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1

«El lenguaje», Revista de Filología, Madrid, 1 (1912), pp. 14-16, 37-40 y 85-95.

 

2

En este punto, la valiosa -y utilísima- obra de Lázaro Carreter traduce la definición de Marouzeau. He aquí la referencia bibliográfica de las ediciones que manejo: J. MAROUZEAU, Lexique de la terminologie linguistique. Français, allemand, anglais, París, 1943: FERNANDO LÁZARO CARRETER, Diccionario de términos filológicos, Madrid, 1953; JOAQUIM MATTOSO CÂMARA JR., Dicionário de fatos gramaticais, [Rio de Janeiro], 1956.

 

3

Se trata de un eslabón -uno más- en la vieja disputa sobre la situación del portugués del Brasil con respecto al portugués peninsular. La cuestión vale también para el inglés y para el español. Una exacta y ecuánime exposición del problema fue hecha por AMADO ALONSO en Castellano, español, idioma nacional. Historia espiritual de tres nombres, 2ª ed., Buenos Aires, 1948. Las pp. 150-154 exponen el estado de la cuestión en el Brasil. Posteriormente, el problema ha reverdecido -con todos sus viejos motivos- en el violento libro de HERBERT PARENTES FORTES, A questão da língua brasileira, Rio de Janeiro, 1957 (es el tomo 2 de la obra A língua que falamos).

 

4

Véase MATTOSO CÂMARA, op. cit., p. 95a, s. v. falares, donde se repite el uso incorrecto de língua y se comete un nuevo yerro al decir que los dialectoslínguas regionais») son conjuntos de falareslínguas que... divergem da língua geral»).

 

5

A. DAUZAT, Les patois. Évolution. Classification. Études, Paris, 1946, p. 5.

 

6

El investigador emplea patois como sinónimo de dialecte: «tous les patois romans de la France... sont les innombrables rejetons d'un seul arbre, le latin» (op. cit., p. 5)

 

7

V. GARCÍA DE DIEGO, «Dialectalismos», RFE, 3 (1916), 301-318; «El castellano como complejo dialectal y sus dialectos internos», RFE, 34 (1950) 107-124.

 

8

Véase G. ROLHFS, Le gascon. Études de philologie pyrénéenne, Halle-Salle, 1935, p. 1. Antes, en 1879, ACHILLE LUCHAIRE había defendido la misma postura en su venerable obra Études sur les idiomes pyrénéennes, p. 193.

 

9

Véase el magnífico libro de Amado Alonso que he citado en la nota 3.

 

10

Véase NAVARRO TOMÁS, ESPINOSA y RODRÍGUEZ CASTELLANO, «La frontera del andaluz», RFE, 20 (1933), p. 226.

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