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95-23. Francisco Rodrigues Lobo, natural de Leiria. Nació hacia 1580, y murió ahogado en el Tajo el año 1622.

«Nas lyricas engastadas nas suas novellas é que Rodrigues Lobo attingiu bellezas admiraveis, que o tornam um dos maiores poetas da nossa lingua.» (Fidelino de Figueiredo: Historia da Litteratura Classica; Lisboa, 1922; pág. 78.)

Véase el extenso estudio biográfico y crítico de Ricardo Jorge Francisco Rodrigues Lobo (Coimbra, 1920). (N. del E.)

 

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95-25. Don Antonio de Attaide, primer Conde de Castro Dayro. Fue militar y diplomático, distinguiéndose en la jornada de las Terceras. Dejó poesías manuscritas. Murió en 1647. Fue Capitán general de la Armada de Portugal y Embajador extraordinario de Felipe IV en Alemania. Josef Pellicer de Tovar le dedicó La Fama austriaca (Barcelona, 1641). (N. del E.)

 

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96-6. Hieronimo Arbolanche, de Tudela (Navarra), autor del poema Los nueve libros de las Habidas (Zaragoza, 1566).

Hay un soneto suyo (junto a otro de Bartolomé Leonardo de Argensola), en la Primera parte de la Clara Diana a lo divino de Fray Bartolomé Ponce (Zaragoza, 1599).

No es Arbolanche poeta despreciable, a pesar de las burlas de Cervantes, del canónigo sevillano Pacheco y de otros (como Villalba y Estaña, en su Pelegrino curioso). (N. del E.)

 

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96-21. Sobre churrullero, véase la nota 142-3 del tomo III de las Comedias y entremeses. (N. del E.)

 

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97-11. El texto: Lafraso. (N. del E.)

 

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99-9. No conocemos ningún novelista de este apellido. En la Relacion de las fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de Iesus de Madrid en la canonizacion de San Ignacio de Loyola y San Francisco Xauier (Madrid, 1622) hay una composición poética de D. Francisco Pedrosa y Ávila.

Lope, en La Filomena (El Jardín de Lope), alaba


«el singular ingenio de Pedrosa,
Chrisologo que a España se trasplanta»;


pero este Pedrosa parece ser el famoso predicador Fray Gregorio de Pedrosa, loado por Herrera Maldonado, en su versión de Sannazaro.

En la Biblioteca Nacional (manuscrito M. 97) se conserva un poema latino, en seis libros, a la batalla de Lepanto, por Francisco Pedrosa.

Navarrete (Vida de Cervantes, pág. 337) recuerda al alférez Luis de Pedrosa, natural de Osuna y vecino de Marbella, que estuvo cautivo en Argel y declaró en la información sobre Cervantes. (N. del E.)

 

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99-25. El Dr. Gregorio de Angulo, Regidor de Toledo, a quien dirigió Lope de Vega la Epístola segunda de La Filomena. El mismo Lope le alaba en el Laurel de Apolo (I), como regente de Nápoles.

Colaboró en las fiestas celebradas en Toledo con motivo del nacimiento de Felipe IV (Relación anónima; Madrid, 1605).

Nuevamente le loa Lope en la Iervsalen conqvistada (Madrid, 1609) y en El Jardín de Lope (en La Filomena). (N. del E.)

 

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99-26. El licenciado Pedro Soto de Rojas, granadino, abogado y sacerdote. Fue notable poeta, y perteneció a la Academia Selvaje. Desempeñó (desde 1616) una canongia en la Iglesia colegiata de San Salvador del Albaicín de Granada. Murió el 4 de febrero de 1658.

Hay versos suyos en el Elogio del juramento del serenísimo príncipe D. Felipe-Domingo IV (Madrid, 1608), de Luis Vélez de Guevara; en La Crvz, de Albanio Remírez de la Trapera (Madrid, 1612); y en la Direccion de Secretarios de Señores de Barrio Angulo (Madrid, 1613).

Escribió: Desengaño de amor en rimas (Madrid, 1623); el poema Rayos de Phaeton (Barcelona, 1639); Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, con los fragmentos de Adonis (Granada, 1652). (N. del E.)

 

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100-6. El Libro de entretenimiento de la picara Ivstina, en el qual, debaxo de graciosos discursos, se encierran prouechosos auisos, salió a luz en Medina del Campo el año 1605, bajo el nombre de El Licenciado Francisco de Ubeda, natural de Toledo. Véase la excelente edición de D. Julio Puyol y Alonso (Madrid, 1912; en la Sociedad de Bibliófilos Madrileños; tres tomos).

Había en Madrid, por el año 1590, un Licenciado Francisco López de Ubeda, médico, natural de Toledo, a quien se ha atribuido la paternidad de La Pícara Justina. El Sr. Puyol, con buenas razones (véase el tomo III de su obra), hace ver que el autor debió de ser leonés, clérigo y dominico, circunstancias que concurren en Fr. Andrés Pérez, ya citado por Nicolás Antonio. (N. del E.)

 

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100-11. Acerca de Tomás Gracián D’Antisco, véase la nota 34 del Canto de Caliope. (N. del E.)