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Esta base que se me ocurrió al tratar del estudio de las olas en 1860, se ha ocurrido igualmente al citado ingeniero Flachat, en 1866 al tratar igual asunto, referido al estudio de las resistencias que ofrece el mar á la navegación flotante.

 

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He aquí cómo Golberry describe el huracán ó tomados que ha observado en Sierra-Leona, según Carlos Romme, autor de los Cuadros de los vientos, de las mareas y de las mareas y de las corrientes; del Arte de marina, del Arte de la arboladura y velamen, de la Ciencia del hombre de mar, etc.

«En el cielo, que poco antes era transparente y la atmósfera en completa calma, aparece una nube de firma circular, y de un diámetro aparente de 5 ó 6 pies. Luego el aire se agita, las hojas, las hierbas son levantadas del suelo y giran circularmente como el viento. La nube que poco antes se veía en las más elevadas regiones de la atmósfera, se hace mayor y más densa, y cubre una gran parte del horizonte. Entonces el remolino aumenta, su velocidad crece y su violencia es espantosa: rompe los árboles ó los arranca de cuajo; derriba las casas, y los barcos anclados en los alrededores son arrojados los unos encima de los otros, y después de una duración de quince minutos, el tornados concluye por un aguacero.»

 

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Nuevo tratado de la Ley de las tormentas y vientos variables, por Reid, traducido por el brigadier de la Armada Vizcarrondo. - Cádiz, 1853.

 

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La aguja de las tormentas, traducido por D. Miguel Lobo, brigadier de la Armada. - Barcelona, 1856.

 

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Essai sur les ouragans, par Lartigue, capitaine de Vaisseau. - París, 1858.

 

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Pongo por ejemplo dos de estos huracanes:

El que sopló desde el 12 de octubre de 1780 al 18 del mismo mes, llamado el gran huracán. Las longitudes se hallan referidas al meridiano de Londres. Las latitudes son boreales.

Empieza longitud 58º 20', latitud 12º 30'; ya á parar á la misma longitud pasando por Puerto-Rico y Haití, y alcanzando el seno parabólico la longitud de 70º. La extensión de la curva es de 4.200,000 metros y la velocidad de 8 por segundo.

El de 6 de octubre de 1846 al 14 del mismo.

Empieza á ser observado á longitud 78º, latitud 14º; y va á parar a longitud 62º y latitud 53º, esto es, en Labrador, empezando en Cartagena.

La curva alcanza 83º longitud, pasando por Florida, Charleston, Nueva York, etc., cuyas ciudades tienen el focus al O. La extensión de la curva que recorre, en los seis primeros días es mayor de 2.100,000 metros, y su velocidad es de 4 por segundo; y la extensión que tiene la curva en los dos últimos días 13 y 14 es de 2.700,000, y por lo tanto, tuvo una velocidad de 15 metros por segundo; siendo mayor en el último día 14, que es una curva de 1.600,000 metros y que es por segundo de unos 20. Es decir, que empieza con una velocidad de 4 y acaba por una de 20 por segundo.

 

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París, 1856.

 

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Manuel de la navigation dans le détroit de Gibraltar.- París, 1857.

 

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Respecto á las resistencias que encuentran los buques en su marcha, he aquí lo que dice John Bourne, ingeniero de la marina de guerra inglesa, en su Tratado de los propulsores:

«D. Jorge Juan, uno de los autores más sabios que hayan tratado de Arquitectura naval y cuyas obras son poco conocidas en este país (Inglaterra), ha recapitulado los errores de los escritores precedentes (entre ellos el célebre Newton), para establecer en seguida una nueva teoría de la resistencia de los fluídos, que esta en perfecta armonía con los principios conocidos de la ciencia. Este sabio autor deduce también de su teoría que los barcos pueden no solamente andar tan velozmente como los vientos, si que también más rápidamente: resultado que se obtiene algunas veces como saben los marinos.»

He aquí cómo se expresa D. Jorge Juan:

«Por esta nueva theórica las resistencias son como las densidades de los fluídos, como las áreas chocadas, como las raíces cuadradas de sus profundidades en los mismos, y como las simples velocidades, y senos de incidencia con que se chocan. Pero no es esto aun el todo, porque éste es sólo el caso en que la superficie esté enteramente sumergida en el fluido, y que la parte anterior del cuerpo sea semejante á la posterior: cuando hubiere parte de aquella fuera, resulta una nueva cantidad en la resistencia, que no tiene dependencia alguna con el área chocada, y que sólo resulta de la velocidad; pero no es como las simples velocidades, ni como sus cuadrados, sino como sus cuadrados-cuadrados. En ocasiones resulta también otra tercera cantidad, que es como los cuadrados de las velocidades y como las superficies chocadas, que corresponde precisamente al caso que hasta ahora se ha dado: y aun en otras, otra cuarta, que ninguna dependencia tiene de las velocidades, sino sólo de las áreas chocadas, en general las resistencias, según esta theórica, dependen de cuatro cantidades distintas de las, de las cuales, según las ocasiones se desvanecen algunas, y por dicha, para el asunto de la marina que nos proponemos, quedan de ordinario en sólo una, que es la primera de las referidas; aunque en las ocasiones de muchísima velocidad no podemos excusar el hacer atención á la segunda: por lo que toca á la tercera, única de que se ha hecho caso hasta el presente, es por lo ordinario inútil».- Examen marítimo theórico práctico ó tratado de Mechánica aplicado á la construcción, conocimiento y manejo de los navíos y demás embarcaciones, por D. Jorge Juan.- Madrid, 1770.

 

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Continuaré dos experimentos bien observados:

1.º Una pieza de pino, dicho de Flandes, sin resina, que mojada por las lluvias tuvo una densidad de 0'603, sumergida durante diez días á doce metros de profundidad en el mar, adquirió la de 0'845.

2.º Otra de pino del país, algo verde, siendo su densidad 0'8145, después de estar 24 horas á una profundidad de 112 metros adquirió la de 0'9022.

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