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11

Véase a este respecto Popular Film, 30 de junio de 1932.

 

12

Al no haberse localizado en los principales Registros Mercantiles del país ningún documento relativo a la Casa Gaumont, resulta imposible establecer el tipo de relaciones que ésta mantenía con la Gaumont francesa. Si nos fiamos de los movimientos realizados por la Casa Gaumont, y principalmente por su presidente, Eduard-Henri Huet, parece ser que la delegación española disponía de algo parecido a una «franquicia» de Gaumont para España, que le ofrecía prioridad sobre los productos de la empresa matriz para nuestro mercado, pero a la vez le dejaba las manos libres para incorporar a su catálogo otro tipo de materiales.

 

13

El hecho de que Pourtalès y De Courville se conociesen con antelación y formasen, junto a otros como Jacques Favre de Thierrens y D'Abbadie d'Arrast, que también participaron en el proyecto de Bajo el casco de cuero, parte de un grupo de realizadores conocido como el de «los aristócratas» -por su procedencia-, cuestiona seriamente la versión de los hechos que facilita Elías sobre la incursión de De Courville en el proyecto.

 

14

Raufast i Chico, Miquel, «Arthur, Adrien i Robert Porchet en el cinema de la Segona República», en Cinematògraf, junio de 1984, pp. 69-102.

 

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Raufast asegura que conserva la fotocopia del telegrama que Jacques Favre de Thierrens, ayudante de dirección de la película, envió a Adrien Porchet felicitándole por las tomas desde el aire. En el catálogo ya mencionado de Chirat y Romer (1988) no consta la participación en la película ni de los Porchet, ni de Gaspar. Tampoco aparece Elías como responsable del guión, que se asigna a Pierre Sabatier. Algunos artículos aparecidos en revistas españolas sí hacen referencia a la participación como guionista de Elías en Bajo el casco de cuero; véase, por ejemplo: Films Selectos, 28 de mayo de 1932, o El Cine, 4 de agosto de 1932.

 

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A este respecto hemos preferido prescindir de las referencias espacio-temporales con las que Elías enmarca su relato porque incurre en contradicciones irresolubles y olvidos sospechosos. No obstante, mientras no se pueda realizar una investigación en condiciones en suelo francés (consultando archivos oficiales y hemerografía del país), la argumentación global de los acontecimientos que realiza Elías en sus memorias es la única guía cronológica para estudiar el período galo de Orphea. Ello no es obstáculo para afirmar, como decíamos más arriba, que algunos «olvidos» de Elías incrementan sospechosamente su protagonismo en aquellos proyectos en los que participó.

 

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A nadie se le escapa el interés político que los republicanos en el exilio podían tener en una ficción con semejante punto de partida.

 

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Sus palabras exactas sobre la intervención de De Guillén-García en el proyecto son: «Nos ayuda en esta empresa (...) el ingeniero español José María de Guillén García, amigo fraterno del que estas líneas escribe». Elías, Francisco, «El cine español y yo» en Caparrós (ed.), Memorias de dos pioneros, p. 32. Aunque en su texto inédito reconoce: «Es él quien se hizo cargo del abandonado Palacio de las Industrias Químicas, desaloja de él varios centenares de escombros y simultáneamente lo equipa, lo insonoriza y lo adapta con eficacia a sus nuevas funciones de estudio cinematográfico». En otras palabras, diseña su estructura y lo acondiciona; algo lógico, pues estaba plenamente cualificado para este tipo de labores.

 

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La cinematografía en España, 1933-34, Barcelona, 1934.

 

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Es más, incluso es lógico pensar que Macià estuviese, en esos mismos momentos (primer semestre de 1932), mucho más interesado en que prosperase un proyecto de estudios sonoros que entonces pretendía poner en marcha en Sabadell quien había sido durante los duros años del exilio su secretario personal, Josep Carner-Ribalta.