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Coplas que fizo frey Íñigo de Mendoça, flaire menor, doze en vituperio de las malas hembras, que no pueden las tales ser dichas mugeres, e doze en loor de las buenas mugeres, que mucho triumpho de honor merecen


Fray Íñigo de Mendoza


[Nota preliminar: edición digital a partir de la edición de Foulché Delbosc, Cancionero castellano del siglo XV, Madrid, Casa editorial Bailly-Baillière, 1912-1915 (Nueva Biblioteca de Autores Españoles; 19-3) pp. 60-63 y cotejada con la edición crítica de Julio Rodríguez Puértolas: Fray Íñigo de Mendoza, Cancionero, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 223-232. Seguimos los criterios de actualización ortográfica y puntuación de esta última, cuya consulta recomendamos por ser imprescindible para la correcta apreciación crítica de la obra.]





1     En este mundo disforme
do la virtud y bondad
son abidas por baldón,
quandoquier que no es conforme
la muy crescida beldad
con lo que quiere razón,
es una red barredera
que quanto toma delante
todo lo prende y cabtiva;
es una cosa muy fiera,
es una fuerça gigante
que todo el mundo derriba.

2     Es un arco muy sañudo
que quandoquiera que tira
con su sangriento omezilIo,
si Dios no está por escudo
dos muertes lleva en su vira
rebueltas en el casquillo:
la gran pena desigual
que sufren los amadores
es la una de las dos;
es la otra la infernal,
que durarán sus dolores
mientra que Dios fuere Dios.

3     Es una cosa muy vieja,
de luengos tiempos sabida,
que acaesce en la colmena
que si nos pica la abeja
tan presto pierde la vida
quan presto nos da la pena,
y así tirando su frecha
con voluntad encendida
por matar a quien aplaze,
la dama queda contrecha
de la presta recudida
del mismo tiro que haze.

4     Y quedan ambos heridos
de la culpa y condenados
a los infernales fuegos,
de sus quereres vencidos,
del polvo de amor cegados,
hechos cautivos y ciegos:
cautivos que se vendieron
y pusieron su querer
en manos del afición;
ciegos, que lo que vieron
les hizo perder el ver
de la lumbrosa razón.

5     Así que, damas, vos queda
de la belleza sobrada,
si razón no la gobierna,
que por su causa se hereda
después de vida penada
espantosa muerte eterna,
y quédaos del solimán
y del alconzilla fina
otros donosos provechos:
mucho fuego de alquitrán
y mucha pez y resina
por el rostro y por los pechos.

6    Pues por hermosa que sea
puede creer muy sin recelo
la dama que no es mentira
que mejor fuera ser fea
si tira con anapelo
con los ojos quando mira,
que los gestos que son feos,
por bien que soplen sus llamas
a poca gente escalientan,
mas si torcidos deseos
tienen las famosas damas,
quantos miran atormentan.

7     Son aquestas el mochuelo
que con los ojos conbida
a los tordos que los tomen;
son el cebo del anzuelo
que haze costar la vida
a los peces que lo comen;
son secreta saetera
do nos tira Lucifer
con yerba por nos matar;
son carne puesta en buitrera,
que quien la viene a comer
escota bien el yantar.

8     Son el grito con que llama,
después que ya tiene armado,
con boz fingida de cierva,
el ballestero que brama
para que venga el venado
do le tire con la yerba,
porque en la boca destas
están dentro ascondidos
los enemigos llamando,
tienen las ballestas prestas
para que siendo venidos
nos puedan matar tirando.

9     Son guerrero capitán
que por doquiera que anda
siempre piensa algún engaño;
son tanbién el alacrán
que muestra la cara blanda
y haze áspero el daño;
son unas eladas cuestas
do los ombres si pasean
es por fuerça que resbalen:
¡qué comparaciones estas
para que los malos vean
cuán pocos dineros valen!

10     Pues desta gente guerrera
quienquiera tener recelo
de sus muchas celadas,
y pasen de su frontera,
si quieren llegar al cielo,
por tierras muy desviadas,
que todos los sabidores
sobre este caso leídos
muy juntamente concluyen
que en la batalla de amores
los que esperan son vencidos,
vencedores los que fuyen.

11     Son aquel cuajado mar
donde los ombres entrados
se quedan por moradores;
son secreto rejalgar
entre sabrosos guisados
que mata sus comedores;
son aquella piedra imán
do la nao quando llega
se queda presa y trabada;
son agua de por San Juan,
que al vino no se pega
y al pan no ayuda nada.


Final

12    Y pues tiene la muger
que ha perdido el temor
y vergüença de su vicio
la muerte buelta en plazer
para dar al amador
en pago de su serviçio,
fuyamos desta nasçión
y sus plazeres dexemos,
que nos los dan a renuevos,
que de su conversaçión
todo quanto ganaremos
será el caldo de los huevos.


De las buenas

12    Vengan ya las otras damas,
pues es cierto que ay muchas
en esta nuestra Castilla
que sus famas y sus camas
de los conbates y luchas
defendieron de manzilla,
porquel oro con el lodo
puesto junto cotejado,
destos tales dos estremos
pongamos luego en tesoro
el oro linpio, açendrado,
y el vil del lodo pisemos.

14     Aquellas damas hermosas
que en esta nuestra comarca
de virtudes tan mañera,
entre las gentes viciosas
tienen guardada en su arca
su limpieza verdadera,
es clara cosa que tienen
mucho luzidos y altos
los quilates de bondad,
pues es cierto que sostienen
combates y sobresaltos
por causa de su honestad.

15     Mas resciben tal renombre
por el fuerte resistir
que hazen por la limpieza,
qual suele cobrar el ombre
quando más quiere morir
que no cometer vileza,
qual el alcaide leal
quando mucho conbatido
se queda por vençedor;
como en batalla campal
el capitán que ha vençido
mucha gente y gran señor.

16     Aquel humano linaje
son las damas que han tenido
y tienen linpia la vida
una torre de omenaje
quando el otro está perdido,
la virtud es retraída;
son unas secretas cuevas
que tienen dentro escondidos
tesoros de gran valía;
son unas alegres nuevas
que hazen dar alaridos
en el cielo de alegría.

17     Son un luzido brocado
que pocas personas visten,
sino grosero sayal;
son alcázar defensado
do pocas armas resisten
a los conbates del mal;
son heridos por defuera
de púas muy espinosas
al ombre quando las toca,
mas de dentro son lumbrera;
son finas piedras preciosas;
son castillo puesto en roca.

18     Es qualquiera dama tal
que guardada y defendida
de las no buenas se esmera,
una cosa angelical,
que aunque de carne vestida
en que ser no lo pudiera
en esta virtud iguales,
con las buenas a mi ver
no son los ángeles buenos,
porque ser estos ya tales
no les es de agradescer,
por ser de cuerpos agenos.

19     ¡O, qué gloria tan pomposa!
¿Qué dama podrá alcançarte,
que de gozo no dé gritos,
que la dama virtuosa
sea más en esta parte
que los ángeles benditos?
Y pues tamaño loor
viene por tener cerrada
la puerta del coraçón,
los servidores de amor
no deben hallar morada,
remedio ni compassión.

20     Son ángeles y mugeres
en la vida, y hermosura
en los cuerpos y en las almas;
son sanctos en los aferes;
laureles en la verdura,
mas en el fructo son palmas;
son palmitos en la sierra,
que es cosa muy de espantar,
por la su gran frialdad;
son buenas en nuestra tierra,
que es más de maravillar,
según es nuestra maldad.

21     Quien tiene Casta por nombre
puede delante quienquiera
sin ningún miedo dezir
que tiene por sobrenombre
comendadora de Espera
de la gloria por venir;
pues con este tal consuelo,
si con las alas de açores
las buelan los cortesanos,
parecen ante su buelo
los neblís remontadores,
los girifaltes milanos.

22     Así que las virtuosas
son unas claras estrellas
entre muy escuras gentes,
pero son muy peligrosas
para conversar con ellas,
según estamos dolientes,
porque somos, mal peccado,
esta gente castellana,
con qualquiera dama buena,
como estómago dañado,
que aunque la perdiz es sana,
con ella se empacha y pena.

23    Pues será consejo sano
a todos los que enfermamos
con todo quanto comemos
mientras bive el cuerpo humano
que de las malas huyamos,
de las buenas nos guardemos:
de las malas porque son
unas redes en que vemos
que los más del mundo caen;
de las buenas por passión
que nosotros conocemos,
no por lo que en ellas ay.


Final

24    Y poniendo la contera
a esta pequeña obrezilla
y en esta copla se acabe:
yo llamo linda cimera
a las damas de Castilla
en quien tal vicio no cabe,
mas a las damas sin bien,
con el su mirar del diablo
degüellan a quien acatan,
llamo cabestros con quien
diablos en suzio establo
a los ombres bestias atan.





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