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51

«El poeta y los mitos», en Poesía completa, op. cit., pp. 560-561.

 

52

«Prólogo» a la traducción de Hölderlin citada (reproducido posteriormente como «Hölderlin y Cernuda» en TALENS, J., El espacio y las máscaras. Introducción a la lectura de Cernuda, Anagrama, Barcelona, 1975, pp. 383-387), op. cit., pp. 11-12.

 

53

Ibídem, p. 14.

 

54

Op. cit., p. 20.

 

55

PAZ, O., op. cit., p. 158.

 

56

Ambas ideas, la del poeta ante un entorno hostil y la de la verdad superior que expresan los mitos puede encontrarse en el final de Marsias (1941): «Los mitos paganos eran trágicamente hermosos, y en su hermosura trágica había una misteriosa elocuencia. Cuando los hombres hoy quieren expresar de otro modo lo que en algunos de aquellos mitos se cifra, necesitan hablar mucho, lo cual es vulgar y está mal y tras hablar mucho en conclusión nada expresan, lo cual es más vulgar y está aún peor. Así, pues, y en las menos palabras, ¿qué se cifra simbólicamente en ese mito de Marsias? Que el poeta debe saber cómo tiene frente de sí a toda la creación, tanto en su aspecto divino como en el humano, enemistad bien desigual en la que el poeta, si lo es verdaderamente, ha de quedar vencido y muerto.» (Prosa I, op. cit., p. 800). Para las ideas de Hölderlin sobre el poder expresivo del mito, véase MAS, S., op. cit., pp. 69-83; sobre el valor del lenguaje mítico en general en la obra de Cernuda, con las conexiones correspondientes a los teóricos clásicos de este siglo (Jung, Barthes, Lévi-Strauss), véase MABREY, M. C. C., op. cit., en especial pp. 171-178; cf. además PINTO, V., P., «Lo mítico, una nueva lectura de Ocnos», Acta Literaria, 6, 1981, pp. 119-138 y GARIANO, C., op. cit., pp. 242-244.

 

57

«J. R. J. contempla al crepúsculo», vv. 12-17 (Poesía completa, op. cit., p. 509).

 

58

ALMODÓVAR, J. - MÁRQUEZ, M. A., op. cit., pp. 45-50, señalan paralelos entre el fragmento 30 (siempre según la numeración de la edición de Dieis - Kranz, véase abajo) y «Silla del Rey», vv. 74-75; entre el fragmento 1 y «El nombré», vv. 29-32 y «El poeta», vv. 19-21; entre el fragmento 67 y «Ser de Sansueña», vv. 11-20 y «Otras minas», vv. 5-8; y entre el fragmento 62 y «Ser de Sansueña», vv. 36-37. Esta edición clásica de los fragmentos presocráticos, originalmente publicada por Hermann Diels a mediados del siglo XIX (1848), fue reelaborada y reeditada en 1922 por Walther Kranz (DIELS, H. - KRANZ, W., Die Fragmente der Vorsokratiker, Weidmann, Berlin, 1922), el mismo año que T. S. Eliot publicó su The Waste Land. Además, Cernuda trabó amistad durante su estancia en Inglaterra con el destacado helenista C. M. Bowra, gran especialista en la lírica griega arcaica, que con seguridad hubo de transmitirle interés por estos textos.

 

59

DIELS, H. - KRANZ, W., op. cit., vol. I, frg. 49a.

 

60

GARCÍA CALVO, A., Razón común. Edición crítica, ordenación, traducción y comentario de los restos del libro de Heráclito, Lucina, Zamora, 1985, p. 186.