720. El torreón del ángulo nordeste está desmoronado.
721. Refiere Palencia que había más de doce mil marcos de plata y doscientos de oro, todo en piezas de vajillas y servicios de mesa, sin las joyas de adorno, collares, cintos, ajorcas y apretadores, en que era excesivo el oro y pedrería. Al príncipe moro le llama Ariza, nombre que no sabemos a cuál corresponda en árabe, ni las historias muslímicas nos dan indicio de la ocasión con que viniera a la corte de Castilla. Hijo del rey de Granada despojado por el rey Chico, según dice el cronista, seguramente no pudo ser.
722. Este agorero fenómeno refiere con otros la crónica al 1459.
723. Copia Colmenares una cédula del rey remitida en 20 de mayo a su tesorero Rodrigo de Tordesillas, en que le manda empeñar un jarro, copa y salero de oro y dos barriles de plata por docientos mil maravedís para abastecimiento y pertrecho de los alcázares con ocasión del citado alboroto.
724. Alzadas las mesas, dice la crónica, se retiraron a una sala a oír música, y sobre tarde el mayordomo les dio una suntuosa colación. Aguó la fiesta un ataque que dio al rey de dolor de costado del cual habitualmente padecía.
725. Curiosos son los documentos que sobre ello vimos en el archivo municipal, empezando por un pregón hecho por la ciudad en 23 de junio para que «el día de san Juan nadie se divierta, ni mude ropa, ni vista gala, ni barra calle, ni ponga lámparas ni colgaduras.» El domingo 25 de junio se hizo pública reclamación y protesta a Dios y a los reyes, que empieza así: «Cuando los reyes e señores naturales toman a alguno lo suyo sin justicia con daño de la corona real, mayormente atraídos a lo facer con importunidades que les son fechas, el mejor remedio que'1 agraviado tiene, despues de la reclamacion, contradicion e suplicacion, es quexarse a Dios e al mundo primeramente del agravio que recibe, e protestar de buscar e procurar lo mas ayna que pudiere todos los remedios que fallar podria para defension de lo tomado e de su derecho. «Y concluye de este modo: «E por mayor muestra e señal e memoria de nuestra quexa e agravio e protestacion que publicamente fazemos, nos cobrimos de luto e otro sí cobrimos el pendon de la dicha cibdad, e quebramos esta tinaja e facemos esta humada.» Y así quebrando vasijas y quemando haces de paja, se repitió dicho pregón y ceremonia en los tres sitios más públicos, a saber en la plaza principal en las gradas hechas a par del álamo, en la puerta de San Martín por la parte de afuera, y en las gradas del cementerio a Santa Olalla en el arrabal. Asistían según el acta muchas gentes de todas clases, caballeros, escuderos, omes buenos, ciudadanos del común, judíos, mozos de la ciudad y sus arrabales: Colmenares dice que abofeteaban a los niños para que conservasen la memoria de esta reclamación. Contestaron los reyes en 29 de junio desde Toledo donde tenían cortes, recordando los grandes y señalados servicios de Cabrera y su mujer, vindicándose de haber faltado al juramento por ser la merced otorgada deliberadamente y tuta conscientia de acuerdo con los procuradores de ciudades y villas, y manifestando que dichos vasallos no fueron sino empeñados a Cabrera ínterin se le concedían otras mercedes prometidas y que procurarían tornarlos a la ciudad. Exhórtanles a cesar en sus alteraciones y movimientos y a conformarse con lo mandado, «porque de lo contrario, dicen, nos avremos grand enojo, e sí estad ciertos que si despues de sabida esta nuestra voluntad algunos otros movimientos o alteraciones sobre ello fazedes, que por vuestras personas e bienes nos lo pagaredes.» Sin embargo en su testamento mandó la católica reina restituir a la ciudad los pueblos y vasallos de que se trata.
726. Véase atrás la nota 2.ª de la pág. 537(**55).
727. En el siguiente capítulo hablaremos del alzamiento de la comunidad en Segovia, causa última y decisiva de la traslación de la catedral.
728. Perecieron en la avenida ocho o diez personas, y hundiéronse dos puentes, seis batanes, once molinos y más de cuarenta casas, cuyo daño se estimó en quinientos mil ducados.
729. Preso en la corte Montigny, hermano del conde de Horn, a pesar de enviado por la infanta gobernadora de Flandes con las demandas de los descontentos, y traído de Valsaín a Segovia, diéronle serenata unos flamencos en traje de peregrinos cuyos instrumentos contenían limas y escalas de seda; y confirmado el intento de la fuga por un billete metido en un panecillo, fue ahorcado sobre la puerta del alcázar su despensero Pedro de Medina, azotado el panadero, y él llevado a Simancas donde se le dio garrote y a su secretario Antonio Vandomes en Medina del Campo. Probablemente se relaciona este hecho con los tratos secretos de que resultó después la prisión del príncipe don Carlos.