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621

Epístola XI, a Godoy, «Sobre la Calumnia», BAE, t. LXIII, págs. 213-214.

 

622

Abate GRÉGOIRE: Mémoires, París, 1840, t. II, págs. 65-67. El abate Grégoire atribuye a ésta «tentativa de la que se honra» la persecución sufrida por algunos españoles, eclesiásticos o laicos, «sospechosos de corresponder conmigo y de identidad con mis principios»; y cita especialmente, entre otros, a la condesa de Montijo, a Jovellanos (sic) y al poeta Meléndez Valdés, «que estuvo exiliado en Medina del Campo». Los versos sacados de la epístola I, a Godoy, eran los siguientes:


El monstruo derrocad que guerra impía
A la Santa Verdad mueve envidioso.


(Ed. 1797, t. III, pág. 304; y BAE, t. LXIII, pág. 200a)                


Servían de exergo a la «Lettre de M. Grégoire, évéque de Blois, à D. Ramón Joseph de Arce, évéque de Burgos, grand-Inquisiteur d'Espagne», París, 27 de febrero de 1798.

 

623

Meléndez Valdés. A study..., obra cit., pág. 121, nota 74.

 

624

Antonio Rodríguez Moñino poseía todos los documentos todavía inéditos de este asunto, sin duda los que había manejado Quintana: «La causa, con todas las disposiciones, instrucción y demás documentos que autorizan estos hechos, existe en poder de la familia de Meléndez», BAE, t. XIX, pág. 117, nota. Con su acostumbrada generosidad, A. Rodríguez Moñino nos ha prestado esos documentos que estudiaremos y publicaremos en cuanto podamos.

 

625

COLFORD, obra cit., págs. 118-123.

 

626

R. A. B. M., 1932, págs. 357-380.

 

627

Ibid., págs. 373-374. Este Don Ignacio Díaz Caballero, «natural de la villa de Fregenal de la Sierra, Diócesis de Badajoz», había hecho sus estudios de teología en Salamanca; el 28 de septiembre de 1782, sirve de testigo a Meléndez con ocasión de la apertura de expediente para la obtención del grado de licenciado (A. U. S., Expedientes personales, Ignacio Díaz Caballero y D. Juan Méndez Baldés [sic]).

 

628

Parece ser que Quintana vino tres veces a visitar a Meléndez (cf. A. H. Protocolos Valladolid, leg. 6810, Don Lucas Escribano, fol. 162 r.º y v.º). En cuanto a los desplazamientos de MeIéndez a Madrigal, no conocemos más que dos: uno para ver al Maestro Alba y asistir a la ceremonia del capítulo provincial de los Agustinos (ibid., fol. 162 v.º), y el otro para saludar a Quintana convaleciente: «Con especialidad, se acuerda el que declara (d. Manuel Correa, médico) de una de estas salidas (acaso la mayor) por haberla hecho en una berlina que al testigo enviaron las monjas agustinas de Madrigal para que fuese a visitar a algunas de ellas que se hallaban enfermas; con este motivo, visitó también entre otros al Corregidor Quintana, que había estado muy malo; éste le preguntó por el Sr. Meléndez y aún le encargó le dijese que si gustaba ir a verle y pasar con él algún día en su convalecencia, podría aprovechar la ocasión de la vuelta de la berlina, el cual recado dio el que declara al Sr. Meléndez y aún le animó y exhortó a que fuese, lo que al cabo hizo en compañía del teniente de milicias, D. Benito de la Riva, y su estancia allá juzga que fue de 3 ó 4 días, nada más» (A. H. Protocolos Valladolid, leg. 6810, fol. 169).

 

629

Bull. hisp., 1953, pág. 276; sobre las obras «libertinas» de Meléndez, cf. MENÉNDEZ PELAYO: Heterodoxos, ed. nacional, t. V, páginas 304-306 y nota.

 

630

R. A. B. M., 1932, págs. 373-374.