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ArribaAbajo Stanislav Zimic, Las Novelas ejemplares de Cervantes

México D. F. y Madrid: Siglo Veintiuno Editores, 1996. xxiii + 403 pp.


Mindy Stivers Badia



University of Arkansas

En su estudio de las Novelas ejemplares, Stanislav Zimic adopta un punto de vista crítico que corre paralelo al propósito literario de Cervantes (según lo describe el propio crítico). Al sintetizar, corregir y profundizar una multitud de estudios anteriores con el propósito de formar su propia teoría respecto a las fuentes inspiradoras de las novelas cortas de Cervantes, el crítico imita la tarea literaria de Cervantes que, según la tesis de Zimic, consiste en adaptar varios textos previos para hacer un comentario social y metaliterario a través de una (re)interpretación de la novela corta. De igual manera, Zimic combina una extensa erudición y métodos teóricos tradicionales con métodos críticos más recientes, como por ejemplo las teorías que incorporan la teoría de la recepción y el post-estructuralismo. La influencia de la teoría literaria de las últimas décadas se deja ver, principalmente en las observaciones del crítico respecto a la ambigüedad de las Novelas y en el enfoque de Zimic en el carácter autoconsciente y la ironía fundamental de éstas. A través de su análisis, Zimic formula una visión metaliteraria de las Novelas, ofreciendo una lectura unificadora de las novelas cortas de Cervantes.

Aún con sus observaciones respecto al propósito literario y social que comparten todas las novelas, Zimic las analiza individualmente. El estudio contiene una nota previa, una introducción, un capítulo sobre cada una de las novelas y una breve conclusión (en el debate sobre si hay once o doce novelas, Zimic   —142→   defiende la postura de que «El coloquio de los perros» y «El casamiento engañoso» deben ser consideradas como dos novelas distintas, aunque después las analice en el mismo capítulo). Además Zimic incluye una bibliografía bastante extensa (aunque no aparecen en ella muchos artículos escritos en los últimos cinco años).

Según el crítico, las Novelas ejemplares tienen una variedad de antecedentes literarios, y en cada capítulo se estudian las fuentes novelísticas principales de cada una de las doce novelas. En «El celoso extremeño» y «El amante liberal», se destaca la novela bizantina como fuente. Se ve la influencia del género picaresco, específicamente Guzmán de Alfarache, en «Rinconete y Cortadillo». Amadís de Gaula es la fuente obvia, según Zimic, de «La española inglesa», y la novela cortesana es la inspiración de «Las dos doncellas». Además de éstas y otras referencias intertextuales, el crítico ve la presencia de textos del mismo autor, como por ejemplo Don Quijote y Persiles.

Al analizar las fuentes de las Novelas ejemplares, Zimic propone la tesis de que Cervantes siempre mejora sus antecedentes literarios, relacionándolos con su sociedad contemporánea y creando personajes más desarrollados y situaciones más verosímiles (a veces a través de una flagrante inverosimilitud). Un ejemplo, según Zimic, de la relación sugerida en las Novelas entre la literatura y la sociedad española del siglo XVI se ve en «La fuerza de la sangre», la cual muchos críticos tachan de inverosímil. En su análisis, Zimic se esfuerza en mostrar como Cervantes manipula los detalles inverosímiles con el propósito de retratar la falsedad de su época y para crear, irónicamente, una novela que tiene una estrecha relación con la realidad española contemporánea de Cervantes precisamente a través de su falta de realismo. Otra instancia de la crítica social en las Novelas ejemplares se nota en «El celoso extremeño», que según Zimic es un esfuerzo por parte de Cervantes de retratar el vicio de los celos y de criticar a los viejos que se casan con mujeres más jóvenes contra la voluntad de éstas. Un ejemplo final se encuentra en el tratamiento de la novela picaresca en «Rinconete y Cortadillo». El crítico opina que un propósito fundamental de este texto es el de avisar a los lectores del peligro del género picaresco en cuanto a su capacidad de influir en el público y de inspirar a los lectores u oyentes (sobre todo a los más jóvenes) a buscar la libertad de la vida picaresca. Es por ello, según Zimic, que Cervantes nos presenta con personajes más desarrollados, para que seamos más conscientes de la corrupción social que representan. Tales observaciones subrayan la ejemplaridad y la relación entre literatura y sociedad en la obra de Cervantes. Sin embargo, la insistencia de Zimic en un propósito social en cada novela ejemplar puede resultar, a veces, demasiado similar a una lectura reductiva del Quijote como nada más que un aviso contra el peligro de leer demasiados libros de caballerías.

A pesar de la profundidad con que Zimic analiza el diálogo intertextual que crea Cervantes entre su obra y otros géneros novelísticos (y también él que se crea con otros textos del mismo autor), hay dos fuentes literarias claves que no se examinan. En primer lugar, el crítico no estudia el diálogo intratextual entre las doce novelas. Dado que este análisis se basa fundamentalmente de la intertextualidad, ¿no sería válido explorar las interrelaciones de las Novelas ejemplares   —143→   mismas? Zimic lo hace brevemente en la introducción, cuando escribe sobre la relación entre «El coloquio de los perros» y «El casamiento engañoso», y también el la conclusión, al examinar el tratamiento cervantino del nacimiento noble y las implicaciones en cuanto a la virtud del individuo en «La gitanilla» y «El coloquio de los perros». Sin embargo, con la excepción de algunas observaciones como éstas, Zimic no estudia cuidadosamente los puntos de contacto y los puntos de divergencia y contradicción entre las novelas, lo cual habría resultado en un análisis mucho más cohesivo.

En segundo lugar, Zimic no analiza de forma detallada la influencia del teatro en las Novelas, hecho notable cuando se considera la opinión de Cervantes con respecto al teatro «nuevo» propuesto por Lope de Vega, y la falta de éxito del autor de las Novelas ejemplares (por lo menos en su época) como dramaturgo. Ya es sabido que hay varias referencias al teatro en las Novelas, las cuales Zimic trata sólo de forma pasajera. Si nos acordamos del teatro de títeres en «Rinconete y Cortadillo», de la forma dialogada del «Coloquio de los perros», o de la teatralidad fundamental de «Las dos doncellas», parece lógico que Cervantes hubiera incluido el teatro, con su énfasis en la falsedad de la gente y su capacidad de enfatizar lo artificial, en su crítica de la sociedad y de la literatura de la época (lo cual es, según Zimic, uno de los propósitos fundamentales de las Novelas).

A pesar de estas omisiones, Zimic ofrece un estudio informativo sobre las fuentes novelísticas de las Novelas ejemplares. Dado el énfasis en la ambigüedad del lenguaje y la falta de fe en la autoridad que se observa en la crítica más reciente, no es sorprendente que, en palabras del propio crítico, el estudio no pretenda ser la lectura definitiva de las Novelas ejemplares. Como las novelas cortas cervantinas mismas, el libro de Zimic deja abierta la posibilidad de otras lecturas y estudios. Y no sería extraño que Cervantes y Zimic compartieran propósitos similares, pues si en las Novelas ejemplares se funden las oposiciones binarias tales como forma y contenido, historia y literatura, realismo e idealismo y elementos serios con aspectos cómicos, ¿por qué no, imitándolas, una teoría inspirada en la práctica?