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En una breve «Nota autobiográfica» que precede al libro de poemas T.B.O. se refiere el autor a su «vocación por el teatro y la literatura» a pesar de la hostilidad del medio familiar, social y político (Sastre, 1978a: 9-10). En los poemas que ocasionalmente gusta de componer es particularmente perceptible la voluntad autobiográfica (Sastre, 1976, 1978, 1978a). En otro trabajo de este Seminario («El elemento autobiográfico en el teatro y la obra de Alfonso Sastre») Isabel Aboal se ocupa de distintos elementos biográficos en la producción del autor.

 

12

Recordemos lo indicado a propósito de Goya en El sueño de la razón, de Buero Vallejo, y en este mismo autor.

 

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Los artículos de Alfonso Paso, Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo aparecieron, en 1960, en los números 12, 14, 15 y 16 de la revista Primer Acto. Pueden verse también en García Lorenzo (1981: 107-130) y en Caudet (1984: 175-186).

 

14

Sastre se ha referido también en varias ocasiones a la paradójica situación de los dramaturgos, «extraños al medio teatral» en cuanto escritores y «extraños al medio literario» en cuanto gentes de teatro (Sastre, 2002: 323).

 

15

Las actitudes a las que ahora nos referimos no son elementos nuevos sino el desarrollo de los que venía utilizando. Con relación a la lengua y a la propia marginalidad es de importancia el extraordinario e inclasificable Lumpen, marginación y jerigonça (1980).

 

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En Un drama titulado no, que forma parte del espectáculo de varios autores La confesión (Sastre, 2001: 79-82), es este personaje (Pepe Larrea, que responde también a los nombres de «Filoctetes» y de «Filo el Gordo») el que manifiesta ante el público su atormentada condición de criatura nacida «en la imaginación perversa» del dramaturgo, con el que, sin embargo, posee no pocos puntos de contacto.

 

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Ejemplo último de la fusión vida-obra en Alfonso Sastre es su Diálogo para un teatro vertebral (Sastre, 2002a: 7-35), aparecido cuando nuestro trabajo se encuentra en prensa. La escena tiene lugar en él «en casa del Autor, en Hondarribia», a la que llega un Director de escena cuyo grupo quiere representar una obra suya. Sirve esto al dramaturgo de punto de partida para realizar, con profundidad pero sin abandonar la ironía, un Manifiesto de nueva forma (recordemos los del TAS, GTR o TURS) ajustado a nuestro «momento histórico», caracterizado por «el actual engreimiento del Imperio y la sombra fatídica de su dominio sobre el mundo» (17); un «teatro vertebral», en el sentido de «una actividad teatral estructurada» (32), podría constituir la respuesta dramática a esa situación. En el mismo volumen Sastre edita El nuevo cerco de Numancia, segunda parte de Crónicas romanas, publicada como obra independiente «por su actualidad en este momento de la historia».

 

18

No deja de ser curiosa la coincidencia con el título de la obra en la que, como dijimos, Alfonso Sastre protestaba de la censura que sus obras sufrían.

 

19

Vid. la nota 13 para las referencias de estos textos.

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