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31

La cantilena quejumbrosa zumba machaconamente en el último episodio nacional: «las dos ramas que habían desgarrado el cuerpo de la pobre España» (VII), dice el narrador; «En este desdichado país...», «Todavía, ¡pobre España!, todavía tienes sarna que rascar para largo tiempo», «¡Oh desmedrada España!», se lamenta sucesivamente en el capítulo X Segismundo García Fajardo; «para que la pobre España viva mansamente hasta que lleguen días más propicios» (XIV), afirma el propio Cánovas; «en este pobre Estado español» (XX), insiste Tito; «¡Pobre España: buena nube de langosta te ha caído!» (XXIII), exclama una de las efémeras en referencia a la invasión monástica; «principio de un período histórico desastroso para nuestra pobre España» (XXIV), apostilla un deprimido Tito.

 

32

Op. cit., p. 155.

 

33

«[...] la buena de Mariucha no se mete, que yo sepa, por estos callejones o trochas del pesimismo, a los cuales hay que buscar salida con el pico o con el hacha» (apud E. Inman Fox, «En torno a Mariucha: Galdós en 1903», Cuadernos Hispanoamericanos, 250-252 [1970-71], p. 613).

 

34

Prosa crítica, loc. cit., pp. 873-874.

 

35

Op. cit., p. 219.

 

36

Apud V. Fuentes, op. cit., pp. 83 y 94, respectivamente.

 

37

Apud ibid., pp. 88, 90 y 94, respectivamente.

 

38

Prosa crítica, loc. cit., p. 887.

 

39

Ibid., p. 108.

 

40

Apud V. Fuentes, op. cit., p. 98.