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1

Maragato - natural de Maragatería, comarca del reino de León. N. de T.

 

2

La Liga Filipina, asociación cuyos fines eran promover la industria, el comercio, la cultura en Filipinas. Sus miembros, en su mayoría nativos ilustrados, se comprometían a ayudarse y protegerse contra las prácticas injustas tanto del gobierno colonial como de las corporaciones religiosas. N. de T.

 

3

Político liberal que junto con Sagasta fue instrumental en la revolución de septiembre 1868 que puso fin al reino de Isabel II. N. de T.

 

4

Epifanio de los Santos, político y escritor nacionalista filipino, coetáneo de Rizal. En la citada nota afirma que Rizal no se convierte de un Tolstoi a un Becerra, sino a un Jesucristo, redentor de su raza. N. de T.

 

5

Líder y fundador de la sociedad secreta, el Katipunan, que tramó la revolución popular de 1896 contra España. Trabajaba como bodeguero para una empresa inglesa en Manila; fue descrito por Retana y otros de la época como «plebeyo» y «analfabeto». N. de T.

 

6

Acaso haya muchos filipinos que ignoren que Tennyson, en su poesía «A Ulises» (To Ulysses), llamó a Filipinas oriental eden-isles.

 

7

Las líneas: « a su patria adorada su perdido edén», son tomadas por Unamuno de la última y más famosa poesía escrita por Rizal en vísperas de su ejecución, conocida comúnmente por el título -aunque la original no llevó título- «Mi último adiós». N. de T.

 

8

Dice en las citadas páginas del libro de Retana: [...]Después de estos estudios [Lippert, Hellwald y otros], opinó que su pueblo no era un pueblo antropoide, como querían hacer ver los españoles, pues encontró que las faltas y virtudes de los tagalos eran puramente humanas, pues estaba convencido de que los vicios y virtudes de un pueblo no eran particularidades de la raza, sino propiedades adquiridas, sobre las cuales tienen una acción poderosa el clima y la Historia.

Sobre esto que él llamaba «arte popular práctico», continuó sus estudios, para lo cual observaba la vida de los aldeanos franceses y alemanes, pues decía que los aldeanos son los que conservan por más largo tiempo las particularidades nacionales y de raza y son los que mejor podía comparar con sus paisanos, puesto que éstos en su mayoría se componían de gente del campo. Con este intento se retiró durante semanas y hasta meses en aldehuelas tranquilas donde observaba con atención los movimientos, actitudes y modo de ser de los aldeanos. El resumen de sus prácticas estudios científicos lo compendió en las siguientes proposiciones:

1) Las razas humanas se diferencian en sus hábitos exteriores y en su esqueleto, pero no en la psique. Son igualmente apasionados; sienten y son movidos por los mismos dolores los blancos, amarillos y negros; sólo las formas con que estos movimientos se exteriorizan son diferentes, pero ni aun éstas son constantes en una misma raza, en ningún pueblo, sino que varían por la influencia de los más diferentes factores.

2) Las razas sólo existen para los antropólogos; para los observadores de la vida popular, sólo existen capas sociales. Así como hay montañas que no poseen las capas superiores, así también hay pueblos que tampoco poseen las capas sociales superiores; las inferiores son comunes a todos los pueblos. Aun en los pueblos donde la civilización es más antigua, como en Francia y Alemania, la masa principal de la población está formada de una clase que se encuentra al mismo nivel intelectual que la masa principal de los tagalos; sólo los separa el color de la piel, los trajes y la lengua. Pero mientras las montañas no crecen en altura, los pueblos van poco a poco creciendo en capas superiores. Este crecimiento no es sin embargo dependiente únicamente de la aptitud de los pueblos, sino también de la suerte y de otros innumerables factores, fácilmente reconocibles.

3) No solamente políticos coloniales, sino hasta hombres de ciencia opinan que hay razas de inteligencia limitada que nunca podrán llegar a la altura de los europeos. Esto, según opinión de Rizal, no es cierto; pues dice: con la inteligencia ocurre lo que con las riquezas: hay pueblos ricos y pueblos pobres, como hay individuos ricos e individuos pobres. El rico que cree que ha nacido rico, se equivoca; ha llegado al mundo tan pobre y desnudo como su esclavo; lo que ocurre es que hereda las riquezas que sus padres han acaparado. Pues con la inteligencia sucede que se hereda de la misma manera: así, pueblos que por circunstancias especiales se vieron necesitados a hacer trabajos intelectuales, llegaron a adquirir su mayor desarrollo intelectual, que fue aumentando, y transmitiéndose de unos a otros. Los pueblos europeos se han encontrado en estas circunstancias: por eso son tan ricos en inteligencia; pues no sólo se han heredado de unos a otros, sino que se ha acrecentado, por la necesaria libertad y por leyes ventajosas, debidas a algunos espíritus directores que dejaron como herencia a sus actuales sucesores su riqueza intelectual.

4) El juicio poco favorable que los europeos tienen de los indios, tiene su explicación; pero no es justo. Rizal lo fundamentaba como sigue: hacia países exóticos no emigra gente débil, sino hombres fuertes, que no solamente llevan de su casa juicios preventivos, sino que la mayor parte de las veces se creen obligados a ejercer dominio sobre esta gente. Es sabido que la gente de color teme la brutalidad con que se les trata, y esto debido a que no puede replicar exponiendo sus razones, explica por qué colaboran tan mal a la obra de los españoles. Hay que tener en cuenta además que los de color, la mayor parte de las veces pertenecen a las capas inferiores de la sociedad: y por lo tanto el juicio de los blancos tiene el mismo valor que el que pudiera formar un tagalo ilustrado de los franceses y alemanes, si los juzgase por los pastores, porteros, etc., de estos países.

 

9

Dr. Ferdinand Blumentritt, austríaco, etnólogo, lingüista, filipinista y mejor amigo del Dr. Rizal. N. de T.

 

10

Pueblito en la gran isla sureña de Mindanao donde Rizal fue relegado entre 1892-1896. Solicitó ser enviado como médico a Cuba y viajaba rumbo a España en septiembre de 1896 cuando fue apresado y enviado de vuelta a Manila, para responder a cargos de sedición, ya que había sido implicado por miembros del Katipunan como el líder del movimiento. Fue enjuiciado por un tribunal militar y fusilado el 30 de diciembre de 1896. N. de T.