—[108]→
—[109]→
V. La poesía árabe clásica en
al-Andalus III: el dorado crepúsculo (Siglos XII-XIII)
La voz femenina
El exilio de la poesía terminó con la llegada a
al-Andalus de unos nuevos invasores norteafricanos: los almohades. Aunque
bereberes y reformistas religiosos como los almorávides, no rechazan las
formas culturales árabes con posibles rasgos de laicidad como la
poesía. Los más hiperbólicos
madī neoclásicos acompañan a
estos nuevos califas y en las provincias de al-Andalus vuelven a surgir cortes
literarias. Un caso muy significativo es Granada, silenciosa
poéticamente durante la época taifal y almorávide, que ve
aparecer en el siglo XII excelentes poetas alrededor de su gobernador almohade
como al-Kutandī,
al-Ruafī, etc., y lo más
sorprendente: mujeres poetas.
Durante los siglos anteriores habían aparecido algunos
nombres femeninos en la nómina de los poetas de al-Andalus como la
mencionada Hassāna al-Tamīmiya, la princesa Wallāda, amante de Ibn
Zaydūn, la hija
del rey al-Mu‘taim de Almería, etc.105, pero difícilmente
podrían considerarse realmente poetas, en primer lugar por lo exiguo de
las composiciones que con su nombre nos ha llegado, y, en segundo, porque estas
escasas muestras no ofrecen unas características destacables fuera de la
rareza de haber sido escritas por mujeres en una sociedad medieval y
musulmana.
Pero en el siglo XII la situación cambia: el número
de las poetisas aumenta y, entre ellas, una ofrece una extensa y excelente
producción
—110→
poética:
afa Bint al-aŷŷ
ar-Rakūniyya de
Granada (1135-1191). Al ser de origen bereber, nos inclinamos a pensar que la
explicación del desarrollo de la poesía escrita por mujeres y la
aparición de la
Rakūniyya, en
particular, pudiera ser debido a la tradición cultural de esta etnia
norteafricana en la que el estatuto femenino parece gozar de una mayor
autonomía, posiblemente por una antiquísima tradición
matriarcal. Así entre algunas tribus beduinas bereberes las
jóvenes podían participar en las tertulias poéticas de la
tribu, hecho vedado en las tribus árabes.
El caso es que esta granadina de origen bereber goza de una muy
amplia libertad de movimientos en la sociedad de su tiempo hasta el punto de
que la mayor parte de sus poesías están dedicadas a su amante
Abū
Ŷa‘far ibn Sa‘īd y a la descripción de las citas que
tuvo con él. A pesar de estos amores, habidos fuera del matrimonio, y de
que su amante fue un manifiesto rebelde andalusí contra el poder
almohade,
afa fue nombrada preceptora de las hijas del
califa en Marraquesh.
La poesía de la
rakūniyya puede
compararse en calidad a la de los poetas masculinos de su época y
sólo sabemos que es una mujer porque utiliza los tópicos de la
descripción de la belleza femenina para sí misma, lo que produce
un efecto sorprendente. Así, escribe a su amante Abū
Ŷa‘far el siguiente billete:
| Un visitante llega a tu casa: | | | | su cuello es de gacela, | | | | luna creciente sobre la noche; | | | | su mirada tiene el embrujo de Babilonia | | | | y la saliva de su boca es mejor | | | | que la de las hijas de la parra; | | | | sus mejillas afrentan a las rosas | | | | y sus dientes confunden a las perlas, | | | | ¿puede pasar, con tu permiso, | | | | o ha de irse, por alguna circunstancia?106 | | |
|
Abū
Ŷa‘far ibn Sa‘īd, que también era poeta,107 pertenecía a una familia de
aristócratas e intelectuales cuyo feudo era Alcalá la Real y,
como muchos de los nobles e intelectuales andalusíes, se opuso a la
—111→
dominación almohade, pero fue capturado y ejecutado. Al
saber la muerte que le esperaba, Abū
Ŷa‘far le dijo a su primo que le visitaba en la
prisión las siguientes palabras que reflejan el mundo brillante y
hedonista de estos poetas andalusíes:
¿Se derraman por mí esas
lágrimas, que he gozado de todos los placeres de este mundo, que me he
alimentado con las pechugas de las aves, que he bebido de las copas de cristal,
que he montado en los mejores corceles, que he reposado en los más
mullidos lechos, que me he vestido con las más finas telas y brocados,
que me he alumbrado con las velas de cera pura y que he gozado de los amores de
las más bellas mujeres?
|
Una de las más bellas de sus amantes,
afa le guardó luto y permaneció
soltera hasta su muerte, dedicando a su memoria diversos poemas en los que
grita su ausencia irremediable:
| Envío un saludo, que los cálices de las
flores abre | | | | y hace zurear a las palomas en las ramas. | | | | A quien ausente está, pero mora en mis
entrañas | | | | aunque de verlo mis ojos estén privados. | | |
|
| No creáis que vuestra ausencia me hace
olvidaros, | | | | eso ¡por Dios, no sucederá
jamás! | | | | Preguntad al palpitante relámpago en noche
serena | | | | si me ha hecho recordar mis amores a medianoche; | | | | pues ha vuelto a hacer palpitar mi corazón | | | | y me ha dado la lluvia que cae por mis mejillas.108 | | |
|
|
Aunque la mejor, no es
afa la única poetisa de su siglo.
También granadina, Nazhūn bint al-Qa‘ala es famosa por sus sátiras en
sentido opuesto de la virginal Qasmuna o de las hermanas de Ziyād de Guadix, a la que
los autores árabes atribuyen indistintamente los poemas que se han
conservado bajo su apellido. En uno de ellos, una de las dos hermanas expresa
su pasión por una joven de su mismo sexo y nos deja en la duda de si se
trata de un tópico literario o de homoerotismo:
—112→
| Las lágrimas revelan mis secretos en un
río | | | | donde hay tantas señales de belleza; | | | | es un río que rodea jardines | | | | y jardines que bordean el río; | | | | entre las gacelas hay una humana | | | | que posee mi alma y tiene mi corazón. | | | | Ésa es la razón que me impide dormir: | | | | cuando suelta sus bucles sobre el rostro, | | | | parece la luna en las tinieblas de la noche; | | | | es como si a la aurora se le hubiese muerto un
hermano | | | | y la tristeza se hubiese vestido de luto.109 | | |
|
Tras la época almohade, la voz femenina enmudece como si
al recuperar la identidad andalusí en el reino de Granada el velo del
harén que se había levantado como cortina de jaima bereber
hubiese de nuevo caído.
La poesía mística
La poesía de amor humano había servido a los
místicos del Islam como a los de otras culturas para usarla «a lo
divino», es decir, para poder expresar el inefable tránsito del
alma hacia el amor de Dios con las humanas palabras del amor terrenal.
El mayor místico de al-Andalus, Ibn al-‘Arabī de Murcia (1165-1245),
y uno de los mayores del Islam, escritor prolífico donde los haya,
utilizó la riquísima tradición poética
erótica árabe para expresar el amor divino. Sorprendentemente,
prefirió utilizar la antigua casida pre-islámica con su
nasīb elegíaco
más que el lenguaje de los modernos. Él mismo nos expresa el
sentido esotérico de su poesía:
| Todo cuanto menciono: ruinas, | | | | campamentos, estancias, todo. | | | | Así cuando digo ¡ah! ¡oh! | | | | y ¡ay! y, para resumir, ¡ay
también! | | | | y cuando digo ella y él | | |
—113→
| | o ellas y ellos, plural o dual, | | | | también cuando escribo en mis versos | | | | que el destino me ha llevado a la altura o a lo
profundo, | | | | y cuando digo que las nubes lloran | | | | o que las flores sonríen | | | | y cuando clamo por los camelleros | | | | que se fueron hacia el ban de Hajir | | | | o por los camellos de Hima, | | | | y hablo de lunas que se ponen en los gineceos | | | | o soles o plantas que se elevan | | | | y rayos, truenos o brisa, | | | | vientos -el austral- o el cielo, | | | | camino, torrente o dunas, montañas, ruinas o
cenizas, | | | | amigos, camellos o colinas, | | | | arriates, boscajes o vedados, | | | | o mujeres de pechos altivos y turgentes, | | | | que surgen como soles o estatuas, | | | | todo cuanto menciono de estas cosas, | | | | o de algo parecido, hay que entenderlo | | | | de los secretos y luces que aparecen | | | | y se elevan, que el Dios del cielo ha traído | | | | a mi corazón o al corazón de aquellos | | | | que como yo se someten a las leyes de los sabios. | | | | Una descripción santa y elevada enseña | | | | que mi verdad tiene un pasado, | | | | por ello, aparta tú el pensamiento de lo
exterior | | | | y busca el interior para aprender. | | |
|
[Traducción de Vicente Cantarino.110 |
|
Las casidas de Ibn al-‘Arabī, como él mismo
describe, parecen poesías de tipo clásico, hasta tal grado que no
pudieron ser imitadas por los poetas místicos de al-Andalus, a pesar de
la proliferación de esta tendencia en el reino de Granada. Posiblemente,
desde el punto de vista literario tuvo mucha mayor importancia el modelo de
poesía mística del egipcio Ibn al-Farīd (m. 1235), que
utiliza con gran maestría el lenguaje de los modernistas tanto con el
lenguaje de los
gazal
—114→
como con el de los poemas
báquicos para expresar la embriaguez mística como en su famosa
jamriyya.
Es el lenguaje poético de Ibn al-Farīd el utilizado, por
ejemplo, por el poeta granadino Ibn al-Ŷayyāb (m. 1348) en la siguiente
jamriyya mística:
| Sírveme el vino puro, sin mezcla, | | | | que es mi descanso y medicina; | | | | si se vierte una sola gota en el vaso, | | | | el cristal transparenta la ardiente claridad; | | | | si lo bebe el pervertido, | | | | le ofrece un enigma con un secreto oculto; | | | | si lo bebe el iniciado, | | | | le mostrará la verdad clara; | | | | le dejará suspendidos los sentidos | | | | de forma que no podrá hacer viaje nocturno o
diurno. | | | | Se llena de una alegría como si le cantasen | | | | y un aliento puro sopla sobre él, | | | | a la sombra de una puerta, permanentemente cerrada; | | | | cuando se aparta de él, un día, | | | | queda un resto que le lleva con el camino. | | | | Y si permanece en él la embriaguez
perturbadora, | | | | será necesaria la paciencia en el campo de
batalla de al-allāŷ; | | | | No le es posible explicar sus sensaciones y llega a
rebasar | | | | su capacidad de lenguaje, como si fuese tartamudo; | | | | le ciega una luz brillante para ver la realidad | | | | pero que le hace ver en la oscuridad; | | | | desea subir con ella al centro de su origen, | | | | pero es arrojado en un mar proceloso. | | | | Si es ayudado con compasión y felicidad, | | | | se salvará después de un largo
período de agitación. | | | | Y volverá con mayor gracia a la bebida | | | | que mezcla lo dulce con lo amargo.111 | | |
|
La mayor aportación poética de Ibn al-‘Arabī fue posiblemente el
uso de la moaxaja en temas místicos, donde no utiliza el lenguaje
figurado sino que directamente habla del amor divino.
—115→
Así, dice:
| Arcanos de las esencias | | | | que brillan sobre los seres, | | | | para aquellos que los ven; | | | | el enamorado, celoso | | | | por aquello, en delirio, | | | | se queja. | | |
|
| Y dice, mientras la pasión | | | | le consume y la ausencia | | | | le turba: | | | | «Cuando está presente la ausencia | | | | no sé, después, | | | | quién lo alteró». | | | | El siervo está loco de amor, | | | | ya que el Uno Único | | | | lo ha escogido. | | |
|
| En lo esotérico y en lo exotérico, | | | | en lo arcano y en lo público, | | | | en los dos mundos, | | | | yo soy juez | | | | y tú, siervo de los ídolos, | | | | eres el avaro. | | |
|
| Todo es duro | | | | para quien se queja | | | | de la humillación de lo velado. | | | | ¡Oh quién tiene corazón | | | | y no lo hizo arder | | | | en su juventud! | | | | El Señor se hubiese acercado, | | | | pero fue falso. | | |
|
| ¡Arrepiéntete y proclama!: ¡Oh
misericordioso! | | | | ¡Oh pío! ¡Oh generoso! | | | | Yo estoy triste, | | | | la ausencia me agota. | | | | No está el amado cerca, | | | | ni se le ve. | | |
|
—116→
|
| Me aniquilé por Dios | | | | en lo que el ojo ve | | | | del ser | | | | y en estado de gracia | | | | grité: ¿Dónde está el
adónde | | | | en la separación? | | | | Y contestó: ¡Oh negligente! | | | | Nunca has visto la esencia en su ausencia. | | |
|
| ¿Acaso no viste a Gaylān | | | | o a Qays o a cualquiera | | | | de los que fueron, | | | | decir: El amor es poder, | | | | si se instala en el hombre, | | | | religión le aniquila.112 | | |
|
|
En este camino de expresión poética, fue seguido
Ibn al-‘Arabī por otros poetas
místicos como el granadino al-Suštārī (1212-1269), posiblemente por el
carácter musical de la moaxaja y el zéjel que serviría
para ayudar a entrar en trance en las sesiones místicas, y de ahí
por ejemplo la reiterada aparición en los zéjeles de al-Šuštari de invitación a
«girar», que parece hacer alusión a la conocida danza
mística que aún podemos ver actualmente en los derviches
giróvagos.
Seguramente por la misma causa, es decir, su utilidad como ayuda
para entrar en trance, Ibn al-‘Arabī compone
mu‘aššarat, poemas de diez versos como su nombre indica, que tienen
la peculiaridad de comenzar cada verso con la misma consonante con que termina,
figura poética conocida por epanadiplosis en la retórica
clásica. Tras Ibn al-‘Arabī, una serie de poetas
andalusíes del siglo XIII escriben este tipo de poemas, siempre con tema
ascético místico, y dedicados a Mahoma, como Muamad ibn Faraŷ de
Ceuta, Abū-l-Rabī
‘Sulaymān ibn Salīm al-Kilā‘ī de Valencia e Ibn Muraal de Málaga y
en el siglo XIV, el citado Ibn al-Ŷayyāb de Granada, que además glosa cada
verso en un poema de estrofas de cinco versos.113 El resultado es una poesía forzada y farragosa pero
que debía cumplir el fin para el que fue compuesta,
—117→
tal
vez usarse en las sesiones místicas, ayudando a entrar en trance con sus
aliteraciones.
Una poesía preciosista
Emilio García Gómez señalaba en su estudio
sobre Ibn al-Zaqqāq que «en un momento de hastío de
un sistema metafórico, todavía vigente, suele suceder, en efecto,
que las imágenes desgastadas se lexicalicen, y sobre ellas, una vez
lexicalizadas, erijan los poetas nuevas metáforas que podríamos
llamar de "segunda potencia"
».114 Es
ahora la época de la poesía de las metáforas de segunda
potencia, de las asociaciones de imágenes ligadas en cadena, hasta el
punto de que la poesía árabe andalusí se asemeja, en
cierto modo, a la paraliteratura de las adivinanzas o los oráculos,
necesitada de intérprete que descifre su lenguaje. El resultado es una
poesía preciosista como un paisaje pintado sobre seda.
Así,
afwān ibn Idrīs de Murcia (1165-1202) dice describiendo a un
efebo y en unos versos en los que la comparación ya lexicalizada del
agua rizada como loriga y las naranjas de color rojizo se combinan en el efecto
descrito por García Gómez:
| Gacela llena de coquetería, | | | | que a veces nos agrada y a veces nos asusta; | | | | arroja naranjas en una alberca | | | | como el que mancha de sangre una cota de malla. | | | | Es como si arrojase los corazones de sus amantes | | | | en el abismo de un mar de lágrimas.115 | | |
|
Poema que nos recuerda el de García Lorca:
| A la mitad del camino | | | | cortó limones redondos | | | | y los fue tirando al agua | | | | hasta que la puso de oro. | | |
|
—118→
De nuevo la imagen del río enlorigado aparece en
al-Ruāfī, pero como la imagen
de un guerrero dormido:
| El río, de murmuradoras orillas, te haría
creer | | | | por su limpidez que es una corriente de perlas. | | | | A mediodía lo cubren de sombra los grandes
árboles, | | | | dando un color de herrumbre a la superficie del
agua. | | | | Y así lo ves, azul, envuelto en su túnica
de brocado, | | | | como un guerrero con loriga tendido a la sombra de su
bandera. | | |
|
[Traducción de E. García Gómez].116 |
|
El mismo al-Ruāfī transpone, dentro del mismo fenómeno
poético de rizar el rizo de la poesía, el tema de la belleza de
los efebos a la descripción de los artesanos y así dice en un
poema sobre un carpintero en el que invierte la metáfora lexicalizada de
la esbeltez de la cintura como rama:
| Aprendió el oficio de carpintero y me dije: | | | | «Quizá lo aprendió del aserrar de
sus ojos en los corazones» | | | | ¡desgraciados los troncos que se apresta a
cortar, | | | | unas veces tallándolos y otras a golpes! | | | | Ahora que son maderos, comienzan a coger el fruto de su
delito, | | | | de cuando, siendo ramas, se atrevieron a robar la
esbeltez de su talle. | | |
|
[Traducción de E. García Gómez].117 |
|
Los trágicos acontecimientos para al-Andalus que se
produjeron en el siglo XIII, es decir, la conquista cristiana de la mayor parte
de al-Andalus, no afectan al preciosismo de la poesía. Así,
Abū-l-Bacqā’ de Ronda (1204-1286), autor por otro lado de
una famosa elegía sobre la pérdida de al-Andalus, describe
así a una muchacha en el baño:
| Surge del baño secándose el rostro | | | | del agua de rosas y azufaifas; | | | | el agua se desliza por las trenzas de su cabello | | | | como el rocío por las alas de un cuervo. | | |
—119→
| | Es como el sol luminoso de la mañana | | | | que se asoma a nosotros a través de las
nubes.118 | | |
|
De la misma forma, en la corte de Sa‘īd ibn
akam de Menorca, minúsculo reino
mudéjar o vasallo de Jaime I de Aragón, donde se forma una
pequeña corte literaria de exiliados andalusíes de la
Península, los poetas continúan con este preciosismo. En una
ocasión el señor de la isla balear embarcó en un
navío con su secretario, Ibn Yāmin de Alcira, poeta que hace honor a haber
nacido en la patria de Ibn Jafāŷa y que improvisó los
siguientes versos en honor de Sa‘īd ibn
akam:
| ¡Oh tú, con quien las flores y las luces de
los deseos | | | | han madurado y vencido al tiempo! | | | | Menorca es la pupila en los ojos penetrantes del mar | | | | y su luz eres tú. | | |
|
Impresionado por la belleza del poema, Sa‘īd ibn
akam contesta a su secretario con estos
versos en los que hace alusión a las ceremonias nupciales
musulmanas:
| Estos dos versos son como dos muchachas, | | | | conducidas a sus bodas, a la luz de las estrellas. | | | | Me he convertido en esposo de dos soles | | | | y no sé por cuál inclinarme. | | | | La magnificencia de la entrega es tal que hace imposible
pagar la dote, | | | | ya que son hijas de la inteligencia. | | |
|
E Ibn Yāmin le contestó a su vez, siguiendo con
las imágenes nupciales:
| ¡Oh rey! Ha caído el rocío | | | | y el pobre chaparrón se avergüenza. | | | | He dado, de las hijas de mi inteligencia, dos
vírgenes, | | | | que han llegado, de noche, de improviso. | | | | Él les ha dado sus dotes, como si regase | | | | con lluvia copiosa. | | | | Les honró con su amistad como aguinaldo
nupcial | | | | y encontró el camino allanado. | | |
|
—120→
Y termina con una bellísima imagen astral:
| Y me dije: si surgen como estrellas, | | | | los que las envidien caerán como meteoritos; | | | | son dos soles conducidos a las nupcias con la luna | | | | y no es de extrañar que den a luz estrellas.119 | | |
|
En esta corte menorquina, fue huésped Ibn Sahl de Sevilla
(1212-1251), singular personaje que, siendo de religión judía, se
hizo musulmán y esta experiencia la describió por medio de poemas
de tema homoerótico: amaba a un efebo llamado Mūsā (Moisés) al que
deja por otro llamado Muammad (Mahoma). En uno de los poemas dedicados
a su primer amante muestra igualmente el preciosismo de la época y las
imágenes de «segunda potencia». Así se hace
comprensible el último de los versos que citamos, pues ha de partirse de
dos comparaciones lexicalizadas en que las patillas se asemejan a las patas de
los escorpiones y los ojos a armas mortíferas, flechas o espadas:
| ¿Es un sol con la túnica de
púrpura | | | | o una luna ascendiendo sobre una rama de sauce? | | | | ¿Muestra unos dientes o son perlas enfiladas? | | | | ¿Son ojos lo que tiene o dos leones? | | | | ¿Una mejilla de manzana o una rosa | | | | que de los escorpiones guardan dos espadas? | | |
|
[Traducción de Teresa Garulo].120 |
|
Las elegías
Los poetas de esta época siguen cultivando la
elegía de estilo Ibn Zaydūn, el recuerdo de los lugares donde
algún día fueron jóvenes y felices y de los que
están ausentes. Los citados al-Ruafī y
afwān ibn Idrīs tienen poemas de este tipo sobre sus
patrias, Valencia y Murcia, abandonadas por motivos particulares. No
podían sospechar que los
—121→
poetas de la generación
siguiente entonarían elegías por la pérdida de al-Andalus,
pues la ausencia se tornaría no particular sino colectiva; recogemos la
elegía de
afwān ibn Idrīs por ser menos conocida e igualmente bella
que la de al-Ruafī:
| ¿Acaso el mensajero del relámpago recibe
su salario | | | | y esparce el agua de mis lágrimas por
mí? | | | | De su comportamiento yo no soy culpable, | | | | pues le he pagado, al punto, | | | | para que regase con lágrimas amorosas a
Tudmir, | | | | que alegra a quien bebe sus aguas, | | | | que me ha dado de mamar plata derretida, | | | | y por eso, mis ojos le han pagado con el oro de mis
lágrimas. | | | | No es incapacidad mía sino ley de la
naturaleza | | | | que el agua del mar seque las flores. | | | | ¡Amigos míos, mi gente! ¡Vigilad los
caminos del céfiro | | | | por temor de que los suspiros ardan! | | | | Es mi lugar, más aún, es el aire donde se
encuentran | | | | las auras perfumadas de mis letras; | | | | es mi nido donde di los primeros pasos.
¡Ojalá hubiese perdido | | | | las plumas de la decisión y permaneciese
aún en el nido! | | |
|
Tras este obligado inicio de las lágrimas de la nostalgia,
Ibn Idrīs
comienza una bellísima descripción de Tudmir, es decir, de
Murcia, como jardín que rodea el río Segura y también como
mujer, pues es un tópico de la literatura árabe comparar a las
ciudades, y en este caso hasta los barrios como Zanaqāt, con las bellas:
| No hay verde jardín que se le pueda comparar, | | | | su Vía Láctea es el río, y sus
estrellas, las flores; | | | | lo más bello es el recodo del río | | | | donde surgen las flores resplandecientes de los
patios. | | | | Yo no sabía entonces que el céfiro fuese
vino, | | | | pero allí, entre las ramas, el agua, el
céfiro y las flores de las colinas, | | | | nacieron mis mejores obras literarias, | | | | pues cuando la rama recibe la lluvia dice: | | | | «Se puede aprender a ordenar las palabras en
verso, desde aquí». | | | | Y así, al esparcir el aliento del céfiro,
a las flores de los arriates, | | | | yo aprendí a hacer poesía y a modelar
prosa. | | | | La magia tiene aquí su fuente, | | |
—122→
| | pues no ves jardín que no sea aprendiz de
brujo. | | | | ¡Oh Zanaqāt la bella! ¿Acaso se puede ver algo
mejor que tú | | | | desde el Alto Escarpe hasta la Seca? | | | | Se miran una a la otra, y cada una es como si
estuviese | | | | celosa de que se cortejase a la otra. | | | | Es un bello seno que ha llegado a la plenitud de su
belleza | | | | y que está ceñido de hojas, como
túnicas verdes; | | | | si le pides en matrimonio, te da las monedas de sus
flores, | | | | pues no es costumbre de las bellas discutir la dote; | | | | cuando se celebran los esponsales, la cantora de la
fronda | | | | hace danzar con sus gorjeos a las tiernas ramas; | | | | el recodo del río ha vestido a los peces con una
loriga, | | | | pero aún no ha podido hacerla piezas; | | | | cuando aparece la luna creciente | | | | se la ve como la hoja de una espada, | | | | aunque su naturaleza es curva; | | | | si es la luna llena, su superficie se asemeja | | | | a una lámina de plata con unas décimas de
oro; | | | | los dos linderos del jardín que se dirigen hacia
el río, | | | | que ama al horizonte cuando le visita la aurora, | | | | son como dos amigos íntimos que se hacen
reproches | | | | y lloran por la ternura del río. | | | | ¡Cuántos recuerdos tengo de la Puerta
Nueva, al atardecer, | | | | con los amigos, a pesar de lo que también tiene
de amargo! | | | | Eran atardeceres que parecían abrumar al
destino, | | | | que azotaba con relámpagos a caballos rojos; | | | | al recordarlo corre el corcel de mis lágrimas en
mis mejillas, | | | | cuando cabalgo vino rojo en arenas amarillas; | | | | la tierna planta se ha convertido en árbol
frondoso | | | | por el riego de mis lágrimas como lluvia. | | | | ¡Cuántos días resplandecientes en
los que cumplí mis deseos, | | | | cuántos días que permanecen en mi
recuerdo! | | | | Mis lágrimas cayeron y las gotas se enfilaron
hacia la lengua | | | | de arena blanca, junto al río y al puente. | | | | ¡Amigos míos! ¡Si se cumpliesen
vuestros derechos, | | | | mis ojos no se separarían de vuestros bellos
rostros! | | | | Y si se cumpliese el mío, que no ha sido
así, | | | | podría hasta encontrar dulce mi amarga
separación de vosotros. | | | | No he elegido libremente estar lejos, sino a la
fuerza. | | | | ¿Acaso el ojo puede buscar perder sus
párpados? | | |
—123→
| | Dios ha querido que el destino me haya separado de
vosotros. | | | | ¡Quiera Dios aplacar al destino!121 | | |
|
Estas suaves elegías se vuelven desgarradoras cuando la
pérdida de la patria se convierte en un hecho auténtico: la
conquista cristiana de las tierras del
Šarq al-Andalus y de la Bética
con la caída de ciudades como Valencia, Murcia, Sevilla y
Córdoba, donde comienzan a sonar las campanas en vez de la voz de los
almuédanos, hecho que repite con insistencia en sus poemas Ibn
al-Abbīr de
Valencia (1199-1260)122, testigo de
excepción de la caída de su ciudad natal, ya que era ministro del
rey Abī Zayd que
rindió la ciudad. Ibn al-Abbār ya había utilizado el tono
elegíaco en la conocida casida que entonó ante el califa de
Túnez para pedir ayuda para Valencia sitiada. Este poema fue traducido
del árabe al alemán por Adof Friedrich von Schack y a su vez
retraducida al español por Juan Valera en sonoros versos123:
| Abierto está el camino; a tus guerreros
guía | | | | ¡oh de los oprimidos constante valedor! | | | | Auxilio te demanda la bella Andalucía | | | | la libertad espera de tu heroico valor... | | |
|
Ibn al-Abbār no había hecho más que empezar
su llanto por su tierra perdida. Exilado en Túnez recordará su
tierra como el Paraíso perdido, porque ya Ibn Jafāŷa
había comparado a al-Andalus al Paraíso:
| ¡Oh gentes de al-Andalus, qué gozo el
vuestro! | | | | tenéis agua, sombra, ríos y
árboles; | | | | el Paraíso eterno no está sino en
vuestras moradas | | | | y si hubiese de elegir, con éste me
quedaría; | | | | no tengáis miedo de que después
entraréis en el infierno, | | | | no se puede entrar en el Fuego, tras vivir en el
Paraíso. | | |
|
Ibn al-Abbār hace referencia a la idea de al-Andalus como
Paraíso en una de sus muchas elegías que dedica a su patria
perdida:
—124→
| ¡Oh Valencia! Recordándote mis
lagrimales | | | | vierten sangre en lugar de agua. | | | | ¿Cuál es el camino para llegar a unos
lugares, | | | | ahora campos de batalla de los extranjeros?; | | | | a unas colinas y a unos valles que no se despojan | | | | de sus vestidos de primavera, ni en invierno, ni en
verano. | | | | Era agradable detenerse allí y sestear, a
veces, | | | | allá donde se cumplían todos los
deseos. | | | | ¡Por mi padre! ¡Aquellas escuelas
coránicas en ruinas, | | | | donde las campanas han borrado la llamada a la
oración! | | | | ¡Maravilla es que las gentes del Fuego
estén en el Paraíso | | | | y que su sombra se extienda sobre ellos!124 | | |
|
Su contemporáneo y amigo Ibn
‘Amīra, de Alcira, con el que intercambió
una correspondencia elegíaca, repite la idea del Paraíso
perdido:
| Valencia es casa tenebrosa y alrededor de su ruina | | | | rondan los infieles; | | | | el odio es la siembra que con el enemigo | | | | agostó la cosecha, la mañana del
tumultuoso asedio. | | | | Esta tierra no era sino un Paraíso de
belleza | | | | donde corrían los ríos; | | | | donde el aroma de los narcisos | | | | perfumaba los atardeceres, | | | | donde sus árboles embalsamaban su
céfiro, | | | | brillaban sus instantes, | | | | la esperanza exhalaba perfume | | | | cuando se abrían las flores. | | | | La noche de las desgracias ha caído | | | | y la amanecida no surge ante nuestros ojos. | | |
|
Pero la más famosa elegía de esta época fue
la de Abū-l-Baqā’ de Ronda (1204-1286), en la que se llora la
pérdida de las grandes ciudades de al-Andalus. El poema es muy
característico del género con sus
—125→
anáforas y
la mención de los imperios desaparecidos en el pasado. También la
tradujo Schack e hizo su versión en español Juan Valera125. El
único problema fue que el gran escritor español tuvo la
ocurrencia de poner la casida en metro de pie quebrado, al estilo de las coplas
de Jorge Manrique, y algunos estudiosos creyeron que este poema era un
precedente de las coplas castellanas. Tienen en común una misma
ideología medieval frente a la muerte, especialmente en el tema del
ubi sunt, pero ahí acaban las
coincidencias. El poema de Abū-l-Baqā’ es una casida monorrima. Aunque
indudablemente es más bella en la versión de Juan Valera, creemos
necesario incluir aquí su traducción directa del árabe,
sin artificios literarios:
| Todo, al llegar a su plenitud, disminuye; | | | | no se engañe, el hombre, con los bienes
terrenales. | | | | Esta morada no perdura para nadie | | | | y no queda en su estado nada. | | | | El destino, inexorable, desgarra toda vestidura | | | | y vuelve romas a las espadas y a las lanzas. | | | | Toda espada se desgasta al matar: | | | | ¿Qué fue de Ibn
i Yāzin y del palacio de Gumdān? | | | | ¿Dónde están los reyes Dū-l-Tiŷān del Yemen, | | | | dónde sus diademas y coronas? | | | | ¿Dónde está
Šadaād de la Ciudad de las Columnas | | | | y las leyes de los reyes Sasánidas? | | | | ¿Dónde fue el oro de Qārūn, | | | | dónde
‘Ad,
Šadaād y Qatan? | | | | Fue un asunto inevitable, | | | | perecieron porque eran hombres; | | | | fueron los reinos y los reyes | | | | como visiones fantasmales; | | | | el tiempo da vueltas y mata, | | | | como a Cosroes y su pórtico. | | | | Como dificultad que no tiene solución, | | | | Salomón no consiguió dominar el
mundo. | | | | El destino tiene hambre de todo | | | | y tanto alegrías como penas son temporales. | | | | Hay a veces consuelo para las desgracias, | | |
—126→
| | pero ahora el Islam no tiene consuelo, | | | | por lo que le sucedió a la Península, | | | | por lo que se abatió sobre ella, derrumbó
montañas, | | | | alcanzó al propio Islam y fue menoscabado, | | | | al quedar, regiones y países, vacíos de
él. | | | | ¡Preguntad a Valencia lo que le sucedió a
Murcia! | | | | ¿Dónde están Játiva y
Jaén? | | | | ¿Dónde está Córdoba, sede
de las ciencias, | | | | de la que el mundo se enorgullecía? | | | | ¿Dónde está Sevilla y los placeres
que contenía, | | | | su dulce río, desbordante y caudaloso? | | | | Eran capitales columnas del país. | | | | ¿Qué puede quedar si faltan las
columnas? | | | | Llora la noble Ortodoxia de dolor | | | | como llora el amante a su amor, | | | | por las casas del Islam ahora vacías | | | | y convertidas en viviendas de paganos; | | | | las mezquitas se han convertido en iglesias | | | | y no hay en ellas sino campanas y cruces; | | | | hasta los mihrabes lloran, y son de piedra, | | | | hasta los mimbares lloran, y son de madera. | | | | ¡Oh tú que estás descuidado! En el
destino hay moraleja; | | | | no te duermas, que el destino vela; | | | | alegría de la patria, pero perdida Sevilla, | | | | ya no tenemos patria. | | | | Esta desgracia no puede olvidarse | | | | y no tiene olvido en el transcurso del tiempo. | | |
|
Termina con una petición de ayuda a los reyes musulmanes
de otros países, la única esperanza de al-Andalus:
| Y vosotros, reyes ilustres a los que he visto | | | | golpear con vuestras espadas al infiel, | | | | vosotros, jinetes de nobles corceles esbeltos | | | | que corren como águilas, | | | | vosotros, que empuñáis afiladas
espadas | | | | que brillan en las tinieblas como fuego, | | | | vivís regalados, tras el mar | | | | y tenéis en vuestras patrias fuerza y poder, | | | | ¿no han llegado noticias de la gente de
al-Andalus | | | | con los jinetes que han recorrido la noche con la
nueva? | | |
—127→
| | ¿No vais a ayudar a los débiles,
prisioneros | | | | y muertos? ¿No os conmueve? | | | | ¿Qué es el Islam entre vosotros? | | | | Sois, ¡oh siervos de Dios!, hermanos. | | | | ¿Acaso no hay espíritus orgullosos? | | | | ¡Ay de aquel que es humillado tras de ser
fuerte | | | | y al que cambiaron su estado los infieles! | | | | Ayer había reyes en sus mansiones, | | | | y hoy son esclavos en tierra de infieles. | | | | Si los hubieseis visto, atónitos, sin jefe entre
ellos, | | | | vestidos de humildes vestidos; | | | | si hubieseis visto sus llantos, cuando eran
vendidos, | | | | os hubiesen conmovido y llenado de pena; | | | | ¡cuántas madres e hijos se han visto | | | | separados de alma y de cuerpo! | | | | A una niña que era como sol que sale, | | | | lo mismo que una joya, | | | | el infiel la destina a cosas desagradables | | | | y ella llora con los ojos y el corazón. | | | | Todo esto derrite el corazón de pena, | | | | si en el mismo se tiene al Islam.126 | | |
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Corre pareja la fama de esta casida con la de
āzim de Cartagena (1212-1285), emigrado en
Túnez, desde donde recuerda su tierra natal y perdida para siempre con
un famoso poema conocido como la
Qasida Maqsura127, rimada en metro
rayaz, de acuerdo con sus
características, ya que además de ser una elegía
nostálgica es una descripción pormenorizada de la región
murciana, con abundantes topónimos que hacen las delicias de los
estudiosos.