
De los versos de Manuel Gahete emerge, con intensidad dramática, la visión del hombre como un ser exiliado del mundo, arrojado a la nada para que conozca un dolor físico que no tardará en hacerse dolor moral: sólo el amor puede ser tabla de salvación; pero por instantes. En la búsqueda poética del conocimiento del yo y de lo otro, Gahete usa la metáfora como intuición de la realidad circundante, pone bridas a la palabra, hurga en sus entrañas, la violenta para cargarla de insospechados sentidos.
«Hemos reconocido en este eterno celo de mirar y mirarnos
que ni la vida puede abatir con sus garfios amor tan poderoso.»Manuel Gahete Jurado