Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

291

De admirar es esta singular prudencia de Jaime I en edad tan juvenil y en ánimo tan sediento de combates y peligros. Las condiciones eran muy aceptables en verdad; pero el deseo de sangrienta venganza, y de mas opimo botin por ventura, hizo preponderar en el consejo el clamor algo feroz y temerario de los parientes de Moncada, que eran numerosísimos por lo visto, y que tributaban una especie de culto á la memoria del vizconde de Bearne. La prevision y templanza del rey cobra realce con la digna firmeza que opuso luego á las tardías instancias de los nobles para que entablara de nuevo los tratos que habian rechazado con tan injusto desden.

 

292

Desclot atribuye el rompimiento de las negociaciones á la desconfianza que cobró de los cristianos el valí sarraceno, al ver la ancha brecha que durante las treguas abrió en sus muros una mina practicada por la gente del paborde de Tarragona; bien que Jaime I fiel á su palabra y noticioso de que el enemigo trataba ya de rendírsele á discrecion, se interpuso en el camino á sus soldados mandándoles retroceder. Al otro dia de roto el concierto, añade el mismo cronista, salióse de la ciudad y se presentó en el campamento un hijo del valí, á quien el monarca acogió benignamente mantcniéndole y proveyéndole de todo lo necesario. No debe este confundirse con otro hijo del valí, niño de trece años, entregado en rehenes al conquistador por los refugiados de la Almudaina; y es posible que se refiera al primero lo que del segundo dice Zurita, «que despues se hizo cristiano y se llamó don Jaime, y casólo el rey con una doncella principal que se decia doña Eva, que era hija de don Martin Roldan y nieta de don Roldan del linaje de Alagon, y fueron señores de Gotor; y confirmóles el rey (en Zaragoza á 30 de mayo de 1250) la baronía de Illueca y Gotor, y huvieron á don Blasco de Gotor que fué padre de Miguel Perez de Gotor».

 

293

La corrupcion de este nombre ha dado origen á la formacion del de Retabohihe, como llaman comunmente nuestros historiadores al rey de Mallorca. Sin embargo el que le dan las historias árabes es tan inconciliable con el de Abu Yahie, como lo demás de su relacion acerca de la conquista de las Baleares. Oigamos lo único que sobre este punto nos trasmite Conde en la 4.ª parte cap. 2.º de su Historia. «En este año (629 de la égira), con gran poder y aparato de naves 'fué el tirano Gaymis contra Mayorcas, entendiendo Cid Muhamad (el valí desposeido de Valencia á quien nuestras crónicas llaman Zeyt Abuzeyt) y los suyos que iba en su favor y ayuda. Se apoderó de los puertos y entró en la isla principal, venciendo los esfuerzos y gloriosa constancia del valí de ella Said ben Alhakem Abem Otman el Coraisi de Tabira de Algarbe. Este caudillo puso emboscadas á los cristianos y les causó en ellas gran matanza, que no les permitía dar paso que no le regasen antes con su propia sangre: pero fué forzado á retraerse y encerrarse en la fortaleza en dia mártes 14 de safer del año 629 (10 de setiembre de 1231 segun la reduccion de égiras por Masdeu), y en ella se defendió algun tiempo; pero como no había esperanza de socorro, se entregaron quedando tributarios con ruines condiciones, y lo mismo hicieron los xarifes de Minorca y de Yehiza que se ofrecieron por vasallos y tributarios del rey Gaymis. Eran estos cuatro jeques Abdala Sahib de Hasnaljuda, Aly de Beni-Saida, Aben Yahie Sahib de Beni-Fabin y Muhamad Sa-hib de Alcayor, los cuales otorgaron su vasallaje. Quedó Aben Otman por valí de las islas á peticion de los muslimes, y permaneció hasta que se levantó allí contra él por envidia el cadí Abu Abdala Muhamad ben Ahmed ben Hisem; y sus desavenencias fueron causa de que los cristianos los visitasen otra vez y les agravasen el tiránico yugo que les habian puesto».

La primera dificultad que se ofrece es respecto de la cronología, pues el año 629 de la égira corresponde al de 1231, y es un hecho incontestable que la toma de la ciudad acaeció en el postrer dia de 1229. En nuestras crónicas no se habla de emboscadas ni de grandes matanzas de cristianos, aunque la divergencia de unas y otras relaciones en este punto es sobrado comprensible. La defensa de la fortaleza, si por ella se entiende la Almudaina y no la ciudad misma, no duró mas de pocas horas. El valiente Aben Otman, ora sea distinto de Abu Yahie, ora el mismo, no quedó por valí de las islas ni fué suplantado por rival alguno, permaneciendo Mallorca desde luego poseida y poblada de cristianos. Pocos años despues Iviza fué tomada asímismo y guardada por los vencedores; solo en Menorca se mantuvieron los sarracenos en clase de tributarios, y solo á esta isla puede referirse el vasallaje de los cuatro jeques, la discordia suscitada por el ambicioso cadí y la segunda visita de los cristianos. Pudiéramos decir que Aben Otman, ó sea quien fuese el valí mallorquín, obtuvo con el gobierno de Menorca una escasa indemnizacion del perdido reino, si el silencio de nuestras crónicas y varias de las indicaciones no rechazaran semejante conjetura. Tamaña confusion como se nota en la relacion árabe manifiesta que el historiador escribia á mucha distancia de los sucesos.

 

294

Digna y patética introduccion de la magnífica arenga que sigue, si ya mas bien que arenga no merece llamarse un esquisito trozo de poesia oriental! Aun hecha en el dia con tantos estudios críticos, con tantos recursos literarios, pareciera admirable tan perfecta imitacion de los pensamientos, de las imágenes, del lenguaje y colorido arábigo, cuanto mas en unos tiempos en que los mismos modelos clásicos apenas eran conocidos. La literatura lemosina no ha producido retazo mas brillante que este capítulo entero. El fondo y la sustancia del razonamiento se encuentra bien que muy diminutamente en la crónica real: pero en su ampliacion pareció escederse á sí mismo el buen Marsilio, entre cuyas dotes descuella la delicada propiedad con que presta á cada personaje las espresiones mas convenientes á su carácter, condicion y raza. ¿No es singular hallar en una crónica del siglo XIV lo que, en vano casi siempre, se busca en los mas celebrados dramas del XIX?

 

295

Ciento y catorce habian pasado desde la retirada de los pisanos y recobro de Mallorca por la armada del califa Yusuf, y ciento treinta y cuatro desde que los almoravides, espeliendo á los reyes de Denia, tomaron posesion de la isla á nombre de su príncipe titulado miramolin o mas bien amir amuminin (gefe de los creyentes: esta época, mas bien que la otra, parece ser la que aquí se toma por punto de partida. Los soberanos almohades al destruir el imperio de los almoravides heredaron su dictado de miramolin y Abu Yahie gobernaba por ellos la isla, no como rey segun dicen las crónicas, sino como jeque, said ó valí, sinónimo de gobernador, prefecto ó virrey. En la crónica real espresa claramente él mismo que de manos de su emperador habia recibido el poder y señorío. El gobierno de Mallorca dependia del de Valencia, cuyo valí rendia á su vez homenage al amir ó califa almohade de Marruecos; aunque, arrojado en 1228 del reino valenciano Cid Abu Abdala Muhamad hijo y hermano de dichos califas por Abu Giomail Zeyan ben Mardenis que era enemigo dc los almohades, ignórase si nuestro valí estaba por el desposeido ó bien por el usurpador, y de cual de los dos habia recibido la investidura. Solo observaremos cuan improbable parece que Jaime I atacara tan pronto á un súbdito ó aliado fiel de Cide Muhamad á quien abiertamente protegia.

 

296

Acerca de las últimas operaciones del sitio, y de los asaltos que precedieron al definitivo, nos suministra Desclot noticias abundantes para seguir casi dia por dia los progresos de los sitiadores, cuya serie creemos oportuno intercalar aquí, presentándolos por órden bajo un golpe de vista.

Por el mes de noviembre, los aragoneses abren una mina, y otra el conde de Ampurias; la primera es abandonada por aquellos de resultas de una terrible escaramuza, y vuelven á abrir otra en la cual fueron mas afortunados, derribando hasta treinta brazas de la barbacana; la del conde de Ampurias abre segunda brecha, y se intenta cubrir el foso de maderos, pero la lluvia que desde antes del dia de S. Martin cayó sin interrupcion durante siete semanas, destruye y paraliza los trabajos (S. 42).

De sus dos trabucos deshechos forman el rey y don Nuño dos castillos bien guarnecidos y escaleras para el asalto. Pero los sitiados con sus disparos logran romper un pié á la máquina principal llamada Arnaldas, y no pudiendo ser reemplazada por el trabuco que habian construido al principio los marinos provenzales y marselleses, á causa de los lodos que impidieron su traslacion, hubo el rey de deshacer su castillo para volverlo á la forma de trabuco, hasta tanto que la máquina Arnaldas, reparadas sus averías, pudo funcionar nuevamente. Al amanecer el dia de S. Andrés aparecen derribadas por la mina del de Ampurias treinta brazas de la muralla, y apercíbense á entrar los sitiadores, como lo hubieran conseguido, á no acudir el rey sarraceno con todo su poder á la defensa de la brecha, y á no haberse levantado mas adentro para cubrirla un grueso muro de tres varas de alto (S. 45).

Sábado 1.º de diciembre. Húndese en el foso el muro y la torre de poniente minada por el conde de Ampurias. (S. 46).

Domingo 2.º Comulga el ejército y prepárase con santo ardor al asalto; penetran por la brecha trecientos soldados seguidos de otros muchos; pero los sarracenos, concentrando sus fuerzas, logran rechazarles y despeñarles en el en el foso; lanzándoles encima dardos y piedras y cal viva y estiércol. Duró la batalla de sol á sol , pereciendo sola nueve cristianos y trecientos sarracenos con docientos heridos, desnivel á la verdad increíble. El ataque se dió probablemente, ácia la puerta de Bebalcofol (de santa Margarita), cuya estrecha abertura, de solos siete palmos entonces impidió aquel dia la toma de la ciudad.

Lunes 3. Cae de noche otra torre socavada tambien por el de Ampurias; y poniéndose en celada muchos caballeros y peones al abrigo de su mina, suben al muro hasta docientos de los primeros: pero mal secundados por los demás, y volviendo en sí los sarracenos de su terror, les envuelven y derriban malamente y matan á treinta y tres (S. 47).

Martes 4. Redoblan sus disparos contra el muro las máquinas é ingenios de batir; desplómase el arco del portal, y sus puertas de hierro caen abrasadas al foso. Por aquellos dias abre don Nuño otra mina por la parte oriental confiando su direccion á Oliver de Térmens, y consigue derribar con ella catorce brazas de la barbacana: pero los sarracenos por medio de una contramina los ohligan á abandonarla. El paborde de Tarragona formando una gran mina derriba diez brazas del muro principal (S. 48).

Al cabo de ocho días á mediados ya de diciembre, serenado por fin el tiempo, el castillo de don Nuño que por causa de las lluvias estaba como encallado en los lodazales, fué arrastrado hasta el foso por los marselleses, empezó á maniobrar contra la ciudad con grave daño de los sitiados. Cólmase luego el foso con maderos, y para apagar el fuego que los sitiados habian prendido á la leña por medio de una mina, manda torcer el rey el curso de la acequia precipitándola en el foso. Este incidente acaecido en domingo, segun refiere mas largamente Marsilio en el cap. XXVII, debió ser á 16 ó á 23 de diciembre. (S. 49).

 

297

Desclot dice algo mas sobre la ocasion de haberse prestado este heroico juramento, á saber: que convidado por Benahabet el conde Nuño á celebrar con él las navidades en Pollensa, al despedirse en pleno consejo sin que nadie se atreviera á manifestarle su descontento, sobrevino el de Ampurias, quien informado del hecho díjole que si él se ausentaba, todos ellos harian otro tanto; que entonces don Nuño, renunciando á su intento, entre animoso y despechado propuso que juraran todos, especialmente los caudillos, morir ó vencer en el dia del asalto para que así fuese comun el peligro. Afirma aquel cronista que el rey prestó tambien dicho juramento, á pesar de la resistencia de los barones que no querian consentirle el entrar en la ciudad hasta despues de ganada. Las cláusulas del juramento las trae Desclot mas enérgicas y espresivas aun en el S. 51, y entre otras, que los caudillos precedieran á sus gentes y clavaran ellos mismos las banderas sobre el muro, que todos hirieran al prófugo, por deudo suyo que fuese, lo mismo que al enemigo, que nadie lamentara la muerte de los suyos, que nadie tomara albergue ó botin alguno hasta la toma definitiva de la ciudad. El dia prefijado para el asalto quedó secreto entre el rey y sus consejeros para que de resultas de alguna imprudencia no llegara á noticia de los infieles. Al juramento siguió una plática pronunciada por un obispo, sin espresar si fué el de Gerona ó el de Barcelona.

 

298

En el testo latino de Marsilio y en la crónica del rey se lee Berbelet que es la misma que Beb-al-beled, tantas veces nombrada en el libro del repartimiento, junto á la cual se abrió despues la puerta que, traducida la denominacion árabe de aquella, se llamó del Campo. El castillo del Temple era el segundo de la ciudad despues del alcázar real, y es por ventura el que Desclot llama dels Jueus y los sarracenos almudaina de Gomera, de la cual hablaremos mas estensamente en el apéndice del repartimiento.

 

299

De los sucesos de estos días debemos á Desclot algunos pormenores que nos permiten seguir el diario en esta forma:

Martes, dia de Navidad. Oye misa el rey con sus barones, comulgando en seguida, y arma caballero á Carroz; pásase el día en paz y alegremente sin la menor escaramuza.

Miércoles 26 diciembre. Derriban los sitiadores catorce brazas del muro con los tablados y garitas de encima, y minan los cimientos del muro mayor en una estension de diez y seis brazas, hincándole maderos á modo de cuñas; mas á pesar de haberles metido fuego, el muro se mantiene en pié, hasta que en mitad de la noche se desploma con grande estrépito por sí mismo.

Jueves 27. Allanan los cristianos y hacen practicable la brecha defendida ya por otro muro que mas adentro habian levantado los sarracenos; y aunque los sitiadores tambien este lo tenían minado, lo dejan en pié para que fiado en su amparo el enemigo no pensase en construir otro, y reservan su fácil derribo para el dia del asalto.

Desde el dia 26 empiezan las rondas de que habla el testo, las cuales, segun la crónica del rey, se alargaban á una ó dos leguas del campamento, y obligadas por el frio volvian á las taridas y barracas; añadiendo que poco seguro el rey de su vigilancia, y sabiendo que no se hallaban las avanzadas en su puesto, se levantó de noche á reprenderlos y los sustituyó con otros de su mesnada y de la de los ricos hombres.

 

300

Car éram tant sensibles, dice el rey en su crónica, que quant s'acostavan á la tenda, ja ho sentiam. No fué este el único ni el postrer insomnio que ocasionaron á Jaime I los cuidados de la campaña, temiendo mas á veces por la firmeza y perseverancia de los suyos que del poder ó asechanzas de los enemigos. Algo llevamos indicado de la indisciplina de los soldados, de la veleidad de los caudillos, de los celos y siniestras miras de los barones; oigamos ahora como describe en su crónica él mismo una de tantas noches de congoja, la que pasó en el castillo del Puig en Valencia antes de tomar la capital, cuando todos los barones y caballeros cansados de las fatigas de la guerra habian resuelto volverse á sus casas; E ja fos en temps de janer que fa gran fret, contornam nos la nuyt pus de C vegadas en lo lit de la una part e de l'altra, e suávam tant be com si fóssem en bany. E quant haguem molt pensat, adurmim nos per lassetat del vetlar que havíam feyt. E quant vench entre mitja nuyt e alba, nos nos despertam e tornam en nostre pensament, e pensam nos que haviam á fer ab mala gent, car al mon no ha tant sobrer poble com son cavalers.

Indice