Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Volumen 11 - carta nº 377

De CASIMIRO DEL COLLADO
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

México, 10 noviembre 1891

Muy querido paisano y amigo: Con el gusto de siempre llegó á mis manos su apreciable de 20 del pasado Septiembre, y por ella veo con gran placer que V. y su familia disfrutaban de buena salud é iban ya calmándose algo los ánimos tan dolorosamente heridos por las penas de los meses anteriores. Quiera el tiempo cicatrizar en lo posible tan graves heridas.

Por acá no han faltado tampoco intercadencias de salud, plaga propia de viejos; pero no han sido de gran importancia. En cambio hemos tenido la dicha de abrazar á nuestra hija que, con su esposo, llegó hace mes y medio, con buena salud. No creo quiera Alvear quedarse aquí mucho tiempo; y como en esta materia tenemos que dejarle obrar libremente, dentro de pocos meses tendremos de nuevo la pena, la pena indescriptible, de ver partir á nuestra hija; y yo, en mis 70 diciembres, la certeza de no volver á verla. Creo que en la soledad del viejo matrimonio que V. conoce, habré de resignarme á comentar por algun tiempo al famoso capítulo del Génesis, mientras la muerte dispone de mí.

Veo que llegó bien á manos de V. la parte que pude mandarle de la polémica entre Vigil y Parra, y siento que la colección completa que el primero envió á V. no le llegase. Aquel amigo, lo mismo que los concurrentes á nuestra Academia (cada vez en menor número) han leido con suma satisfacción el juicio de V. acerca de esta materia, y sentimos decirle que aquí el positivismo cuenta todavía con muchos adeptos y se le asocian algunos jóvenes prosélitos, muchos de unos y otros, creo yo, más por el afán de echarla de innovadores y progresistas, que por convicción y raciocinio. Pensaba Vigil mandar á V. el completo de sus artículos y los de su antagonista, así como unas cartas que mediaron entre él y Justo Sierra; pero como estamos en vacaciones Académicas, no he podido verle hace dias é ignoro si realizó su propósito.

Por conducto mio, y yo por el paquete francés, remitimos á V. meses hace los catálogos hasta ahora publicados de esta Biblioteca Nacional. ¿Los ha recibido V.? Cuando en su apreciable del 20 Septiembre no menciona V. este punto, supongo que naufragaron en alguna administración de Correos. Si se realiza mi temor, avísemelo y veremos de enviarle nuevos ejemplares de los cuadernos perdidos, haciéndolo del modo más seguro posible.

Como prueba de la inseguridad de estos correos, diré á V. que no llega aún á mis manos el Discurso de entrada en la Academia de Ciencias morales y políticas, ni estoy tampoco muy seguro de haber recibido la Inaugural Universitaria en 1889, de suerte que le estimaré mucho que bajo pliego cerrado me envie el primero cuando le sea posible, y rogaré á Dios que no corra igual suerte que el otro ejemplar.

Hemos visto con admiración, en una de las últimas sesiones de nuestra Academia, la nueva y más extensa forma que vá V. á dar al 1. er tomo de las Ideas Estéticas; y por supuesto que los dos que remplacen al antiguo tomo, serán devorados por mis compañeros y por mis amigos.

Peña recibió y nos leyó la carta que V. le escribe, y ha quedado en enviarle por mi conducto la respuesta: irá adjunta, si, como creo, llega á tiempo. En cuanto á su cuaderno último sobre cuestiones gramaticales, me dijo se proponia enviársele á V. por separado y certificándole en la Administración de correos, como le propuse.

Aquí, como en todas partes, se ha venido muy expontaneamente en auxilio de los inundados de Consuegra, y ya verá V. que españoles y mexicanos han andado no poco generosos. Ahora se vá á publicar un número de obsequio (por paga, naturalmente) para añadir su producto á los remitidos ya para tan laudable objeto. Me han hecho escribir para él unos versitos, relativos á esas desgracias; y las demas piezas en prosa ó verso, bien que no precisamente alusivas al caso, se han encomendado á Roa Bárcena, á Justo Sierra, á Sosa y á otros de los amigos de las Bellas Letras. Ya mandaré á V. un ejemplar.

Cuando nos estábamos ocupando en reunir auxilios para esos inundados, nos vá llegando la nueva del incendio de tantas fincas en nuestro Santander; y le aseguro que creí enfermarme con la terrible impresion que me produjo tamaña catástrofe. Gracias á Dios que no pereció nadie; y en cuanto á los dueños y valores de las casas quemadas, claro es que las pérdidas no serán de ellos sino de las Compañias aseguradoras; pero ¿quien indemniza á tanto desventurado inquilino del destrozo de sus muebles, ropas y tantos más valores como constituyen riqueza ó comodidad en las familias? Crea V. que esa desgracia me trae afligido, y que si aquí se promueve algo para sacar algunos auxilios á tantos desgraciados, contribuiré muy gustoso. Por lo demás, no parece sino que la fatalidad de Edipo persigue á España. Muchos castigos merece, más por omisión que por comisión; pero antójaseme que la suerte se extrema contra ella en sus rigores.

No tengo tiempo para ensartar más boberias. Así es que con los afectuosos recuerdos de mi Señora é hijos, queda de V. viejo y cariñoso amigo

C. del Collado