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ArribaAbajoActo II


Escena I

 

DOÑA CATALINA. DON JOAQUÍN.

 
DON JOAQUÍN
¿Conque no permite usted
que la acompañe?
DOÑA CATALINA
Mil gracias.
Necesito salir sola.
DON JOAQUÍN
¿Y no quedamos en nada?
DOÑA CATALINA
Pues ¿no le he dicho a usted ya 5
que su soneto me encanta?
¿no he dicho que hay en sus versos
más bellezas que palabras?
Es verdad que muchas de ellas
a mi comprensión se escapan, 10
pero tienen cierto nervio
poético que arrebata;
y sobre todo el donaire
singular con que usted llama
cantáridas a mis ojos 15
me embelesa, me entusiasma.
DON JOAQUÍN
Sí, cantáridas de amor
que me pican y me abrasan.
DOÑA CATALINA
Es un soneto estupendo
lleno de fuego y de gracia. 20
Usted debía imprimirlo.
DON JOAQUÍN
Ya se ve, de eso se trata.
Pronto va a salir a luz
con mis poesías varias
así que haya reunido, 25
que esto lo hago en dos semanas,
materiales para un tomo.
DOÑA CATALINA
Siga usted con confianza
la carrera del Parnaso;
así con pluma y espada 30
será usted en poco tiempo
el ornamento de España.
DON JOAQUÍN
Pero usted se desentiende
de la pasión que me inflama,
y hasta ahora no me ha dicho 35
si la aprueba o la desaira.
DOÑA CATALINA
Según eso, ¿usted me quiere?
DON JOAQUÍN
Esa pregunta me balda.
La quiero a usted con furor.
DOÑA CATALINA
¡Ay qué miedo! Usted me espanta. 40
DON JOAQUÍN
¿Tan feo soy?
DOÑA CATALINA
Nada de eso;
pero ¿quién no se acobarda
con un amante furioso?
DON JOAQUÍN
Esto es ponderar mis ansias
usando de una figura, 45
retórica que se llama
sinalefa.
DOÑA CATALINA
¡Ah! bien; ya estoy
más tranquila. Yo pensaba,
como es usted militar,
que enamorar a las damas 50
era para usted lo mismo
que asaltar una muralla.
DON JOAQUÍN
¡Qué dicha fuera la mía
si esa mano delicada...
 

(Quiere tomársela y ella la retira.)

 
DOÑA CATALINA
Verdad es: déjela usted 55
que se quiebra si la palpan.
DON JOAQUÍN
Perdone usted, Catalina.
El cariño me arrebata.
Yo apasionado, usted bella...
En fin, el diablo las carga. 60
Como me quisiera usted,
dejaría a diez muchachas
que están perdidas de amores
por mí.
DOÑA CATALINA
La fineza es rara.
Fuerza es que yo valga mucho 65
para desbancar a tantas.
¿Y dejará usted también
a su prima cuando trata
de ser su esposo?
DON JOAQUÍN
Señora,
no crea usted tal patraña. 70
Mi mano no es para ella.
Si mi hermosa gaditana
la aceptase, yo sería
más dichoso que un monarca.
¡Ah! sáqueme usted de penas, 75
Catalinita de mi alma.
¿Dirá usted que sí? Si no,
voy a meterme en la Trapa.
DOÑA CATALINA
Sería lástima.
DON JOAQUÍN
Vamos,
¿qué resuelve usted?
DOÑA CATALINA
¿Yo? Nada.
80
DON JOAQUÍN
¡Y con esa frialdad...!
¿Piensa usted que hablo de chanza?
DOÑA CATALINA
¡Qué quiere usted! ¡Soy tan fría!
DON JOAQUÍN
(Sí, lo mismo que una fragua.)
¿No mereceré de usted 85
que me responda?
DOÑA CATALINA
Mañana.
DON JOAQUÍN
¿Mañana?
DOÑA CATALINA
O cualquiera día.
¿Tiene usted prisa?
DON JOAQUÍN
Usted trata
de que yo me vuelva loco.
Vaya; por ahora basta. 90
Pero ¿podré concebir
alguna dulce esperanza?
DOÑA CATALINA
Sí, señor, espere usted
cuanto le diere la gana.
—8→
¿Quién se lo puede estorbar? 95
DON JOAQUÍN
Señora... Infinitas gracias.
Beso a usted los pies. (¡Qué chusca
es la andaluza! ¡Caramba!)


Escena II

 

DOÑA CATALINA.

 
¡Qué apunte es el capitán!
¿Si pensará que me engaña? 100
¡A buena parte se arrima!
¿Pensará que soy tan fatua
como su prima? Otras prendas
han de tener, otras gracias
más sólidas los que aspiren 105
a mi amor. Su petulancia
ridícula...


Escena III

 

DOÑA CATALINA. DON CÁNDIDO.

 
DON CÁNDIDO
Buenos días,
mi señora...
DOÑA CATALINA
Yo pensaba
que ya se había usted muerto.
¡Cómo, en toda la mañana 110
no saludar a su amiga!
DON CÁNDIDO
Disimule usted mi falta.
Quiso que la acompañase
mi tía doña Juliana,
y entre ella y los otros tíos 115
después una hora larga
me han estado predicando
como acostumbran.
DOÑA CATALINA
¡Canalla!
Hoy mismo me he de mudar
aunque sea a una posada 120
por no verlos. ¡Qué mal hice
en ceder a las instancias
de don Marcelo!
DON CÁNDIDO
A un esclavo
no tratarían con tanta
inhumanidad.
DOÑA CATALINA
¡Infames!
125
¿Aún no ha tenido usted carta
de don Bruno?
DON CÁNDIDO
No, señora.
Con bastante repugnancia
lo escribí, como usted sabe,
y así no extraño que se haya 130
desentendido. Mi tío
don Marcelo no me engaña.
Él me aborrece; él recuerda
más bien que mi suerte infausta
la enemistad de mi padre. 135
¡Ah! ¡todos me desamparan!
Pero usted iba a salir
y no debo molestarla.
DOÑA CATALINA
No, señor; no tengo prisa.
Usted no ha perdido nada 140
en escribir a don Bruno.
No hay duda que si trataba
de estorbarlo don Marcelo,
es porque teniendo fama
de rico y caritativo, 145
y siendo tan avanzada
su edad, temía que usted
alguna parte heredara
de sus bienes. En verdad,
ya me parece que tarda 150
en contestar. Sin embargo,
no pierdo las esperanzas.
Y si al fin es tan pariente
como los demás, no faltan
jamás al hombre de bien 155
almas benignas y francas
que sin ser tíos ni primos
se duelan de sus desgracias.
Don Cándido, nadie sabe
lo que le espera mañana. 160
DON CÁNDIDO
Usted dirá lo que quiera,
pero yo no tengo tanta
filosofía. Harto sé
que nací en hora menguada,
y en vano es alimentarme 165
de ilusiones y fantasmas.
DOÑA CATALINA
¿Ilusiones? Bien: hablemos
de otro asunto. En confianza
voy a descubrir a usted
cosas de mucha importancia. 170
Sepa usted que he desbancado
a su cara prima. Vaya,
¿no celebra usted mi triunfo?
¿Por qué pone usté esa cara?
DON CÁNDIDO
Señora...
DOÑA CATALINA
¿Lo siente usted?
175
DON CÁNDIDO
(Yo no sé lo que me pasa.)
DOÑA CATALINA
¿Tomaría usted a mal
que yo fuese capitana?
DON CÁNDIDO
Yo quisiera que usted fuese
feliz.
DOÑA CATALINA
Y si me casara
180
con don Joaquín ¿lo sería?
DON CÁNDIDO
Yo no lo sé. ¿Usted le ama?
DOÑA CATALINA
Yo... ¿Qué me aconseja usted?
DON CÁNDIDO
Señora, ¿a usted le hacen falta
mis consejos para amar? 185
No he visto cosa más rara.
Yo pensaba que el amor
era una pasión tirana
que sin consultar a nadie
subyugaba nuestras almas. 190
DOÑA CATALINA
¿Y de quién lo sabe usted?
DON CÁNDIDO
De mí mismo.
DOÑA CATALINA
¡Calla, calla!
¿Usted también tiene amor?
DON CÁNDIDO
Sí, señora. ¿Usted lo extraña?
DOÑA CATALINA
¿Y es usted correspondido? 195
DON CÁNDIDO
No, señora.
DOÑA CATALINA
¡Con qué calma
lo dice usted!
DON CÁNDIDO
¿No sería
—9→
la mayor extravagancia
desesperarme por eso?
¿Me habré de colgar de rabia 200
por dar gusto a mi rival?
DOÑA CATALINA
Pero ¿quién es esa ingrata?
DON CÁNDIDO
Usted... la conoce mucho:
DOÑA CATALINA
yo no me atrevo a nombrarla.
¿Sabe ella que usted la quiere? 205
DON CÁNDIDO
Yo no le he dicho palabra;
y ahora me alegro mucho.
DOÑA CATALINA
Pues alabo la cachaza.
¿Esperaba usted acaso
a que ella se declarara? 210
DON CÁNDIDO
Mi situación...
DOÑA CATALINA
Es usted
un pobre hombre.
DON CÁNDIDO
Yo temblaba...
DOÑA CATALINA
Pues ¡qué! ¿es alguna serpiente?
DON CÁNDIDO
Si fuera yo con las damas
tan feliz como Joaquín... 215
DOÑA CATALINA
Será con las que se pagan
del oropel engañoso,
de la frívola elegancia,
de la necia afectación,
y en fin, de apariencias vanas. 220
Pero yo que, aunque parezco
coqueta y atolondrada,
tengo el corazón muy limpio
y la cabeza muy sana,
distingo perfectamente 225
lo que es grano y lo que es paja,
y desprecio como debo
las ridículas monadas
de un adonis confitado
con bucles y sin sustancia. 230
DON CÁNDIDO
¿Es decir que usted no quiere
a mi primo?
DOÑA CATALINA
Me estomaga,
me fastidia hasta no más.
DON CÁNDIDO
¡Y con todo, usted aguanta
que la enamore! ¡Y tal vez 235
le pondrá muy buena cara!
DOÑA CATALINA
Quiero reírme a su costa.
Quiero dejar humillada
su insolente vanidad
y su impertinente audacia. 240
En fin, quiero consentirle
para darle calabazas.
DON CÁNDIDO
Yo sentiría en extremo
que usted con él se casara;
y temía...
DOÑA CATALINA
No, hijo mío:
245
no soy yo tan insensata.
Pero de ese sentimiento
¿se puede saber la causa?
DON CÁNDIDO
¿Pues no sería dolor
que una señora adornada 250
de tantas amables dotes
de ese mico se prendara?
DOÑA CATALINA
Ya se ve; y usted se explica
con tanto interés, con tanta
energía, que cualquiera 255
diría...
DON CÁNDIDO
¿Qué?
DOÑA CATALINA
Que usted no habla
con mucha imparcialidad.
DON CÁNDIDO
Y puede ser que acertara,
porque el amor...
DOÑA CATALINA

 (Afectando enojo.)  

¿Qué? ¿qué dice
usted del amor?
DON CÁNDIDO
¿Yo?... Nada.
260
Quise decir otra cosa.
DOÑA CATALINA
No, señor; usted me engaña.
Y si no, ¿por qué razón
me mira, se turba y calla?
DON CÁNDIDO
Y usted ¿qué motivo tiene 265
para ponerse encarnada?
DOÑA CATALINA
Usted se muere por mí,
y finge que no me ama.
DON CÁNDIDO
Y a usted quizá no le pesa,
aunque finge que se enfada. 270


Escena IV

 

DOÑA CATALINA. DON CÁNDIDO. DON ONOFRE.

 
DON ONOFRE
¡Voto va! hoy he descuidado
mi visita cotidiana.
¿Usted va a salir, mi vida?
DOÑA CATALINA
Sí, señor, si usted no manda
otra cosa. Hasta después. 275
DON ONOFRE
Vaya usted con Dios, salada.


Escena V

 

DON ONOFRE. DON CÁNDIDO.

 
DON ONOFRE
¡Cáspita, qué aire de taco!
Hoy está la gaditana
de mal temple. Apostaría
a que alguna cerrilada 280
de las tuyas... ¿Qué le has dicho?
DON CÁNDIDO
¿Yo? Ni una sola palabra
que la pueda incomodar.
DON ONOFRE
¿Si querrás enamorarla?
DON CÁNDIDO
Bien pudiera ser.
DON ONOFRE
¿Qué es eso?
285
DON CÁNDIDO
¡Bueno! y porque yo la amara
¿sería...?
DON ONOFRE
Sería un crimen,
sería una extravagancia,
una insolencia, un absurdo,
y si yo lo averiguara 290
te costaría bien caro.
Pues ¡qué! ¿así se cogen gangas?
¡Vaya! Conque yo que soy
un señor de circunstancias;
gracioso, vivo, elegante 295
y, aunque peino algunas canas,
robusto como una encina
y verde como una grama;
yo que soy un propietario
y tengo muchas medallas, 300
no me atrevo a pretenderla,
—10→
aunque me tiene hecho un ascua;
y tú que eres un piojoso
sin chirumen y sin gracia,
¿tienes la desfachatez, 305
¡pícaro! de requebrarla?
DON CÁNDIDO
¡Tío, por Dios! Usted quiere
que me desespere y haga
una locura.
DON ONOFRE
¡A su tío
quererle soplar la dama! 310
DON CÁNDIDO
Si yo...
DON ONOFRE
¡Bribón! ¿de este modo
tantos beneficios pagas?
DON CÁNDIDO
Yo ¿qué beneficios...
DON ONOFRE
Pero
yo te cortaré las alas.
DON CÁNDIDO
¿Quiere usted dejarme en paz? 315
DON ONOFRE
Lo mismo eres que una tapia.
Ni consejos, ni desaires,
ni reprensiones te bastan.
Eres incapaz.
 

(Quiere irse DON CÁNDIDO, y le detiene.)

 
Espera,
que no quiero que te vayas 320
sin oír todo el sermón.
Hombre, ¡que sea tan crasa
tu estupidez! Si la viuda
tus necedades aguanta,
es por burlarse de ti. 325
¿No conoces la distancia
que hay entre los dos? No sé,
no sé cómo tienes cara
para presentarte a ella.
Y así..., con tan mala traza... 330
¡Calla! ¿Qué veo! ¡Ya has roto
la levita!
DON CÁNDIDO
(Se me acaba
la paciencia.)
DON ONOFRE
Los ojales
desbaratados, las mangas
todas hechas un girón... 335
Esto pasa de la raya.
¿Hay valor para romper
en menos de tres semanas
una levita flamante?
Diez años hará por pascua 340
que la estrené. En tanto tiempo
ni un desgarrón, ni una mancha
se ha visto en ella; y con todo,
casi siempre la llevaba.
¿Quién me diría que tú 345
tan pronto la destrozaras!
¿No es un cargo de conciencia?
Pues ya puedes remendarla,
porque yo no te doy otra.
DON CÁNDIDO
Tampoco yo la tomara. 350
DON ONOFRE
Eso sí, pobre y soberbio.
Aún querrás echarme plantas.
DON CÁNDIDO
Demasiado tiempo he sido
humilde con quien me trata
con tan poca caridad. 355


Escena VI

 

DON CÁNDIDO. DON ONOFRE. PLÁCIDA.

 
PLÁCIDA
Ya puedes sacar la cama
y los trastos de tu cuarto.
Prontito, que me hace falta
tenerlo vacío. ¿Entiendes?
DON ONOFRE
¿Qué prisa es esa, muchacha? 360
¿Quién lo ha de habitar?
PLÁCIDA
Gertrudis,
mi nodriza, que ahora acaba
de llegar de Villaverde.
¡Me quiere tanto! ¡es tan guapa!
Viene a pasar con nosotros 365
una corta temporada,
y no puedo menos...
DON ONOFRE
Sí,
es necesario hospedarla
con toda comodidad.

  (A DON CÁNDIDO.)  

Al instante que se vaya 370
a su lugar, te prometo
que volverás a tu sala.
Mientras tanto en la guardilla
te acomodas, o en la cuadra
con los mozos.
DON CÁNDIDO
No, señor.
375
Yo le doy a usted las gracias
por su hospedaje. No pienso
dormir más en esta casa.
DON ONOFRE
¡Hola! ¿con humos me vienes?
DON CÁNDIDO
Tío, ya basta de infamias, 380
y ni de usted ni de nadie
quiero más tiempo aguantarlas.
Conque así...
DON ONOFRE
¿Cómo se entiende?
¡Pícaro! ¿tú me amenazas?
¿Tú me pierdes el respeto? 385
DON CÁNDIDO
Tanto es lo que usted me ultraja,
que si no fuera mi sangre
y no mirara a sus canas...
DON ONOFRE
¡Insolente! ¡galopín!
¡Que no tuviera una tranca! 390


Escena VII

 

DON CÁNDIDO. DON ONOFRE. PLÁCIDA. DON MARCELO. DOÑA JULIANA.

 
DON MARCELO
¿Qué es eso?
DON ONOFRE
No tienes tú
la culpa, sino el que ampara
a un bribón, a un haragán.
DOÑA JULIANA
Pero bien, ¿cuál es la causa
de tantos gritos? Sepamos 395
quién...
DON ONOFRE
¡Cría cuervos, Juliana,
y te sacarán los ojos!
PLÁCIDA
Mire usted, toda su rabia
—11→
es sólo porque le he dicho
que desocupo su estancia 400
para alojar a Gertrudis.
DON ONOFRE
Sí, señor, y el muy canalla
se ofende de una medida
tan justa y tan necesaria;
y me levanta la voz; 405
y se me sube a las barbas.
DON MARCELO
Mira que ya estoy cansado
de sufrirte.
DOÑA JULIANA
Sí, ya basta
de contemplaciones. Yo
no estoy para templar gaitas. 410
¡Hola! de fuera vendrá
quien nos echará de casa.
Pues, hijo mío, desde hoy
libro nuevo; yo soy clara.
Si te hemos de mantener, 415
has de ver cómo lo ganas.
Aquí nos sacrificamos
por ti, pero tú no tratas,
ya que no nos das decoro,
de complacernos en nada. 420
Se acabó la sopa boba.
¿Lo entiendes? Desde mañana
me harás la compra, hijo mío;
que no está lejos la plaza,
ni creo yo que por esto 425
la venera se te caiga,
y después...
DON CÁNDIDO
Piadosos tíos,
benigna doña Juliana,
amable primita, escuchen
ustedes cuatro palabras. 430
Yo, no lo puedo negar,
soy más pobre que las ratas,
pero aunque huérfano y pobre,
tengo vergüenza, a Dios gracias.
El pan que me dan ustedes 435
de malditísima gana,
ese pan que a todas horas
me echan ustedes en cara,
yo me lo sabré buscar
sin deber a ustedes nada; 440
yo lo tendré sin bañarlo
con mis lágrimas amargas.
Yo serviré; sí, señores,
pero será sin infamia:
no a parientes despiadados 445
y ruines, sino a mi patria.
No espero grandes riquezas,
sino peligros y balas,
pero tendré pan y gloria,
que para un soldado basta. 450
Yo viviré muy gozoso
con mis bravos camaradas,
sin un tío don Marcelo
que siempre ingrato me llama,
cuando peor veinte veces 455
que a su caballo me trata.
Sin un tío don Onofre
que me insulta y me regaña
sin dejarme responder,
haya motivo, o no le haya: 460
que me ha dado una levita
achacosa, derrotada,
y tan raída, que sólo
de cepillarla se rasga;
y con todo, es tan tacaño 465
que por nueva me la pasa,
y de verla destruida
se escandaliza y espanta.
Viviré lejos de un primo
necio, petulante y mandria, 470
que desafía a las gentes
si sus sonetos no alaban,
y luego pide perdón
al que no teme bravatas.
Lejos de una prima tonta, 475
superficial, sin crianza,
impertinente, aturdida.
Lejos en fin de una vana
y quijotesca señora,
que como esclavo me manda, 480
y cuando la llamo tía
se enfurece o se desmaya.
A todas estas verdades
una que añadir me falta:
cuando uno tiene parientes 485
de tan perversas entrañas,
no conoce la vergüenza
ni el honor si los aguanta.


Escena VIII

 

DON ONOFRE. DON MARCELO. DOÑA JULIANA. PLÁCIDA.

 
DON ONOFRE
¡Qué sarta de iniquidades!
¿Y hemos podido tragarlas 490
sin romperle las narices?
PLÁCIDA
¡Llamarme a mí mentecata
y superficial!
DON MARCELO
Yo siento
que haga una calaverada.
DON ONOFRE
Y bien, ¿qué le hemos de hacer? 495
DOÑA JULIANA
Bendito de Dios se vaya,
y no parezca en su vida.
Vamos a comer.
DON MARCELO
¿No aguardas
a la huéspeda?
DOÑA JULIANA
La tiene
convidada su paisana. 500
Vamos. Desde hoy habrá paz
y alegría en esta casa.