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221

Una reseña de este libro por los profesores Joseph Schraibman y Alfred Rodríguez aparece en este mismo número.

 

222

Hans, Hinterhäuser, Los «Episodios nacionales» de Benito Pérez Galdós, Madrid, 1963, p. 13. En adelante se pondrá la página en paréntesis cuando nos refiramos a este estudio.

 

223

Los años en que se estaba proyectando la idea de la actual Casa-Museo Pérez Galdós.

 

224

Ver R. Ricard «Cartas de Ruiz de Orsatti a Galdós» en este mismo número.

 

225

Ver su «Au temps d'Electra», BH, LXVIII, Nos. 3-4, 1966, pp. 253-308.

 

226

Estudios como el de Los manuscritos de Miau del profesor Weber, así como otros que irán saliendo en el futuro -como el de los manuscritos de Gloria, del profesor W. Pattison, etc.- demuestran lo equivocado de este concepto. Es posible encontrar hasta tres o más manuscritos de una misma obra.

 

227

El País, diario republicano. 11 de Julio de 1912: Don Benito, ve. Ha recobrado la vista Don Benito Pérez Galdós y, con la vista, la serenidad, la alegría y la salud. Ya ve el escritor español que ha visto más, que ha visto mejor, que ha penetrado más hondo, más adentro en el alma de los hombres y de las cosas. El que supo ver en el pasado de la Historia de España y ver en el porvenir de la Humanidad, ve ya los rostros familiares y amigos, ve el cielo, ve los arbolillos de su jardín, recién plantado, y pronto volverá a ver el Cantábrico.

Ve Galdós perfectamente con un solo ojo; ve como vieron Camoens y Bretón de los Herreros; tiene, como dijo el poeta riojano, dos ojos para llorar y uno solo para ver. Antes de que el año concluya verá con sus dos ojos el grande hombre, gloria de España.

La atrevida afirmación nos la dan la seguridad, la confianza que nos inspiran la ciencia y el arte, la conciencia y la habilidad del matrimonio Márquez. Dijérase que el doctor D. Manuel Márquez, imponderable oculista, si no existiese su esposa, la doctora doña Trinidad Arroyo de Márquez, había concentrado en sí todo el amor y toda la gratitud que la clase médica española debe al escritor que más la ha admirado y que mejor la ha ensalzado. No perdemos la esperanza de ver en alguna ocasión la vida y milagros de la doctora de Palencia, que así podemos llamar a la esposa del Sr. Márquez, estudiante en Valladolid, donde se licenció, y en Madrid donde se doctoró, despreciando en todas partes prejuicios y rutinas. Este matrimonio famoso en la ciencia y al que deben gratitud las letras españolas, ha salvado a Galdós de la ceguera, y ha salvado a España de perder los frutos galdosianos.

 

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El Heraldo de Madrid, 7 de Abril de 1912. El Partido Reformista. Homenaje a Melquiades Álvarez. Discurso del Sr. Azcárate. «[...] Se lamentan los republicanos de que se cree un partido nuevo. Yo digo que lo que se va a añadir es una organización de fuerzas sociales de gran importancia. ¿Y quién mejor que Melquiades Álvarez podía sentir esta necesidad? Era preciso que él y yo representáramos algo en la conjunción. Ese algo es la fuerza social que representamos y cuya organización corre a cargo de Melquiades Álvarez. Así simplificaremos los partidos, sin llegar al sueño, que yo creo inconveniente, del partido único. Identificaremos las fuerzas republicanas de la conjunción (Aplausos). No debilitaremos la conjunción. No lo haría yo nunca que soy el primero que inició la unión con los socialistas... [Elogia a este propósito la tendencia del Gobierno inglés]. Nuestra unión no será más que con los socialistas, no con los sindicalistas y anarquistas. Y con ello atenderemos al primero y principal problema de nuestra época: las relaciones entre el capital y el trabajo, distinguiendo, como decía Salmerón, la revolución social de la política» (Aplausos).

 

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El Liberal, 3 de Junio de 1912. Meeting radical. Discurso de Lerroux. «En España se había perdido el sentimiento de la izquierda porque, muerto Ruiz Zorrilla, no había en España hombre con deseo serio de instaurar la República. ¿Qué esfuerzo realizaron los republicanos altos para reunir los elementos materiales y morales necesarios para su obra? Todos lo sabéis. Pero en la última década nadie ignora que en 1903, gracias al gran patriota e insigne periodista D. José Nakens, se hizo una unión que puso esperanza en todos los corazones. Desde entonces hemos retrocedido en vez de avanzar, y cuando ya no quedaban ni señales de aquella unión, el mismo Nakens volvió a convocar a todos los republicanos en casa de ese grande hombre que se llama Pérez Galdós, que no es de nadie, porque es de todos, que se separó, en el descanso de su gran labor, del régimen monárquico, considerándole impotente para regenerar España. ¿Por qué no han acudido al llamamiento de Nakens al campo neutral de Pérez Galdós? ¿Seré yo la causa? Hago examen de conciencia...»

 

230

El Globo, 24 de Mayo de 1912. Los Conjuncionistas.

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