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Cuento de abril. Escenas rimadas en una manera extravagante1

Ramón del Valle-Inclán



CVENTO *CUENTO* DE ABRIL

ESCENAS RIMADAS EN VNA *UNA* MANERA EXTRAVAGANTE

SU AVTOR *AUTOR* D. RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN

[05]

CVENTO *CUENTO* DE ABRIL

ESCENAS RIMADAS EN VNA *UNA* MANERA EXTRAVAGANTE

SU AVTOR *AUTOR* D. RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN

[07]



DRAMATIS PERSONAE
 

 
LA PRINCESA DE IMBERAL.
EL INFANTE DE CASTILLA.
EL TROVERO PEDRO DE VIDAL.
UN CORO DE AZAFATAS.
HASTA SEIS PEONES DE BALLESTA.

[09]




DECORACIÓN

(TIENE EL JARDÍN LA GRACIA PENSATIVA DE LOS CIPRESES CON LA FRAGANCIA DE LAS ROSAS QUE EN SU TORNÁTIL POMPA ANIDAN UN RECUERDO DE HABER SIDO MUJERES.

DIVINAS ENCANTADAS, SOMBRAS QUE AL DESVANECERSE SÓLO DEJARON LA SANGRIENTA IMPRESIÓN DE UNA BOCA, O DE UNA CABELLERA DE LLAMAS, O DE UNOS SENOS DE FRAGANCIA LLENOS...

[10]

¡TAL VEZ SOLAMENTE LAS EVOCA EL RITMO ETERNO Y ARMÓNICO DE UNA ONDULACIÓN, IGUAL EN LA RAMA VERDE DE LA ROSA Y EN EL CUELLO DE LA MUJER!

Y LOS CIPRESES SE CONTEMPLAN INMÓVILES EN EL MISTERIO DE LAS FUENTES, CON ESA TRISTEZA ANTIGUA DE LOS JARDINES PROPICIOS AL AMOR!)



[11]

PRELVDIO *PRELUDIO*

[13]




PRELVDIO *PRELUDIO*


LA DIVINA PUERTA DORADA
DEL JARDÍN AZUL DEL ENSUEÑO
OS ABRE MI VARA ENCANTADA
POR DECIROS UN CUENTO ABRILEÑO.
[14]


II

Cuento de Abril, en donde canta
El ruiseñor primaveral,
Y un aire galán se levanta
Meciendo las rosas del rosal.


III

Bajo un vuelo de abejas de oro,
Las gentiles rosas de Francia,
Al jardín azul y sonoro,
Dan el tesoro de su fragancia.


IV

Fragancia de labios en flor,
Que al reír modulan un trino.
Labios que besa el ruiseñor
Con la luz de su canto divino.
[15]


V

¡Oh, la fragancia de la risa
Fragante escala musical,
Que al alma leve de la brisa
Le brinda su verso de coral!


VI

Cuento de Abril, donde amor vuela
Con alas de ave y de canción.
Divino verso que una estela
Musical, deja en el corazón.


VII

Cuento que cuenta el embeleso
Que provoca una boca, y
El divino aleteo de un beso
Que brinda la rosa carmesí.
[16]


VIII

¡Oh, rosa de la risa loca
Que rima el teclado de su son,
Con la púrpura de la boca
Y las fugas del Ave-Ilusión!


IX

Fragancia galante y antigua
De los jardines provenzales
Florida cuna que atestigua,
La alta estirpe de los madrigales.


X

Cuento de amable devaneo,
Que tiene perfume de flor.
Cuento que es como el torneo
De una princesa y un trovador.
[17]


XI

Cuento de gaya poesía,
Más elegante que un minué.
Rosa de la galantería,
Que os brindo en lírico buqué.

[19]






ESCENA PRIMERA

[21]

 

(CERCA DE LA FUENTE DONDE ABRE SU COLA EL PAVO REAL, UNA AZAFATA CON DISFRAZ DE GITANA MORISCA, DISCRETEA CON PEDRO DE VIDAL. AQUEL TROVADOR CELEBRADO EN LAS CORTES PROVENZALES POR SUS CANCIONES Y SU BUENA GRACIA PARA DECIR Y ACOMETER LOCURAS. OTRAS AZAFATAS ACECHAN ESCONDIDAS EN UN SETO DE LAUREL ROSA.)

 
LA GITANA
¡Trovador galán y gentil,
Del sayo toronjil!
¿Quier mercar este anillo encantado,
Que puesto en el dedo del corazón
De los amores aleja el cuidado,

[22]

Y da los buenos sueños de la ilusión?
¡Y si no la rosita, rosa de Abril,
Trovador galán y gentil!
¡Que es más perfumada,
Que la boca regalada,
De una enamorada!
En los jardines de Jericó,
Para ti, mi galán, esta mano la cortó.
La boca de la enamorada,
Que te besó en el cabezal
Haciendo pecado mortal,
No es más regalada
Ni más aromada!
EL TROVADOR
¡Nunca mi dama me besó!
LA GITANA
Trovador galán y gentil

[23]

Del sayo perejil,
Y la pluma verde limón:
Yo tengo una palabra,
Que es como una oración
Para todas las cuitas del corazón.
¡No hay puerta cerrada que no se le abra!
EL TROVADOR
¿Es la palabra de la abracadabra?
LA GITANA
La palabra del ajonjolí,
Que abate los muros
Y es más fuerte que todos los conjuros,
Y que el Diablo pata de cabra.
EL TROVADOR
¡Oh, misteriosa palabra aleve!

[24]

LA GITANA
Como yo la diría al oído de una dama de brial,
Alumbrara para ti un cirial,
En la cruz de su pecho de nieve.
EL TROVADOR
¿Por obrar tal prodigio que demandas?
LA GITANA
¡Si
Serías un rey, por mi ajonjolí
Un florón de tu corona te pidiera!
¡Si se serías un gigante,
La piedra esmeralda de tu encante!
¡Saluda la rabia, amuestra los tesoros,
Guía por los caminos, es piedra de moros,
De muy gran poder, la piedra esmeralda!—
Si como eres trovero, fueras caballero,

[25]

Te diría mi ajonjolí por tu dinero.
Si dama de Señoría, por un halda,
Por una pluma, por un coral...
Si barragana de un santo cardenal,
Te preciara la palabra secreta,
En una reliquia de San Cristóbal,
Y en una foja de misal.
EL TROVADOR
¡Sólo soy poeta!
LA GITANA
Pues eres trovero,
Y galán de mi devoción,
Te haré mi merced por una canción,
Que pueda cantar y bailar al son
De mi pandero.
¿Quién es la dama, que alumbra la llama
De una candelilla en tu corazón?

[26]

Trovador galán y gentil,
del sayo toronjil,
Y la pluma verde limón.
EL TROVADOR
¡Tan alto está mi anhelo,
Que tiene por suyos todos
Los bellos nombres del cielo!
LA GITANA
Pues se llama de tantos modos,
Yo, mi galán, si no te pesa,
Le diré mi señora Princesa.
EL TROVADOR
¡Tuviste mirada de zahorí!
LA GITANA
¿Ello te da enojos?

[27]

Yo tu secreto leí,
En las niñas de tus ojos.
EL TROVADOR
¡Es transparente el cristal!
LA GITANA
En tu mirada que implora,
Vi asomada a mi señora,
La Princesa de Imberal.
¡Y se reía, en la luz del día, que la desleía!
Repara, galán, esta rosa.
Con unas palabras, que digo callada,
A esta sombra la dejo deshojada.
¡Si la Princesa aquí se reposa,
Ha de adormecer…!
EL TROVADOR
¿Tanto es tu poder?

[28]

LA GITANA
Yo estaré en aquel seto escondida,
Y la palabra del ajonjolí, le diré dormida.
EL TROVADOR
¿No es poder infernal?
LA GITANA
¡Por mi vida
Que soy bautizada, trovero gentil!
¡Los profundos infiernos me abra
Si digo mentira, el pata de cabra!
¡Tú serás alcaide del pulido torreón de marfil!
Llegan las dueñas de la Señoría,
Y voy a esconderme.
EL TROVADOR
¡Alborea mi día!

[29]

 

(CON LA GRACIA DE UN VUELO SE EMBOSCA POR EL SETO DE LAUREL ROSA, AQUELLA AZAFATA QUE LLEVA DISFRAZ DE GITANA MORISCA. OTRAS AZAFATAS SALEN COGIDAS DE LAS MANOS COMO NINFAS EN UNA ALEGORÍA.)

 
EL TROVADOR
¡Dejáis a la Princesa, vuestra señora y mía!
UNA AZAFATA
¿Cuentan que tú la amas?
EL TROVADOR
Amor de trovador
A todas las Princesas. Es una poesía
Bien rimada, burlonas damiselas, mi amor.

[30]

UNA AZAFATA
¡Ay, que nuestra señora se enojará contigo
Cuando lo sepa!
EL TROVADOR
¿Acaso se enoja Helios pagano,
Si el pájaro le canta en el surco del trigo,
Y si la espiga siente amor en cada grano?
UNA AZAFATA
¿Por qué sacas ahora cosas de paganía?
OTRA AZAFATA
¡Es buena cristiana nuestra dueña, juglar!
EL TROVADOR
¿Decidme si se enoja Madre Santa María,
Porque un villano sea devoto de su altar?

[31]

A mi señora logro amar sin desacato,
Como a la faz de plata de la luna en el cielo.
En el azul del alma contemplo su retrato,
Y con mi amor, un cofre labrado le cincelo.
UNA AZAFATA
¿Tiene llaves el cofre?
EL TROVADOR
¡Catorce llaves de oro!
UNA AZAFATA
Cuerdo serás, si guardas bajo ellas tu secreto.
EL TROVADOR
¡Son catorce campanas que lo dicen a coro!
UNA AZAFATA
¿Suenan en un arillo?

[32]

EL TROVADOR
Cantan en un soneto.
UNA AZAFATA
¡Oh, qué enojo esa rima que vino de Toscana!
EL TROVADOR
¡Mal alcanzáis vosotras lo que es la Gaya Ciencia!
El soneto italiano es invención galana
Que en el verso postrero vierte toda su esencia.
¡Rosa métrica! ¡Estrella de rimadas facetas!
¡Maravilloso engarce! ¡Serventesio y rondel!
¡La no vista sirena, que encanta a los poetas
Porque todos naufraguen en su claro riel!
UNA AZAFATA
A mí sólo me placen las antiguas canciones,
Las que tienen la música para bailar al son.

[33]

OTRA AZAFATA
Á mí las cortesanas sales de las tensiones.
OTRA AZAFATA
A mí la serenata, si es bajo mi balcón.
UNA AZAFATA
¿Nos dices tu soneto?
EL TROVADOR
Son rimas caprichosas,
Y me falta acordar y pulir el envío.
OTRA AZAFATA
¡Hace un momento estabas diciéndolo a las rosas!
EL TROVADOR
¡Si las rosas lo saben de siempre, por ser mío!

[34]

UNA AZAFATA
Pues yo soy Rosalinda y no lo sé, de suerte
Que merezco oír los versos de Pedro de Vidal.
EL TROVADOR
Rosalinda, razonas muy gentil, pero advierte
Que a tus hermanas puedo besar en el rosal.
UNA AZAFATA
Yo cantaré tu verso, que es besar al poeta.
La rosa de mi boca te dará su tesoro.
Musical.
EL TROVADOR
Rosalinda, la más linda y discreta,
Vuelen sobre tu rosa, mis abejas de oro.
Mas llega la Princesa, vuestra señora y mía.

[35]

 

(LA PRINCESA CAMINA POR UN SENDERO ENTRE ALTOS MIRTOS. LLEVA BIRRETE CON PLUMAS Y SOBREVESTA GINOVESA, RECAMADA POR BELLOTAS DE AMBAR. UNA URRACA, POSADA SOBRE SU HOMBRO, REPITE EL ESTRIBILLO DE LA CANCIÓN VIEJA DE PIERRÁS Y MAGALONA.)

 
LA PRINCESA
¿Retienes a mis damas con algún madrigal?
EL TROVADOR
Les explicaba cómo dos veces nace el día:
Contigo, y con la aurora, Princesa de Imberal.
LA PRINCESA
¿También la maga ciencia estudias, de los astros?

[36]

EL TROVADOR
Bien pudiera afirmarlo, si es por mirar la altura.
Mis ojos han cegado en los divinos rastros,
Que ciega el resplandor más que la noche oscura.
LA PRINCESA
Pon, como un capuchino, los ojos en la tierra.
EL TROVADOR
Cielo y tierra, se han juntado para mí.
LA PRINCESA
Mira que cuando el cuerdo por ser loco se aferra,
Acaba loco.
EL TROVADOR
El poeta, señora, empieza así.

[37]

LA PRINCESA
Pues oigame el poeta: Mañana, de Castilla,
Llega el Infante que me amó por mi retrato,
Quiero que le reciban con una tonadilla,
Las dueñas y azafatas de mi casa y recato.
Y en la musical pauta, que al oído regala,
Tejerán una danza, y a las blancas torcaces
Que el coral de los picos esconden con el ala,
Darán suelta en parejas, del sol bajo los haces.
Tú, harás un serventesio.
EL TROVADOR
Será lleno de saña
Y maldiciones, contra el raptor español.
¡Oh, fementido Paris, no cantaré tu hazaña,
Del jardín de Provenza al robarnos el sol!
LA PRINCESA
Yo te daré el vestido que mi padre vestía

[38]

En las fiestas mayores: Un jubón verdegay,
Una hebilla turquesa, con mucha pedrería,
Un plumaje de garza, y un manto de contray.
EL TROVADOR
Un vestido de luto fuera mejor. La abeja
Sin la rosa bermeja no labra su panal;
No canta la cigarra sin sol.
LA PRINCESA
Pero su queja
Dicen los ruiseñores en la noche estival.
Se tiende la inconsutil *inconsútil* escala del ensueño,
En el claro de luna más que en la luz del día,
Del sésamo cerrado, del imposible empeño,
Los ojos de los ciegos guardan la poesía.
Unos tienen la fuerza de oxidianas cuajadas,
Otros, de talismanes tienen la evocación.

[39]

Algunos son serenos y firmes como espadas,
Y otros ensangrentadas túnicas de pasión.
Y con los ojos brujos, que nunca han visto el día,
La corneja contempla bogar la negra barca,
Y asomada al misterio, escucha la jauría
Que ladra, bajo el vuelo de algo que no se abarca.
No hay cortejo sin luna, lirio de plata antigua
Que arrastra los sutiles velos de la ilusión
Por los lagos azules. ¡Divina flor ambigua
Que enciende en el crepúsculo los ojos del león!
Sobre el lago lunático la mirada se pasma
Como sobre el cristal de un espejo encantado.
Sólo en la sombra flota la estela del fantasma,
Y aroma en nuestra historia el nardo deshojado.
Coronaré tu frente, si complacerme sabes.
EL TROVADOR
Voluntad de mi dueña, sé ritmo en mi canción.

[40]

¡Como bajo tu mano las musicales claves
En el salterio cantan, así mi corazón!
LA PRINCESA
Convocaré juglares, se correrán anillas,
Quiero hacer gaya fiesta al galán caballero,
Que viene a conocerme, de las lueñas Castillas,
Haciendo día y noche camino de romero.
EL TROVADOR
Debiera precederle embajada de pajes,
Con cofres, que perfuman terebínticas gomas,
Llenos de ricas sedas de Arabia, y de plumajes
Verdes, con tornasoles de cuello de palomas.
LA PRINCESA
Rigen allí otros usos. Y no son muy galanas
Las Castillas, que hicieron lanzas de sus florestas.

[41]

EL TROVADOR
¿Y a ese gran segador de cabezas paganas
Quieres darle la lírica rosa de nuestras fiestas?
¿No has oído los romances que cantan sus troveros?
En vez de arpas, se acompañan con atambores.
LA PRINCESA
DEL Infante y su brava hueste de caballeros,
Los crestonados cascos coronaré de flores.
EL TROVADOR
¿Son muchos?
LA PRINCESA
Infanzones de adarga y lanza, pajes,
Condes, con reyes moros vasallos o en prisión,
Y caballeros de los más claros linajes,
Los que alancean toros en Burgos y en León.

[42]

Por donde el sol se pone, en un tropel sonoro
Llegarán. En el viento temblarán los airones,
Que se abren en los yelmos bajo el ocaso de oro,
Como floridos ramos o colas de leones.
Mientras reposo, bajo este verde boscaje,
Tú sube al mirador que domina la plana.
Dime si asoma, en el encante de un miraje,
El paje anunciador del alba de la mañana.
 

(PEDRO DE VIDAL SE ALEJA HACIA EL BOSCAJE DE LAURELES, DONDE HAY UN MINARETE CON GENTILES ARCOS MORISCOS. Y ENTRE AQUELLA GRACIA AIROSA, TIEMBLA Y CANTA EL SURTIDOR DE UNA FUENTE. PEDRO DE VIDAL HA VUELTO UN MOMENTO LA CABEZA.)

 
EL TROVADOR
¡Enigma de abracadabra,

[43]

Palabra de ajonjolí,
Alba de oro, veste para mí!
¡Se cumple el sortilegio de la gitana!
¡El lirio gentil se reposa
En el encanto de la rosa!
LA PRINCESA
¿Trovador mío, qué ves surgir en la plana?
EL TROVADOR
¡Muere la tarde, mi Princesa, muy lejana!
LA PRINCESA
¿Y más allá?
EL TROVADOR
¡Tras una garza un azor!

[44]

LA PRINCESA
¿Y más allá, mi trovador?
EL TROVADOR
¡Veo el azul en lontananza!
LA PRINCESA
¿Y más allá?
EL TROVADOR
¡Siempre el azul de la esperanza!
LA PRINCESA
¡Oh, qué lunático de amor!

[45]

 

(TODAS LAS AZAFATAS ASOMAN RIENDO. VIENEN POR LOS SENDEROS DEL JARDÍN. SON SIEMPRE NINFAS DE UNA ALEGORÍA. Y PARECE QUE PLIEGA LOS ROPAJES UNA BRISA DE PRIMAVERA.)

 
LA GITANA
¡Y qué sin ventura!
¡Y qué prendado de vuestra hermosura!
Por una morisca me tomó...
LA PRINCESA
¿De tu disfraz no tuvo sospecha?
LA GITANA
¡Es de sol, mi señora, la flecha,
Que tan de claro le pasó!

[46]

LA PRINCESA
Son los trovadores, como ruiseñores
Que en la noche cantan al claro de luna.
Cantan y se mueren sin lograr fortuna.
Sus alas no vuelan como sus amores,
¡Tan alto! ¡Tan alto!
UNA AZAFATA
¡Vedle, señora, en el mirador!
OTRA AZAFATA
¡Bendice la tierra a los cuatro vientos!
LA PRINCESA
¡Pobre lunático de amor,
Tuvo muy altos pensamientos!
UNA AZAFATA
Con esta burla le curaremos.

[47]

LA PRINCESA
¡Para un trovador,
Es dorada espina la espina de amor!
UNA AZAFATA
¡El mal que hacemos, nunca vemos!
LA GITANA
¡Voy a decirle que te dormí,
Con la palabra del ajonjolí!
LA PRINCESA
Sobre el jardín pasó un rumor.
¿Lo habéis sentido estremecido?
Se deshoja una flor...
UNA AZAFATA
Será Cupido, que ríe escondido
Entre el ramaje.

[48]

OTRA AZAFATA
Escondámonos con él.
OTRA AZAFATA
Le cazaremos para tu paje
En el boscaje
De laurel.
 

(AL PIE DE UN ÁRBOL QUE TIENDE SOBRE LA ROSA DESHOJADA EL MOVEDIZO ENCAJE DE SU SOMBRA, SE FINGE DORMIDA LA PRINCESA DE IMBERAL. Y LA AZAFATA, CON DISFRAZ DE GITANA MORISCA, Y EL TROVADOR, VIENEN POR EL FONDO DEL JARDÍN.)

 
LA GITANA
Trovador galán y gentil,

[49]

Del sayo perejil,
Cata dormido tu dulce bien:
Rosa en botón,
Que abrirá para ti,
Galán de la pluma verde limón,
Por la virtud de mi ajonjolí.
EL TROVADOR
Rosa sultana,
Abre en la ventana
De mi corazón.
 

(SE INCLINA, Y PONE UN BESO EN LA BOCA DE LA PRINCESA DE IMBERAL, QUE APARENTA DORMIR SOBRE LA ROSA DESHOJADA. LA AZAFATA DEL DISFRAZ HUYE A ESCONDERSE.)

 
LA PRINCESA
¡Me besó un escorpión!

[50]

¡Un cínife envenenado!
¡Un alacrán…!
EL TROVADOR
¡MI corazón,
Pájaro alado,
Es quien se ha posado
En el rosal de tu boca!
LA PRINCESA
¡Nunca creí, audacia tan loca!
¿Cómo osaste llegar hasta mí?
¡Audacia tan loca nunca creí!
EL TROVADOR
Nos une el poder de un encante,
Claro y fuerte como el diamante.

[51]

¡La palabra del ajonjolí!
No es más clara y más firme que ella,
La cristalina estrella
Que llevaba en el blanco turbante
El gigante Avengalí.
LA PRINCESA
¡En gracia a tu locura,
No te mando arrojar a mi traílla!
¡Sal de aquí, miserable criatura!
¿Qué Jordán lavará tanta mancilla,
Como puso en mi labio la audacia de tu agravio?
EL TROVADOR
Sobre el broche entreabierto de tu boca risueña,
Vi pasar las abejas en un vuelo sonoro,
Y en el divino enigma de la rosa abrileña,

[52]

Libar todas las mieles para el panal de oro.
      ¡Quise, como la abeja,
      Libar la miel,
      Y sólo de tu queja
      Gusté la hiel!

ASÍ TERMINA LA ESCENA PRIMERA

[53]



ESCENA SEGUNDA

[55]

 

(UN VIEJO ROBLEDO QUE EL SOL MATINAL VISTE DE ORO. LOS TRONCOS APARECEN NEGROS SOBRE EL FONDO VERDE PRADO Y EN EL ÁMBAR DE LA LUZ. HAY SONES DE MONTERÍA EN LEJANÍA.)

 
UNA AZAFATA
¡Tres ballesteros castellanos
Venían a mi alcance!
OTRA AZAFATA
¡Cintia, yo me desmayo en ese lance!
UNA AZAFATA
¡Al apartar las zarzas
Me desgarré las manos!

[56]

OTRA AZAFATA
¡Son milanos
Perseguidores de las garzas!
OTRA AZAFATA
¡Son bárbaros jayanes!
OTRA AZAFATA
¡Son sátiros, centauros o egipanes,
De los bosques paganos!
UNA AZAFATA
Ya me alcanzaban. En las manos
De uno, dejé la cinta del cabello.
¡Y sentía en el cuello
Su alentar!

[57]

OTRA AZAFATA
¿Y era bello,
El castellano?
UNA AZAFATA
En tan terrible paso
Los ojos no volví.
OTRA AZAFATA
¡Cintia, en tu caso,
Yo me desmayo allí!

[58]

 

(LA PRINCESA DE IMBERAL ENTRA EN EL RASO CON EL INFANTE, QUE POR CONOCERLA VINO DE CASTILLA. EL INFANTE, DE OJOS PROFUNDOS Y BARBAS MONJILES, TRAE EL MANTO REVUELTO AL BRAZO Y UN VENABLO EN LA DIESTRA.)

 
EL INFANTE
¡Es tu Corte galana maravilla!
LA PRINCESA
¿No se celebran fiestas como éstas,
Infante, allá en Castilla?
EL INFANTE
Señora, nuestras fiestas
Nunca son tan galanas.

[59]

Las fiestas de Castilla,
Son como nuestras madres castellanas.
Vísperas y sermón,
Plática en el estrado,
En la vasta cocina, gran matanza
De aves y de corderos,
Una hoguera en la plaza, y una danza
Honesta de pecheros.
Justas, en bodas reales,
La Tarasca y la Coca,
Con la danza de estoques,
Y corridas de gallos, donde tercian
Soldados y rufianes,
Y alguna vez, alzados los manteles,
Tal hidalgo, y tal mozo tonsurado.
Por las Fiestas Mayores,
Repique de campanas todo el día,
En los zaguanes muchos pordioseros,
En las rúas devotos y romeros,

[60]

Y labradores ricos y callados,
Con hijas mozas, llenas de patenas,
Yantando en los mesones retirados
O en las frescas olmedas de los ríos.
Y al recadarse de las procesiones
Un auto de juglares en la iglesia,
Donde se representa algún misterio
De Nuestra Santa Religión Cristiana,
Y el Pecador, la Muerte y el Diablo,
Aparecen en bulto.
LA PRINCESA
Bien sabéis describillas,
Pero no son galanas,
Infante, vuestras fiestas castellanas.
¡Rezo y sermón! ¡Mantillas
Y encapuchados! ¡Villanesca bulla…!
En un mismo cortejo,

[61]

Mezclado Don Antruejo
Con la Madre Cogulla.
¿No tienen vuestras damas trovadores
Y pajes que les digan madrigales,
En el silencio de los miradores,
Bajo los arcos de los ventanales?
¿No hacen Corte de Amor en los jardines,
Entre los laberintos de arrayanes,
Y deshojan jazmines
Oyendo suspirar a los galanes?
¿No bordan las doncellas,
Cifras de oro en lazos de esperanza,
Cuando rompe por ellas,
Un hidalgo su lanza?
EL INFANTE
Nunca, Princesa mía,
Tú podrás comprender nuestra alegría.

[62]

Serena, grave y fría,
Como el cristal del agua, en una alberca
Que el morisco arrayán de sombra cerca.
¿Mas qué pieza cobró vuestra jauría
Que ahora ladra tan terca?
LA PRINCESA
Los gritos de los mozos que azuzan la traílla,
Anuncian que el ojeo levantó un jabalí.
EL INFANTE
Permíteme, Princesa, que apreste mi cuchilla
Para poder cobrarlo, y ofrecértelo a ti.
Bajo la sombra añosa y grave de los robles,
Abuelos centenarios con rumores de rezo,
Parece que las trompas tienen ecos más nobles
Y que los viejos robles tienen un esperezo.

[63]

 

(AQUEL INFANTE DE CASTILLA SE ALEJA POR EL ROBLEDO, ANIMOSO Y CAUTELOSO. CRUZAN CON ÉL DOS AZAFATAS QUE LLEGAN CORRIENDO, Y EL CASTELLANO TIENE PARA ELLAS UNA MIRADA VIOLENTA Y ARDIENTE.)

 
UNA AZAFATA
¡Los canes de Diana, y sus dardos certeros,
No alcanzaron jamás suceso tan feliz,
Como alcanzan ahora, señora, tus monteros
Y canes, con la pieza que dobló la cerviz!
LA PRINCESA
¿Te burlas, Rosalinda?
OTRA AZAFATA
¡Oh! ¡Qué gracioso engaño!

[64]

LA PRINCESA
¿Decid ya lo que ha sido?
UNA AZAFATA
A Pedro de Vidal
Apresó la jauría.
OTRA AZAFATA
¡Se ha metido a ermitaño!
UNA DAMA
Pero lleva una piel de lobo por sayal.
OTRA DAMA
Es penitencia por sus amorosos yerros.
OTRA DAMA
¡Le alzan todo sangrante!

[65]

LA PRINCESA
¡De mi burla me pesa!
OTRA AZAFATA
Caído bajo el áspero hocico de los perros
Con un planto muy triste, te invocaba, Princesa.
LA PRINCESA
¿Qué hacía aquí?
OTRA AZAFATA
Por tus enojos, penitencia.
Pero al saber que estabas en són de montería,
Juzgo *Juzgó* gentil empeño, su amorosa demencia,
Ir con disfraz de lobo áaengañar tu jauría.
UNA AZAFATA
Dice que le hechizaron dos negros hechiceros.

[66]

OTRA AZAFATA
¡De tal modo, a tus ojos alude su locura!
OTRA AZAFATA
En andas de ramaje le llevan los monteros.
LA PRINCESA
¿Adónde?
OTRA AZAFATA
Con la mano les indicó la altura
De la montaña. Jura que habitara una cueva
Hasta lograr, señora, mover tu corazón.
LA PRINCESA
Que mis pajes le alcancen y le lleven la nueva.
¡Ya de su desafuero tiene la absolución!
En mi jardín florezcan otra vez sus canciones,

[67]

Y se abran con el triunfo de las rosas carnales,
Y como en la fontana de limosos tritones,
El plumaje de fábula abren los pavos reales.
Si las breñas del monte le depararon silo,
Si materna la loba le abrigó con su piel,
No ha de negar mi pecho a la piedad asilo,
Ni en herida de amores he de poner la hiel.
Olvidar quiero ahora la audacia de su intento,
Y ser como la rosa que se abre bajo el sol,
Y por igual se ofrece, cuando la mece el viento,
Para la mariposa y para el caracol.
¡Ofrenda de lunático…! ¡Furor de clara luna!
¿Qué cuento de misterio y qué sabor de miel
Dejaste en mí? ¿Tu beso era el envío de una
Canción? ¿Era la tórtola que canta en el rondel?
UNA AZAFATA
¡Llegan otros monteros con la caza cobrada!

[68]

Traen un corzo vivo. De su ijar una brecha
Mana sangre, y parece como una lis rosada.
LA PRINCESA
¡Mi mano fué la mano que le asestó la flecha!
 

(FUERTES JAYANES TRAEN A CUESTAS CORZOS Y VENADOS, QUE DEJAN REGUEROS DE SANGRE SOBRE LA HIERBA. DESCANSAN UN MOMENTO A LA SOMBRA, Y SE ALZAN VIENDO LLEGAR AL INFANTE. COMO EL CARRO DE UN DIOS ANTIGUO, RUEDA BAJO LA AÑOSA SOMBRA DEL ROBLEDO EL SON DE MONTERÍA EN LEJANÍA.)

 
UNA AZAFATA
¡Con peones de ballesta
Llega el Infante aquí!

[69]

EL INFANTE
¡Por mi Santo Patrón Señor Santiago,
Brava la caza fué! Mira, Princesa,
En mi peto el estrago,
Que causó el jabalí.
LA PRINCESA
¿Herido, acaso, el valeroso Infante?
EL INFANTE
¡Sólo pudo hacer presa
En el peto de ante!
LA PRINCESA
¿Alcanzó a darle muerte vuestro hierro?
EL INFANTE
El hierro no, que, rota la cuchilla,

[70]

Afincada en la tierra la rodilla,
Le vencí con los brazos. Hice aferro,
Y luchamos los dos.
Yo le quebré los huesos de las manos,
Y luego le mataron tus villanos.
UNA AZAFATA
¡Apuesto es el Infante, y arrogante!
¡Si fuesen como él sus castellanos!
OTRA AZAFATA
¡Sí que son valerosos!
UNA AZAFATA
¡Pero rudos
En el hablar, y toscos y velludos!
OTRA AZAFATA
¡Y montaraces, como son los osos!

[71]

OTRA AZAFATA
Algunos son hermosos!
¡Oh, Cintia, por tu vida,
No los has visto bien!
UNA AZAFATA
¿Y al fin se hace el concierto
De las bodas? ¿Se lleva el castellano
La rosa más hermosa
Que se abrió en los jardines de Provenza?
OTRA AZAFATA
¡Cristo Señor Nuestro, tal no permita,
Ni su Madre, Santa María bendita!
OTRA AZAFATA
Parias de reyes moros cobra el Infante,
Que los venció en batalla,

[72]

Y luce cuatro testas con turbante,
En el campo de gules de su escudo.
OTRA AZAFATA
¡Y ha de considerar nuestra Señora,
Que tiene el castellano
Gran poder en Castilla!
Reunidos los dos feudos,
Y ellos a par sentados en la silla
Con respaldo de oro,
Compitieran con reyes.
¡Y acaso a un hijo suyo,
El Papa coronara la cabeza
Con corona real!
UNA AZAFATA
¡Ay, Rosalinda, cuánto es lueño el sueño!
OTRA AZAFATA
¡Veis que es grande el dominio de Imberal!

[73]

Pues dicen que el Infante en su infantazgo
Lo metiera tres veces,
Con su monte, su plana y su casal.
OTRA AZAFATA
Y la flor más galana de esta plana,
Se volviera amarilla
Como toda la tierra de Castilla.
EL INFANTE
¡Pero en la montería,
Fué lance incomparable
El de aquel miserable
Lunático, que antaño
Hubiste por trovero, mi señora!
LA PRINCESA
¿Te contaron, señor,

[74]

El Infante, que siendo mi trovero,
Quiso ser mi amador?
EL INFANTE
Un ballestero me lo dijo hogaño.
¿Cómo la boca osada, que el intento
Puso de un beso en esa boca bella,
No tuvo el escarmiento
Del plomo hirviente en ella?
LA PRINCESA
¿Usan de tal rigor las castellanas
Infantas?
EL INFANTE
¡Si en Castilla,
Cuando van a la misa mis hermanas,
Las mirase un villano,

[75]

Sin hacer reverencia de rodilla
Y con mirar galano,
Colgado de una almena
Había de ponelle por las corvas…!
¡Y el cortejo de cuervos,
Que acudiese del llano,
Pálio *Palio*del sol, entorno de mi torre,
Fuera por el Agosto!
LA PRINCESA
Mi señor el Infante,
En tu palabra fiera,
Me aparece Castilla
Como una gran hoguera
En el terrado seco de una trilla.
¡Y tu mirar se vela
Del negro humo que en el viento vuela!

[76]

EL INFANTE
¿Qué importa mi arrogancia,
Blanco lirio de Francia,
Ni si mi madre me parió león fiero,
Allá en Castilla, si en Provenza doma
Tu mirar de paloma,
Al más fiero león del Rey Asuero?
Pasan tus dedos entre mi melena,
Princesa de Imberal,
Como los rayos de la luna llena
Entre la cabellera de un mimbral.
Supe la maravilla
De tu beldad, en medio
Del batallar. Que estaba en el asedio
De una muy fuerte y torreada villa,
De moros, en la raya de Castilla.
Era de noche ya. Sobre unas pieles
Descansaba en mi tienda, y la vislumbre

[77]

Fuera veía, de la jara en lumbre.
Escuchaba a la par
Sonar los cascabeles
Y la voz de un juglar.
A un corro de peones divertía,
Por un pan de centeno,
A la redonda de un carral de vino.
Cantaba una canción:
Era la loa de tu clara hermosura,
Tenía un grave y placentero son,
Y como una saeta arrojada del muro,
Me pasó el corazón.
LA PRINCESA
EN la trova que dices fué saeta,
Puso mi nombre con rimada traza
El loco áaquien tus perros dieron caza,
¡Que un milagro de santo puede obrar un poeta!

[78]

EL INFANTE
¡Mi pecho arqueaba el son de aquel relato,
Loa de tu hermosura,
Más bello y más gentil, que la pintura
Del códice que guarda tu retrato!
LA PRINCESA
¿Y quería el Infante,
Cristiano y caballero,
Premiar la gentileza
De la canción, segando la cabeza,
Del cancionero?
¡No fué tanto el agravio
De haber puesto en mi labio
El verso del envío,
Con el temblor sonoro,
De una abeja de oro!

[79]

EL INFANTE
¡Más que el verso gentil,
Y el jardín en abril,
Y su lunaria vena,
Le sirve de disculpa
La roja rosa de fragancia llena
Que le indujo a la culpa!
LA PRINCESA
Para volver a mí,
Como presa cobrada por los canes,
Se revistió con una piel de lobo...
EL INFANTE
Le llevaban en hombros
Por el lindar del bosque,
Cuando al verme a distancia,
De las andas donde iba,

[80]

Al camino saltó.
Y en un son de salmodia,
Como canto latino de arciprestes
Que tuviesen el seso trastocado,
Repetía tu nombre muchas veces.
Y mal cubierto con la piel de lobo,
Luego aullaba con furia lastimera,
Como herida alimaña,
Que en pos de la guarida
Rompe por la maraña
De los brezos, prendida
En el ijar la trémula ballesta.
Y fué lance de mofa y una fiesta,
Cuando mi trompa allí
Levantó el son marcial
Que dice, al jabalí.
Era a correr el loco, dando voces,
Y a seguirle sabuesos y lebreles,

[81]

Tendidos y veloces.
Faltaron, porque fuera Carnaval,
Sólo los cascabeles.
Caía, se alzaba, se quedó desnudo.
Y encuerado nos daba sus denuestos,
Todos de maldición, como un gitano
Condenado a la hoguera.
¡Y estaban roncas de gritar mis gentes,
Y en medio del camino reñían por la piel
De lobo, que apretaban en los dientes,
Un mastín y un lebrel!
¡Fué brava montería!
LA PRINCESA
¡Qué duro corazón!
EL INFANTE
¿Qué importa a tu grandeza y a la mía
La atarazada cuera de un bribón?

[82]

LA PRINCESA
¡Oh, castellano Infante,
A qué armas diste vela y en qué altar,
Si son duro diamante
Tu peto y tu espaldar!
¿En qué santo retablo fué colgada
La crestada celada,
De magos, ondulantes lambrequines
Como los sueños de los paladines
En la noche estrellada?
¡Oh, el Infante que vino de España!
Verás que restaña
Este lenzuelo de fina bretaña
Labrado y texido, la sangre que baña
De aquel mi trovero el rostro mortal.
¡Venid conmigo, damas de Imberal!
¡Oh, el Infante que vino de España!
¿A qué armas diste vela?

[83]

¿Qué mano blanca te calzó la espuela?
¿En qué fuego forjada,
Fué tu espuela dorada?
¿Qué flor, hija de Rey,
Prendió en tu hombrera, Infante,
El lazo, que en la Andante
Orden de Artur es ley?
¿Cuya fué la Infantina, de las manos tan bellas,
Que tu banda de seda bordó toda de estrellas,
Porque sueños celestes hubieras bajo ellas?
¡Oh, el Infante que vino de España!
Verás que restaña
Este mi cendal,
La sangre que brota
De la carne rota.
¡Y de aquella herida ideal
Conque *Con que* la lanza de la luna,
Lanza de amor y de dolor,
Pasó de claro, al trovador

[84]

Sin fortuna!
Lirio piadoso,
Lirio amoroso,
Será mi cendal.
¡Venid conmigo, damas de Imberal!
 

(EL INFANTE CLAVA CON DESPECHO SU VENABLO EN LA TIERRA, Y DA VOCES QUE REPITEN LOS ECOS DEL ROBLEDO.)

 
EL INFANTE
¡Hola mis ballesteros!
Hagan señal las trompas,
De atraillar los canes.
UN BALLESTERO
Un jabalí nos destripó un alano.

[85]

EL INFANTE
¡Pero no lo mato *mató*!
UN BALLESTERO
Fué la guarra parida,
Quien mató dos sabuesos
En la misma camada,
Cuando la levantamos
Con las crías embajo de las ubres.
EL INFANTE
Veme diciendo cuáles son los canes
Que hubieron daño
UN BALLESTERO
Muertos, Señoría,
Los dos sabuesos que te nombro ahora.

[86]

EL INFANTE
¿Y mal heridos?
UN BALLESTERO
Con las tripas fuera
Roldán y Faraón.
EL INFANTE
¡Los mejores alanos!
OTRO BALLESTERO
¡Es el sino de todos los valientes!
OTRO BALLESTERO
¡Por Roldán solo, toda la jauría
Diera yo!

[87]

EL INFANTE
¡Bien le cuadra
Del paladín el nombre!
UN BALLESTERO
Quitando la figura de cristiano,
Y el alma bautizada,
Por ser ella moneda sólo tocante a Dios,
En el valor y fieros, competía
Al Conde Don Roldán.
EL INFANTE
¿Dónde está?
UN BALLESTERO
En una siembra dando aullidos.
EL INFANTE
¿Le cosiste las tripas?

[88]

UN BALLESTERO
Se revuelve,
Al solo amago de llegar a él,
Y arrastra por la arena el bandullo sangriento.
EL INFANTE
¡Pues hemos de cosérselo en la piel!
 

(ROMPE EL INFANTE POR ENTRE SUS BALLESTEROS. PARECE QUE UNA RÁFAGA LOS EMPUJA. OTROS BALLESTEROS VIENEN SALTANDO POR LA FOZ, DE RISCO EN RISCO, Y RUEDA SIEMPRE UN SON DE MONTERÍA EN LEJANÍA.)

 
UN BALLESTERO
¿Visteis el cortejo de las dueñas
Que van en pos de la Señoría?

[89]

OTRO BALLESTERO
Son las que la calzan,
Son las que la peinan.
OTRO BALLESTERO
¡Ya sabrán cómo es de blanca y pulida!
UN BALLESTERO
¡También entre ellas
Las hay prietas,
Y encendidas,
Y cenceñas!
OTRO BALLESTERO
Hay una que es como manzana sanjuanera.
OTRO BALLESTERO
¡Quien la hincara los dientes!

[90]

UN BALLESTERO
A mí me dejó en las manos
Un lazo del cabello.
¡Saben correr…!
OTRO BALLESTERO
Cuando cae la tarde
Se bañan en una alberca
Que hay en el fondo del laberinto.
Yo estuve al acecho entre los laureles
Y las vi salir de una onda,
Blancas como garzas blancas.
OTRO BALLESTERO
¡Todos las hemos de ver!
OTRO BALLESTERO
¡Y de cazar…!

[91]

UN BALLESTERO
No es caza
Ni de ballesta, ni de azor, ni de perro
La que requiere ese divino coro.
¡Hace falta el arco de las flechas de oro!
OTRO BALLESTERO
¡También llegan las flechas de hierro!

ASÍ TERMINA LA ESCENA SEGUNDA

[93]



ESCENA ÚLTIMA

[95]

 

(EN EL JARDIN, CERCA DE LA FUENTE DONDE ABRE SU COLA EL PAVO REAL, UNA AZAFATA QUE PARECE UNA NINFA, SONRÍE A UN RUDO BALLESTERO. Y LA FUENTE DE PLATA MODULA SU RISA DE CRISTAL, HILANDO SOBRE LAS BARBAS LIMOSAS DE LOS TRITONES, EN EL ORO MATINAL.)

 
UNA AZAFATA
¿Cuya adivinanza?
UN BALLESTERO
La del buen adivinador
UNA AZAFATA
Vuelve a decilla, que no se me alcanza.

[96]

UN BALLESTERO
¿Cuál es el ave que canta mejor?
UNA AZAFATA
Oiga el Ballestero:
¿Esa tu avecilla
Canta en Provenza o canta en Castilla?
UN BALLESTERO
Canta en la orilla de todo sendero,
Y en el albergue de toda villa,
Y en el alero de toda capilla,
Y en el postigo de toda taberna.
¡Es el ave que al mundo gobierna!
OTRA AZAFATA
¡A mí me dice tu adivinanza!

[97]

UN BALLESTERO
¿Cuál es el ave que canta mejor?
OTRA AZAFATA
¿Rosalinda, y no se te alcanza?
¡El ruiseñor!
UNA AZAFATA
Ya le di esa respuesta
Cuando me fué propuesta
La adivinanza.
OTRA AZAFATA
¿Es de la Castilla ese tu adivino?
UN BALLESTERO
¡Por mi fe que es del mundo entero!

[98]

Y lo propone el ballestero,
A la moza que hila su lino
Tras el cercado;
Y el labrador,
A la que guarda su ganado;
Y el peregrino,
Que va por el mundo haciendo camino,
A la que canta en el sendero;
Y el caballero,
Que va por el monte como cazador,
A la que canta en el alcor.
UNA AZAFATA
¡No se me alcanza
Tu adivinanza!
OTRA AZAFATA
Un soldado ladino

[99]

Llamábale pájaro al jarro del vino.
¿Es tal tu adivino?
UN BALLESTERO
No. Y os lo tengo de aclarar yo:
La bolsa llena.
UNA AZAFATA
¡Malhaya la pena
Y el quebradero que me dió!
OTRA AZAFATA
Óyeme el ballestero, y pon cautela.
¿Cuál es el avecica que no vuela,
Y tiene rayos como un lucero
Y va posada en el pie del caballero,
Y aunque posa no reposa?

[100]

EL BALLESTERO
¡Pues es muy sutil!
OTRA AZAFATA
¡La espuela!
UNA AZAFATA
¿Y el avecica temblorosa
Que cuando no tiembla, fina,
Y oye el pie que no camina,
Y el deshojar de la rosa,
Y la hora misteriosa
Que no tiene son?
EL BALLESTERO
¡También es muy sutil!
UNA AZAFATA
¡El corazón!
OTRA AZAFATA
¿Y el blanco cercado
Que aroman dos pomas
De pico rosado
Como dos palomas?
¡Este, si no lo aciertas, no te lo diré!
EL BALLESTERO
¡Es el pecho, mía fe!
OTRA AZAFATA
¡Ha dado en ello,
Por ser picardía,
Mas no por sabello,
Que no lo sabía!

[102]

 

(SEGUIDA Y ASISTIDA DE DUEÑAS Y AZAFATAS, VIENE POR EL LARGO SENDERO DE MIRTOS LA PRINCESA DE IMBERAL. UN PAJE RUBIO Y SILENCIOSO LE PORTA LA COLA.)

 
UNA AZAFATA
Yo lavé sus heridas con aromado olio.
OTRA AZAFATA
Yo restañé su sangre con cendales de Arabia.
OTRA AZAFATA
Viéndole en desnudez recordaba el espolio
De los canes. La piel disputada con rabia.
LA PRINCESA
Evocando la tarde en que fuimos crueles,

[103]

Sentada entre mis damas, como en Corte de Amor,
Bajo la sombra de los rosáceos laureles
Le volveré mi gracia al triste trovador.
UNA AZAFATA
Princesa, mi señora, todos los castellanos
Murmuran que no hay uso aquí de jerarquía,
Y que en fiesta se juntan señores y villanos,
Como allá un infanzón que hace barraganía.
Para los castellanos el amor es avispa
Roja y negra. El Demonio está siempre en acecho;
De sus ojos de gato la maléfica chispa
Les enciende carnales deseos en el pecho.
Son como frailes, que en la celda hinojados,
Con las barbas de nieve sobre el santo misal,
Aun sienten en la carne abrirse los pecados
Como ardientes panales, como flores del mal.

[104]

OTRA AZAFATA
Ahora los castellanos rifaban en su corro,
Por que se cabalgare, mi señor el Infante,
Para Castilla.
LA PRINCESA
De mi obligación es horro,
Y se puede partir a todo su talante.
UNA AZAFATA
Con tu clara grandeza dicen que no se hermana
Perdonar al que peca, y hacer fiesta por él.
OTRA AZAFATA
Juran que tal usanza es usanza pagana,
Y que aun los faunos pueblan el bosque de laurel.
OTRA AZAFATA
Y que del mundo antiguo renovamos la pauta.
UNA AZAFATA
Y a la estatua que trajo en su bajel de Oriente,
Por los mares azules aquel príncipe nauta,
La corona de mirto robaron de la frente.
LA PRINCESA
La corona de mirto que entrelazó mi mano
Con el guión florido cortado de un laurel,
Y que puesta en la frente del ídolo pagano,
La llegada esperaba de mi trovero fiel.
UNA AZAFATA
Ahora llega el Infante.

[106]

OTRA AZAFATA
Viene a hacerte mesura.
OTRA AZAFATA
Viene a besar tus manos, hincada la rondilla.
UNA AZAFATA
Viene porque le sea piadosa tu hermosura.
LA PRINCESA
O a decirme que quiere cabalgarse a Castilla.

[107]

 

(ADELANTA DESPACIO EL INFANTE DE CASTILLA. TRAE VESTIDAS LAS ARMAS, Y ENCIMA UN CAPUZ. PRODUCE AL ANDAR UN SON DE HIERRO, QUE DESHOJA LAS ROSAS EN LOS ROSALES.)

 
LA PRINCESA
¡Bien venido el Infante!
EL INFANTE
¡Señora, mi Princesa, rosa primaveral
Sobre la añosa encina de Imberal!
Vengo a pedirte venia, hincada la rodilla,
De poder cabalgar rostro a Castilla.
LA PRINCESA
¡Claro espejo de nobles paladines!

[108]

¿Por qué premura tanta,
En dejar mi palacio y mis jardines,
Cuando apenas el eco de tu planta
Sonó en los corredores?
EL INFANTE
La castellana tierra
Nos reclama, señora, a sus alcores.
Sus mesnadas levanta
Para llevar la guerra
A los moros, traidores
A los tratos tratados con el Rey,
Que cercan con sus hoces,
Como canes feroces,
La villa, ayer ganada, de Medina del Rey.
LA PRINCESA
Infante de Castilla,

[109]

Mi venia tienes.
EL INFANTE
¡Gracias, mi señora!
LA PRINCESA
Apresta tu bridón y tu cuchilla,
Pasa a cercén sobre la hueste mora.
Mi corazón se humilla
Viendo que más te inflama,
El cabalgar con sangre hasta la silla,
Que llevar a tu dama
Cerca del corazón,
Alzada en el arzón.
EL INFANTE
Mi corazón, señora,
Queda herido a tus pies.

[110]

Traspasaron las flechas de tu aurora,
Las mallas de mi arnés.
 

(MUY LEJANA, COMO UN PLANTO, SE OYE LA VOZ DE PEDRO DE VIDAL. Y LAS AZAFATAS ENCENDIDAS Y RISUEÑAS MIRAN A LO LEJOS, POR EL CAMINO DE MIRTOS.)

 
EL TROVADOR
Señora:
¡Rosa Princesa,
Que Abril de hinojos besa!
¡Que la aurora dora!
¡Y el sol carnal
Con la grana de su sangre vesperal!
¡Rosa la más galana de esta plana!

[111]

¡Canto primaveral!
¡Alondra matinal
Sobre la piedra de armas de Imberal!
¡Converso llego a tu florido umbral!
EL INFANTE
Es el truhán lunático que apresó la traílla.
LA PRINCESA
Mi trovador, Infante de Castilla.

[112]

 

(COMO UNA SOMBRA MISERABLE SE DETIENE AL FINAL DE UN SENDERO. VIENE DESMELENADO Y DESCALZO, CON MANTO Y HARAPOS DE MENDIGO. HAY EN SUS OJOS UN RESPLANDOR DE CALENTURA: SE DIRÍAN DOS NÁUFRAGOS, BAJO EL ARCO PROCELOSO DE LAS CEJAS.)

 
EL TROVADOR

I

      ¡No soy caballero
      Que soy pordiosero,
      Princesa sois vos…!
      ¡Cerrada o abierta,
      Yo pido a tu puerta
      Por amor de Dios!

[113]

II

Postrado a la puerta de oro
      De tu corazón
      Digo mi canción,
Una canción hecha de lloro.
¡Postrado a la puerta de oro!

III

¡Con qué veneno de serpiente,
      O anillo encantado,
      Me sería logrado
Tornarte para mí clemente!
¡Con qué veneno de serpiente!

IV

¡Perdona, señora, al poeta,
      Pecador de amor,
      Que por tu rigor
Es en un monte anacoreta!
¡Perdona, señora, al poeta!

V

¡Puerta de sándalo labrada,
      Qué llave sutil,
      Qué verso gentil,
[114]
Abre la casa perfumada!
¡Puerta de sándalo labrada!

VI

¡Aurea puerta de letanía,
      ¡Puerta que aroma!
      ¿Qué oración de Roma
Para mi gracia te abriría?
¡Aurea puerta de letanía!

VII

¡Golpea mi frente acongojada,
      Y un fragante olor
      Unge mi dolor!
Pero un dragón guarda la entrada.
¡Ay, si yo tuviera una espada!

VIII

      ¡No soy un caballero,
      Que soy pordiosero,
      Princesa, sois vos…!
      ¡Cerrada o abierta,
      Yo pido a tu puerta
      Por amor de Dios!

[115]

LA PRINCESA
Cercada y asistida de mis dueñas,
Como en Corte de Amor,
Y entre las rosaledas abrileñas
Donde eras ruiseñor,
Igual que aquellos días
En que fueron canciones alegrías,
Te devuelvo mi gracia, trovador.
EL TROVADOR
La cadena que arrastro
De mi negra fortuna,
Rompe el claro de luna
Escondido en tus manos de alabastro,
Princesa mi señora.
LA PRINCESA
Llega, mi trovador. Me place ahora

[116]

Devolverte de grado
Aquel beso, en malhora
A mi boca robado.
 

(CON RUDO GESTO Y ALTANERAS VOCES SE INTERPONE EL INFANTE DE CASTILLA. TIEMBLA TODO SU CUERPO CON UN SON DE HIERRO, Y TIENE LAS DOS MANOS APRETADAS SOBRE EL PUÑO DEL ESTOQUE, COMO SI ABRAZASE UNA CRUZ. LA PRINCESA DE IMBERAL, CERCADA DE SUS DAMAS, LE MIRA CON ENOJO, Y EL CORO DE LAS AZAFATAS PARECE UN CORO DE MONJAS QUE OYESEN REPICAR AL DIABLO, COMO EN EL CUENTO DEL CONDE CLOVINO.)

 
EL INFANTE
¡Cieguen mis ojos antes de ver tal!

[117]

¡Villano, ten la planta,
O te sepulto el hierro en la garganta,
Y arde todo el dominio de Imberal!
¡Basta ya! ¡Caballeros,
Pajes y ballesteros
Que en la paz y en la guerra
Marcháis tras el penacho de mi casco…!
¡Prez del solar más viejo
De la vieja Castilla!
¡Trompas de mi cortejo,
Sonad!
¡Todos sobre la silla,
Cabalgad!
LA PRINCESA
Mal cuadra en mis jardines
Pregón tan arrogante,
Donde no hay mano que recoja el guante.
Manos que son jazmines,

[118]

No has de olvidar, Infante,
Que las deben besar los paladines.
EL INFANTE
Ni olvides tú, señora,
De tu estado y linaje la grandeza.
LA PRINCESA
No se olvida una dama de su fama
Por hacer gentileza
Al trovador que loa su belleza
Y por villas y aldeas la proclama.
Perdonar quise ahora la audacia de su intento
Y ser como la rosa que se abre bajo el sol,
Y por igual se ofrece, cuando la mece el viento,
Para la mariposa y para el caracol.
EL INFANTE
¡Tal no hiciera en mi tierra una mujer errada!

[119]

LA PRINCESA
Bárbaros son los usos en Castilla la lueña.
EL INFANTE
Boca de una infanzona no puede ser mercada,
Ello quedó a la moza que a las vacas ordeña.
¿Cómo una dama noble se vende a una cantiga?
¡Moneda de juglares que ni aun lleva al reverso
Los blasones del Rey! Igual que una mendiga
A la boca levantas la limosna de un verso!
Las mellizas manzanas del cercado de Roma
Y Nínive, y aquellos racimos tan dorados
De la isla cretense sobre la verde loma,
En tu jardín renuevan savias de cien pecados.
Galopar de centauros estremece las frondas
Y la estatua de Venus que las lujurias precia,
Y por el engañoso camino de las ondas,
En su bajel condujo Paleólogo de Grecia.

[120]

Todo aquí es paganía. El mármol que el arado
Descubre, cuando abre el surco de la siembra,
El rijar de las cabras y chivos en el prado,
El perfume que pone en el pecho la hembra
Lozana, y la fontana ‒¡Sirenas y tritones
De piedra!‒ Y la olorosa rosa que da el laurel,
Y la música de las livianas canciones,
Y la abeja de oro, y el panal de su miel.
Todo aquí es paganía, y hasta el sol es pagano,
Y la tierra materna que da la mies y el grano.
LA PRINCESA
Bajo nuestras azules y armoniosas banderas
De amor y de poesía, Infante castellano,
El recuerdo te canta de verbenas y hogueras.
Eres como un guerrero que bárbaro y desnudo
No supiese más música
Que el golpe de la maza en el escudo.

[121]

EL INFANTE
Ningún recuerdo canta
En mi alma, que antaño parecía
Un viejo roble, al declinar el día
Todo lleno de pájaros cantores.
¡Ni aquí ni allá recordaré ya nada!
¡Todo lo que pasó sepulto queda!
Quiéreme perdonar si te hice agravio.
Desde la frente al pecho
Hago una cruz de sombra.
¡Quien tanto te rezó, ya no te nombra!
¡Para tus letras es mudo mi labio!

[122]

 

(SE PARTE EL INFANTE CON GRAVE SON DE HIERRO. EL PERFUME DE LAS ROSAS Y EL CANTO DEL RUISEÑOR PARECEN RENACER EN EL JARDÍN. TODAS LAS AZAFATAS SUBEN AL MIRADOR, Y EN LA TARDE AZUL OYEN LA CABALGADA DE LOS CASTELLANOS QUE TORNAN A CASTILLA.)

 
UNA AZAFATA
¡Se fué el caballero…!
Bien tornado sea a la su Castilla.
OTRA AZAFATA
¡A la tierra llana,
Del bellón de nieve, blanco en el Enero,
Se va el caballero!

[123]

OTRA AZAFATA
¡Vuelve el castellano a la su Castilla,
A la tierra llana
De la mies, al agosto, amarilla!
UNA AZAFATA
¡Torna el caballero al hogar materno,
A la tierra del seco verano y el ventoso invierno!
LA PRINCESA
¡A la tierra que engendró el acero
Del corazón y de las armas del caballero!


 
 
ASÍ TERMINA CUENTO DE ABRIL
 
 


[125]

ESTA OBRA SE IMPRIMIÓ EN LOS TALLERES TIPOGRÁFICOS «ARTE DE LA ILUSTRACIÓN», EN MARZO DE MCMXXII
MADRID



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