Gloriosos ciudadanos, compañeros | |
de
mis victorias y mi triste suerte, | |
con qué causa
más digna que el sagrado | 165 |
nombre de libertad,
que tantas veces | |
inflamó vuestros pechos y heroísmo,
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os pudiera implorar? Ella padece | |
dentro de nuestros
muros; ella gime | |
con la oprimida patria, si valientes
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no rompen nuestros brazos las cadenas, | |
con que abatidas
yacen nuestras leyes. | |
La destrucción del bárbaro
Acciolino
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dispongamos briosos, si él perece,
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nosotros somos libres; y la gloria | 175 |
vivirá
de Bazano eternamente. | |
No os intimide el nombre del malvado,
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ni el poder de su ejército os arredre: | |
esos
mismos soldados que le siguen, | |
esos que forman las soberbias
huestes | 180 |
de la antigua Germanía, se avergüenzan
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de la necesidad de obedecerle: | |
ellos miran un déspota
inhumano | |
coronarse a su costa de laureles, | |
faltando
a la piedad que Federico | 185 |
su Emperador ilustre le previene:
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ellos de su crueldad testigos fueron | |
en los campos
del Asia; y si pudiesen | |
sin hollar la obediencia exterminarlo,
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destrozarán el monstruo impunemente. | 190 |
A nosotros
sin duda se reserva | |
esta gloriosa acción; pues
que la muerte | |
perdonó nuestra vida en los combates,
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tantas sombras heroicas e inocentes | |
intrépidos
venguemos; a sus manes | 195 |
la sangre de Acciolino se les
debe: | |
vertiéndola nosotros, restauramos | |
la humanidad
por su furor doliente, | |
y de un malvado libertando al orbe,
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la eterna fama nuestro nombre eleve. | 200 |
Y si acaso
a la voz de la venganza | |
vuestras almas dudosas permanecen,
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al eco del honor volverá el brío | |
a inflamar
vuestros pechos ¿Quién no teme | |
ver ultrajar las
tímidas doncellas? | 205 |
¿Quién habrá
que cobarde titubee | |
a vista del peligro de su honra?
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Cuando Acciolino a mi pudor se atreve | |
con voces amorosas,
con ofertas, | |
que su infame apetito le sugiere, | 210 |
temed
por vuestras hijas al tirano; | |
temed que sus soldados no
respeten | |
vuestras mismas esposas, y que un día
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pueda lograr la fuerza... Me estremece | |
esta espantosa
idea. ¡Oh ciudadanos, | 215 |
ved en Blanca la víctima
que quiere | |
inmolar Acciolino a sus deseos! | |
Vuestro
valor imploro; defendedme; | |
estorbad que en mi honor logre
ese impío | |
marchitar de mi esposo los laureles.
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