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291

Y Catón que les dicta leyes. VIRGILIO, Eneida, VIII, 670. (N. del T.)

 

292

Así el alma oculta sus secretos movimientos, adoptando una apariencia contraria a su estado: triste bajo un semblante, alegre, alegre bajo un semblante triste. PETRARCA, fol. 23 de la edic. de Gab. Giolito. (N. del T.)

 

293

Desde el momento que creyó poder mostrarse sensible a las desgracias de su yerno sin correr ningún peligro, derramó unas cuantas lágrimas forzadas y arrancó algunos gemidos de un corazón lleno de alegría. LUCANO, IX, 1037. (N. del T.)

 

294

Las lágrimas de un heredero no son sino risas que la máscara oculta. PUBLIO SIRIO, apud A. GELLIUM, XVIII, 14. (N. del T.)

 

295

¿Es acaso Venus odiosa a las recién casadas?, ¿o se burlan éstas de sus padres simulando lágrimas que derraman en abundancia en el umbral de la cámara nupcial? ¡Qué yo muera si tales lloros son sinceros! CATULO, LXVI, 15. (N. del T.)

 

296

El sol, manantial fecundo de luz, inunda el cielo con un resplandor sin cesar renaciente, remplazando de continuo sus rayos con nuevos rayos. LUCRECIO, V, 282. (N. del T.)

 

297

Nada tan activo como el alma en sus concepciones o su sus actos; entonces es más movible que todo cuanto la naturaleza pone ante nuestros ojos. LUCRECIO, III, 183. (N. del T.)

 

298

Los hombres de bien son raros, apenas podrían contarse tantos como puertas tiene Tebas o embocaduras el Nilo JUVENAL, XIII, 26. (N. del T.)

 

299

No son las hermosas soledades que dominan la extensión de los mares las que disipan las penas: mas sí la razón y la prudencia. HORACIO, Epíst., III, 1, 40. (N. del T.)

 

300

Las penas montan a la grupa y galopan con nosotros. HORACIO, Od. III, 1, 40. (N. del T.)