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El Dr. D. Juan de Jaso, padre de San Francisco Javier. Su «Crónica de los reyes de Navarra»

Fidel Fita Colomé





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Biblioteca de la Real Academia de la Historia, estante 25, grada 6.ª, códice C 134, fol. 1r.-5v. Van añadidos los números y títulos de los reinados.

«Relación de la descendencia de los Reyes de Navarra y de las demás cosas principales del dicho Reyno. Esta relación ó corónica está en el archivo de San Juan del Pie del Puerto; y la hizo Juan de Jasu, que fué del Real Consejo de Navarra, padre del Santo Francisco Xavier.»

1. Iñigo Arista.

Primeramente D. Iñigo Arista, que de viguria se intitulava, fué hecho Rey de Navarra de esta manera.

Como España se perdió y la ganaron los Moros, los Navarros estuvieron muchos años sin Rey haciendo guerra; y así ganaron todas las montañas de Aragón hasta Ribagorza y Monzón; y después,   —130→   juntáronse quarenta mil combatientes para ir á la conquista de Cataluña; y quando fueron en Aragón cabo Sádaba [se] embolbieron en ruido mui grande entre ellos mismos, y murieron hasta cinco ó seis mil hombres; y ansí quedaron mui divisos los unos contra los otros; y después se tornaron á juntar y embiaron á demandar consejo á Roma al Papa y á Lombardía y á Francia; y todos les respondieron que elijan un Rey, sino que se perderán; y acordaron de hacer Rey á un cavallero, y este que no fuese de los mayores, porque no los desestimase ni mucho de los menores porque no fuese desestimado; y allende de esto miraron también que hubiese de ser mui esforzado y virtuoso; y ansí hallaron entre todos á uno que llamaban D. Iñigo de Biguria, señor de Abárzuza. Este fué mui devoto y esforzado y liberal y virtuoso. Por todas estas cosas le hicieron Rey. En esta elección fueron las montadas de Navarra, sobre Arbe [en] Aragón, y de Álava é Ipúzcoa; y este fué el primer rey que hubo en Navarra alligado con las condiciones del fuero. Este hubo por muger una noble Doña Ximena; y este rey fué tan esforzado, que dicen que quando veía los enemigos, que se encendía como fuego; y por esto le llamaron D. Iñigo Arista, diciendo que tan presto se encendía como la arista; y ansí después, como traía primero por armas un escudo colorado, y1 puso encima las armas que son de oro; y aun se dice que la casa de Narbona y de Labrid hubieron las armas como las de la casa de Navarra, porque tenían aquel mismo blasón que este primer Rey traía.

2. Jimén Iñiguez.

Después de éste reinó D. Ximén Íñiguez con su muger doña Munia; el qual Rey fué mui querido de los del Reyno por la mucha liberalidad y bondad, que en él había; y porque era muy justiciero.

3. Iñigo Jiménez.

Después de éste reinó su hijo D. Iñigo Ximénez y su muger Doña Enenga. En su tiempo fueron traidos los cuerpos de las   —131→   vírgenes Nunilo y Alodia al Monasterio de Sant Salvador de Leire.

4. García Iñiguez.

Después de éste reinó su hijo D. García Iñíguez con su muger Doña Urraca.

5. Fortún García.

Después de éste reinó D. Fortún García su hijo; el qual fué á Córdova por se curar, que era en demasía mui grueso, y fué con seguridad de los Reyes Moros de Zaragoza y Córdoba, y le fué hecha mucha honra; y por quanto no podía haber remedio, tornóse á Navarra á ponerse Monge en San Salbador de Leire, y antes que entrase en la religión, renunció él el Reyno á su hermano D. Sancho García y su muger Doña Toda; y ansí no quedó hijo ninguno del Rey; y quando vino á renunciar el Reyno á su hermano dióle su corona y la espada y su escudo, y su lanza, y cavallo y armas y sus tiendas y otras muchas cosas; y en fin de todo dióle su vendición como Padre; y así entró en la Religión, y murió monge en San Salbador de Leire, el qual está al sepultado.

6. Sancho García.

Después que D. Fortún García se hizo monge, y renunció el Reyno á su hermano D. Sancho García, éste salió mui esforzado cavallero, católico y liberal, y conquistó la Cuenca y pobló á Pamplona, y se llamó Rey de Pamplona y de Álaba y de las Montañas, y conquistó hasta Montes Oca; y después pasó los puertos por reducir á su obediencia ciertos señoríos de Guiara; y porque en aquel instante cargó el ybierno y los Moros tubieron esperanza de tomar á Pamplona, echáronse sobre ella pensando que por el fuerte ybierno no podrían ser socorridos; y sabida la nueba el buen Rey D. Sancho García llegó amigos y servidores y súbditos; y porque no podían pasar á cavallo, y hizo hacer abarcas para todos, y pasaron á pie con él por la nieve mui gran gente, y dieron encima del Real de los Moros á descuido; y mató de ellos infinitos millares, que apenas quedó ninguno; y vencido y   —132→   extrujado, cobró la Ciudad. Por la grande victoria tan milagrosa que Dios le dió tomó por armas sobre las aristas abarcas, y llamóse dai adelante D. Sancho Abarca; y fué de tanta virtud y franqueza que un día iendo en alcance de una batalla tras los Moros, derroquaron en su presencia á un Cavallero que lo mataron el cavallo, el qual el mismo Rey le socorrió y descendió de su cavallo, y se le dió diciéndole «cabalgad, pues más haréis que yo»; y ansí fué vencedor de muchas batallas y servido de muchos buenos por su grande valor y virtud; y está enterrado en San Juan de la Peña en Aragón.

7. García II el Tembloso.

Después de éste reinó D. García el Tembloso. Este nombre hubo, según dice la Crónica, porque muchas veces en bebiendo se tornaba á temblar; y señaladamente quando quería pelear y veía á los enemigos, temblaba mui fuerte; y fué de los esforzados principales del mundo; y este D. García casó su hijo D. Sancho el Mayor con la hija del conde D. Sancho de Castilla; la qual vino á suceder en el condado por la muerte de su hermano, que [se] había desposado con la hija del Rey de León; y viniendo una noche de ver su esposa salieron dos cavalleros suyos, que habían estado huidos por ciertos delitos y matáronle en la calle, de noche. Estos matadores fueron los hijos del Conde D. Bela, y fuéronse huyendo á Monzón junto á Palencia; pusiéronse en la fortaleza; y el Rey de Navarra D. García el Tembloso, como lo supo, fuese allá con la gente que pudo, y sitiólos y tomólos, y hizo hacer un horno; y desque fué bien caliente, echólos dentro y así los quemó vivos. Después, dende algún tiempo, murió el Rey D. García, y mandó enterrarse en la fortaleza de Monjardín en la yglesia de San Estevan; y la causa por que fué está [en] que comunmente los Moros hacían muchos daños de aquella fortaleza, y un día, cuando este Rey D. García en el monasterio de Irache, que se encomendó mui devotamente á nuestra Señora, rogando que ella le ayudase á tomar aquel castillo; y dicen que le apareció nuestra Señora y le dixo que fuese á tomar la fortaleza, y ansí fué para allá y la tomó; y por esta victoria que hubo dió la fortaleza á Santa María de Irache; y por esta causa se mandó enterrar   —133→   ai. Después hubo otro Rey2; y por la fortaleza dió al monasterio por recompensa ciertas abadías, las quales oi poseen, señaladamente la abadía de Villamayor.

8. Sancho el Mayor.

Después reinó D. Sancho el Mayor. Este vino á ser conde de Castilla por su mugen. Este fué mui virtuoso Príncipe y esforzado y franco, y mui cathólico, y fué elegido por Rey y Señor por su mucho valor por los Gascones; y porque la conquista de España le hera tan honrosa, asentó su sitio en Castilla llamándose Rey de Pamplona y de Sobre Arbe y de Castilla y de Gascuña y de Náxera y de Ribagorza; y pobló á Palencia y privilegió al Obispo que pueda decir misa armado por lo que hizo San Antolín. Este se llamó D. Sancho el Mayor, y tuvo del Papa las Rectorías de Ipúzcoa y Álaba, Bureba y Gascuña para los hijos dalgo y cavalleros que lo ayudaban en las conquistas, y más provincias para reparar sus fortalezas y cercos de villas. I siguiendo sus conquistas de España vendió á Gascuña al conde de Potiés en ciertos quintales de plata. Al qual le digeron: «Señor engañado te han en el valor de plata.» El buen Rey respondió: «yo á él en los hombres.» I en este tiempo por los grandes servicios que la casa de Bearne hizo y hacía á la Corona de Navarra; el virtuoso Rey dexó enfranquecida á Bearne que no fuese sugeta á ninguno; y después acá son libres con las más leyes de nuestro fuero y doce varones como los ricos hombres de Navarra. Este D. Sancho huyo de Doña Elvira su muger, hija de D. Sancho de Castilla el Conde, tres hijos lexítimos: D. García, D. Fernando y D. Gonzalo; y el D. Gonzalo murió en vida del padre; y éste huvo otro hijo bastardo, que llamaron D. Remiro, hijo de la Señora del palacio de Aybar que fué el primero que se llamó de Sobrearbe; y de estos dos hijos lexítimos del Rey D. Sancho, el primero que se llamaba D. García fué Rey de Navarra; y el segundo que se llamaba D. Fernando fué Rey de Castilla, que primero no había sino Condes; y el bastardo D. Remiro, que de Rey de Sobrearbe   —134→   este fué hecho Rey de Aragón á requesta de la Madrastra, la qual siendo acusada de sus mismos hijos, este D. Remiro la defendió; poniendo su persona en campaña contra sus hermanos. La dicha Reyna Doña Elvira deseredó á D. García y á D. Fernando por heredar D. Remiro; y para esto lexitimóle de esta manera: que un día de fiesta mui solemne en la Iglesia delante del Rey y de toda la gente llámalo á D. Remiro, hizólo poner detrás y pasar por entre las piernas adelante y como acabó de pasar dióle la bendición como si de ella misma naciera, mas como vió que los Castellanos ni el Reyno consentían que aquel heredase, halló expediente que el D. Remiro fuese Rey de Aragón, é D. Fernando de Castilla; y D. García, que fue heredero mayor, fué Rey de Navarra; y como quiera que los dos hermanos fueron culpantes á su madre, el D. García quedó desheredado del Condado de Castilla que era de mayorazgo. I aunque el señorío perdió, no quiso dejar la primogenitura; y ansí en Castilla de justicia es primogénito el Rey de Navarra que no es el mismo Rey de Castilla. Este Rey D. Sancho juntó las armas de Castilla con las armas de Navarra porque heredó el condado de Castilla por su muger; y ansí tomó por armas los castillos; los quales han de tener puertas y ventanas, y la masonería azul, y así traía las abarcas y castillos por armas.

9. García III.

I después de este reinó D. García su hijo; el qual fué á Roma á los perdones del Jubileo, y viniendo en el camino supo como el Rey Remiro de Aragón, hermano suyo bastardo; le tenía situado á Tafalla, y como llegó en Gascuña llegó la gente que pudo de sus amigos, y pasados los puertos llegó en el real del Rey Remiro, y desbarató toda la gente, y el Remiro se huió en camisa en un cavallo sin silla: y después de esto el Rey tomó questión con su hermano D. Fernando Rey de Castilla por el derecho que tenía en el Condado de Castilla; y, cada uno de ellos juntó la gente que pudo, y se pusieron en el campo; y un cavallero que había sido Ayo de ellos y los había criado, andubo mucho por habenirlos porque no peleasen, y quando no pudo acabar cosa ninguna, no hizo sino ponerse en camisa y ciñóse su espada sin más armas;   —135→   púsose en la delantera de la batalla diciendo que pluguiese á Dios que él no viese tan gran dado como se esperava; y ansí pelearon los dos hermanos; y antes que biniesen á juntar las batallas, la más de su gente le dexó al Rey D. García de Navarra, y se pusieron apartados en un otero, que no quisieron ayudar á ninguno; y la causa porque lo hicieron, porque era muy malo para los hidalgos, y les quebrantaba sus libertades; y ansí con lo que su gente hizo, fué desbaratado; y D. García como iba huyendo, salieron á la delantera de los que se habían apartado para estorbarle que no fuese; y ansí lo alcanzó un cavallero del Rey de Castilla y lo mató; y después quando el Rey supo, nunca quiso perdonar al cavallero, diciendo que había puesto mano en su sangre, y á ruego de muchos cavalleros á la postre le perdonó con condición que fuese desterrado; y esto aconteció entre los dos hermanos, como parece más largo por las corónicas.

10. Sancho IV.

Después de este reinó D. Sancho el que mataron en Peñalén; y la causa por que le mataron fué esta; que un cavallero que era Señor de Funes tenía una gentil muger; y como el Rey era cazador iba al Peñalén á correr monte; y como vió á esta Señora de Funes enamoróse de ella; y para que mexor pudiese cumplir su deseo, invió á su marido por embajador fuera del Reyno; y como él fué ido, deliberó de ir á Peñalén é imbió á decir á ella que iba al monte, y que le rogava aderezase la posada, que iría á holgar aquella noche á su posada; y ella le hizo como se la pedía, y embió á decir; y después que todos fueron adormidos, lebantóse el Rey y fuese á la cama donde ella dormía y forzóla; y después quando su marido vino, vistióse ella de luto; y como llegó el marido y la vió de aquella manera, preguntóla porqué havía y por quién traía luto; ella respondió que por su honra que era muerta; y contóle todo el caso como le había acontecido; y él quando oyó, rogóla que callase y no digese nada; y no hizo después sino decir al Rey si quería ir á correr monte que havía de grandes puercos, debaxo de Peñalén, en aquellos sotos; y el Rey como oyó aquello hubo mucho placer, que en demasía mui grande [era] cazador, y como fueron allá, díjole el caballero que   —136→   mexor vería la caza de arriba de la peña; y con esto el Rey fuese allá, y pusiéronse arriba á caballo; y dixo el Cavallero que más le valía apearse y que miraría á su placer, y entonces embió de uno en uno hasta que no quedó con él, sino un page y él solos; y como el cavallero vió aquello, díxole: ¡ah Rey traidor!, y vasallo aleboso [le] echó por la peña abaxo, y así mató al Rey, después cabalgó en su caballo y fuese á Aragón; y este Cavallero, aunque se llamara Señor de Funes no lo era, sino que se llamava Funes y era señor de Peñalén; y así murió esto Rey que era mui esforzado, liberal y virtuoso.

11. Sancho Ramírez.

Después que murió el Rey D. Sancho en Peñalén eligieron los Navarros por Rey al Rey D. Sancho de Aragón, que descendía de D. Remiro bastardo, el qual traía las abarcas por armas por causa del Rey D. Sancho Abarca, que fué tan bueno; y este Rey D. Sancho desde que fué Rey de Navarra fué con los Navarros á sitiar á Güesca, y estando señalando con el dedo por donde lo habían de combatir, como tenía el brazo lebantado, diéronle una saetada por el sobaco; y como se vió erido retrujoso al Real, y llamado á su hijo D. Pedro hízole hacer juramento de no lebantarse del sitio que no tomase la ciudad; y con esto murió y se enterró en Montaragón.

12. Pedro.

Y el dicho Rey D. Pedro hizo así; y como estaba dicho Rey D. Pedro sobre la dicha Ciudad vinieron á socorrer los dos Reyes Moros, el de Córdoba y Zaragoza; y el Conde de Náxera, que era Christiano y vino con los Moros, embió avisar al Rey de Aragón como venía muy grande gente; y el Rey que vió aquello confesóse y comulgóse él, y toda su familia y gente, y visiblemente [apareció] una Cruz en el cielo. El Rey [h]olgandose con aquella buena señal que vió, peleó y venció los Moros, y mató de ellos tantos que fué una cosa de maravilla. En esta vatalla se halló un Cavallero que aquel mismo día había peleado en Antioquía contra los Moros, y San Jeorge dice quel trazo en las ancas de su caballo á la batalla de este Rey   —137→   christiano, y mató tantos Moros que fué maravilla, y fué Alemán; y también vino a esta batalla otro cavallero del Rey de Aragón que estaba desterrado, y traxo consigo trescientos hombres este cavallero con sus mazas, los quales [se] señalaron mucho en la batalla contra los Moros, y por esta causa lo perdonó Rey, le hizo mercedes, y deste descendieron los Mazas de Palencia; y este Rey de Aragón y de Navarra, desque hubo vencido esta batalla por deboción de aquella cruz que vió en el cielo visiblemente, la tomó por armas; y así traxo por armas de ai en adelante aquella cruz con las abarcas.

13. Alonso el Batallador.

Este Rey D. Pedro murió sin hijos y vino a heredar su hermano D. Alonso los Rey[n]os, que se llamaba Señor de Biel; y este Rey traxo también por armas las abarcas y cruces; y dende algún tiempo casó con la heredera de Castilla que estaba viuda, que había sido del Conde Remón de Borgoña3; del qual Conde le quedó á esta muger un hijo que se llamó D. Alonso; y ella se llamaba doña Urraca; y esta doña Urraca estando casada con el Rey D. Alonso hubo un hijo del conde Paraçules; el qual se llamó Urtado, y de este salieron los Urtados de Mendoza de Castilla; y este Rey conquistó con los Navarros a Tudela, Zaragoza, Tarazona, Teruel, Daroca y pobló el Burgo de Pamplona con condición que no hubiesen en él cavalleros ni clérigos ni hombre de la Navarrería; y los aforró al fuero de Jaca y los dió al obispo; y estos pobladores fueron de la ciudad de Corres, que el Rey de Francia los desterró por traidores; y este Rey D. Alonso como vió que su mujer había sido mui mala, dexóla, que nunca más llegó a ella; después fué á pelear con los Moros en Fraga con poca gente, y por no esperar a los Navarros fué vencido y perdido, y nunca lo hallaron; y éste en su tiempo venció treinta y seis batallas; y este trajo las armas de Navarra y Aragón que eran las abarcas y las cruces, y las armas de Castilla que eran los castillos.

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Muerto este virtuoso Rey comenzaron de competir los Navarros y los Aragoneses sobre quien sería Rey; una vez acordaron de elegir por Rey al Señor de Borja D. Pedro [A]tarés, el qual no quiso veer á los Embaxadores, diciendo que estaba en el baño; y con esto los Embaxadores Navarros bolbiéronse; los quales eran D.ª Talloda de Leet y D. Pedro Sanz de Oteiza; los quales fueron á Monzón y tomaron á D. García Remírez nieto del Infante Don Sancho el desterrado, y tragéronle por Rey de Navarra, porque descendía de la recta línea de Navarra; y los Aragoneses traxieron de S.n Ponz de cabo de Tolosa á D. Ramiro el Monge, que era hermano de los Reyes muertos, D. Pedro y D. Alonso; á este hicieron Rey con permiso del Papa, y lo casaron la hija del Conde de Poitiés, de la qual hubo una hija, y casóla con el Conde de Barcelona, y tornó á ser Monge, y hicieron otra composición entre los Aragoneses y Catalanes, que se llamase Rey de Aragón y que tomase las armas de Cataluña como ahora las trahe; después entre estos dos Reyes de Navarra y de Aragón hubo mucha cuestión, porque el Monge decía que él precedía y el D. García decía que á él le venía por dependencia, y trageron al D. Remiro á Pamplona. Igualáronlos ay á los Navarros y Aragoneses con esta condición que el D. García fuese en el campo capitán general de toda la gente y el D. Remiro quedase Rey; y después el D. García fué aconsejado de tomar preso al D. Remiro, y el otro fué abisado y huióse y vino de noche iendo á San Salbador de Leire, y de ai se fué á Aragón; y después andando en estas questiones Navarra perdió á Tarazona y otros lugares de la frontera, porque Castilla ayudó al Rey de Aragón. Y después de esto casó el Rey D. García con la sobrina del Conde de Duperche; y le dió en casamiento á Tudela y su merindad; el qual Conde era venido de Normandía con ochocientos de á cavallo á servir al Rey Don Alonso por su virtud y fama y liberalidad, que todo quanto tomaba, villas y lugares partía; y así quedó D. García Rey de Navarra y traxo por armas las abarcas.

15. Sancho el Sabio.

Este D. García hubo un hijo llamado D. Sancho el Sabio, el   —139→   qual pobló á la Guardia, Trevino, Victoria en Álava, Fontarravía y San Sevastián; é hizo á Estella un castillo que l[e] puso nombre Monturgue; y pobló á Antoñana, é hizo la Iglesia de Tudela y el monasterio de la Oliba donde se mandó enterrar, y trazo las abarcas por armas.

16. Sancho el Fuerte.

Este tubo un hijo que se llamó D. Sancho el Fuerte, el qual conquistó las cadenas y las tomó por armas, y las traxo del campo, donde tubieron la batalla, á Navarra; é hizo de ellas la rexa de Santa María de Ussue, y de Santa María de Roncesvalles donde yace enterrado, y de Santa María de Pamplona y la rexa de capilla donde estaba el Corpus en Tudela, é hizo la Iglesia de Santa María de Tafalla y le hizo pintar con sus armas en la capilla del mismo; y este dexó todas las armas de los Reyes antepasados y tomó las Cadenas solas, porque las había ganado tan honradamente y no se hallaron solas como este las traía sino en Santa María de Roncesvalles y en Santa María de Tafalla. Como quiera que después del primer Rey que hubo en Navarra hasta ahora ha habido en este Reyno siempre doce ricos hombres, no al memoria de los otros más antiguos sino los que hizo el Rey D. Sancho el Sabio para su coronación, los quales son los siguientes...

17. Teobaldo I.

18. Teobaldo II.

19. Enrique I.

20. Juana I y Felipe el Hermoso.

21. Luís Hutín.

22. Felipe el Largo.

23. Carlos I.

24. Juana II y Felipe d'Evreux.

... el fuero con los estados del Reyno. Y el Rey de Inglatierra, como supo que el Conde de Brus y Doña Juana su muger habían renunciado el derecho de la Corona de Francia, luego se llamó Rey de Francia, como descendiente de la casa y heredero por su Madre de Luís Utín, y ansí d'ay adelante se llaman   —140→   todos los Reyes de Inglatierra Reyes de Francia quando están en Inglatierra.

El Rey Phelipe Balués, antes que se casase el Conde de Brus con Doña Juana requirió á los Navarros que le recibiesen por Rey; y ellos le respondieron que nunca pluguiese á Dios que ellos dexasen á la su Señora natural; y como vió que los naturales no le querían por su Rey casó á Doña Juana con el Conde de Brus.

Este Rey D. Phelipe el Bueno hubo en su muger Doña Juana, la desheredada de la Corona de Francia, tres hijos y quatro hijas, la primera que se llama Doña Blanca casó con Felipe Balués de edad de diez y siete años, siendo el Rey biejo, á quien dió muchos bienes y riqueza, y no hubo de ella criatura ninguna. La otra casó con el Conde [de] Foix. La tercera con el Duque de Gandía; y la quarta con Mosén de Ruan en Bretaña. De los tres hijos que hubo, el primero se llamó D. Carlos; el segundo D. Phelipe el qual murió sin hijos; el tercero D. Luís Conde de Beamont, el qual fué á casar en la casa de Duraz que es la casa que sitió á Roma; y llevó consigo Navarros y Gascones y otros estrangeros ata4 ochocientos de á caballo, y después por succesión y derecho de su muger, vino á ser Rey de Nápoles; y entró en Nápoles los cavellos tendidos ata las ancas del caballo, mui acompañado de noble gente. Y al cavo de ocho días que le recivieron por Rey le dieron yerbas en [h]igos, y ansí murió. Está enterrado en San Pedro Mártir; y este dexó un hijo bastardo y una hija; el hijo se llamó Mossén Charles de Beamonte que fué alférez de Navarra y casó con la señora de Guichén, de quien salen el Condestable Don Luís y su hijo el Conde de Lerín y todos sus hermanos, son á saber de lexítimo matrimonio; la hija se llamó Doña Juana, la qual se casó con Mossén Pierres de Laxada; y Mossén Charles de Beamonte el Alférez hubo una hija lexítima y se llamó Doña Cathalina, la qual casó con D. Juan de Híjar, de quien salió arta generación; y así salió este linage de Beamont de la Casa Real.

25. Carlos II.

El primer hijo del Conde de Brus D. Carlos que vino á ser Rey   —141→   casó con Doña Juana hija del Rey de Francia; que se llamaba Juan, y hubo en ella al buen Rey D. Carlos y al Infante Don Pedro Conde de Mortain, y hubo un hijo bastardo leal, que se llamó Mossén León de Navarra de quien descenden los Marechales, son a saber, D. Phelipe el buen Cavallero Señor de Muruzábal, el qual casó con Doña Juana de Peralta hija de Mossén Fierres de Peralta rico hombre de Navarra, y hubo hijos de ella á D. Pedro y á D. Felipe, y hija á Doña Juana que casó con el Señor de Ablitas, y á Doña Cathalina que casó con el Señor de Ezpeleta, y Doña María que casó con D. Carlos de Arellano de quien salió arta generación.

26. Carlos III.

Y este Rey D. Carlos hubo dos hijos y se murieron, que se llamaban D. Carlos y D. Luis, y murieron sin ser venidos á perfecta edad; hijas hubo cinco, la primeragénita casó con el Conde de Foix y murió sin hijos, y la segunda murió doncella que se llamó Doña María á la qual la tenían por Santa, la tercera se llamó Doña Blanca, que casó con el Rey D. Martín de Sicilia y hubo un hijo dél; y muerto el marido y el hijo, tornó viuda á Navarra y heredó el Reyno, y la quarta hija Doña Beatriz casó con el Conde de la Marcha, la quinta hija Doña Isabel se casó con el Conde de Armañaq de la qual salió arta generación, salbo que Dios ordenó como le plugo.

27. Blanca y Juan II.

Después benido el herencio del Reyno de Navarra en Doña Blanca, casó otra vez con el Infante D. Juan de Aragón y Castilla, el qual hubo un hijo llamado D. Carlos [h]echo Príncipe de Viana por sus Abuelos; y hubo tres hijas, la una se llamó Doña Juana y murió doncella, y la otra Doña Blanca que casó con el Príncipe de Castilla D. Enrique, y la tercera Doña Leonor que casó con D. Gastón Conde de Foix. Y este Príncipe D. Carlos puso mucha discención en el Reyno, por que quería heredar en vida de su padre; y así se hizo el Reyno á dos partes, que el linage de Beamonte con sus amigos y parientes aiudaron al Príncipe D. Carlos y la otra mitad del Reyno tuvo con su Padre; y   —142→   allende de esto fué á demandar gente al Rey de Castilla, y después fué á casa del Conde de Aro, por que le ayudase de gente para tomar el Reyno; desposóse con su hija, y ansí vino con la gente que pudo á Navarra, y con quantos pudo haber fuese ad Aibar; y dióle ai la batalla á su Padre y fué vencido; y tomóle su Padre preso á él y á otros muchos, y también á su Esposa, y murió sin hijos5. Después de esto el Príncipe de Castilla Don Enrique dexó también á su muger Doña Blanca, y murió también sin hijos.

28. Leonor.

Y vino á heredar Doña Leonor mujer del Conde de Foix; ansí se juntaron las armas de Aragón con las de Navarra. Esta doña Leonor y su marido tubieron quatro hijos y cinco hijas; el mayor de los hijos fué Príncipe de Viana y llamóse D. Gastón, y casóse con Doña Magdalena hija del Rey Charles de Francia; del qual hubo un hijo que se llamó D. Francés Febus y una hija que se llamó Doña Cathalina, y siendo estos dos vivos, murió el Príncipe de Viana.

29. Francisco Febo.

Y después, venido ya D. Francés Febus á la edad de quince ó sece años vino á Navarra y se coronó en Pamplona, y donde á un año murió y quedó su hermana por Reyna; el segundo hijo de Doña Leonor se llamó D. Juan Señor que fué de Narbona y casó con la hija del Duque de Orlians; el tercero se llamó D. Pedro Cardinal de Foix que fué, y murió en Roma, que le dieron ierbas; el quarto se llamó D. Jaime que casó con la hija del Condestable de Navarra Mossén Pierres de Peralta. La mayor de las cinco hijas se llamó Doña María, la qual casó en Lombardía con el Marqués de Monferrato; la segunda se llamó Doña Juana que casó con el Conde de Armeñaq; la tercera se llamó Doña Margarita que casó con el Duque de Bretaña; la quarta se llamó Doña Catalina que casó con Mossén de Candalat; la quinta se llamó   —143→   Doña Leonor, esta murió sin casar, la qual está enterrada con su Madre la Reyna Doña Leonor en San Francisco de Tafalla.

30. Catalina y Juan de Labrit.

Ahora tornaré ablar de la Reyna Doña Catalina, hija de don Gastón Príncipe de Viana, la qual dicha Reyna se vió en mucho travajo, porque su Tío el Sr. de Narbona la quería desposeer de todo el Señorío que es la Jurisdicción del Rey de Francia, diciendo que en las casas de los doce pares de Francia no heredan hijas.





Con algunas ligeras enmiendas y sobrepuestos que son de mi letra concuerda con el traslado de letra antigua del Secretario Félix de Oteiza.- Joseph de Moret.


Había leído é indudablemente copiado está crónica el P. José de Moret en 29 de Abril de 1662. Con esta fecha presentó á las Cortes de Pamplona sus Investigaciones históricas de las antigüedades del reyno de Navarra, que imprimió tres años más tarde y en cuyo prólogo dice: «Otra (crónica) que escrivió antes don Juan de Jasso, señor de Idocín y Xavier, Presidente del Real Consejo de Navarra, Padre del grande Apóstol del Oriente San Francisco Xavier, es de tan concissa brevedad, que apenas es más que catálogo de los Reyes que reynaron en Navarra.»

Mayor mérito, y no sin razón, atribuyó á esta Crónica el diligente Oihenart6, aunque no conoció el nombre del autor preciarísimo. Citaré sus palabras.

Pág. 96: «Collegium Decani et Canonicorum Eccelesię Tutelensis a Sanctio Rege huius nominis ultimo constitutum prędicat Garibaius lib. 24, cap. 1. Author tamen Chronici manuscripti, cui titulus est Relacion de la descendencia de los inclitos Reyes de Navarra, etc., qui regnantibus Ioanne Lebretio et Catharina Fuxiâ eius uxore vixisse videtur, id operis Sanctio Garsię, cui Sapientis cognomen inditum est, tribuit».- D. Juan de Jaso dice (15) que el rey D. Sancho el Sabio (1150-1194)   —144→   «hizo la iglesia de Tudela y el monasterio de la Oliba»; cuya demostración por lo tocante á la principal construcción del admirable templo de Santa María de Tudela ha puesto en evidencia á la luz del arte arquitectónico nuestro sabio compañero D. Pedro de Madrazo7. Por otro lado consta8 lo que apunta Oiheuart contra Garibay, si bien este pudo referirse á la bula de Celestino III, y no al rescripto de su Legado, fechado en Julio de 1193.

Pág. 241. «Ea autem quae de Vasconibus Aquitanis, qui vulgo Gascones dicuntur, a Sanctio Garsia I sub ius ditionemque suam coactis scribunt Beuterius, Garibayus et alii, huic Sanctio de quo nunc agimus (an. 920) Fortunii fratri Eneconisque nepoti adscribit Author Chronici, cui titulus Relacion de la descendencia de los Reyes de Navarra, etc.; quem Catharinâ Lebretiâ in Navarra regnante vixisse supra meminimus.»- Núm. 6.

Pág. 284. «Ipsius (Garsiae, † 969) corpus in porticu castri sancti Stephani sepulchro mandatum fuisse refert Belasco, idemque scriptum reliquit Author Chronici manuscripti, cui titulus Relacion de la descendencia de los Reyes de Navarra.»- Núm. 7.

Pág. 326. «Margaritam, Garsiae Ranimiri uxorem, Rotronis Comitis Perticensis non filiam, ut vulgo creditur, sed neptem, hoc est, ipsius sorore genitam fuisse, solus inter Hispanos scriptores tradidit Author codicis manuscripti, quem sub titulo Relacion de la descendencia, etc., saepe citavimus. Id autem quam recte et vere ab eo observatum fuerit, Hovedeni, Hermani Monachi et Hugonis Falcandi, vetustorum scriptorum, libros legentibus planum fiet.»- Núm. 14.

Pág. 349. «Mariani, quae innupta obiit, celebri sanctitatis famâ, vixisse testatur author Chronici manuscripti Navarrae Regum, saepe a me citatus.»- Núm. 26.

Pág. 350-351. «Aliam etiam filiam, nomine Joannam, Blancae et Joannis filiabus annumerat Auctor Chronici manuscripti Navarrae Regum, quam virginem seu innuptam e vita discessisse ait.»- Núm. 27.

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Es evidente que Oihenart, antes que el P. Moret, consultó un traslado, y quizá el original, de la Crónica escrita por el doctor D. Juan de Jaso, y comprendió su valor histórico mejor que el célebre Analista de Navarra. El poco aprecio en que éste la tuvo, como se ha visto, ha ido creciendo hasta el punto de tocar muy de paso o mirar con cierto desdén su nutrido raudal9, ó de presentarlo, salvo ligera excepción, como agua turbia y estéril10. La autoridad de la genealogía del libro de la Regla de Leire, cuyo texto correcto publicó Traggia11, es muestra harto exigua de los códices y escrituras, á las que atendió D. Juan de Jaso para trazar su crónica, que debió prolongar hasta los últimos días del solio independiente de Navarra. Los elevados cargos en la Corte y Curia que desempeñó12 hacen desde luego presumir el profundo y certero alcance de los datos que sacó de su propia experiencia y de los papeles que á mano tuvo así en los archivos públicos de la nación como en los particulares de la nobleza del reino. Para juzgar de su mérito y aprovecharnos de sus indicaciones, importa restituir al texto, cuya copia tenemos, los fragmentos que en mala hora perdió, y devolverle su pureza nativa. Las enmiendas, que Moret hizo al texto, cuáles fuesen lo ignoramos; mas no son tantas ni tales que nos impidan reconocer el estilo de D. Juan de Jaso por los vocablos y modismos13   —146→   que todavía quedan. Lástima grande que el criterio del autor, adicto y leal á la dinastía de Labrit y á la independencia de su patria, haya sido parte, si mal no creo, para privarnos de aquellos capítulos en que mayormente aparecía la acción política de los reyes de Inglaterra y Francia sobre los de Navarra. ¡Cuánto promete y cuán bien lo sintetiza la intencionada frase que encabezaba el postrer capítulo! «Ahora tornaré á hablar de la reina Doña Catalina; la cual dicha reina se vió en mucho trabajo, porque su tío, el señor de Narbona la quería desposeer de todo el señorío, que es [de] la jurisdiccion del rey de Francia, diciendo que en las casas de los doce Pares de Francia no heredan hijas». En el capítulo anterior se da por ya fallecido († 2 Octubre 1500) al vizconde de Narbona, D. Juan de Fois, tio de la reina Doña Catalina y padre de la de Aragón Doña Germana, que reemplazó á Isabel la Católica en el tálamo de D. Fernando (18 Marzo 1506) y fué no poca parte con su hermano D. Gastón para encrespar la tormenta en que por fin naufragó (1512), víctima de pérfido embate, el poder soberano de Doña Catalina. Nadie mejor que el Presidente del Real Consejo de Navarra, que en tan deshecha borrasca largos años empuñó el timón de la nave del Estado, podía historiar estos sucesos. Consta que transpuso los Pirineos en seguimiento de la destronada reina (22 Julio 1512) y que á principios del año 1516 había muerto ya14 y estaba quizá sepultado provisoriamente en la tumba de sus abuelos paternos dentro de la iglesia de Santa Eulalia en la villa de San Juan de Pie del Puerto.

Inútiles han sido hasta el presente las muchas diligencias que, en unión de nuestros correspondientes M. Ducéré y Mr. Wentworth Webster, he practicado para descubrir en San Juan el paradero del manuscrito, que el archivo municipal de aquella villa poseía, tres siglos há, y del cual dimanó el traslado fragmentario   —147→   de la Crónica de D. Juan de Jaso que enriquece nuestra biblioteca. De este nuestro ha tomado la Comisión de monumentos de Navarra la copia única de su propiedad, sin que á su viva solicitud haya cabido la suerte, por diferentes vías y exquisitas maneras tanteada, de hallar ningún otro.

Desde luego conviene sacar á luz por el orden de tiempos en que fueron escritas las Crónicas de Navarra que en nuestro códice (C 134) siguen á la presente. Si las hubiese compulsado Oihenart, habría visto cómo varias apreciaciones y novicias, que estima seguras por estar afianzadas en el dictado del autor de la Relación, dimanan de fuentes puras y caudalosas, que á su vez provienen de otras, hábiles para desvanecer la preocupación, todavía reinante, de que los navarros, contemporáneos del P. Moret, habían de acudir, si querían saber noticias de la patria, ó casa nativa, á los forasteros. Séame lícito á este propósito transcribir el remate que puso en 1406 á su Crónica García López de Roncesvalles15:

«Aquí el escripvano face la fin de su obra, rendient devotament á Dios gracias, et á los de juso contenidos decir [ha] muchas mercés del placer que le han fecho. E primerament rinde mercés al honorable religioso Prior de Santa María de Pamplona Don Martín de Ussa con todo el Capítol16, los quoalles graciosament li emprestaron las Crónicas de los Santos Padres los Papas, que scrivió Tolomeo17, en las quoalles face mención de muchas incidencias de los Reyes de Spainna et de otras partidas; et assí bien le imprestaron las cróniquas de Spainna que scrivió don Rodrigo Arzobispo de Toledo. Item rien[de] mercés á don fray Burgo lector de los Predicadores de Pamplona, car le emprestó una partida de las Croniquas del Vincencio ystorial18. Item riende mercés á los honrrados Conseilleros del Rey et Oidores de sus compios, Johán de athaondo19 et Pero García d'Eguirior, qui li emprestaron una buena cróniqua del dicho Johán, et los dos fueros generales, en los qualles face mención cómo los reyes deven jurar á sus pueblos en sus elevaciones, et assí bien en los dichos fueros face mención de algunas ystorias de los Reyes qui [han] seydo. Item riende mercés al honrrado Miguel Laceilla burgés del burgo de Sant Saturnín el por tiempo jurado de la villa, el quoal emprestó al dicho escripvano cierta porción de cróniquas de la jurería toquantes [a] los Reyes. Item rinde mercés al honrrado Simón d'Echarri burgés, qui li emprestó una porción de cróniquas, que dice que fueron del Cardenal de Çalva20.

El dicho escripvano por las dichas cróniquas et ystorias, tomando á su propósito lo que li facía menester, ha fecho su obra sobredicha ata el Rey D.n Carlos defuncto21 el segundo, et veintiún Reyes; et del dicho Rey el dicho escripvano ha ovido ciertos memoriales escriptos et información de Miguel Desmarés, qui fué clérigo del dicho Rey difuncto, á qui Dios perdone, por veintitres años et del Rey qui ahora reyna, do es la goarda Roba del Rey et muchos de sus libros; et al tiempo desta scriptura lo avía servido, ultra del tiempo del padre, diez y nueve aynnos. Al qual Miguel, como á los otros, el dicho escripvano riende mercés del placer que li ha fecho.

Al pié de su Crónica el autor acompaña, por vía de ilustración ó apéndice, dos diplomas del rey Carlos III: uno confiando á la reina, su esposa, la regencia del reino (Saint-Palais, 22 Noviembre, 1403), y otro nombrando Tesorero de Navarra (Burdeos, 4 Diciembre, 1403) al propio García López de Roncesvalles.





Madrid, 3 de Diciembre de 1893.



 
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