Joaquín Benito de Lucas en «Bécquer escribe de lo que le pasa» (1999), ofrece un singular pastiche con el que demuestra la actualidad de su obra y cómo ayuda a expresar las zozobras y las emociones del hombre de hoy. El poema completo se construye con versos y frases becquerianas:
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La presencia de Bécquer en la cultura actual es enorme. Mucho mayor de lo que parece a primera vista. Desde hace tiempo sus leyendas han dado lugar a genuinos cómics. La canción popular en sus distintas modalidades ha entrado también a saco en las Rimas. Basta recordar éxitos como «Camino Soria» de Gabinete Caligari en 1987 donde se cantaba:
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Gustavo Adolfo no salía malparado, aunque los versos eran de dudoso gusto. Pero en otras letras de canciones del grupo las referencias eran más sutiles, así en «Saravá»:
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Versos que en la rima XXXIII de Bécquer eran:
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Luis Eduardo Aute le ha dedicado no hace mucho un poema que encabeza con este irónico título: «Este poema / parece ser AUTEntico de Bécquer / según / Juan María Díez Taboada»:
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El texto de Aute se ha publicado en el libro Hasta tu celda. Cien autores hacia Bécquer (Centro Andaluz de las Letras, 2000) donde el lector curioso puede encontrar exactamente eso, testimonios de admiración de escritores, poetas y críticos actuales, que constituyen una atractiva muestra de su vigencia. Casi al azar, transcribo algunos. No pocos son glosas de versos y frases becquerianos. Ángel Campos Pámpano:
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Cuando me lo contaron, sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas. Evité las preguntas. El mundo de los vivos no conoce el fondo ceniciento de los párpados, el silencio plural de esa mirada que se aferra a la luz, a su reminiscencia, porque que adentro sólo existe la verdad replegada de la muerte. |
O Antonio Carvajal baraja algunos de sus motivos más conocidos:
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Otros como Jacobo Cortines -«Un recuerdo de infancia»-, Antonio Gala -«Querido Bécquer»-, Antonio Hernández -«Mi Bécquer olvidado»-, o Rogelio Reyes -«Carta a Gustavo Adolfo Bécquer»-, rememoran el carácter iniciático que para ellos tuvo la lectura de Bécquer en la infancia y en la adolescencia. Continúa vigente, pues, su carácter de maestro de poetas y consejero de almas sensibles. No faltan quienes como Dionisia García -«Regreso a Bécquer. Lectura incompleta»- o José Luis García Martín -«Desde mi celda (Homenaje a Bécquer)»- prefieren insistir en cómo la huella que Bécquer deja en lo más íntimo invita ya para siempre a la relectura. Este último:
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Pablo García Baena envía una conmovedora «Estafeta a Veruela»:
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Cubierta de Bécquer, Biografía e imagen (1977), de Rafael Montesinos
Rafael Montesinos en su biblioteca. Archivo de Rafael Montesinos, Madrid.
Bécquer permanece. Renace una y otra vez en otros. Ocupa los corazones de muchos como lo define Manuel Mantero en «El libre»:
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Cubierta de The witch of Tramoz (1965), traducción al inglés de Desde mi celda, de Gustavo Adolfo Bécquer.
O Rafael Montesinos, el poeta más becqueriano de los poetas actuales, dedica estos versos «Al huésped de las nieblas»:
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No es necesario abundar más. Como se ve, al comenzar un nuevo siglo y milenio, la obra becqueriana no está cerrada y conclusa, sino abierta y operante en la escritura de hoy mismo. Acuden a él quienes buscan expresar sus sentimientos más hondos e íntimos, pero también sirve de punto de partida a experimentaciones o impregna las letras de las canciones de grupos musicales juveniles. Hasta tal punto —237→ se ha introducido en los entresijos de la cultura española. Hasta tal punto los ecos del hondo y leve son becqueriano siguen resonando. Indudablemente, como dijera Luis Cernuda, los ecos de la poesía becqueriana resuenan en la mejor poesía española contemporánea y la sutil tradición que inició perdura.
Faustino Manchado, cabecera de la revista El Gnomo. Boletín de Estudios Becquerianos, anuario que se edita en Zaragoza desde 1992.