Jornada II |
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Salen
LEONIDA, reina, y
FABIA.
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LEONIDA | ¿Qué tiene el Rey, Fabia mía, | | que después desta jornada | | aun de mirarme se enfada | | con tanta melancolía? | | ¿Qué tiene el Rey, que en efeto, | 5 | no sabe disimular, | | pues ni en hablar ni en mirar | | guarda el rigor de discreto? | | ¿Qué tiene el Rey que conmigo | | usa de tanto rigor? | 10 | Pero dijera mejor, | | ¡oh, Fabia!, que lo que digo: | | ¿Qué no tiene el Rey?, y fuera | | acertar lo que pregunto, | | y saber el alma junto | 15 | lo que a partes considera. | | Fabia, el Rey no tiene amor | | y como amor no me tiene | | a tanta tristeza viene | | y yo vengo a tal temor. | 20 | Pues si amor no tiene el Rey, | | ¿qué me admiro que en el trato | | no guarda a mi amor ingrato | | de amante la justa ley? | | Por los ojos que, en efeto, | 25 | cristales del alma son, | | muestra amor del corazón | | lo más íntimo y secreto. | |
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FABIA | Yo he visto que me aborrece; | | esos miedos son de amor, | 30 | porque amando con rigor | | tales recelos padece. | | Verdad es que con cuidado, | | después que ha venido, estoy, | | pero este sentido doy | 35 | al que a los dos nos ha dado, | | que como tan gran tormenta, | | como sabes, padeció | | el trabajo en que se vio | | hoy en la memoria sienta. | 40 | Que pensaría perderte, | | el reino y vida, y sospecho | | que este cuidado en el pecho, | | aunque generoso y fuerte, | | a un hombre imaginativo | 45 | pudo este disgusto hacer. | |
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LEONIDA | Sí, mas llegado el placer | | de verse ya libre y vivo, | | restituido a su casa, | | a su esposa, reino y gusto, | 50 | ¿cómo no templa el disgusto | | y aquesta memoria pasa? | | Que la memoria del mal, | | en los que libres se ven, | | antes acrecienta el bien | 55 | con placer y gusto igual. | | No, Fabia, que me han engañado | | señas del Rey mi señor | | o en esta ausencia el amor | | por otro amor ha trocado. | 60 |
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FABIA | ¡Gracia tienes, en la mar | | y en las islas donde vino | | de estar solo y peregrino | | pudo olvidarte y amar! | | ¿A quién querías que amase | 65 | entre unas peñas? |
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LEONIDA | No sé, | | pero sé que en él se ve | | lo que si yo te contase, | | o en mi honestidad cupiese, | | conocerías si estoy | 70 | engañada. |
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FABIA | Aunque no soy | | tan discreta que entendiese | | por conjeturas tu daño, | | |
-fol. 476-
| ni por favores tu miedo, | | poco más o menos puedo | 75 | resumir que es todo engaño. | |
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LEONIDA | Engaño no puede ser, | | que no se puede engañar | | el placer por el pesar, | | ni el pesar por el placer. | 80 | El libro de los casados, | | todo en dos hojas se encierra, | | qué es mesa y cama. |
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FABIA | No yerra, | | tal vez que tienen cuidados | | esa regla general | 85 | y anda al gusto divertida. | |
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LEONIDA | No cuando el amor ha sido, | | Fabia, en los dos igual. | | Si tiene pena el marido, | | comunica a la mujer | 90 | el pesar como el placer | | y es igualmente sentido. | | Y así están tristes los dos, | | que uno alegre y otro triste | | en desigualdad consiste | 95 | contra lo que ordena Dios. | | Pero advierte que aquí viene, | | como suele, pensativo. | |
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(Sale el rey
ALBANO.)
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ALBANO | Quien vive como yo vivo, | | más muerte que vida tiene. | 100 | Tales mis tristezas son | | que puedo determinarme | | a una de dos, o a matarme | | o a tomar resolución. | |
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LEONIDA | ¿No ves qué triste semblante | 105 | muestra y que hablando consigo, | | no ve que aquí estoy contigo | | ni aunque me ponga adelante? | | ¿No ves qué melancolía | | tan profunda? |
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ALBANO | Estoy loco | 110 | porque no habiéndola muerto | | no ha de ser vida la mía. | | También de la dilación | | puede resultarme daño, | | ello ha de ser con engaño. | 115 |
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LEONIDA | ¡Qué notable confusión! | | ¿No miras cómo entre sí | | está trazando quimeras? | |
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FABIA | Cuanto en el Rey consideras, | | voy considerando en mí. | 120 | Pero de aquella tristeza | | no es posible que otro amor | | sea causa y el proprio honor, | | mayor cuanto más grandeza, | | se la quiero atribuir. | 125 |
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LEONIDA | Al honor, ¿por qué razón? | |
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FABIA | Porque sus efetos son | | el no poderlos decir. | |
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LEONIDA | Luego haste dado a entender | | que está el Rey de mí celoso. | 130 |
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FABIA | Un desatino amoroso | | cualquiera lo puede hacer. | | ¿Por qué no podría ser | | que quien te quisiese mal, | | que le has sido desleal | 135 | quisiese darle a entender? | | Las historias están llenas | | de sucesos semejantes, | | tal por invidia de amantes, | | tal por venganzas ajenas. | 140 | ¿Tienes sospechas de alguno? | |
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LEONIDA | Basta, que en lo cierto has dado, | | celos es este cuidado, | | no porque de hombre ninguno | | declaradamente sea | 145 | amada, pero bien creo | | que he conocido un deseo | | y sé que mi mal desea. | |
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FABIA | ¿Pues hase atrevido a ti? | 150 |
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LEONIDA | Estoy por decir que sí, | | puesto que así me agravia. | | No tan descubiertamente | | |
-fol. 477-
| que yo le mostrase enojos, | | pero basta que los ojos | 155 | digan lo que el alma siente. | | Y este, viendo mi virtud | | y que en comenzando a hablar | | jamás le daba lugar, | | trocó la solicitud | 160 | de mi gusto en mi dolor | | y habrá por dicha pensado | | poner el Rey en cuidado | | con sospechas de mi honor. | | No quiero hablarle. |
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FABIA | Pues bien, | 165 | ¿qué quieres hacer? |
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FABIA | Ya no le dejes de hablar | | y muéstrale amor también, | | que si te ve sospechosa | | estaralo más de ti. | 170 |
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LEONIDA | Dices bien. ¿Qué haces aquí, | | mi señor? |
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ALBANO | ¡Oh, Reina hermosa! | | Cuidados y pensamientos | | del gobierno me divierten, | | que para que en algo acierte | 175 | andan siempre por los vientos. | | No falta qué imaginar | | a quien sustenta una pobre | | familia, y que falta o sobre | | siempre tiene qué pensar. | 180 | Pues mirad a quien gobierna, | | como yo, tan grande estado, | | cuál ha de ser su cuidado | | y solicitud eterna. | |
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LEONIDA | Mi padre vuelve a escribir | 185 | de vuestro hermano, ¿qué haré?, | | ¿qué respuesta le daré? | |
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ALBANO | Que estoy en mi intento firme | | y que ya sabemos dél; | | que iremos, queriendo Dios, | 190 | a Escocia presto los dos, | | porque tengo de ir con él. | |
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LEONIDA | ¿Pues dónde dicen que está? | |
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ALBANO | Dio en el Asia derrotada, | | tengo aviso que ha llegado | 195 | a Chipre y que viene ya. | | Eso podéis escribir | | y que luego partiremos. | |
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ALBANO | ¡Qué estremos | | entre vivir y morir! | 200 |
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FABIA | Que creo | | que el deseo te ha engañado. | |
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LEONIDA | Si el deseo da cuidado, | | no me ha engañado el deseo. | |
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(Va[n]se la Reina y
FABIA.)
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ALBANO | Pasan el mar mis tristes pensamientos | 205 | en la nave mortal de mis cuidados, | | entre tantas fortunas arrojados, | | que están más locos que los mismos vientos. | | La causa de los graves movimientos, | | lejos entre peñascos elevados, | 210 | muestran la luz, que de mirar turbados | | los ojos truecan a los elementos. | | Por el agua en que nadan da la lumbre | | y cerca se promete a la esperanza | | desde el puerto a los ojos ofrecida. | 215 | Yo sigo la verdad por alta cumbre | | y engañado de ver su semejanza, | | la muerte bebo a sombra de la vida. | |
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(Sale
ROSARDO.)
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-fol. 478-
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ROSARDO | Tiberio dice que me llamas. |
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ALBANO | Pienso, | | según tardaste, que tenías hecho, | 220 | Rosardo, aquello para que te llamo. | |
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ROSARDO | ¿Pues es cosa que pude adevinar? | |
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ALBANO | No, capitán, que no es tan fácil cosa, | | antes me ha parecido tan difícil | | que podría tardar en comenzarla | 225 | más que has tardado en el venir a oírla. | |
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ROSARDO | No hay cosa que lo sea a quien te sirve | | con el gusto y amor que yo te sirvo, | | y admírome que digas que es difícil | | de decírmela, que para hacerla | 230 | mis deseos la tienen por tan fácil. | |
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ALBANO | No has de decir difícil conociendo | | que te la digo a ti, pero es estraña, | | que de su parte sola dificulta | | el poderla decir tan libremente, | 235 | tanta dificultad mi pecho siente. | | Mas conociendo yo... |
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ROSARDO | [Aparte.] | ¡Válgame el cielo! | | ¿Si la Reina le ha dicho mis intentos, | | que aún no los declaré por el respeto | | debido a la grandeza de su estado | 240 | y el Rey quiere matarme? |
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ALBANO | Conociendo, | | Rosardo, tu lealtad... |
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ROSARDO | [Aparte.] | Ello es sin duda, | | la Reina sospechó mis pensamientos | | y los ha dicho al Rey. |
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ALBANO | Y tan seguro | | de tu valor, yo fío de ti mi honra. | 245 |
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ROSARDO | [Aparte.] | ¿Qué aguardo más? |
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ALBANO | Por mil respetos justos | | me importa, capitán, matar la Reina, | | destos no tengo que informarte. |
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ROSARDO | ¡Ay, cielo! | | ¿Matar la Reina? |
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ALBANO | Porque no te importa | | juzgar a ti de la razón, mas solo | 250 | ejecutar la muerte. |
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ROSARDO | No te espantes | | que me admire, señor, de lo que dices | | y en alguna manera esté turbado. | |
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ALBANO | No me espanto, Rosardo, que diciéndolo | | estoy turbado yo; y así no es mucho | 255 | que tú lo estés oyéndolo, mas mira, | | que como digo, soy juez en esto | | |
-fol. 479-
| y tú el ejecutor. |
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ROSARDO | Tú habrás mirado, | | señor, la causa que te mueve a cosa | | tan estraña y tan fuera de aquel gusto | 260 | que has mostrado en quererla y estimarla | | por tantas excelencias como tiene | | en su virtud, su ingenio y su hermosura. | | Bien me parece grave lo que mandas | | y sabe Dios, señor, cuánto lo siento, | 265 | mas eres Rey y obedecerte debo, | | que tú no me mandarás cosa injusta | | y obedecerte debo en lo que es justo. | |
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ALBANO | Yo tengo de ausentarme, que no quiero | | ni puede ser, que esté presente. |
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ALBANO | Al monte, solo ausencia de dos días. | |
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ROSARDO | ¿Pues cómo tengo de intentar su muerte? | | ¿Tengo de entrar en forma de justicia | | o quieres que la mate con secreto? | |
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ALBANO | Yo te daré un papel cuando me parta | 275 | y aquella orden seguirás en todo. | | No tengo que advertirte, el mismo caso | | te dice la importancia, a Dios te queda. | |
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ALBANO | Yo voy, Rosardo; advierte | 280 | que está mi vida y honra en esta muerte. | | (Vase el Rey.) |
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ROSARDO | ¡Oh, terrible mudamiento!, | | ¡oh, notable ejecución! | | Mas si tiene el Rey razón, | | ¿de qué tiemblas, pensamiento? | 285 | ¿Él no dice que es juez | | y que soy ejecutor? | | Pues, ¿de qué tengo temor? | | Muera mi amor de una vez | | en la vida de Leonida, | 290 | pues no puede de otra suerte | | dar a mis sospechas muerte | | y a mis esperanzas vida. | | Amé mi muerte en amalla, | | porque si el Rey lo entendiera | 295 | la vida y honra perdiera, | | y estas dos tendré en matalla. | | ¿Mas cómo será posible | | que mate lo que adoré?, | | pero si a un bárbaro fue | 300 | posible aqueste imposible... | | Si Celín Turco mató | | por su honor y honesta fama | | sin otra ofensa a su dama, | | ¿no podré matarla yo? | 305 | Demos, que corre por cuenta | | del Rey, ¿pues qué puedo hacer | | más justo que obedecer | | lo que él por su agravio intenta? | |
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(Sale
FINEO.)
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FINEO | Todo hoy os ando a buscar, | 310 | |
-fol. 480-
| y ni en Palacio ni fuera | | os pude hallar. |
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ROSARDO | No quisiera | | que este me viniera a hallar. | | Pero echarele de mí, | | ¿para qué soy menester? | 315 |
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FINEO | De vós quisiera saber | | si hay nuevas de Otavio. |
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ROSARDO | Sí. | | Que el Rey dijo ayer que Otavio | | estaba en Chipre y venía | | a Ibernia. |
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FINEO | Escribir querría | 320 | a Escocia, porque este agravio, | | de no haber el Rey llegado | | habiéndolo prometido, | | de tal manera han sentido | | que piensan que le ha casado | 325 | en Alemania en secreto | | y que el concierto quebró. | |
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ROSARDO | Que irá presto el Rey sé yo | | y tendrá la boda efecto, | | y tan presto cuanto llegue | 330 | su hermano. |
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(Sale[n]
TIBERIO y dos cazadores.)
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TIBERIO | A todos avisa, | | Lisenio, con mucha prisa, | | puesto que el tiempo la niegue, | | porque quiere el Rey salir | | con tanta que no hay lugar | 335 | más que de hacer ensillar. | |
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TIBERIO | Pues parte y a punto estén. | |
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TIBERIO | ¡Oh, capitán Rosardo!, | | ¿qué hay de nuevo? |
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TIBERIO | Pues podréis hablarle bien | | si son negocios de guerra | | de aquí al monte. |
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ROSARDO | De paz son, | | pues son de mi galardón. | |
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(Sale el Rey de camino, con un papel.)
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ALBANO | Hoy la piedad se destierra | 345 | de todo punto de mí. | |
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FINEO | Hablarte después deseo, | | ¿a dónde he de hallarte? |
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(Vanse
FINEO,
TIBERIO y los cazadores.)
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ALBANO | Advierte | 350 | lo que dice este papel | | y toma esta llave. |
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ROSARDO | En él | | hallaré de obedecerte | | la ley, y tú, gran señor, | | en el de mi pecho noble | 355 | la obediencia. |
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ALBANO | No te doble | | piedad, respeto, ni amor. | |
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ROSARDO | ¿Para qué es aquesta llave? | |
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ALBANO | Para entrar hasta su cama. | | Mi honor, mi vida, mi fama, | 360 | solo en este papel cabe, | | y en ese pecho, Rosardo. | |
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ALBANO | La llave de mi honor te doy, | | que le restaures aguardo. | 365 | (Vase el Rey.) |
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ROSARDO | Cuanto más se va acercando | | la ejecución desta muerte, | | más de su culpa me advierte | | y mas temor voy cobrando. | | Pues si es culpada, ¿qué temo | 370 | dándome el Rey en su culpa | | para su sangre disculpa? | | Yo paso de estremo a estremo | | sin medio proporcionado, | | sin duda cometo error, | 375 | que pasar de tanto amor | | a un odio tan declarado | | no es guardar la proporción | | debida al entendimiento, | | más destemplar su instrumento | 380 | a la divina razón. | | Pero sea lo que fuere | | la obediencia es justa ley; | | |
-fol. 481-
| el Rey es Rey, mande el Rey | | y venga lo que viniere. | 385 | (Lea.) | «Esta noche entrarás con esta llave | | hasta la cama en que la Reina duerme | | y sin decir a qué lleva contigo | | a tu amigo Fineo y dale muerte | | con ella, y juntos en su sangre envueltos | 390 | déjalos hasta el día si por dicha | | no lo sienten las damas de su cámara, | | y tú venme a buscar al monte luego, | | donde con pena del suceso aguardo, | | que allá sabrás lo que has de hacer, Rosardo.»
| 395 | ¿Fineo muerto con la Reina? ¡Cielos! | | ¿Qué novedad es esta? ¿Cómo o
cuándo | | Fineo ha dado al Rey estos desvelos | | o si él tuvo amor? Más voy considerando | | que me debía de reñir con celos | 400 | el servir a la Reina imaginando | | que quien con él ha sido deshonesta, | | tampoco fuera con mi amor compuesta. | | ¡Ah, villano Fineo!, quien te vía | | traerme ejemplos y formar castigos | 405 | para el amor que él mismo le tenía, | | juzgaba en mí los cielos enemigos. | | Pues ya llegó de mi venganza el día, | | que tal suelen tener falsos amigos | | debida pena, ¿mas la Reina es esta?, | 410 | en fin mujer, esta es la Porcia honesta. | |
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LEONIDA | Esta es la virtuosa, esta es la santa, | | agora, dulce Albano, he conocido | | que alguna justa persuasión levanta | | contra mi honor el mar de tu sentido. | 415 | Ya mi presencia, ya mi amor te espanta, | | ya huyes a los montes, ya en olvido | | has puesto los regalos que solías | | gozar las noches y estimar los días. | | ¿Qué haré, cómo diré que
injustamente | 420 | tratas mi fe? |
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FABIA | Feliso llega agora | | con este pliego. |
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LEONIDA | Bienvenido sea, | | ¿quién está aquí? |
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ROSARDO | Rosardo a tu servicio | | y doyte parabién, Reina y señora, | | del pliego si es de Otavio. |
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LEONIDA | No es de Otavio, | 425 | |
-fol. 482-
| pero es del Rey mi padre y de mi hermana. | | Muestra un cuchillo del estuche, Fabia. | | Cortaré este cordel, que como es grande | | quiso apretalle el secretario. |
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FABIA | Corta, | | que ya tengo deseo de ver nuevas, | 430 | (Dale el cuchillo y al cortar
yérese.) | si allá las hay de Otavio. |
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LEONIDA | Espera, ¡ay triste! | | ¡Oh!, mal haya la prisa, y el cuchillo, | | al pasar el cordel, paseme el dedo. | |
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ROSARDO | ¿Hay tal desgracia? Espere Vuestra Alteza, | | ¿es algo? |
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LEONIDA | Con la sangre me he turbado | 435 | y todo es nada. |
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ROSARDO | Aunque es atrevimiento, | | este lienzo suplico que merezca | | apretar esa sangre porque quede | | la mía honrada con tan gran reliquia. | |
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| (Al sacar el lienzo
ROSARDO, saca también el papel, delo envuelto en
él y désele.) |
LEONIDA | Lo que te debo, capitán, me obliga | 440 | a acetar el servicio.
([Aparte.] Mas,
¿qué es esto | | que suena con el lienzo? ¿Hay tal locura? | | Papel me ha dado en él, pues callar quiero; | | no entienda que lo entiendo, pues me obliga | | a hacerle dar la muerte.) Salte afuera, | 445 | Rosardo, que este lienzo que me has dado | | no viene a resistir la sangre mía, | | antes viene a sacarla. |
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ROSARDO | ¡Santo cielo, | | si adevina que soy quien esta noche | | ha de matarla! ¿Pero cuándo el alma | 450 | dejó de ser profeta en los peligros? | | Buscar quiero a Fineo y prevenirle | | de que esta noche entremos donde lleve | | el castigo que a mí y al Rey le debe. | | (Vase
ROSARDO.) |
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LEONIDA | ¿Hase visto jamás atrevimiento | | que iguale al deste bárbaro atrevido? | |
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LEONIDA | Ya no siento | | que el Rey trate mi amor con tanto olvido, | | como deste villano el pensamiento. | 460 | Mira si ya está todo declarado. | |
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LEONIDA | En el lienzo este papel me ha dado. | |
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-fol. 483-
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FABIA | Señora, | | hazle luego matar. |
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LEONIDA | Tantos pedazos | | cuantos hago el papel. |
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FABIA | Detente un poco, | 465 | no le rasgues, veamos lo que dice. | |
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LEONIDA | No dices mal, sepamos lo que intenta. | |
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FABIA | Quítate el lienzo, que tu sangre afrenta. | |
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LEONIDA | ¡Válgame el cielo, Fabia, esta es la letra | | del Rey! |
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LEONIDA | ¿Pues cómo o a qué efeto | 470 | me da papel del Rey dentro de un lienzo? | |
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FABIA | Sin duda que al sacarle juntamente | | sacó lienzo y papel. |
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LEONIDA | Pues es sin duda | | que lo que he visto la color me muda. | | (Lea.) | «Esta noche entrarás con esta llave | 475 | hasta la cama en que la Reina duerme, | | y sin decir a qué lleva contigo | | a tu amigo Fineo y dale muerte | | con ella, y juntos en su sangre envueltos | | déjalos hasta el día si por dicha | 480 | no lo sienten las damas de su cámara, | | y tú venme a buscar al monte luego, | | donde con pena del suceso aguardo, | | que allá sabrás lo que has de hacer,
Rosardo.» | | Declarose, Fabia, el Rey | 485 | y todo se ha declarado. | |
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FABIA | ¡Basta, que le han engañado! | | ¡Oh, fiera envidia sin ley! | |
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LEONIDA | Aunque a mí me parecía | | que este testimonio ha sido | 490 | deste mismo que ha querido | | derribar la virtud mía. | |
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FABIA | ¿Pues cómo el papel te ha dado | | con que desto te avisó? | |
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LEONIDA | Porque al cielo enterneció | 495 | la inocencia de mi estado. | | Que no porque él pretendiese | | avisarme por camino | | tan estraño y peregrino. | |
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FABIA | ¿Es posible que pudiese | 500 | persuadirse el Rey, que sabe | | tu virtud, a tal maldad? | | ¿Que tanta facilidad | | en tanta grandeza cabe | | que manda matar contigo | 505 | a Fineo? |
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LEONIDA | ¿Yo a Fineo...? | | En toda mi vida creo | | que habló palabra conmigo. | | Ello es fortuna deshecha, | | necesario es el valor | 510 | que para tanto rigor | | ningún remedio aprovecha. | | Yo quiero dejar matarme, | | mi sangre al cielo le pida | | venganza. |
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FABIA | ¿Perder la vida | 515 | quieres? |
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FABIA | A lo menos, si turbada | | la vida perder te atreves, | | por lo que a tu honor le debes | | |
-fol. 484-
| estás, señora, obligada | 520 | a no aventurar tu honor, | | que si te dejas matar, | | ¿qué opinión has de dejar | | de tu perdido valor? | |
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LEONIDA | El cielo vuelve por quien | 525 | mata el mundo sin razón. | |
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FABIA | En las cosas de opinión | | muchas desdichas le ven. | | Si entra aqueste capitán | | con una llave a tu cama | 530 | de noche, tu vida y fama | | en igual peligro están. | | Quizá dará satisfación | | de tu inocencia, y lo fundo, | | en que siempre piensa el mundo | 535 | en las cosas de opinión, | | más lo mal que lo bueno, | | por eso apruebo el librarte | | y lo que es dejar matarte | | de todo punto condene. | 540 | Huye el peligro y después | | verá el Rey el desengaño. | |
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LEONIDA | Y si doy fuerzas al daño... | |
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LEONIDA | ¿Y pues no ves | | que la duda que el Rey tiene | 545 | huyéndome se confirma? | |
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FABIA | Es duda lo que se afirma, | | pues a ejecutarse viene. | | Créeme, que una vez muerta | | con Fineo, aunque te llame | 550 | santa el mundo, al vulgo infame | | dejas abierta la puerta | | para que con lengua vil | | se afirme en tu deshonor. | |
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LEONIDA | ¡Que haya en el Rey tal rigor! | 555 |
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FABIA | Una sospecha sutil | | entra por la más cerrada | | puerta del alma con celos. | |
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LEONIDA | ¿Esto permiten los cielos? | |
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FABIA | Huye5 la traidora espada | 560 | de Rosardo, que tu cuello | | ya también te amenaza. | |
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LEONIDA | ¿Con qué fuerzas, con qué traza? | |
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FABIA | La ocasión muestra el cabello, | | que si le dejas agora | 565 | te has de arrepentir. |
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FABIA | Tú muchas veces, señora, | | la caza has ejercitado; | | sal por el jardín segura | 570 | cuando ya la noche obscura | | tiene su manto estrellado | | en hábito varonil, | | pues le solías llevar, | | y en un caballo igualar | 575 | el curso al viento sutil. | | Corred, en fin, hasta el puerto, | | donde podrás embarcarte | | a Escocia, y dándole parte | | al Rey deste desconcierto | 580 | volver a cobrar tu honor. | |
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LEONIDA | Tú me dices lo que importa, | | el tiempo y la dicha es corta, | | no hay sino es mostrar valor. | | En forma de hombre saldré, | 585 | ¿mas de quién podré fiarme? | |
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FABIA | Bien dices, sin declararme | | un crïado te daré | | que por hombre te acompañe, | | a quien después le dirás | 590 | quién eres. |
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LEONIDA | ¿Dónde hallarás | | quien aproveche y no dañe? | |
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FABIA | Yo sé que jamás te vio | | este escudero que digo. | |
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LEONIDA | Pues vente, Fabia, conmigo, | 595 | porque, en fin, viviendo yo, | | me queda más esperanza | | de cobrar mi honor. |
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FABIA | Sí hará | | y espero en Dios que podrás | | tomar del traidor venganza. | 600 |
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-fol. 485-
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(Vanse y sale[n] el Rey,
TIBERIO y gente de la caza con su grita, y
silbos.)
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TIBERIO | Seguirle, señor, puedes, | | que se lanzó por estas verdes jaras. | |
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ALBANO | Tú parte y no te quedes, | | que yo al ruido destas fuentes claras | | quiero sentarme a solas; | 605 | ardas, mar, con mis inquietas olas. | |
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TIBERIO | Advierte que anochece | | y no queda lugar. |
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ALBANO | Tiberio, amigo, | | poco gusto me ofrece | | la caza, el monte, el animal que sigo; | 610 | ¿no adviertes mi tristeza? | |
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TIBERIO | Ya, señor, la he notado en Vuestra Alteza, | | pero como no hay leyes | | de preguntar los súbditos vasallos | | sus cosas a los reyes, | 615 | no me atreviera a hablarte. |
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ALBANO | Esos caballos | | arrienda en esos robles. | | ([Aparte.] | Qué congoja que dan los tratos dobles. | | Deseo ya la muerte | | de Leonida mi esposa, y temeroso | 620 | de aquella misma suerte, | | estoy de que no muera deseoso. | | A lo menos quisiera, | | que sin matarla yo, morir pudiera.) | |
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TIBERIO | Estraños pensamientos | 625 | al Rey combaten, pues hablando solo | | muestra en sus movimientos | | su gran tristeza. |
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ALBANO | Esconde el rostro, Apolo, | | date prisa a bañarte | | en el mar donde vas a sepultarte. | 630 | Callada noche fría, | | ponte delante, con tu niebla obscura, | | del resplandor del día, | | no vea vuestra luz serena y pura. | | ¡Oh, cielos!, la violencia | 635 | con que muere a mis manos la inocencia. | | Sombras de aquestos montes, | | caed de sus estremos a sus faldas, | | cubrid los horizontes | | |
-fol. 486-
| y el manto de las frígidas espaldas, | 640 | no le pintes de estrellas, | | noche vestida de sus luces bellas, | | que no es razón que veáis | | esta traición a que el amor me obliga, | | porque después no sean | 645 | testigos contra mí. |
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TIBERIO | No sé qué diga, | | señor, de tu tristeza, | | ya esconde el sol su aurífera cabeza. | | ¿Quieres que nos volvamos | | a aquella casería en que la gente | 650 | de servicio dejamos? | |
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ALBANO | Puro cristal desta serena fuente, | | no me sirvas de espejo, | | pues infamada tu hermosura dejo. | | No retrates la cara | 655 | de un traidor homicida, noche, tente | | tu carro helado, para, | | apica tus caballos blandamente, | | porque de mi Leonida | | dilates, noche, la inocente vida. | 660 | ¿Mas cómo aquesto digo?, | | ¿estoy en mí? ¿Posible es que la empresa | | del alto bien que sigo, | | por la piedad cobardemente cesa? | | ¿Qué puede haber que rinda | 665 | a quien adora la divina Arminda? | | ¡Oh, Arminda!, si imagino | | en tu rara belleza, tu hermosura, | | a mayor desatino | | obliga mi deseo, fuente pura, | 670 | en esa blanca plata, | | ya no traidor, amante me retrata. | | Ánimo, pensamiento, | | no estorbe la piedad tan justa empresa | | con el merecimiento | 675 | de Arminda, todo para; todo cesa. | | Ven, Tiberio, conmigo. | |
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(Vanse, y sale[n]
FINEO y
ROSARDO.)
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FINEO | ¿Dónde, Rosardo, me llevas | | por el palacio del Rey? | 680 | Mira que no es justa ley | | |
-fol. 487-
| que a tales cosas te atrevas. | |
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ROSARDO | Aquí espera y no te muevas. | |
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FINEO | ¿Quién esta llave te dio? | |
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ROSARDO | La Reina, que me mandó | 685 | que mientras el Rey cazase | | este lugar ocupase | | que para mi amor dejó. | |
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FINEO | ¿Que ha podido ser vencida | 690 | la gran virtud de Leonida? | |
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ROSARDO | Ya es tarde y no es de provecho. | |
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FINEO | ¡Abrirás o vive Dios | 700 | que nos matemos los dos, | | que soy caballero honrado, | | y me has traído engañado! | | ¡Que yo soy al Rey leal | | y no es bien que a infamia tal | 705 | ayude ni dé favor! | |
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ROSARDO | En los delitos de amor | | es la fuerza natural. | | Culpa a la naturaleza, | | Fineo, que nos forzó. | 710 |
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FINEO | No hizo, pues Dios nos dio | | razón contra su flaqueza. | | Mira la antigua nobleza | | que de tus padres y abuelos | | has heredado. |
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ROSARDO | Son celos, | 715 | no en balde me han dicho a mí | | que amas la Reina. |
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FINEO | Mejor me guarden los cielos | | para el respeto debido | | a su virtud y valor. | 720 | Tendré yo a la Reina amor, | | como siempre le he tenido. | |
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FINEO | Pues no ha sido | | justo, siendo con lealtad. | |
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ROSARDO | ¿Pues con esa libertad | 725 | dices que la quieres bien? | |
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FINEO | ¿No tengo de amar a quien | | me manda el cielo? |
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ROSARDO | Es verdad, | | pero es en agravio mío. | |
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FINEO | Pareces al lobo frío | 730 | cuando dijo que el cordero | | le enturbió el agua del río; | | no miras tu desvarío | | y enfádate mi razón. | |
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ROSARDO | ¡A mi amistad tal traición! | 735 | ¡Vive el cielo que es mal hecho! | |
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ROSARDO | No es de provecho | |
(Dale de puñaladas y cae
FINEO.)
| satisfacerme, traidor; | | tú confesaste su amor, | | yo he de pasarte el pecho. | 740 |
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ROSARDO | Lo más acabé, | | que fue matar al amigo; | | el intento del Rey sigo | | y a la Reina mataré, | | pienso que dormiendo esté, | 745 | pues despierte en la otra vida. | |
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(Éntrase
ROSARDO y dice
FINEO, revolviendo con ansias de muerte.)
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FINEO | ¡Oh, fiera mano homicida!, | | ¿con cuál ocasión me has muerto? | | Sin duda que fue concierto | | para infamar a Leonida. | 750 | Esto pretende el traidor, | | ¿si daré voces, que haré? | | Mas, ¿qué importa que las dé | | si ha de volver a acabarme? | | |
-fol. 488-
| Probar quiero a descolgarme | 755 | deste balcón a este huerto, | | que cuando en él caiga muerto | | habrá sabido enterrarme. | |
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(Torna
ROSARDO con el papel en la punta de un
puñal.)
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ROSARDO | ¡Oh, caso prodigioso!, ¡oh, fuerza estraña, | | de mi desdicha! ¡Vive el alto cielo, | 760 | que se ha entendido por mi propria culpa | | del Rey el homicida pensamiento, | | y de mi ejecución su atrevimiento! | | Llegué a la cama, y con la luz que ardía, | | pendiente en medio de la cuadra al tiempo, | 765 | que con la daga ejecutaba el golpe, | | veo compuesta la bordada cama | | y en medio de las ricas almohadas | | esta daga desnuda punta arriba | | y este papel en ella atravesado, | 770 | miro el papel y hallo que es el mismo | | que el Rey me dio, que yo sin duda alguna | | le di a la Reina envuelto en aquel lienzo. | | Ella se huyó con el temor, yo he muerto | | a Fineo, ¿qué haré? Buscarla quiero, | 775 | que de algún caballero acompañada | | del puerto irá camino, y a Fineo | | pondré en la cama como el Rey lo manda. | | ¿Aquí no le dejé? ¿Qué es esto,
cielo? | | Pues medio muerto estaba, si la herida | 780 | le dio lugar a huir, ¿por dónde pudo, | | que las puertas están cerradas todas? | | ¿Qué dirá el Rey?, ¿Qué encanto
es este, cielo? | | Mas, ¿si se echó deste balcón? Mal hice | | en no acabar de todo aquella vida | 785 | odiosa al Rey y amada de Leonida. | |
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(Vase y sale la Reina en hábito de hombre
con
LUCINDO.)
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LEONIDA | Déjalos pacer un rato, | | cuelguen del arzón los frenos. | |
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LUCINDO | No dudes que será bien | | para que tomen aliento. | 790 |
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LUCINDO | No hay espuela como el miedo, | | no hay viento como el peligro, | | no hay alas como el recelo. | |
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LEONIDA | ¿Imaginas tú quién soy? | 795 |
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LUCINDO | Díjome que un caballero | | Fabia, a cuyo padre noble | | los que yo tuve sirvieron. | | Puede haber como tres días, | | que del lugar donde pienso | 800 | esconderte por su orden | | vine a la Corte, mas creo | | |
-fol. 489-
| que debes de ser persona | | con quien trata casamiento | | y por alguna desgracia | 805 | sales de la Corte huyendo. | |
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LEONIDA | ([Aparte.] | De lo mismo que este dice, | | cielo, aprovecharme quiero.) | | A ti, pues eres hidalgo, | | y en fin en tu amparo vengo | 810 | y Fabia tu honor te fía, | | quiero decirte el suceso. | | Yo soy lo mejor de Ibernia; | | hice, Lucindo, un torneo | | a honor de Fabia, con quien | 815 | estoy casado en secreto. | | Un príncipe generoso, | | un competidor que tengo, | | un pretendiente de Fabia, | | sin saber que la poseo, | 820 | sobre una toca de plata | | que me dio dándole el precio | | que había ganado él mismo, | | dando invidia a sus deseos, | | por mejor lanza y espada, | 825 | galas, brío, gracia y cuerpo, | | me desafió esta noche. | | Salí al campo en el overo | | que a donde ves me ha traído, | | y hallele solo en el puesto, | 830 | remitimos a las armas, | | las palabras y el suceso. | | Tirome un tajo y del tajo, | | al diestro revés volviendo, | | hirió su mismo caballo, | 835 | que era un bajo, cabos negros, | | él con la sangre y el golpe, | | con tanto desasosiego | | se alteró y se desvió, | | ya saltando y ya corriendo, | 840 | que sintiéndome seguirle | | y a los ojos el acero | | como un ave se arrojó | | de los borrenes al suelo. | | Al arrojarse quería | 845 | sacarla tan presto | | que sin poder remediarse | | se la metió por el pecho. | | El cómo fue, no lo sé; | | sé que el caballo revuelvo | 850 | y vengo a dar cuenta a Fabia, | | que con lágrimas y ruegos | | me ha obligado a que me esconda | | temerosa que por esto | | no haga el Rey indignado, | 855 | lo que huyendo escusar puedo. | | Esta es la historia. |
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LUCINDO | Es estraña, | | pero no tengas recelo | | de que serás conocido | | al lugar donde te llevo, | 860 | que es riberas del mar, | | alto monte y bajo puerto. | | Sus caballos van por agua, | | sus espuelas son los remos. | | Mas porque ya de sus ondas | 865 | le ha coronado Febo | | de perlas y de corales | | y tengo por buen consejo | | que no camines de día, | | ir a esta cabaña quiero, | 870 | que parece de pastores, | | y ver si en ella podemos | | aguardar hasta la noche. | |
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LEONIDA | Pues parte, que aquí te espero. | |
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LUCINDO | Descansa en tanto que vuelvo. | | (Váyase
LUCINDO.) |
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LEONIDA | Huyendo voy de todo el bien que tengo, | | no tengo yo más bien que el que huyo. | | Huygo porque me tiene por mal suyo | | |
-fol. 490-
| y como mal del bien huyendo vengo. | 880 | No es gusto de la vida que entretengo | | sino saber mi bien que es gusto tuyo, | | pues viendo que el honor te restituyo, | | en medio del camino me detengo. | | Ven a matarme si a tu honor provoca, | 885 | de algún traidor el loco desvarío, | | celos o amor de alguna mujer loca. | | No huygo por vivir, pues desconfío | | de la vida sin ti, mas porque toca | | a tu precioso honor guardar el mío. | 890 |
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(Entra
ROSARDO.)
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ROSARDO | El relincho de un caballo | | me ha guiado a donde estoy. | | Fuera de camino voy, | | uno he buscado y dos hallo. | | Sin duda el uno dellos | 895 | es del Rey y aun el mejor, | | pero ya siento rumor, | | ¿si viene el dueño por ellos? | |
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LEONIDA | Gente es aquesta, ¡ay de mí! | | (Rebózase
LEONIDA con una banda.) |
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ROSARDO | ¡Ah, caballero! ¿Quién va? | 900 |
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ROSARDO | Aquí está | | quien lo pregunta. |
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ROSARDO | En busca vengo de un hombre; | | quitad el rebozo luego. | |
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LEONIDA | Que paséis delante os ruego. | 905 |
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ROSARDO | Si me decís vuestro nombre. | |
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ROSARDO | Albano, | | suplícoos que me mostréis | | el rostro. |
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LEONIDA | Que vós paséis, | | vuestro camino es más llano | 910 | sin tanta curiosidad. | |
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ROSARDO | Yo os he de ver, caballero. | |
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LEONIDA | Ya os he dicho que no quiero, | | id en buen hora y callad, | | que viene gente conmigo | 915 | que si os siente os matará. | |
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ROSARDO | Si sois quien sigo, | | tengo de ver y advertid | | que soy Rosardo, de quien | 920 | tiembla este reino. |
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LEONIDA | Está bien, | | vuestro camino seguid, | | que no soy quien vós pensáis. | |
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| (Aquí echan mano a las espadas.) |
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ROSARDO | ¡No podré | 925 | dejar de veros, no huyáis! | |
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ROSARDO | Cayó en el suelo. | | Quiero quitalle el rebozo. | |
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LEONIDA | Castigue tu infamia el cielo. | 930 |
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ROSARDO | La Reina herí y aun lo está | | de muerte. |
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(Dicen de dentro
FLORO,
SILVANO, pastores y
LUCINDO.)
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LUCINDO | Por aquí, | | Silvano, echa por acá. | |
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ROSARDO | Gente viene y es su gente, | 935 | ellos son, meterme quiero | | por estos robles. Primero | | veré si respira o siente. | | ¿Vives, Leonida? No tiene | | habla ni respiración, | 940 | quiero con esta ocasión, | | si Albano del monte viene, | | |
-fol. 491-
| decir que ya la maté | | con Fineo y que es mejor, | | guardar secreto a su honor. | 945 |
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(Váyase y entren
LUCINDO,
FLORO,
SILVANO y
ELISO.)
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LUCINDO | Pienso que a buscarme fue. | |
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SILVANO | No parece en todo el prado | | la persona que decís. | |
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ELISO | Aquí desta fuente sola | | siento el cristal discurrir. | 950 |
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LUCINDO | ¡Cielos, aquí le dejé! | | Árboles, restitüid | | la prenda que os di a guardar, | | mas gran culpa cometí, | | que sois robles y villanos, | 955 | ¿quién duda que haréis en fin | | como quien sois? |
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SILVANO | Subir quiero | | el monte arriba. |
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FLORO | ¡Quedo, aquí suena una voz! | |
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LEONIDA | En fin, por tu gusto muero, | | nunca, mi bien, te ofendí, | | si no es ofensa, señor, | | venir huyendo de ti. | |
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LUCINDO | Pastores, el caballero | 965 | es este. |
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LEONIDA | A morir | | me trujo a un monte la suerte. | |
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LUCINDO | ¡Ay, triste, la culpa fui! | 970 |
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LEONIDA | Luego que aquí me dejaste | | vino un caballero aquí, | | hermano del que ya sabes, | | y obligándome a reñir | | con palabras injuriosas | 975 | saqué la espada y perdí | | la vida. |
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LUCINDO | Llevad este caballero, | | pastores, y presumid | 980 | que es de lo mejor de Ibernia. | |
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FLORO | Vós erráis si le seguís, | | porque el monte es muy espeso | | y vós solo. |
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LEONIDA | Si por mí | | has de hacer alguna cosa, | 985 | solo es curarme. |
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LUCINDO | ¿Que oís, | | cielos, aquesta crueldad, | | y no baja a consumir | | este injusto un rayo vuestro? | |
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ELISO | Vós habláis como sentís, | 990 | pero curadle la herida | | si le amáis, que con vivir | | podéis vengaros. |
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SILVANO | ¡Por qué pequeña distancia | 995 | entra la muerte sutil! | |
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FLORO | ¿Qué vida tiene defensa | | si Dios la manda venir? | |
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(Váyanse todos.)
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