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Prueba de la filiación que existía a través de la Universidad es el telegrama reservado enviado por el Cónsul General Ventosa cuando preparaba la ayuda a la República, el 7 de septiembre de 1936: «Preparada suscripción cruzada roja España, si don Fernando de los Ríos con su destacada autoridad y personal amistad cablegrafiara a Juan Bautista Soto rector Universidad y Prudencio Rivera Martínez Vicepresidente Partido Socialista rogándole cooperación se facilitaría labor iniciada...», Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rej. 156/carpeta 12.
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Estas cartas se exhibieron en La Casa del Libro en San Juan de Puerto Rico. Sobre esta exposición, que causó mucho asombro, ya que es única, dice el destacado artista puertorriqueño Antonio Martorell: «Nuestro Carlos Marichal, dos veces isleño, nacido en Tenerife y sepultado en su puerto de adopción, establece en su más reciente exposición en la Casa del Libro que la carta no es letra muerta. En vitrinas y para nuestro deleite, enmarcadas para nuestro asombro, las cartas a Flavia cubren amorosamente 18 años de correspondencia entre letra e imagen, entre amante y amada, en una muestra ejemplar del amor en el ARTE Y EL ARTE DE AMAR», Antonio Martorell, «Mientras duermes», El Mundo, Puerto Rico Ilustrado, 7 de enero de 1990, 8.
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Uno de sus tíos matemos fundó en 1920 el Partido Republicano Tinerfeño Autonomista, que fue el más importante de las islas hasta la Guerra Civil Española. Su tío político Domingo Pérez Trujillo, esposo de su tía Carmen Marichal, fundó en el Puerto de la Cruz la primera agrupación socialista.
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Juan Marichal recuerda que Carlos pintó al escritor francés marroquí Raymond el Maleh y dice que este retrato tenía una «fusión de elementos surrealistas con un estilo tradicional».
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Carta de Manuel Serrano a Flavia Marichal Lugo, 19 de diciembre de 1983, Antibes, Francia, 5 pliegos.
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En 1945, durante la temporada oficial del Teatro Francés, diseñó para André Moreau, director de Les Comediens de France, tres obras que se presentaron en Bellas Artes. Estas fueron Captain Smith, de Jean Blanchou, Le Paquebot Tenacity, de Charles Vildrac y Les precieuses Ridicules, de Moliére. En 1946 diseña para la ópera del Conservatorio L'enfant Prodigue, de Debussy y Le Pauvre Matelot, de Darius Milhaud; en 1947 El lago de los cisnes, para la Compañía de Alicia Markova y Anton Dolin; Orfeo, de Gluck y la Suite Provenzal para la Academia de la Danza Mexicana. Perteneció a El Tinglado, grupo de teatro experimental de la Federación Universitaria Escolar de Españoles en México. En un viaje de investigación que hice a México conocí algunos de los integrantes de ese grupo, quienes gentilmente me obsequiaron con programas y diseños originales.
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Rafael Solana, «La vida teatral, escenografía viva», Suplemento de El Nacional, 1948.
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Entre los libros que ilustró se encuentra El caballero del caracol, escrito por Juan Marichal, Secretaría de Educación, 1946. De éste, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes hizo en 1990 una segunda edición de 10.000 ejemplares.
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Sobre esta presentación dice la profesora Luz Minerva Betancourt, actriz del teatro universitario en ese momento: «Dueño ya de su arte y de las noches de Shakespeare, concibió y realizó una escenografía memorable para Noche de Reyes, su primera obra en la Universidad y en el teatro puertorriqueño. Quienes tuvimos la suerte de apreciarla recordamos un despliegue de magistral horizontalidad, de sabia llenura escénica, en donde se batían en duelo rítmico, las transformaciones constantes frente a una esencial permanencia sin vacíos ni espacios inertes». Luz Minerva Betancourt, «Carlos Marichal en el recuerdo», Cuaderno de la Facultad de Humanidades, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Núm. 17, 1988, 38.
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Diseñó para Tinglado Puertorriqueño, Ballets de San Juan, Ateneo Puertorriqueño, Universidad del Sagrado Corazón, La Comedia Universitaria, Amigos del Teatro Español y otros. Junto a la actriz Sandra Rivera y el Director Rafael Acevedo funda el grupo La Comedia Puertorriqueña, que todavía existe. Durante sus veinte años en Puerto Rico, diseñó alrededor de cien escenografías e ilustró más o menos la misma cantidad de libros para el Instituto de Cultura, el Departamento de Educación y otros. Aquí debo añadir que hasta su llegada a Puerto Rico, el libro ilustrado no tuvo la importancia que se le concede ahora. Él supo enriquecer los libros para las escuelas con bellas ilustraciones que los hicieron más atractivos para los niños.