
LUQUETE
En Esquivias.
ERASISTRATO
Señor, todas las señales
causas mortales indican.
LUQUETE
Pues si suelta el judicante,
no hay príncipe en cuatro días. 830
SELEUCO
Señora, entre este pesar
no caben las alegrías
de vuestras bodas; y así,
os suplico que a esta dicha
permitáis la suspensión 835
de esperar su mejoría,
porque no me halléis mezcladas
en lágrimas las caricias.
REINA
Yo, Señor, sin albedrío
estoy con vos y sin vida. 840

  (Aparte. 

¿Cómo dura en mi este afecto?
Mas aunque más le reprima,
lo que es mío es el decoro;
que la inclinación no es mía.)
SELEUCO
Venid pues a vuestro cuarto. 845
Vosotros todos aprisa
llevad al Príncipe al suyo.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Muera en él mi fantasía...
REINA

 (Aparte.) 

Pare aquí mi pensamiento...
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Pues fue sin mi mal nacida. 850
REINA

 (Aparte.) 

Pues fue sin mí ocasionado.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Y el silencio...
REINA

 (Aparte.) 

Y la fatiga...
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

Me sepulte.
REINA

 (Aparte.) 

Me atormente.
ANTÍOCO

 (Aparte.) 

¡Qué cruel muerte!
REINA

 (Aparte.) 

¡Qué desdicha!

 (Vase.) 

FLORETA
¿Qué mal es este, Luquete, 855
que tiene el Príncipe?
LUQUETE
Amiga,
yo presumo que está malo
de hartarse de golosinas.
 

(Vanse.)

 



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