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Los niños

Revista de educación y recreo. Tomo IV

Carlos Frontaura



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ArribaAbajoJulio

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En alguno de los artículos que venimos publicando, manifestamos ya que antiguamente entre los romanos el año empezaba en 1.º de Marzo, y por esta razón el mes de Julio, que hoy es el séptimo en el Calendario Gregoriano, era entonces el quinto, y se denominaba Quintilio.

Marco Antonio, en honor de Julio César, le dio el nombre de este personaje célebre. Hallábase este mes bajo la protección de Júpiter, y los romanos inmolaban a la Canícula algunos perros rojos, persuadidos de que este sacrificio los libraba de los rigurosos calores de la estación. Tenían lugar durante él los juegos olímpicos, fiesta la más solemne de la Grecia.

Los egipcios celebraban también entre otros festejos, la inundación del Nilo, por verificarse ésta a mediados del mes.

Bajo los auspicios de una constelación compuesta de dieciocho estrellas, que constituyen el signo llamado Leo, el sol tiene este mes una fuerza extraordinaria. Representábase este signo por un león del bosque Nemeo, ahogado por Hércules.

Considerándole ahora bajo el aspecto religioso, diremos que célebre, a la par que venerada, será siempre en el mundo católico la memoria de San Casto y San Secundino, con que da principio el mes que nos ocupa porque con fe ardiente arrostraron los más inminentes peligros durante la dominación de Diocleciano, sin arredrarles ningún género de persecución y castigo, porque su causa era santa y protegida por el cielo. Las quejas frecuentes que al emperador dirigían los sacerdotes gentiles sobre el decaimiento de su culto, a causa de la multitud de idólatras que diariamente aceptaban la religión cristiana, le movieron a dictar órdenes muy severas, previniendo al presidente de la compañía, llamado Curbo, que prendiese sin demora a los ilustres catequistas. Ejecutada al punto la orden, comparecieron ante el mismo Diocleciano, quien   —2→   les puso en la dura alternativa de morir o abjurar de sus creencias; pero ellos contestaron con la impasible tranquilidad del justo, que eran hijos del verdadero Dios y no rendirían culto a los ídolos. En el acto se les condujo a lóbregos calabozos, donde permanecieron muchos días, al cabo de los cuales y encontrándolos inflexibles en sus principios inquebrantables, mandó el tirano echarlos a las fieras para que los devorasen; mas éstas ningún daño les hicieron, y entonces, irritado el emperador con tan extraño suceso, volvió a encarcelarlos, y pasado algún tiempo, hizo conducirlos por soldados de su mando al templo idólatra. Allí el cielo permitió que el edificio se hundiese, pereciendo entre sus ruinas no sólo tan ilustres mártires, sino la tropa y el mismo emperador Diocleciano.

En cuanto a los sucesos históricos ocurridos en Julio, podríamos citar tantos, que harían demasiado difuso este artículo: los más notables son la conquista de la fortaleza de Calatrava, ocupada por los moros, y desalojada en 1212, que la tomó el rey D. Alfonso VIII de Castilla, hijo de D. Sancho y Doña Blanca, a cuyo suceso siguió la rendición de Caracuel, Alarcos y Almodóvar, precursores de la gran batalla de las Navas de Tolosa ganada por el mismo Alfonso en el citado mes y año, así como la de Úbeda. -Fernando III el Santo pone la primera piedra de la catedral de Burgos, en 1221. -Don Jaime I abdica en Alcira en su hijo D. Pedro, en 1276. -Ejecución de Gaverton, favorito de Eduardo II de Inglaterra, en 1312. -Fundación de la orden militar de Montesa por D. Juan II de Aragón, en 1319. -Se coloca el primer reloj de torre en España en la catedral de Sevilla, en 1400. -Muerte de la reina Doña Violante, tercera esposa de D. Juan I, en 1431. -Apertura del Concilio de Bailén, en 1431. -El Infante D. Alfonso muere repentinamente en Cardeñosa, en 1468. -Conquista de Madrid por los reyes Católicos, en 1489; quienes por muerte del maestre de la orden de Santiago don Alonso de Cárdenas, toman posesión del Maestrazgo, obteniendo al efecto las bulas necesarias de Alejandro VI, en 1493. -Entrada de las tropas del emperador Carlos V en Túnez, en 1535. -Muerte de D. Fernando, hijo de Cristóbal Colón, en 1539. -Es ahorcado en Madrid el célebre pastelero Gabriel Espinosa, en 1595. -Muere el famoso pintor español Pablo de Céspedes, en 1608. -Gran incendio de la plaza Mayor de Madrid, en 1631. -Tercer bombardeo de Argel por el mariscal de Luis XIV D'Estrées, en 1688. -Los moros abandonan a Orán, ocupada por los españoles al mando del conde de Montemar, en 1732. -Carlos III instituye la orden militar de San Genaro, en 1738. -Nace, el notable médico F. Salvá y Campillo, en 1751. -Real orden para la creación en España del cuerpo de ingenieros de minas, en 1777. -Victoria de los españoles contra los franceses en Bailén, en 1808. -Batalla de Talavera de la Reina, en 1809. -Heroica defensa de Ciudad Real contra los franceses, en 1810. -En el mismo mes y año abdica Luis Bonaparte, rey de Holanda. -Muere en Madrid el general de marina Mazarredo, en 1812. -Nace en Pontevedra el vencedor del Callao, Méndez Núñez, en 1824. -Se establece en la corte el Conservatorio de música y declamación, en 1830. -Muerte del sultán Mahamud II y advenimiento de su hijo   —3→   Abdul-Medgid-Kan, en 1839. -Muere en Vich el ilustre escritor D. Jaime Balmes, en 1848; en Barcelona el mismo año el literato Piferrer, y en la Coruña el insigne poeta D. Aureliano Aguirre en 1859.

Madrid 1.º de Julio de 1871.

M. J. PASCUAL.

Dibujo




ArribaAbajoLa inexperiencia


Fábula


   Muy alegres, en la falda
de un castillejo ruinoso,
jugaban a la pelota
Andrés y Tomás, dos mozos,
de diez años el primero,
apenas de siete el otro,
que, en vez de estar en la escuela,
allí se encontraban solos;
—4→
ciudadanos en proyecto,
que se emanciparon pronto,
a impulsos de las doctrinas
de los nuevos demagogos.
    En un saque, la pelota,
como una bala de plomo
cruzó veloz el espacio,
cayendo dentro de un hoyo
formado en el viejo muro
del tiempo por los destrozos.
El espanto y la tristeza
se pintaron en el rostro
e los mancebos incautos;
pero enjugados sus ojos,
pasado el dolor primero,
dijo Andrés con firme tono:
Voy a coger la pelota.
¡Ven, Tomás! -¿Te has vuelto loco?
pregunta el chico admirado;
¡está a mucha altura el hoyo!
¡No importa; por las rendijas
subiré como los monos!
dame tu ayuda, que el hombre
con valor lo alcanza todo.
    Y esto diciendo, de un salto
trepó Andrés sobre los hombros
de su débil compañero,
más cuerdo, aunque era más mozo.
    En una almena partida,
dando calor a sus pollos,
está un aguila en su nido;
y desde allí, con enojo,
observa los movimientos
de los atrevidos mozos;
sospecha que van en busca
del nido, que es su tesoro;
defender quiere a sus hijos,
y para evitar el robo,
sobre Andrés se lanza airada
y le saca los dos ojos.

No huyas de tu padre amante;
él guía tu inteligencia:
él es tu fiel vigilante,
porque ofrece a cada instante
peligros la inexperiencia.

TEODORO GUERRERO.




ArribaAbajoGeometría de los niños

(Continuación)



ArribaAbajoV

Los ángulos


Muy importante debía ser la cuarta lección de geometría, si hemos de juzgar por los preparativos que mi amigo el profesor traía para dar sus explicaciones.

Ya no eran barritas de madera todas derechitas y todas iguales; en esta tarde de que hablamos, traía Carlitos barritas derechas las unas, tuertas, o si queréis curvas, las otras.

Los niños iban cada día viendo cosas nuevas: hoy, más difíciles, más variadas que ayer; mañana, más varias aún que hoy.

En esto creemos nosotros que estribaba su afición al estudio, y a esto se debían sus rápidos adelantos; adelantos verdaderamente notables, que iban a hacer de cada niño una celebridad tan grande, sino más, que las notabilidades que cuenta la ciencia en sus diversas y múltiples manifestaciones.

Carlos, pues, al empezar su cuarta lección, sacó a la vista de sus compañeros un verdadero arsenal de palitos; arsenal que había de serle muy útil para su lección de aquella tarde, como también para la de la siguiente.

La Cruz

La Cruz

(Lámina dibujada por D. Carlos Luis de Ribera y grabada por D. M. L. Burgos)

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¿De dónde sacaba Carlos, diréis vosotros, mis pequeños lectores, de dónde sacaba tanto palito como traía a su cátedra? Mi amiguito es muy industrioso; dice que el hombre debe saber de todo, y por esto el se aplica a la carpintería en los ratos de ocio; pues justamente tiene un vecino carpintero, en cuyo taller pasa distraído algunos ratos, aprendiendo así los rudimentos del oficio, merced a que lleva al maestro, su vecino, las cuentas de los trabajos. Comprenderéis que Carlitos hará muy poca cosa, inutilizando tal vez alguna herramienta; pero el maestro le consiente todo esto con tal de que le lleve sus cuentas, cosa que mi amigo hace con gusto, y mucho más desde que es profesor; pues de no ser así, no hubiera podido hacer fáciles por medio de figuras sus explicaciones.

Ya iremos viendo en lo sucesivo cómo Carlos consiguió su objeto; ya os iré yo representando copias exactas de todos los trabajos que nuestro pequeño catedrático realizó en su oficio de carpintero, con aplicación a su clase de geometría.

Veamos ahora la cuarta lección de nuestro querido amiguito. Éste, que había llegado aquella tarde a hora bastante avanzada, tomó dos palitos, los unió por sus extremos, pero de modo que no pareciesen uno solo; representaban esta figura:

Dibujo ángulo

Aquí tenemos, dijo, dos palitos que se encuentran; ved que el uno se separa del otro dejando entro sí una abertura; forman lo que se llama ángulo.

Considerad que estos palitos sean líneas; entonces se encontrarán en un punto. Este punto tiene un nombre: se llama vértice del ángulo.

¿Cómo se llamarán entonces, me diréis, las líneas que forman el ángulo?

Lados; he aquí su nombre; ved esto que trazo aquí para que lo comprendáis mejor.

Carlos dibujó sobre la mesa la siguiente figura:

Figura ángulo

-Nosotros, pues, continuó mi amiguito, diremos reasumiendo lo anteriormente manifestado:

1.º Que ángulo es la abertura formada por dos líneas que se encuentran.

2.º Que el punto en que se encuentran las líneas se llama vértice.

3.º Que las líneas que forman el ángulo se llaman lados.

Creo habréis comprendido que ángulo no es otra cosa que el hueco mayor o menor, si así podemos llamarle, que dejan las líneas entre sí al encontrarse.

Ved estos dos palitos: yo puedo hacer que la abertura que forman sea más grande o más pequeña; yo puedo a mi arbitrio separar más o menos los palitos. Si los separo más, será mayor la abertura; es decir, el ángulo será mayor; si los acerco por el otro extremo   —6→   al en que se juntan, la abertura es más pequeña; es decir, el ángulo es menor.

-¿Qué deducís de esto, mis queridos compañeros?

-Yo creo, dijo Rafael, que lo que puede deducirse de lo que has dicho es que un ángulo es mayor o menor, según sus lados estén más o menos separados.

-También creo, continuó Rafaelito, que siendo esto así no debe afectar a un ángulo la longitud de sus lados, sino solamente la abertura o separación de estos.

-Así es, continuó Carlos; el ángulo no se mide más que por su abertura.

Ved estos dos palitos: los pongo tales que el uno sea perpendicular al otro en su extremo: tomo otros dos, ya veis que no tienen el mismo tamaño; si los coloco igualmente, tendremos que formarán un ángulo exactamente igual al formado por los dos primeros.

Dibujo ángulo

He aquí, pues, dos ángulos exactamente iguales.

Dejando esto, vamos a considerar las clases de ángulos que podemos tener, atendiendo solamente a la naturaleza de las líneas que los forman.

Ved estos tres ángulos.

Carlos colocó sobre la mesa seis barritas de madera que formaban tres ángulos distintos.

A la vez dibujó sobre la mesa lo siguiente:

Dibujo ángulo

Reparad, dijo los ángulos formados por las barritas que están representadas por estos tres que yo os he trazado sobre el mármol de la mesa.

  —7→  

¿Qué notáis en ellos?

¿Podrán tener estos ángulos un mismo nombre, podrán ser igual e indistintamente considerados?

No; no es posible: el primero está formado por dos líneas rectas; el segundo lo está por dos líneas curvas; constituyen, finalmente, el tercero una línea recta y otra curva.

¿Cómo llamaremos, pues a estos ángulos?

Al primero, al que está formado por dos líneas rectas, debemos llamarle rectilíneo: este nombre se encuentra motivado por el de las líneas que constituyen sus lados:

Al segundo le tenemos formado por dos líneas curvas. Si al primero le hemos llamado rectilíneo, ¿por qué no habremos de decir que este debe llamarse curvilíneo?

En efecto, curvilíneo le llamaremos porque está formado por líneas curvas.

Llegamos al último: adivino desde luego que todos vosotros sabéis ya su nombre. ¿Cuál será este?

-¡Mistilíneo! respondieron unánimes todos los niños; ¡mistilíneo, porque está formado por una línea recta y otra curva!

-En efecto, así es, teniendo ya por consiguiente los nombres de los ángulos según los lados que le forman.

Aún nos queda otra división, aún tenemos que decir algo de los ángulos; pero ya hoy no tendríamos tiempo para ello, y debemos por lo tanto dejarlo para mañana.

-¡Sí! ¡sí! dijeron todos, ahora debemos ir a pasear.

En efecto, todos se levantaron, quedando en este punto la lección y para el día siguiente la continuación de ella.

EDUARDO THUILLIER.






ArribaAbajoAnécdotas

Sócrates saludó un día a un ciudadano que no tuvo por conveniente devolverle el saludo. El filósofo no manifestó el menor resentimiento, y como algunos de los discípulos que le acompañaban extrañaron aquella indiferencia, contestó el sabio:

-Si encontráis alguna persona más fea y defectuosa que vosotros, ¿os enojáis?... No, seguramente. Pues entonces, ¿por qué queréis que yo me irrite de haber visto un hombre que es menos cortés que yo?...

Creso, sentado en su trono y revestido de las mayores riquezas, preguntó a Solón si había visto alguna vez algo más hermoso que él en medio de aquella grandeza.

-Sí, señor, contestó el sabio, los gallos, los faisanes, las aves todas, cuyo plumaje en sus infinitas variedades no podrá imitar nunca el arte.

Condenado a muerte por los envidiosos de su gloria y su probidad, Fhocion, uno de los más grandes hombres de Estado que gobernaron en Atenas, dijo a su hijo: -«Te recomiendo que sirvas a tu patria con tanto celo y tanta fidelidad como si una muerte injusta no hubiese sido el premio que le ha dado a tu padre.»

Esta frase revela el gran patriotismo de aquel hombre.

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Un famoso abate francés, Terraison, era un hombre muy descuidado en el vestir. Un día unos chicos mal educados le siguieron por la calle, haciéndole burla. Un caballero que pasaba a la sazón, quiso impedir a los chicos que continuasen.

-Dejadlos, dijo humildemente el religioso, si eso les causa diversión; es lo único que por ellos puedo hacer.

Preguntaron una vez a Hatemtai, que era el más generoso de los árabes de su tiempo, si había conocido alguno más noble que él.

Y respondió así:

-Un día que me paseaba por el campo con algunos amigos, encontré un hombre que había recogido un haz de ramas secas para quemarlas. Díjele que fuera a mi palacio, donde todos los días se distribuía comida abundante, y me contestó:

-Quien puede comer con el producto, por corto que sea, de su trabajo, no debe ir a aprovecharse de lo que sólo debe ser para los que no tienen manos, o no tienen ojos, o no pueden trabajar.

El hombre que así me habló, añadió el opulento árabe, era más noble que yo.

Hablaban de uno que se había muerto sin saber de qué.

-Trabajaría demasiado, dijo uno.

-Lo que es eso sí que no. Era un hombre que nunca hacía nada, jamás se le vio ocuparse en trabajar, ni se molestaba por nadie ni por nada, teniendo como tenía lo suficiente para vivir.

-Pues entonces, dijo otro, de eso se habrá muerto, porque la ociosidad es capaz de matar al más fuerte.




ArribaAbajoTipos del pueblo español

Tipos del pueblo español

El alcarreño



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ArribaAbajoLa ciencia en la mano1

Claras y concisas preguntas y respuestas que explican los fenómenos de todos los días.
Nociones y conocimientos útiles y recreativos para la infancia y la juventud



ArribaAbajoPrimera parte

Calor


Nociones preliminares.

Origen del calor.

-¿Qué es EL CALOR? -Objetivamente, o en sí mismo, el calor es un movimiento molecular o atónico excitado en uno de los cuerpos o del éter. Subjetivamente, o en quien lo percibe, es una sensación especial percibida por el órgano del tacto general, por la piel, al contacto o a la aproximación de un cuerpo caliente.

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-¿Cómo se produce esa sensación? -Por una influencia sutil e invisible, que procede de los cuerpos más calorosos que el nuestro.

-¿Qué nombre se da a esa influencia? -Se llama calórico. Por consecuencia, el calórico es la causa de la sensación del calor, el agente que lo produce, y que es origen además de otros muchos fenómenos o efectos.

-¿Cuales son los orígenes del CALOR? -El sol, la electricidad, la acción química y la acción mecánica.

-¿Cuáles son los efectos principales del CALOR? -La expansión o dilatación, la licuación o liquidación, la evaporación y la ignición.

Capítulo I

El sol, origen principal del calor

-¿Cuál es la causa principal y natural del calórico o calor? -EL SOL.

-El calor solar ¿es idéntico al calor terrestre o del fuego? -Estos dos calores no son absolutamente idénticos, y no difieren, sin embargo, esencialmente; tienen propiedades físicas y químicas análogas a la vez que diferentes, no sólo en cantidad sino en calidad.

-¿Cómo se puede obtener el máximum de evidencia de las propiedades caloríficas de los rayos solares? -Haciéndolos converger al foco de un lente o espejo ustorio, que en este caso viene a ser un foco de luz viva, al mismo tiempo que de calor intenso.

-¿Qué es un lente o espejo ustorio? -Un cristal, una de cuyas superficies es convexa, es decir, de forma esférica o cilíndrica, que tiene la propiedad de atraer a un punto o foco los rayos luminosos o caloríficos que caen en su superficie, y del cual se hace uso también para aumentar los objetos.

-¿Cómo un lente puede inflamar las materias combustibles? -Porque reúne en un punto casi único los rayos del sol paralelos y separados que caen sobre su superficie y la atraviesan. Reunidos y condensados en un espacio infinitamente pequeño, que se llama foco, esos rayos producen un efecto de conjunto mucho más considerable, proporcional a su número.

-¿Por qué cuando fija la atención se ve alrededor del foco una pequeña mancha coloreada? -Porque el lente no es acromático, es decir, que no centraliza en un punto rigorosamente único todos los rayos de diverso color o de refrangibilidades distintas de que se compone la luz solar.

-¿Qué es un ESPEJO USTORIO? -Es un espejo cóncavo, de forma esférica o parabólica, de metal o de cristal azogado o plateado, que tiene, como el lente, la propiedad de reunir en un punto casi único los rayos paralelos luminosos o caloríficos que caen sobre su superficie.

-Los rayos del SOL ¿pueden por sí mismos inflamar las sustancias naturales sin la intervención de lente o espejo ustorio? -Por sí mismos los rayos del sol no tienen bastante fuerza para inflamar las sustancias naturales; pero no es imposible que se concentren o condensen accidentalmente, sin medios artificiales, en bastante número para encender ciertas sustancias muy secas, y aún puede asegurarse que algunos incendios ocurridos en el estío han podido tener por causa eficiente el calor solar.

-¿Por qué la luz de la luna, reunida en el foco de un lente, no eleva sensiblemente el termómetro? -Porque la luz de la luna, que es la luz del sol reflejado   —11→   por el globo lunar, es mucho menos rica en rayos caloríficos que la luz del sol, y el débil calor de los rayos lunares es además absorbido casi en totalidad por la atmósfera de la tierra. Las experiencias de Melloni, y luego las de Piazzi Sinyth, en el pico de Tenerife, a una gran altura sobre el nivel del mar, fuera, por consiguiente, de la influencia de una porción notable y la más densa de la atmósfera terrestre, han demostrado, sin embargo, la realidad de una acción calorífica ejercida por la luz de la luna.

-¿De qué se compone, en su conjunto, la radiación solar, o de cuántas clases de rayos está formada? -La luz del sol contiene tres clases de rayos:

1.ª Rayos caloríficos, a los que debe la propiedad de enardecer.

2.ª Rayos luminosos, a los que debe la propiedad de iluminar.

3.ª Rayos químicos o áctnicos (del griego a)xti/j, punta), de los que depende la acción química que ejerce sobre diversas sustancias.

Los primeros rayos son menos separados por el prisma que los segundos, y estos menos que los terceros.

El rayo violado hace subir menos el termómetro que los demás, pero es el que entre todos tiene más acción química; tiene también la propiedad de desarrollar la materia verde de las plantas.

El rayo amarillo es el más luminoso.

El rayo rojo enardece más que los demás.

Fuera de la parte visible, más allá de los rayos violados y más acá de los rayos rojos, existen rayos invisibles; los primeros tienen más influencia química que los rayos violados; los segundos son más ardientes que los rayos rojos.

-¿Es verdad que el fuego expuesto a los rayos del sol arde difícilmente?- Esa es una preocupación popular que tiene mucho de ilusión. En presencia de la luz más viva del sol, el fuego parece menos ardiente. Toda luz palidece necesariamente y parece extinguirse cuando está como eclipsada por una luz más viva. Junto a la luz eléctrica la luz de una lámpara no es más que una sombra negra. De todos modos, enardecido por los rayos del sol, el ambiente es menos denso, y menos apto, por consiguiente, para activar el fuego.

Continuaremos en el próximo número.

Dibujo niña





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ArribaAbajoUna lección provechosa


I

Julio es un niño muy amable y complaciente y de carácter tan dulce que todos sus compañeros de colegio quieren ser amigos suyos. Su papá, que es un rico propietario de Madrid, está loco de contento con un hijo tan obediente, sumiso, afable y aplicado, y es tanto más lo que le quiere como que no tiene otro con quien dividir su cariño. Todavía no ha cumplido Julio diez años y ya sabe escribir perfectamente, y en aritmética pocos niños hay en su colegio que le aventajen.

Aunque todos sus compañeros le estiman mucho (salvo algún envidioso, porque el envidioso no estima a nadie) en particular le quieren sobre manera sus dos amiguitos Lorenzo y Manuel, que son poco más o menos de la misma edad, como él afables y estudiosos, y tan cariñosamente unidos, entre sí, que cualquiera diría que los tres son hermanos, pues casi siempre van juntos. En efecto, les cuesta trabajo separarse; tan estrecha es la amistad que los tres se profesan: juntos tienen sus asientos en el colegio, agarrados de la mano salen casi siempre a la calle, y en sus ratos de asueto siempre se les ve unidos.

Por lo regular suelen reunirse en casa de Julio, porque es espaciosa y tienen en ella habitaciones donde jugar y distraerse en las horas que el estudio les deja libres. D. Tomás, que así se llama el padre de Julio, tiene una gran satisfacción en que los dos amiguitos de su querido niño le hagan compañía a aquellas horas en que sus ocupaciones se lo permiten: todo su placer es verlos reunidos en su casa, asistir a sus inocentes juegos, y distraerlos a veces con provechosas instrucciones que procura hacerles agradables. Allí tienen los tres niños libertad para correr por todas partes, y entrar en todas las habitaciones, pues como D. Tomás sabe que no son traviesos y que nunca le harán un destrozo ni le darán ningún disgusto, les tiene concedidas amplias facultades para discurrir a su placer por toda la casa.

Un domingo por la tarde (no hace de esto mucho tiempo) hallabánse los tres amiguitos reunidos, según costumbre, en casa de D. Tomás, y se divertían en hacer correr un tren de ferrocarril, hecho de hoja de lata, primorosamente pintado, con su pequeña locomotora, sus cochecitos y sus vagones enganchados unos en otros. La habitación en que estaban era una sala bastante grande, y por encima de la estera de paja fina se deslizaba el tren con pasmosa celeridad, que no parecía sino que en efecto lo impulsaba el vapor.

De, los tres amigos inseparables, Manolito es el más joven y a la vez el más curioso. Ya muchas veces le habían llamado la atención unos cuadros en lienzo bastante grandes que adornaban los testeros de la sala. Eran cuatro, todos del mismo tamaño y con marcos dorados de igual estructura. Los cuatro lienzos eran realmente muy a propósito para excitar la curiosidad de un niño, aunque este no la tuviera   —13→   tan desarrollada como Manuel. Representaba cada uno de ellos una mujer hermosa, aunque de tipo muy diverso, vestidas todas cuatro con trajes caprichosos y diferentes, y rodeadas de variados atributos, campeando sobre paisajes también distintos y fantásticos.

Siempre que Manolito entraba en aquella sala se quedaba embobado mirando los hermosos cuadros que tanto le sorprendían, y con tal deseo de saber lo que representaban y quiénes eran aquellas cuatro mujeres, que había necesitado de toda su discreta prudencia para no interrogar sobre este punto a su amigo Julio. Ya en una ocasión había hecho reparar a Lorenzo en aquellos cuadros, y le había preguntado si comprendía su significado. Lorenzo los había contemplado también con curiosidad, pero había tenido que confesar a su amigo que participaba de su ignorancia y que no acertaba a darse cuenta de lo que representarían aquellos hermosos lienzos.

En la tarde en que jugaban con el ferrocarril, y cuando ya el tren había hecho con toda felicidad diferentes viajes desde una estación a otra, es decir, desde el pie de una consola hasta el piano, que estaba en el testero de enfrente, Manolito no pudo sufrir por más tiempo los aguijonazos de su curiosidad, ansioso de conocer lo que representaban los cuatro lienzos que tanto le admiraban. Aprovechando, pues, uno de los intervalos en que el tren de hoja de lata reposaba en una de las estaciones para recoger viajeros y mercancías, Manuel tocó en el hombro a Julio, que con un silbato en la mano esperaba, como jefe de la estación, el momento de dar la señal de partida, y le preguntó:

-Dime, Julio, puesto que estás en tu casa, sabrás sin duda quiénes son esas cuatro señoras que están representadas en esos hermosos cuadros.

-¡Señoras!... ¿tú estás seguro de que son señoras?

-Hombre... lo presumo.

-Pues mira, yo no tengo esa seguridad, porque los trajes con que están vestidas ya ves que no se parecen a los que vemos en el Prado y en el Retiro a las señoras que allí pasean.

-Es verdad; pero si no fueran señoras no tendrían como tiene alguna de ellas corona o diadema en la cabeza; sin duda están vestidas a la antigua.

-Es posible que tengas razón. ¿Qué te parece a ti, Lorenzo?

-A mí me llama la atención ver que están descalzas, lo cual da a entender que no deben ser tan señoras como Manuel imagina; además, dos de ellas están casi desnudas; aquella de enfrente, que tiene el cutis negro, y la otra de la derecha, que es de un moreno muy subido, y cuyo traje casi está reducido a plumas de diversos colores.

-Claro, añadió Julio. ¿Quién piensa que esa sea una señora?

-Bueno, no insistiré, respondió Manolito; pero dime ya quiénes son.

-¿Quiénes son?... ¡Es verdad!... Pues nunca he pensado en ello. Yo siempre he visto ahí esos cuadros; pero ni a papá ni a ninguno de la casa le he oído decir quiénes son esas cuatro señoras, como tú las llamas.

-¡Viajeros, al tren!... exclamó Lorenzo.

En aquel momento entró en la sala D. Tomás, y sonriendo se acercó a los tres niños.

-Papá, a tiempo llegas, exclamó Julio con viveza.

  —14→  

-¿A tiempo de qué?, preguntó el buen padre.

-A tiempo de satisfacer la curiosidad de Manuel, que acaba de preguntarme una cosa que yo no sé, pero que tú sabrás perfectamente.

-Veamos que es ello.

-Manuel desea saber quiénes son esas cuatro señoras o señoritas retratadas en los cuadros que tienes en esta sala.

-¡Cómo! hijos míos, ¿y no lo habéis adivinado?

-¿Cómo lo hemos de adivinar, papá, si nunca hemos visto trajes tan extraños ni facciones parecidas?...

-¿Luego tú te figuras que son retratos? ¿Pues no conoces por el conjunto caprichoso y fantástico de los cuadros y los paisajes, que son figuras alegóricas?

Los tres niños rodearon a D. Tomás, abriendo desmesuradamente los ojos.

-A ver, explícanos eso, si no te incomoda papá, porque has excitado nuestra curiosidad.

-Con mucho gusto, hijos míos; pero para que esta explicación os sea provechosa, requiere más tiempo del que os figuráis; id corriendo al comedor, donde Petra os tiene preparada la merienda, y en cuanto hayáis merendado, volved aquí y yo os explicaré despacio quiénes son esas cuatro jóvenes.

Los niños partieron sin replicar. Aquella tarde emplearon en hacer su merienda menos tiempo del que otras tardes invertían; a ello les obligaba su curiosidad por oír las explicaciones que D. Tomás había ofrecido darles acerca de las cuatro jóvenes a quienes llamaba figuras alegóricas.




II

Cuando los tres niños volvieron a la sala en donde habían dejado abandonado el tren del ferrocarril, D. Tomás los esperaba sentado en una butaca.

-Ya estamos aquí, papá, le dijo Luis: ya puedes, si gustas, principiar tus explicaciones.

-A eso voy. Vosotros no habéis llegado todavía al estudio de una ciencia que se llama geografía, y cuyo objeto es hacer la descripción de la superficie de la tierra, esto es, del globo que habitamos. Por eso no me extraña que no tengáis conocimiento de cuántas son las partes en que este globo se divide, y que son precisamente las que en alegoría están representadas en esos lienzos que han llamado vuestra atención.

-Ya, papá, ¿luego esas son las cuatro partes del mundo?

-Cabalmente, aunque bueno es advertiros de antemano que las partes del mundo, según los geógrafos últimamente lo han acordado, son cinco, y no cuatro como antiguamente.

-Pues ¿en qué consiste esa diferencia, papá?

-Consiste en que los nuevos descubrimientos hechos por arriesgados viajeros a través de los mares han dado a conocer que en la inmensa explanada del Océano, y que antes se creía la ocupaba toda el mar, hay una infinidad de islas habitadas unas y deshabitadas otras, y que en realidad no pertenecían ni a la América, ni al Asia, ni al África, pues se hallan situadas entre ambos continentes; a todas ellas reunidas se les ha dado el nombre de Occeanía y se las considera como la quinta parte del mundo. Ya sea porque a esta última parte del mundo no se le concede   —15→   tanta importancia como a las otras cuatro, o porque no es tan vulgarmente conocida, o por otro motivo, el pintor que hizo estos cuadros se contentó con pintar las cuatro principales, que son las que aquí veis, y en cuya explicación voy a entrar.

-Pero bien, papá, si son las partes del mundo, no pueden ser cuatro mujeres como aquí aparecen.

(Se concluirá.)








ArribaAbajoTrova de trovas


    Entre risa y flores vienes
a este mundo seductor,
en cuyas puertas te aguardan
la esperanza y la ilusión.
Detén un punto tus pasos,
y oye la solemne voz
que sale de un pecho docto
en la ciencia del dolor.


I

AL NIÑO

    «Niño, la grata hermosura
que tanto al mortal ufana,
flor de efímera frescura,
muere con la noche oscura,
aunque nace en la mañana.
    »¡Ay de ti si en la belleza
tu bien cifras anhelante!
Marchitando su pureza
la vejez, que pronto empieza,
surcos hará en tu semblante.
    »¿Qué dirá tu fe perdida
cuando en su cristal la fuente
te haga ver estremecida,
faltos tus ojos de vida,
las canas sobre tu frente?»


II

AL JOVEN

    «Joven, la terrena gloria
no es de otra gloria trasunto:
Es una dicha ilusoria:
Es del mundo en la memoria
luz que brilla y muere al punto.
»¡Triste el que en afán deshecho
por ceñir sus lauros lidia!
Aquel acoge en su pecho
Un áspid que está en acecho:
El áspid se llama envidia.
    »¿Qué pensarás de esa llama
que el pecho en volcán convierte
cuando sus fulgores ama,
si encuentra muerte tu fama
antes que llegue tu muerte!»


III

AL VIEJO

    «Viejo, la altiva opulencia,
por más que al mortal deslumbre
con su nítida apariencia,
lleva consigo la herencia
de villana servidumbre.
    »¡Ay, si a celado tesoro
tu ánimo rindes al cabo,
de su nobleza en desdoro!
Tendrá la cadena de oro,
pero al fin será su esclavo.
    »¿Qué servirá que amontones
con vil codicia oro y plata,
ciego en locas ilusiones,
si la suerte en sus traiciones
una vez te lo arrebata?»

    Triste llamarás mi trova:
No la llames triste, no,
que hay para estos desengaños
bálsamo consolador.
Hay algo que nunca muere,
y es el alma, hija de Dios:
Ella goza en otro mundo
de bienes que eternos son.

ANTONIO ARNAO.



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