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El primer tomo de las obras completas de Clarín descubre al periodista comprometido y rebelde


Miguel Mora





Ivan Lissorgues y Jean-François Botrel preparan cinco volúmenes más de artículos de prensa

La editorial Nobel tiene ya en las librerías el primer tomo de los 12 que van a formar (tras los pasados intentos frustrados de Ayalga, Aguilar y Alfaguara) las largamente esperadas obras completas de Leopoldo Alas, Clarín (Zamora, 1852-Oviedo, 1901). La edición arranca por el volumen V, que sale antes que los demás por dar un carácter de novedad -agrupa los olvidados y jugosos escritos periodísticos publicados por el joven y rebelde Clarín entre 1875 y 1878- a lo que es de por sí un acontecimiento literario.

La edición corre a cargo de los entregados clarinistas franceses Jean-François Botrel e Yvan Lissorgues, y reúne crónicas parlamentarias, literarias y teatrales, textos satíricos, anticlericales y republicanos, descarnados cuadros de costumbres, invectivas contra Cánovas y otros políticos y caciques de la Restauración, versos, cuentos y romances. Según afirman los dos especialistas, que presentaron ayer el libro en Madrid, estos primeros 500 artículos (1.200 páginas) enseñan los años de aprendizaje del autor de La Regenta, la génesis de un periodista que escribe «a contracorriente» y la mirada siempre crítica de «un krausista comprometido con la democracia, la cultura y la modernidad».

Con su pluma afilada, su humor penetrante y su exagerado gusto por las paradojas, Clarín apenas salva en sus principios furibundos de periodista militante a los maestros de escuela («tan flacos como gordos los curas»). Y aunque defiende a Galdós, Valera, Giner de los Ríos, Echegaray o Menéndez Pelayo, casi siempre que escribe (sobre todo lo hizo en La Unión y El Solfeo, donde estrenó el 11 de abril de 1875 su célebre alias) lo hace para atacar: escribe contra el mal gusto y ha mediocridad, contra la miseria de la ciencia y la decadencia del teatro, contra los neocatólicos y los borbónicos, contra los libros de los poetastros canijos que no saben gramática («menos poetas y más industriales»), contra la Academia rancia y politizada que tampoco sabe de gramática y contra la censura rampante.

Redactor

Son los tiempos en que Clarín trabaja (y mucho) como periodista de amplio espectro, el periodo previo a su dedicación a la crítica literaria, de la que fue un maestro: redacta noticias de política, notas de varios, la revista de prensa, editoriales, crónicas del Ateneo, sueltos anónimos, artículos costumbristas como los de la serie Azotacalles de Madrid, cartas al director, columnas políticas... «Y lo hace en verso o en prosa, en serio o en broma», dicen Botrel y Lissorgues, que aseguran que ya ahí asoman temas y fórmulas que después utilizará en La Regenta.

Poco a poco, el joven catedrático de Economía Política (Zaragoza) y Derecho Romano (Oviedo) se iría especializando. Botrel: «Su compromiso básico fue elevar el nivel cultural de la nación, ser el mediador entre la cultura europea y la española. Fue un humanista dotado de muy estrictos principios éticos: un intransigente de la democracia, el progreso y la honradez intelectual. Pero también un altruista que se dio a los demás, a cambio, eso sí, de algunas pesetas, porque sabía, como Zola, que la profesionalización era la condición indispensable de la independencia intelectual». Lissorgues: «Asombra su entusiasmo, su curiosidad, el montón de ideas y pensamiento que pasa por sus artículos. Conoció, por ejemplo, la literatura japonesa y la sabiduría hindú, por no hablar de las novedades francesas, inglesas, alemanas, portuguesas o italianas, de las que daba cuenta con una prodigiosa capacidad de asimilación, llegando siempre al alma de las cosas».

Quizá por eso, siempre fue muy crítico con la prensa. «Sabía que a la gente no le gusta pensar, que prefería el noticierismo y el sensacionalismo incipiente, y que los medios de comunicación, para ser rentables, se iban a convertir en empresas mercantilistas».

Los restantes 11 tomos irán apareciendo, desde ahora, a un ritmo de uno cada mes o mes y medio. El tomo I es La Regenta (edición de Martínez Cachero). El II, Su único hijo (Joan Oleza). El III, la narrativa breve (Carolyn Richmond). El IV, la crítica literaria (Laureano Bonet). El resto de artículos de prensa ocupan los tomos del V al X. El XI será obra varia (Leonardo Romero). Y el XII, los índices de todo lo anterior.





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