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261

El ad quem se ha puesto en 1422, fecha de la muerte del homónimo segundo Duque (cf. M. de Riquer, Història de la literatura catalana, I, Barcelona, 1964, p. 455); pero puedo precisar que el explicit («ací jau Anibau, lo gran guerrer») aparece en un inventario que J. M. Madurell i Marimon data en 1410 (Manuscrits en català anteriors a la impremta [1321-1474], Barcelona, 1974, pp. 43-44). Cito por la edición de Riquer, Barcelona, 1935. -Véase Antoni Canals y Petrarca. Para la fecha y las fuentes de «Scipió e Anibal», en el volumen de homenaje a M. Sanchis Guarner, Universidad de Valencia, en prensa.

 

262

Véase Pedro M. Cátedra, «Francesc Eiximenis y don Alfonso de Aragón», Archivo ibero-americano, en prensa.

 

263

El texto es accesible ahora en la utilísima antología de A. G. Hauf, ed., F. Eiximenis, Lo Crestià, Barcelona, 1983, p. 179; una cita falsa de Livio, en las pp. 237-238.

 

264

El lamento sobre «la instabilitat de la fortuna» que en el prólogo (p. 33) atribuye Canals a «Francesch Patrarca, en persona de Paulo Emílio» tiene toda la pinta de ser una recreación fantaseada del planto de Magón moribundo (Africa, VI, 885-918), el pasaje más sabido de todo el poema y único divulgado en vida del autor. Por otro lado, las referencias a Livio en el Libre anomenat Valeri Màximo (ed. R. Miquel i Planas, Barcelona, 1914, I, p. 33, y II, pp. 86-88) proceden claramente de las glosas marginales del manuscrito usado por fra Antoni; compárese G. Billanovich, «Il Petrarca e gli storici latini», en Tra latino e volgare. Per Carlo Dionisotti, I, Padua, 1974, pp. 67-145.

 

265

Cf. R. B. Tate, Joan Margarit i Pau, cardenal i bisbe de Girona, Barcelona, 1976, pp. 241, 280-283.

 

266

Amén de para servir al Duque y dar la enseñanza ya recordada (en la cita de la p. 41), Canals tradujo los fragmentos del Africa por tres razones que enumera en cláusulas rimadas, como el thema de un sermón: «la primera és per mostrar la fortuna temporal como és alanegoza e instable; la sagona és per notar la victòria campal com és duptosa e variable; la terça és per provar la fin del garrer mundanal com és vituperosa e miserable» (pp. 31-32). Petrarca no hubiera vacilado en suscribir las tres razones (para la segunda, por ejemplo, vid. G. Martellotti, ed., De viris illustribus, Florencia, 1964, p. 293, y «La Collatio inter Scipionem, Alexandrum, Hanibalem et Pyrrum. Un inedito del Petrarca...», en Classical, Mediaeval and Renaissance Studies in Honor of B. L. Ullman, II, Roma, 1964, p. 163), ni en asumir las que fra Antoni esgrime para traducir a Valerio Máximo y a Séneca (cf. M. de Riquer, Història..., II, pp. 448-454); y desde luego habría aplaudido lo que en el prólogo al De providència pueda haber de arremetida contra un escolasticismo vulgar afín al mal llamado «averroísmo» que él combatió en el De sui ipsius et multorum ignorantia (para una rápida orientación, véase F. Rico, ed., Petrarca, Obras, I, Madrid, 1978, pp. XXVII-XXX y n. 60; y las bienvenidas acotaciones de M. Batllori, en IX Congresso di Storia della Corona d’Aragona..., La Corona d’Aragona e il Mediterraneo..., I, Nápoles, 1978, pp. 242-244). Pero el punto decisivo no se halla en esas coincidencias de tipo doctrinal, sino en la ceguera de Canals para la estética clásica y el enfoque filológico propugnados por Petrarca y los humanistas.

 

267

Vid. P. Bohigas, en Estudis universitaris catalans, XVI (1931), pp. 93-111, y M. Coll i Alentorn, «Les cròniques universals catalanes», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, XXXIV (1971-1972), pp. 43-50; la fecha dada en esos trabajos puede mantenerse a la luz de lo dicho en mi n. 261.

 

268

Edición de J. Morera Sabater, «Una curiosa correspondencia del año 1386 relativa al Cisma de Occidente», Spanische Forschungen der Görresgesellschaft, serie I, XXII (1965), pp. 202-216 (cito por el número de la carta), quien no menciona el ms. 1249 de la Biblioteca de Cataluña (vid. n. 270). Para la biografía de Des-Pont, M. de Riquer, Obras de Bernat Metge, Barcelona, 1959, p. *50. Corrijo aquí algunas afirmaciones que hice en «Cuatro palabras sobre Petrarca en España (siglos XV y XVI)», en Convegno Internazionale Francesco Petrarca, Roma, 1976 (Atti dei Convegni Lincei, 10), pp. 49-58 (en especial, 52-53), donde me mantenía demasiado apegado a planteamientos que ahora juzgo inexactos.

 

269

«Et pacem de cetero habeamus, qua nihil tranquilius in hoc seculo. Sicut non latet vestre discretionis iudicium, “quam bonum et quam iucundum sit habitare fratres in unum” psalmus [CXXXII, 1] prophetico sermone testatur. Ait etiam: “rogate que ad pacem sunt Ierusalem, et abundantia diligentibus se” [CXXI, 6]. Et inquit Petrarcha: “qui non litigat celebs est, quia ex unitate animorum et bone pacis concordia, que de inimico amicum constituit, exulat a corde asperitas rancoris, salus hominis utriusque conservatur, ‘parve res crescunt, velut ex discordia maxime dilabuntur’”. Hec Deo grata est et hominibus, cum idem est sensus oris et cordis et quod ore depromitur a cordis sentencia non discordat. Quid vero tranquilla pace serius, quid ipsa salubrius? Nonne pax nobis fuit salutatio Christi [Mateo, X, 12], nonne illam suis reliquit discipulis, cum rediit unde venit? [Juan, XIV, 27] Quid aliud nisi pacem ymnus canit angelicus [Lucas, II, 14] et tercius Agnus Dei. No hallo en Petrarca el texto que le atribuye Des-Pont (concluya donde concluya la supuesta cita), ni reconozco apenas ahí el estilo petrarquesco. Pero el par de frases que he distinguido con comillas simples contiene una sentencia de Salustio, Yugurta, X, 6 (también en Séneca, A Lucilio, XCIV, 46), que Petrarca aduce en Familiares, XII, ii, 14: es decir, en la celebérrima Letra de Reyals Costums (como se le llamó en la versión catalana, luego incluida en el Tirant lo Blanc, CXLIII, y retraducida al castellano), que tuvo una increíble difusión aislada del resto de las Familiares. Des-Pont, directa o más bien indirectamente, podría depender de una glosa a la epístola en cuestión (o quizá de un comentario como el inédito de Barbato da Sulmona). También podría estar fantaseando como el obispo Sagarriga al utilizar esa misma carta y ese mismo extracto de Salustio (véase abajo, n. 300). Pero nótese que la sentencia del Yugurta era pieza habitual en los florilegios: de ellos la toma sin duda Marc de Villalba (en la p. 144 del parlamento luego discutido, n. 302), y posiblemente hace otro tanto Felip de Malla, Memorial del pecador remut, ed. M. Balasch, I, Barcelona, 1981, pp. 191-192 (cf. J. Perarnau, ed., F. de M., Correspondència política, I, Barcelona, 1978, p. 50, n. 111). Y opino que la falsa atribución de Des-Pont (si realmente lo es) se explica bien como error producido en la consulta o en la compilación de una antología que a su vez estuviera en deuda con Familiares, XII, ii, 14.

 

270

El ms. 1249, apud M. de Riquer, Obras de B. Metge, p. *50, lee «meliores» y trae algunas variantes claramente corruptas.

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