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Volumen 9 - carta nº 425

De CASIMIRO DEL COLLADO. (A Madrid)
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

México, 22 diciembre 1888

Queridísimo amigo y paisano: Comienzo por desear á V. y á todos los suyos tan felicísimas Navidades y Año nuevo como VV. se merecen, y que Dios quiera otorgarles durante el que vá á comenzar tanta salud como venturas. Mi Sra. se asocia cordialmente á este deseo, que es tambien el de los numerosos admiradores que tiene V. en estas tierras.

Sigo por pedirle mil perdones por no haber contestado antes á su gratísima del 26 de Septiembre por haber tenido tres meses más ocupados que lo de costumbre, en parte por haber mudado de domicilio, que ofrezco á sus órdenes, en este n.º 14 de la calle de Gante (aquel lego insigne que aumentó su grandeza quedándose mitrado en teoria) y en que holgariamos en el alma poder recibir á V. algun dia.

Y concluyo por corresponder con profundo agradecimiento, á la parte tan afectuosa que toma en el pesar que me aflije por el fallecimiento de mi buen hermano Emilio.

Vamos á lo demás. El amigo García Icazbalceta recibió con sumo gusto las interesantes noticias que por mi conducto le envia V. sobre traductores de Boileau, que son tan nuevas como útiles para su obra. Ocioso es decir cuánto agradezco á V. este envio, y que me encomienda se lo haga así presente.

Como es persona que oye con gusto observaciones, leí á Justo Sierra las que V. hace á su epístola. Acaso exageró algo el sabor clásico que intencionalmente (pues se trataba de poesia pastoral y con discípulo ferventísimo de Virgilio) dió á sus tercetos enderezados al buen bucoli(a)sta; pero es disculpable en quien adoleciendo, como Sierra adolece, del mal de romanticismo y, si se quiere, de Victor Huguismo, trataba, por escepcion, de ver si podia colocarse al nivel de los dos poetas á quienes se dirijia ó recordaba. Por más que tal era su intento, casi era tambien preciso que siguiendo su natural, cayese en algo que, como los helenismos y latinismos de que V. habla, desdiga de la sencillez clásica, que al fin es la dificil facilidad de Moratin. Por lo demás ha estimado en lo mucho que valen las observaciones de V. y no dudo de que en prueba de agradecimiento las tendrá muy presentes en sus composiciones ulteriores.

Y a propósito; como todo lo bueno hay quien trate de imitarlo, héte aqui que otro buen poeta, y por cierto nada clásico, inspirado por los tercetos de Sierra, le dirigió hace meses los que acaba de publicar un periódico y que tengo el gusto de acompañarle. [1] Gutierres Nájera es joven de gran fantasia y poderosa potencia de asimilacion, y lo mismo en prosa que en verso, ha escrito cosas notables: trata de coleccionarlas, y cuando lo realice tendré el gusto de enviar á V. su libro. Nuestro paisano, el difunto Anselmo de la Portilla, y yo animamos mucho á este poeta, que, hijo de otro muy malo, aunque muy amigo nuestro, nos sometió sus primeras producciones.

El bueno de Pereda me favoreció mandandome un precioso ejemplar de los Juegos Florales, de nuestro Santander á que V. alude y que he devorado con delicia. En el he visto premiada, y con mucha razon, la oda de su hermano de V. a la «Noche de Estio» que he saboreado varias veces, y que prueba cuánto es natural el talento en la raza de los Menendez y Pelayo. Doy á V. y á todos los suyos la más cordial enhorabuena, y me permito exhortar al jóven Enrique á darnos á menudo otras pruebas de su ingenio. Supongo que es el mismo que cuando yo estaba en esa Corte, estudiaba medicina y que ví algunas veces en esa posada.

Tambien me ha gustado mucho la Oda de García Quevedo á «las Bellas Artes», y en ella encuentro trozos magníficos de poesía lírica. En general, todo el libro me ha agradado sobremanera, y me doy, como santanderino, los plácemes más lisonjeros por este nuevo argumento contra aquello de que en esas tierras no crece el árbol de la poesía. Las demás poesias y prosas son muy dignas de elogio.

Ojalá logre V. el ejemplar del Discurso en catalán á que se refiere su grata; pero de no ser así, esperaremos á que le incluya en alguna edicion de sus obras sueltas.

Mis compañeros de Jurado literario, lo mismo que yo, tenemos mucha satisfaccion en que el juicio de V. sobre la composicion «Andres Chenier» venga á darnos completa razon en cuanto á nuestro dictamen en aquella para nosotros penosa circunstancia. Así me encargan que se lo haga á V. presente.

Me permito, como de costumbre, acompañar una cosilla [2] que tuve que hacer para un Album que aquí se proyectó para sacar algo en favor de los inundados de Leon, y á cuya colaboracion no pude resistir, dado lo noble del objeto. Siento que al fin el plan fracasara; pero mi pecado ya estaba cometido y Sosa, á quien la dediqué, tuvo empeño en que se publicase. Ahí vá, pues; y ojala que no canse á V. su lectura.

Mañana escribiré al amigo Pereda, de quien, como antes dije, recibí poco há una larga carta.

Y concluyo esta deseándole todo género de satisfacciones, con recuerdos de mi Sra. y con el constante aprecio de su admirador y amigo

C. del Collado

 

[1] No se conservan con la carta.

[2] No se conserva con la carta.