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ArribaAbajoJornada II

 

Salen descubriendo a ESPÍNOLA en una tienda escribiendo, y LADRÓN a un lado16.

 
ESPÍNOLA
Alonso.
ALONSO
Señor.
ESPÍNOLA
Ninguno
llegue a hablarme, porque tengo
mil cosas que despachar
a España, cuando me veo
cercado de obligaciones 5
y de mil cuidados lleno.
ALONSO
Manda que no hagan rüido
en la ciudad; porque pienso
que no te deje escribir
el que tienen allá dentro. 10
ESPÍNOLA
¿Cómo?
ALONSO
Están haciendo señas
desde esos muros soberbios
con chinillas de a cincuenta
libras de plomo, lloviendo
sobre nosotros granizo 15
de pólvora, tan espeso
que estorba el humo a la vista
más que la ilumina el fuego.
ESPÍNOLA
Al rüido escribiré,
que si en Julio César leo 20
que en la guerra le tocaban
un harpa, a cuyos acentos
escribía sus vitorias,
yo que vitorias no tengo
escribiré mis cuidados, 25
incitados de los ecos
del bronce, si no más dulce,
más apacible instrumento.
 

(Disparan.)

 
ALONSO
¡No es nada! Todos los diablos
deben de andar allí dentro; 30
que tanto fuego no puede
salir sino del infierno.
ESPÍNOLA
Esta la Gaceta es
por donde advertirme quiero.
Dice así: «Milán. El duque 35
de Feria, gran caballero,
salió con veinte mil hombres».
Y no es el mundo pequeño
trofeo de su valor.
 

(Disparan.)

 
ALONSO
¡Oh, cuál silban por el viento 40
los pajaritos de plomo!
ESPÍNOLA
«Nápoles. El de Alba ha puesto
toda su gente en campaña».
¡Que nunca guerras se vieron
sin señor deste apellido 45
ni soldado de Toledo!
 

(Disparan.)

 
ALONSO
Tira, que un doblón te cuesta
cada tiro. Este consuelo
no me le podrás quitar.
Juro a Cristo que me huelgo. 50
ESPÍNOLA
«El Brasil. Las dos armadas
desde Lisboa salieron
—257→
con la más lucida gente
que se ha visto». ¡Quiera el cielo
tengan el fin que desean! 55
«Génova (con temor leo)
oprimida está del duque
de Saboya, porque ha puesto
su campo a dos leguas della,
y aun llegado su esfüerzo...» 60
Yo sé bien que no llegara,
si yo estuviera. Mas vuelvo
a mirar dónde llegó.
«A la montaña que ha puesto
naturaleza por guarda 65
de sus edificios, siendo
rústico muro que sirve
de coluna al firmamento».
Perdone el valor, la envidia
perdone, si me enternezco 70
con tal nueva, que tal vez
es valor el sentimiento;
y mi patria me perdone,
si visto bruñido acero
y no es en defensa suya; 75
que aunque tuviera por cierto
que había, caso imposible,
de ser humilde trofeo
de las vencedoras armas,
que tantas veces pudieron 80
serlo de España, piedad
de su generoso pecho.
Y aunque supiera también
que bastara a defenderlo
mi persona, no dejara 85
la empresa que en Flandes tengo,
por mi patria, por mi honor,
ni por mi vida. No puedo
al Rey servirle con más,
ni agradecerle con menos. 90
Génova tiene su amparo,
pues, ¿qué temor, qué recelo
puede ocuparla, si solo
el nombre de España ha puesto
terror al mundo, tocando 95
con sus manos sus extremos?
Díganlo Italia, el Brasil,
y Flandes, que a un mismo tiempo
embarazados con guerras,
su poder están diciendo. 100
¿Qué mucho, pues, que un monarca,
que a un tiempo tiene docientos
mil hombres en la campaña,
peleando y defendiendo
la fe, pida a sus vasallos 105
ayuden al justo celo,
sirvan a la acción piadosa
de tan religioso efeto?
El alma y la vida es poco,
que la hacienda de derecho 110
natural es suya; aunque
a su dilatado imperio
sirva de testigo el sol,
sin que le falte un momento.
 

(Sale un INGENIERO.)

 
INGENIERO
¿Qué hace su Excelencia?
ALONSO
Agora
115
su Excelencia está escribiendo.
No puede hablarse.
INGENIERO
Mandome
que ahora viniese.
ESPÍNOLA
¿Qué es eso?
ALONSO
El ingeniero está aquí.
ESPÍNOLA
Ve tú, llámame al momento 120
a don Gonzalo Fernández
de Córdoba, porque tengo
que aconsejarme con él.
Vaya diciendo, maestro,
¿en qué estado están las barcas? 125
INGENIERO
Señor, doce barcas tengo...
  —257v→  
ESPÍNOLA
Bien le oigo, pero escribo,
porque no perdamos tiempo.
INGENIERO
Sobre el río fabricadas,
que llaman barcas de fuego. 130
ESPÍNOLA
Ya sé del modo que son.
Tiene cada una dentro
gran turba, que así se llama,
de piedras, árboles gruesos,
peñascos, piezas quebradas, 135
tierra, vigas, plomo y hierro.
Estas tienen solo un hombre
cada una; y él, en viendo
que se acerca el enemigo,
no hace más que pegar fuego, 140
y arrojarse al agua; ella
empieza a encenderse luego,
arrojando de sí cuanto
encierra su vientre y siendo
un Etna de fuego horrible. 145
INGENIERO
Estas tienen solo un riesgo.
ESPÍNOLA
Es, ¿que no vengan a nado
los enemigos? Ya siento
la ocasión, las mismas armas
nuestras les sirvan a ellos. 150
INGENIERO
Sí, pero un remedio tiene.
ESPÍNOLA
Eso se remedia haciendo
una estacada en el río
de muchos árboles, puestos
en puntas unos con otros, 155
llenos de puntas de acero,
para que topando en ellas
ovas o hombres, al momento
se hagan dos mil pedazos.
¿No quiere decirme esto? 160
 

(Salen DON GONZALO y LADRÓN.)

 
GONZALO
¿Qué me manda Vuexcelencia?
ESPÍNOLA
Vaya a trabajar, maestro,
yo iré por allá después.
Señor, un negocio quiero
tratar con Vuexcelencia, 165
para tomar su consejo.
La señora Infanta escribe
que ha sabido por muy cierto
que el príncipe de Polonia
viene a Flandes, con intento 170
de ver el sitio famoso
que a Bredá tenemos puesto.
Vuexcelencia me diga,
¿qué entrada, recibimiento
y salva le hemos de hacer? 175
Advirtiendo que es afecto
a España, y que en Roma ha estado
de su parte, y después desto,
que es Príncipe soberano
y señor de dos imperios. 180
GONZALO
Pues lo que se debe hacer
es que el de Vergas, fingiendo
una batalla trabada,
saque en su recibimiento
toda la caballería 185
dos leguas de Bredá, luego
el conde de Salazar
tenga los arcabuceros
a una legua, y con la salva
real le reciban, haciendo 190
que al punto la artillería
responda en confusos ecos.
Junto a la tienda, señor,
de Vuexcelencia, al derecho
lado se levante otra, 195
donde al Príncipe esperemos
los maeses y capitanes,
los cabos y los sargentos,
con Vuexcelencia; después
en sus acciones veremos 200
lo que se debe advertir.
ESPÍNOLA
Paréceme buen acuerdo.
  —258→  
 

(Sale DON VICENTE.)

 
VICENTE
Otra vez han intentado
hacer con un terrapleno
los de la muralla un dique; 205
y debe de ser su intento,
que como las ondas bajan
retardando y deteniendo
su curso, venga a verter
sobre el ejército nuestro 210
todo el río y anegarnos.
GONZALO
Vuexcelencia para esto
puede hacerle nuevas madres
al río, para que al tiempo
que se vaya rebalsando, 215
tomando otro curso nuevo
no pueda ofendernos.
ALONSO
Yo
diera un arbitrio más bueno
para impedirlo.
ESPÍNOLA
Y, ¿cuál es?
ALONSO
Pusiera allí los tudescos, 220
y dijérales: «El dique
que veis se derribe luego
o moriremos ahogados».
Que yo aseguro que ellos,
por no beber agua, vayan 225
a derribarlo al momento.
 

(Sale BARLANZÓN con pierna de palo.)

 
BARLANZÓN
Señor, unas buenas nuevas
traigo.
ALONSO
Y aun no es caso nuevo
que, siendo buenas, caminen
con pies de palo.
ESPÍNOLA
Ya espero
230
a saber qué son.
BARLANZÓN
Enrique
de Nasau su gente ha puesto
a la vista nuestra y dice
que ha venido con intento
de meter en la ciudad 235
socorro. Agora veremos
si esto es guerra o si es estarnos
con las manos en el seno.
ESPÍNOLA
El conde de Salazar
salga a campaña al momento 240
con el escuadrón volante,
y estense los tercios quedos,
vengan por donde vinieren;
que no será buen acuerdo,
por acudir a una parte, 245
las otras desamparemos.
 

(Sale DON FADRIQUE BAZÁN.)

 
FADRIQUE
Por la tierra y por el agua
quieren meter el sustento
dentro de la fortaleza.
ESPÍNOLA
Pues, don Fadrique, ¿qué es eso? 250
FADRIQUE
Barcas vienen por el río
con gente y socorro.
ESPÍNOLA
Esto
me da más cuidado. Al punto
sobre aquel fuerte que ha hecho
Pablo Ballón, cuatro piezas 255
se pongan. ¡Pluguiera al cielo
tuviera yo la estacada
hecha, que yo sé cuán presto
se volvieran!
FADRIQUE
Pues, ¿qué aguardas
para que se haga?
ESPÍNOLA
Temo
260
que han quedado los soldados
sin fuerzas y sin aliento
de las fortificaciones
hechas en tan breve tiempo,
y no querrán trabajar. 265
VICENTE
Pues cuando no quieran ellos,
—258v→
¿aquí no estamos nosotros?
FADRIQUE
¿Qué esperamos, caballeros?
Nosotros hemos de ser
a esta facción los primeros. 270
GONZALO
Así a nuestra imitación
veréis como acuden luego
los soldados.
 

(Toman todos espuertas, azadones y hachas.)

 
FADRIQUE
Vengan hachas
y azadones, poblaremos17
ese caudaloso río 275
destos árboles, haciendo
las ondas senda inconstante
a los suspiros del viento.
VICENTE
Esta amena población
de los montes traslademos 280
a las olas, y parezcan
errantes bosques amenos.
GONZALO
Unos corten y otros lleven
los secos árboles.
 

(Disparen y cae la tienda.)

 
ALONSO
¡Cielos!,
desquiciados de los polos 285
se trastorna el firmamento.
ESPÍNOLA
Una bala es que se ha entrado,
derribando y deshaciendo
grande parte de mi tienda.
BARLANZÓN
¡Miren qué poco respeto! 290
¡Sin licencia se nos entran
a conversación!
ESPÍNOLA
A los cielos
doy gracias que vivo estoy.
ALONSO
Si no te hizo mal, lo mismo,
aunque haya dado a tus plantas, 295
fuera haber dado en Toledo.
ESPÍNOLA
¡A la estacada, soldados!
FADRIQUE
Ya los españoles18 puestos
están para trabajar.
VICENTE
Ya los rudos instrumentos 300
truecan las doradas armas.
ESPÍNOLA
¡Oh españoles19, oh portentos
de la milicia y asombro
del mismo Marte! Yo espero,
en vuestro valor fïado, 305
que he de unir los dos imperios,
siendo escudo de Filipo
el águila de dos cuellos.
 

(Vanse, y salen LAURA y FLORA.)

 
LAURA
Es la fama sol que dio
en una sutil vidriera; 310
pues aunque el sol quede fuera,
el resplandor penetró.
A mis oídos llegó,
guardándome a mí el decoro
que en estos casos ignoro, 315
el nombre de un caballero
que no le he visto y le quiero,
no le conozco y le adoro.
Mas para informarme dél,
si es mi pena venturosa, 320
baste que es, ¡oh Flora hermosa!,
español y Pimentel.
Aquel agrado y aquel
noble y discreto apellido,
¿qué pecho no le ha rendido?, 325
¿qué gusto no se ha inclinado?,
¿qué libertad se ha negado?,
¿qué afición se ha resistido?
FLORA
Parecidas, Laura, son
tu desventura y la mía. 330
Libre del amor vivía,
cuando su dulce pasión
hizo en el fuego impresión;
pues en abismo tan fiero
yo vi un cortés caballero, 335
que, aunque en el alma le imprimo,
no sé quién es y le estimo,
—259→
no le conozco y le quiero.
Y porque las dos estemos
satisfechas en los daños 340
de los confusos engaños
que igual las dos padecemos...
Mas ¿qué notables extremos
nos causan nuevos enojos?
 

(Sale ESTELA.)

 
ESTELA
Esos hermosos despojos, 345
esparcidos por el viento,
den suspiros a mi aliento,
den lágrimas a mis ojos.
FLORA
Estela, ¿qué es esto? ¿Así
haces extremos tan graves? 350
ESTELA
Tú que me consuelas, ¿sabes
la causa que tengo?
FLORA
Sí,
sí la sé, pues que perdí
la libertad que perdiste,
vi los rigores que viste, 355
y lloro tu mismo mal;
porque es a todos igual
una desdicha tan triste.
ESTELA
Según eso, ¿ya has sabido
el bando que han publicado 360
Morgan y Justino?
FLORA
Ha estado
suspenso y mudo el sentido,
en sus penas divertido.
Pero, ¿qué nueva impiedad
mandan?
ESTELA
Que de la ciudad
365
salgan, ¡qué torpes consejos!,
los mancebos y los viejos
que tuvieren en su edad
a menos de quince años
y a más de sesenta.
FLORA
¡Ay Dios!
370
Que en ese bando los dos,
padre y hijo, que mis daños
con amorosos engaños
hacen dulces, comprehendidos
están.
ESTELA
Hoy verás perdidos
375
consuelos tan desdichados,
pues hoy saldrán desterrados,
de su patria aborrecidos.
Mas ¿para qué a decir llego
lo mismo, Flora, que ves? 380
FLORA
Si esta mi desdicha es,
ya en mis lágrimas me anego.
 

(Salen MORGAN tras el padre, JUSTINO tras el hijo.)

 
MORGAN
Salid de la villa luego.
ALBERTO
¡Ay de mí! ¿Podré sufrir
mi muerte?20
JUSTINO
Habéis de salir.
385
CARLOS
Señor, advierte...
JUSTINO
Ya está
advertido.21
FLORA
¿Quién podrá
tantos golpes resistir?
¿Posible es que sus tiranas
fuerzas no templen sus daños 390
a la piedad destos años
y al respeto destas canas?
Las fieras más inhumanas
tienen respeto y amor;
pues, ¿qué furia, qué rigor, 395
con injusto parecer,
hoy ha pretendido hacer
nuestra desdicha mayor?
¿Qué importa una y otra vida
tan triste, tan desdichada, 400
una, sin razón cortada;
otra, sin razón rompida?
Del céfiro la atrevida
—259v→
furia marchita el candor
del más vivo resplandor; 405
que no es trofeo bastante,
Justino, una flor infante,
Morgan, una helada flor.
JUSTINO
Madama, piadoso intento,
que no crüel, los destierra; 410
que inútiles en la guerra,
no han de comer el sustento
de aquellos cuyo ardimiento
hoy resistirse pretende
al poder que nos ofende; 415
porque un viejo nos lastima,
un niño nos desanima
y un soldado nos defiende.
Minando una peste va,
de que estamos todos llenos; 420
y siendo la gente menos,
menos su furia será,
el sustento durará
más ya; que esto se imagina
en la dieta medicina, 425
porque no llegue a tocar
la peste al cuerpo, a cortar
un brazo se determina.
Y en reparo natural,
cuando un golpe se endereza 430
a herirnos en la cabeza,
la mano acude leal
como parte principal.
Así resistir podremos
estos bárbaros extremos; 435
que es bien, pues tales estamos,
porque todos no muramos,
que la mitad nos matemos.
Y porque los expelidos
quejas no puedan tener, 440
tu hijo y padre han de ser
en el bando comprehendidos.
Pero a tus quejas movidos,
viendo que la pena airada
se mira en ti duplicada, 445
quiero en tan triste fortuna
seas comprehendida en una,
y en otra privilegiada.
Escoge, presentes tienes
los dos, y siendo hija y madre, 450
tienes hijo y tienes padre.
Determina a quién previenes
la vida, y si te detienes,
quizá no tendrás lugar.
Sola te quiero dejar, 455
en tanto que a arrojar voy
el puente, un hora te doy
para poderlo pensar.
 

(Vanse MORGAN y JUSTINO.)

 
FLORA
¿Adónde podré volver,
¡cielos!, en tantos enojos, 460
si a todas partes los ojos
tienen desdichas que ver?
¿A quién he de responder
cuando me llaman iguales
dos afectos principales, 465
dos impulsos diferentes,
dos aprehensiones vehementes,
dos acciones naturales?
No sé qué hacer, ¡ay de mí!
Mi vida o mi muerte ignoro. 470
Aquí me llama el decoro
de padre, el amor allí
de hijo, de aquel recibí
el ser, que he de conocer;
pero a aqueste le di el ser, 475
que he de aumentar generosa.
¿Qué elección es más piadosa,
obligar o agradecer?
CARLOS
¿Qué es lo que dudosa y triste
esperas para nombrarme? 480
—260→
Pues a mí puedes quitarme
la vida que tú me diste;
no aquel ser que recibiste
puedes en esta ocasión
negar, y es más noble acción 485
asistir con la piedad
antes que a la voluntad,
señora, a la obligación.
ALBERTO
Si a la obligación debemos
asistir siempre, ¿no ves 490
que, aumentar nuestro ser, es
la obligación que tenemos?
Todos con esta nacemos,
y así debes acudir
a tu hijo, y eligir 495
su vida, porque la mía
es sombra caduca y fría,
cuando él empieza a vivir.
CARLOS
Porque empiezo, debo ser
quien de Flora se despida; 500
pues teniendo menos vida
tengo menos que perder.
ALBERTO
De otra suerte has de entender
ese modo de decir,
de pensar y discurrir, 505
con que convencido estás;
pues quien ha vivido más
tendrá menos que vivir.
CARLOS
Un árbol marchito vi
del sol a las luces rojas, 510
y vi cortarle las hojas
porque viva el tronco así.
Rama de ese tronco fui,
muera yo y la planta viva.
ALBERTO
También veo al que cultiva 515
campos, si bien te aconseja
que el tierno pimpollo deja,
y el seco tronco derriba.
CARLOS
¿No ves, Alberto, ese río
que por opuesto lugar 520
del mar sale, y vuelve al mar
como a centro helado y frío?
Pues así este curso mío
a ti ha de volver. Tú fuiste
mar, que tus ondas me diste, 525
de ti he nacido; y así
es justo que vuelva a ti
a darte el ser que me diste.
ALBERTO
¿Y tú no ves el farol
que el mundo de rayos dora, 530
que entre la noche y la aurora
muere el sol y nace sol,
y siempre es un arrebol,
siempre es una llama ardiente?
Así una vida consiente 535
en dos una luz entera,
y es bien que en mi ocaso muera
para que nazca en tu oriente.
CARLOS
Yo soy joven, y tal vez
resistiré osado y fuerte. 540
ALBERTO
Yo no temeré la muerte,
pues ya he visto a la vejez.
CARLOS
Madre...
ALBERTO
Hija...
FLORA
¿Qué jüez
se vio en las dudas que lucho?
Mi dolor, mi llanto escucho, 545
pues en tanta confusión
el que tiene más razón
es el postrero que escucho.
Cuando un acero se entrega
a dos imanes, ¡ay Dios!, 550
porque su violencia a dos
le inclina, a ninguno llega;
por darse a los dos, se niega;
y en trance tan importuno
respondiera solo a uno; 555
mas si dos causas me inflaman
el pecho, porque me llaman
dos, no respondo a ninguno.
  —260v→  
 

(Sale MORGAN.)

 
MORGAN
Dime, Flora, si eligió
alguno tu voto.
LOS DOS
Sí.
560
MORGAN
¿Y a quién has nombrado?
JUNTOS
A mí.
MORGAN
¿Quién va desterrado?
JUNTOS
Yo.
FLORA
Escucha, Morgan, que a uno
hice de mi voto empleo;
que cuando nombrar deseo 565
el uno, y me determino,
al primero que me inclino,
es al postrero que veo.
Pero si atento al jüicio
de mi voz el mundo está, 570
en mis extremos verá
que doy de mi honor indicio.
Sea triste sacrificio
un hijo al piadoso altar
de un padre, porque al juzgar 575
en tan grande confusión,
será más noble elección
agradecer que obligar.
Carlos, Carlos, tú has de ser
de mis brazos desterrado, 580
tú, ciegamente entregado,
de la villa has de salir.
CARLOS
Yo voy contento a morir.
Dame, madre, mil abrazos
antes que tan breves lazos 585
pueda la muerte romper,
puesto que no me he de ver
otra vez en estos brazos.
MORGAN
Vamos, pues.
ALBERTO
A mi dolor
ninguna desdicha iguala; 590
¿qué sentencia fuera mala,
si trujo tanto rigor
la sentencia en mi favor?
¡Oh, mal haya la importuna
estrella, que sin ninguna 595
piedad me influyó al nacer
larga vida, para ser
objeto de la fortuna!
¡Plega a Dios que en sus historias,
Bredá, escriban mil naciones 600
con tus ruinas sus blasones,
con tu sangre sus vitorias!
Cubra el olvido tus glorias,
y si alabanzas deseas,
postrados tus muros veas; 605
corra sangriento el confín
tu misma sangre, y al fin
desierta campaña seas.
¡Esas azules banderas,
que aspas queman en las luces 610
del sol, con las rojas cruces
entapicen sus esferas!
¡A tus mismas ansias mueras,
siendo una venganza extraña
fin desta infelice hazaña! 615
Y porque todo lo tengas,
¡plega a los cielos que vengas,
Bredá, a ser del rey de España!
 

(Vanse.)

 
 

(Sale el PRÍNCIPE DE POLONIA y ESPÍNOLA, y todos los que pudieren acompañándolos, atabales y trompetas, y al cabo chirimías, cuando salgan el de Polonia y ESPÍNOLA.)

 
ESPÍNOLA
Venga tu Alteza, ¡oh Príncipe excelente!,
—261→
cuya vida felice, cuyo Estado 620
en quieta paz, en dulce unión se aumente
a lo voraz del tiempo reservado.
Venga tu Alteza venturosamente
en alas de su fama celebrado,
desde el dosel de su templada corte 625
a los helados piélagos del norte.
Aquí su fama vivían segura
las edades del pájaro fenicio,
que en llamas de su amor, en lumbre pura,
a su misma deidad es sacrificio 630
de aquel que se labró la sepultura
y cuna se labró, dándose indicio
de inmortal, viendo que es prodigio humano,
ascua y ceniza, pájaro y gusano.
Que yo, con verme a tus divinas plantas, 635
dueño me juzgaré de las estrellas,
sin prevenir la indignación de cuantas
tristes influyen, predominan bellas;
que si a tan alta esfera me levantas,
¿qué oposición podrán hacerme aquellas 640
sustitutas del sol, que en su porfía
son mariposas de la luz del día?
PRÍNCIPE
Vivas, ¡oh Ambrosio!, cuyo brazo fuerte
es repetido Marte en la campaña,
dando al mundo terror, miedo a la muerte, 645
a Génova opinión y honor a España,
vivas la edad del sol, en quien se advierte
un fénix celestial, que en rayos baña
las plumas, con que nueva vida adquiere,
pues nace en vós cuando en otros müere. 650
Que yo, después de haberte conocido,
ni glorias más ni más honor deseo;
que en tu presencia solo he conocido
más triunfos que imperios mil poseo.
¡Felice patria aquella que ha tenido 655
siempre tan celebrado su trofeo!
¡Felice por sus hijos su decoro!
ALONSO

 [Aparte.] 

Y más felice por su plata y oro.
PRÍNCIPE
¿Quién es aquel prudente, aquel famoso
—261v→
a quien la fama superior confiesa 660
a Trajano valiente y vitorioso,
en cuyos hombros dignamente pesa
el imperio español, el valeroso
don Gonzalo de Córdoba?
GONZALO
El que besa
tus plantas, al favor agradecido, 665
soberbio ya de haberle merecido.
PRÍNCIPE
¡Vive Dios, don Gonzalo, si tuviera
un vasallo mi imperio, que segundo
a vuestro invicto abuelo conociera,
como en vós reconoce, con profundo 670
valor y ánimo heroico, no estuviera
reservada a mi imperio en todo el mundo
parte, desde la India a la Noruega,
donde se ofrece el sol, donde se niega!
¿Y en qué estado, Marqués, está la fuerza? 675
¿No se rinde la villa?
ESPÍNOLA
Es imposible
que se pueda ganar jamás por fuerza;
que es su muro, señor, inacesible.
Mas no será posible que se tuerza,
mi pretensión altiva y invencible; 680
pues ha de ser de España, ¡vive el cielo!,
o mi sepulcro este flamenco suelo.
PRÍNCIPE
¿Y qué nuevas de dentro habéis tenido?
ESPÍNOLA
Vuestra Alteza advirtió como soldado,
algunos que rindiéndose han venido, 685
buenos principios de la entrega han dado.
Bastante indicio de su hambre ha sido
haber niños y viejos desterrado;
pero al salir, yo les salí al encuentro,
hice otra vez que se volvieran dentro; 690
que, teniendo en el río la estacada,
imposible es socorro por la tierra.
No tengo ya que recelarme en nada,
pues ellos mismos se han de hacer la guerra.
Mientras la gente es más que está sitiada, 695
más la vitoria en mi esperanza cierra;
ni las asalto ni combato el muro,
—262→
que estoy con más contrario más seguro.
PRÍNCIPE
No vi en mi vida tal razón de Estado.
ESPÍNOLA
Descanse agora un poco Vuestra Alteza; 700
saldrá después, donde con más cuidado
los cuarteles verá y su fortaleza;
y de todos sus puestos informado
podrá advertirme con la sutileza
de su ingenio, porque con alta gloria 705
todos tengamos parte en la vitoria.
Vuestra Alteza descanse: Señor conde
de Salazar, Vueseñoría puede
al Príncipe asistir.
LUIS
Bien corresponde
a mi cuidado el cargo que concede 710
Vuexcelencia, señor.
ESPÍNOLA
Yo voy a donde
ordene los cuarteles, porque quede
admirado de ver grandeza extraña.
PRÍNCIPE
El mayor rey del mundo es el de España.
 

(Sale el SARGENTO mayor.)

 
LUIS
El Sargento mayor hablarte quiere. 715
SARGENTO
Vengo a que Vuestra Alteza me dé el nombre.
PRÍNCIPE
¿Qué nombre os he de dar?
SARGENTO
El Marqués quiere
que Vuestra Alteza, y esto no le asombre,
gobierne todo el tiempo que estuviere
en su ejército.
PRÍNCIPE
Digno de renombre
720
es el Marqués, decilde que yo debo
esta lisonja; mas que no me atrevo
a suplir la prudente fortaleza
de su ingenio, y es fuerza divertirme
de peso que oprimió tanta grandeza. 725
SARGENTO
Orden expresa tengo de no irme
hasta que lleve el orden de tu Alteza.
PRÍNCIPE
Pues no puedo a sus cargos eximirme
es bien que a obedecerle me anticipe.
Llegad, Sargento. El nombre es San Felipe. 730
—262v→
¡Por cuántos modos tiene lisonjeros,
aunque corteses, la lisonja entrada!
¡Qué bien España hospeda forasteros!
 

(Disparan.)

 
LUIS
Y aun es en hospedarlos desgraciada.
PRÍNCIPE
¿Qué salva es esta agora, caballeros? 735
LUIS
La vïanda, que pasa aderezada
donde te está esperando.
PRÍNCIPE
¡Oh españoles,
de cortesía y de milicia soles!
 

(Vanse.)

 
 

(Quédanse DON VICENTE y DON FADRIQUE y LADRÓN.)

 
FADRIQUE
Con la libertad que ofrecen
las treguas al bronce dadas, 740
las murallas coronadas
de hermosas damas parecen.
VICENTE
Vámonos llegando al muro,
donde todos los soldados,
galanes y enamorados, 745
se acercan con el seguro
que tanta quietud consiente.
FADRIQUE
Dos damas hermosas vi
hacia esta parte.
ALONSO
Y aquí
advierta el piadoso oyente 750
que esto desta suerte pasa,
cuando la guerra está quieta,
y que no pone el poeta
la impropiedad de su casa.
 

(Salen a la muralla FLORA y LAURA apartadas.)

 
FLORA
Yo vengo en esta ocasión 755
a la muralla, por ver
a quien he de agradecer
aquella pasada acción
de haberme vuelto a mi hijo
a mis brazos.
LAURA
Y yo vengo
760
por ver si en algo entretengo
el dolor en que me aflijo.
VICENTE
Llegaos vós a aquella parte,
que en esta me quedo yo.
FADRIQUE
Mil veces el cielo vio 765
juntos a Venus y a Marte;
y así no es notable error
que hagan unión tan segura
el rigor con la hermosura,
la guerra con el amor. 770
LAURA
Los que le fingen valiente,
para que el nombre le cuadre,
le dan a Marte por padre,
que su orgullo no consiente
ser hijo de un vil herrero. 775
FLORA
Vós no debéis de saber
las leyes que ha de tener
por precepto el caballero
que aquí se fingiere amante.
VICENTE
Sí sé.
FLORA
¿Soïs español?
780
VICENTE
Sí. ¿En qué lo visteis?
FLORA
Lo vi
en que sois tan arrogante.
No queréis ignorar nada,
—263→
todo a su brío lo fía
la española bizarría, 785
con presunción confïada.
ALONSO
Aunque os habéis engañado,
¿quién argüiros podrá?
Cuando vuestro ingenio está
aquí tan sutilizado, 790
que la agudeza que escucho
no es muy grande.
FLORA
¿En qué lo veis,
soldado?
ALONSO
En que no coméis,
y el hambre adelgaza mucho;
tanto, que es obligación 795
que cualquiera sea discreta.
FLORA
¿Y por qué?
ALONSO
Porque en la dieta
tenéis voto y opinión.
FLORA
Con el hambre a veces lucho,
que vós no sufrierais quedo. 800
ALONSO
¿En qué lo veis?
FLORA
En el miedo,
que el miedo acredita mucho
las cosas, y se os hiciera
mucho mayor de lo que es.

 [Aparte.] 

Mas, alma, ¿qué es lo que ves? 805
¡Ay pena celosa y fiera!
Con Laura está el caballero
que a mí la vida me dio.
No fui tan dichosa yo,
entre amor y celos muero. 810
LAURA
¿Cómo os llamáis?
FADRIQUE
Don Fadrique
de Bazán me llamo.
LAURA

 [Aparte.] 

¡Ay Dios!
No sois el fingido vós,
con lo imposible me engaño:
¿cómo sabré si es aquel 815
don Vicente Pimentel?
FADRIQUE

 [Aparte.] 

O finge a la vista engaño
la muralla desde aquí,
o aquella la dama es
a quien piadoso y cortés 820
vida en los casares di.
¿Cómo la pudiera hablar?
FLORA

 ([Aparte.] 

Yo no puedo sufrir, ¡cielos!,
a mis ojos tantos celos.
Trocaré a Laura el lugar.) 825
¡Ah Laura! ¿Queréis feriarme
ese lugar por el mío?
Que de cierto desvarío
pretendo así asegurarme.
LAURA
Sí. Dad licencia, que os doy 830
la palabra de volver.

 [Aparte.] 

Así pretendo saber
si es aquel.
FADRIQUE
Como quien soy
que no he visto, don Vicente,
mujer en toda mi vida 835
tan cortés, tan entendida,
tan hermosa y tan prudente.
Troquemos lugar   ([Aparte.] Así
le obligaré que me dé
el que deseo); porque 840
gocéis de su ingenio aquí
un rato.
 

(Truécanse todos.)

 
VICENTE
De buena gana,
y aun22 la dama y todo os diera,
porque esta es muy bachillera,
muy presumida y muy vana. 845
FLORA
Faltándoos dama tan bella,
diréis gallardo español
que en el ausencia del sol
os ha salido una estrella.
VICENTE
No diré, pues advertido 850
en engaño tan confuso,
sol, que una vez se me puso,
—263v→
otra vez me ha amanecido.
FLORA

 [Aparte.] 

¡Ay de mí! En vano procura
amor nuevas glorias ya 855
con mudarse, que no está
en el lugar la ventura.
LAURA
Mil deseos que en mí están
luchando por conoceros,
me traen, caballero, a veros. 860
FADRIQUE
Don Fadrique de Bazán
os dije que me llamaba,
y aquesto os vuelvo a decir,
que no tengo de mentir.
LAURA
Pues, ¿qué causa os obligaba 865
a mudaros?
FADRIQUE
La que a vós.
FLORA
Siempre los discursos van
a su principio, si están
en un pensamiento dos.
ALONSO
¿Y qué es vuestro pensamiento 870
en las mudanzas que hacéis?
Sin duda fantasmas veis
con el desvanecimiento.
FLORA
Si os tengo de responder,
llegaos más, porque os entienda. 875
ALONSO
¿Llegarme? ¡Dios me defienda!
Que eso es lo que no he de hacer.
FLORA
Pues parlar no será justo,
que a mí dar voces me cueste.
ALONSO
Sí, que estáis llenas de peste, 880
aunque es peste de buen gusto.
FLORA
En mí aquesos accidentes
no se dejan conocer.
ALONSO
No, que si no hay que comer,
no echareis menos los dientes. 885
Pero confesadme a mí
si el amor la causa fue
desta mudanza.
FLORA
No sé
cómo deciros que sí.
ALONSO
Hambre y amor imagino 890
en este instante, ¡por Dios!,
que debéis de ser las dos
damas de hijos de vecinos.
FLORA
¿Por qué?
ALONSO
Las más celebradas,
en necedades tan ciertas, 895
siempre las veo muy muertas
de hambre y muy enamoradas.
Pero ¿qué ruido es aquel,
de cajas y de trompetas?
 

(Tocan cajas.)

 
FADRIQUE
El príncipe de Polonia, 900
que ya sale de la tienda
a visitar los cuarteles.
Dadnos, señoras, licencia.
FLORA
¿Volveréis a vernos?
FADRIQUE
Sí.
¿A qué horas?
ALONSO
A cualquiera,
905
si no es a la del comer,
porque no conocen esta.
FADRIQUE
Yo vendré.
FLORA
Pues no os mudéis
otra vez, por vida vuestra;
que el mudarse a mí me toca 910
por ser mujer.
FADRIQUE
Norabuena,
firme seré.
FLORA
Yo también.
LAURA
¡Quién a vuestro campo fuera
a ver la fiesta!
ALONSO
A comer,
diréis mejor; pero vengan 915
con sola una condición.
FLORA
¿Cuál es?
ALONSO
Que en una talega
traigan toda su comida;
bien cabrá, aunque sea pequeña,
porque no nos quedan menos 920
enemigos en la fuerza.
  —264→  
 

(Quítanse del muro, y salen tocando chirimías el PRÍNCIPE [DE] POLONIA y ESPÍNOLA con acompañamiento.)

 
ESPÍNOLA
Esta, Príncipe excelente,
es Bredá invencible, esta
es del rebelde enemigo
la más importante fuerza. 925
Yace en los Países Bajos,
donde los confines cierran
de Batavia, de Celandia
y Brabante; bien lo muestra
el río, que decir Marche 930
en flamenco idioma suena
lo que término o confín
en la castellana lengua.
Está en altura del polo
cerca del norte cincuenta 935
y un grados, bien sus influjos
destemplados aires muestran.
Escritos en triangular,
y sírvese por tres puertas,
de Cinequen, de Valduque 940
y de Amberes; hay en ellas
diez soberbios baluartes
que la guardan y defienden,
de Masfelt y de Lamberto,
Nasau, Mauricio, a quien llegan 945
Norte, Holanda, Honoc, Locros,
Bernebelt y Blanquenvega.
Los tres están repartidos
entre la gente francesa
y valona; están a cargo23 950
de un coronel que sustenta
toda esa máquina en peso,
que es hombre de inteligencia,
muy altivo y ingenioso,
y que si por él no fuera 955
se hubieran rendido, tanto
los anima y los alienta;
Morgan se llama, es inglés.
Los otros tres los gobiernan,
con gente de los países, 960
Oteribe y Gris, y quedan
cuatro al señor de Loqueren.
Justino de Nasau muestra,
gobernador de la villa,
gran valor y gran prudencia. 965
Tiene dentro un sumptuoso
templo, donde se celebran.
Predicar permite aquí
que torpedad de la lengua,
que mudo falte el acento, 970
y quede la luz suspensa.
Predicar, habiendo sido
con piedad y reverencia,
culto del mayor milagro
que ha obrado la Omnipotencia, 975
hoy a restaurar su templo
negando a tantas ofensas.
Tres fosos tiene en sus muros,
que aquí distantes la cercan,
y llena de fuego y agua, 980
es centro de tres esferas.
Fundada está sobre el mar,
siendo sus ondas soberbias,
aun a los rayos de Joven
inexpugnable defensa; 985
y con estar sobre el agua,
a tanto el ingenio llega
de su belicosa gente,
nacida, en efeto, en tierra
donde la escuela de Marte 990
tiene por primera escuela,
donde antes que hablar, aprenden
a pelear, pues las primeras
voces que escuchan naciendo,
son las cajas y trompetas. 995
—264v→
A tanto llega, en efeto,
su ingeniosa diligencia,
que están minados de suerte,
que si asaltarla quisiera,
siendo posible ganarla 1000
por las armas, no lo fuera
reducir a cantidad
de números y de cuentas
la gente que nos costara
ganar un palmo de tierra. 1005
Es capaz, caso notable,
de cien mil hombres de guerra;
pues hoy, con haberse muerto
de una grave pestilencia
más de ochenta mil personas, 1010
quedan más de otras ochenta.
Tiene mucho bastimento,
y cuando no le tuvieran,
esta es gente que en las calles
cavan, cultivan y siembran; 1015
y aquí unas rústicas plantas
son tan fértiles, que llevan
en breves días el fruto,
de que a veces se sustentan.
Tienen siempre en abundancia 1020
para los caballos yerba;
labran la pólvora dentro,
de suerte, que no desean
sino solo libertad;
¡quiera Dios que no la tengan! 1025
De fuera de la ciudad
bien ha visto Vuestra Alteza
los cuarteles; pero quiero,
porque más noticia tenga,
referirlos. Tiene el sitio, 1030
cosa en nuestros tiempos nueva,
pues no le vieron mayor
en los suyos Troya y Grecia.
Tiene en torno treinta millas,
que son castellanas leguas 1035
diez; y de suerte que dista,
por la geometría hecha
la demostración, del muro
nuestro campo apenas media;
que, aunque a dos y medio toca, 1040
y en rectitud no pudiera
estar tan cerca; por eso
en la figión se cuentan
del diámetro las líneas
con las puntas y las cuestas. 1045
Hízose el sitio tan grande,
porque, estando en esta tierra
tan pujante el enemigo,
de ningún modo pudiera
cercarlos. Y es la razón, 1050
yo lo he visto en la experiencia,
si para una villa sola,
que tiene apenas dos leguas
de contorno, gasto diez
para cercarla; diez, fueran 1055
por la multiplicación
menester más de docientas.
Y si diez, sesenta y cinco
mil hombres tengo, no hubiera
para las docientas gente 1060
en toda Europa. Bien hecha
está la demostración,
más de un desvelo me cuesta.
Son las fortificaciones
todas labradas a prueba 1065
de cañón, y los dividen
tres gradüadas hileras,
inferior y superior
y mediana; de manera
que pasean tres soldados 1070
a un mismo tiempo por ellas.
En el valle de Ginequen,
que es este, puse mi tienda,
que es un portátil alcázar,
y está del muro tan cerca, 1075
—265→
24que ya he visto algunas veces
entrar sus balas en ella.
De mi cuartel a la espalda
está un colegio y iglesia
de los padres jesüitas25, 1080
que hasta aquí su celo llega.
Aquí con gran devoción
los sacramentos frecuentan;
que es bien acuda por armas
el que por la fe pelea. 1085
Más abajo, algo inclinada
hacia la mano derecha,
guardada de artillería
la frente está de banderas;
son ciento y noventa, y luego 1090
empiezan a formar vuelta
los tres tercios españoles,
gente bizarra y experta.
Don Juan Claros de Guzmán,
ya se sabe su nobleza, 1095
don Francisco de Medina,
don Juan Niño. Luego empiezan
regimientos alemanes,
y en una pequeña huerta
el conde Juan de Nasau, 1100
que es su cabo, se aposenta.
El barón de Barlanzón
con los italianos cierra
el primero fuerte real
del oriente; mas afuera, 1105
el marqués de Barlanzón.
Fue la causa que estuviera
doblado aqueste cuartel,
que a esta parte tuvo puesta
Mauricio su gente; así, 1110
para mayor resistencia,
se pusieron tres naciones
por esta parte, que eran
borgoñones y valones
y los italianos. Esta 1115
es del príncipe de Orange,
una quinta hermosa y bella;
es casa de recreación
suya, cuyas plantas besa
el río; por aquí sale 1120
de la villa con más fuerza
despeñado, y a este llaman
el bosque de las cigüeñas.
Aquí tengo yo una inclusa26
labrada para que vierta 1125
toda su corriente el río;
porque estando el mar tan cerca,
pudiera ser de algún daño
cuando a dar tributo llega,
corriendo del mediodía 1130
su caudalosa soberbia
al setentrión. De aquí
se ha cogido el agua llena
de veneno, que en la villa,
virtud de posibles yerbas27, 1135
avenenaron el río,
en cuyos hombros se asienta
el segundo fuerte real.
Luego, hasta el tercero, empiezan
otra vez los alemanes, 1140
cuyo número a su cuenta
tiene el marqués de Braibones,
gente del país de afuera,
y liegeles siguen luego,
haciendo que les sucedan 1145
irlandeses, escoceses,
y ingleses, con lo cual llega
al fuerte real de Occidente,
las fabricadas trincheas.
El marqués de Belveder 1150
con más italianos muestra
su poder aquí; y por ser
el camino de Bruselas
esta parte, no se ha puesto
aquí tanta resistencia. 1155
—265v→
Este es un brazo del río,
y al término donde llega
a incorporarse, está el puente
de barcas de fuego. Estas
son cada una un volcán, 1160
que por instantes revientan
llamas, que entre fuego y humo
opuestas al cielo vuelan.
Tiénelas Pablo Ballón,
y en el puente hay cuatro piezas; 1165
de modo que por el río
es imposible que puedan
meter socorro; que está
debajo del agua hecha
una estacada, porque 1170
ya vimos que es sutileza
de ingenieros navegar
barcas del agua cubiertas.
Demás de todo, esta gente
que está en los cuarteles, quedan 1175
veinte mil caballos fuertes,
que en volante escuadrón llegan
socorriendo a cualquiera parte,
porque en ningún tiempo sea
menester desamparar 1180
ninguna grandeza llega.
Vuestra Alteza advierta esto,
a que el ejército tenga
de costa, que son por cuenta
seis mil doblones. ¿Qué rey, 1185
sino el de España, pudiera
sustentarlo? Esto, sin sueldos.
¿Qué más bien? ¿Qué más grandeza?
No se ha visto en todo el mundo
tanta milicia compuesta, 1190
convocada tanta gente,
unida tanta nobleza;
pues puedo decir no hay
un soldado que no sea
por la sangre y por las armas 1195
noble. ¿Qué más excelencia?
¿Qué mayor blasón de España?
¡Quieran los cielos que sean,
para más honra de Dios,
propagación de su Iglesia, 1200
alabanza de Filipo,
honor suyo y gloria nuestra!
PRÍNCIPE
Ya ¿qué tengo que mirar?
Solo el rey de España28 reina,
que todos cuantos imperios 1205
tiene el mundo son pequeños,
sombra muerta a imitación
desta superior grandeza.
Admirado y dignamente,
es bien que a Polonia vuelva 1210
donde tenga que envidiar
tales vasallos, que emplean
su valor tan altamente
por rey, cuya vida sea,
desmintiendo a lo mortal, 1215
como a su alabanza, eterna.
 

(Vanse.)