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531

En «El intruso», de Vivir sin estar viviendo (1944-1949), Cernuda habla de su «conciencia desacordada»; Cfr. p. 247 de La realidad y el deseo, 1924-1962, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1964 (o reimpresión de 1975).

 

532

Dato curioso: el adjetivo «victorioso/a» no aparece una sola vez en el Romancero general de la guerra de España (Madrid-Valencia, 1937); en cambio, además de su función en el himno de Falange, se encuentra tres o cuatro veces en los poemas del lado franquista antologados por Julio Rodríguez Puértolas, ob. cit., volumen 2, passim.

 

533

Luis Cernuda, ob. cit.; pp. 73, 86, 102, 107 y 115.

 

534

Fermín Yzurdiaga, en Julio Rodríguez Puértolas, ob. cit., p. 529.

 

535

Sobre el acoso que, según Baudelaire, sufre el poeta de mediados del siglo XIX por parte del «dios de lo Útil», cfr., por ejemplo, Charles Baudelaire, Les Fleurs du Mal, París Garnier, 1961, pp. 18-19. Gautier, por su parte, arremete contra «lo útil» en, por ejemplo, el Prefacio a Premières poésies, 1832. Cernuda toca directamente el tema en «La gloria del poeta», elogiando a Baudelaire por su despego hacia quienes dictan «marmóreos preceptos/ Sobre lo útil, lo normal y lo hermoso»; ob. cit., pp. 116-117.

 

536

«Razonadores y mecánicos», así como -promotores de lo útil» llamaba Shelley a quienes en la Inglaterra de su tiempo empezaban ya a ceñirse «la corona cívica», es decir, a representar/ dominar la sociedad; cfr. Selected Poems, Essays and Letters, New York, The Odyssey Press, 1944, pp. 557-558. 22

 

537

Cfr. ob. cit., pp. 147 y 291, por ejemplo.

 

538

Como escribía Antonio Sánchez Barbudo, fundador de Hora de España y que algo sabía de estas cosas, los «espirituales pululaban por todas partes, pero más que en la zona roja en la otra, entre los azules y piadosos terratenientes de la «Cruzada»; en Ensayos y recuerdos, Barcelona, Laia, 1980, p. 39. Bien claro lo decía José María Pemán en uno de sus poemas anti-materialistas/anti-marxistas: «No hay más: o Carne o Espíritu»; en Julio Rodríguez Puértolas, ob. cit., p. 185.

 

539

«Escorial, ¡triunfo de España sobre Occidente!», había escrito -por ejemplo- Giménez Caballero; en Julio Rodríguez Puértolas, ob. cit., p. 65.

 

540

En un artículo de 1957 Cernuda proponía que los tres poemas que aquí nos ocupan debían leerse en el siguiente orden: «Águila y rosa», «Silla del rey» y «El ruiseñor sobre la piedra»; cfr. Philip Silver, Luis Cernuda. El poeta en su leyenda, Madrid-Barcelona, Alfaguara, 1972; p. 242. Nos parece más legítima la lectura cronológica.