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Entremes de la cueua de Salamanca

Miguel de Cervantes Saavedra





  —[125]→     -fol. 248r-  
 

Salen PANCRACIO, LEONARDA y CRISTINA.

 

PAN.-   Enjugad, señora, essas lagrimas, y poned pausa a vuestros suspiros, considerando que quatro dias de ausencia no son siglos. Yo boluere, a lo mas largo, a los cinco, si Dios no me quita la vida; aunque sera mejor, por no turbar la vuestra, romper mi palabra y dexar esta jornada, que sin mi presencia se podra casar mi hermana.

LEO.-   No quiero yo, mi Pancracio y mi señor, que por respeto mio vos parezcays descortes. Yd enhorabuena y cumplid con vuestras obligaciones, pues las que os lleuan son precisas, que yo me apretaré con mi llaga y passarè mi soledad lo menos mal que pudiere. Sólo os encargo la buelta, y que no passeys del término que aueys puesto. ¡Tenme, Cristina, que se me aprieta el coraçon!  (Desmayase LEONARDA.) 

  —126→  

CRIS.-   ¡O, que bien ayan las bodas y las fiestas! En verdad, señor, que, si yo fuera que vuessa merced, que nunca alla fuera.

PAN.-   Entra, hija, por vn vidro de agua para echarsela en el rostro. Mas espera; direle vnas palabras que se al oydo, que tienen virtud para hazer boluer de los desmayos.

 

(Dizele las palabras; buelue LEONARDA, diziendo:)

 

LEO.-   Basta; ello ha de ser forçoso; no ay sino tener paciencia. Bien mio, quanto mas os detuuieredes, mas dilatays mi contento. Vuestro compadre1 L[e]oniso os deue de aguardar ya en el coche. Andad con Dios. Que el os buelua tan presto y tan bueno como yo desseo.

  -fol. 248v-  

PAN.-   Mi angel, si gustas que me quede, no me mouere de aqui mas que vna estatua.

LEO.-   No, no, descanso mio; que mi gusto està en el vuestro, y por agora mas que os vays que no os quedeys, pues es vuestra honra la mia.

CRIS.-   ¡O espejo del matrimonio! A fe que si todas las casadas quisiessen tanto a sus maridos como mi señora Leonarda quiere al suyo, que otro gallo les cantasse.

LEO.-   Entra, Cristinica, y saca mi manto, que   —127→   quiero acompañar a tu señor hasta dexarle en el coche.

PAN.-   No, por mi amor; abraçadme, y quedaos, por vida mia. Cristinica, ten cuenta de regalar a tu señora, que yo te mando vn calçado quando buelua, como tu le quisieres.

CRIS.-   Vaya, señor, y no lleue pena de mi señora, porque la pienso persuadir de manera a que nos holguemos, que no lo imagine en la falta que vuessa merced le ha de hazer.

LEO.-   ¿Holgar yo? ¡Que bien estàs en la cuenta, niña! Porque, ausente de mi gusto, no se hizieron los plazeres ni las glorias para mi; penas y dolores, si2.

PAN.-   Ya no lo puedo sufrir. Quedad en paz, lumbre destos ojos, los quales no veran cosa que les de plazer, hasta bolueros a ver3.  (Entrase PANCRACIO.) 

LEO.-   ¡Alla daras, rayo, en casa de Ana Diaz!4. ¡Vayas y no bueluas! La yda del humo5. ¡Por Dios, que esta vez no os han de valer vuestras valentias ni vuestros recatos!

CRIS.-   Mil vezes temi que con tus estremos auias de estoruar su partida y nuestros contentos.

LEO.-   ¿Si vendran esta noche los que esperamos?

  —128→  

CRIS.-   ¿Pues no? Ya los tengo auisados, y ellos estan tan en ello, que esta tarde embiaron6 con la lauandera, nuestra secretaria, como que eran paños, vna canasta de colar llena de mil regalos y de cosas de comer, que no parece sino vno de los serones que da el rey el Iueues Santo a sus pobres7; sino que la canasta es de Pasqua, porque ay en ella empanadas, fiambreras, manjar blanco y dos capones que aun no estan acabados de pelar, y todo genero de fruta de la que ay aora, y, sobre todo, vna bota de hasta vna arroba de vino de lo de vna oreja8, que huele que traciende.

LEO.-   Es muy cumplido y lo fue siempre mi Riponce, sacristan de las telas de mis entrañas.

CRIS.-   ¿Pues que le falta a mi maesse Nicolas, barbero de mis higados y nauaja de mis pesadumbres, que assi me las rapa y quita quando le veo, como si nunca las huuiera tenido?

  -fol. 249r-  

LEO.-   ¿Pusiste la canasta en cobro?

CRIS.-   En la cozina la tengo, cubierta con vn cernadero por el dissimulo.

 

(Llama a la puerta el ESTUDIANTE carraolano, y, en llamando, sin esperar que le respondan, entra.)

 

LEO.-   Cristina, mira quien llama.

  —129→  

EST.-   Señoras, yo soy vn pobre estudiante.

CRIS.-   Bien se os parece que soys pobre y estudiante, pues lo vno muestra vuestro vestido, y el ser pobre, vuestro atreuimiento. Cosa estraña es esta, que no ay pobre que espere a que le saquen la limosna a la puerta, sino que se entran en las casas hasta el vltimo rincon, sin mirar si despiertan a quien duerme, o si no.

EST.-   Otra mas blanda respuesta esperaua yo de la buena gracia de vuessa merced; quanto mas, que yo no queria ni buscaua otra limosna, sino alguna caualleriza o pajar donde defenderme esta noche de las inclemencias del cielo, que, segun se me trasluze, parece que con grandissimo rigor a la tierra amenazan.

LEO.-   ¿Y de dónde bueno soys, amigo?

EST.-   Salmantino soy, señora mia; quiero dezir, que soy de Salamanca. Yua a Roma con vn tio mio, el qual murio en el camino, en el coraçon de Francia; vine solo; determinè boluerme a mi tierra; robaronme los lacayos o compañeros de Roque Guinarde9 en Cataluña, porque el estaua ausente: que, a estar alli, no consintiera que se me hiziera agrauio, porque es muy cortés y comedido, y ademas limosnero; hame tomado a estas santas puertas   —130→   la noche, que por tales las juzgo, y busco mi remedio.

LEO.-   En verdad, Cristina, que me ha mouido a lástima el estudiante.

CRIS.-   Ya me tiene a mi rasgadas las entrañas. Tengamosle en casa esta noche, pues de las sobras del castillo se podra mantener el real; quiero dezir, que en las reliquias de la canasta aura en quien adore su hambre; y mas, que me ayudará a pelar la bolateria que viene en la cesta.

LEO.-   ¿Pues cómo, Cristina, quieres que metamos en nuestra casa testigos de nuestras liuiandades?

CRIS.-   Asi tiene el talle de hablar por el colodrillo, como por la boca. Venga aca, amigo; ¿sabe pelar?

EST.-   ¿Cómo si se pelar? No entiendo esso de saber pelar, si no es que quiere vuessa merced motejarme de pelon; que no ay para que, pues yo me confiesso por el mayor pelon del mundo.

CRIS.-   No lo digo yo por esso, en mi ánima, sino por saber si   -fol. 249v-   sabía pelar dos o tres pares de capones.

EST.-   Lo que sabre responder es que yo, señoras, por la gracia de Dios, soy graduado de bachiller por Salamanca, y no digo...10.

LEO.-   Dessa manera, ¿quien duda sino que sabra pelar, no sólo capones, sino gansos   —131→   y abutardas? Y en esto del guardar secreto, ¿cómo le va? Y a dicha, ¿[es] tentado de dezir todo lo que vee, imagina o siente?

EST.-   Assi pueden matar delante de mi mas hombres que carneros en el Rastro11, que yo desplegue mis labios para dezir palabra alguna.

CRIS.-   Pues aturese12 essa boca, y cosasse essa lengua con vna agujeta de dos cabos, y amuelese essos dientes, y entrese con nosotras, y verá misterios, y cenará marauillas, y podra medir en vn pajar los pies que quisiere para su cama.

EST.-   Con siete tendre demasiado: que no soy nada codicioso ni regalado.

 

(Entran el SACRISTAN REPONCE y el BARBERO.)

 

SAC.-   ¡O, que enhorabuena esten los automedon[t]es y guias de los carros de nuestros gustos, las luzes de nuestras tinieblas, y las dos reciprocas voluntades que siruen de vasas y colunas a la amorosa fábrica de nuestros desseos!

LEO.-   Esso solo me enfada del. Reponce mio, habla, por tu vida, a lo moderno y de modo que te entienda, y no te encarames donde no te alcance.

BAR.-   Esso tengo yo bueno: que hablo mas llano que vna suela de çapato: pan   —132→   por vino y vino por pan, o como suele dezirse.

SAC.-   Si; que diferencia ha de auer de vn sacristan gramatico a vn beylero13 romancista.

CRIS.-   Para lo que yo he menester a mi barbero, tanto latin sabe, y aun mas, que supo Antonio de Nebrija14. Y no se dispute agora de ciencia ni de modos de hablar, que cada vno habla, si no como deue, a lo menos, como sabe. Y entremonos, y manos a labor, que ay mucho que hazer.

EST.-   Y mucho que pelar.

SAC.-   ¿Quien es este buen hombre?

LEO.-   Vn pobre estudiante salamanqueso que pide albergo para esta noche.

SAC.- 15  Yo le dare vn par de reales para cena y para lecho, y vayase con Dios.

EST.-   Señor sacristan Reponce, recibo y agradezco16 la merced y la limosna; pero yo soy mudo, y pelon ademas, como lo ha menester esta señora donzella que me tiene combidado, y voto a...   -fol. 250r-   de no yrme esta noche desta casa, si todo el mundo me lo manda. Confiesse vuessa merced mucho de en17horamala de vn hombre de mis prendas que se contenta de dormir en vn pajar; y si lo han por sus capones, peleselos el Turco, y comanselos ellos, y nunca del cuero les salgan.

  —133→  

BAR.-   Este mas parece rufian que pobre; talle tiene de alçarse con toda la casa.

CRIS.-   No medre yo si no me contenta el brio. Entremonos todos, y demos orden en lo que se ha de hazer; que el pobre pelará, y callará como en missa.

EST.-   Y aun como en visperas.

SAC.-   Puesto me ha miedo18 el pobre estudiante; yo apostaré que sabe mas latin que yo.

LEO.-   De ai le deuen de nacer los brios que tiene. Pero no te pese, amigo, de hazer caridad, que vale para todas las cosas.

 

(Entranse todos.)

 
 

(Y sale LEONISO, compadre de PANCRACIO, y PANCRACIO.)

 

COM.-   Luego lo vi yo que nos auia de faltar la rueda. No ay cochero que no sea tematico; si el rodeara vn poco y saluara aquel barranco, ya estuuieramos dos leguas de aqui.

PAN.-   A mi no se me da nada: que antes gusto de boluerme y passar esta noche con mi esposa Leonarda, que en la venta; porque la dexè esta tarde casi para espirar, del sentimiento de mi partida.

COM.-   ¡Gran muger! ¡De buena os ha dado el cielo, señor compadre! Dadle gracias por ello.

PAN.-   Yo se las doy como puedo, y no como   —134→   deuo. No ay Lucrecia que se llegue, ni Porcia que se le yguale; la honestidad y el recogimiento han hecho en ella su morada.

COM.-   Si la mia no fuera zelosa, no tenia yo mas que dessear. Por esta calle està mas cerca mi casa; tomad, compadre, por estas, y estareys presto en la vuestra; y veamonos mañana, que [no] me faltará coche para la jornada. ¡A Dios!

PAN.-   ¡A Dios!

 

(Entranse los dos.)

 
 

(Bueluen a salir el SACRISTAN, el BARBERO, con sus guitarras; LEONARDA, CRISTINA y el ESTUDIANTE. Sale el SACRISTAN con la sotana alçada y ceñida al cuerpo, dançando al son de su misma guitarra, y a cada cabriola vaya diziendo estas palabras:)

 

SAC.-   ¡Linda noche, lindo rato, linda cena y lindo amor!

CRIS.-   Señor sacristan Reponce, no es este tiempo de dançar. Dese   -fol. 250v-   orden en cenar y en las demas cosas, y quedense las danças para mejor coyuntura.

SAC.-   ¡Linda noche, lindo rato, linda cena y lindo amor!

LEO.-   Dexale, Cristina; que en estremo gusto de ver su agilidad.

 

(Llama PANCRACIO a la puerta, y dize:)

 

PAN.-   Gente dormida, ¿no oys? ¿Cómo, y tan temprano teneys atrancada la puerta?   —135→   Los recatos de mi Leonarda deuen de andar por aqui.

LEO.-   ¡Ay, desdichada! A la voz y a los golpes, mi marido Pancracio es este. Algo le deue de auer sucedido, pues el se buelue. Señores, a recogerse a la carbonera; digo, al desuan, donde està el carbon. Corre, Cristina, y lleualos, que yo entretendre a Pancracio de modo que tengas lugar para todo.

EST.-   ¡Fea noche, amargo rato, mala cena y peor amor!

CRIS.-   ¡Gentil relente, por cierto! ¡Ea, vengan todos!

PAN.-   ¿Que diablos es esto? ¿Cómo no me abris, lirones?

SAC.-   Es el toque, que yo no quiero correr la suerte destos señores. Escondanse ellos donde quisieren, y lleuenme a mi al pajar; que, si alli me hallan, antes parecere pobre que adúltero.

CRIS.-   ¡Caminen, que se hunde la casa a golpes!

SAC.-   ¡El alma lleuo en los dientes!

BAR.-   ¡Y yo en los carcañares!

 

(Entranse todos, y assomase LEONARDA a la ventana.)

 

LEO.-   ¿Quien està ai? ¿Quien llama?

PAN.-   Tu marido soy, Leonarda mia. Abreme, que ha media hora que estoy rompiendo a golpes estas puertas.

LEO.-   En la voz, bien me parece a mi que   —136→   oygo a mi cepo Pancracio; pero la voz de vn gallo se parece a la de otro gallo, y no me asseguro.

PAN.-   ¡O recato inaudito de muger prudente! Que yo soy, vida mia, tu marido Pancracio. Abreme con toda seguridad.

LEO.-   Venga aca; yo lo vere agora. ¿Que hize yo quando el se partio esta tarde?

PAN.-   Suspiraste, lloraste, y al cabo te desmayaste.

LEO.-   Verdad. Pero, con todo esto, digame: ¿que señales tengo yo en vno de mis ombros?

PAN.-   En el izquierdo tienes vn lunar del grandor de medio real, con tres cabellos como tres mil hebras de oro.

LEO.-   Verdad. Pero ¿cómo se llama la donzella de casa?

PAN.-   Ea, boua; no seas enfadosa. Cristinica se llama. ¿Que mas quieres?

[LEO.-]   ¡Cristinica, Cristinica! Tu señor es; abrele, niña.

CRIS.-   Ya voy, señora. Que el sea   -fol. 251r-   muy bien venido. ¿Que es esto, señor de mi alma? ¿Que azelerada buelta es esta?

LEO.-   ¡Ay, bien mio! Dezidnoslo presto, que el temor de algun mal sucesso me tiene ya sin pulsos.

PAN.-   No ha sido otra cosa sino que en vn barranco se quebro la rueda del coche, y mi compadre y yo determinamos boluernos y no passar la noche en el   —137→   campo, y mañana buscaremos en que yr, pues ay tiempo. Pero ¿que vozes ay?

 

(Dentro, y como de muy lexos, diga el ESTUDIANTE:)

 

EST.-   ¡Abranme aqui, señores, que me ahogo!

PAN.-   ¿Es en casa, o en la calle?

CRIS.-   Que me maten si no es el pobre estudiante que encerre en el pajar para que durmiesse esta noche.

PAN.-   ¿Estudiante encerrado en mi casa, y en mi ausencia? ¡Malo! En verdad, señora, que si no me tuuiera assegurado vuestra mucha bondad, que me causara algun rezelo este encerramiento. Pero ve, Cristina, y abrele, que se le deue de auer caydo toda la paja a cuestas.

CRIS.-   Ya voy.

LEO.-   Señor, que es vn pobre salamanqueso que pidio que le acogiessemos esta noche por amor de Dios, aunque fuesse en el pajar, y ya sabes mi condicion, que no puedo negar nada de lo que se me pide, y encerramosle. Pero veysle aqui, y mirad qual sale.

 

(Sale el ESTUDIANTE y CRISTINA, el lleno de paja las barbas, cabeça y vestido.)

 

EST.-   Si yo no tuuiera tanto miedo y fuera   —138→   menos escrupuloso, yo huuiera escusado el peligro de ahogarme en el pajar, y huuiera cenado mejor, y tenido mas blanda y menos peligrosa cama.

PAN.-   ¿Y quien os auia de dar, amigo, mejor cena y mejor cama?

EST.-   ¿Quien? Mi habilidad. Sino que el temor de la justicia me tiene atadas las manos.

PAN.-   ¡Peligrosa habilidad deue de ser la vuestra, pues os temeis de la justicia!

EST.-   La ciencia que aprendi en la cueua de Salamanca, de donde yo soy natural, si se dexara vsar sin miedo de la santa Inquisicion, yo se que cenara y recenara a costa de mis herederos; y aun quiza no estoy muy fuera de vsalla, siquiera por esta vez, donde la necessidad me fuerça y me disculpa; pero no se yo si estas señoras seran tan secretas como yo lo he sido.

PAN.-   No se cure dellas, amigo, sino haga lo que quisiere, que yo les hare que callen; y ya desseo en todo estremo ver alguna destas cosas que dizen que   -fol. 251v-   se aprenden en la cueua de Salamanca19.

EST.-   ¿No se contentará vuessa merced con que le saque aqui dos demonios20 en figuras humanas, que traygan a cuestas vna canasta llena de cosas fiambres y comederas?

  —139→  

PAN.-   ¿Demonios en mi casa, y en mi presencia?

LEO.-   ¡Iesus! ¡Librada sea yo de lo que librarme no se!

CRIS.-   ¡El mismo diablo tiene el estudiante en el cuerpo! ¡Plega a Dios que vaya a buen viento esta parua! ¡Temblandome està el coraçon en el pecho!

PAN.-   Aora bien: si ha de ser sin peligro y sin espantos, yo me holgaré de ver essos señores demonios y a la canasta de las fiambreras; y torno a aduertir que las figuras no sean espantosas.

EST.-   Digo que saldran en figura del sacristan de la parroquia y en la de vn barbero, su amigo.

CRIS.-   Mas que lo dize por el sacristan Riponce y por maese Roque, el barbero de casa. ¡Desdichados dellos, que se han de ver conuertidos en diablos! Y digame, hermano: ¿y estos han de ser diablos bautizados?

EST.-   ¡Gentil nouedad! ¿Adónde diablos ay diablos bautizados? ¿O para que se han de bautizar los diablos? Aunque podra ser que estos lo fuessen, porque no ay regla sin excepcion. Y apartense, y veran marauillas.

LEO.-    [Aparte.] ¡Ay, sinventura! ¡Aqui se descose! ¡Aqui salen nuestras maldades a plaça! ¡Aqui soy muerta!

  —140→  

CRIS.-    [Aparte] Animo, señora; que buen coraçon quebranta mala ventura.

EST.
Vosotros, mezquinos, que en la carbonera
hallastes amparo a vuestra desgracia,
salid, y en los ombros, con priessa y con gracia,
sacad la canasta de la fiambrera.
No me inciteys a que de otra manera
mas dura os conjure. ¡Salid! ¿Que esperays?
Mirad que si, a dicha, el salir reusays,
tendra mal sucesso mi nueua quimera.

Ora bien, yo se cómo me tengo de auer con estos demonicos humanos. Quiero entrar alla dentro, y a solas hazer vn conjuro tan fuerte, que los haga salir mas que de passo.   -fol. 252r-   Aunque la calidad destos demonios mas està en sabellos aconsejar, que en conjurallos.


 

(Entrase el ESTUDIANTE.)

 

PAN.-   Yo digo que si este sale con lo que ha dicho, que será la cosa mas nueua y mas rara que se aya visto en el mundo.

LEO.-   Si saldra: ¿quien lo duda? ¿Pues auianos de engañar?

CRIS.-   Ruydo anda alla dentro: yo apostarè que los saca. Pero vee aqui do buelue con los demonios y el apatusco21 de la canasta.

  —141→  

LEO.-   ¡Iesus! ¡Que parecidos son los de la carga al sacristan Reponce y al barbero de la plaçuela!

CRIS.-   Mira, señora, que, donde ay demonios, no se ha de dezir Iesus.

SAC.-   Digan lo que quisieren, que nosotros somos como los perros del herrero, que dormimos al son de las martilladas: ninguna cosa nos espanta ni turba.

LEO.-   Lleguense a que yo coma de lo que viene de la canasta; no tomen menos.

EST.-   Yo hare la salua22, y començarè por el vino.  (Bebe.) 

¡Bueno es! ¿Es de Esquiuias, señor sacridiablo?

SAC.-   De Esquiuias es, juro a...

EST.-   Tengase, por vida suya, y no passe adelante. ¡Amiguito soy yo de diablos juradores! Demonico, demonico, aqui no venimos a hazer pecados mortales, sino a passar vna hora de passatiempo, y cenar, y yrnos con Christo.

CRIS.-   ¿Y estos han de cenar con nosotros?

PAN.-   Si; que los diablos no comen.

BAR.-   Si comen algunos, pero no todos; y nosotros somos de los que comen.

CRIS.-   ¡Ay, señores! Quedense aca los pobres diablos, pues han traydo la cena: que sería poca cortesia dexarlos yr muertos de hambre, y parecen diablos   —142→   muy honrados y muy hombres de bien.

LEO.-   Como no nos espanten, y si mi marido gusta, quedense en buen hora.

PAN.-   Queden, que quiero ver lo que nunca he visto.

BAR.-   Nuestro Señor pague a vuessas mercedes la buena obra, señores mios.

CRIS.-   ¡Ay, que bien criados, que corteses! Nunca medre yo, si todos los diablos son como estos, si no han de ser mis amigos de aqui adelante.

SAC.-   Oygan, pues, para que se enamoren de veras.

 

(Toca el SACRISTAN y canta, y ayudale el BARBERO con el vltimo verso no mas.)

 
  -fol. 252v-  
SAC.
«Oygan los que poco saben
lo que con mi lengua franca
digo del bien que en si tiene

BAR.
la cueua de Salamanca.

SAC.
Oygan lo que dexò escrito
della el bachiller Tudanca
en el cuero de vna yegua
que dizen que fue potranca,
en la parte de la piel
que confina con el anca,
poniendo sobre las nuues

BAR.
la cueua de Salamanca.

SAC.
En ella estudian los ricos
y los que no tienen blanca,
y sale entera y rolliza
—143→
la memoria que està manca.
Sientanse los que alli enseñan
de alquitran en vna banca,
porque estas bombas encierra

BAR.
la cueua de Salamanca.

SAC.
En ella se hazen discretos
los moros de la Palanca,
y el estudiante mas burdo
ciencias de su pecho arranca.
A los que estudian en ella,
ninguna cosa les manca.
¡Viua, pues, siglos eternos

BAR.
la cueua de Salamanca!

SAC.
Y nuestro conjurador,
si es, a dicha, de Loranca,
tenga en ella cien mil vides
de vba tinta y de vba blanca.
Y al diablo que le acusare,
que le den con vna tranca,
y para el tal jamas sirua

BAR.
la cueua de Salamanca.»

CRIS.-   Basta; ¿que tambien los diablos son poetas?

BAR.-   Y aun todos los poetas son diablos.

PAN.-   Digame, señor mio, pues los diablos lo saben todo: ¿dónde se inuentaron todos estos bayles de las zarauandas, zambapalo y dello me pesa, con el famoso del nueuo escarraman?23.

BAR.-   ¿Adónde? En el infierno: alli tuuieron su origen y principio.

PAN.-   Yo assi lo creo.

  —144→  

LEO.-   Pues en verdad que tengo yo mis puntas y collar escarramanesco; sino que, por mi honestidad, y por guardar el decoro a quien soy, no me atreuo a baylarle.

SAC.-   Con quatro mudanças que yo le enseñasse a vuessa merced cada dia, en vna semana saldria vnica en el bayle: que se que le falta bien poco.

EST.-   Todo se andara; por agora, entremonos a cenar, que es lo que importa.

PAN.-   Entremos, que quiero aueriguar si los diablos comen o no, con otras cien mil cosas que dellos cuentan. Y, por Dios, que no han de salir de mi casa hasta que me dexen enseñado en la ciencia y ciencias que se enseñan en la cueua de Salamanca.




 
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