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ArribaAbajoActo II

 

Soldados, conjurados, pages, damas, músicos y pueblo.

   

Cámara real de DON PEDRO, con puerta en el fondo: un balcón a la derecha, y una puerta a la izquierda con otra secreta que se abrirá a su tiempo.

 

Escena I

 

DON PEDRO. El CAPITÁN BLAS PÉREZ.

 
DON PEDRO
Esto es hecho, capitán:
no queda un rincón de tierra
que no nos levante guerra,
o no cause algún desmán.
Da ese maldito francés 5
dineros y hombres a Enrique,
¿y quieren que ponga dique
yo a mi paciencia? ¡Eso es!
Yo, legítimo heredero
del reino que ansioso guardo, 10
debo decirle al bastardo,
«ven, toma; tú eres primero.
«Toma ese cetro real;
«envíame a un calabozo,
«que yo espiraré de gozo 15
«esperando tu puñal».
No: todo empeño es en vano.
El me apellida el cruel,
y no ha de escudarle a él
el título de mi hermano. 20
Con amigo ni enemigo
no hay medio de que me esplique,
sin que me nombren a Enrique
á la par siempre conmigo.
Por donde quiera que vaya 25
no oigo hablar más que de ese hombre.
Ya me fatiga su nombre,
y no sé tenerme a raya.
En fin, capitán, veamos
lo que dicen esas cartas. 30
CAPITÁN
Noticias de ese hombre hay hartas.
DON PEDRO
La vida necesitamos
para él ¡voto a Belcebú!
CAPITÁN
Pues aunque sienta enojaros,
otra tengo yo que daros 35
de ese mismo.
DON PEDRO
¡También tú!
CAPITÁN
La vida en ello nos va,
y a ser tan solo la mía
la callara, y moriría
sin enojaros.
DON PEDRO
Está
40
bien. Dila, que no me enojo.
CAPITÁN
Ese labrador taimado
que en su casa os ha hospedado...
DON PEDRO
¿Vas a culparme el antojo
de hacerle gobernador 45
para ver cómo se esplica?
CAPITÁN
Es que a más altura pica
ese labriego, señor.
DON PEDRO
Es un pillo, ya lo sé.
¿Piensas que yo lo ignoraba? 50
CAPITÁN
Es que de ofrecer acaba
vuestra cabeza, y...
DON PEDRO

 (Con calma.) 

¿Y qué?
CAPITÁN
¿Y qué? No sé cómo arguya,
señor, si os va en un mal paso...
DON PEDRO
¿La cabeza? Y dime: ¿acaso 55
vendrá ese hombre sin la suya?
CAPITÁN
No; mas repare su alteza
DON PEDRO
Vaya, Blas, no es grande azar;
ya sé que se va a jugar
cabeza contra cabeza. 60
CAPITÁN
Pues, señor; ya que es preciso,
sabe que yo vi, y oí
anoche...
 

(Éntrase un ERMITAÑO en el salón, y DON PEDRO al verle levanta dirigiéndose a él con saña.)

 
DON PEDRO
¿Quién se entra aquí,
¡vive Dios! sin mi permiso?
¿A qué te llegas, traidor, 65
hasta el cuarto de tu rey?
ERMITAÑO
Vengo a intimarle una ley
de su natural señor.
DON PEDRO
¿Yo siervo? ¡El rey de Castilla!
ERMITAÑO
Sí; siervo del absoluto 70
Señor, que hizo en un minuto
del orbe la maravilla.
DON PEDRO

 (Moderándose y descubriéndose.) 

¿Ministro sois del altar?
Perdonad; no os conocí.
Hablad; ¿qué queréis de mí? 75
ERMITAÑO
A solas hemos de estar.
DON PEDRO

  (Al CAPITÁN.)  

Sal, y espera.


Escena II

 

DON PEDRO. El ERMITAÑO.

 
DON PEDRO

  (Al ERMITAÑO.) 

Decid, pues.
ERMITAÑO
Yo soy un monge ermitaño
que a todo comercio estraño
con el mundo en que te ves, 80
paso mi pobre existencia
á orillas de un precipicio,
ceñido con un cilicio,
en áspera penitencia.
A santo Domingo ayer, 85
á quien tengo por patrón,
con sincera devoción
oración me puse a hacer,
y en ella con grande espanto,
cercado de resplandores 90
vivos y deslumbradores,
aparecióseme el santo.
DON PEDRO
(De fe por demás sencilla
que son patrañas colijo.)
ERMITAÑO
Escucha, el santo me dijo: 95
«ve, y dile al rey de Castilla
que el alma se purifique
del mal que en la tierra ha hecho,
porque va a romperle el pecho
el puñal de don Enrique». 100
DON PEDRO

 (Furioso.) 

¡Traidor! ¿Con esas me vienes?
¡Enrique me ha de matar!
No han de poderte librar
ni las órdenes que tienes.
¡Hola, capitán! Aquí. 105
Veremos si se abre el cielo
para salvarte.
ERMITAÑO
A él apelo,
pues sus órdenes cumplí.
DON PEDRO
¡Ea! Sin más dilaciones
quitádmele de delante, 110
y degolladle al instante
debajo de mis balcones.
CAPITÁN
Señor, con muerte tan fea...
DON PEDRO
Es un perro de mi hermano.
Sí, que muera ese villano 115
donde mi pueblo le vea.
CAPITÁN
Señor...
DON PEDRO
Nadie me replique.
No, no hay perdón para ese hombre.
 

(Lo llevan.)

 


Escena III

 

DON PEDRO.

 
[DON PEDRO]
¿Con que es eco de mi nombre
el nombre de don Enrique? 120
¡En todas partes su sombra
conmigo a mi lado va:
en todas partes está,
y en todas partes me asombra!
¿Con que ese hombre es mi destino? 125
¿Y en la corte, y en la plaza,
y en el templo, y en la caza
le he de hallar en mi camino?
¡Oh, que venga de una vez,
que venga, y entre mis brazos 130
verá como hago pedazos!...
¡Pero es cobarde, pardiez!
No vendrá, no. De emboscadas
me cercará, y de traición,
que no tiene él corazón 135
para vencerme a estocadas.


Escena IV

 

DON PEDRO. JUAN PASCUAL. DOÑA INÉS. El CAPITÁN.

 
DON PEDRO
¿Qué es?
CAPITÁN
Ahí está el labrador
montañés.
DON PEDRO
Llega en buen hora.
Que entre, y veremos ahora
si es un hombre de valor. 140
CAPITÁN
Entrad, que el rey os espera.
PASCUAL
Dadnos, gran señor, los pies...
mas ¡cielos!... ¿este el rey es?
DON PEDRO
El rey vuestro huésped era.
PASCUAL
(¡Y tuve ¡necio! en mi casa 145
anoche a don Pedro yo!)
DON PEDRO
(Mucho al verme se turbó.)
PASCUAL
(¡Yo no sé lo que me pasa!)
DON PEDRO
Acérquese, Juan Pascual,
y de respetos se exima, 150
que el rey tiene en mucha estima
á un hombre de ciencia tal.
PASCUAL
Señor...
DON PEDRO
Desde este momento
en Castilla mandaréis;
silla a mi mesa tendréis, 155
y en mi palacio aposento.
Que hacia falta habéis dicho
un hombre cual vos al rey.
La vara os doy de la ley:
mandad a vuestro capricho. 160
Nadie os ha de ir a la mano:
tendréis el anillo real;
mas sed justo, Juan Pascual,
con el noble y el villano.

 (A sus guardias.) 

Pregónese este mandato, 165
y que se cumpla al momento.
¿Estáis, Juan Pascual, contento?
No os quejaréis de mi trato.
Andad, y el cielo os alumbre:
id a que Sevilla os vea, 170
y en vuestra justicia crea
la asustada muchedumbre.
Pero que os sirva de base
para el cargo que emprendéis,
que vos me responderéis 175
de cuanto en mi reino pase.
Desde la corte, os lo aviso,
hasta la aldea más tosca,
no ha de moverse una mosca
sin que la otorguéis permiso. 180
Capitán, su secretario
seréis vos, que en su ejercicio
puede parecer novicio,
y te seréis necesario.
(¿Estás? Su sombra has de ser, 185
y por si tuerce de intento,
apodérate al momento...)
CAPITÁN
(¿De quién?)
DON PEDRO
(De aquella muger.)

 (DOÑA INÉS.)  



Escena V

 

JUAN PASCUAL. DOÑA INÉS. El CAPITÁN.

 
PASCUAL
¡Ah, no saber que el rey era,
mentecato!
INÉS
¡Ay padre mío!
190
con un rey de tanto brio
mala fortuna os espera.
PASCUAL
¿Y qué remedio me queda?
Ya cara a cara los dos
con el auxilio de Dios 195
haremos lo que se pueda.
INÉS
¡Ay de mí! Mucho me temo
que nos recibe muy mal.
CAPITÁN
No os aturda, Juan Pascual,
ver en el rey ese estremo. 200
Tras esa faz torba y fiera,
y esa voz que al pecho arranca,
esconde un ánima franca
con un corazón de cera.
Arrogante, pero llano, 205
asusta cuando reprende;
mas si percibe que ofende
da al ofendido la mano.
Yo puedo ser vuestro guía,
y veréis...
PASCUAL
No veré nada,
210
capitán, que esta jornada
no es vuestra ¿oís? sino mía.
CAPITÁN
Mas soy vuestro secretario
PASCUAL
Pues yo no sé ni una letra,
y en mí la razón penetra 215
sin fórmulas de notario.
Haré lo que se me antoje
sin ver si os va o no en talante
Con que de aquí en adelante
ni me tire ni me afloje. 220

 (Toma el brazo a DOÑA INÉS: y va a salir con ella. El CAPITÁN la detiene por el otro.) 

CAPITÁN
Perdonad; esta señora
tiene damas y aposento
preparadas al intento
PASCUAL
¿No es mi hija?
CAPITÁN
Por ahora
está del rey al amparo. 225
PASCUAL
Amparada está conmigo.
CAPITÁN
El rey manda lo que os digo.
PASCUAL

 (Soltándola.) 

Si él lo manda...
CAPITÁN

 (Tomándola.) 

Pues es claro.
¡Hola! Esas damas llamad,
que a su señora acompañen, 230
y esos cautivos que tañen
instrumentos avisad.
 

(Salen las damas y los cautivos, que vuelven a entrar con DOÑA INÉS.)

 
El rey mandó rodearos
de ostentación y placeres,
que es galán con las mugeres. 235

 (A DOÑA INÉS.)  

(Mirad que tengo que hablaros.)
INÉS
(Velad, capitán, por mí,
que solo en vos me confío.)
CAPITÁN
(Segura estáis, amor mío,
mientras yo respire aquí.) 240
 

(Vanse DOÑA INÉS, damas y cautivos.)

 


Escena VI

 

JUAN PASCUAL. El CAPITÁN.

 
 

(Este queda acechando a JUAN PASCUAL, quien se manifiesta indeciso y pensativo.)

 
PASCUAL
¡No sé qué imagine de esto!
Mas no cedo, vive Dios.
Veremos quién de los dos
es al otro más funesto.
¡Hola!

 (A un CRIADO.) 

CRIADO
¿Llamáis?
PASCUAL
Unos hombres
245
que en la antesala quedaron,
que entren aquí.

 (Entran, y les dice.) 

¿Contestaron?
UNO
Todos pusieron sus nombres
en vuestra carta, y esperan.
PASCUAL
Pues de destreza es asunto. 250
Que todo el mundo esté a punto,
y al medio día que hieran.
OTRO
Ya al son de vuestra venida
reunida está en la plaza
multitud que la embaraza, 255
para todo apercibida.
PASCUAL
Pues pronto; corred, volad,
porque todo lo perdemos
si en rebelión no ponemos
al momento la ciudad. 260
OTRO HOMBRE
Ahí hay un hombre que en tanto
junto a un cadalso se halla.
PASCUAL
Corred entre la canalla
la voz de que ese es un santo.
¡Oh! Dios con ese buen hombre 265
sin pensarlo nos ayuda.
Dejad que la gente acuda
y servíos de su nombre.
Así estallará más presto.

 (Les manda salir, y quedan él y el CAPITÁN.)  

CAPITÁN
¿Qué gente es esa?
PASCUAL
Alguaciles.
270
Algunas órdenes diles
para que ocupen su puesto.
Yo voy a ocupar el mio,
capitán. ¡A Dios quedad!
CAPITÁN
Mirad bien por la ciudad. 275
PASCUAL
Podéis fiar en mi brio.


Escena VII

 

El CAPITÁN. Luego JUANA.

 
CAPITÁN
Viéndolo estoy y lo dudo.
Al cabo de tanto azar,
para colmo de desdichas
Inés en palacio está. 280
Y aunque por fortuna suya
nombróme el rey su guardián,
es claro que él querrá verla
y de ella se prendará.
Sabe que fue quien anoche 285
entró en su cuarto a buscar
un hombre a quien no conoce,
mas que amenazóle audaz,
y le advirtió de un peligro;
y querrá saber de cual. 290
¡Ah! Tiemblo por vida mía.
JUANA
¡Calla! ¿Sois vos, capitán?
CAPITÁN
¡Juana! ¿qué es esto? ¿También...?
JUANA
También estoy por acá.
 

(Asoma DON PEDRO por el fondo.)

 
Los guardias de esa antesala 295
no me dejaron pasar
con mis amos, hasta que ahora
á una orden de Juan Pascual
CAPITÁN
Dios te ha conducido aquí
mi angustia para calmar. 300
Di a Inés que tiene en su cuarto
una ventana que da
a un jardín, y que por ella
la tengo al punto que hablar
de cosas que mucho importan 305
a nuestra seguridad.
Ve, no tardes.
JUANA
Voy al punto.
CAPITÁN
Vuela.
JUANA
Bien; voy a volar.


Escena VIII

 

DON PEDRO. El CAPITÁN.

 
CAPITÁN
Corro al jardín al instante...
Mas ¡Dios mio!
DON PEDRO
¿Dónde vas?
310
CAPITÁN
Iba, señor...
DON PEDRO
Sin mentir.
CAPITÁN
Señor, os iba a buscar.
DON PEDRO
¿Has olvidado, Blas Pérez,
que yo no duermo jamás,
que todo lo oigo y lo veo, 315
y que espío con afán
á los mismos a quien mando
á los otros espiar?
¿No sabes que la tradición
tan diestro me tiene ya 320
que hasta en la sombra que pinto
encuentro que sospechar?
Dime, pues: ¿á esa muger
de qué la conoces, Blas?
CAPITÁN
¿Esa doncella?
DON PEDRO
Por su ama
325
pregunto.
CAPITÁN
Señor, piedad.
Alcanzaron mis ojos su hermosura
del monte entre los árboles un día,
y llevóme a sus plantas mi locura.
DON PEDRO
¿Tú la amas?
CAPITÁN
Sí; con ciega idolatría.
330
La amo, señor: mi pensamiento loco
indeleble su imagen me retrata,
y la vida sin ella tengo en poco.
DON PEDRO
¿Con que ella a tu pasión no ha sido ingrata?
CAPITÁN
Siento orgullo al decirlo todavía. 335
Era un secreto que en mi pecho estaba,
mas hoy del corazón salir debía,
y para revelároslo os buscaba.
Yo anoche, mientras vos en la aspereza
del monte andabais, de mi fe impelido, 340
á su padre escuché vuestra cabeza
prometer, en su cámara escondido.
DON PEDRO
Luego ¿eres tú, gusano miserable,
por quien ella venía a mi aposento,
y quien con un aviso inesplicable 345
quiso esconderme su amoroso intento?
¡Tu fuiste, ya lo sé, quien fementido
tal artificio imaginando diestro,
de mi voz replicaste requerido
que era aquel sitio para mí siniestro! 350
¡Creíste que tu amor, su honor acaso
de tu rey el aliento profanara,
y audaz pensaste que tan necio paso
con tu señor un punto te igualara!
La erraste, capitán. Por un esceso 355
vives de mi bondad: tu vida entera
no es más que un vaso, que aunque dura ileso,
polvo al impulso de mi aliento fuera.
Yo te dejé que con osada mano
vengaras a tu padre impunemente, 360
pero no por tus méritos, villano,
porque a mí me vengabas igualmente.
¡Tú la amabas! ¿Y qué? Si al fin oíste
que yo la hablé de amor, oíste el fallo
con que el tuyo rompí. ¿No lo entendiste? 365
¿Quién era allí el señor? ¿quién el vasallo?
CAPITÁN
Mas ¿qué debí de hacer? ¿Cuál fue mi yerro?
DON PEDRO
Ver, oír y callar: partir sin ruido.
lejos del rey, pues no eres más que un perro
para echarte a mis plantas mantenido. 370
Donde los ojos del señor se posa,
en el oído en que su voz resuena,
si ojos y oídos de vasallos osan
de cegar y no oír tienen la pena.
CAPITÁN
Cegádmelos, señor, si os ofendieron: 375
paguen, si os place así, tanta osadía;
mas ved que sin querer vieron y oyeron
lo que ha olvidado la memoria mía.
DON PEDRO
Pues que lo olvide bien, y en tiempo alguno
pase por ella la escondida idea. 380
CAPITÁN
No temáis, no, que vuelva inoportuno
ese recuerdo, aunque mi muerte sea.
A mi padre vengar me prometisteis;
miraros me dejasteis cara a cara;
nombre y hacienda y opinión me disteis, 385
y en una eternidad no lo olvidara.
Sí; nacido en el polvo, destinado
a obedecer tan solo, soy un perro
que al lecho siempre de su dueño atado
lame servil de su cadena el hierro. 390
Un perro, sí; mas con leal empeño
muchos y largos años he vivido
velando en las campañas vuestro sueño,
pronto siempre a morir agradecido.
Mas hablad. ¿Qué queréis? De vuestro antojo 395
soy el eco no más; ni hay más pasiones
en mi pecho que vos: vos sois mi arrojo,
mi existencia, mi fe, mis opiniones.
No hay nada para mí que vos primero,
Ni ley, ni amor: para serviros vivo. 400
«Da, hiere!» -me decís-, y doy y hiero,
y el pan aprecio que de vos recibo.
Yo la amo, la idolatro, es mi esperanza;
pero dócil, señor, a vuestro yugo,
decidme: «caiga en ella mi venganza», 405
y yo mismo me torno su verdugo.

 (Pausa.) 

DON PEDRO
Su protector serás; yo te la entrego.
CAPITÁN
Señor, a vuestros pies...
DON PEDRO
Alza, vasallo.
Si a mi capricho con tu vida juego,
no oso a la fe que en tus creencias hallo. 410
Yo te la entrego pues: sé tú su egida,
y si en esta inquietud con que batallo
pierde su padre por traidor la vida,
echa tú sobre mí tan duro fallo.
Sé inocente a sus ojos, y que nunca 415
un enemigo en ti vea ominoso
de nuestra suerte si la flor se trunca,
que no has de aventajarme en generoso.
CAPITÁN
¿Con que...?
DON PEDRO
Ya basta; como quieras obra:
de su padre es el freno, y tú la tienes; 420
si Enrique vence al fin, todo me sobra;
sirvate con su padre de rehenes.


Escena IX

 

El CAPITÁN. Luego JUAN PASCUAL.

 
CAPITÁN
Id descuidado, señor,
que si es verdad que la quiero,
siempre en mí será primero 425
la gratitud que el amor.
Sal, pues, sal del pecho mío,
necio amor sin esperanza;
sal, y tómate venganza
al brotar del corazón. 430
La vida vas a costarme;
mas ¿qué vale mi existencia?
Sal; el deber te sentencia,
te asesina la razón.
Sí; si la tradición esconde 435
Juan Pascual en su rudeza,
yo le diré: «su cabeza
de tu tradición me responde».
¡Hola! ¿Sois vos?
PASCUAL
Yo soy, sí.
¿Qué teméis de mí?
CAPITÁN
¿Yo? Nada.
440
PASCUAL
Ya os dije que esta jornada
era solo para mí.
CAPITÁN
Paréceme que el poder
mucho os hincha, Juan Pascual.
PASCUAL
No debe de irme tan mal, 445
pues que me hago obedecer.
Y no recaerá en mancilla
del rey que el poder me da,
pues aplaudiéndolo está
todo el pueblo de Sevilla. 450
CAPITÁN

 (Asomándose.) 

Con efecto, hay en la plaza
mucha gente.
PASCUAL

 (Con intención.) 

Y mucha más
que vendrá.
CAPITÁN
Por Barrabás
que algún tumulto amenaza.
Asistente de Sevilla, 455
lo que el rey os encargó...
PASCUAL
No fue que enmendara yo
lo que hizo el rey de Castilla.
Mirad bien.
CAPITÁN
Llevan a un hombre
como traidor al cadalso. 460
PASCUAL
Y el pueblo dice que es falso;
que es un santo.
CAPITÁN
¿Y ese nombre
que alucinado le aplica
que ha de libertarle entiende?
PASCUAL
Yo no sé si lo pretende; 465
mas sé que le santifica.
CAPITÁN
Y en fin...
PASCUAL
En fin, eso el rey
ordenó que se cumpliera
antes que el poder me diera;
con que ahí no alcanza mi ley. 470
CAPITÁN
¡Pero si él cuentas os pide...!
PASCUAL
Que las pida; no me arredro;
entonces verá don Pedro
con quién es con quien se mide.
Él depositó en mi mano 475
todo el poder de la suya,
y no habrá ya quien destruya
este poder soberano.
¿Lo oís?
CAPITÁN
¡Cómo! ¿Osáis poneros
de vuestro rey al igual! 480
Tened cuenta, Juan Pascual...
PASCUAL
Vosotros sois quien teneros
debéis delante de mí.
CAPITÁN
¿Creéis que esa investidura...?
PASCUAL
Me dará la dictadura. 485
CAPITÁN
¡Traidor!
PASCUAL
¡Basta!
CAPITÁN
Basta, sí.
Porque él se vengue primero
Mí furia es fuerza que tenga.
Don Pedro vendrá, y...
PASCUAL
Que venga,
capitán, aquí le espero. 490


Escena X

 

JUAN PASCUAL. Luego DON PEDRO.

 
 

(Óyense murmullos en la plaza que van creciendo por momentos, hasta parar en gritos descompasados, mueras &c. Se asoma al balcón.)

 
PASCUAL
Venga, sí; tan improviso
el golpe habrá de sentir,
que no ha de poderle huir...
mas todo ello fue preciso.

 (Mirando por el balcón.) 

¡Hola! La guardia resiste: 495
el clérigo les exhorta;
pero la guardia es muy corta
y la multitud embiste.
VOCES
¡Perdón, perdón!
OTRAS
¡Muera, muera!
DON PEDRO
¿A qué viene este tumulto? 500
PASCUAL
Será por cualquier insulto
un alboroto cualquiera.
DON PEDRO
No, no; mis guardias se lanzan
contra la audaz muchedumbre.
PASCUAL
Eso será la costumbre; 505
pero mis gentes avanzan,
y ellas lo arreglarán: descuidad eso.
 

(Toca la campana a rebato.)

 
DON PEDRO
¿Mas qué campana es esa? ¿Es a rebato?
¡Me vendías, traidor!

 (Va a salir.) 

PASCUAL
Tente, insensato.
Estás en mi poder; te tengo preso. 510
DON PEDRO
¡Preso yo, vive Dios! ¿Con qué cadenas
mis manos atarás, si a un soplo mío
tú mismo resistir podrás apenas?
PASCUAL
Tened, don Pedro, vuestro inútil brio:
tened, y no salgáis, porque es en vano. 515
Yo gané vuestras guardias con dinero,
y al populacho amotiné villano:
no hay en vuestro favor un solo acero.
Yo más que vos maquinador y astuto,
por la mano os gané; más atrevido 520
logré primero de mi audacia el fruto
Soberano león, ya estas rendido.
DON PEDRO

 (Con fiereza.) 

¡Rendido! El orbe todo se arruinara
sobre mí, Juan Pascual, y con fiereza
le viera yo caer, y le esperara 525
sin inclinar siquiera la cabeza.
PASCUAL
Y yo que sobre vos lo he amontonado
para echaroslo encima de repente,
lo veré desplomarse arrebatado
y estrellarse al caer en vuestra frente. 530
¿No alcanzáis la razón de lo que os digo?
Lo sé; mas escuchad. No soy tan solo
cual otros mil común un enemigo,
que en pro de otro partido hoy os inmolo.
No. Soy un hombre, cuyo honor hollasteis 535
tejiendo la mentira más villana,
cuyos limpios blasones empañasteis
atropellando la honra de una hermana.
Yo estaba en tanto en Portugal; mas vine
de venganza con sed devoradora, 540
y a lograrla con calma me previne,
con estudiado afán: y esta es mi hora.
Sí: contempladme bien. No como un día
reptil oculto a vuestros pies me arrastro,
porque hoy os vengo a decir con osadía: 545
Yo soy, don Pedro, don Guillén de Castro.
DON PEDRO
¡Tú un Castro!
PASCUAL
Vengador de doña Juana,
que llora en un oculto monasterio
su desesperación. Ella es mi hermana;
y este es de Juan Pascual todo el misterio. 550
¿Qué más queréis, don Pedro, que os esplique?
¿Por qué con tal estrépito me vengo?
Pues sabed que he jurado a don Enrique
vuestra cabeza dar, y os lo prevengo.
DON PEDRO
Pues bien; ven a arrancarla de mis hombros, 555
y aprenderás más fáciles promesas
a hacer si has de cumplirlas: nunca asombros
me dieron más difíciles empresas.
PASCUAL
¡Oh! Ya con vos vuestro poder no lidia,
y es ceder o morir vuestro destino. 560
DON PEDRO

 (Con ironía.) 

Del tuyo siento, buen Guillén, envidia,
y quiero que hacia allá me abras camino.
PASCUAL
Don Pedro, os engañáis: me habéis herido
de vuestra ley y fuero con la espada,
y a vuestra misma ley he acudido. 565
Escuchad a la plebe amotinada.

 (Gritos.) 

¿La oís? Clama por vos: vienen a buscaros.
Ya os he dicho, señor, que estabais preso,
y que al bastardo prometí entregaros.
DON PEDRO
Mucho te ha de costar, vive Dios, eso. 570

 (Con sarcasmo.) 

Tú has prometido a Enrique mi cabeza,
y le llamas, tal vez, a que la tome:
pues bien, la tuya encontrará su alteza;
yo se la arrojaré cuando se asome.

 (Cierra las puertas y ase de una espada.) 

Ahora a tu vez defiéndete, villano: 575
usa de tu valor y de tu acero,
porque vas a aprender de un rey tirano
lo que hay de un asesino a un caballero.
Ven; ya no lidia mi poder conmigo:
aquí mi magestad ya no me escuda: 580
solo Dios es aquí nuestro testigo.
Ruégale, Castro, que te dé su ayuda.


Escena XI

 

Dichos. CONJURADOS, que suben por el balcón.

 
VOCES
¡Muera don Pedro!
VOCES
¡Muera!
UN CONJURADO

 (Que sube por el balcón.) 

¡Aquí, valientes!
Aquí está el rey, subid.
OTROS

  (Que suben tras él, y van contra DON PEDRO.)  

¡Muera el tirano!
DON PEDRO
Venid a mí, rebeldes insolentes, 585
y probaréis el peso de mi mano.
PASCUAL
¡Ea! Acabad con él.


Escena XII

 

DON PEDRO se defiende de todos los que le acometen, cejan contra la pared; y en el punto en que va a sucumbir de número, se abre a sus espaldas una puerta, en la cual aparece el CAPITÁN, que muestra a DOÑA INÉS desmayada en sus brazos, y cuyo pecho amenaza con la daga desnuda. Todos retroceden.

 
CAPITÁN
¡Atrás, canalla!
Da un solo paso más, y la asesino.

 (A PASCUAL.)  

PASCUAL
Teneos, capitán. -Atrás vosotros.

 (A los suyos.) 

CAPITÁN

  (A DON PEDRO.) 

Una barca, señor, puesta se halla 590
en la torre del Oro; este camino
seguro allá desde el palacio os lleva.
Huid.
DON PEDRO
Traidores, volveré algún día,
y ¡ay del que entonce a parecer se atreva!
CAPITÁN

  (A DON PEDRO.)  

Huid. -Ahora, Juan Pascual, escucha. 595
Cabeza por cabeza, esta es la mía;

  (Señalando a DOÑA INÉS.) 

la contienda es ya igual, franca la lucha.
PASCUAL
Por piedad, capitán, por cuanto caro
en el mundo tenéis, el impío acero
de su pecho apartad: yo os doy amparo, 600
riquezas, libertad.
CAPITÁN

 (Con firmeza.) 

No: solo quiero
que entiendas bien mi condición postrera:
escúchamela bien, hiena taimada.
La suerte de don Pedro a tu hija espera,
y a su suerte desde hoy encadenada, 605
ella responderá de su destino
siendo como él, dichosa o desdichada.
Ahora sigue si puedes mi camino,
y mira de quién es esta jornada.
 

(Cierra la puerta secreta. JUAN PASCUAL se arroja a ella desesperado, y cae el telón.)

 



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