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1

PABLO ROCCA (Montevideo, 1963). Doctor en Letras (FFLCH, Universidade de São Paulo). Profesor Titular de Literatura Uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad de la República, Montevideo, Uruguay). Dirige el archivo cultural en tal institución universitaria pública (véase: www.sadil.fhuce.edu.uy). Ha enseñado en Universidades de Argentina y Brasil; participó en congresos en diversas partes de América Latina y de Europa. Traductor del portugués, entre otros, de Machado de Assis. Entre sus libros: 35 años en Marcha (Crítica y literatura en el semanario Marcha y en Uruguay), 1991; Horacio Quiroga, el escritor y el mito, 1996 (reed. 2007]; Historia de la literatura uruguaya contemporánea, 1996-1997, codirección con Heber Raviolo; Ángel Rama, Emir Rodríguez Monegal y el Brasil: Dos caras de un proyecto latinoamericano, 2006; Las revistas culturales del Río de la Plata (1942-1964) (2009). Prologó el tomo III de las Obras Completas de Juan Carlos Onetti y participó de su investigación (Madrid, Galaxia Gutenberg).

 

2

Fernando García Esteban, Vida de Florencio Sánchez, Montevideo, Alfa, 1970 (2.ª edición aumentada y corregida).

 

3

Jorge R. Lafforgue «Introducción, compilación y notas» a Florencio Sánchez, Obras Completas, Buenos Aires, Schapire, 1968.

 

4

Cinco días después de embarcarse en Buenos Aires, encontrándose en Río de Janeiro, Sánchez le escribe a su amigo Julián Nogueira: «Hasta aquí, ni pensar, ni escribir, ni leer. No sé si más adelante cambiarán las cosas, pero hasta ahora no he podido fijar la imaginación en nada serio». Ver Eduardo Acevedo Díaz, «Los últimos momentos de Florencio Sánchez», en Crónicas, discursos y conferencias, Páginas olvidadas, Montevideo, Claudio García y Cía. editores, 1935. [Texto fechado en «Rio de Janeiro, 15-II-1913»]. Además en Revista de la Biblioteca Nacional, Montevideo, n.º 11, octubre 1975. Quizá ese impacto emocional ante paisajes y situaciones nuevas -con su enfermedad que se agrava-, haya continuado en los meses siguientes, dejándole escribir nada más que artículos para La Nación, de Buenos Aires y La Razón, de Montevideo. Sin embargo hay otras pistas. En una carta a Pablo Minelli González, fechada en Génova el 7 de diciembre de 1909, op. cit., avisa: «[...] quizás, quizás escribiré una obra teatral que me escarabajea la mente. "Poi, ritornare a Roma. Y en una epístola al mismo corresponsal, el 22 de diciembre de ese año, dice: «¡Ah! Me olvidaba decirle que en la Riviera no sólo he escrito doce correspondencias (pequeños artículos) para La Razón, que ya están en marcha, sino que me he puesto a hacer un trabajo destinado también a Grasso: a estirar tres actos una pieza en uno ya estrenada: "Marta Guni". Estoy por el tercero, y creo que va a ser otra sorpresa para Grasso». Nada sabemos de estos originales. Por más pistas y precisiones biocríticas, véase Roberto Ibáñez, «Florencio Sánchez. Aportes y enmiendas a su biografía», en Revista de la Biblioteca Nacional, Montevideo, n.º 11, octubre 1975. Osvaldo Pelletieri y Roger Mirza (compiladores), Florencio Sánchez entre las dos orillas, Buenos Aires, Corregidor, 1998. Óscar Brando (coordinador), El 900, Montevideo, Cal y Canto, 1999, así como Walter Rela, Florencio Sánchez. Guía bibliográfica, Montevideo, Ulises, 1967.

 

5

David Viñas, «Florencio Sánchez y la revolución de los intelectuales», en Literatura argentina y realidad política, Buenos Aires, Jorge Álvarez Editor, 1964. Véase, también, en este volumen, Osvaldo Pelletieri, «La universalización del teatro del novecientos».

 

6

Ver Eva Golluscio, «Los caballeros del ideal».

 

7

Adolfo Prieto, El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.

 

8

Washington Lockhart, «Florencio Sánchez en Mercedes», en Cuadernos de Mercedes, Mercedes, n.º 4, setiembre de 1964.

 

9

Opinión homóloga a las que expone varios años después por boca de Eduardo en la pieza En familia (Acto II, escena II), en las palabras del Señor Díaz (Nuestros hijos, Acto I, escena X) y en dos conferencias dictadas en Uruguay, en 1907 y 1908.

 

10

Prueba de la dudosa fidelidad a los manuscritos por cuenta de los editores ha sido la incorporación de «M'hijo» en lugar del vocablo fonetizado «Mijo», que Sánchez empleó en toda ocasión, y no sólo en la obra de referencia. Consideramos, entonces, que una versión impresa de este texto debería registrar esa palabra y no la forma estándar.