Escrivivir: vida y literatura
Jesús Villalta-Lora
Ponç Pons nació en Menorca en 1956. A la edad de diez años descubrió la poesía en el desván de su casa, en el cual escribió con una pluma de leña este primer poema:
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En estos cuatro primeros versos de su vida escritos en castellano ya se adivinan algunas de las constantes líricas que caracterizarán su obra, tales como el ritmo, la poetización de su vida cotidiana y la soledad. Desde entonces, a saber, desde los diez años, Ponç Pons duerme con un bolígrafo y una libreta que deja al lado de la cama, pues para él cualquier momento es apropiado para seguir los dictados de la inspiración; incluso ha aprendido a escribir a oscuras en la cama para no despertar a su mujer.
Ponç Pons suele escribir de noche, a la luz de una vela, con una Parker comprada en París hace veinte años.
A los diecinueve años empezó a leer y escribir en catalán (en aquella época tan sólo lo hablaba), ya que antes estaba prohibido. De esta manera, su primera formación literaria fue toda en castellano; de hecho, se licenció en Filología Hispánica en la Universitat de les Illes Balears, en Palma de Mallorca. Esta primera formación literaria puede explicar su pasión por la literatura suramericana y por consiguiente que abunden en su obra referencias y dedicatorias a Juan Rulfo, Cortázar, Borges, César Vallejo, Neruda, García Márquez...
Con poco
más de veinte años empezó a publicar en
catalán sus primeros poemarios. De ese tiempo hasta ahora,
Ponç Pons ha escrito novelas, cuentos y obras infantiles a
más de muchos libros de poesía. De su
producción poética, cabe mencionar Al Marge/Al Margen (1983),
Lira de
Bova/Lira de Anea (1987), Desert Encès/Desierto Encendido
(1989. Nominado al Premio Nacional de Literatura), On s'acaba el sender/Donde se
acaba el sendero (1995. Premio Ciutat de Palma Joan
Alcocer), Estigma/Estigma (1995. Premio Jocs
Florals de Barcelona y Premio de la Crítica Josep María
Llompart), El Salobre/El Salobre (1996. Premio Carles Riba), Abissínia/Abisinia
(1999), Pessoanes/Pessoanas (2003. Premio Alfons el Magnànim y
Premio de la Crítica de
l'Associació d'Escriptors) y Dillatari/Dislario (2005). De
su producción novelística, L'hivern a Belleville/El invierno en
Belleville (1984), Memorial de Tabarka/Memorial de Tabarka
(1992) y Entre el cel
i la terra/Entre el cielo y la tierra (1996. Premio
Guillem Cifre de Colonya,
Mallorca). Igualmente, ha profundizado en el estudio de las
literaturas italiana, francesa y portuguesa (en ocasiones,
Ponç Pons también escribe en francés,
inglés y portugués). Destacan entonces sus
importantes traducciones del italiano y portugués al
catalán. Del portugués por ejemplo, las
antologías poéticas Quatre Poetes Portuguesos/Cuatro Poetas
Portugueses (Premio de la Crítica Cavall
Verd) y Sophia de Mello Breyner Andresen (comparada por la
crítica con las excelentes traducciones de Josep Carner,
célebre intelectual catalán del Noucentisme). Y del italiano,
el poemario Giorno
dopo giorno del poeta siciliano Salvatore Quasimodo.
Además, ha sido traducido a once idiomas. Fue incluido por
ejemplo en la antología inglesa Poems from the Catalan Lands (1986),
editada por la Universidad de Nueva York, y en la antología
alemana Luftzeichen (1990) editada por la Universidad de
Frankfurt. Ha sido también incluido en diversas
antologías de literatura catalana del siglo XX. En la
última antología canónica sobre la literatura
catalana del siglo XX más representativa en las Islas
Baleares, Ponç Pons fue el único poeta
menorquín seleccionado. En resumidas cuentas, de ese tiempo
hasta ahora, desde principios de los ochenta hasta el día de
hoy, la obra de Ponç Pons no conoce más que el
éxito y la buena crítica. Seamus Heaney ha dicho de
él: «Es increíble que una
isla tan pequeña tenga un poeta tan grande».
Pere
Gimferrer cree que es «un poeta tocado por
los dioses»
. En la actualidad, Ponç Pons es
Catedrático de Literatura Catalana en el Instituto de
Alaior, su pueblo natal, donde escribe y vive o escrivive
sin descanso.
En la Colección de poesía Paraula de poeta (2000), Ponç Pons estructuró su obra en tres ejes recurrentes:
- 1.º Poemas de defensa ecolingüista de su lengua y de su isla.
- 2.º Poemas sobre su vida cotidiana y su mundo interior.
- 3.º Poemas evocadores de todos aquellos autores y obras que más le han influido: Pessoa, Salvador Espriu, T.S. Eliot, Iorgos Seferis, Salvatore Quasimodo, Borges, Neruda, el cine en blanco y negro (sobre todo el de Rossellini), la filosofía de Spinoza, Wittgenstein, Kant...
En efecto, estos
tres ejes se corresponden con los tres grandes temas de la obra
ponsiana. De todos modos, yo prefiero analizar su obra como una
fusión, una cópula, un enlace, pues Ponç Pons
es obra, Literatura; es realidad y ficción. Él es
Poesía; su poesía es él. Este último
verso de Estigma es el que mejor lo define: «No puc ésser ni
sóc més que literatura!»
(«¡No puedo ser ni soy más que
literatura!»). Por esta razón, se ha de analizar todo
como un ciclo vital, siempre teniendo en cuenta que Ponç
Pons es como una de esas Frida Kahlo a quien le salen del vientre
varias arterias o cordones umbilicales; es decir, que siempre
arrastra consigo metafóricamente un cordón umbilical
que le une al vientre materno, éste es, Menorca. No es
entonces un hijo cortado de la madre; es un hijo que es madre, o si
se prefiere, un hijo eterno, inseparable de la madre. En
definitiva, Ponç Pons es Menorca.
De esta manera, siguiendo el ciclo vital ponsiano, Al Margen1 se engendra en el vientre materno, entre versos retorcidos y conceptuosos (muy propios de una posición fetal). La sintaxis se deforma, muy al estilo de César Vallejo y Paul Célan. Ya se descubren la voz solitaria del poeta y la unión de vida haciendo versos con vida cotidiana. No obstante, el mundo es todavía oscuro, interior, una sonata de arritmias. El exterior es una luz lejana, a la cual va aproximándose con lentitud. Ya se asoma, va saliendo... En Lira de Anea, Ponç Pons ya vive completamente fuera del vientre materno. Empieza a andar (el paso de sus versos todavía no es perfecto, pero sí más ligero y estirado). Evoca a Verne, Salgari (¡ya lee en voz alta!), pero aún no nombra a su madre, tan sólo se siente una parte de ella, presente en medio de sus campos. En Desierto Encendido, el poeta camina con firmeza y derecho (a partir de ahora, su verso se medirá siempre); habla literatura y ya denuncia cómo deterioran a su madre (¡cómo le deterioran!): la conciencia va mudándose de voz a grito. En Donde se acaba el sendero, Ponç Pons sigue caminando con el mismo rigor formal, el mismo ritmo, pero en ocasiones, mira hacia atrás, contempla el camino recorrido... ¡Recuerda! Cuando habla de sí mismo, es cada vez más Literatura. Se va sintiendo más unido a su madre (la va recorriendo solitario); se va conociendo mejor (ya no sólo se siente presente en medio de los campos de la isla, sino que también se siente ubicado; menciona así en qué paraje se encuentra). Estigma es la llegada a la madurez. Es un Ponç Pons pleno (se ve cuando era niño; el reloj ya no es un mero marcador de horas); un verso que rebosa energía y constancia. Ya no habla literatura, sino que es Literatura: el neologismo escrivivir (de los infinitivos «escribir» y «vivir». En este caso, entiéndase «vivir» como Literatura y «escribir» como Vida) ya es una vena más de su lenguaje. En El Salobre se desarrolla la madurez alcanzada. El verso ha ganado experiencia (el ritmo de sus pasos está seguro de sí mismo y deja su huella); Ponç Pons es una meditación cristalina, un puro grito denunciante, un hombre que se sabe isla, a saber, ¡un hombre que se sabe!: Ha abandonado su condición de nombre común y se ha proclamado «Ponç Pons»; o dicho de otro modo, «Menorca». Si, como hemos apuntado, Estigma es la llegada a la madurez y El Salobre el desarrollo de semejante madurez, Pessoanas2 es su culminación. El verso es limpio y preciso; sus pasos son más cortos (predomina el verso de arte menor). Ponç Pons es definida conciencia de isla (no separable de Menorca; como un molusco de su concha) y Literatura; una autobiografía en la que ficción y realidad se hermanan. Todo se conjuga entonces: el paso del tiempo, la denuncia del presente corrompido, las referencias literarias...
La poesía de Ponç Pons es él mismo. Si recuerda, su poesía recuerda; si denuncia, su poesía denuncia; si se pone triste, su poesía se pone triste; si alegre, alegre. No es un reflejo de él, ni su sombra ni alma. Simplemente es él. Poeta y Hombre son lo mismo, de ahí que Ponç Pons-Poesía sea el ciclo vital que parió Menorca; el fruto de una isla que jamás abandona su tierra. En consecuencia, las cosas en el mundo ponsiano son todas seres animados, fantasía o relacionadas con la fantasía literaria: su bicicleta por ejemplo, no es una mera bicicleta, es Rosa, con quien conversa en sus paseos y hace versos. Lo mismo que sus abarcas, a las que dedica poemas de amor por sus servicios prestados en verano recorriendo los campos y cerros de la isla. Además, su perro se llama Günter (del Premio Nobel alemán, Günter Grass), sus gatos, Pessoa, Eliot, Montale, Ofelia (del personaje shakespeariano, Ophelia), sus gallos, Neruda, Darío, y su barca recién estrenada, se bautizó con el nombre de Seferis, en honor así de su admirado poeta griego. Por cierto, este paso de la tierra al mar me parece fundamental para entender lo que puede ser la siguiente fase vital ponsiana, pues lo mismo que el ritmo de la poesía árabe nació sobre la joroba del camello, es muy posible que esta nueva fase sea enteramente marina. De estar hecho de tierra menorquina puede que se convierta en mar mediterráneo o en costa menorquina; de sólido a líquido...
Quisiera acabar
subrayando las relaciones de Ponç Pons con el Antonio
Machado de Campos de Castilla, por su dominio de la
métrica, por esa manera de ser en el paisaje (Machado en
Soria y Pons en Menorca) y por cómo describe el paso del
tiempo (el verso de Machado: «Castilla
miserable, ayer dominadora»
, se corresponde muy bien con
la Menorca degradada de hoy y la Menorca virgen de ayer en Pons).
También con Seamus Heaney, por su naturaleza isleña y
lo que significa por tanto escribir en una isla teniendo en cuenta
su historia, lengua y geografía (difiero entonces con el
propio Ponç Pons, ya que como isleño se ha
identificado con el poeta siciliano Salvatore Quasimodo). En mi
opinión, Ponç Pons es a Menorca lo que Seamus Heaney
a Irlanda. Y finalmente, con el Monet de Giverny y con Bach.
Sé que puede parecer típico, pero encuentro una
relación esencial: el regodeo estético, la infinitud
de la forma; en otras palabras, la idea llevada a la
multiplicación incesante. Ponç Pons es esos tres ejes
ya mencionados vestidos unas veces de decasílabos, otras
muchas de hexasílabos; conjuntados en ocasiones con una
sintaxis austera, en otras más guarnecida. Los tres ejes
ponsianos son uno al infinito. La actitud pictórica de Monet
en Giverny fue similar al variar el color de un mismo rincón
espacial (un jardín de Giverny) en multitud de tonos. Bach
fue capaz de transfigurar una frase en millones de frases, de
ahí el carácter laberíntico de su obra, un
puro arabesco. Bach es sin duda genial porque a partir de la frase
o la idea original de la composición, la metamorfosea
inagotablemente sin abandonarla jamás. Yo comparo su obra
con una bola de cristal (llámese frase o idea) arrojada
contra el suelo, rota en mil pedazos. Lo genial reside en el hecho
de poder contemplar (o gozar estéticamente en la
contemplación) ese gran número de trocitos de cristal
desperdigados por el suelo sin perder la idea de bola o Uno. En el
quebranto o pluralidad define Bach entonces la unidad. De esta
guisa, estos artistas no se repiten, sino que se multiplican. No se
copian, sino que se reproducen. Por ende, de un espacio limitado
crean un mundo, todo un universo: Una suite para cello por ejemplo,
un jardín en Giverny, la isla de Menorca. Por eso son
artistas universales; por eso son artistas apasionados de la vida,
pues cercados en los límites de ésta nos presentan
numerosas posibilidades, incesantes imágenes nuevas. Por eso
Ponç Pons es un poeta universal, un enamorado de la
existencia: ¡Por eso es imprescindible!
Termino ahora
sí con una cita de Neruda (para Pons, el poeta por
antonomasia), no sólo porque sintetiza todo lo comentado en
este análisis, sino porque perfectamente podría
haberla pronunciado el propio poeta menorquín: «Escribir para mí es como respirar. No
podría vivir sin respirar y no podría vivir sin
escribir»
.
Jesús Villalta Lora
- Al Marge, Editorial Moll, Palma de Mallorca, 1983.
- Lira de Bova, Manacor, 1987.
- Desert Encès, Edicions dels Quaderns Crema, Barcelona, 1989.
- On s´acaba el sender, Edicions 62, Barcelona, 1995.
- Estigma, Edicions 62, Barcelona, 1995.
- El salobre, Edicions Proa, Barcelona, 1997.
- Abissínia, Columna Edicions, Barcelona 1999.
- Pessoanes, Edicions Bromera, Alzira, 2003.
- Dillatari, Quaderns Crema, Barcelona, 2005.
- Nura, Quaderns Crema, Barcelona, 2006.