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El esclavo del demonio

Antonio Mira de Amescua


[Nota preliminar: Edición digital a partir de la Tercera parte de las comedias de Lope de Vega y otros autores (Barcelona, Sebastián de Cormellas, 1612) y cotejada con las ediciones críticas de James Agustín Castañeda (Madrid, Cátedra, 1984, 2ª ed.) y Ángel Valbuena Prat (Madrid, Espasa Calpe, 1960).]

PERSONAJES
 

 
MARCELO,   viejo.
LISARDA,   hija de MARCELO.
LEONOR,   hija de MARCELO.
DON DIEGO DE MENESES.
DOMINGO,   lacayo de DON DIEGO.
DON GIL.
BEATRIZ,   criada de LISARDA.
DON SANCHO.
FABIO,   su criado.
FLORINO.
UN ESCUDERO   de MARCELO.
ANGELIO,   demonio.
DOS ESCLAVOS.
UN MÚSICO.
CONSTANCIO,   labrador viejo.
EL PRÍNCIPE DE PORTUGAL.
DON RODRIGO.
LÍSIDA.
ARSINDO.
RISELO.
DOS ÁNGELES.





ArribaAbajoActo I

 

En casa de MARCELO. Entra MARCELO, viejo, LISARDA y LEONOR, hijas suyas.

 
MARCELO
    Padre soy, hago mi oficio;
tomad consejo esta vez,
y sed, por tal beneficio,
báculos desta vejez,
colunas deste edificio. 5
    Si las acciones humanas
con igual amor de hermanas
dirigís a la virtud,
a la fuerte juventud
no envidiarán estas canas. 10
    Un año fue el curso mío;
mayo la niñez inquieta,
la juventud fue el estío,
otoño la edad perfeta,
la vejez invierno frío. 15
    Mi cuerpo apenas se mueve,
que la edad mayor es breve
como el hombre no es eterno,
y por estar en mi invierno,
me cubre el tiempo de nieve. 20
    Sirviendo a mi rey gasté
la flor de mi edad dorada
que en tus límites se ve,
y ansí he dejado aumentada
la nobleza que heredé. 25
    Ésta quiero conservar,
y ansí te pretendo dar,
Lisarda, el estado que amas,
pues que las dos sois las ramas
en que el fruto he de mostrar. 30
    Cásate, estado recibe;
hágame Dios tal merced
antes que el tiempo derribe
aquesta blanca pared
que agora temblando vive. 35
    Don Sancho de Portugal
que de la sangre real,
gotas en sus venas tiene,
a ser tu marido viene
mañana.
LISARDA

 (Aparte.) 

¡Yo estoy mortal!
40
MARCELO
    Tú, Leonor, que el pensamiento
a Dios eterno ofreciste,
en que yo vivo contento;
ya que el estado elegiste,
sabe elegir el convento. 45
    Tus intentos son divinos,
que en esta vida en que estamos
todos somos peregrinos
del cielo, aunque caminamos
por diferentes caminos. 50
Cada estado, ya se sabe
que es camino (cuál es grave,
cuál es fácil; la casada
lleva su cruz más pesada,
y la monja, menos grave) 55
al Cordero, que, inocencia,
siguen con gran reverencia
diferentes monarquías
y quiero que con las mías
gocen desta diferencia, 60
    Mis dos brazos sois las dos;
estados son en que fundo
poder abrazaros Dios:
con el uno a Vos y al mundo,
con el otro sólo a Vos. 65
    Una monja, otra casada;
quedará mi casa honrada,
y yo, con ánimo fuerte,
en el umbral de la muerte
lloraré mi edad pasada. 70
LEONOR
    Mi lengua perpetuamente
se atreve a decir de no.
LISARDA
Rabio, amor; muero impaciente.
LEONOR
Tu esclava he de ser.
LISARDA
Y yo
una hija inobediente. 75
    La venganza y la afición
efetos de ánimo son
que suelen torcer el curso
a la costumbre, al discurso,
al honor y a la razón. 80
    Son tales estas pasiones
que unos tiranos se hacen
de nuestras inclinaciones,
y de no vencerlas nacen
extrañas revoluciones. 85
    De las dos vencida fui,
que a don Sancho aborrecí,
y a don Diego de Meneses,
tu enemigo, ha cuatro meses
que mi voluntad rendí. 90
    Ésta es fuerte inclinación
y no la puedo vencer;
hace en la ánima impresión;
no discierno, soy mujer
y tomo resolución. 95
    Si con él me has de casar,
yo obedezco.
MARCELO
¡Que escuchar
pueda un padre tal rigor!
Ciega la tiene el amor
y la quiero reportar. 100
LISARDA
    Mudar, padre, no pretendo
mi propósito ofendido.
MARCELO
Ángel, mira que me ofendo.
LISARDA
Ángel soy, y ansí no olvido
lo que una vez aprehendo. 105
MARCELO
    Tu aprensión te condena.
LISARDA
Fuerza de estrellas me inclina.
MARCELO
No se fuerza la que es buena.
LISARDA
A quien amor determina
ninguna razón refrena. 110
MARCELO
    ¿A un traidor, a un homicida
que priva de dulce vida
a un hijo que yo engendré,
tienes amor, tienes fe?
¿No es tu sangre la vertida? 115
    ¿Qué fiera, qué irracional,
qué bárbaro hiciera tal?
Hoy pareces mujer mala,
que quiere más y regala
a aquel que la trata mal. 120
    Plega a Dios, inobediente,
que casada no te veas,
que vivas infamemente,
que mueras pobre y que seas
aborrecible a la gente. 125
    Plega a Dios que, destruida
como una mujer perdida,
te llamen facinerosa,
y en el mundo no haya cosa
tan mala como tu vida. 130
LEONOR
    Templa tu enojo, señor,
que espantan tus maldiciones.
MARCELO
Descubro en esto el valor.
LISARDA
Y yo las inclinaciones.
MARCELO
¿De quién, falsa?
LISARDA
De mi amor.
135

 (Vase.) 

MARCELO
    Quien ve tanta desvergüenza
también verá mi deshonra,
porque en la mujer comienza
a morir crédito y honra
cuando pierde la vergüenza. 140
    Hija que al padre desprecia
viva y muera con infamia;
siga como loca y necia
a la antigua Flora y Lamia,
no a Penélope y Lucrecia. 145
LEONOR
    Señor, mal dije «señor»
que en este nombre hay rigor
por la sucesión del hombre;
padre digo, porque es nombre
de más dulzura y amor. 150
Tiempla, tiempla tus enojos,
que con esas maldiciones
podrán mirarlas tus ojos
divertidas las acciones
entre sus vanos antojos. 155
    Muéstrale el semblante amigo,
porque si está porfiando
una mujer, yo te digo
que es mejor consejo blando
que colérico castigo. 160
    Yo la rogaré, y en tanto,
habla tú a don Gil, el santo
que Coimbra reverencia
por su ayuno y penitencia,
oración y tierno llanto, 165
    para que a don Diego pida
se contente del rigor
con que fue nuestro homicida,
sin pretender el honor
que es de los nobles la vida. 170
MARCELO
    Eres el cielo que ordenas
las cosas con igualdad,
eres arco que serenas
mi rostro en la tempestad
de mis lágrimas y penas. 175
    Mi cólera es bien detenga,
y que por ti a pensar venga
que en este mundo pesado
no hay hombre tan desdichado
que algún consuelo no tenga. 180
    Plega a Dios que desigual
tu vida a tu hermana sea
y este viejo ya mortal
tan venturoso te vea
que reines en Portugal. 185

 (Éntranse.) 

 

(En la calle donde está MARCELO. Sale DON DIEGO DE MENESES.)

 
DON DIEGO
    Amor, si tus pasos sigo
no sé qué camino elija,
pues vengo a adorar la hija
de un hombre que es mi enemigo;
temo, resisto, y prosigo, 190
    teme en balde la prudencia,
y resisto con violencia;
mas es cual rayo el amor
que hiere con más rigor
donde halla más resistencia. 195
    Pasa Leandro el estrecho,
Hero en él se precipita,
Tisbe la vida se quita,
Píramo se rompe el pecho.
¿Quién lo hizo? Amor lo ha hecho, 200
    porque vence si porfía;
y la condición más fría
en amor se trueca y arde,
y en el ánimo cobarde
suele engendrar osadía. 205
    Osar tengo y no temer,
que a Lisarda he de gozar,
pues bien me quiere.
 

(Entra DOMINGO, lacayo, con un billete.)

 
DOMINGO
Al pasar,
éste me dio una mujer.
DON DIEGO
Aún hay sol; podré leer: 210

 (Lee.) 

    «Don Diego, el alma se abrasa
por ti, y mi padre me casa;
mas si amor te da osadía,
ven esta noche a la mía;
me llevarás a tu casa.» 215
    Cielos, dadme el parabién,
pues que mi ventura es tal
que apenas supe mi mal
cuando encontré con mi bien;
fortuna, no des vaivén, 220
    ya que al mismo sol me igualas.
Trae, Domingo, unas escalas,
aunque superfluas serán,
donde favores me dan
pueden servirme de alas. 225
DOMINGO
    Don Gil te viene buscando.
DON DIEGO
Azar es esta ocasión,
hallar un santo varón
que se está martirizando
al que mal está pensando 230
    y al que con su carne lucha.
Amistad me tiene mucha;
uno es flaco, y otro es fuerte.
 

(Entra DON GIL en hábito largo.)

 
DON GIL
Don Diego.
DON DIEGO
¿Qué quieres?
DON GIL
Verte,
y hablarte.
DON DIEGO
Dime qué.
DON GIL
Escucha.
235
    Son amigos los consejos,
unas amargas lisonjas
que al alma dan dulce vida
y a las orejas ponzoña.
Son luz de nuestras acciones. 240
Son unas piedras preciosas
con que, amigos, padre, viejos,
nos regalan y nos honran.
El darlos es discreción
a quien los pide y los honra, 245
y es también locura el darlos
si no se estiman y toman.
Fuerza es darlos al amigo,
y la ocasión es forzosa
si al cuerpo importa la vida 250
y al alma importa la gloria.
Tu amigo soy, y una escuela
nos dio letras, aunque pocas;
si te cansaren consejos,
buena es la intención; perdona. 255
Ya tú sabes la nobleza
de los antiguos Noroñas,
señores de Mora, lustre
de la nación española.
Y ya sabes que estas casas 260
que celas, miras y adoras
son desta noble familia,
rica, ilustre y generosa.
Tú, que dignamente igualas
cualquier majestad y pompa, 265
porque es bien que los Meneses
pocos iguales conozcan,
cortaste la tierna vida
con tu mano rigurosa
al primogénito ilustre 270
que padres y hermanas lloran.
Accidental fue el suceso,
no quiero en él parte agora:
llegó tu espada primero,
fue tu suerte venturosa. 275
Cumpliste un breve destierro,
que blanda misericordia
vive en los pechos hidalgos
y fácilmente perdonan.
Los nobles son como niños, 280
que fácil se desenojan,
si las injurias y agravios
a la nobleza no tocan.
Agravios sobre la vida
heridas son peligrosas; 285
mas sólo incurables son
las que caen sobre la honra.
Al fin, las heridas suyas
tienen salud, aunque poca;
que al alma incita el agravio 290
y al agravio la memoria.
Pues si este viejo no imita
a la africana leona
ni a la tigre remendada
en la venganza que toma, 295
¿cómo tú, tigre, león,
rinoceronte, áspid, onza,
no corriges y no enfrenas
tus inclinaciones locas?
Busca el bien, huye el mal, que es la edad corta, 300
y hay muerte y hay infierno, hay Dios y gloria.
Si con lascivos deseos
de Lisarda te aficionas,
y en ella pones los ojos,
la pasada injuria doblas. 305
A un agravio habrá piedad;
pero a más, está dudosa;
que aun a Dios muchas ofensas
rompe el amor si se enoja.
Teme siempre el ofensor 310
si el agravio le perdonan,
que su justicia da voces
y el rigor de Dios invoca.
Refrena, pues, tu apetito,
porque es bestia maliciosa 315
y caballo que no para
si no le enfrenan la boca.
Si aspiras a casamiento,
pretendan tus ojos otra,
porque no habrá paz segura 320
si resulta de discordia.
De largas enemistades
vienen paces, pero cortas,
porque es pasar de odio a amor
jornada dificultosa. 325
Quien reconcilia enemigos
madera podrida dora
y al temple pinturas hace
que fácilmente se borran.
Busca otros medios suaves 330
si pretendes paz dichosa,
y sobre basas de agravios
colunas de amor no pongas.
Busca el bien, huye el mal, que es la edad corta,
y hay muerte y hay infierno, hay Dios y gloria. 335
DON DIEGO
Predicador en desierto,
hora es ya que te recojas.
DON GIL
Quien hace mal, aborrece
la luz y busca la sombra.
Corno la noche ha venido 340
a tu gusto, tenebrosa,
quieres que solo, te deje.
Líbrete Dios de tus obras,
Él corrija tus intentos,
Él te inspire, y te disponga, 345
y Él no te suelte jamás
de su mano poderosa.

 (Vase.) 

DON DIEGO
Dichoso tú, que no sabes
de pasiones amorosas;
no conoces disfavores, 350
desdén y celos ignoras.
Y desdichado también,
pues los regalos no gozas
del amor que en nuestros ojos
tiende su red cautelosa. 355
 

(Entra DOMINGO con la escala.)

 
DOMINGO
Ya traigo escala, temiendo
no me encontrase la ronda.
DON DIEGO
Y yo parece que veo
al balcón una persona.
¿Es mi Lisarda?
 

(Sale LISARDA al balcón.)

 
LISARDA
¿Es don Diego?
360
DON DIEGO
Soy, mi dueño y mi señora,
quien idolatra ese rostro,
imagen de Dios hermosa,
quien sacrifica en tus aras
un alma ajena y fe propia. 365
LISARDA
Yo, quien recibe la fe
y la ha pagado con otra,
quien no ha temido, quien ama,
quien es cuerda, quien es loca,
quien se atreve, quien es tuya, 370
quien te espera y quien te adora.
Procura subir arriba
mientras amor me transforma
en hombre, porque me lleves
sin que nadie me conozca. 375
En esta cuadra me espera,
que sin luz, cerrada y sola
la dejaré.
DON DIEGO
Escala traigo.
LISARDA
Ladrón que el alma me robas.
 

(Entra LISARDA.)

 
DON DIEGO
Arrímala, pues, Domingo, 380
que quiero escalar aora
este cielo de Lisarda.
DOMINGO
A mil peligros te arrojas.
DON DIEGO
Amor me da atrevimiento.
DOMINGO
Y a mí, temor estas cosas. 385
¿He de subir yo contigo?
DON DIEGO
La escala es bien que recojas
cuando suba, y en lo oscuro
de aquesta calle te pongas,
y esto ha de ser sin dormirte. 390
Mira, Domingo, que roncas
cuando duermes, y aun a veces
a gritos dice tu boca
lo que te pasa de día
y a los demás alborotas. 395
DOMINGO
No era bueno para grulla;
no puedo velar un hora
que tengo el sueño pesado.
DON DIEGO
Vela esta noche, que importa.
 

(Pónese a dormir DOMINGO, entra DON GIL con una linterna, halla a DON DIEGO en la escala.)

 
DON GIL
    Esta noche para el cielo 400
un alma voy conquistando;
mas la casa de Marcelo
está don Diego escalando.
Grandes desdichas recelo
    ¡Don Diego!
DON DIEGO
(Temo perder
405
la gloria desta mujer).
¿Qué quieres?
DON GIL
¿Adónde subes,
piedra arrojada a las nubes
que sube para caer?
    Bajen tus altivas plantas 410
movidas de torpe amor,
Nembrot que torres levantas
contra el cielo del honor
de aquestas doncellas santas.
    Baja, lobo carnicero, 415
ladrón de honrados tesoros,
cobarde y mal caballero.
¿En qué alcázares de moros
estás subiendo el primero?
    En un libro Dios escribe 420
a la virtud y al pecado
del que en este mundo vive,
y aqueste libro acabado
la gloria o pena recibe.
    Y, siendo así, tus delitos 425
tienen cercanas sus penas,
porque son tan infinitos
que ya están las hojas llenas
donde Dios los tiene escritos.
    Marcelo es árbol que pudo 430
dar el fruto que tú amas,
y si cual bárbaro rudo
le vas quitando las ramas
quedará el tronco desnudo.
    La vida y honra también 435
son colunas en que estriba
su casa. El brazo detén,
déjale vida en que viva
y honra con que viva bien.
    Si el cuerpo joven desalmas 440
de su hijo, y sin deshonra
su sangre tiñó tus palmas,
no le derrames la honra,
que es la sangre de las almas.
    Si no hay quien quite ni pida 445
lo que no puede tornar,
advierte, ingrato homicida,
que no eres rey para honrar
ni Dios para dar la vida.
    Teme a Dios, cuya persona 450
es con los hijos que trata
como parida leona,
que a quien los ofende mata
y a quien los deja perdona.
    Ave es, y tus obras malas 455
se oponen contra los cielos,
siendo milano que escalas
un nido donde hay polluelos
que cubre Dios con sus alas.
    Número determinado 460
tiene el pecar, y ¿qué sabes
si para ser condenado
sólo te falta que acabes
de cometer un pecado?
    Ea, gallardo mancebo, 465
advierte a lo que te debo:
si en gracia de Dios estoy,
lo que te debo te doy.
DON DIEGO
Penitencia haré de nuevo.
    No pienso escalaros, rejas. 470
Perdonad, Lisarda, vos.
Don Gil, trocado me dejas,
porque a las voces de Dios
no ha de haber sordas orejas.
    Trae, Domingo, esas escalas, 475
y tú, que con santo celo
a los milanos me igualas,
eres cazador del cielo
y me has quebrado las alas.

 (Desciende DON DIEGO y vase.) 

DON GIL
    Cielos, albricias, vencí; 480
no es pequeña mi vitoria.
Un alma esta vez rendí.
Mas ¿qué es esto, vanagloria?
¿Cómo me tratáis ansí?
    Aquí se queda la escala 485
manifestando su intento.
¡Oh, qué extraño pensamiento!
¡Jesús, que el alma resbala
y mudo mi entendimiento!
La fe deste corazón 490
huyó, pues que la ocasión
es la madre del delito,
que si crece el apetito
es muy fuerte tentación.
    Lisarda arriba le aguarda 495
a quien ama tiernamente.
Imaginación, detente,
porque es hermosa Lisarda.
Corazón, ¿quién te acobarda?
    Loco pensamiento mío, 500
mirad que sois como río,
que a los principios es fuente
que se pasa fácilmente
y después sufre un navío.
    Subiendo podré gozar 505
¡Ay cielos! ¿Si consentí
en el modo de pecar?
Pero, no, que discurrí.
Tocando están a marchar
    mis deseos; la razón 510
forma un divino escuadrón;
el temor es infinito.
Toca el arma el apetito
y es el campo la ocasión.
    Huye, Gil, salva tu estado, 515
no escapes de vivo o muerto.
Conveniente es ser tentado.
Mas si Cristo va al desierto
ya la batalla se ha dado.
    La conciencia está oprimida. 520
La razón va de vencida.
Muera, muera el pensamiento.
Mas, ¡ay alma, cómo siento
que está en peligro tu vida!
    Mas esto no es desvarío. 525
Yo subo; ¿qué me detengo,
si subo al regalo mío?
Mas, ¿para qué, si yo tengo
en mis manos mi albedrío?
    Nada se podrá igualar, 530
que es la ocasión singular,
y si della me aprovecho
gozaré, don Diego, el lecho
que tú quisiste gozar.
    La ejecutada maldad 535
tres partes ha de tener:
pensar, consentir y obrar,
y siendo aquesto ansí
hecho tengo la mitad;
    que es pensamiento liviano 540
no resistirle temprano;
dudé y casi es consentido.
Alto, pues yo soy vencido.
Soltóme Dios de su mano.
    Que a Lisarda gozaré, 545
sin ser conocido, entiendo.
 

(Sube DON GIL, despierta DOMINGO.)

 
DOMINGO
Basta, que en pie estoy durmiendo
como mula de alquilé;
pero al tiempo desperté
    que subió arriba don Diego, 550
y mientras él mata el fuego
y se arrepiente y le pesa,
soltaré al sueño la presa
y dormiré con sosiego.
    Dentro está; yo determino 555
hacer del suelo colchón,
que no hay cama de algodón
como un azumbre de vino,
y no hay Roldán paladino
    que a dormir cual yo se atreva 560
si el estómago no lleva
con este licor armado.
A quien despierta el cuidado,
si dormir pretende, beba.

 (Quita DOMINGO la escala, y duérmese.) 

DON GIL
    Sola, cerrada y escura 565
está esta cuadra; Lisarda
que Marcelo duerma aguarda
o está en su cama segura;
ya me tiene su hermosura
    tan determinado y loco 570
que parece que la toco.
¡Ay amor! Si imaginado
eres tan dulce, gozado
no será tu gusto poco.
    Mil pensamientos me inflaman, 575
porque pleitos y recados
andan siempre encadenados
que unos a otros se llaman;
estos intentos me infaman
    y el crédito iré perdiendo. 580
Con el mundo irme pretendo
y conservar mi opinión.
Sabe el cielo mi intención,
que ya por Dios no deciendo.
    ¡Mas la escala no está aquí! 585
 

(Habla entre sueños DOMINGO.)

 
DOMINGO
No bajes sin que la goces.
DON GIL
¿Quién me anima y me da voces?
Temiendo estoy. ¡Ay de mí!
Bajar por donde subí
    no es posible.
DOMINGO
Espera, espera.
590
DON GIL
Bajar no puedo aunque quiera.
¿Si me vio alguno subir?
DOMINGO
¡Justicia de Dios!
DON GIL
Huir
no la podré.
DOMINGO
Muera, muera.
DON GIL
    La justicia de Dios es 595
que me viene a amenazar.
DOMINGO
No la dejes de gozar,
yo te ayudaré después.
DON GIL
Ya me anima. ¿Cómo, pues,
    si estoy hablando entre mí 600
responderme puede así
a lo que yo a solas hablo?
DOMINGO
¿Quién ha de ser sino el diablo?
DON GIL
¿Si estoy condenado?
DOMINGO
Sí.
DON GIL
    Luego si estoy condenado 605
vana fue mi penitencia.
¿Y ha venido la sentencia?
DOMINGO
Vino, vino.
DON GIL
¿Ya ha llegado?
DOMINGO
Bebe y come.
DON GIL
Si he ayunado
en balde ya comeré. 610
DOMINGO
Brindis.
DON GIL
La razón haré
pues que la carne me brinda.
DOMINGO
Goza la ocasión, que es linda.
DON GIL
Ésta y otras gozaré.
 

(Éntrase DON GIL, despierta DOMINGO, alborotado.)

 
DOMINGO
¿Vienes, señor? ¡Por Dios que me he dormido! 615
¿Es hora?¿No eres tú? ¡Nadie parece!
En dulce sueño estaba sepultado.
Al principio soñaba una pendencia
que don Diego tenía, y que bajaba
sin gozar de Lisarda los favores; 620
mas luego, que en regalo y pasatiempo
la boda celebrábamos alegres
brindándonos con vino de los cielos.
Mas ya se van huyendo las Cabrillas
y las ruedas del Carro se han parado, 625
y el Norte ya no toca su bocina,
y no sale don Diego. A gran peligro
estoy en esta calle con la escala.
¿Si está dentro? ¿Si estando yo durmiendo
se fue? Dudo esto, y no sé qué haga. 630
Estando dentro, ¿no esperará el día?
Y, si quiere bajar por la ventana,
saltar puede en el suelo fácilmente,
que al fin para bajar no importa escala.
Mejor consejo es irme desta calle, 635
y más que están abriendo ya las puertas
de casa de Marcelo, y han salido
dos hombres, y don Diego no parece.
Mas yo me acojo, que el temor empieza
a subirse cual vino a la cabeza. 640
 

(Éntrase. Sale DON GIL, y LISARDA en hábito de hombre.)

 
LISARDA
    Mucho, don Diego, has callado.
Ya estamos solos, no estés
cubierto ni recatado.
DON GIL
Ten paciencia, que no es
don Diego quien te ha gozado. 645
LISARDA
    ¿Quién eres?
DON GIL
Quien ha subido.
hasta la divina esfera,
pero cual Ícaro ha sido
que volé con fe de cera
y en el infierno he caído. 650
    Un segundo Pedro fui
y tú el fuego de Pilato,
pues por llegarme hoy a ti
como necio y como ingrato
negué a Dios y le perdí. 655
    Por la voz de un gallo fue
a llorar con pecho tierno;
yo cual precito escuché
una voz del mismo infierno
con que he perdido la fe. 660
Don Gil soy.
LISARDA
¡Triste de mí!
¿Y don Diego?
DON GIL
Él me ha traído
a que gozase de ti
para dejar ofendido
tu padre otra vez.
LISARDA
Así
665
    se cumplen como merecen
mis esperanzas prolijas;
mi agravio y desdichas crecen
que en esto paran las hijas
que a sus padres no obedecen. 670
    ¿En qué pecho habrá paciencia?
DON GIL
Para tan grave dolor
igual es nuestra imprudencia.
Tú perdiste mucho honor
y yo mucha penitencia. 675
LISARDA
    Deja que vuelva a mi casa
antes de nacer el día.
DON GIL
Eso no, adelante pasa;
que era el alma nieve fría
y es un infierno y se abrasa. 680
    La vida de aqueste pecho
hoy correrá más apriesa
por el gusto y el provecho,
pues se ha soltado la presa
que las virtudes han hecho. 685
    Por ti perdí la prudencia
por el infierno profundo
con la carne la abstinencia,
el crédito con el mundo
y con Dios la penitencia. 690
    Por ti he perdido el jornal
que esperaba recibir
del Señor universal,
y entro de nuevo a servir
a un amo que paga mal. 695
    Ya serán mis ejercicios
pecados facinerosos,
que así salen de sus quicios
los que fueron virtüosos
y siguen tras de los vicios. 700
    Conmigo, Lisarda hermosa,
has de ir, que para los dos
no negará el mundo cosa,
pues nos ha soltado Dios
de su mano poderosa. 705
LISARDA
    ¿Qué dices, alma? Que puedes
quedar en más vituperio.
¿Tú, cuerpo? Que no te quedes;
que temas de un monasterio
las solícitas paredes. 710
    ¿Qué replicas, alma? Que es
eso de buena conciencia.
¿Y tú, cuerpo? Que ya ves
que es temprana penitencia
pudiendo hacerla después. 715
    La maldición es cumplida
de mi padre; el cielo temo.
Ya lloro mi honra perdida
y va llegando a su extremo
la desdicha de mi vida. 720
    Tres enemigos me dio
el cielo en mi mal prolijo:
Don Diego que me engañó,
mi padre que me maldijo,
y don Gil que me forzó. 725
    Mi padre en su maldición
colérico estuvo y ciego,
venció a don Gil la afición;
sólo el ingrato don Diego
no tiene satisfación. 730
    Don Gil, ¿querrás ayudar
la venganza de mi agravio?
DON GIL
En pedir y perdonar,
mueve el encendido labio
cual fino coral del mar. 735
    La estrella que te ha inclinado
sigue, que yo pienso ser
un caballo desbocado
que parar no he de saber
en el curso del pecado. 740
    Sigue el gusto y la venganza,
que lo que tu pecho ordene
emprenderá sin mudanza
esta alma que ya no tiene
fe, caridad ni esperanza. 745
LISARDA
    Adiós, casa en que nací;
adiós, honra mal perdida;
adiós, padre que ofendí;
adiós, hermana querida;
adiós, Dios a quien perdí. 750
    Perdida soy, y es razón
que tengan tal desventura
las que inobedientes son.
DON GIL
No hay alma buena, segura,
si no huye la ocasión. 755
    Como en Dios no he confiado
y en mis fuerzas estribé
en el peligro pasado,
soberbia angélica fue
y ansí Dios me ha derribado. 760

 (Éntranse.) 

 

(En casa de MARCELO. Salen MARCELO, y LEONOR.)

 
MARCELO
    Leonor, el grave cuidado
que a un viejo padre conviene
con dos hijas sin estado,
toda esta noche me tiene
afligido y desvelado. 765
    Si Lisarda cruel porfía
y de mi amor se desvía,
será obligación forzosa
dejar de ser religiosa.
LEONOR
Tu voluntad es la mía. 770
 

(Entra BEATRIZ, criada.)

 
BEATRIZ
Señor.
MARCELO
Tu miedo me espanta.
BEATRIZ
Helada tengo, y asida
al suelo la débil planta,
a un grave dolor la vida
y la voz a la garganta. 775
MARCELO
    Di, ¿de qué estás admirada?
BEATRIZ
Piensa de qué puede ser.
MARCELO
Dilo, pues. No estés turbada,
que me estás dando a beber
veneno en taza penada. 780
BEATRIZ
    Lisarda, Lisarda ha escrito.
MARCELO
Anda en su mismo apetito,
mas tu lengua no la nombre,
que en sólo decir su nombre
me has dicho ya su delito. 785
    Mas dime, ¿a quién escribió?
BEATRIZ
A don Diego de Meneses.
MARCELO
¿Qué le ha escrito?
BEATRIZ
Le llamó...
MARCELO
¡Calla!
BEATRIZ
y se...
MARCELO
Mas ¡ay! no ceses.
Di, ¿qué sabes?
BEATRIZ
la llevó.
790
MARCELO
    Dijéraslo de una vez,
porque a tragos he bebido
la purga que me has traído
para mi enferma vejez.
    Si Dios quiere que me ofenda 795
mi enemigo declarado,
que soy otro Job entienda;
vida y honra me ha quitado;
vuelva también por la hacienda.
    Cigüeña soy blanda y pía; 800
él es culebra, es harpía
que quebrantándome el nido
dos hijuelos me ha traído
de los tres que en él tenía.
    Hija, ¿qué enemigos vientos 805
hacen que tu honra se doble
a tan infames intentos?
¿Posible es que en sangre noble
quepan bajos pensamientos?
    Pero el vil y el más honrado 810
caen en un mismo pecado,
que la humana afrenta es ancha,
y están a una misma mancha
sujetos jerga y brocado.
LEONOR
    No mojes tus canas tanto, 815
que son perlas orientales
tus lágrimas.
MARCELO
Yo me espanto
que no las llames corales,
viendo que es sangre mi llanto.
    ¡Ay de mí! ¿Qué bien espero? 820
LEONOR
¿Qué sientes?
MARCELO
Siento un desmayo.
LEONOR
Tenerte en mis brazos quiero.
MARCELO
Así veré el verde Mayo
junto al nevado Febrero.
 

(Desmáyase en sus brazos, y sale DON DIEGO MENESES.)

 
DON DIEGO
    Amor, que mi pecho sabes, 825
paz pretendo, ponte en medio;
modera mis penas graves,
pues vengo a buscar remedio
por caminos tan süaves.
    A pedir vengo a Lisarda 830
antes que en sus llamas arda;
mas traigo (aunque amor me anima),
tantos agravios encima,
que mi sangre me acobarda.
    Señor, si en tu noble pecho 835
viven mis graves ofensas,
si tú no estás satisfecho
y remitirlas no piensas,
aquí está quien las ha hecho.
    Intenta tus desagravios; 840
dame muerte, aunque es prudencia
de pechos nobles y sabios
tener petos de paciencia
hechos a prueba de agravios.
    Mi mal confieso, y me pesa 845
si he ofendido tu persona;
pero si el agravio cesa,
imita a Dios que perdona
a quien sus culpas confiesa.
    De nuestro enojo pasado 850
puede la paz resultar,
como el cielo lo ha mostrado;
que a veces suele sacar
un gran bien de un gran pecado.
    A Lisarda tuve amor, 855
que no he sido su enemigo;
dale licencia, señor,
que se despose conmigo
pues merecí su favor.
    Y a mi gusto satisfaces 860
y a quien eres, si esto haces;
hazlo, así goces tu edad
un siglo, una eternidad
con el bien de nuestras paces.
MARCELO
    Dame una espada o montante; 865
vengaré esta grave injuria,
que es mi vejez elefante,
y ha cobrado nueva furia
viendo este tigre delante.
DON DIEGO
    No la traigan, que no importa 870
si a tus pies está inclinada
la mía. El enojo acorta
porque es cobarde la espada
que el cuello rendido corta.
LEONOR
    Señor, Lisarda ha de ser 875
forzosamente mujer
de don Diego, pues la tiene
en su casa. Te conviene
fingir muestras de placer.
    ¿No vale más que se diga 880
que por mujer se la has dado
porque la paz se prosiga,
y no que te la ha llevado
y la tiene por su amiga?
    Dile, pues, que enhorabuena,885
y allá se habrán.
MARCELO
Ya mi pena
con tus consejos se tarda.
Don Diego, tuya es Lisarda;
alegres bodas ordena.
    Mas es con tal condición 890
que en mi casa no ha de entrar,
pena de mi maldición;
allá se puede casar,
y siga su inclinación.
DON DIEGO
   Los pies a besar me da; 895
todo a tu gusto será
pues que de límite pasa
tus mercedes. En mi casa
el casamiento se hará.
    A prevenir fiestas voy, 900
pues con Lisarda me alegro:
amor, mil gracias te doy
pues, mi amigo, que es mi suegro
Marcelo. ¡Loco estoy!

 (Vase.) 

MARCELO
    Hija, no es razón que vea 905
casarse contra mi gusto
la que ofenderme desea,
y así me parece justo
que nos vamos a la aldea;
    Estando allá, no veré 910
esta boda desdichada,
ni su suceso sabré.
LEONOR
Lo que mandares me agrada.
MARCELO
Tienes amor, tienes fe.
 

(Entra MARCELO, queda LEONOR; sale DON SANCHO y FABIO, su criado, de camino, con un retrato.)

 
DON SANCHO
    Fabio, el hombre que se casa 915
sin ver antes su mujer
está sujeto a tener
poca paz y amor en casa.
    En estas cosas es justo
que haya alguna inclinación 920
o que se haga eleción
pidiendo consejo al gusto.
    Yo, pues, que casarme trato
sin ser conocido, quiero
ver a Lisarda primero 925
sin dar crédito al retrato.
FABIO
    ¿Con qué ocasión llegarás?
DON SANCHO
Darámela mi deseo,
¿si es Lisarda la que veo?
FABIO
Si es ella, casado estás. 930
    Paréceme que te abrasa.
DON SANCHO
Estando vivo Marcelo
mal hago en llegar al cielo,
a preguntar si está en casa.
Hablarle ya no deseo 935
aunque bien su intención supe,
porque la lengua se ocupe
en alabar lo que veo.
    No vio el sol mujer ni estrella
tan hermosa y tan gallarda. 940
Mira, Fabio, si es Lisarda,
que sospecho que no es ella.
FABIO
    Nada al retrato parece.
DON SANCHO
Son sus ojos soberanos.
FABIO
¿Hay más que trotar sus manos? 945
DON SANCHO
Ningún hombre la merece.
LEONOR
    No es digno lo que miráis,
señor, de ser alabado,
y mi padre está ocupado.
Decidme lo que mandáis. 950
DON SANCHO
    Mando al gusto, que no venga
a veros en daño mío,
mando a mi libre albedrío
que mi inclinación detenga.
    Mando el cuerpo a la ventura 955
que tuve en estar mirando
ese sol y el alma mando
al cielo desa hermosura.
    Y dejo del pensamiento
a la memoria heredera. 960
LEONOR
Sólo falta que se muera,
pues se ha hecho el testamento.
DON SANCHO
    No falta, que la herida
fue repentina y es fuerte,
y el que en veros ve su muerte 965
ése sólo tiene vida.
    Quien su seso, mucho o poco,
pierde, viendo esa hermosura,
tiene razón y cordura,.
y quien no lo pierde es loco. 970
LEONOR
    ¿Y qué favor lisonjero
no me dará un hombre que es
cortesano y portugués?
¿De dónde, sois caballero?
DON SANCHO
    Como a Coimbra viniese 975
de Lisboa la Real
don Sancho de Portugal,
mandó que a Marcelo viese,
    porque cierta ocupación
le detiene.
LEONOR

 (Aparte.) 

Yo sospecho
980
que éste es don Sancho.
DON SANCHO
En el pecho
no me cabe el corazón.
    Lisarda no puede ser
tan hermosa dama. Fabio,
un consejo como sabio. 985
FABIO
Pide aquesta por mujer.
    Aunque es hermana segunda
no repares en el dote.
DON SANCHO
Mal podré sin que se note.
FABIO
Torres de esperanza funda. 990
    No desmayes.
DON SANCHO
Si es Lisarda
tan hermosa como vos
a don Sancho ha dado Dios
ventura.
LEONOR
En vano la aguarda.
    Vos sois, señor, el primero 995
que hermosa me ha llamado.
DON SANCHO
Todos lo habrán confesado
con silencio. (Fabio, muero).
    Naturaleza inclinada
tanto en vos quiso cifrar, 1000
que sois más para adorar
que para ser alabada.
    Y así, los ojos que os ven
dejan a la lengua muda.
LEONOR
¿Que soy hermosa?
DON SANCHO
Esa duda
1005
discreta os hace también;
    que pudiérades se crea,
según sois bella y perfeta
ser necia, y sois tan discreta
que pudiérades ser fea. 1010
 

(Entra BEATRIZ con el sombrero.)

 
BEATRIZ
    Tomad, señora, el sombrero
y capotillo, que espera
mi señor.
DON SANCHO
¿Quieres que muera
flechando el arco de acero
    amor?
LEONOR
Vamos a una aldea;
1015
mi padre os verá después,
derretido portugués.
DON SANCHO
Dadme licencia que os vea.
LEONOR
Ni la doy ni la consiento.

 (Vanse LEONOR y BEATRIZ.) 

DON SANCHO
Pues yo me la tomaré, 1020
si basta que me la dé
mi atrevido pensamiento.
    ¡Ay Fabio! Que ésta es Leonor,
la que ha de ser religiosa.
FABIO
De que la llames hermosa 1025
y le hayas mostrado amor
    no le pesa. No hayas miedo
que en su vida monja sea.
DON SANCHO
Verla tengo en la aldea.
FABIO
¿Cómo?
DON SANCHO
Disfrazarme puedo
1030
    porque mi amor no consiente
que en otra el alma divierta.
FABIO
Vete, pues, por esta puerta,
que viene acá mucha gente.

 (Éntranse.) 

 

(En la calle. Salen DOMINGO, DON DIEGO y FLORINO.)

 
DON DIEGO
    ¿Quién serán los que salieron? 1035
FLORINO
¿Quién? El pretensor sería
de Lisarda.
DON DIEGO
Bueno iría
si éstos salen; ya nos vieron.
    ¡Hola! Avisa como vengo
con mis parientes y amigos, 1040
de mi mucho amor testigos,
por mi Lisarda, y que tengo
    a la puerta el coche. Avisa
a Lisarda y a Marcelo.
 

(Éntrase DOMINGO.)

 
No vi más alegre el cielo; 1045
lloviendo está gozo y risa.
    Dándome está el parabién
desta paz, desta amistad,
con luz y serenidad,
y sus esferas también. 1050
 

(Entra DOMINGO, y un ESCUDERO.)

 
DOMINGO
    Señor, no tenemos nada.
La boda del perro ha sido
esta boda.
DON DIEGO
¿Cómo?
DOMINGO
Es ido
Marcelo.
DON DIEGO
La sangre helada
    tengo ya.
ESCUDERO
Toda su casa
1055
a la aldea se llevó,
y hecho alcalde me dejó
    destas suyas.
DON DIEGO
¡Que esto pasa!
    ¿Y Lisarda?
ESCUDERO
Claro está
que con él la llevaría. 1060
No la vi, pero allá iría
con Leonor.
DON DIEGO
Muerto soy ya.
    ¡Qué inconstante es la vejez!
A Lisarda me ha de dar,
o tengo de ejecutar 1065
lo que he intentado otra vez.
    ¡Qué bien sintió quien decía
que el hombre con la vejez
vuelve a la tierna niñez!
¿Quién de viejo y niño fía? 1070
    Por guardarle yo respeto
no la tengo en mi poder.
Pero será mi mujer.
Robaréla, te prometo.
    No respetaré sus años. 1075
FLORINO
Fuerte es su castillo.
DON DIEGO
Amor
ha sido siempre inventor
de máquinas y de engaños.

 
 
AQUÍ DA FIN LA PRIMERA JORNADA DE «EL ESCLAVO DEL DEMONIO»
 
 

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