251
Cf.
Lola Badia, «L’“humanisme
català”: formació i crisi d’un concepte
historiogràfic», en Actes del Cinquè
Col·loqui de Llengua i Literatura Catalanes,
Montserrat, 1980, pp. 41-70.
Doy por supuesto que el lector está familiarizado con la
bibliografía y los problemas reseñados en ese
excelente trabajo (de donde tomo las frases a continuación
insertas entre comillas), cuyo planteo, por otra parte, invita
(cf.
p. 45) a un complemento
a ritrosso que
examine los testimonios antiguos de una «conciencia de renacimiento»
(positiva o negativa) en la Corona de Aragón; pues sorprende
que sigan olvidadas manifestaciones tan reveladoras como la
Epistula de
Hispaniarum viris illustribus, de Jeroni Pau, o el
prólogo de Pere Badia a un Nebrija barcelonés de 1505
(cf.
Nebrija a
Catalunya, ed.
F. Rico y A.-J. Soberanas, Barcelona,
1981, pp. 5-6), por aducir
sólo un par de muestras.
252
Para ese período, creo haber recogido todos los datos allegados por otros estudiosos (refiero de nuevo a la rica información de L. Badia) y haberles sumado bastantes desconocidos; el único caso que no considero aquí -aunque lo traté en la versión oral de esta ponencia- merece, por su envergadura, una monografía extensa, según subrayaré en la conclusión.
253
No remitiré sino a su immensum opus reciente: La tradizione del testo di Livio e le origini dell’umanesimo, Padua, 1981-1983; sobre el Par. Lat. 5690, en lo que aquí nos atañe, vid. I, i, pp. 161 ss.
254
G. Billanovich, «Il Boccaccio, il Petrarca e le più antiche traduzioni in italiano delle Decadi di Tito Livio», Giornale storico della letteratura italiana, CXXX (1953), pp. 331-338 (330).
255
Vid. R. B. Tate, Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV, Madrid, 1970, pp. 44-46.
256
A. Rubió, Documents..., II (1921), núm. 233, y I, núms. 336, 337, 377 y nn. 1, 378, 408, 433. No veo ningún apoyo a
la hipótesis de que el Livio catalán de la
British Library (Harleian 4893)
pudiera ser de hacia 1383 y obra de Guillem de Copons, quien en ese
año gestionaba un ejemplar de las Décadas
cerca del Duque de Berry: si don Juan hubiera dispuesto de una
traducción, no habría porfiado «in aliquibus
Ispanie et Francie partibus»
tras una copia
«in latino vel
saltem in ydiomate gallico»
(núm. 377). Ni siquiera se
diría probable que la traducción existiera cuando se
compuso el Scipió e Anibal (cf. n.
261); pues, de existir, el opúsculo carecería de
objeto, y resultaría difícil de comprender que Canals
no reflejara ninguna influencia directa de Livio. En La grant crónica de
Espanya, de Juan Fernández de Heredia (vid.
la modélica edición de los libros I y II por
R. Af Geijerstam, Uppsala, 1964,
p. 44), los catalanismos que se
advierten en las secciones basadas en el texto de Bersuire
dependerán -como otras veces- de la lengua materna del
colaborador que pergeñó la versión aragonesa.
No se descuide que el único Livio presente en la biblioteca
de Martín el Humano estaba escrito en italiano (cf.
F. Bruni, art. cit., p. 346, n. 13).
-Al redactar estas páginas, se me escapó el
artículo de C. J. Wittlin, «La
traducció catalana anònima de les
Històries romanes I-VII
de Titus
Livi»,
Estudis
romànics, XIII (1963-1968), pp. 277-315 (y véase ahora su
prólogo al Livio del Canciller Ayala, Barcelona, 1983),
cuyas conclusiones en nada afectan a las mías.
257
Vuelvo sobre todo ello en La invención del Renacimiento en España, donde trato también de otras dimensiones de los problemas aquí esbozados sólo en relación a Petrarca y el «humanismo catalán».
258
A. Rubió, Documents..., núms. 374-379 y notas.
259
Ibidem, núms. 392 (1388), 405 y n., 407 (1390), 427 (1393).
260
Véase abajo, n. 306.