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Volumen 16 - carta nº 329

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Madrid, 31 diciembre 1901

Mi querido amigo Menéndez: Ayer recibí la amabilísima carta de Vd. del 28 con las copias de varias composiciones poéticas, que le agradezco con toda mi alma. No acierto a ponderar lo mucho que espero y confío en el auxilio de Vd. para salir siquiera medianamente de la ardua y engorrosa empresa en que me he metido, tan averiado y tan ciego como estoy.

Mañana o pasado mañana a más tardar enviaré a Vd. el tomo primero del Florilegio, que contiene mi introducción y versos de Meléndez, Jovellanos, Vargas Ponce, Moratín, Arriaza, Quintana, Gallego, Maury, Gallardo, Dionisio Solís, Somoza, Martínez de la Rosa y Arjona. Poner orden en esto me parece difícil y más bien me inclino a que haya cierta variedad de géneros y de estilos y hasta de metros para evitar la monotonía.

Me inclino a insertar los versos todos que Vd. me ha enviado, aunque los de Pacheco y los de Florentino Sanz dejan, en mi opinión, no poco que desear.

No estoy de acuerdo con Vd. en desechar del Florilegio al Conde de Cheste. Menester será buscar y hallar algo de nuestro director que no sea muy malo. ¿Cómo excluirle del número de nuestros líricos y épicos?

Desde ahora doy a Vd. mil gracias por los versos que promete enviarme de poetas catalanes y mallorquines. No olvide para esto a Milá y Fontanals, a Aribau y a otros que no mienta en la carta a que contesto.

Convengo con Vd. en prescindir de Monroy, Lopez García y Zea, pero de Balmes, aunque sea una muy breve composición, entiendo que debo poner algo por la importancia y nombradia que Balmes tiene como filósofo, político, etc. Búsqueme Vd., pues, algo de Balmes, ya que es Vd. para mí tan generoso y tan bueno.

A Enrique Gil le tengo y no necesito que me remita Vd. nada suyo. Coincidiendo con el gusto de Vd. insertaré probablemente los versos de Enrique Gil que Vd. me señala.

Espero los de Ríos Rosas, Ochoa y Madrazo, que Vd. me anuncia.

El orden —si orden puede llamarse— en que irán las poesías del 2.º tomo es el siguiente: Reinoso, Lista, Burgos, Bretón de los Herreros, Serafín Estébanez Calderón y algo de las Tres toronjas del Vergel de Amor, de Durán. De aquí adelante o sea en los albores del romanticismo, quiero poner primero los que escribieron dentro de España, y luego los emigrados. Algunos catalanes, como Cabanyes, Arolas, Piferrer, Milá, Quadrado y algún otro, así como Ventura de la Vega, el Duque de Frías y tal vez Nicomedes Pastor Díaz y el propio Molins, irán antes de los emigrados, los cuales serán el punto culminante del romanticismo: primero Mora; luego alguna composición de Don Antonio Alcalá Galiano; luego dos o tres cosas líricas del Duque Don Angel y un par de romances completos. Quizás El solemne desengaño y El cuento de un veterano. Como casi emigrado pondré luego a Espronceda y, siguiéndole, a los que pueden considerarse como discípulos y satélites suyos. Así, Miguel de los Santos Alvarez, Ros de Olano y Julián Romea. Aquí quisiera yo encajar algo de Cheste y también de otros menos que medianos poetas, célebres por otros títulos, como Pacheco, Ríos Rosas, Balmes y ya veremos quién más, tal vez Salvador Bermúdez de Castro, Bueno y Amador de los Ríos, terminando el tomo 2.º, si tantas cosas caben en él, con versos de Gabriel García Tassara, siendo el trueno gordo o final del dicho 2.º tomo el Himno al Mesías. Antes de Tassara convendría poner algo de Donoso. También, si caben, irán en el 2.º tomo versos de la Avellaneda, de la Coronado. Si no, irán en el tercero con Zorrilla, Hertzenbusch y otros románticos. Entre ellos me alegraría yo de que figurasen Ochoa, Madrazo y aun no sé si Príncipe con algo de no muy insulso. En fin, ya hablaremos de esto, o sea del 3. er tomo cuando Vd. venga por aquí, pues hay tiempo de sobra. Lo que ahora interesa y urge es compaginar el tomo II.

Según frase de nuestro amigo Valmar, que buen poso haya, yo estoy ahora muy ostra : nada se me ocurre y aun no he empezado mi contestación a Ortega Munilla, pero como no quiero que dicho señor siga por culpa mía a la puerta de la Academia, me propongo hacer los mayores esfuerzos para tener escrita mi contestación antes de que pase el próximo 15 de enero. Lo probable es que mi contestación sea breve, porque ahora tengo yo menos cuerda que nunca. De todos modos, confiando yo y hasta abusando de la bondad de Vd., le ruego que me lea dicho discurso cuando llegue la ocasión y me salve así de mi pariente, que me leería peor de lo que me conviene.

Y sin más por hoy, quedo de Vd. tan agradecido como afectísimo amigo,

Juan Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 570-572.