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El otro gran éxodo de nuestra historia, el de los judíos expulsados en 1492, afectó a unas treinta mil familias según los historiadores más autorizados. Véase Antonio Domínguez Ortiz en «El antiguo régimen: los Reyes Católicos y los Austrias» en Historia de España, Alfaguara III, Alianza Universidad, Madrid, 1979.

 

2

Javier Rubio en su obra La emigración de la guerra civil de 1936 a 1939, Editorial San Martín, volumen segundo, Madrid 1977, sostiene que son exageradas las cifras dadas por algunos exiliados, por ejemplo, Líster, para quien los caídos luchando con los aliados fueron más de 30000.

 

3

Por ejemplo, en la reciente obra colectiva dirigida por André Kaspi, profesor de Historia en la Sorbona, titulada La libération de la France, juin 1944-janvier 1946, editada en 1995 en París por la Librairie Académique Perrin, no se encuentra ni una sola mención a los miles de españoles que participaron, a veces de manera destacada, en los episodios que se narran.

Una excepción de esta tendencia al olvido son los recientes trabajos del historiador Emile Temine y de Geneviève Dreyfus-Armand incluidos en la obra Mémoire et Histoire: la Résistance publicada por Editions Privat, Toulouse, 1995, bajo la dirección de Jean Marie Guillon y Pierre Laborie. También la obra Exils et Migration. Italiens et Espagnols en France 1938-1946 publicado por Editions L'Harmattan, París 1994, bajo la dirección de Pierre Milia y Denis Peschanski, así como el libro Odyssée pour la liberté, Editions Denöel, París 1993, de Marie-Claude Rafaneau-Boj, más adelante citado en su versión española aparecida en Ediciones Omega, Barcelona 1995, bajo el título Los campos de concentración de los refugiados españoles en Francia (1939/1945).

 

4

Véase la descripción de la retirada de los republicanos españoles a Francia en el libro de Marie-Claude Los campos de concentración de los refugiados españoles en Francia (1939-1945), Ediciones Omega, Barcelona, 1995.

 

5

Entre alambradas, Eulalio Ferrer. Editorial Grijalbo, Barcelona 1988. Eulalio Ferrer vive actualmente en México adonde le condujo el exilio.

 

6

Véase su reciente libro autobiográfico La importancia de un hombre sin importancia, Esteve R. Pamies, publicado en edición no comercial en New York (USA) en 1994.

 

7

El historiador francés Jean-Pierre Amalric cifra el número de refugiados españoles entre 450000 y 500000, concentrados prácticamente en un solo Departamento, el de los Pirineos Orientales. Véase su trabajo «El contexto francés e internacional de 1939 a 1945» en Exilios. Guía de comprensión, editado por la UNED en octubre de 1994. Antonio Vilanova en su libro Los Olvidados, Ediciones Ruedo Ibérico, 1969, asegura que «los Servicios Especiales organizados por la Legación de México en Francia en colaboración con los del Ministerio del Interior francés, registraron un total de 527843 refugiados políticos españoles, incluyendo en esta cifra mujeres y niños». De esta cifra total regresaron a España en los meses siguientes «poco más de 100000 personas», según Vilanova.

 

8

Véase Amalric, ob. cit.

 

9

Citado por Eduardo Pons Prades en su libro Los que sí hicimos la guerra, Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1973.

 

10

En una reciente carta al autor (de marzo de 1995) uno de aquellos refugiados españoles oriundo de Cataluña y actualmente residente en los Estados Unidos, Steve R. Pamiés, ya citado más arriba, escribe todavía encolerizado: «Cuando se han agotado 75 calendarios de vida terrenal y los últimos 55 han sido para añorar la patria alejada, un extraviado emigrante se mira al espejo y se pregunta acongojado por los motivos que le separaron de su familia, de sus amigos y de todo aquel mundo maravilloso que dejó atrás. Sí, la vejez infantiliza al anciano y si dicho veterano arrastra imágenes de tres guerras y revoluciones perdidas, los recuerdos se tornan más penosos. (...) Yo sólo sé que pasé doce años en Francia donde se me catalogó de "sale espagnol" en compañía del medio millón de refugiados oriundos de la Península Ibérica. No me quejo por ello ni por otros desprecios que coseché en el país vecino, pero sí confieso haberme sentido encantado de la ocupación alemana en la nación que tan mal nos tratara. (...) Los españoles que se ofrecieron a la Resistencia francesa para desalojar a los alemanes, pagaron un precio muy alto que nunca sería premiado ni gratificado por los nativos...».

Es justo señalar que la actitud de Francia hacia los españoles refugiados cambió radicalmente en el curso de la guerra y especialmente una vez terminada, otorgando a los españoles un generoso estatuto de refugiados políticos. Del reconocimiento de la lucha de los españoles en la Resistencia se hablará más adelante en esta monografía.