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1

Me refiero a la cuestión del cese de la producción narrativa y la inclinación cada vez mayor de Arlt por el teatro. Habría, evidentemente, en la «explicatividad» un agotamiento discursivo y, por lo tanto, un gesto de sustitución que permite eludirla.

 

2

No debería tomarse esta palabra como anticipo de una inclinación derrideana; se trata del gesto normal y previsible de todo trabajo crítico: no tomar una estructura formal al pie de la letra y, desmontándola, ir un poco más atrás.

 

3

J. Ricardou distingue, en una discusión con Jean-Paul Sartre (Para qué sirve la literatura, Buenos Aires, 1965), entre el «querer decir» y el «querer escribir». Quienes simpatizan con la primera expresión se sitúan en un terreno intencional-semántico; quienes con la segunda atribuirían a la «escritura», una dimensión no instrumental, ni siquiera de ideas, no servicial en el sentido de la comunicología.

 

4

Los fundamentos de expresiones o actitudes críticas de este trabajo pueden encontrarse en N. Jitrik, Temas de teoría. El trabajo crítico y la crítica literaria, México, Premiá Editora, 1987.

 

5

R. Piglia, «Roberto Arlt, una crítica de la economía literaria», Los Libros N.º 29, Buenos Aires, 1973, y «Roberto Arlt, la ficción del dinero», Hispamérica N.º 7, Buenos Aires, 1974.

 

6

G. M. Goloboff, Genio y figura de Roberto Arlt, Buenos Aires, Eudeba, 1989. A. Núñez, La obra narrativa de Roberto Arlt, Buenos Aires, Editorial Nova, 1968, señala que O. Masotta, Sexo y traición en la obra de Roberto Arlt, Buenos Aires, Jorge Álvarez Editor, 1965, «analiza con profundidad el problema de la conducta de los personajes». J. Amícola, Astrología y fascismo en la obra de Arlt, Buenos Aires, Weimar Ediciones, 1981, califica con dureza a los personajes.

 

7

M. Arlt y O. Borré, Para leer a Roberto Arlt, Buenos Aires, Torres Agüero Editor, 1985, comentan en p. 71, con preocupación semejante, los nombres que elige el novelista; remiten el prefijo Er a Platón y a Wagner.

 

8

No sólo en esa presencia fonética residen las conexiones de estas dos novelas con El juguete rabioso y El amor brujo. Hay temas que reaparecen: el del millonario melancólico y taciturno, el de la felicidad que se adivina detrás de los muros de las casas, el del grupo de muchachos que deciden robar, el de la trashumancia, el de las reservas de los protagonistas respecto de las mujeres y sus torcidas interpretaciones, el de la infamia del matrimonio, el del anhelo de una vida fuerte y «verdadera», el de la declaración de dolor, el del cinismo, el de la condena paterna como expulsión del paraíso, etcétera.

 

9

Sobre la mecánica de las confesiones ver Ana María Zubieta, El discurso narrativo arltiano. Intertextualidad, grotesco y utopía, Buenos Aires, Hachette, 1987.

 

10

J. Amícola, Astrología y fascismo, p. 21 y sig.