El taller donde se imprimió el «Quijote»
Jaime Moll
Trasladado de Salamanca a Madrid, con los materiales del taller de Domingo de Portonariis, que había comprado1, se instala Pedro Madrigal en una de las zonas de expansión de la corte, en la calle de Atocha, alquilando una casa que pertenecía a Tomás de Labao, menor, residente en Mallorca, hermano y heredero de Bernardo de Labao. Probablemente conocería Pedro Madrigal la situación de la herencia de Bernardo de Labao y esperaría poder adquirir la casa que había alquilado.
El camino al monasterio de Atocha era una zona de reciente urbanización. En ella tenía un terreno el secretario del Consejo General de la Inquisición, Pedro de Tapia, situado entre el camino al valle de Atocha y el que llevaba a las huertas del monasterio de san Jerónimo, la actual calle de Moratín. Se trataba de un triángulo, del que inicialmente vendía parcelas que iban de calle a calle -precisando la linde del camino al valle de Atocha, que ha de ensancharse para transformarse en calle- hasta que la anchura del terreno le obligó a abrir una calle entre las dos citadas (que es la actual costanilla de los Desamparados) para aprovechar los solares resultantes a ambos lados de la misma. El propietario vende los solares estableciendo un censo enfitéutico perpetuo, con los derechos de licencia, tanteo y veintena, más el compromiso del comprador de cumplir las condiciones urbanísticas que se establecen en el contrato y la obligación de edificar, antes del año, por un valor que se consigna. El comprador ha de pagar perpetuamente una cantidad anual en metálico, que abonará por tercios, más un número de gallinas, que entregará por Navidad.
El primer solar, en la confluencia de las actuales calles de Atocha y Moratín, lo vende el 19 de noviembre de 1569 a Juan de Salvando, criado del rey, dejando una «plaçeta» pública delante del mismo2. Ha de pagar anualmente de censo 6 ducados y 6 gallinas.
Los solares se fueron vendiendo bien y un barbero, Antonio de Linares, compró el 4 de enero de 1570 dos solares que daban a la calle de Atocha3, uno de ellos haciendo esquina con la nueva calle que hemos señalado anteriormente. En esta calle, compró Diego de Salcedo, cordonero, el 13 de enero de 1571 un solar4 y Diego de la Fuente, ropero, y su mujer, María de Paz otro el 30 de julio de 15715. Como es natural, algunos solares cambian de propietario en poco tiempo. Antonio de Linares vendió el 28 de febrero de 1570 al ya citado Diego de la Fuente su solar que hacía esquina con la nueva calle. El otro solar de Linares y el de Diego de Salcedo se vendieron a Alonso de Villagrán, cordonero, y su mujer Petronila de Arandia. En marzo de 1574, el curial de Roma, Bernardo de Labao, compró a Villagrán y a la Fuente sus solares6, que formaban una unidad en la esquina de la calle de Atocha y la actual costanilla de los Desamparados.
El 31 de agosto de 1587 -del taller ya iban saliendo libros desde el año anterior- se escrituriza la constitución de un censo -hoy diríamos hipoteca- por el que Madrigal y su mujer reciben de Magdalena de Alvear, viuda de Cristóbal de Valdivieso, vecina de Madrid, 200 ducados, por los que pagará anualmente de intereses la cantidad de 5757 maravedís, repartida en tres pagas7. Los bienes hipotecados por Pedro Madrigal y su esposa María Rodríguez de Ribalde son una casa que tienen en el lugar de Negrilla, tierra de la jurisdicción de la ciudad de Salamanca, una viña del mismo lugar -uno de sus linderos son viñas de Pedro Quiñones- y la casa de la calle de Atocha que tienen alquilada, cuya compra han ajustado en 700 ducados, aunque no se haya hecho todavía la escritura. María Rodríguez de Ribalde no sabe escribir, firmando por ella un testigo. Entre los mismos figuran Garci Martínez y Valentín de Herrera, oficiales de la imprenta.
Hasta el 28 de junio de 1588 no se formalizó la escritura de venta de la casa que Madrigal tenía alquilada y que le fue concedida en pública subasta8. El precio de venta se aumentó, pasando a ser 825 ducados, más el censo enfitéutico de 107 reales, 14 maravedís y 6 gallinas cada año, que debía pagar a Rodrigo Cuero de Tapia, vecino de Madrid, patrón de las memorias que dejó el secretario Tapia, su tío difunto. Consta además en la escritura el cargo de la veintena cada vez que se vendiese la casa. Pedro Madrigal pagó en el acto 425 ducados y en una escritura de obligación, que firmó el mismo día, se fijaron los plazos para el pago de los 400 ducados: 200 ducados dentro de un año y nueve meses, después los 200 restantes. Pedro Madrigal pagó 200 ducados el 9 de septiembre de 1589, pero se retrasó en el pago de los últimos 200 ducados. El 23 de marzo de 1591 pagó 100 ducados y los que faltaban los fue pagando en tres veces en el mismo año: 300 reales el 9 de abril, otros 300 el 30 de mayo y finalmente el resto de 500 reales de 1.º de julio9. Los linderos de la casa comprada son los siguientes: «por la una parte solares de Pedro de Prado, cordonero, y por las espaldas con casas de Pedro López, y por un lado la calle nueva que llaman de los Reyes, y por delante de la puerta la calle que ba al monesterio de nra. sª de Atocha».
La situación económica de la imprenta no debía ser demasiado buena después de la muerte de Pedro Madrigal en 1593. El paso del segundo Pedro Madrigal como regente -no fue el único- no serviría para resolver los posibles problemas. La boda frustrada de la viuda de Pedro Madrigal, María Rodríguez de Ribalde, con Juan Iñiguez de Lequerica en 1595 no solucionó nada. Entretanto empezó a trabajar en la imprenta como oficial un joven que, poco después y durante unos años estará al frente del taller y le dará su nombre. Nos referimos a Juan de la Cuesta, que en noviembre de 1599 entró como hermano en la Hermandad de Impresores de Madrid, abonando 22 reales10. Trabajaba en «Casa de María Rodríguez» y tenía unos veinte años. ¿Intervino en la reestructuración de la empresa, que se llevó a cabo a fines de 1601? El 9 de diciembre de dicho año11, María Rodríguez de Ribalde, viuda de Pedro Madrigal, vende al emergente
Unas líneas después se señala de nuevo lo vendido por el precio pactado de 667 ducados,
La vendedora recibe 100 ducados al contado, 67 a pagar al año y de los 500 ducados restantes se obligaban los compradores a redimir dos censos, el de 200 ducados de Catalina de Alvear, que impuso Pedro Madrigal en 1587 para la compra de la casa, y otro de 300 ducados de la capellanía y dotación de misas fundada en la iglesia de la Santa Cruz por Alonso de Cuadros, clérigo. María Rodríguez de Ribalde quedaba libre de hipotecas sobre su casa, reducida a la mitad, excepto el censo enfitéutico, que el Hospital de los Desamparados no redimió hasta 1.º de octubre de 180512. Entre los testigos figuran el impresor García Martínez, que firmó por la vendedora, y Juan de la Cuesta, que el 18 de mayo de 1602 recibió de la viuda de Pedro Madrigal plenos poderes para gestionar la imprenta y poco después puso su nombre en los libros que imprimía el taller. El 21 de septiembre de 1607, María Rodríguez de Ribalde reconoció el censo enfitéutico que pesaba sobre su casa. Fueron testigos Francisco García, que firmó por María Rodríguez, Juan de la Cuesta y García Martínez13. Y el 4 de noviembre de 1608, de nuevo María Rodríguez reconoció el censo enfitéutico, firmando en su nombre Jerónimo de Salazar14. A fines del año anterior, Juan de la Cuesta había abandonado Madrid dejando a su mujer, María de Quiñones, embarazada, pese a lo cual sigue la imprenta con su nombre hasta la muerte de María Rodríguez de Ribalde, en 1627.
La parte vendida es la mitad que da a la calle de Atocha y hace esquina a la calle de los Desamparados, que ocupará posteriormente la iglesia y una casilla. En la mitad restante se mantendrá la imprenta hasta fines del siglo XVII. En esta parte, que luego ocupará el refugio de san Nicolás, se imprimieron las dos partes del Quijote. La imprenta sucesora de la de Pedro Madrigal, que durante unos años adoptará el nombre de Juan de la Cuesta, nunca abandonó la casa de la calle de Atocha. La deducción de que el taller pasó hacia 1609 a la calle de san Eugenio es una mala interpretación de un libro de aposento, hecha por el gran investigador Cristóbal Pérez Pastor.
Veamos lo que dice el «Diario de la visita de casas» de 1625 hasta 165215. Se trata de la visita de las casas madrileñas, hecha en cumplimiento de la cédula real firmada en Madrid el 11 de diciembre de 1625, después de la amnistía dada por cédula real de 11 de mayo de 1608 a los dueños de «casas de malicia e ymcómoda partición». La visita sigue una calle principal, en este caso la calle de Atocha, y al encontrar una travesía, describe las casas de la misma, volviendo luego a la calle inicial:
Una copia resumida -directa o indirectamente- del manuscrito anterior es el Índice de las calles y casas de Madrid16, escrito en 1658, utilizado por Pérez Pastor, de donde deduce el traslado del taller de María Rodríguez de Ribalde a la calle de San Eugenio. Después de señalar las casas de la «Primera traviessa de san Eugenio, que es la 2.ª que buelbe a la calle de Sta. Ysabel», indica: «Buelbe a la calle de Atocha», lo que no vio Pérez Pastor. La segunda inscripción de la calle de Atocha dice:
El taller fundado por Pedro Madrigal siguió en la calle de Atocha, aunque reducido en su extensión, y en el mismo se imprimieron las obras de Cervantes que tienen el pie de imprenta de Juan de la Cuesta. Por otra parte, el Hospital de los Desamparados nació cerca de la imprenta y fue creciendo a su alrededor. Con la compra en 1610 de la propiedad de María Enríquez, quedó la casa de la imprenta rodeada por el hospital, el cual la adquirió en 1672, aunque la imprenta siguió trabajando en ella hasta 1691, como veremos más adelante.
Todos los documentos conocidos sitúan la imprenta en la calle de Atocha, ninguno en la calle de san Eugenio. Si, como hemos visto, el 13 de octubre de 1629, la imprenta seguía en la calle de Atocha, el 11 de marzo de 1630, María de Quiñones, como heredera a beneficio de inventario de su tía María Rodríguez, reconoce el censo perpetuo que grava la casa de la imprenta17.
En 1665, Melchor Alegre, impresor, compra la imprenta de María de Quiñones. Para renovarla, él y su mujer Catalina Gómez obtienen el 20 de mayo de dicho año un préstamo del maestro tintorero Francisco Rengel18. Melchor Alegre falleció el 26 de enero de 167119. El 18 de julio de 167420, casó Catalina Gómez, viuda de Melchor Alegre, con el impresor Roque Rico de Miranda, aportando como dote la imprenta21.
El 5 de julio de 1669 murió María de Quiñones en la «calle de Atocha, casas pegadas a la yglesia del Hospital de los Desamparados, que eran de la diifunta»
22. Dejó ordenada la fundación de una capellanía en Palencia de Negrilla. La casa de la imprenta fue comprada el 5 de marzo de 1672 por el Hospital de los Desamparados por el precio de 3000 ducados23. El 28 de abril siguiente24, los nuevos propietarios arriendan el local a Catalina Gómez, viuda de Melchor Alegre, que ya era arrendataria de María de Quiñones. Se alquila:
El 23 de septiembre de 1690 falleció Roque Rico de Miranda25 y el 23 de octubre de 169126, su viuda, Catalina Gómez, hace testamento en el que declara que fue obligada a salir de la casa «con toda brevedad, echando a perder algunos de mis bienes y trastos de casa por ocasión de la obra que en ella se ase». Es el certificado de defunción del destino de un local, que desde 1586 había sido taller de imprenta. Queremos señalar, que en el local donde se imprimieron las primeras ediciones del Quijote, imprimió Roque Rico de Miranda, en 1674, la segunda parte del Quijote editado por la librera María de Armenteros, viuda de Juan Antonio Bonet, primera edición española con grabados.