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Hopewell

Santos Zunzunegui





Durante los últimos años ha venido creciendo de forma exponencial la atención dedicada al cine español por parte de los estudiosos foráneos. Pero esta atención que ha contribuido a producir la «visibilidad» internacional de nuestro cine, no se ha llevado a cabo sin una contrapartida, quizás inevitable: al centrarse en ciertos autores, al subrayar determinadas orientaciones temáticas, al volcar sobre un cine tan singular como el español toda una serie de opciones teóricas preformadas que acaban funcionando como filtro selectivo, estos trabajos -o al menos una buena parte de ellos- han terminado homologando ese cine, antes tan huérfano de estudios, con la figura de un iceberg del que apenas emerge una mínima parte, mientras el grueso de su volumen global se mantiene en una manifiesta (y significativa) «invisibilidad».

Esta orientación, perfectamente identificable en la literatura anglosajona proveniente del otro lado del Atlántico y que (sino de los tiempos marcados por un poder imperial que no encuentra ya contestación alguna) corre el riesgo de convertirse en el modo dominante que tiende a adoptar la «mirada extranjera» vertida sobre nuestro cine, supone un contrapunto pertinente para la adecuada valoración de la obra que la AEHC quiere celebrar hoy: los trabajos sobre el cine español de un estudioso británico que ha producido el conjunto de textos que mejor han sabido navegar por el estrecho paso existente entre el Scilla de la fascinación por esos aspectos de nuestra cultura que parecen funcionar como reclamos insoslayables para tantos hispanistas, y el Caribdis del acercamiento a distancia (permítasenos la paradoja) que ignora las verdaderas determinaciones del objeto cultural aparentemente sometido a observación.

Porque dos son los aspectos a destacar en la obra de John Hopewell (o, cariñosamente, Juanito Hopewell, para colocarlo en la tradición de esos viajeros británicos, auténticos exploradores de nuestra cultura e idiosincrasia de la que es memorable ejemplo don Jorgito Borrow):

Primero, su «perseverancia» en la atención. Desde el inicial Out of the past, hasta los más recientes informes publicados en revistas como Variety, pasando por la edición española de su texto fundamental, el corpus producido por Hopewell acerca del cine español del postfranquismo es, sin duda, una excelente aproximación a los vericuetos y senderos por el que viene discurriendo recientemente un cine que se mueve entre los polos que suponen la difícil voluntad de modernidad y el deseo de fidelidad a una historia cultural que lo particulariza y vivifica en tiempos en los que la incolora homogeneidad jaleada desde los medios de comunicación de masas parece imponerse como único modelo a seguir.

Segundo, porque la obra de Juanito, lejos de estancarse en una aproximación esclerotizada (otro de los rasgos más notables de muchos de los artículos y volúmenes que toman nuestro cine, literalmente, como pre-texto), se ha ido modificando a medida que la profundización en nuestra cultura, y un mejor conocimiento de la infraestructura industrial y artística del cine español, le iban desvelando ciertos aspectos que sólo se revelan ante un observador «paciente» y dispuesto a «entender».

Basta comparar la versión inglesa de su libro con la española (de hecho, un libro bien diferente del primero) para valorar en su justa medida la tarea llevada a cabo por Hopewell ajustando el foco, en primera instancia, para modificar la relación entre primer término y fondo; haciendo uso de la profundidad de campo, a continuación, para situar en perspectiva (sobre el fondo de la singularidad de la cultura española y de algunas de sus tradiciones más vivas) el cine español no sólo en sus relaciones con el resto de los cinemas europeos o con el hegemónico yankee, sino con sus propias raíces. Raíces que no son convocadas como ejercicio de erudición hueca, sino con la convicción de que suponen el único «contexto» capaz de activar la totalidad de significaciones producidas por un conjunto de films que todavía siguen esperando, en muchos casos, que alguien los rescate de la indiferencia cuando no del desprecio del que hacen gala tantos y tantos críticos fascinados por la reverberación de esos abalorios que (no sé si en justa retribución al cabo de los siglos) nos son enviados periódicamente por las multinacionales del espectáculo desde la otra orilla de la mar océana.

Ésta sería la mejor lección que podemos extraer del trabajo de Hopewell: dejando al margen pretensiones teóricas que no pocas veces tienden a oscurecer los rasgos pertinentes del objeto estudiado so pretexto de «someterlo» (y empleo esta palabra en su acepción más brutal) al escalpelo de la más reciente moda teórica, la necesidad de volver a repensar la noción de contexto de estudio. No para caer en una hueca reivindicación de la necesidad de situar el cine español sobre el fondo de nuestra historia cultural (lo que sería una observación banal), sino para estudiar la manera concreta en la que cada film reescribe, modifica y expande la única herencia capaz de asegurar el mantenimiento de una voz propia al margen tanto del esperanto multinacional como del insípido europudding propugnado por los burócratas de esa entelequia cultural llamada Europa.

Al aplicar una mirada que se sabe distinta a la nuestra, pero que no duda en confrontarse con ésta, el trabajo de Hopewell ha ido un poco más lejos que la mera oferta de un espejo en el que reconocernos. En las deformaciones de su lectura encontramos no un dibujo esperpéntico de nuestro cine, sino un fértil ámbito de discusión. Bastaría este hecho para reconocer en Juanito a «uno de los nuestros».





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