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281

Vid. a este respecto Ramón Andrés (1990); Carlos Ruiz Silva (1990); Iñigo Sánchez Llama (1992).

 

282

Cuando Nicasio advierte a Genoveva que Claudio no llegará a triunfar en la república de las letras, ésta le contesta lo siguiente: «Pero vivirá honrado y podrá dormir tranquilo el postrer sueño, exclamó Genoveva con calor ¡Dichosa su oscuridad que le permite estar en paz consigo mismo y no labrar la aventura ajena! ¡Qué remordimientos tan horribles el de aquellos que con una palabra imprudente hayan dado vida y forma a una calumnia, que crecerá, se condensará y manchará para siempre el buen hombre de una familia o de muchas familias; qué remordimientos tan atroces los de aquellos que hayan sembrado ideas peligrosas y vean brotar el árbol del mal y extender sus ramas y ostentar por todas partes sus frutos ponzoñosos» (op. cit., pág. 167).

 

283

«No quiero que me juzgue V. mal, y que se lleve V. de mí un penoso recuerdo. A esta multitud, que es igual a mí, no me tomo el trabajo de manifestarle cuál es el verdadero móvil de mis acciones; pero ya que he hallado un joven digno y pundonoroso, quiero defenderme a sus ojos cuanto me sea posible. Soy pobre y necesito hacer fortuna; el camino es el que sigo; los medios son los que empleo; si yo no lo hiciese lo harían otros por mí, y nada ganaría el país, la moral y la literatura con esto.

¿Qué importa que quede en pie una sola piedra, cuando se derrumba el edificio? Tenga V. entendido que yo no soy la excepción, sino la regla» (Ibid., pág. 119).

 

284

«Nadie es más que lo que quiere ser, dice un refrán muy verídico. Es indispensable, por lo tanto, que el que quiere distinguirse hable mal siempre de sí mismo, dé cuenta a todo el mundo, venga o no venga al caso, de las distinciones falsas o verdaderas que ha recibido, y a referir lo que hace, o lo que piensa hacer o lo que no ha imaginado ni siquiera llevar a cabo. Cuanto más descabelladas sean las obras proyectadas, y cuanto más orgullo revelen las empresas concebidas, en más será V. tenido, no sólo por los ignorantes, sino también por las personas ilustradas, porque no hay nada que imponga tanto como la desvergüenza y la osadía» (Ibid., pág. 119).

 

285

El periodismo satírico y festivo alcanzó un extraordinario desarrollo a partir del inicio de la época moderada gracias a publicaciones como La Guindilla, La Risa, El Dómine Lucas, El Fandango, El Burro, El Tío Camorra, Don Circunstancias, El Látigo, La Época..., destacando entre todas ellas la dirigida por Cándido Nocedal, El Padre Cobos, probablemente, el mejor periódico satírico del siglo XIX. En los años que precedieron a la Revolución del 68 el número de publicaciones satíricas no descendió, como lo prueba la aparición de El Mosquito, El Cascabel, La Gorda, La Flaca o el no menos célebre Gil Blas, periódico fundado por Luis Rivera, antimonárquico y liberal, que consiguió reunir a un grupo de incisivos periodistas, como R. Robert, M. del Palacio, E. Saco, A. Sánchez Pérez, E. Blasco y F. Balart, que arremetieron contra los personajes más destacados e incluyentes del momento -Narváez, González Bravo, O'Donell, Sagasta, Isabel II, Francisco de Asís, Sor Patrocinio, P. Claret, etc.

 

286

Vid., entre otros, los artículos costumbristas El bohemio, El editor, El zarzuelero, El pianista o El hombre importante publicados en Los españoles de ogaño (1872) o el titulado El contrabandista de obras literarias perteneciente a la colección Los Hombres Españoles, Americanos y Lusitanos pintados por sí mismos (s. a.). En todos ellos se pone de manifiesto la utilización del periódico como arma poderosísima para la creación o destrucción de la fama de un escritor.

 

287

R. ALBERTI, La arboleda perdida, II parte, Memorias, Barcelona, Seix Barral, 1988. Le citazioni del testo si faranno con la sigla A.P.

 

288

R. ALBERTI, Roma, peligro para caminantes, Barcelona, Seix Barral, 1977. Le citazioni del testo si faranno con la sigla R.P.C.

 

289

E' una piazza rettangolare sulla quale sboccano via caratteristiche come Via del Pellegrino, Via dei Cappellari, Via dei Baulari che nelle denominazioni stesse ci portano il ricordo di vecchi mestieri.

 

290

Al centro di Campo de' Fiori, che era anche luogo di esecuzioni capitali, si trova la statua in bronzo di Giordano Bruno (di Ettore Ferrari, 1887), che fu bruciato vivo qui il 17 febbraio 1600. E' rappresentato incappucciato, dritto, con il suo libro stretto fra le mani. Sul basamento sono raffigurati, fra gli altri, Erasmo da Rotterdam, Giovanni Wiclef, Giovanni Huss, Paolo Sarpi e Tommaso Campanella. La dedica di Giovanni Bovio dice: «A Bruno il secolo da lui divinato qui dove il rogo arse».