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Don Pedro Miago

Francisco Rojas Zorrilla



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PERSONAS
 

 
EL REY.
DON PEDRO MIAGO.
LA INFANTA.
TERESA GIL.
DOMINGO.
GIMEN.
CRIADO   de don Pedro.
MINGO   , gracioso.
DOÑA TODA.
DON GARCÍA.
FORTUN.
ALMIRANTE.
CONDESA.
ABDEL   , moro.
ZORAIDE   , moro.
OTRO MORO.
GALVAN.
UN MÚSICO.





ArribaAbajoJornada primera

 

Salen EL REY y DOÑA TODA, de caza.

 
DOÑA TODA
No paséis más adelante,
que, vive Dios, si pasáis..
REY
¡No vi mujer semejante!
DOÑA TODA
No imagino que dudáis
de mi valor.
REY
¡Qué arrogante!
En tan hermosa mujer
parece impropio tener
tanta arrogancia lugar.
DOÑA TODA
No es arrogancia juntar
el decir con el hacer;
que soy mujer que al más hombre,
no estando muy ajustado
a mi valor y a mi nombre...
REY
Ese ceño, hermoso agrado,
no habrá valor que no asombre,
que de esos ojos el sol,
sin valerle su arrebol
tiembla si airados los ve;
alas yo atrevido seré
de los vuestros girasol,
que hasta verlos puestos, tengo
de seguirlos y adorarlos,
que loco tras ellos vengo.
DOÑA TODA
Contra quien piensa agradarlos
rayos de furor prevengo,
y esta escopeta será
cometa en la mano mía,
que andáis muy grosero ya.
REY
Si amor es descortesía,
con vos bien grosero está,
porque os tengo mucho amor.
DOÑA TODA
¡Qué cansado cortesano!
REY
Soy ahora cazador
que una fiera sigo en vano,
y voy con este rigor;
pero conoced de mí
que soy vuestro,
DOÑA TODA
Yo soy mía,
y tan sin dueño nací,
que aseguraros podría...
Pero mucho tardo aquí:
quedaos con Dios.
REY
Una mano
me habéis de dar.
DOÑA TODA
Vive Dios,
pues que no andáis cortesano,
que os tengo de dar las dos
con el venablo.
REY
Es en vano
esta vez tu resistencia.
DOÑA TODA
Mataréte por la ley
de mi honor.
REY
Ten más paciencia,
y advierte que soy tu rey.
DOÑA TODA
Si tarda más la advertencia
no era muy buena ocasión;
vuestra alteza me perdone,
y me dé con el perdón
licencia.
REY
Aguarda.
DOÑA TODA
Y corone
en Castilla y en León
el tiempo largas edades
ese valor no vencido.
REY
Si a dejar te persuades,
mujer, un rey sin sentido,
mal juzgaré por verdades
tus corteses bendiciones.
DOÑA TODA
¿Qué vasallo a su rey niega
tan justas obligaciones?
Mi padre pienso que llega,
y en aquestas ocasiones
que me encuentre no es razón,
que es viejo, y nombre le dan
de mirar por su opinión,
y con un rey tan galán.
No es buena conversación;
gozad en Valladolid,
Alfonso, lo que esperáis,
como es razón, y advertid
que la mano que horadáis
temió el ballestón del Cid
más que el plomo que en Toledo
el moro astuto os echó,
donde acrisolando el miedo,
el corazón que os rigió
tuvo siempre el brazo quedo;
sin olvidaros que fue
un venablo la ocasión,
hui dellos, que aunque hay fe
en mi noble corazón,
es espejo en que se ve
este que traigo en la mano
de las desdichas de ayer
en don Sancho, vuestro hermano,
y es gobernable mujer
como mandable villano.
REY
¿Eres hija de Bellido?
DOÑA TODA
No, sino de un hombre honrado,
tan ricoy tan bien nacido
que este corazón me ha dado
y este valor me ha vestido.
REY
¡No vi tal valor jamás,
perdido me tiene y loco!
DOÑA TODA
Yo me voy.
REY
Luego te irás.
DOÑA TODA
No estoy bien.
REY
Aguarda un poco,
segura conmigo estás,
que a finezas cortesanas
el seguro honor que adoras,
ni ofendes ni le profanas.
DOÑA TODA
No lo están con vos las moras,
mal lo estarán las cristianas.
REY
¿De qué suerte?
DOÑA TODA
¿No casáis
con la Infanta de Sevilla?
luego mal aseguráis
Las cristianas, si en Castilla
de las moras no lo estáis,
o ellas no lo están de vos.
REY
¿No sabré...
DOÑA TODA
Quedaos adiós.
REY
¿Dónde en la corte vivís?
DOÑA TODA
No sé, Señor.
REY
¿Qué decís?
 

Sale DON GARCÍA.

 
DON GARCÍA
. Aquí están solos los dos...
¡Notable desdicha mia!
Si el Rey la quiere, ¿qué haré?
DOÑA TODA
Ya pasa de cortesía;
Yo me voy.

 (Vase.) 

REY
Y loco iré
tras tí.
DON GARCÍA
¿Señor?
REY
¿Don García?
DON GARCÍA
¿Dónde vuestra alteza va?
REY
Tras un iman que me lleva;
y don Gimen ¿dónde está?
DON GARCÍA
A la boca de esa cueva
que al campo esmeraldas da,
con toda la montería
esperaba si salía
un oso, que por cogerlas
trocó corales a perlas
en aquesa fuente fría.
REY
¿Conoces esa mujer,
que dejando el viento atrás
parejas quiso correr
con el sol, armada más
de rayos al parecer?
Que si no es su hermosa hermana
la cazadera Diana,
según esparce arrebol
es signo en que nace el sol
al Cefir estrella humana;
que tras sus libres antojos
con un venablo hace al suelo
dulces mortales enojos,
llevando en arcos de cielo
siempre flechados dos ojos.
DON GARCÍA
¿Es la que partió de aquí
cuando yo llegaba?
REY
Sí.
DON GARCÍA
¿Pues esa te ha parecido
tan hermosa?
REY
Ángel ha sido;
mayor belleza no vi
después que reino en Castilla;
si no te lo ha parecido,
de mi amor fue maravilla,
que te ha trocado el sentido
para no amarla y servirla
y matarme a mi de celos:
pero pues quieren los cielos
que me rinda a su hermosura,
seguir conmigo procura
mis amorosos desvelos.
DON GARCÍA
Señor, advierte...
REY
¿Qué dices?
DON GARCÍA
Que de tu real grandeza,
con esa ocasión desdices.
REY
Pues dime, ¿es amar bajeza?
DON GARCÍA
¿Cuándo?
REY
Tú me contradices
sin ocasión, don García.
DON GARCÍA
Otra no puede haber sido
que mi amor y la fe mía.
REY
A celoso me has olido,
si no es vana fantasía
de mi amoroso accidente.
DON GARCÍA
¿Celos yo, y de vuestra alteza?
 

(Voces dentro.)

 
UNA
Ataja al monte la gente.
OTRA
¡Notable es su ligereza!
OTRA
Al río.
OTRA
Al sauce.
OTRA
A la fuente.
REY
Ya suena la montería.
DON GARCÍA
Debió de dejar el oso
la cueva oscura y sombría,
de los perros temeroso,
REY
Sigámoslos, don García
quizá podré divertir
con la caza la pasión
si es que se pueden huir
estrellas de inclinación
de bien amar sin morir;
mas con nosotros está
el oso y la montería.
VOCES

 (Dentro.) 

Aquí está el Rey.
 

Sale ORTUN.

 
ORTUN
Por acá.
REY
¿Qué es aquesto, don García?
DON GARCÍA
Don Gimen pienso que va
del oso fiero en los brazos,
y en esa cueva se entró
donde le ha de hacer pedazos.
ORTUN
¡Tal fiereza no se vió!
REY
Romped los lascivos lazos
de esa hiedra vividora
que de esa vid abrazada
defiende la entrada ahora
de esa gruta, en vano armada
como el poder de la aurora
a nuestras armas, y muera
ese animal, y sacad
a don Gimen libre afuera,
y por castigo clavad
la cabeza de la fiera
en ese hermoso obelisco
que hace escala para el cielo
de los hombros de ese risco,
verde gigante, que al suelo
colmó de hiedra y lentisco.
ORTUN
Ya se arrojó don García.
DON GARCÍA
Esta empresa ha de ser mía.
Mas ¿qué es esto?
ORTUN
Absorto y ciego,
un relámpago de fuego
le retiró.
REY
¿Qué sería?
¡Cobarde imaginación!
Yo he de librar a Gimen,
si puedo, en esta ocasión.
DON GARCÍA
Mira, señor...
REY
Está bien,
que no es poca obligación
la que a un rey corre en derecho
de un vasallo, y más tan noble.
DON GARCÍA
Ya estará pedazos hecho.
REY
Yo he de entrar, que tengo un roble
por corazón en el pecho,
y le tengo de librar
o le tengo de vengar.
ORTUN
Pues todos te seguiremos.
REY
Cerrad los ojos y entremos,
Que al temer vence el osar,
 

(Vanse, y hay grita dentro de labradores, de baile, música.)

 
 

Salen TERESA, BERRUECO, MINGO y LOS MÚSICOS.

 
MÚSICOS

 (Cantan.) 

Qué linda es Valladolid
las mañanicas de Abril,
su puerta del Campo
del cielo es jardín
que sus muros quieren
con él competir;
por ella entró Alfonso,
día de san Gil,
de vencer los moros
de Alcalá yMadrid;
a casarse viene
con mora gentil
que es hija del rey
de Guadalquivir;
si se baulizare,
viva siglos mil,
y sí no, se muera
antes de parir,
porque no tengamos
cuando nazca ansí,
siendo entreverado,
príncipe pernil;
qué linda es Valladolid, etc.
BERRUECO
Buena ha estado la canción.
¿Quién la ha hecho?
MINGO
Yo la he hecho.
BERRUECO
Hagaos, Mingo, buen provecho,
Y caigaos mi bendición,
que tenéis lindo magin
para poeta
MINGO
Es negocio
que con desvergüenza y ocio
puede hacerse un celemín
de copras; este domingo
pienso hacer otras a Menga
y a Teresa
TERESA
Dios os tenga
de sus consonantes, Mingo,
que es negocio peligroso
MINGO
Ansí yo se lo soplico
MÚSICO
Y más si da en saterico,
por ser sonado o mocoso
BERRUECO
¿En efeto se volvió
a Valladolid nuestro amo?
MINGO
Con los conejos y el gamo
que doña Toda mató.
BERRUECO
¡No esperará el jabalí
que estaba en la armada ya!
Magino que huyendo va
del Rey.
MINGO
¿Del Rey?
BERRUECO
Que él se entiende. Mingo, sí,
MINGO
¿Que eso pasa?
BERRUECO
No os dé pena,
más sabe el cuerdo en la ajena,
que el majadero en su casa;
lo mismo me hiciera yo
ajustándome a la ley,
que ese es rey quien no ve al rey.
TERESA
¿Sentarémonos?
BERRUECO
¿Pues no?
TERESA
La noche es acomodada
para entretenerla ansí.
BEBRUECO
¡Ay Teresa, si de mí
Te dolieses!
TERESA
Más nonada.
BERRUECO
Siendo para lo de Dios,
no te estuviera muy mal.
TERESA
Ruéganme Gil y Pascual
que son mejores que vos,
¿y había de enquillotrarlos
por vos, Berrueco?
BERRUECO
Mentís,
Teresa, en lo que decís,
que no podéis igualarlos
con mi zapato, Teresa.
TERESA
¿Mentís a mí? hoy os saco
las narices de un bellaco.
BERRUECO
Y no fuera mala presa,
aunque las tengo algo chatas.
MÚSICO
Ea, Teresa, tené.
BERRUECO
En medio, Mingo, os poné.
TERESA
Déjame poner las patas
en la boca y en los dientes
deáte bellaco ruin.
¿Mentís a mi?
MINGO
Tengan fin
pendencias impertinentes,
y váyase uno por otro.
TERESA
No sabéis bien lo que soy
si de la suerte que estoy
me emberrincho y enquillotro.
BERRUECO
Yo os pido perdón, Teresa.
MÚSICO
Perdonadlo.
MENGO
Perdonaldo,
y como necio dejadlo.
BERRUECO
Y de serio no me pesa,
que diz que son más dichosos.
MINGO
Volvámonos a asentar.
BERRUECO
La mano me habéis de dar.
 

Sale GIMEN por la boca de la cueva.

 
GIMEN
¡Luceros del cielo hermoso!
Gracias a Dios que os diviso.
 

Sale DON GARCÍA.

 
DON GARCÍA
¡Gracias a Dios, estrellado
manto, que os miro, y que al prado
los verdes recamos piso!
 

Sale ORTUN.

 
ORTUN
¿Es el cielo este que veo?
¡Gracias a Dios que salí!
MINGO
¡Hola! gente viene allí,
DON GARCÍA
Fuera estoy, y no lo creo.
¿Es Ortun?
ORTUN
¿Es don García?
GIMEN
¿Es don García?
DON GARCÍA
¿Es Gimen?
GIMEN
¿No me dais el parabién
de mi dicha?
ORTUN
Y de la mia
también le puedo pedir.
GIMEN
Yo lo agradezco a mis manos.
MINGO
Sin duda son cortesanos
que tras el Rey deben de ir.
BERRUECO
Vayan muy en hora buena.
MÚSICO
Yo sentado me he de estar,
y un juego puede empezar
Teresa.
GIMEN
Fui su colmena,
y fuera también García
su comida, si en igual
ocasión este puñal
de la noble sangre mia
no restaurara el atroz
fin con la suya, de suerte,
que volviéndose la muerte
contra el animal feroz,
quizá dé miedo, después
que vió ceñido el acero,
brazos que trocó primero
al cuello trocó a los pies;
que seguro y satisfecho
del encubierto puñal,
como villano animal
dio al acero todo el pecho;
y todo el acero yo
por tres veces al cerdoso
corazón, y victorioso
salí a buscaros.
DON GARCÍA
No vio
mayor valor en Milon
ni en Iro la antigüedad.
GIMEN
Siempre la necesidad
dio ardimiento al corazón.
ORTUN
Ya te tuvimos por muerto.
GIMEN
Fue dicha no perecer.
DON GARCÍA
El Rey te quiso valer,
y sin orden ni concierto
entró en la cueva tras ti,
y todos tras él entramos,
y más prodigios hallamos
a la entrada que si allí
la griega Circe viviera;
pero apenas nos pusimos
dentro, cuando nos perdimos
unos de otros, de manera
que por milagro benios vuelto
Del cielo al azul zafir.
GIMEN
¿Y el Rey?
DON GARCÍA
Debió de seguir
el fiero bruto, resuelto
de vengarte u de librarte,
y se ha perdido también
con la oscuridad, Gimen,
o salió por la otra parte,
o primero que nosotros
por aquesta que salimos.
BERRUECO
Si al soldado le vestimos
de tan divinos quillotros
no tien que pedirle al Rey
merced ninguna, pardiobre.
MINGO
Ya que viene, no ha de ir pobre
De nuestras manos.
BERRUECO
El buey
Bermejo le pienso dar,
Para que coma también.
DON GARCÍA
Pues aquí hay gente, Gimen,
bien podemos preguntar,
que puede ser que le viesen
pasar al amanecer.
TERESA
Este el soldado ha de ser.
DON GARCÍA
Cuando razón no nos diesen,
Volveremos a buscarle
a la cueva, sin dejar
el más oculto lugar.
TERESA
Él lleva gallardo talle,
Y va de verde vestido.
ORTUN
Aquí han visto al Rey, que dan
las señas dél
TERESA
Tan galán
de la guerra no ha salido
ningún soldado jamás;
la daga lleva dorada
y la espada.
MINGO
«Daga, espada.»
BERRUECO
Mingo, como grulla estás
en vela.
TERESA
¡Qué de colores
de plumas en el sombrero
tremola al viento ligero!
DON GARCÍA
Buenas noches, labradores.
MÚSICO
«¿Plumas?»
GIMEN
Bien han respondido.
ORTUN
Deben de llamarse ansí
Las noches, Gimen, aquí.
TERESA
En el gallardo vestido
Lleva una batida terciada.
MÚSICO
«¿Banda?»
DON GARCÍA
¿Habéis visto pasar
al Rey?
TERESA
Para pelear
lleva limpia espada.
MINGO
«¿Espada?»
GIMEN
¿Habéis visto por aquí
pasar al Rey?
TERESA
Con botones
de oro lleva los calzones.
DON GARCÍA
Es verdad.
BERRUECO
«¿Calzones?»
TERESA
Sí;
Tarde acordasteis, Berrueco,
poné una prenda.
BERRUECO
Aquí está
Mi caperuza.
DON GARCÍA
Arre allá,
suele responder el eco
¿Y no respondéis vosotros?
¿Habéis visto al Rey pasar?
BERRUECO
«¿Calzones?»
GIMEN
No hay que esperar;
o la falta está en nosotros,
o ignoramos su lenguaje.
DON GARCÍA
No hay para bestias ninguno
como un palo; y si hay alguno
que entienda este villanaje,
sin duda ese debe ser
en aquestas ocasiones.
¿Habéis visto al Rey?
BERRUECO
«¿Calzones?»
GIMEN
Buen modo de responder,
su lenguaje les hablemos,
que no nos responderán
de otra suerte.
TERESA
Él va galán.
ORTUN
Ansí, villanos, podremos
darnos a entender mejor.
TERESA
Ladrones, Mingo, ladrones.
MINGO
«¿Espada?»
MÚSICO
«¿Plumas?»
BERRUECO
«¿Calzones?»
DON GARCÍA
Tente, villano.
BERRUECO
Señor,
mirad qué queréis de mí,
que yo a nada me resisto.
DON GARCÍA
Que nos respondas si has visto
pasar al Rey por aquí.
BERRUECO
¿Y he de responderos luego?
ORTUN
¿Hermosa flema, Gimen!
Habla, acaba.
BERRUECO
Mira bien,
si ello va fuera de juego;
porque en estas ocasiones
si es burla y de juego va
todo hoy no me sacará
otro que Dios de «calzones».
DON GARCÍA
¿Para qué hemos de jugar?
BERRUECO
En fin, Señor, ¿no os burláis?
GIMEN
¡No, vive Dios! ¿qué aguardáis?
BERRUECO
Pues no le he visto pasar.
ORTUN
Despachónos brevemente.
DON GARCÍA
¿No has visto al Rey, que animoso
esta tarde tras de un oso
en esa cueva de enfrente
entró á librar a un vasallo
con nosotros?
BERRUECO
No le vi;
pero si él ha entrado ahí,
de buena se habrá escapado
si ha vuelto a salir afuera,
porque diz que está encantada
de un rey moro, y no hay espada
ni valor que vencer pueda
tan espantosa aventura;
ya sé que al cabo del año,
que suele hernos de daño
su espantosa boca oscura
a más de cuarenta crías,
que es albergue de los lobos,
de los osos, de los tigres,
y suceden los más días
mil desgracias a su puerta,
y aunque habemos procurado
cegarla, ha sido excusado,
que luego amanece abierta;
otra diz que tiene encima
de Pisuerga, por adonde
en tiempo pasado el conde
peranzures, que fue grima
del moro, a ganar entró
a Valladolid; de aquí,
dicen, no sé si es ansí,
porque no lo he visto yo,
que las noches de San Juan
sale a bañarse a placer.
GIMEN
Fábula debe de ser.
BERRUECO
Una vez el sacristán
de Simancas quiso hacerle
con el hisopo un conjuro,
y ahora no está seguro.
¿Pero quién no ha de temerlo,
si es moro y está encantado?
DON GARCÍA
Por esotra boca el Rey
salió sin duda.
BERRUECO
De un buey
me tiene a cargo el manchado
pellejo, que el bellacón
encantado y hi de puta,
con cáscara como fruta
se los come.
GIMEN
Dilación
no cabe en saber adónde
el Rey, señores, está,
pues se ve que es tarde ya,
y si esta cueva le esconde:
busquemos hachas y entremos
a pesar de sus encantos
y peligrosos espantos
hasta que a Alfonso hallemos.,
DON GARCÍA
Guíanos a esotra boca
de la cueva tú.
BEBRUECO
Venid.
DON GARCÍA
Que entrar en Valladolid
sin él, es cordura poca,
poco honor, amor y ley;
que rey que de amor movido
por vasallo se ha perdido
cuando necesario fue,
razón es que sus vasallos
pierdan la vida por él.
BERRUECO
Él fue consigo cruel.
GIMEN
Camina.
BERRUECO
(Yo he de dejarlos
en podiéndome escorrir.)
DON GARCÍA
Pasa adelante.
BERRUECO
Yo iré
en cualquiera parte, á fe,
muy bien.
ORTUN
Adelante has de ir.
BERRUECO
¿Que fuese yo el desdichado
que cogiesen? ¡loco estoy!
DON GARCÍA
Camina aprisa.
BERRUECO
Yo voy
oliendo a moro encantado,
 

(Vanse.)

 
 

Sale ABDELMON, rey moro negro, con una hacha encendida, y EL REY ALFONSO con la espada desnuda, afirmándose con él.

 
ABDELMON
¿Qué me quieres, Alfonso? ¿qué me quieres
déjame en mi quietud.
REY
¿Quién eres, moro?
ABDELMON
Un desdichado soy.
REY
Dime, ¿quién eres?
ARDELMON
Si Alaquivir, a quien postrado adoro,
en aquesta ocasión me permitiera
que pudiera perderte el real decoro,
no pisaras con vida la ribera
del gran Pisuerga, que por dueño ahora
los pies parece que besarte espera.
Mas, pues quieren los cielos que la mora
nación a tus pendonescastellanos
dé fin, como mi triste suerte llora,
y que comience Espiña por tus manos
a levantar el cuello victorioso
dispuesto por los nados soberanos,
que sepas ya quien soy será forzoso,
si el cielo en nuestra ofensa te destina;
escucha atento, Alfonso generoso.
El nuevo Abdelmon soy, rey deMedina,
que vuestro Cid venció, de cuya espada
llora tragedias hoy la Sarracina.
Huyendo de su furia esta olvidada
de los rayos del sol, cueva sombría,
escogí por amparo y por morada.
Aquí sin ver jamás la luz del día,
en la mágica negra entretenido,
que contra el hado no hay nigromancia
salgo a observar de noche el sordo olvido,
de su quietud las luces celestiales,
y cuantas líneas hay con paso mido
y hallo por retrógrados fatales,
sin aspecto benévolo ni trino,
cierto del moro los futuros males.
Y más ahora, Alfonso, que al divino,
poder que te da Alá juntas la clara
sangre del más famoso Sarracino.
Ahora que tu hermosa prenda cara
Ali Maimon te da, rey de Sevilla,
Zaida en la dicha y en belleza rara:
aunque ha de dar un Príncipe a Castilla
que en tiernos años muera cuando empiece
a esgrimirla católica cuchillo;
pero de otra mujer Alá te ofrece
divinos descendientes generosos
con que al poder alarbe se escurece;
veinte años ha más tristes que dichosos
que soy cíclope sordo desta cueva,
luchando con los hados poderosos;
y pues es vana ya cualquiera prueba
y no hay ciencia que venza a la fortuna,
lleva, Alfonso, de mi la postrer nueva
que desde este peñasco, que coluna
parece de las nubes y atalaya
de los escasos rayos de la luna,
la muerte está en razón que a buscar vaya
dando al mundo Pisuerga esta vitoria
aunque me vuelva a su desierta playa.
REY
¡Arrojose, no cuenta humana historia

 (Despéñase.) 

Más prodigioso caso! ¡alarbe fiero,
y valor digno de mortal memoria!
llamar mi gente con mi seña quiero,
que pienso que con hachas encendidas
me buscaa, y de Gimen el fin espero,
que hoy ha sido la caza de perdidos.

 (Vase.) 

 

Sale DON PEDRO MIAGO, y LOS CRIADOS, dándole aguamanos, y LOS MÚSICOS cantando, y DOÑA TODA, su hija, con la toalla.

 
MÚSICOS

 (Cantan.) 

¿Quién vió al conde Peranzures
en Valladolid la rica,
en un caballo alazan
cola larga, crespa y riza,
recebir al rey Alfonso
que de Toledo venía
de tomar la posesión
de Asturias y de Castilla?
DON PEDRO
Toalla.
DONA TODA
Ya yo os la doy.
DON PEDRO
¿Tanto favor, hija mía?
DOÑA TODA
Más os debo.
DON PEDRO
Alzad del suelo.
DOÑA TODA
Vuestra mano, de rodillas,
señor, espero primero.
DON PEDRO
Y los brazos tomad, hija,
y escuchad la mejor letra
que se ha trovado en Castilla;
Imagino que quedaste,
que lo bueno no se olvida,
en la cuera con ribetes,
filigrana y sin polilla.
MÚSICOS

 (Cantan.) 

La espada de Alfonso el Casto
con los tiros trae ceñida,
que la puente y guarnición
son dos culebras torcidas.
DON PEDRO
¡Buen tiempo aquel! todo pasa;
entonces la llamarían
con mayor causa que ahora,
a Valladolid, la rica;
siempre que miro el sepulcro
donde para siempre habita
el difunto amado Conde,
pongo en tierra la rodil1a
y le hago reverencia,
porque fue honor de Castilla,
por amparo de su patria
y asombro de la morisma.
Por amigo, y finalmente,
porque puesto que la vida
y el reino te debe Alfonso,
uso también de la dicha,
que es uso la confusión
de Palacio, y sus altivas
privanzas menospreciando,
siempre legítimas hijas
de la condición del tiempo,
y desde lejos servía
a su rey, como vasallo
leal, con que dejo escritas
ansí en las cosas humanas
como en las horas divinas,
en Valladolid memorias
que a pesar del tiempo vivan.
Por vida tuya, Lujan
que a mis cenas y comidas
me cantes ese romance.
DOÑA TODA
Justamente le acreditas.
DON PEDRO
Y en pago dello te quiero
dar ahora esta sortija,
que las dádivas son muestras,
del gusto.
MÚSICO
Mil años vivas.
 

(Vanse LOS MÚSICOS.)

 
DON PEDRO
Habréis quedado cansada
de la caza, Toda mía.
DOÑA TODA
La inclinación nunca cansa
Ejercitada.
DON PEDRO
Desdicha
fue salir el Rey a ojeo
con toda su montería,
que me obligó a darla vuelta
a Valladolid.
 

Sale EL MÚSICO.

 
MÚSICO
De misa
vuelve por aquí a Palacio
el Rey a pie, que le obliga
Valladolid este honor;
demás, de que es romería
que prometió, por un caso
que ayer en la caza misma
le sucedió, según dicen
y lleva en su compañía
toda su antigua nobleza,
viendo las cosas antiguas
que hay en la villa; si quieres
(pues nobleza te acredita)
hacer lo mismo que todos,
saldrás a tiempo.
DON PEDRO
Su vista,
Lujan, está en el respeto;
mil años Alfonso viva,
que sin verle pasar quiero.
DOÑA TODA
Señor, ¿qué causas te obligan
a huir la cara del Rey,
siendo la nobleza misma
hija de los reyes?
DON PEDRO
Toda.
Yo he vivido hasta este día
ochenta años, y me he hallado
bien con no llegar a vista
de ningún rey; que los reyes
son como el sol, Toda mía,
a cuyos hermosos rayos
las cosas reciben vida,
que la dan a sus vasallos
los rayos de su justicia
pero llegársele cerca
es peligrosa osadía,
porque queman, porque abrasan.
Desvanecen y derriban;
desde lejos gozar quiero
sus rayos, que los que fían
más de sí mismos se atrevan,
que yo con aquesta vida
vivo seguro y contento
sin ambiciosa codicia,
sin esperanzas ni quejas,
sin desdenes ni malicias;
y adiós, Toda, que me voy
a San Esteban a misa.

 (Vase.) 

DOÑA TODA
El mismo peligro pienso
que tienen las que se fían
de la ocasión, de la sangre,
de sus ojos, de sí mismas;
líbreme el cielo de amor,
que si del amor me libra,
yo me libraré del sol,
del Rey y de don García.

 (Vase.) 

 

Salen EL REY, ORTUN, GIMEN, DON GARCÍA y ACOMPAÑAMIENTO.

 
REY
No hay en España lugar
que le pueda competir,
aunque entren los que del mar
ricos pueden adquirir
grandeza particular;
que sus bellos edificios
en torres, casas y templos,
calles, plazas, frontispicios,
son de su grandeza ejemplos
y de su hermosura indicios,
y de haber visto he gustado,
a pie sus grandezas todas.
DON GARCÍA
Por tálamo regalado
vuestra alteza de sus bodas
justamente le ha nombrado.
REY
¿Qué casa es esta?
ORTUN
El blasón
que sobre la puerta está,
al dueño le da opinión
de rico y noble.
REY
Será
de rico home o de infanzón.
GIMEN
El dueño della imagino
que sale de casa ahora.
ORTUN
Y es un hombre peregrino.
REY
Rico es sin duda.
ORTUN
Y no ignora
al parecer.
REY
¿Qué camino
habría para saber
quién es? que desde el primer
día que, a mi parecer,
entré aquí, este caballero,
sin saber quién pueda ser,
veo a caballo pasar
más que otros muchos lucido
por Palacio y el lugar,
y en ningun acto que ha habido
me ha querido acompañar
ni me ha besado la mano
como los demás lo han hecho,
y no he reparado en vano
que debe de ser sospecho
filósofo cortesano.
GIMEN
Si vuestra alteza me da
licencia, dél mismo quiero
saberlo.
REY
Gimen, será
gusto para mí, que espero
que es gran hombre.
 

Sale DON PEDRO MIAGO.

 
DON PEDRO
El Rey está
parado ahora en la calle.
GIMEN
Y un criado, al parecer,
viene a ti.
DON PEDRO
Quiero esperarle,
Que no sé qué pueda ser.
GIMEN
Respeto pone su talle.
REY
Ya ha esperado, don García,
a Gimen.
DON GARCÍA
¡Con qué valor!
ORTUN
¡Y con qué cortesanía!
GIMEN
Bésoos las manos, Señor.
DON PEDRO
Dios os guarde.
GIMEN
El Rey me envía,
que quiere de vos saber
quién sois, y a este efecto vengo.
DON PEDRO
Al Rey podéis responder
que soy un hombre que tengo
en mi casa de comer;
y no le respondáis más.

 (Hace que se va.) 

GIMEN
Con esa respuesta voy;
no vi tal valor jamás.
DON PEDRO
Decilde también que soy
(que esto faltaba no más)
muy leal a su poder,
y muy noble juntamente
qué es lo que más precio ser,
y un hombre que, finalmente,
a ninguno ha menester;
y que estos cabellos canos
que me nacieron sirviendo
a su padre y sus hermanos,
y no sirvo ni pretendo.
GIMEN
Guardeos Dios.
DON PEDRO
Bésoos las manos.

 (Vase.) 

DON GARCÍA
Ya vuelve, Señor, Gimen.
REY
¿Quién es, Gimen?
GIMEN
Un Catón,
un Diógenes, en quien
no halló lugar la ambición.
REY
¿De qué suerte?
GIMEN
Yo llegué
a preguntarle quien era,
como vuestra alteza ve,
y díjome que dijera
(Y como aquesta se fue),
que era un hombre que tenía
en su casa de comer,
leal, noble, y que no habla
a ninguno menester.
REY
Segura filosofía;
con esas partes, Gimen,
no ha menester verme a mí,
y puede decir también
que es más rey que yo, si ansí
más libre goza del bien.
Yo confieso que en mi vida
tuve envidia si no es hoy;
ventaja reconocida
que tiene un cuerdo a quien soy
si asegura su comida;
porque en el humano ser,
según va la edad y viene,
no hay más dicha que poder
decir un hombre que tiene
en su casa de comer.
La respuesta fue extremada,
y el hombre, Gimen, me agrada,
que en ella entender me dio
que es mucho más rey que yo,
pues que no ha menester nada;
su nombre pienso saber
y procurar estimar
su persona y pretender
sus consejos escuchar
y su cordura aprender.
DON GARCÍA
Aquí dicen que se llama
don Pedro Miago, y que es
hombre de nolable fama
en Valladolid.
REY
Después
quede la divina rama
de los luceros de Dios
acabe la romería,
nos hemos de ver los dos,
yendo, Gimen, don García,
para este efecto con vos,
porque eche de ver que ansí
su persona estimo yo.
GIMEN
Creo dél, según le vi
cuerdo y resuelto, que el no
dará primero que el sí,
que es hombre desta opinión,
y rico, y llevar querrá
por delante su intención.
REY
Si tiene hacienda, tendrá
para mí, Gimen, razón,
que Palacio no es lugar
para envidiarle, pudiendo
sin él contentos pasar,
en la soledad viviendo
ricos y sin mormurar.
DON GARCÍA
Si, que una y otra Cartago
de privanza, a fin medroso
muestra en su primer estrago.
REY
¡Qué picado y qué envidioso
voy de don Pedro Miago!

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