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  -fol. 475-  

ArribaAbajoJornada II

 

Salen LEONIDA, reina, y FABIA.

 
LEONIDA
¿Qué tiene el Rey, Fabia mía,
que después desta jornada
aun de mirarme se enfada
con tanta melancolía?
¿Qué tiene el Rey, que en efeto,5
no sabe disimular,
pues ni en hablar ni en mirar
guarda el rigor de discreto?
¿Qué tiene el Rey que conmigo
usa de tanto rigor?10
Pero dijera mejor,
¡oh, Fabia!, que lo que digo:
¿Qué no tiene el Rey?, y fuera
acertar lo que pregunto,
y saber el alma junto15
lo que a partes considera.
Fabia, el Rey no tiene amor
y como amor no me tiene
a tanta tristeza viene
y yo vengo a tal temor. 20
Pues si amor no tiene el Rey,
¿qué me admiro que en el trato
no guarda a mi amor ingrato
de amante la justa ley?
Por los ojos que, en efeto, 25
cristales del alma son,
muestra amor del corazón
lo más íntimo y secreto.
FABIA
Yo he visto que me aborrece;
esos miedos son de amor,30
porque amando con rigor
tales recelos padece.
Verdad es que con cuidado,
después que ha venido, estoy,
pero este sentido doy35
al que a los dos nos ha dado,
que como tan gran tormenta,
como sabes, padeció
el trabajo en que se vio
hoy en la memoria sienta.40
Que pensaría perderte,
el reino y vida, y sospecho
que este cuidado en el pecho,
aunque generoso y fuerte,
a un hombre imaginativo45
pudo este disgusto hacer.
LEONIDA
Sí, mas llegado el placer
de verse ya libre y vivo,
restituido a su casa,
a su esposa, reino y gusto,50
¿cómo no templa el disgusto
y aquesta memoria pasa?
Que la memoria del mal,
en los que libres se ven,
antes acrecienta el bien55
con placer y gusto igual.
No, Fabia, que me han engañado
señas del Rey mi señor
o en esta ausencia el amor
por otro amor ha trocado.60
FABIA
¡Gracia tienes, en la mar
y en las islas donde vino
de estar solo y peregrino
pudo olvidarte y amar!
¿A quién querías que amase65
entre unas peñas?
LEONIDA
No sé,
pero sé que en él se ve
lo que si yo te contase,
o en mi honestidad cupiese,
conocerías si estoy 70
engañada.
FABIA
Aunque no soy
tan discreta que entendiese
por conjeturas tu daño,
-fol. 476-
ni por favores tu miedo,
poco más o menos puedo75
resumir que es todo engaño.
LEONIDA
Engaño no puede ser,
que no se puede engañar
el placer por el pesar,
ni el pesar por el placer. 80
El libro de los casados,
todo en dos hojas se encierra,
qué es mesa y cama.
FABIA
No yerra,
tal vez que tienen cuidados
esa regla general 85
y anda al gusto divertida.
LEONIDA
No cuando el amor ha sido,
Fabia, en los dos igual.
Si tiene pena el marido,
comunica a la mujer90
el pesar como el placer
y es igualmente sentido.
Y así están tristes los dos,
que uno alegre y otro triste
en desigualdad consiste95
contra lo que ordena Dios.
Pero advierte que aquí viene,
como suele, pensativo.
 

(Sale el rey ALBANO.)

 
ALBANO
Quien vive como yo vivo,
más muerte que vida tiene. 100
Tales mis tristezas son
que puedo determinarme
a una de dos, o a matarme
o a tomar resolución.
LEONIDA
¿No ves qué triste semblante 105
muestra y que hablando consigo,
no ve que aquí estoy contigo
ni aunque me ponga adelante?
¿No ves qué melancolía
tan profunda?
ALBANO
Estoy loco
110
porque no habiéndola muerto
no ha de ser vida la mía.
También de la dilación
puede resultarme daño,
ello ha de ser con engaño.115
LEONIDA
¡Qué notable confusión!
¿No miras cómo entre sí
está trazando quimeras?
FABIA
Cuanto en el Rey consideras,
voy considerando en mí.120
Pero de aquella tristeza
no es posible que otro amor
sea causa y el proprio honor,
mayor cuanto más grandeza,
se la quiero atribuir.125
LEONIDA
Al honor, ¿por qué razón?
FABIA
Porque sus efetos son
el no poderlos decir.
LEONIDA
Luego haste dado a entender
que está el Rey de mí celoso.130
FABIA
Un desatino amoroso
cualquiera lo puede hacer.
¿Por qué no podría ser
que quien te quisiese mal,
que le has sido desleal135
quisiese darle a entender?
Las historias están llenas
de sucesos semejantes,
tal por invidia de amantes,
tal por venganzas ajenas.140
¿Tienes sospechas de alguno?
LEONIDA
Basta, que en lo cierto has dado,
celos es este cuidado,
no porque de hombre ninguno
declaradamente sea145
amada, pero bien creo
que he conocido un deseo
y sé que mi mal desea.
FABIA
¿De quién?
LEONIDA
De Rosardo, Fabia.
FABIA
¿Pues hase atrevido a ti?150
LEONIDA
Estoy por decir que sí,
puesto que así me agravia.
No tan descubiertamente
-fol. 477-
que yo le mostrase enojos,
pero basta que los ojos155
digan lo que el alma siente.
Y este, viendo mi virtud
y que en comenzando a hablar
jamás le daba lugar,
trocó la solicitud160
de mi gusto en mi dolor
y habrá por dicha pensado
poner el Rey en cuidado
con sospechas de mi honor.
No quiero hablarle.
FABIA
Pues bien,
165
¿qué quieres hacer?
LEONIDA
Pensar.
FABIA
Ya no le dejes de hablar
y muéstrale amor también,
que si te ve sospechosa
estaralo más de ti.170
LEONIDA
Dices bien. ¿Qué haces aquí,
mi señor?
ALBANO
¡Oh, Reina hermosa!
Cuidados y pensamientos
del gobierno me divierten,
que para que en algo acierte 175
andan siempre por los vientos.
No falta qué imaginar
a quien sustenta una pobre
familia, y que falta o sobre
siempre tiene qué pensar. 180
Pues mirad a quien gobierna,
como yo, tan grande estado,
cuál ha de ser su cuidado
y solicitud eterna.
LEONIDA
Mi padre vuelve a escribir 185
de vuestro hermano, ¿qué haré?,
¿qué respuesta le daré?
ALBANO
Que estoy en mi intento firme
y que ya sabemos dél;
que iremos, queriendo Dios, 190
a Escocia presto los dos,
porque tengo de ir con él.
LEONIDA
¿Pues dónde dicen que está?
ALBANO
Dio en el Asia derrotada,
tengo aviso que ha llegado195
a Chipre y que viene ya.
Eso podéis escribir
y que luego partiremos.
LEONIDA
Guárdeos el cielo.
ALBANO
¡Qué estremos
entre vivir y morir!200
LEONIDA
¿Qué te parece?
FABIA
Que creo
que el deseo te ha engañado.
LEONIDA
Si el deseo da cuidado,
no me ha engañado el deseo.
 

(Va[n]se la Reina y FABIA.)

 
ALBANO
Pasan el mar mis tristes pensamientos205
en la nave mortal de mis cuidados,
entre tantas fortunas arrojados,
que están más locos que los mismos vientos.
La causa de los graves movimientos,
lejos entre peñascos elevados,210
muestran la luz, que de mirar turbados
los ojos truecan a los elementos.
Por el agua en que nadan da la lumbre
y cerca se promete a la esperanza
desde el puerto a los ojos ofrecida.215
Yo sigo la verdad por alta cumbre
y engañado de ver su semejanza,
la muerte bebo a sombra de la vida.
 

(Sale ROSARDO.)

 
  -fol. 478-  
ROSARDO
Tiberio dice que me llamas.
ALBANO
Pienso,
según tardaste, que tenías hecho,220
Rosardo, aquello para que te llamo.
ROSARDO
¿Pues es cosa que pude adevinar?
ALBANO
No, capitán, que no es tan fácil cosa,
antes me ha parecido tan difícil
que podría tardar en comenzarla225
más que has tardado en el venir a oírla.
ROSARDO
No hay cosa que lo sea a quien te sirve
con el gusto y amor que yo te sirvo,
y admírome que digas que es difícil
de decírmela, que para hacerla230
mis deseos la tienen por tan fácil.
ALBANO
No has de decir difícil conociendo
que te la digo a ti, pero es estraña,
que de su parte sola dificulta
el poderla decir tan libremente,235
tanta dificultad mi pecho siente.
Mas conociendo yo...
ROSARDO

 [Aparte.] 

¡Válgame el cielo!
¿Si la Reina le ha dicho mis intentos,
que aún no los declaré por el respeto
debido a la grandeza de su estado240
y el Rey quiere matarme?
ALBANO
Conociendo,
Rosardo, tu lealtad...
ROSARDO

 [Aparte.] 

Ello es sin duda,
la Reina sospechó mis pensamientos
y los ha dicho al Rey.
ALBANO
Y tan seguro
de tu valor, yo fío de ti mi honra.245
ROSARDO

 [Aparte.] 

¿Qué aguardo más?
ALBANO
Por mil respetos justos
me importa, capitán, matar la Reina,
destos no tengo que informarte.
ROSARDO
¡Ay, cielo!
¿Matar la Reina?
ALBANO
Porque no te importa
juzgar a ti de la razón, mas solo 250
ejecutar la muerte.
ROSARDO
No te espantes
que me admire, señor, de lo que dices
y en alguna manera esté turbado.
ALBANO
No me espanto, Rosardo, que diciéndolo
estoy turbado yo; y así no es mucho 255
que tú lo estés oyéndolo, mas mira,
que como digo, soy juez en esto
-fol. 479-
y tú el ejecutor.
ROSARDO
Tú habrás mirado,
señor, la causa que te mueve a cosa
tan estraña y tan fuera de aquel gusto260
que has mostrado en quererla y estimarla
por tantas excelencias como tiene
en su virtud, su ingenio y su hermosura.
Bien me parece grave lo que mandas
y sabe Dios, señor, cuánto lo siento,265
mas eres Rey y obedecerte debo,
que tú no me mandarás cosa injusta
y obedecerte debo en lo que es justo.
ALBANO
Yo tengo de ausentarme, que no quiero
ni puede ser, que esté presente.
ROSARDO
¿A dónde?
270
ALBANO
Al monte, solo ausencia de dos días.
ROSARDO
¿Pues cómo tengo de intentar su muerte?
¿Tengo de entrar en forma de justicia
o quieres que la mate con secreto?
ALBANO
Yo te daré un papel cuando me parta275
y aquella orden seguirás en todo.
No tengo que advertirte, el mismo caso
te dice la importancia, a Dios te queda.
ROSARDO
¿Cuándo te partirás?
ALBANO
Luego querría.
ROSARDO
Pues escribe.
ALBANO
Yo voy, Rosardo; advierte
280
que está mi vida y honra en esta muerte.

 (Vase el Rey.) 

ROSARDO
¡Oh, terrible mudamiento!,
¡oh, notable ejecución!
Mas si tiene el Rey razón,
¿de qué tiemblas, pensamiento? 285
¿Él no dice que es juez
y que soy ejecutor?
Pues, ¿de qué tengo temor?
Muera mi amor de una vez
en la vida de Leonida, 290
pues no puede de otra suerte
dar a mis sospechas muerte
y a mis esperanzas vida.
Amé mi muerte en amalla,
porque si el Rey lo entendiera 295
la vida y honra perdiera,
y estas dos tendré en matalla.
¿Mas cómo será posible
que mate lo que adoré?,
pero si a un bárbaro fue300
posible aqueste imposible...
Si Celín Turco mató
por su honor y honesta fama
sin otra ofensa a su dama,
¿no podré matarla yo?305
Demos, que corre por cuenta
del Rey, ¿pues qué puedo hacer
más justo que obedecer
lo que él por su agravio intenta?
 

(Sale FINEO.)

 
FINEO
Todo hoy os ando a buscar,310
-fol. 480-
y ni en Palacio ni fuera
os pude hallar.
ROSARDO
No quisiera
que este me viniera a hallar.
Pero echarele de mí,
¿para qué soy menester?315
FINEO
De vós quisiera saber
si hay nuevas de Otavio.
ROSARDO
Sí.
Que el Rey dijo ayer que Otavio
estaba en Chipre y venía
a Ibernia.
FINEO
Escribir querría
320
a Escocia, porque este agravio,
de no haber el Rey llegado
habiéndolo prometido,
de tal manera han sentido
que piensan que le ha casado325
en Alemania en secreto
y que el concierto quebró.
ROSARDO
Que irá presto el Rey sé yo
y tendrá la boda efecto,
y tan presto cuanto llegue330
su hermano.
 

(Sale[n] TIBERIO y dos cazadores.)

 
TIBERIO
A todos avisa,
Lisenio, con mucha prisa,
puesto que el tiempo la niegue,
porque quiere el Rey salir
con tanta que no hay lugar 335
más que de hacer ensillar.
LISENIO
Todo se hará prevenir.
TIBERIO
Pues parte y a punto estén.
LISENIO
Voy.
TIBERIO
¡Oh, capitán Rosardo!,
¿qué hay de nuevo?
ROSARDO
El Rey aguarda.
340
TIBERIO
Pues podréis hablarle bien
si son negocios de guerra
de aquí al monte.
ROSARDO
De paz son,
pues son de mi galardón.
 

(Sale el Rey de camino, con un papel.)

 
ALBANO
Hoy la piedad se destierra345
de todo punto de mí.
TIBERIO
El Rey sale.
ROSARDO
Adiós, Fineo.
FINEO
Hablarte después deseo,
¿a dónde he de hallarte?
ROSARDO
Aquí.
 

(Vanse FINEO, TIBERIO y los cazadores.)

 
ALBANO
Rosardo.
ROSARDO
Señor.
ALBANO
Advierte
350
lo que dice este papel
y toma esta llave.
ROSARDO
En él
hallaré de obedecerte
la ley, y tú, gran señor,
en el de mi pecho noble355
la obediencia.
ALBANO
No te doble
piedad, respeto, ni amor.
ROSARDO
¿Para qué es aquesta llave?
ALBANO
Para entrar hasta su cama.
Mi honor, mi vida, mi fama, 360
solo en este papel cabe,
y en ese pecho, Rosardo.
ROSARDO
Tú conocerás quién soy.
ALBANO
La llave de mi honor te doy,
que le restaures aguardo.365

 (Vase el Rey.) 

ROSARDO
Cuanto más se va acercando
la ejecución desta muerte,
más de su culpa me advierte
y mas temor voy cobrando.
Pues si es culpada, ¿qué temo370
dándome el Rey en su culpa
para su sangre disculpa?
Yo paso de estremo a estremo
sin medio proporcionado,
sin duda cometo error, 375
que pasar de tanto amor
a un odio tan declarado
no es guardar la proporción
debida al entendimiento,
más destemplar su instrumento 380
a la divina razón.
Pero sea lo que fuere
la obediencia es justa ley;
-fol. 481-
el Rey es Rey, mande el Rey
y venga lo que viniere.385

 (Lea.) 

«Esta noche entrarás con esta llave
hasta la cama en que la Reina duerme
y sin decir a qué lleva contigo
a tu amigo Fineo y dale muerte
con ella, y juntos en su sangre envueltos390
déjalos hasta el día si por dicha
no lo sienten las damas de su cámara,
y tú venme a buscar al monte luego,
donde con pena del suceso aguardo,
que allá sabrás lo que has de hacer, Rosardo.» 395
¿Fineo muerto con la Reina? ¡Cielos!
¿Qué novedad es esta? ¿Cómo o cuándo
Fineo ha dado al Rey estos desvelos
o si él tuvo amor? Más voy considerando
que me debía de reñir con celos 400
el servir a la Reina imaginando
que quien con él ha sido deshonesta,
tampoco fuera con mi amor compuesta.
¡Ah, villano Fineo!, quien te vía
traerme ejemplos y formar castigos405
para el amor que él mismo le tenía,
juzgaba en mí los cielos enemigos.
Pues ya llegó de mi venganza el día,
que tal suelen tener falsos amigos
debida pena, ¿mas la Reina es esta?,410
en fin mujer, esta es la Porcia honesta.
LEONIDA
Esta es la virtuosa, esta es la santa,
agora, dulce Albano, he conocido
que alguna justa persuasión levanta
contra mi honor el mar de tu sentido.415
Ya mi presencia, ya mi amor te espanta,
ya huyes a los montes, ya en olvido
has puesto los regalos que solías
gozar las noches y estimar los días.
¿Qué haré, cómo diré que injustamente 420
tratas mi fe?
FABIA
Feliso llega agora
con este pliego.
LEONIDA
Bienvenido sea,
¿quién está aquí?
ROSARDO
Rosardo a tu servicio
y doyte parabién, Reina y señora,
del pliego si es de Otavio.
LEONIDA
No es de Otavio,
425
-fol. 482-
pero es del Rey mi padre y de mi hermana.
Muestra un cuchillo del estuche, Fabia.
Cortaré este cordel, que como es grande
quiso apretalle el secretario.
FABIA
Corta,
que ya tengo deseo de ver nuevas,430

 (Dale el cuchillo y al cortar yérese.) 

si allá las hay de Otavio.
LEONIDA
Espera, ¡ay triste!
¡Oh!, mal haya la prisa, y el cuchillo,
al pasar el cordel, paseme el dedo.
ROSARDO
¿Hay tal desgracia? Espere Vuestra Alteza,
¿es algo?
LEONIDA
Con la sangre me he turbado
435
y todo es nada.
ROSARDO
Aunque es atrevimiento,
este lienzo suplico que merezca
apretar esa sangre porque quede
la mía honrada con tan gran reliquia.
 

 (Al sacar el lienzo ROSARDO, saca también el papel, delo envuelto en él y désele.) 

LEONIDA
Lo que te debo, capitán, me obliga440
a acetar el servicio.  ([Aparte.]  Mas, ¿qué es esto
que suena con el lienzo? ¿Hay tal locura?
Papel me ha dado en él, pues callar quiero;
no entienda que lo entiendo, pues me obliga
a hacerle dar la muerte.) Salte afuera,445
Rosardo, que este lienzo que me has dado
no viene a resistir la sangre mía,
antes viene a sacarla.
ROSARDO
¡Santo cielo,
si adevina que soy quien esta noche
ha de matarla! ¿Pero cuándo el alma 450
dejó de ser profeta en los peligros?
Buscar quiero a Fineo y prevenirle
de que esta noche entremos donde lleve
el castigo que a mí y al Rey le debe.

 (Vase ROSARDO.) 

LEONIDA
¿Fuese el villano?
FABIA
Ya, señora, es ido.
455
LEONIDA
¿Hase visto jamás atrevimiento
que iguale al deste bárbaro atrevido?
FABIA
¿De qué te ha enfadado?
LEONIDA
Ya no siento
que el Rey trate mi amor con tanto olvido,
como deste villano el pensamiento. 460
Mira si ya está todo declarado.
FABIA
¿Cómo?
LEONIDA
En el lienzo este papel me ha dado.
  -fol. 483-  
FABIA
¿Papel a ti?
LEONIDA
¿Pues no le ves?
FABIA
Señora,
hazle luego matar.
LEONIDA
Tantos pedazos
cuantos hago el papel.
FABIA
Detente un poco,
465
no le rasgues, veamos lo que dice.
LEONIDA
No dices mal, sepamos lo que intenta.
FABIA
Quítate el lienzo, que tu sangre afrenta.
LEONIDA
¡Válgame el cielo, Fabia, esta es la letra
del Rey!
FABIA
¿Del Rey?
LEONIDA
¿Pues cómo o a qué efeto
470
me da papel del Rey dentro de un lienzo?
FABIA
Sin duda que al sacarle juntamente
sacó lienzo y papel.
LEONIDA
Pues es sin duda
que lo que he visto la color me muda.

 (Lea.) 

«Esta noche entrarás con esta llave475
hasta la cama en que la Reina duerme,
y sin decir a qué lleva contigo
a tu amigo Fineo y dale muerte
con ella, y juntos en su sangre envueltos
déjalos hasta el día si por dicha 480
no lo sienten las damas de su cámara,
y tú venme a buscar al monte luego,
donde con pena del suceso aguardo,
que allá sabrás lo que has de hacer, Rosardo.»
Declarose, Fabia, el Rey485
y todo se ha declarado.
FABIA
¡Basta, que le han engañado!
¡Oh, fiera envidia sin ley!
LEONIDA
Aunque a mí me parecía
que este testimonio ha sido490
deste mismo que ha querido
derribar la virtud mía.
FABIA
¿Pues cómo el papel te ha dado
con que desto te avisó?
LEONIDA
Porque al cielo enterneció495
la inocencia de mi estado.
Que no porque él pretendiese
avisarme por camino
tan estraño y peregrino.
FABIA
¿Es posible que pudiese500
persuadirse el Rey, que sabe
tu virtud, a tal maldad?
¿Que tanta facilidad
en tanta grandeza cabe
que manda matar contigo505
a Fineo?
LEONIDA
¿Yo a Fineo...?
En toda mi vida creo
que habló palabra conmigo.
Ello es fortuna deshecha,
necesario es el valor510
que para tanto rigor
ningún remedio aprovecha.
Yo quiero dejar matarme,
mi sangre al cielo le pida
venganza.
FABIA
¿Perder la vida
515
quieres?
LEONIDA
¿Pues puedo librarme?
FABIA
A lo menos, si turbada
la vida perder te atreves,
por lo que a tu honor le debes
-fol. 484-
estás, señora, obligada520
a no aventurar tu honor,
que si te dejas matar,
¿qué opinión has de dejar
de tu perdido valor?
LEONIDA
El cielo vuelve por quien 525
mata el mundo sin razón.
FABIA
En las cosas de opinión
muchas desdichas le ven.
Si entra aqueste capitán
con una llave a tu cama 530
de noche, tu vida y fama
en igual peligro están.
Quizá dará satisfación
de tu inocencia, y lo fundo,
en que siempre piensa el mundo535
en las cosas de opinión,
más lo mal que lo bueno,
por eso apruebo el librarte
y lo que es dejar matarte
de todo punto condene.540
Huye el peligro y después
verá el Rey el desengaño.
LEONIDA
Y si doy fuerzas al daño...
FABIA
¿Cómo fuerzas?
LEONIDA
¿Y pues no ves
que la duda que el Rey tiene545
huyéndome se confirma?
FABIA
Es duda lo que se afirma,
pues a ejecutarse viene.
Créeme, que una vez muerta
con Fineo, aunque te llame550
santa el mundo, al vulgo infame
dejas abierta la puerta
para que con lengua vil
se afirme en tu deshonor.
LEONIDA
¡Que haya en el Rey tal rigor!555
FABIA
Una sospecha sutil
entra por la más cerrada
puerta del alma con celos.
LEONIDA
¿Esto permiten los cielos?
FABIA
Huye5 la traidora espada560
de Rosardo, que tu cuello
ya también te amenaza.
LEONIDA
¿Con qué fuerzas, con qué traza?
FABIA
La ocasión muestra el cabello,
que si le dejas agora565
te has de arrepentir.
LEONIDA
¿Qué haré?
FABIA
Huírte.
LEONIDA
¿Cómo podré?
FABIA
Tú muchas veces, señora,
la caza has ejercitado;
sal por el jardín segura570
cuando ya la noche obscura
tiene su manto estrellado
en hábito varonil,
pues le solías llevar,
y en un caballo igualar 575
el curso al viento sutil.
Corred, en fin, hasta el puerto,
donde podrás embarcarte
a Escocia, y dándole parte
al Rey deste desconcierto580
volver a cobrar tu honor.
LEONIDA
Tú me dices lo que importa,
el tiempo y la dicha es corta,
no hay sino es mostrar valor.
En forma de hombre saldré, 585
¿mas de quién podré fiarme?
FABIA
Bien dices, sin declararme
un crïado te daré
que por hombre te acompañe,
a quien después le dirás590
quién eres.
LEONIDA
¿Dónde hallarás
quien aproveche y no dañe?
FABIA
Yo sé que jamás te vio
este escudero que digo.
LEONIDA
Pues vente, Fabia, conmigo, 595
porque, en fin, viviendo yo,
me queda más esperanza
de cobrar mi honor.
FABIA
Sí hará
y espero en Dios que podrás
tomar del traidor venganza.600
  -fol. 485-  
 

(Vanse y sale[n] el Rey, TIBERIO y gente de la caza con su grita, y silbos.)

 
TIBERIO
Seguirle, señor, puedes,
que se lanzó por estas verdes jaras.
ALBANO
Tú parte y no te quedes,
que yo al ruido destas fuentes claras
quiero sentarme a solas;605
ardas, mar, con mis inquietas olas.
TIBERIO
Advierte que anochece
y no queda lugar.
ALBANO
Tiberio, amigo,
poco gusto me ofrece
la caza, el monte, el animal que sigo;610
¿no adviertes mi tristeza?
TIBERIO
Ya, señor, la he notado en Vuestra Alteza,
pero como no hay leyes
de preguntar los súbditos vasallos
sus cosas a los reyes, 615
no me atreviera a hablarte.
ALBANO
Esos caballos
arrienda en esos robles.

 ([Aparte.] 

Qué congoja que dan los tratos dobles.
Deseo ya la muerte
de Leonida mi esposa, y temeroso 620
de aquella misma suerte,
estoy de que no muera deseoso.
A lo menos quisiera,
que sin matarla yo, morir pudiera.)
TIBERIO
Estraños pensamientos625
al Rey combaten, pues hablando solo
muestra en sus movimientos
su gran tristeza.
ALBANO
Esconde el rostro, Apolo,
date prisa a bañarte
en el mar donde vas a sepultarte.630
Callada noche fría,
ponte delante, con tu niebla obscura,
del resplandor del día,
no vea vuestra luz serena y pura.
¡Oh, cielos!, la violencia635
con que muere a mis manos la inocencia.
Sombras de aquestos montes,
caed de sus estremos a sus faldas,
cubrid los horizontes
-fol. 486-
y el manto de las frígidas espaldas,640
no le pintes de estrellas,
noche vestida de sus luces bellas,
que no es razón que veáis
esta traición a que el amor me obliga,
porque después no sean645
testigos contra mí.
TIBERIO
No sé qué diga,
señor, de tu tristeza,
ya esconde el sol su aurífera cabeza.
¿Quieres que nos volvamos
a aquella casería en que la gente 650
de servicio dejamos?
ALBANO
Puro cristal desta serena fuente,
no me sirvas de espejo,
pues infamada tu hermosura dejo.
No retrates la cara655
de un traidor homicida, noche, tente
tu carro helado, para,
apica tus caballos blandamente,
porque de mi Leonida
dilates, noche, la inocente vida.660
¿Mas cómo aquesto digo?,
¿estoy en mí? ¿Posible es que la empresa
del alto bien que sigo,
por la piedad cobardemente cesa?
¿Qué puede haber que rinda665
a quien adora la divina Arminda?
¡Oh, Arminda!, si imagino
en tu rara belleza, tu hermosura,
a mayor desatino
obliga mi deseo, fuente pura,670
en esa blanca plata,
ya no traidor, amante me retrata.
Ánimo, pensamiento,
no estorbe la piedad tan justa empresa
con el merecimiento675
de Arminda, todo para; todo cesa.
Ven, Tiberio, conmigo.
TIBERIO
¿A dónde vas?
ALBANO
Mi pensamiento sigo.
 

(Vanse, y sale[n] FINEO y ROSARDO.)

 
FINEO
¿Dónde, Rosardo, me llevas
por el palacio del Rey?680
Mira que no es justa ley
-fol. 487-
que a tales cosas te atrevas.
ROSARDO
Aquí espera y no te muevas.
FINEO
¿Quién esta llave te dio?
ROSARDO
La Reina, que me mandó685
que mientras el Rey cazase
este lugar ocupase
que para mi amor dejó.
FINEO
¿Leonida?
ROSARDO
Leonida, pues.
FINEO
¿Que ha podido ser vencida690
la gran virtud de Leonida?
ROSARDO
Amor la puso a sus pies.
FINEO
¿Que te quiere?
ROSARDO
¿No lo ves?
FINEO
¿Que te dio llave?
ROSARDO
En su pecho.
FINEO
Tiemblo, Rosardo.
ROSARDO
Ya es hecho.
695
FINEO
¿Que la venciste?
ROSARDO
Es mujer.
FINEO
Yo me tengo de volver.
ROSARDO
Ya es tarde y no es de provecho.
FINEO
¿Cómo?
ROSARDO
Téngote cerrado.
FINEO
¡Abrirás o vive Dios 700
que nos matemos los dos,
que soy caballero honrado,
y me has traído engañado!
¡Que yo soy al Rey leal
y no es bien que a infamia tal705
ayude ni dé favor!
ROSARDO
En los delitos de amor
es la fuerza natural.
Culpa a la naturaleza,
Fineo, que nos forzó.710
FINEO
No hizo, pues Dios nos dio
razón contra su flaqueza.
Mira la antigua nobleza
que de tus padres y abuelos
has heredado.
ROSARDO
Son celos,
715
no en balde me han dicho a mí
que amas la Reina.
FINEO
¿Yo?
ROSARDO
Sí.
FINEO
Mejor me guarden los cielos
para el respeto debido
a su virtud y valor.720
Tendré yo a la Reina amor,
como siempre le he tenido.
ROSARDO
¿Amor dices?
FINEO
Pues no ha sido
justo, siendo con lealtad.
ROSARDO
¿Pues con esa libertad725
dices que la quieres bien?
FINEO
¿No tengo de amar a quien
me manda el cielo?
ROSARDO
Es verdad,
pero es en agravio mío.
FINEO
Pareces al lobo frío730
cuando dijo que el cordero
le enturbió el agua del río;
no miras tu desvarío
y enfádate mi razón.
ROSARDO
¡A mi amistad tal traición!735
¡Vive el cielo que es mal hecho!
FINEO
¿Qué dices?
ROSARDO
No es de provecho
 

(Dale de puñaladas y cae FINEO.)

 
satisfacerme, traidor;
tú confesaste su amor,
yo he de pasarte el pecho.740
FINEO
¡Jesús!
ROSARDO
Lo más acabé,
que fue matar al amigo;
el intento del Rey sigo
y a la Reina mataré,
pienso que dormiendo esté, 745
pues despierte en la otra vida.
 

(Éntrase ROSARDO y dice FINEO, revolviendo con ansias de muerte.)

 
FINEO
¡Oh, fiera mano homicida!,
¿con cuál ocasión me has muerto?
Sin duda que fue concierto
para infamar a Leonida. 750
Esto pretende el traidor,
¿si daré voces, que haré?
Mas, ¿qué importa que las dé
si ha de volver a acabarme?
-fol. 488-
Probar quiero a descolgarme755
deste balcón a este huerto,
que cuando en él caiga muerto
habrá sabido enterrarme.
 

(Torna ROSARDO con el papel en la punta de un puñal.)

 
ROSARDO
¡Oh, caso prodigioso!, ¡oh, fuerza estraña,
de mi desdicha! ¡Vive el alto cielo, 760
que se ha entendido por mi propria culpa
del Rey el homicida pensamiento,
y de mi ejecución su atrevimiento!
Llegué a la cama, y con la luz que ardía,
pendiente en medio de la cuadra al tiempo, 765
que con la daga ejecutaba el golpe,
veo compuesta la bordada cama
y en medio de las ricas almohadas
esta daga desnuda punta arriba
y este papel en ella atravesado,770
miro el papel y hallo que es el mismo
que el Rey me dio, que yo sin duda alguna
le di a la Reina envuelto en aquel lienzo.
Ella se huyó con el temor, yo he muerto
a Fineo, ¿qué haré? Buscarla quiero, 775
que de algún caballero acompañada
del puerto irá camino, y a Fineo
pondré en la cama como el Rey lo manda.
¿Aquí no le dejé? ¿Qué es esto, cielo?
Pues medio muerto estaba, si la herida780
le dio lugar a huir, ¿por dónde pudo,
que las puertas están cerradas todas?
¿Qué dirá el Rey?, ¿Qué encanto es este, cielo?
Mas, ¿si se echó deste balcón? Mal hice
en no acabar de todo aquella vida785
odiosa al Rey y amada de Leonida.
 

(Vase y sale la Reina en hábito de hombre con LUCINDO.)

 
LEONIDA
Déjalos pacer un rato,
cuelguen del arzón los frenos.
LUCINDO
No dudes que será bien
para que tomen aliento.790
LEONIDA
Mucho habemos caminado.
LUCINDO
No hay espuela como el miedo,
no hay viento como el peligro,
no hay alas como el recelo.
LEONIDA
¿Imaginas tú quién soy?795
LUCINDO
Díjome que un caballero
Fabia, a cuyo padre noble
los que yo tuve sirvieron.
Puede haber como tres días,
que del lugar donde pienso800
esconderte por su orden
vine a la Corte, mas creo
-fol. 489-
que debes de ser persona
con quien trata casamiento
y por alguna desgracia805
sales de la Corte huyendo.
LEONIDA

 ([Aparte.] 

De lo mismo que este dice,
cielo, aprovecharme quiero.)
A ti, pues eres hidalgo,
y en fin en tu amparo vengo810
y Fabia tu honor te fía,
quiero decirte el suceso.
Yo soy lo mejor de Ibernia;
hice, Lucindo, un torneo
a honor de Fabia, con quien815
estoy casado en secreto.
Un príncipe generoso,
un competidor que tengo,
un pretendiente de Fabia,
sin saber que la poseo,820
sobre una toca de plata
que me dio dándole el precio
que había ganado él mismo,
dando invidia a sus deseos,
por mejor lanza y espada,825
galas, brío, gracia y cuerpo,
me desafió esta noche.
Salí al campo en el overo
que a donde ves me ha traído,
y hallele solo en el puesto, 830
remitimos a las armas,
las palabras y el suceso.
Tirome un tajo y del tajo,
al diestro revés volviendo,
hirió su mismo caballo, 835
que era un bajo, cabos negros,
él con la sangre y el golpe,
con tanto desasosiego
se alteró y se desvió,
ya saltando y ya corriendo,840
que sintiéndome seguirle
y a los ojos el acero
como un ave se arrojó
de los borrenes al suelo.
Al arrojarse quería845
sacarla tan presto
que sin poder remediarse
se la metió por el pecho.
El cómo fue, no lo sé;
sé que el caballo revuelvo850
y vengo a dar cuenta a Fabia,
que con lágrimas y ruegos
me ha obligado a que me esconda
temerosa que por esto
no haga el Rey indignado,855
lo que huyendo escusar puedo.
Esta es la historia.
LUCINDO
Es estraña,
pero no tengas recelo
de que serás conocido
al lugar donde te llevo,860
que es riberas del mar,
alto monte y bajo puerto.
Sus caballos van por agua,
sus espuelas son los remos.
Mas porque ya de sus ondas865
le ha coronado Febo
de perlas y de corales
y tengo por buen consejo
que no camines de día,
ir a esta cabaña quiero,870
que parece de pastores,
y ver si en ella podemos
aguardar hasta la noche.
LEONIDA
Pues parte, que aquí te espero.
LUCINDO
Adiós.
LEONIDA
Él vaya contigo.
875
LUCINDO
Descansa en tanto que vuelvo.

 (Váyase LUCINDO.) 

LEONIDA
Huyendo voy de todo el bien que tengo,
no tengo yo más bien que el que huyo.
Huygo porque me tiene por mal suyo
-fol. 490-
y como mal del bien huyendo vengo.880
No es gusto de la vida que entretengo
sino saber mi bien que es gusto tuyo,
pues viendo que el honor te restituyo,
en medio del camino me detengo.
Ven a matarme si a tu honor provoca,885
de algún traidor el loco desvarío,
celos o amor de alguna mujer loca.
No huygo por vivir, pues desconfío
de la vida sin ti, mas porque toca
a tu precioso honor guardar el mío.890
 

(Entra ROSARDO.)

 
ROSARDO
El relincho de un caballo
me ha guiado a donde estoy.
Fuera de camino voy,
uno he buscado y dos hallo.
Sin duda el uno dellos 895
es del Rey y aun el mejor,
pero ya siento rumor,
¿si viene el dueño por ellos?
LEONIDA
Gente es aquesta, ¡ay de mí!

 (Rebózase LEONIDA con una banda.) 

ROSARDO
¡Ah, caballero! ¿Quién va?900
LEONIDA
¿Quién lo pregunta?
ROSARDO
Aquí está
quien lo pregunta.
LEONIDA
Y yo aquí.
ROSARDO
En busca vengo de un hombre;
quitad el rebozo luego.
LEONIDA
Que paséis delante os ruego.905
ROSARDO
Si me decís vuestro nombre.
LEONIDA
Albano me llamo.
ROSARDO
Albano,
suplícoos que me mostréis
el rostro.
LEONIDA
Que vós paséis,
vuestro camino es más llano910
sin tanta curiosidad.
ROSARDO
Yo os he de ver, caballero.
LEONIDA
Ya os he dicho que no quiero,
id en buen hora y callad,
que viene gente conmigo915
que si os siente os matará.
ROSARDO
Veros tengo.
LEONIDA
¡Quita allá,
bárbaro!
ROSARDO
Si sois quien sigo,
tengo de ver y advertid
que soy Rosardo, de quien920
tiembla este reino.
LEONIDA
Está bien,
vuestro camino seguid,
que no soy quien vós pensáis.
ROSARDO
Con la espada lo veré.
 

 (Aquí echan mano a las espadas.) 

LEONIDA
¡Hola, gente!
ROSARDO
¡No podré
925
dejar de veros, no huyáis!
LEONIDA
¡Muerta soy!
ROSARDO
Cayó en el suelo.
Quiero quitalle el rebozo.
LEONIDA
¡Ah, traidor!
ROSARDO
¡Oh, eterno gozo!
LEONIDA
Castigue tu infamia el cielo.930
ROSARDO
La Reina herí y aun lo está
de muerte.
LEONIDA
¡Ay, triste!, ¡ay de mí!
 

(Dicen de dentro FLORO, SILVANO, pastores y LUCINDO.)

 
FLORO
¿Por dónde?
LUCINDO
Por aquí,
Silvano, echa por acá.
ROSARDO
Gente viene y es su gente,935
ellos son, meterme quiero
por estos robles. Primero
veré si respira o siente.
¿Vives, Leonida? No tiene
habla ni respiración,940
quiero con esta ocasión,
si Albano del monte viene,
-fol. 491-
decir que ya la maté
con Fineo y que es mejor,
guardar secreto a su honor.945
 

(Váyase y entren LUCINDO, FLORO, SILVANO y ELISO.)

 
LUCINDO
Pienso que a buscarme fue.
SILVANO
No parece en todo el prado
la persona que decís.
ELISO
Aquí desta fuente sola
siento el cristal discurrir.950
LUCINDO
¡Cielos, aquí le dejé!
Árboles, restitüid
la prenda que os di a guardar,
mas gran culpa cometí,
que sois robles y villanos, 955
¿quién duda que haréis en fin
como quien sois?
SILVANO
Subir quiero
el monte arriba.
LEONIDA
¡Ay de mí!
FLORO
¡Quedo, aquí suena una voz!
SILVANO
Verdad es, yo la oí.960
LEONIDA
En fin, por tu gusto muero,
nunca, mi bien, te ofendí,
si no es ofensa, señor,
venir huyendo de ti.
LUCINDO
Pastores, el caballero965
es este.
FLORO
¿Está herido?
LEONIDA
Sí.
LUCINDO
Florante, amigo.
LEONIDA
¿Es Lucindo?
LUCINDO
Yo soy, ¿qué es esto?
LEONIDA
A morir
me trujo a un monte la suerte.
LUCINDO
¡Ay, triste, la culpa fui!970
LEONIDA
Luego que aquí me dejaste
vino un caballero aquí,
hermano del que ya sabes,
y obligándome a reñir
con palabras injuriosas975
saqué la espada y perdí
la vida.
LUCINDO
¿Por dónde fue?
LEONIDA
Ya no le podréis seguir.
LUCINDO
Llevad este caballero,
pastores, y presumid980
que es de lo mejor de Ibernia.
FLORO
Vós erráis si le seguís,
porque el monte es muy espeso
y vós solo.
LEONIDA
Si por mí
has de hacer alguna cosa, 985
solo es curarme.
LUCINDO
¿Que oís,
cielos, aquesta crueldad,
y no baja a consumir
este injusto un rayo vuestro?
ELISO
Vós habláis como sentís, 990
pero curadle la herida
si le amáis, que con vivir
podéis vengaros.
LEONIDA
¡Ay, cielos!
ELISO
Venid, señor, por aquí.
SILVANO
¡Por qué pequeña distancia995
entra la muerte sutil!
FLORO
¿Qué vida tiene defensa
si Dios la manda venir?
 

(Váyanse todos.)