Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoAlegoría del Libro séptimo

Como la Poesía Épica es un Monstruo hermoso, compuesto de las dos Naturalezas Historia, y Alegoría, hay partes en el Poema meramente Historiales, partes meramente Alegóricas; Y Otras donde se mezcla lo uno, y lo otro; formando en deliciosa variedad este contexto (alternado de la Invención) el Cuerpo de la Obra.

El Libro Séptimo es Alegórico todo; Dase a entender con el que este Glorioso Capitán, rompiendo aquellos Mares que no osó examinar otra Gente, abrió paso a hallar, y admirar nuevas maravillas de la Naturaleza. Significa la Cortina de Cristal, el Mar; Y el vistoso Palacio que se encuentra detrás della insinúa todo lo portentoso que admira, y admirará la Filosofía en aquellos preciosos dilatados Erarios de la Tierra que su Avaricia por tantos Siglos tuvo enterrados en las espumas, y profundas extensiones con que nos amedrentaba el Océano.

El Árbol misterioso que era una Flor de Lis, siendo sus dos Volutas los Reyes Cristianísimos y los Católicos, unidos después en el GRANDE FILIPO QUINTO, muestra debieron concurrir tantos esclarecidos Monarcas de la Ascendencia de su Majestad para que hubiese Sangre digna de las Altas Prendas con que este Divino Augustísimo Joven es Gloria, y Felicidad España, Esplendor de Francia, Admiración de Europa, y Cifra de todas las Heroicidades que han venerado los Siglos más Gloriosos. Dícese que es Estatua Viva de su grande Abuelo, porque siendo la Majestad Cristianísima de LUIS DÉCIMO CUARTO el GRANDE la más perfecta Idea de lo Augusto, y Heroico la vemos descollar ya tanto en los tiernos Años del Rey Católico, como lo publican las acertadísimas direcciones con que va volviendo a su antiguo esplendor la más dilatada Monarquía del Mundo, que allá corrió ansiosa a buscar en París para el Mayor Solio el más esclarecido Merecimiento.

El Nuevo Mundo

Poema Heroico de Don Francisco Botello de Moraes y Vasconcelos




ArribaAbajoLibro séptimo




1


Así en la Noche gime la Hermosura
Infelice en quien logra Amor sus tiros;
pide que no amanezca el Alba pura;
a eterna sombra anhela con suspiros.
Culpando a un tiempo el Alba y Noche obscura
copiaron con despecho en sus retiros
toda la Noche el Pecho a horror y a enojos;
y toda el Alba a lágrimas los ojos.




2


Mas ya la Aurora sale, y la Urna hermosa
trastornando en raudal de perlas sumas
despierta a reflejar su Luz dichosa
las Hojas, los Cristales, y las Plumas.
Toda Estrella su ardor pierde medrosa;
que viendo renacer de las espumas
Golfos de Llamas, cierra con desvelo
todos sus Ojos deslumbrando el Cielo.




3


Arde el Mar; y el Farol que del maligno
Horror nocturno victorioso asciende,
flechas de luces trémulas benigno
siendo arco su gran Giro al Aire extiende.
La Noche al verlas con asombroso digno
desgreñada al Antípoda desciende,
corriendo en vuelos de tropel inmundo
a esconderse del Sol detrás del Mundo.




4


Nuestros Héroes ya entonces esos Mares
que otros hombres no vieron, dividían;
y como hechos a objetos singulares
Portentos en el Aire percibían.
Hacia la Proa tantos luminares
como en el Sol, que queda a Popa, vían:
con dos planos de fuego esclarecido
juzgan en medio estar de un Sol partido.




5


Vieron un Muro de Esplendor pendiente
que todo el Horizonte les cerraba.
Empezaba en la Espuma, y dulcemente
en las Cumbres del Cielo terminaba.
Una Cortina de Cristal luciente
era esta que su pasmo ocasionaba;
tiñendo Luces en su tez Divina
mucha engastada Piedra peregrina.




6


Vidrio puro sus Telas son lucidas:
mas ligero en los vientos tiembla errantes.
Trémulo arde su Hielo en que encendidas
son presas hojarascas mil Diamantes.
Ondeando con el Céfiro impelidas
sus tramas visos mil forman brillantes:
La Color, porque el Ver no la halle fija,
traviesa huyendo va de guija en guija.




7


Recamos de Topacio, y Inundaciones
bordaban de Zafir su Primavera;
Brocado de Cristal que en proporciones
dibujo de Luceros reverbera.
Parecí el Airón de mil Pavones;
o un pedazo del Manto de la Esfera
que por descuido de las Luces sumas
caído se mojaba en las Espumas.




8


Cuando acabó la Armada de acercarse
toda la gran Cortina esclarecida
en trozos empezó a despedazarse
encendiendo las Ondas dividida
toda vino en los Mares a anegarse
de sus profundos piélagos sorbida;
y detrás della descubrió el espacio
inconstante del Mar, firme un Palacio.




9


Calle Obeliscos Menfis, donde ufana
vistió de piedra muertos Ptolomeos;
ni ser cimiento diga Babel vana
las alas del Favonio a sus Hibleos.
Cese Jove; no aplauda su Diana
el Asia; o Caria fiel sus Mausoleos;
Rasgue este Alcázar cuando (oh Fama) corres
tu Bronce a aplausos, y tu Vuelo a Torres.




10


No para el grande muro allí deslices
de terso jaspe docta mano asierra;
sólo es su lienzo ramas y matices
en quien su mayor pompa el prado encierra.
Con pedazos del monte en las raíces
nadan los troncos lejos de la Tierra;
¡milagro hermoso! La floresta pura
siendo viviente, existe Arquitectura.




11


Los Ángulos sostienen felizmente
cuatro Estatuas de piedra, que en guirnalda
Imperial se engastara dignamente;
de un Diamante una, la otra de Esmeralda.
De un Zafiro otra; y otra es de un ardiente
Rubí Jayán que está corva la espada,
y aun la fuerza que al peso hace agobiado
copia el rostro el Crisólito abrasado.




12


Limpios de hojas descuellan desde el Lodo
grande espacio los Leños admirables,
fingiendo que el Palacio exista todo
puesto sobre columnas Vegetables.
Ceda el entalle que en más dulce modo
flores allá en Retablo enrosca estables;
es el Bocel Jardín; es indistinto
Mayo el Filete, y Primavera el Plinto.




13


Entorno a todo el Lienzo que enramado
florece hermosa la Campaña al Viento
sobre un Friso de pámpanos trenzado
corre del Ventanaje el Basamento.
De cada gran Balcón en dos rasgado
el Arco en un Estipite haya asiento;
y es Vicha hermosa a pesos de acuerdos
cada Estipite allí viva Sirena.




14


¡Oh maravilla! Lo florido uniendo
con lo animado el Muro en dulce trama,
hay muchos Mirtos medio Ninfas, siendo
Centauro el Tronco de Amadria y Rama.
Faunos, Silenos, Sátiros pendiendo
miran las Nuevas con lasciva llama
rasgan las Copas pretendiendo ruda
mover su planta que otra Planta anuda.




15


Saltan las Aves, y en lo Etéreo errando
del pendiente Jardín vuelan los Brutos;
vagar las Flores en el Viento blando
quieren, cuando sentir miran los Frutos.
Todo Aves, Ninfas, y Hoja está mezclando:
De almas temas parecen, por tributos,
respiración que el frío Ambiente cuaje
los verdes Nubarrones del boscaje.




16


Cada Frente en un arco Entrada grata
[más alto que un Navío] da al anhelo;
ocho Álamos los forman; y fiel ata
cada Arco un Semicírculo en su vuelo;
Río del verde Lago se desata
la menor Torre por el Aire al Cielo,
son de su Orilla en las arenas bellas
guijas allá lucientes las Estrellas.




17


Entró la Capitana; y ¡oh qué unidos
milagros ven sus ínclitos Varones!
De altas cadenas de Oro suspendidos
son Globos de Rubí los Artesones;
Peina en lo interno el Céfiro, teñidos,
con dulces llamas, del Abril los Dones:
del muro en los floridos Alabastros
Bucles son palpitantes selvas de Astros.




18


Lleno de Aves su Ambiente confundía
a armonía el Oír, la Vista a Plumas;
el Ruiseñor festivo conducía
de Música veloz traviesas sumas.
Con ojos de Zafir resplandecía
purpúreo el Fénix; bate el Cisne espumas;
y el Ave misteriosa sin pies, prende
ganchosa el ala y de las ramas pende.




19


Entre ellas Almas muchas con mil galas
cual Cupidillos vagan portentosas.
Unas al agua bajan, y las alas
batiendo vuelven a elevarse hermosas;
Otras dividen las etéreas salas
corriendo tras las Aves presurosas;
y otras entre las hojas mal vestidos
los hijos van a hurtarse de los nidos.




20


Maciza Alfombra sobre el Mar cuajada
en gramas lo solida allí constantes
de la yerba Sargazo que engañada
la Antigüedad juzgaba Islas errantes.
Varia turba de peces asomada
descuella en sus roturas fluctuantes:
dejando Monstruos mil hondas alcobas
son peñascos de Escama en valles de Ovas.




21


En medio, a gran Matrona (aun su estatura
muestra cuanto del Sexo Heroica dista),
grande un diáfano Globo de luz pura
le cuaja Solio en que Imperial asista.
Si son Luces o Rosas son no apura
las que ella propia da a su sien, la Vista;
porque la Mono misma triunfadora
que las tejes es el Rayo que las dora.




22


De Esplendor su Cabello ondas difusas
derrama al Aire en apacible abismo;
mil Estrellas lazadas son confusas,
o nudos que en sí enreda el Pelo mismo
Si en sus activos Ojos las infusas
llamas pudieses ver sin parasismo,
dirías que sus Crenchas arden bellos
los Ojos desgreñándose en Cabellos.




23


De Abril envuelve un Manto en que le anuda
Tela cual no halló el Tempe en sus comarcas;
Estadiosas las Gracias tres sin duda
lo hilaron en la Rueca de las Parcas.
Vierte flores su trama; desnuda
las granas que del Campo son Monarcas;
hierbas, árboles muchos lo enverdecen,
y arroyos mil sus telas humedecen.




24


Cuando se aparta el Manto asombros bebe
la atención; y en el seno ve admirada
que es pechos toda: en mucha inclinada nieve
alimenta aun la Vista embelesada.
Augusto cetro empuña de no breve
roja piedra su Diestra venerada;
teme el Amor que de la mano el copo
se derrita a las ascuas del Piropo.




25


Diligente familia la circunda,
sudando con intrépida Osadía.
El Movimiento en todo; y la fecunda
robustez junto al solio se atendía.
Tiñe la Variedad, de la profunda
Tierra al Impíreo, cuanto ilustra el día;
y aviniéndose están contra el desorden
la Simetría, su Hermosura, el Orden.




26


Ea Operación, de nada satisfecha,
toda puerta al Vacío cierra aleve;
todos contra él incita: allá aprovecha
la Economía hasta el Vapor más leve.
En torno vuela Amor que sis sospecha;
tiene este alcázar en quietud no breve;
y al pie de Reina tanta en cualquier parte
[¿quién lo creyera?] gime hollada el Arte.




27


Enfrente está admirando su semblante
la alta Especulación felice al vello;
desta se agrada mucho, y incesante
con ella juega en el Alcázar bello.
Es una inquieta Ninfa que elegante
de sus Ojos vibrando el fiel Destello,
dulce acredita que Zahorí adivina
Centros penetra, Impíreos determina.




28


En un barco con Alas (¡gran portento!)
está en el Viento este Milagroso culto.
(¡portento raro!) ¿quién el leve aliento
del ala pudo unir al leño inculto?
Cuando los aires rompe admira el Viento
un floreciente Amanecer de bulto;
es ella el Alba a quien saludan roncos
los raptos de sus plumas en sus troncos.




29


El traje es el más raro (cual su hermoso
divino dueño) no de seda o lana;
mas de alas sobrepuestas que en dichoso
vario matiz la anegan soberana.
No tiñe la paloma al Sol vistoso
el cuello tanto; ni tal pompa ufana
se ve que el Mayo pinte, el Iris cuaje,
como las plumas deste alado traje.




30


Su Diestra un Microscopio sostenía
en quien riqueza celestial descuella;
y la Siniestra que dio luz al día
una Esfera estudiosa ostenta bella.
Cuantos círculos docta Astronomía
al Cielo imagino, son de Oro en ella,
Astros de hermosas piedras feliz prende,
a quien el Sol, que es un Carbunclo, unciendo.




31


A Colón que atendía embelesado
tan alta variedad, la Reina dijo:
de la Naturaleza has admirado
el sumo Alcázar que velando rijo.
Mas cara a cara a lo Mortal no es dado
ver la faz toda que gloriosa elige;
cuanto el Cielo concede en una parte
ya la Especulación queda a informarse.




32


Dijo: y como su voz destelló en viento
su Esencia y su Familia; quedó sola
la Beldad que ella dijo; y al momento
Colón llevó al Bajel que alas tremola.
Luego que el Héroe pisó el leño atento
(con rara luz) de la terrestre Bola
supo todos los Reinos, y aun los Nombres
que habían de darle en otra edad los hombres.




33


Ya fuese acción del cielo difundida
que a su espíritu unió Luces eternas;
ya virtud que en la Barca excelsa anida;
todo en Montes previó y Espumas tiernas.
Pendiendo desde el aura esclarecida
vieron gran Globo roto en mil cavernas.
Sin mar juzgarás es la Tierra umbría,
Viola la Ninfa, y a Colón decía:




34


Si en lo sublime deste gran Palacio
quisieses reducir lo errante a fijo
tanto emprendiendo ver vago Topacio;
te faltaría el Tiempo más prolijo.
Aun de la Tierra en el profundo espacio
cosas sabrás que apenas hoy colijo;
cosas que en vano inquiere hasta este día
larga Experiencia, y gran Filosofía.




35


Procuren otros de la azul Techumbre
saber como los globos Dios conforma;
como en sus Grados doce la ancha Cumbre
apacienta de luz brutos que informas.
A otros sus giros tres del Sola la lumbre
les diga, con que se circunda el Claro abismo
y con que se circunda el Claro abismo
siempre a sí propio entorno de sí mismo;




36


Otros allá pregunten anhelantes
¿por qué ardan las Estrellas inquietas?
¿Y otros como en sus Círculos Ecuantes
su Epiciclo describan los Planetas?
¿Lo que influyan las Máquinas brillantes?
¿Dónde asistan perpetuos los Cometas?
¿Como al Dragón yendo la Luna corte
su cola al Austro, y su cabeza al Norte?




37


Que harto en el orden Celestial se indicia
con lo que veis un Ser sumo admirable;
basta el ver como haciendo va propicia
cada Estrella constante lo mudable.
Desto daré tal vez cualquier noticia;
mas su examen total ceñir no es dable;
tratemos de la Tierra, vuestro asiento;
verás como está aquí todo Elemento.




38


Esta, mejor de todas las distintas
esferas, bien que base sea del Mundo,
es Prototipo en galas no sucintas
del Globo más luciente a lo fecundo.
El Dedo eterno que fue en raras tintas
del lienzo Universal pincel profundo
cuanto a otros orbes dio copió en primores
deste alto Original de ondas y flores.




39


Esos globos que ruedan sin sosiego,
y émulos de la Tierra el Cielo esmaltan,
tiene cada uno su Región de Fuego,
su Tierra, y Aire, su Oceano exaltan.
Más o menos porciones a creer llego
los diferencian y en su tez resaltan;
así la Luna es Mar casi, y fecundo
casi en el Sol es sola un ascua un Mundo.




40


Como la Tierra fija en dos extremos
del Universo a los dos Polos mira,
así cuanto Orbe en esos Ciclos vemos
sobre dos puntos, que no invierte, gira.
De la Tierra a los Polos que atendemos
se proporcionan los que el Aire admita;
y aun todos tienta con lucientes robos
sus Zonas cinco innumerables Globos.




41


Sabe que erró quien firme considera
sobre un punto central la Tierra umbría
sólo hallará quietud cuando su esfera
del Universo Centro suyo haría.
Mas sobre un punto cualquier pie, cualquiera
guija arrojado desencajaría,
obediente a la tez que siempre yerra,
del centro Universal el de la Tierra.




42


Es su constitución fijarse estable
en medio al todo Universal fecundo.
¿Quién pues del Mundo hará lo más mudable
la ponderosa así base del Mundo?
Sobre el mismo Eje Universal, no instable,
su peso afirma en polos dos, profundo;
esto ella al Universo, y toda bella
Celeste ascua voluble imita en ella.




43


Heterogéneo su gran búho encierra
vasta mezcla en acorde disonancia.
Verdadero Elemento de la Tierra
una es de Sal purísima sustancia.
Fijativo elemento en todo aferra
las sustancias distintas su constancia;
no es esa sal común que usáis fluxible;
Corpórea es, mas se interna imperceptible.




44


Todo este Globo hasta hoy no examinado
lo circundó sagrada como oculta
con vastas cordilleras de anudado
continuo Monte y alta Sierra inculta.
Porque el batir perpetuo del salado
Mar no la arruine, hueso tanto abulta:
triunfa entre el Agua el Mundo así riscoso,
crespo Baluarte a quien asalta el Foso.




45


Del Polo de Calisto se deduce
raudal de Escollos que la Tierra anega;
por Islandia y por Anglia se conduce
hasta Germania y a los Alpes llega.
Allí crespas Montañas introduce
el Apenino que las nubes ciega;
de la Pierna de Italia hueso altivo,
con muchas venas de Cristales vivo.




46


Por Sicilia con orden continuado
(atando allí tres nudos) pasa a que una
allá en Libia esta Cuerda el erizado
cáñamo o inmensos copos de la Luna.
Corre la Sierra luego, en mejorado
nombre, si ya Inconstancia fue importuna,
Esperanza a ser buena en el notorio
del Austro formidable Promontorio.




47


Por Regiones después vastas y ocultas
hinchazón de la Tierra Austral se ha hecho
en cuyas breñas lóbregas y incultas
de Magallanes corre el hondo Estrecho.
De allí en los vastos Andes que allá abultas
(oh América) a otro Mundo abrocha el pecho;
y al Norte vuelve al fin la que Orbes yerra
vagabunda Soberbia de la Tierra.




48


A ángulos rectos corta esta Cadena
otra Sierra que inmenso escollo aguza;
en broncos por la China, que atroz llena,
eslabones de mármol se espeluza.
La Persia, Armenia, la Tesalia enfrena;
Germania y Galia, río inmoble, cruza;
y allá en Pirene a su riscoso hielo
es profundo hacia riba cauce el Cielo.




49


Las Fortunadas Islas hincha ufano;
las de Caribes luego; corta ensuma
los Andes, y del Sur al Oceano
con olas de peñasco olas abruma.
Después al Archipiélago va Indiano,
donde al Mar, que hace viejo tanta espuma,
encrespan (a Islas que oh guarismo pierdes)
la tez más de once mil arrugas verdes.




50


Como es Divina del gran todo el arte
todo armonías es maravillosas;
del todo está la copia en cualquier parte;
todas las cosas son todas las cosas.
Tez del Mundo es su fin; cuantas reparte
vagas Esferas mixtos son, hermosas;
y el Sol que inflama tantos globos terso
en el fuego Central del Universo.




51


Al Alcázar que has visto y raya el día
ronda la puerta humana inteligencia;
sutil la hiere la Filosofía,
púlsala encanecida la Experiencia.
Mas ni aquella inquietud, ni esta porfía
solas Autoridad fueron o Ciencia,
hasta que opuesta al gran cerrojo grave
forjó el arto Analógica la llave.




52


Esta te avisará que esos hundidos
riscos que abrirse ves en tanta boca
conductos de la Tierra, fauce, oídos
son, si su hueso tanta excelsa roca
dejando Aire y Ardor que bebe unidos,
quiero hablarte de cuanto al Mar le toca,
porque luego halles lo que en su profundo
unido humor fomenta roto el Mundo.




53


Mucho abismo en el fondo halláis que en grutas,
del Mundo más allá, se huye a la Sonda;
devora y lleva un Mar y escamas brutas
al *** la Tierra honda.
Muchas quiebras que allí te enseño enjutas
son donde inaccesible se hunde la onda;
sabraslas hoy que por la industria mía
se rasga de Cristal su Hipocresía.




54


.........................................................
.........................................................
.........................................................
.........................................................
.........................................................
.........................................................
.........................................................
.........................................................




74


Mas pues en él tus glorias inmortales
Láminas guardan de agua a tu renombre
corran ya por la tierra sus raudales
a tu vista, pues corren a tu Nombre.
Para que puedas vastos sus caudales
examinar sin que su horror te asombre.
Dijo la Ninfa; y se quedó mirando
como obedece el Mar su imperio blando.




75


Cual apartado por impulso activo
el Pelión de Osa (grande valle abriendo)
del lago que unía antes, fugitivo
y arrebatado el vidrio salió horrendo;
o como en el Diluvio el Golfo altivo
corrió a lavar las Tierras, pretendiendo
del Lienzo Universal por su torpeza
la humana desteñir naturaleza;




76


Así al punto la masa Cristalina
de toda el Agua hierve en gruta tanta;
llena los huecos, las arenas mina
del globo que en cavernas se quebranta.
Parte, abultando centros, remolina;
parte, en escollos choca; donde planta
(Rota allí salpicando cumbres solas)
hojarascas de vidrio, y selvas de olas.




77


Es Mar (dijo la Ninfa) la honda plata
de Agua que abraza el gran terrestre bulto;
comunícase toda, y se une grata
o por Estrechos o por taladro oculto.
Uno el Oceano es; mas como trata
con varias gentes, ilustrado y culto,
peregrinando fue su humor benigno
de grande fama y muchos Nombres digno.




78


Deucaledonio, Hibérnico la bruma
del Bóreas lo apellida; ya es llamado
Etiópico, Arábico; y en suma
tantos nombres como olas casi ha aunado.
Entre América y África en su espuma
de la Atlántide un eco guarda el Hado;
vive en el Mar, y porque el Tiempo asombre
de la Isla ahogada está nadando el Nombre.




79


Carmenado este copo Cristalino
en varias Islas hacia los Triones
allí erizado al Aquilón vecino
lo miran de la Europa las Regiones
del Ocaso brindas galán previno
de tres partes del Mundo a las mansiones,
torneando en los peñascos su gran copa
que a África ofrece, a América, y a Europa.




80


En el Estrecho allá del Luciferino
Magallanes, ceñido se enfurece;
luego en el Mar del Sur se explaya ufano,
y en sus Vidrios pacíficos se mece.
Allí tanto se ensancha el Oceano,
y tanto Mundo usurpa, que parece
solicita esconder (Ladrón de hielo)
toda la Tierra ya de todo el Cielo.




81


Son de un lado a aquel sumo entre los mares
las Américas dos sola una orilla,
de otro la Tierra Austral cuyos lugares
no hallará en mucho tiempo alguna Quilla.
Lamiendo los carámbanos polares
que el Norte en sus Cristales acaudilla,
a estotro Mar por el Estrecho vuelve
que Tartaria y América disuelve.




82


Del Ocaso su furia Cristalina
se estrella en Islas mil que va inundando;
queda a pedazos cuando el paso mina
apartando Islas, rocas desgajando.
Registradas las Playas de la China,
las Indias dos, y Persia; al fin bañando
de África el cabo horrendo que el Austro huye
al Atlántico Mar se restituye.




83


Desde el Caos lo saben todo infusa
que solidez a todos Cuerpos presta,
Es la materia prima de la difusa
copia de mixtos Físicos compuesta.
Naturaleza deste bálsamo usa
a cuajar fijo cuanto fijo apresta.
De Sal vive, y disuelto en Sal percibo
lo Vegetable, lo Insensible, y Vivo.




84


De toda el Agua pues al elemento
unieron sal las leyes Celestiales;
menos aquí, alma mía, para alto intento,
hasta no conocerla los Mortales.
En arroyos y fuentes tiene asiento,
bien que a muchos la niegan sus raudales,
no al Químico, que al río hace publique
verdad de Sal en potros de Alambique.




85


Como una sola esfera forman clara
Tierra y Mar, en el Mar la sal se ha puesto;
puro elemento sin la sal quedara
el Agua, y disonara el gran Compuesto.
Culebra de cristal su humor no para,
mas se enrosca a los montes interpuesto,
la sal chupando que da a sus entrañas
del Mundo el seno en pechos de Montañas.




86


Para formar las fuentes y los Ríos,
a esta Sierpe espumante que los obra
la exprime allá en sus cóncavos umbríos
la Tierra, y cuanta sal le ha hurtado cobra.
La precisa a los miembros deja fríos
quitando la que a hacerlos fuentes sobra;
y colando de sal las ondas tiernas
son cedazo arenoso sus cavernas.




128


..........................................................
..........................................................
..........................................................
..........................................................
..........................................................
..........................................................
..........................................................
..........................................................




129


Dijo: y surcando errante el aura vana
que en el salón se explaya floreciente,
cerca del pavimento a una ventana
Colón voló y su Luz inteligente.
Era un gruta, opuesta a la mañana,
o un grande obscuro callejón pendiente:
por su Caracol bronco el Barco en suma
gradas de Aire bajó con pies de pluma.




130


Salieron a un espacio que a lo Obscuro
lo Frío torpemente eslabonaba.
Que ya no es este el Callejón impuro
lo aterido tan solo le avisaba.
Dijeras que el Horror corpóreo y duro
mancha estos Centros, que la Luz no lava;
y está a su frío (huyendo el rubio coche)
congelada en Carámbano la Noche.




131


Ninfa inmortal (dijo Colón) que al ruego
mío te deja esotra Beldad pura,
para enseñarme en la Agua que navego,
tanto oculto primor que el alma apura;
¿Quieres retrocediendo al Caos ciego,
abultarlo? ¿son estas por ventura
las Tinieblas que haciendo el Caos mismo
sobre la faz estaban del Abismo?




132


Si es que lo son (como al discurso errante
muestra esta confusión) Con tal pretexto
una gran duda tu Deidad brillante
habrá de desatarme en su contexto.
¿Cuál fue [di] la gran Masa que elegante
llama Tierra Vacía el Sacro Texto?
Como hizo aquel principio; que hoy discierno,
quien del Principio es el Principio eterno?




133


Ese (respondió Aquella) ese Arquitecto
Inmenso, Incomparable, Sin segundo,
con la Inefable Luz de su Decreto
en la alta Eternidad concibió el Mundo.
Destinado Prodigio, aun sin efecto,
yacía Todo en su Criador fecundo;
y en Dios entonces, sin que el Aire estorbe,
no era otra cosa que Dios mismo el Orbe.




134


Llegó aquel Punto, que lo Eterno cierra,
de que a luz salga el Mundo que previno;
y trasladolo al Ser, que hermoso encierra,
la alta Eficacia del Querer divino.
Para Astros colocar, Sol, Luna, y Tierra,
formó atento un Espacio peregrino
profundo, ancho, y capaz, en que su Anhelo
pusiese el Mundo; y este llaman Cielo.




135


La Tierra era Vacía; y las Tinieblas
nadaban sobre el rostro del Abismo;
bien como un Hemisferio (oh Noche) pueblas
faltando el sol, de ciego parasismo;
De cuanto había de ser, entre esas Nieblas
guardaba con discorde barbarismo
Elementos y Esencia en su mixtura
el Caos; seminal Máquina obscura.




136


Oprima el Sol, Tierra, Estrellas, Mares,
la Tierra, el Sol, los Mares, las Estrellas;
y ni Estrellas, ni Sol, ni Tierra, o Mares,
mostraban Mares, Sol, Tierra, ni Estrellas;
No había en Sol, Estrellas, Tierra, o Mares,
ser de Mares, de Tierra, Sol o Estrellas;
Sólo era en Mares, Sol, Estrellas, Tierra,
ni Sol, ni Estrellas ser, Mares, ni Tierra.




137


Mas ya fuera en aquel Desorden ciego
la Eterna Voz del labio Omnipotente:
La Luz se haga; y del Mundo la Luz luego
fue primigenia Forma felizmente;
la cual como precisa a alcanzar llego
debió a las Cosas ser antecedente;
y fuerza fue, porque beldad tuviese
todo, que antes a luz la Luz saliese.




138


Era como materia luminosa
de que habían los Globos de formarse,
Cálido radical que en cualquier cosa
principio Activo ya vino a internarse;
a este lo Húmedo luego, en quien gloriosa
vagaba la Deidad, pudo agregarse;
Principio ambos a cuanto en su grandeza
muestra la Universal Naturaleza.




139


De las Aguas, las Aguas divididas,
dejó luego mirarse el Firmamento,
y mil Esferas que a anudar lucidas
difuso se mezcló todo Elemento.
Las que ves son las grutas escondidas
y entrañas de la Tierra; porque atento
las mires, ya su estancia aclaro umbría.
Cesó su voz, y sucediole el día.




140


¿Quién dirá el gran Teatro que desgajan
los Centros, con Diamantes y Metales?
Jamás del Arte los estudios cuajan
en portentosa escena objetos tales.
Ven mil Piedras preciosas, que el día ajan,
formar Babel de visos celestiales:
parece (tanto alternan sus primores)
que son más que las Cosas los Colores.




141


Bulle la viva Plata, y dividida
vuelve a unirse otra vez, y otra va huyendo;
la masa luego de Otra se solida
y el hueso nieva de gran risco horrendo.
El Cobre, el Plomo es vena difundida;
y congelado el Oro, esclareciendo
del seno de la Tierra las mansiones,
perdiendo está en la tez adoraciones.




142


Mira (prosiguió aquí la Ninfa bella)
el Jaspe, la Smaragdite robusta;
el Heliotropio allá durezas sella;
y el Mármol que el furor del tiempo asusta.
Mira allá el Alabastro, y cual descuella
la Acare a esclarecer fábrica augusta;
Vulgo está siendo allí de Reinos tales
la Obstinación villana en Pedernales.




143


Mira enfrente ablandarse el cortesano
Talco dócil, a breve acción flexible;
la Scífilis, limada nunca en vano;
la Pómez, y el Lythantrax apacible.
Vuelve luego la vista al soberano
de la Naturaleza, inaccesible
fecundo tocador, en cuyo empeño
piedra es y engace de su Joya el dueño.




144


Mira el Jacinto, el Prasio, el Rubicolo,
y el Granate que ardor vierten no escaso;
guinda es rojo el Rubí, que imita a Apolo,
pendiendo en verde unión del Crisopraso.
Eclíptica, Zenit, y Oriente el solo
de sí se hace el Carbunclo, sin ocaso;
del Crisólito allá en incendios rojos
se ríe el Tacto viendo arder los Ojos.




145


Mira allí la Esmeralda; y centelleante
del Sol la piedra, o ya riscosa llama;
allá tiñe la Astroite brillante
estrella mucha que en su tez se inflama.
Entre todas allí puro el Diamante,
cuando Rey suyo Imperio tal lo aclama,
en porfías de ser, que a la luz solida,
hace la Terquedad apetecida.




146


Esa alta variedad, que de la vista
miras como entreteje suspensiones,
debe todo el color que hermoso alista
a lo Sulfúreo; es el Color sus dones.
En el Mundo, arguyendo como exista,
aun discordes tiñó las opiniones;
No es menos ignorado cual felice
causa una piedra ablande, otra macice.




147


Dase un cierto admirable Magnetismo
en la Naturaleza de las Cosas
con que eslabonan lo que es uno mismo.
Y lo no semejante huyen ansiosas.
Si mirar todo el tenue vago abismo
de Exhalaciones y Vapores osas,
verás que inquietos por Calor fecundo
son causa de mudanza alta en el Mundo.




148


Donde encuentran Sustancia semejante
los une esta Virtud que allí despunta:
y a ordenar bien su unión el incesante
Coagulativo Espíritu se junta.
Con éste eslabonadas al instante
(según lo admite la materia adjunta),
todas las cosas ya que no difieren
la debida Figura, y Forma adquieren.




149


En este ingeniosísimo y no ocioso
Espíritu un Vigor, a quien da asiento
La Sal que desde el Caos tenebroso
purísima a mil bultos cuajó aliento.
La Tierra allá entre el Limo embarazoso
intrépido vio luego su ardimiento;
pues luego, degreñándole Horizontes,
con virtud de obstinar, la erizó en Montes.




150


De aquí la variedad de Mixtos tantos
viene; y de aquí también tantas figuras
de cuerpo Sensitivo, y rasgos cuantos
esculpidos se ven en piedras duras.
Hay quien los tenga por milagros santos;
mas se engaña; que en grutas aquí obscuras
(Como en molde) en mil huecos desiguales
blanda aún su masa adquiere formas tales.




151


Así a Venecia le ha enseñado culta
rara un Ágata copias nada infieles
de bulto Humano, en cuya Estampa oculta
se hizo el fecundo Acaso Praxiteles.
Así las Musas la de Pirro abulta;
y cada día así con rasgos fieles
nacen estatua en hondos Obeliscos
independentes del Cincel mil riscos.




152


Así también se agrega desmedida,
copiando huesos, masa diferente;
y Canillas los juzga inadvertida
de Gigantes altísimos la gente.
No son huesos, materia es parecida
que adquirió tal figura casualmente;
y al que apurar su unión quiera oportuna,
rotos no enseñarán medula alguna.




153


Volvió Colón la vista; y mucha clara
laguna vio, y en vidrio arrebatado
vio mucho río, cuya furia rara
taladraba aquel Orbe sepultado.
Vio Lluvia que a la nuestra se compara,
y algodón de las nubes desatado
bajar la Nieve, al ver su frío anhelo,
en copos blancos a abrigar el suelo.




154


Ni faltan Truenos, Rayos, ni el horrendo
Relámpago de inquietas llamas junto,
que amaneciendo ya, ya anocheciendo,
rápido sombra y luz mezcla en un punto.
Percíbese Huracán feroz, que hiriendo
las breñas, es de todo horror trasunto;
parece emprende atroz su barbarismo
en nuestra esfera trastornar su Abismo.




155


Suspendiose Colón: Y oh Aurora sabia
(dijo) ¿a quién tanto examen se previene,
creeré que el centro a quien la sombra agravia
los meteoros que allá vemos tiene?
¿Creeré que más que yermo explaya Arabia
vastas lagunas este horror contiene?
¿Creeré que este Orbe tantos Ríos sella?
Así pregunta: y respondiole Aquella:




156


Esos Ríos, del Mar pedazos fríos
son, donde al centro, como oíste, vuelve;
y esos lagos en cóncavos umbríos
con sus montes aquí la Tierra envuelve.
Para regar los Campos allá en ríos
y fuentes, contra el Sol que los disuelve,
fue bien que (oh Mundo) en lo interior escondas
inmensas trojes de Agua y granos de ondas.




157


............................................................
............................................................
............................................................
............................................................
............................................................
............................................................
............................................................
............................................................




177


Mas porque veas en la Tierra a cuanto
sirva este entretejerse de elementos,
ya quiero a lo interior de Alcázar tanto
conducirte; al mayor de sus portentos.
A su grande Oficina y sacrosanto
Aliento que a cuanto hay difunde alientos:
al que obra siempre con vigor profundo
grande Elemento ViceDios del Mundo.




178


Dijo: y vieron de fuego sin reposo
un gran Mar tremolandose en montañas;
y ampollas negras de humo pavoroso
espumas de su hervor cuajarse extrañas.
Toldo el humo se explaya portentoso;
mas en mil partes, rebosando en sañas,
su niebla rasga, y crece al viento fiera
la rápida Insolencia de la hoguera.




179


Es en mil valles hondo el fuego undante
falda a grande ola de alquitrán crecido;
muere en los ruidos de su hervor constante
deslumbrado al murmureo hasta el Oído,
mayor que el Mundo amasa el humo errante
y agua de ascuas pantano enfurecido;
y aún no es margen a un mar de incendio sumo
en playas de aire tanta arena de humo.




180


Lo ignorado hasta aquí ves sin segundo
(dijo a Colón la Ninfa) en lumbres tales.
Cuestan observaciones, y profundo
riesgo al docto inquirir esos fanales.
El pecho cavernoso este es del Mundo;
y espíritus Precitos por Vitales
aquí, latiendo formidable, encierra
el Corazón profundo de la Tierra.




181


Puso aquí Dios la cárcel siempre dura
que eterna da al ingrato barbarismo
por ser la Cavernosa más y obscura
parte del Orbe este encerrado Abismo.
Y como el Agua a hacer el Alma pura
eleva soberano en el Bautismo,
el Fuego aquí en que el Alma penas beba
por el Poder Obediencial eleva.




182


El gran Legislador que aró a portentos
el libro inmenso en rayos, flor, y espumas,
la unión firme y hermosos lucimientos
buscó del Todo, en Vigilancias sumas.
Porción llevando de los Elementos
nacieron las Estrellas: batir plumas
de luz a aves recientes vio en su abismo
Fenices de sí propias, su ardor mismo.




183


Todas las cosas cada Esfera encierra;
Todo está em Todo; aunque accidentalmente
lo hace vario aquel sitio donde yerra
y está su Esfera; o baja, o ya eminente.
Cuanto se halla terreno acá en la Tierra,
Lunar en la Luna es; Solar y ardiente
en el Sol; y así en todo. Hay quien finge una
Región sola de Fuego hacia la Luna.




184


Si hubiese esta gran Cáscara de Fuego
para la vasta yema de onda y flores
luciría, ardería; nunca luego
Noche fuera, ni helara el Viento albores.
Jamás dejar podría el Mundo ciego
(cuajando nieve y derramando horrores)
Diciembre en lutos blancos floreciente,
y en ampos negros pródigo Occidente.




185


Filosofar Impuro y Inflexible
fue decir que por Puro no esté expreso
ni Sensible; Que el Fuego es perceptible
un cierto Hervor y de Calor extraño.
Si estar elemento es infalible
todo Elemento en ínclito congreso,
¿para qué fin el Fuego puro haría
esta Rancia y Vulgar Filosofía?




186


Trimegistro y Zoroastro consonancia
de Agua, Tierra, aire, y Fuego al Mundo hallaron
si bien de todo el Aire en la sustancia
un vivífico Fuego imaginaron.
Los indoctos después, con ignorancia,
Manto de Fuego aquella imaginaron
halituosa (que no luce o quema)
sustancia allá de la Región suprema.




187


De la Estagiria la altísima Excelencia
tal vez lo inscribe fuego en el sentido
que esotros Doctos; mas con más frecuencia
nombre de Exhalación le da advertido.
Llámalo aire atenuado a la violencia
de los celestes globos sacudido.
Si el Mundo dice, siendo Fuego ardiera
el Cielo, ¿cómo acercará otra esfera?




188


Región de fuego pues este Oceano
de la Tierra es en llamas infalibles;
mas puro no, pues tiene ardiendo ufano
mezcla de varias Cosas combustibles.
Para Origen lo puso Dios no en vano
[en las Cavernas de la Tierra horribles]
de mixtos mil, y auxilio y fortaleza
de toda sublunar Naturaleza.




189


Lo que en vosotros es la espirituosa
sangre, es el Fuego subterráneo al Mundo.
Ni el fuego sin el Agua, ni ella undosa
pudiera sin el Fuego ser profundo.
Fría el Agua la Tierra clara ociosa;
el Fuego la abrasara furibundo;
lidian siempre los dos, y acá en el Centro
el Bien del Mundo es parto de su encuentre.




190


Desta Hoguera monstruosa el voraz genio
esconde el Elemento en sí; y no es este;
dentro allá dese ardor lo halla el ingenio
de quien la luz se ve que indicios preste.
Aquel Cálido innato y primigenio,
que en lo Sublunar todo está y Celeste,
el Elemento verdadero ha sido;
y hoy deste humo luciente anda vestido.




191


Toma un Pastor dos Piedras; hiere luego
la una con la otra, y al estruendo que hace
despierta los espíritus del Fuego
que allí oprimido de hez terrena yace.
Únese lo sulfúreo, queda ciego
lo húmedo a un lado; en chispas la luz nace;
y por gala entreteje, a tellas bellas
del Pedernal rasgado, Oro en centellas.




192


Como su faz en todo esconde clara
también a todo sitio se encamina;
ni la ley de lo Grave, ni la rara
ley de lo Leve su altivez domina.
El rayo que a la Tierra se dispara,
la pólvora que al Viento se fulmina
bien muestran cuanto es libre, y copiar sabe
rápida indiferencia el Leve y Grave.




193


Del Mar, que ya en el Norte has visto pasa
del mundo a lo hondo, donde oculto yerra,
cuece ese fuego la porción no escasa
que alimente este Globo que lo encierra.
Calor vital unido a la gran masa
de los vastos humores de la Tierra
la sazona sustentos; y en su abismo
pábulo eterno se labró a sí mismo.




194


Los Montes quema en hórridas cavernas
de la Tierra; humedécelos el Agua,
y combustibles mixtos sus internas
luchas crían, Carbón desta gran Fragua.
Riscos la Tierra da; da espumas tiernas
el Agua; el Fuego inmensas obras fragua;
sopla el Aire a animarlo, que es oculto
Pulmón monstruoso del tremendo bulto.




195


Aún son los Elementos una cosa
misma en acorde unida disonancia;
el Fuego Aire ardiente es; y halituosa
Onda el Aire en su diáfana inconstancia;
erizándose en agua portentosa,
del Mar, húmedo es Aire la sustancia;
la Tierra es agua densa, en crespos riscos
carámbano obstinado de obeliscos.




296


Quiere errar libre el Fuego centelleante,
y se enreda en el Aire cuando yerra;
el Aire vuela, y Ícaro nadante
sus plumas moja el Agua que lo atierra.
El Agua si correr quiere arrogante
tropieza en los estorbos de la Tierra;
esta la prende, aquella al Viento, el Viento
al encendido rápido elemento.




297


Aun el ser cambian con desasosiego;
la Tierra vuélvese Agua, el Agua undante
transfórmase Aire, el Aire asciende luego
a ser voraz Anhélito flamante.
Después retrocediendo, torpe el Fuego
vuelve a ser Aire, el Aire Onda espumante;
y el Agua precipítase y se encierra
en la profunda esencia de la Tierra.




298


Llama ha sido la que hoy Tierra se aclama;
la que es Llama hubo edad en que fue Espuma;
Aire fue que en tormenta un tiempo inflama
su bruma al Mar, la que hoy del mar es Bruma:
Ya se vio Tierra ser, Agua, Aire, y Llama
la Llama, el Agua, el Aire y Tierra en suma;
Y así errarán hasta que sea ciego
Fuego, Aire, Tierra, y Agua el postrer Fuego.




299


Todo en fin se fabrica de Contrarios,
y nada puede estar sin Movimiento:
Hierve esta alta Oficina; Abortos varios
da su inquietud y intrépido ardimiento.
Lo Eterno, hollando siglos adversarios,
un Círculo es de Esencia en sumo aliento;
y en Círculos de acción aquí y presteza
es visible Deidad Naturaleza.




300


Nada se pierde, nada, en Mundo tanto,
lo terreno a la Tierra vuelve y luego
lo húmedo al Agua, y con igual espanto,
lo etéreo al Aire va, lo ardiente al Fuego.
Generaciones mil deste afán santo
nacen; vuelve a ser, brillo fecundo,
y se deshace y vuelve a hacer el Mundo.




301


Admirado Colón, ¡oh Ninfa (exclama)
cuánta noticia altísima te debo!
Mas dime aquellos río de honda llama
que el lago explaya , ¿qué portento es nuevo?
Como los rayos que alta estrella inflama
rompe la Tierra a arroyos este Erebo;
y Espín taladra el cóncavo a Vesubios,
de alquitrán erizándose en Danubios.




302


Decía así Colón: y vía aunarse
canales de relámpagos torcidas;
unas en dos se parten, y a anudarse
con otra van, corriendo en una unidas.
Esta arder se ve inmensa, esta estrecharse,
mas todas altamente difundidas.
Viendo al Héroe la Ninfa en duda mucha
volvió a cobrar la voz, y dijo: Escucha.




303


Que el Fuego que algún Monte reverbera
de más lejos nació que en sus entrañas
entre el Etna y Vesubio ardiendo fiera
Tetis lo muestra en líquidas campañas.
Ha tanto tiempo y con tan vasta hoguera,
o el Fuego se acabara, o las Montañas;
ni al Mar sin tanto oculto Nilo horrendo
bullir lo vieras, como has visto, ardiendo.




304


Estas pues Fauces son de llama impura
que a ver salen las Lámparas Febeas,
y hacen mil sierras en gran boca obscura
peñascosas membrudas Chimeneas.
Aquellas que unen densa allí espesura
al Nuevo Mundo van que hallar deseas;
llaman tu Entena, a rojos obeliscos,
linternas de ascua en piélagos de riscos.




305


Todo aquel Mundo nuevo es de Vulcano
grande oficina que en penachos rubios
más que plantas Volcanes guarda ufano
selva ardiente a arboledas de Vesubios.
Aquí debió fingirse que el Dios vano
el hierro y bronce derramó a diluvios,
y que al grave martillo que ascuas trunque
fue el bronco estruendo suspirar del yunque.




306


De Chile en la difusa Cordillera
quince grutas con este ardor confinan,
faroles que esclarecen la Ribera
al Neptuno del Sur que altos dominan.
Júntanse a los espantos de su hoguera
cuantas bocas las llamas determinan
que a la Tierra del Fuego ve en Volcanes
la parte Austral del Mar de Magallanes.




307


En los Climas del Reino Peruano
con seis fauces, el Báratro respira;
tan elevadas que al Zafir cercano
queman los Velos que la Tierra admira.
De sus Andes el Cáucaso tirano
por fieras bocas tres [si ardiendo en ira
con espumas de llama el Sol taladra]
bronco Cerbero en terremotos ladra.




308


Tanta llama que allí Monte ahúma
de hollín eterno, en rocas va a mostrarse
que al Mar del Sur en su Campaña suma
logran olas de riscos elevarse.
Vense Volcanes mil allí en la espuma,
donde (en mar tanto hundida yendo a ahogarse)
con vago aliento de alquitrán que encierra
levanta el cuello a respirar la Tierra.




309


De Popayán exhala el fiero Monte
espantosas densísimas hogueras,
teme a otro Paraquipa, más que a Etonte
del Eridano un tiempo las Riberas.
El valle de Peruvia al horizonte
por mieses de encendidas cabelleras;
en quien los vientos peinan a huracanes
desmelenadas hebras de alquitranes.




310


En la Boreal América, allá donde
tendrá España, y Granada el nombre nuevo,
al aire en ruidos trágicos responde
cláusulas de centellas el Erebo.
El Reino Mexicano interno esconde
ardor que opone al claro ardor de Febos;
Y a las nubes regüelda ardiente sulco
la riscosa garganta de Acapulco.




311


Preñadas del azufre que hondo encierra
ve California tres horrendas grutas,
donde entre humos da al Céfiro la Tierra
aborto funeral de llamas brutas.
En todo ese Orbe en fin donde destierra
por Oro Europa gentes siempre astutas
a recibir (oh Abismo) inquieto sales
la Codicia en mil puertas infernales.




312


Allá por Sendas lóbregas derrama
tanto río de incendio, audaz su vuelo;
y esotro asombro ya menor inflama
de la Atlántide un tiempo (hoy golfo) el suelo.
Su espacio, reventando, mucha llama
perdió: Así con las Tierras juega el Cielo,
y así muda del Mundo en partes cuatro
con la altísima Escena el gran teatro.




313


Esotra Rama que en comercio blando
llena aquella Canal de tierra obscura,
a encender va en Italia respirando,
de los Campos Flegreos la llanura,
es nube de sí mismo (borbollando,
en globos elevado a suma altura)
allí un gran lago; y por el aire adentro
quemándose la espuma huye del gran centro.




314


Al Etna y al Vesubio se difunden
deste conducto altísimos ardores,
y a las Islas Hefestias porque inunden
el Tirreno de obscuros resplandores.
Esotras de menor caudal se infunden
a España y Francia, donde a sus verdores
es tibia el Agua (en baños mil vertida)
reciente sangre de la Tierra herida.




315


Mira correr ardientes Oceanos
con que Volcanes tantos (Persia) alumbres
esotro fuego sale en los Bactrianos
del gran Cofinto a enfurecer las cumbres.
En Media esotro enciende los tiranos
siete horrorosos montes cuyas lumbres
con furioso matiz de otro elemento
listan de llamas rápidas el viento.




316


Al Clima del Mogor, a las regiones
de Indostán, de Tíbet, y de Cambaya
van esotras de fuego inundaciones
por Canal tanta que estas nieblas raya.
Las otras frente el China en sus mansiones;
el China astuto, y que en la lid desmaya,
donde en vano a su enojo arde dispendios
la subterránea Cólera de incendios.




317


Esotro inquieto Azufre Averno moble
pasa la China, y al Japón se encumbra;
donde la Isla de sierras nave inmoble,
alto Escollo, Fanal rústico alumbra.
Monstruoso Crece, y el ardor más noble
de las Celestes lámparas deslumbra;
por el Estrecho de Anián huyendo
corre hacia el Polo el Mar su espanto horrendo.




318


Las Islas siete Hermanas lleno de humo
vierten (junto al Japón) ardiente alarde;
donde que esotra rama va presumo
a hacer que absorto el día se acobarde.
Todas las Islas luego de aquel sumo
Archipiélago ampollas son con que arde
entre incendios que el Centro no refrena
y la alta Zona tórrida la arena.




319


Esotro Fuego exhalase inhumano
en las gargantas bárbaras del Thola;
ese en Sumatra al Monte Balalvano,
en Ternate ese abismos enarbola,
llegan aquellos con furor tirano
a Abasia, a Guinea; a Congo, a Angola;
y este al Volcán de Java que urna fiera
a diez mil hombres fue su horrible hoguera.




320


El Norte, que en sus gentes se ve imprima
guerrero esfuerzo y ardimiento selle,
no fue bien que de incendios se redima,
como espacio en quien Marte más descuelle.
Son mil Etnas banderas a ese Clima
donde aún el Mar (templados al gran fuelle
de su patrio Aquilón embravecido)
viste arneses de hielo empedernido.




321


A Islandia el Hecta, hablando terremotos
lengua es de incendios, y boca de pizarra;
en la aterida Lapia exhalan rotos
sus montes el ardor que los desgarra.
Viendo abrasar al Céfiro los cotos
[del grande eje a pesar que los amarra]
huir quieren la hoguera furibunda
el séptimo Trión, la Osa segunda.




322


Por debajo de tierra mil canales
vencen de la Región el patrio hielo,
templando direcciones inmortales
del Cielo, el frío que la cuarta el Cielo.
Groenlandia con escamas de fanales
vierte otra hoguera, que en sulfúreo vuelo
Sierpe ardiente a sus Árticas mansiones
carámbanos mordió, sorbió Aquilones.




323


Todo es llamas en fin, la tez del suelo;
si todo anocheciera, en sus desmanes
viera el globo terraqueo (como el Cielo)
todo esmaltarse a estrellas de Volcanes.
Hasta hoy ningún estudio rompió el velo
a este prodigio; sólo tus afanes
con favor tanto que sus Lauros crece
Naturaleza pródiga agradece.




324


Mas ya que tanto enigma portentoso
te enseñé en el grande Orbe de la Tierra,
de sus Mixtos verás lo más glorioso
en gran portento que el gran bulto cierra.
De la Nación Hispana a quien brioso
te uniste, una futura gloria encierra;
grabola en un Diamante aquí el fecundo
inquieto Acaso del vigor profundo.




325


Dijo: y al punto ya desvanecido
el lago ardiente que el Abismo engasta,
en un campo se hallaron difundido
que pareció la tez del Mundo vasta.
Todas las gentes en concurso unido
el suelo esconden que al tropel no basta;
de un diamante allí un tronco, oh ardor, produces;
y está el Mundo la sombra de sus Luces.




326


Raíz de inaccesible ardor sagrado
las hojas de esplendor derrama al día;
Pártese en dos el Árbol, y enroscado
una Voluta cada parte hacía.
Continuándose luego crece aunado
al Cielo; allá en pirámide se unía;
era el Mundo un Vergel con dulce modo,
y una alta flor de Lis el Aire todo.




327


Más portento era el fruto, pues llevaba
Héroes su copa Cese el árbol culto
Borámetiz que así Tartaria alaba
porque es su pomo de un cordero el bulto.
Y cese la Aglaofitide que lava
con lumbres, de la Noche el ceño inculto;
es guijas aquí ardientes y floridas
la misma luz de mil Heroicas Vidas.




328


Como los Sabios ya que Ignacio alista
observaron en Roma al Sol fanales,
llevando al Cielo en un cañón la Vista
a quien méritos fueron dos cristales;
y absortos en la altísima conquista
de lucientes provincias inmortales,
pocos hallaron que dejaban rojos
a gritos de Esplendor sordos los Ojos;




329


Así Colón de tanta guija pura
absorto adora el vegetar luciente;
los Héroes lo deslumbran donde apura
más la alta Rama lo resplandeciente.
Admira como exista en la espesura
tanto entallado bulto floreciente;
y lo elevado que, oh gran tronco, subes
nube al Campo, y tu campo a hacer las Nubes.




330


Esta es (dijo la Ninfa) la Ascendencia
Cristianísima y de Austria de un Origen
en Suecia y Franconia alta influencia
Vertió sus glorias que dos mundos rigen.
Esa Rama fue a Francia; a la eminencia
de España esotra; luego se dirigen
a unirse en un augusto, con Real vuelo,
grande Monarca, más allá del Cielo.




331


En los unos las Lises, esplendores
florecen a hojas que venera el día.
Las Lises que sus Héroes triunfadores,
de Cristo a la Urna en pompa dieron pía.
El Tusón en los otros crece ardores;
y de mucha Piedad, mucha Osadía,
el pecho augusto en imperial decoro
pendiente adorna una Inocencia de Oro.




332


Mira esta Hoguera o Fuego empedernido
que en llama se dilata allí sangrienta;
la Espada es del gran Carlos Atrevido
que aun arrancarse a arder única intenta.
De Rodulfo allá en ramo esclarecido
grabada la Encendida Fe se alienta:
revientan al copiarla sin desmayos
las venas todas del Diamante rayos.




333


Aquel glorioso rápido Cometa
a quien ángulo el Orbe fue sucinto
(¡oh cuánto el Hado tu esplendor respeta!)
fue de los Carlos el mayor y el Quinto.
La otra guija que Estrellas late inquieta
la Religión y Esfuerzo es indistinto
de los FILIPOS porque el Sol los nombre:
¡oh Sagrado! ¡oh inmortal! ¡oh Augusto Nombre!




334


El conquistar nos suena más parente
al sentido con más de aparatoso
mas quien conserva Real es dignamente.
En cansancio mayor más victorioso,
como en tanta inmortal faja luciente
se oculta el mayor Ser más majestuoso,
destos Monarcas grande así el cuidado
ascenderá a Divina en lo ignorado.




335


Vuelve los ojos luego a esotra parte
mira el gran Farramundo; y cuanto llena
después Rey grande el solio, en quien reparte
el Cielo gloria aun la Invidia enfrena.
Aquel, Carlos es Magno, excelso Marte
que la silla Imperial vinculó al Sena:
hizo para que, oh Francia, el Orbe pises
plumajes de las Águilas las Lises.




336


No podremos sumar gloriosos cuantos
graba esta rama en luminoso afeite.
Ese es el Santo LUIS que Rayos tantos
se vistió contra el vano infiel deleite.
Clodoveo es esotro: Angeles santos
santo Olio le trujeron; fue el Aceite
líquida llama, y de la ampolla al vuelo
aire fue congelado en vidrio el Cielo.




337


Mira el gran cuarto Enrico, como el bronco
Olvido oprime de las sombras parto;
revienta de la Fama el Clarín ronco
a Luz tanta en quien pasmos hoy reparto.
Mas mira cómo excede a todo el Tronco
las glorias el gran LUIS DÉCIMOCUARTO:
la mano allá se dan con alegría
las ramas donde LUIS le da a MARÍA.




338


¡O Lumbre de alta Religión, gallarda!
¡Oh Oráculo de Estado! ¡oh Marte! Cuando
con tu Aspecto se alegra o se acobarda
rendido el Orbe a quien estás mandando.
¡Oh París! ¡Oh cuál dicha en él te aguarda!
París, que cuanto Príncipe adorando
el Cuidado mayor del Cielo encierras,
en el mayor Monarca de las Tierras.




339


Vuelva vuelva ya al Norte obscurecido
más que por sus distancias, por sus gentes,
la Herética ponzoña; que ha nacido
nuevo Alcides a hollar nuevas Serpientes.
Aprended ya, oh Rebaño enfurecido,
a no hacer guerra al Cielo inobedientes;
mirad como de LUIS ya os dice el Celo:
Sólo la Adoración triunfa del Cielo.




340


Que este será por toda edad arguyo
Numen del Solio en cuanto, oh Tiempo, abarcas;
Rey de Reyes el ceño hollará tuyo,
y Ejemplo de lo Real lo harán las Parcas.
La imitación de cualquier hecho suyo
instruir podrá un Mundo de Monarcas;
muchas podrá formar (¡tanto descuella!)
Frentes augustas de su pies una Huella.




341


El Cielo a Semidiós tanto obsequioso
le concedió que diese en afán santo
triunfos a Francia, miedo al Mundo ansioso,
Al Hado leyes, y a la Invidia espanto.
Mas el premio mayor que halló estudioso
fue viva y portentosa a Numen tanto
labrarle Estatua; El Nieto esta es, que viene
Zócalo a hacer las cumbres de Pirene.




342


Míralo allá del Alva de Baviera
como en Versalles Parto esclarecido
balbuciendo esplendores, lo venera
el Orbe, al balbucir, estremecido.
¡Oh a restaurar la Magnitud Ibera
gran Rayo de las Lises producido!
¡oh Esperanza! ¡oh ya fiel Lazo fecundo!
¡Oh Amor! ¡Oh Imperio! Oh dulce Unión del Mundo.




343


Mira cuanta al primer bostezo augusto
Majestad ya respira y Ardimiento.
Van las Gracias y estambre uniendo justo,
lo fajan en porción del Firmamento.
Las Virtudes lo arrullan y en robusto
vínculo ya se infunden por su aliento;
sola al ver cuánto peso en la alta Llama
le nace, congojada está la Fama.




344


Crece al cuidado del Gran LUIS; Crecía
con él la Ciencia y Ardimiento unidos,
de años doce a la Caza su Osadía
y a los Notos del Betis dio encendidos.
Tres años a los nueve solo unía
su Edad; por misteriosos y floridos
medían a sus Años no confusas
el número las Gracias y las Musas.




345


Mira Teatro haciendo de contentos
su vista el Prado en almas mil suaves
las Fuentes travesean, ondear los Vientos,
Cantar las Flores, y reír las Aves.
Silva el Mirto, el Laurel florece acentos;
verdad se admiran las ficciones graves
de Atenas; y debiendo un ser felice
todo al Joven, parece a Cintia dice:




346


Desciende al valle, o tú que al primer Cielo
donde tu escarcha ardiente se desata
ruedas varia Deidad con vario anhelo
Campos de Vidrio en Óvalo de Plata,
los blancos Ciervos que al veloz desvelo
de tu carro el imperio nocturno ata
nieguen la frente al yugo; fugitivo
de arboledas de hueso Césped vivo.




248


El más Augusto, el más Gallardo, el Fuerte
Mayor Joven la selva dora amable;
esclareciolo en lo Real la Suerte,
divinizolo el Cielo en lo Admirable.
Ven; y en el dulce resplandor que vierte
este del polo Esmero inimitable
serás más Diosa al fabricar tu empeño
mayor olvido del Desden el Sueño.




249


Ya el frondoso apacible firmamento
da del desprecio al lóbrego retiro
del Júpiter alado el bello intento,
y de la flor de Apolo el fiel suspiro;
que el Dios a quien es greña el lucimiento,
y el que bruto su Europa usurpó a Tito,
niegan memoria a las antiguas redes
sienta Jacinto; o llore Ganimedes.




250


Más gala el gran FILIPO a la espesura
en milagros conduce verdaderos.
¡Oh! y en cuantas Napeas llama impura
prenderán sus semblantes lisonjeros.
Celos dará a los Faunos su luz pura
si a las Ninfas ardor; no ya los fieros
brutos, mas morirá por su cuidado
vivo y Divino a su Beldad el prado.




251


Un rayo de Metal la Heroica mano
contra la testa vibra y contra el ala,
sin que haya irracional que al Soberano
furor no beba hidrópico la bala.
Cerdoso otra vez Marte intenta en vano
huir Vesubios que el Cañón exhala;
¿qué harán las Huestes cuando Augusto estorbe
tanto estallido la atención del Orbe?




252


Contra aquel Monstruo, volador nefando
que exhala de humos tristes copia larga,
mira allá cual se aplica, procurando
que del grave metal lo hunda la carga.
El Diestro pies retira, adelantando
el Otro; perfilando el cuerpo alarga;
y antes del Alquitrán (el Cañón junta)
dispara media Vista cuando apunta.




253


Muerde el Rastrillo el Can, rotos con ruido
dientes de Acero y Pedernal violento;
Al cóncavo metal entra impelido
en negra masa el rápido elemento;
De la Pólvora en hórrido estallido
sin noticia de Jove truena el Viento;
Vomita el hierro entre su ardiente asomo
despedazadas ráfagas de plomo.




254


Cayó el Olvido que era el ave inmunda
entre humos Infernales voladora;
mira la Invidia, y la Ira furibunda
muertas luego a otra bala triunfadora.
La Impiedad, la Avaricia, de que abunda
la Tierra, es la que al tiro cedió ahora:
Estos los Ocios dignos son en que ande
Nieto del Grande LUIS, FILIPO el Grande.




255


¡Oh Joven! ¡oh! elevándote Flegetonte
muerda tus frenos de Oro esclarecido
si hay fieras en la Luna, su Horizonte
las vierta de tu plomo al Sacro ruido.
Mas a mayor espacio es bien remonte
sus progresos tu acción; pues si aplaudido,
el Mundo ya excedió tu ardor profundo,
no en Planeta menor que el Mundo.




256


De aves y fieras con que felizmente
puebla el Zafir la docta Astronomía
a tus Ocios fabrique reverente
la Venatoria el Cielo, y Cetrería.
Que si a lo más que Humano es Reino ardiente
la azul Morada del eterno Día,
hurto existe de emporio Soberano
el venerado Impulso de tu mano.




258


Así ya de su edad daba divino
principio al cuarto Lustro honrando a Francia,
cuando el Cetro Español su peregrino
gran brazo implora con rendida instancia.
Mil Reinos es el don que allá el Destino
a llevarle corrió de alta distancia;
cayó en Versalles (tanto peso aúna)
a sus pies fatigada la Fortuna.




259


Premio es de sí y riquísimos Laureles
la Virtud solo en sí siempre gloriosa;
en sagrados lucientes Capiteles
triunfa con sus riquezas animosa.
Desprecia premios de la Tierra infieles,
y es de la Suerte independencia hermosa;
que nunca aumentan en la etérea Corte
los cultos del Imán la Luz del Norte.




260


Mas ¿cómo el primer Mérito dejara
de ir (aunque él repugnase) el don primero?
A no obrarlo la Sangre, arrebatara
los ojos, tanta Luz, y el pasmo Ibero.
Por ambas causas ya la Hesperia clara
busca su auxilio contra el llanto fiero:
tiernos París dos Mundos vio en sus lares:
en su Orilla vio el Sena entrambos mares.




261


Arde en fiestas París; nuevos enciende
rayos su Cielo, o ya fuese alegría
o el ver que en galas exceder pretende
sus orbes la Francesa bizarría.
Mas en cuanto al trofeo el Reino atiende,
a la felicidad sólo atendía
de España y Francia el grande LUIS Discreto;
Mira como al partir dice al gran Nieto:




262


Si de otra Monarquía la Real suerte
[amado Joven] te llamara al Trono,
bastara a la mayor a la más fuerte
de tu gran Cuna el sublimado abono.
A lo más que en lo humano el Orbe advierte
te invío; a lo supremo te eslabono:
Por ti los Españoles, que elevados
todo lo mandan, han de ser mandados.




263


No acá triunfaron sólo en la suprema
felice Europa, donde venerado
tiñó el Tajo en sus ondas su diadema
de los Pactolos y Hermos Invidiado.
En no pensados Mundos y Onda extrema
para elevar su Imperio inimitado
truncan sin que otro impulso los emule
el Calpe inscripto y la cantada Tule.




264


Admirarás una Nación que alienta
más en el riesgo; a quien la Guerra es calma;
generosa Nación, siempre avarienta
Del Triunfo, siempre pródiga del Alma.
Aún su Plebe alto espíritu alimenta;
y aún entre sí los hace por la palma
discordes la Honra; en cada no sucinto
Vasallo, un Reino encontrarás distinto.




265


Si en el Mundo mayor sólo es Belleza
ser más luciente que él, quien lo ilumina,
en cuya fe al Favonio más pureza
lo viste cuando el Sol más lo domina;
Y si el Mundo menor más fortaleza
en sólo el corazón que en todo afina,
¿cuánto arder debe el Sol de Euro tan culto?
¿cuánto el Pecho imperial de tanto bulto?




266


Todo por ti lo manda; que al benigno
del gran Diadema círculo oportuno
(si es siempre el punto indivisible) indigno
fuera el punto central partirle alguno.
Es más que el Rey del Solio alguno digno;
mas de Dios más llevado allí ninguno:
Vasallo, Reino, oh Rey, no hay; todo yace
cuando el Rey Reino de del vasallo se hace.




267


Augusto Imán Cadena harás pendiente
los Ministros de ti siempre advertidos.
Tu Virtud sus Aceros una ardiente
cada uno al otro, y todos a ti asidos.
Al más conformo más vigor lo aliente;
todos estén con orden sostenidos,
y teman siempre el sacro Imán severo:
mire el Acero sobre sí el acero.




268


De los Nobles (columnas del que impera)
la Educación y Genios investiga;
las Letras este, aquel la lid Guerrera,
uno el Culto, el Gobierno otro consiga.
La Náutica experiencia alguno inquiera,
otro adornado Tribunales, siga
leyes que, oh cauteloso Error, desarmas:
Prémielo todo el Rey, y ame las Armas.




269


¡Oh Ardimiento a que en vano el Arte aspira?
tú eres sólo el que mides la distancia
que hay del cayado al Cetro; tú la ira
oprimes de la Suerte y su inconstancia.
Es el Monarca un muro en quien respira
defendida la Pública Constancia;
y inexpugnable siempre ha de creerse:
Que es arruinarse, todo estremecerse.




270


La alta Reputación, del Majestuoso
Solio sólo afianzó las Magnitudes;
y es la Reputación premio dichoso
sólo a la Realidad de las Virtudes.
Continua operación, afán glorioso
te hará Reinar, y atentas inquietudes:
lleva el Insulto en otros Ocio inculto,
mas Ocio en el Monarca ya es Insulto.




271


Las Virtudes en ti logren su esfera,
la Prudencia el obrarlas de al Acierto;
¡Qué difícil la suerte del que impera!
Aun puede su Virtud ser desacierto.
Deja al Malo peor, al Bueno altera
la Piedad cuando se obra sin concierto;
El premio en él no digno hace maligno
el premiado insolente, ajeno el digno.




272


Jamás caudal como el que el Arte induce
dará Naturaleza a tierra alguna,
pues mil formas aquella le introduce
a cuanto estotra viste de sólo una.
Naturaleza allá en España luce;
Mas la Industria aún su Plebe huye importuna;
no hay a quien el paterno oficio cuadre;
desdeña el hijo no ser más que el Padre.




273


Su ardiente Orgullo y no vulgar decoro
apura cuantos al herir bizarra
por chispas vio su Espada montes de Oro,
relámpagos en nubes de pizarra.
A cada antojo vano da un Tesoro
el que hundido en sus Indias que desgarra
(quitándole el metal que rubio afina)
pálido, aun el color de hurra a la mina.




274


¡Oh! ¡si en Erario rebalsar Ibero
ese Oro hicieses que del Golfo pende!
Es este el instrumento no postrero
en los que el Arte de Reinar comprehende.
Da temple el Oro y silos al acero;
y más que el alquitrán activo enciende
el esplendor del Oro los fanales
de las horrendas Máquinas murales.




275


¿Qué leños Aragón de su erizada
cumbre en Pirene no ofrece graves
para Buques? ¿qué hierro la elevada
Vizcaya? ¿y Betis brutos que son aves?
Es precisa más de una grande Armada
en tan partido Imperio; Que en las Naves
se deslizan a unirse indiferentes
por el vidrio del Mar los Continentes.




276


La sangre de los Pueblos, los tributos
no injusto desperdicies vanamente;
ni al cobrarlos por manos mil sin frutos
pródigo de hombres, desperdicies gente.
Sus Ministros la Hacienda monstruos brutos
cuando no hay proporción verás que aliente;
hundese el Robo en tantos; Con torpezas
se introducen a manos las Cabezas.




277


Si en la Hacienda Ministros te escaseo
¿qué haré de los Honores en el polo?
No este Erario envilezcas en quien veo
precio mayor que en el metal de Apolo.
Regule en todo al fin Pena o Trofeo
Mérito y Culpa pues serás Rey, sólo
si haces Reinar el esplendor amigo
de la Justicia y Religión contigo.




278


Dejó de hablar el Semidiós Augusto;
y acompañando el Sol que, oh España, gozas
se explaya errarte Francia en tropel justo;
riscos son de Oro al campo las Carrozas.
Son Centellas las galas: humo adusto
el polvo que, oh París, vaga destrozas;
reventando es tu emporio sin comallos.
Volcán de Coches, Gentes, y Caballos.




279


¡Oh Espectáculo inmenso! El Grande Abuelo
el Gran Padre que al Asia es ya desmayo
acompaña a Filipo; y con fiel celo
la Luz de Berri, y de Borgoña el Rayo.
Calle ya si Cibele el Gentil Cielo
fecunda en mucho Dios que aún no es ensayo
deste Acto; el Orbe ofusca, el Orco espanta
la unida ardiente Niebla de Luz tanta.




280


Albricias Noble España, España Augusta
donde el Cielo Esplendor sumo contiene;
por quien la Helada Zona ya y la Adusta
de la Tiara a las tres Zonas viene;
Tú, que en Tierras y Piélagos robusta,
ha tanto, sin que el riesgo se refrene,
timbres estás juntando triunfadora
para ser digna de Rey tanto ahora;




281


Albricias; que emulando allá las bellas
Provincias del Excelso Azul profundo
te inundará de glorias, lleno dellas,
Grande de acierto; Príncipe fecundo.
Rodarán obsequiosas las Estrellas
a su Aspecto; estará rendido el Mundo:
obedecer verás en su desvelo
Leyes la Tierra, Méritos el Cielo.




282


No silbará furiosa en los Triones
la Serpiente; no hará brumas la Osa;
No incendios el León; ni ya impresiones
nocivas será el Cancro en Luz rabiosa.
Blandas verterá Acuario Inundaciones;
constante el Aries Primavera Hermosa
no Escorpiones podrán, ni adultos Canes,
granizar Peñas, ni ladrar Volcanes.




283


El Engaño, las Iras; y extendida
toda: la infausta Plebe de los Males;
mugirá con las Furias reprimida
allá en los Calabozos infernales;
Reinará por las Tierras difundida
la suspirada Unión de los Mortales;
La Paz y la Justicia harán conforme
como ellas, uno el Quicio al Dios biforme.




284


Rizará Vientecillo lisonjero
las espumas que el Noto horrendas hace;
no admitirán sus olas ladrón fiero
al Africano infiel, o inculto Trace.
No vil Necesidad y afán severo
harán que inquiera cuanto en la agua nace,
con pausa astuta, y Osadía incauta,
sufriendo el Pescador, errando el Nauta.




285


Todo todas las Tierras a las leyes
darán del alto influjo, sin ultraje;
de las Virtudes a las sacras greyes
será ña Tierra Celestial boscaje.
Un Rey sólo serán todos los Reyes;
los Reinos todos sólo un Vasallaje;
y todos dirán siempre en clamor justo
Viva Viva Inmortal FILIPO Augusto.


 
 
Fin del Libro séptimo